Su Ho manejaba cómodamente. Eran alrededor de las dos de la mañana, así que no había mucho tráfico. Eso sí, la mañana estaba helada. Vio la pantalla del GPS, dando vuelta en la dirección indicada. Se detuvo frente a una pequeña casa.
Bajó, rodeó el auto y se agachó para poder sujetar a Lay. De alguna forma, pudo acomodarlo en su espalda, sujetar sus pies, para llevarlo adentro de esa forma.
Con anterioridad ya había tomado las llaves. Entró, quitándose los zapatos, intentando no perder el equilibrio. Esperó a que sus ojos se adaptaran a la oscuridad y así poder adentrarse en la casa. A tientas buscó la habitación del menor. Al llegar encendió la luz, dirigiéndose hacía la cama.
Con la mayor delicadeza que pudo, lo dejo caer en la cama. Lay apenas y sintió algo.
Había recibido una llamada de Baek Hyun, uno de los amigos del menor. Le dijo que Lay estaba algo enfermo, además que estaba también algo borracho. El chico había intentado por todos los medios el mandarlo a casa antes de que probara el alcohol, pero falló terriblemente. A fin de cuentas, lo más seguro le pareció llamar al adorado hyung de su amigo.
Su Ho acomodó los pies de Lay. Lo despojo de su chaqueta y de sus medias. En una farmacia de 24 horas, compró unos calefactores y medicina tanto para la gripe como para el guayabo. Colocó las bolsas calientes en sus pies, antes de arroparlo con las mantas. Cuidó que su cabeza estuviera bien acomodada en la almohada.
Tal vez debería dormir ahí y poder cuidar de Lay apenas despertara. Necesitaría comer algo nutritivo, al igual que tomar su medicina.
Su Ho salió el cuarto, dejándolo dormir. Con su chaqueta al hombro, se fue hasta el sillón de la sala, tumbandose. No era muy cómodo, pero aguantaría.
Amaba cuidar de Lay. Le gustaba sentir que este era feliz sintiéndose cuidado, protegido. Haría muchas cosas sólo por hacerlo sonreír. Aún si tuviera que hacer eso toda la vida, lo aceptaría.
Solo por Lay.
(Repetición)
Su Ho manejaba cómodamente. Eran alrededor de las dos de la mañana, así que no había mucho tráfico. Eso sí, la mañana estaba helada. Vio la pantalla del GPS, dando vuelta en la dirección indicada. Se detuvo frente a una pequeña casa.
Bajó, rodeó el auto y se agachó para poder sujetar a Lay. De alguna forma, pudo acomodarlo en su espalda, sujetar sus pies, para llevarlo adentro de esa forma.
Con anterioridad ya había tomado las llaves. Entró, quitándose los zapatos, intentando no perder el equilibrio. Esperó a que sus ojos se adaptaran a la oscuridad y así poder adentrarse en la casa. A tientas buscó la habitación del menor. Al llegar encendió la luz, dirigiéndose hacía la cama.
Con la mayor delicadeza que pudo, lo dejo caer en la cama. Lay apenas y sintió algo.
Había recibido una llamada de Baek Hyun, uno de los amigos del menor. Le dijo que Lay estaba algo enfermo, además que estaba también algo borracho. El chico había intentado por todos los medios el mandarlo a casa antes de que probara el alcohol, pero falló terriblemente. A fin de cuentas, lo más seguro le pareció llamar al adorado hyung de su amigo.
Su Ho acomodó los pies de Lay. Lo despojo de su chaqueta y de sus medias. En una farmacia de 24 horas, compró unos calefactores y medicina tanto para la gripe como para el guayabo. Colocó las bolsas calientes en sus pies, antes de arroparlo con las mantas. Cuidó que su cabeza estuviera bien acomodada en la almohada.
Tal vez debería dormir ahí y poder cuidar de Lay apenas despertara. Necesitaría comer algo nutritivo, al igual que tomar su medicina.
Su Ho salió el cuarto, dejándolo dormir. Con su chaqueta al hombro, se fue hasta el sillón de la sala, tumbandose. No era muy cómodo, pero aguantaría.
Amaba cuidar de Lay. Le gustaba sentir que este era feliz sintiéndose cuidado, protegido. Haría muchas cosas sólo por hacerlo sonreír. Aún si tuviera que hacer eso toda la vida, lo aceptaría.
Solo por Lay.