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Drabbles por Pato359

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Eun Hyuk tenía una bolsa de tela colgada en su brazo. Llegó hasta la portería del edificio, sonriendo amablemente hacía los porteros. Se colocó el chaleco que lo diferenciaba a un residente y sacó un papel de su bolsillo.


-Domicilio para el 10, 675 -indicó sonriendo. Esperó a que la señora avisará a su cliente y le diera el visto bueno para seguir.


Se adentró en el edificio, buscando la Torre 10. Habían tantas que sentía podría perderse. Leyendo el título de cada columna, encontró por fin la que tenía el número diez en la puerta. Ingresó, para luego esperar por el ascensor. Marcó el piso sexto.


En la puerta, tocó el timbre y esperó al cliente.


-¡Un momento!


Un chico abrió la puerta. Tenia un trapo amarrado en la cabeza y un delantal alrededor de su cuerpo. Vio hacía el interior de la casa y pudo notar que estaba haciendo algún tipo de "limpieza primaveral".


-Buen día, aquí tiene -Eun Hyuk le tendió el recibo y la bolsa de tela al muchacho.


-Gracias -se dirigió a la cocina y dejo las cosas ahí. -Ya te pago -salió hacía la sala para recoger el dinero que había sobre una de las mesas.


No supo en qué momento, vio al chico resbalandose, cayendo sobre su cola en un escandaloso aterrizaje.


-¿Se encuentra bien? -corrió hacía el interior de la casa, tomando la mano del muchacho, usando su otro brazo para darle apoyo en su cadera.


-Sí... lo siento.


-¿Seguro se encuentra bien? -lo ayudó a sentarse en un mueble cercano.


-Sí -le sonrió. Eun Hyuk se sonrojo un poco pues al ver tan deslumbrante sonrisa, ¿cómo podría no sentirse envuelto en un cálido abrazo?


-Que bueno... ¿no tiene alguien que le ayude?


-Me acabo de mudar. No hace falta. Es algo que debo hacer por mí mismo.


-Yo... estoy por terminar mi turno. Puedo venir a ayudarle.


-Oye, ni que fuera un ansiano -se burlo.


-De todas formas, quizá sea mucho trabajo.


-Bueno, si tanto insistes. Estaré esperando.


-Claro...


-Dong Hae -se presentó con una sonrisa.


-Hyuk Jae -estiró su mano que fue rápidamente tomada por el otro.


Ambos cerraron su trato y Eun Hyuk no tardó en ir hacía la tienda donde trabajaba y terminar su turno para ir a ayudar a esa cálida (y algo torpe) persona que acababa de conocer.


 


(Repetición)


 


Eun Hyuk tenía una bolsa de tela colgada en su brazo. Llegó hasta la portería del edificio, sonriendo amablemente hacía los porteros. Se colocó el chaleco que lo diferenciaba a un residente y sacó un papel de su bolsillo.


-Domicilio para el 10, 675 -indicó sonriendo. Esperó a que la señora avisará a su cliente y le diera el visto bueno para seguir.


Se adentró en el edificio, buscando la Torre 10. Habían tantas que sentía podría perderse. Leyendo el título de cada columna, encontró por fin la que tenía el número diez en la puerta. Ingresó, para luego esperar por el ascensor. Marcó el piso sexto.


En la puerta, tocó el timbre y esperó al cliente.


-¡Un momento!


Un chico abrió la puerta. Tenia un trapo amarrado en la cabeza y un delantal alrededor de su cuerpo. Vio hacía el interior de la casa y pudo notar que estaba haciendo algún tipo de "limpieza primaveral".


-Buen día, aquí tiene -Eun Hyuk le tendió el recibo y la bolsa de tela al muchacho.


-Gracias -se dirigió a la cocina y dejo las cosas ahí. -Ya te pago -salió hacía la sala para recoger el dinero que había sobre una de las mesas.


No supo en qué momento, vio al chico resbalandose, cayendo sobre su cola en un escandaloso aterrizaje.


-¿Se encuentra bien? -corrió hacía el interior de la casa, tomando la mano del muchacho, usando su otro brazo para darle apoyo en su cadera.


-Sí... lo siento.


-¿Seguro se encuentra bien? -lo ayudó a sentarse en un mueble cercano.


-Sí -le sonrió. Eun Hyuk se sonrojo un poco pues al ver tan deslumbrante sonrisa, ¿cómo podría no sentirse envuelto en un cálido abrazo?


-Que bueno... ¿no tiene alguien que le ayude?


-Me acabo de mudar. No hace falta. Es algo que debo hacer por mí mismo.


-Yo... estoy por terminar mi turno. Puedo venir a ayudarle.


-Oye, ni que fuera un ansiano -se burlo.


-De todas formas, quizá sea mucho trabajo.


-Bueno, si tanto insistes. Estaré esperando.


-Claro...


-Dong Hae -se presentó con una sonrisa.


-Hyuk Jae -estiró su mano que fue rápidamente tomada por el otro.


Ambos cerraron su trato y Eun Hyuk no tardó en ir hacía la tienda donde trabajaba y terminar su turno para ir a ayudar a esa cálida (y algo torpe) persona que acababa de conocer.


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