Era un bello invierno en Seúl. Los copos de nieve caían lento, cubriendo toda la ciudad. La temperatura era algo baja así que debían estar bien abrigados al salir.
Tae Min estaba visitando la casa de su novio Min Ho. Habían planeado tener una tarde especial en casa, mientras bebían chocolate caliente. Los dos estaban acurrucados en el sofá, cubiertos por una manta. Veían los especiales que pasaban por televisión.
-¿Qué hora es? -preguntó el menor de los dos.
-Son... las 4:45 p.m.
-¿Ya es tan tarde? -sacó su celular para confirmarlo. Se quitó la manta y fue a llevar la taza a la cocina.
-¿Qué pasa, Tae Minnie?
-Le prometí a mamá que llegaría antes del anochecer. Esta preocupada por si nieva.
-Puedes quedarte aquí, entonces.
-Quisiera pero ella no me dará permiso. Lo siento -le dio un ligero abrazo, como parte de la disculpa.
-Vale. Traeré tus cosas -se levantó y fue a su cuarto.
Sin la manta, sentía algo de frío. Vio sobre su cama la delgada chaqueta con la que llegó el menor en la mañana. No iba a permitir que se congelara al salir.
-Mira -llegó a su lado, pasándole la chaqueta.
-Graci...
Se detuvo al ver como el mayor sacaba otra chaqueta más gruesa detrás suyo y se la colocaba. Cerró la cremallera hasta arriba antes de rodear su cuello con la bufanda. Cubrió su cabeza con un gorro y sus manos con unos guantes.
-Ya estás listo.
-¿N-no es mucha ropa?
-Te hará daño el frío y el camino es largo -le besó la frente-. Así estarás bien.
Tae Min suspiró y soltó una risa.
-Nos vemos luego. Te llamaré cuando llegue a casa -sacudió su mano y salió a la calle. Parecía un pingüino con toda la ropa que llevaba.
Satisfecho, Min Ho entró de nuevo a casa.
(Repetición)
Era un bello invierno en Seúl. Los copos de nieve caían lento, cubriendo toda la ciudad. La temperatura era algo baja así que debían estar bien abrigados al salir.
Tae Min estaba visitando la casa de su novio Min Ho. Habían planeado tener una tarde especial en casa, mientras bebían chocolate caliente. Los dos estaban acurrucados en el sofá, cubiertos por una manta. Veían los especiales que pasaban por televisión.
-¿Qué hora es? -preguntó el menor de los dos.
-Son... las 4:45 p.m.
-¿Ya es tan tarde? -sacó su celular para confirmarlo. Se quitó la manta y fue a llevar la taza a la cocina.
-¿Qué pasa, Tae Minnie?
-Le prometí a mamá que llegaría antes del anochecer. Esta preocupada por si nieva.
-Puedes quedarte aquí, entonces.
-Quisiera pero ella no me dará permiso. Lo siento -le dio un ligero abrazo, como parte de la disculpa.
-Vale. Traeré tus cosas -se levantó y fue a su cuarto.
Sin la manta, sentía algo de frío. Vio sobre su cama la delgada chaqueta con la que llegó el menor en la mañana. No iba a permitir que se congelara al salir.
-Mira -llegó a su lado, pasándole la chaqueta.
-Graci...
Se detuvo al ver como el mayor sacaba otra chaqueta más gruesa detrás suyo y se la colocaba. Cerró la cremallera hasta arriba antes de rodear su cuello con la bufanda. Cubrió su cabeza con un gorro y sus manos con unos guantes.
-Ya estás listo.
-¿N-no es mucha ropa?
-Te hará daño el frío y el camino es largo -le besó la frente-. Así estarás bien.
Tae Min suspiró y soltó una risa.
-Nos vemos luego. Te llamaré cuando llegue a casa -sacudió su mano y salió a la calle. Parecía un pingüino con toda la ropa que llevaba.
Satisfecho, Min Ho entró de nuevo a casa.