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Drabbles por Pato359

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Apretó un poco el mando que tenía entre sus manos. En vez de seguir el juego, se había quedado viendo hacía Seung Ri, quien estaba sentado delante de él, totalmente sumido en el video juego que había comprado unas horas antes.

La concentración del panda era tan alta que no podía sentir su mirada sobre él. Noto lo tersa que parecía su piel. Desde el inicio de su cuello hasta las bolsas negras que habían bajo sus ojos. ¿Acaso eran más profundas? ¿estaba durmiendo bien? Sabía que no hace mucho habían terminado los exámenes en la universidad. Seguramente había estado estresado.

Siguió observando su cabello negro. Como habían estado sin hacer nada relevante, ni siquiera lo había arreglado. Estaba todo aplastado, cayendo sobre su rostro.

Se deslizó por su nariz para llegar a sus labios. Cuántos no había fantaseado con tenerlos cerca y darles una probada. Quizá una mordida. Podría besarlos todo el tiempo. Pasaría una noche en vela con tal de no separarse de aquella tentación. Podría explorar su cuerpo con sus manos mientras lo hacía. Poseerlo, hacerlo suyo. Marcar su cuello, hacer entender a todos que ese hombre ya tenía un dueño y no lo dejaría escapar nunca.

Pensarlo era realmente fácil. La parte de la confesión era compleja. Podía preparar algo sencillo, declararse y ya. Sabía que Seung Ri lo aceptaría. Había captado las miradas que le daba cuando estaban solos, o que marcaba como favorito los mensajes en los que le decía algo lindo. Pero qué lo detenía.

Apretó un poco más el control, sentía como si estuviera perdiendo la fuerza. Hace ya unos meses que sentía aquellos vacíos. El cáncer lentamente se iba apoderando de su cuerpo. No podría tolerar que lo mirara con lástima. Que dejara de lado sus sonrisas idiotas, los momentos felices, a charlas incómodas sobre su situación. Quería mantener las cosas así.

-A la derecha, ¡escóndete! Agh -escuchó como una bomba explotaba. En la pantalla había un Game Over. -Qué te pasa. Te quedaste quieto de un momento a otro.

-Nada.

-¿Tengo algo en el rostro? ¿me mirabas?

-Tienes un moco... no quería decirtelo.

Rio cuando el menor corrió al baño a verificar en el espejo su nariz; se hizo aún mas fuerte al escuchar como Seung Ri se devolvía a grandes sancadas.

-¡No tengo nada!

-Eres el único idiota que se cree eso.

-Ja, ja. Súper gracioso. Si tienes ánimos para joderme la vida, tenlos para jugar bien. Iré por papas.

Young Bae sólo sonrió y dejó que el menor se fuera. Habían cosas que era mejor dejar como estaban.

 

(Repetición)

 

Apretó un poco el mando que tenía entre sus manos. En vez de seguir el juego, se había quedado viendo hacía Seung Ri, quien estaba sentado delante de él, totalmente sumido en el video juego que había comprado unas horas antes.

La concentración del panda era tan alta que no podía sentir su mirada sobre él. Noto lo tersa que parecía su piel. Desde el inicio de su cuello hasta las bolsas negras que habían bajo sus ojos. ¿Acaso eran más profundas? ¿estaba durmiendo bien? Sabía que no hace mucho habían terminado los exámenes en la universidad. Seguramente había estado estresado.

Siguió observando su cabello negro. Como habían estado sin hacer nada relevante, ni siquiera lo había arreglado. Estaba todo aplastado, cayendo sobre su rostro.

Se deslizó por su nariz para llegar a sus labios. Cuántos no había fantaseado con tenerlos cerca y darles una probada. Quizá una mordida. Podría besarlos todo el tiempo. Pasaría una noche en vela con tal de no separarse de aquella tentación. Podría explorar su cuerpo con sus manos mientras lo hacía. Poseerlo, hacerlo suyo. Marcar su cuello, hacer entender a todos que ese hombre ya tenía un dueño y no lo dejaría escapar nunca.

Pensarlo era realmente fácil. La parte de la confesión era compleja. Podía preparar algo sencillo, declararse y ya. Sabía que Seung Ri lo aceptaría. Había captado las miradas que le daba cuando estaban solos, o que marcaba como favorito los mensajes en los que le decía algo lindo. Pero qué lo detenía.

Apretó un poco más el control, sentía como si estuviera perdiendo la fuerza. Hace ya unos meses que sentía aquellos vacíos. El cáncer lentamente se iba apoderando de su cuerpo. No podría tolerar que lo mirara con lástima. Que dejara de lado sus sonrisas idiotas, los momentos felices, a charlas incómodas sobre su situación. Quería mantener las cosas así.

-A la derecha, ¡escóndete! Agh -escuchó como una bomba explotaba. En la pantalla había un Game Over. -Qué te pasa. Te quedaste quieto de un momento a otro.

-Nada.

-¿Tengo algo en el rostro? ¿me mirabas?

-Tienes un moco... no quería decirtelo.

Rio cuando el menor corrió al baño a verificar en el espejo su nariz; se hizo aún mas fuerte al escuchar como Seung Ri se devolvía a grandes sancadas.

-¡No tengo nada!

-Eres el único idiota que se cree eso.

-Ja, ja. Súper gracioso. Si tienes ánimos para joderme la vida, tenlos para jugar bien. Iré por papas.

Young Bae sólo sonrió y dejó que el menor se fuera. Habían cosas que era mejor dejar como estaban.

 


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