Han Geng ingresó a la gran biblioteca. Esta se abría con varios estantes llenos de libros que iban desde el suelo hasta el techo. Era increíble la cantidad de textos que habían.
Buscó entre los estantes, en los escritorios y hasta en los computadores, pero no pudo encontrarlo. La biblioteca también contaba con una zona de lectura al aire libre. Se dirigió a ella sin dejar de buscar con la mirada.
Al fin pudo verlo. Reconocería esa vieja chaqueta de jean dónde fuera. Se acercó hacía el banco donde un muchacho estaba tumbado en todo el largo, con un grueso libro entre sus manos.
-Hola, Ki Bum -lo saludó.
El muchacho apartó el libro de su rostro para mirarlo sobre las gruesas gafas que utilizaba.
-Hola.
-¿Otra vez lees? -le sonrió.
-Sí... -colocó de nuevo el texto sobre su cara.
-¿Puedo saber de qué trata?
-No he leído demasiado.
-¿Bromeas? Llevas como doscientas páginas de quinientas.
Ki Bum volvió a mirarlo.
-¿Para qué quieres saber? ¿acaso no puedes leer tú también? Hay otras copias en la biblioteca. Puedo mostrarte dónde quedan.
-¡No! Digo... sí quiero leerlo, es sólo que no he podido encontrar una recomendación confiable.
-¿Y yo soy de fiar?
-Bueno, eres un lector innato. Todos lo saben. Hasta la bibliotecaria lo dice. Me gustaría mucho escuchar tu opinión.
Ki Bum se levantó algo dubitativo. Tomo su separador, colocándolo entre la página que sostenía con sus dedos. Con su mano libre, acomodó sus gafas caídas.
-Bueno... realmente me gusta mucho esta saga. Creo que es de mis favoritas. La autora sabe ambientar bien su narración en tercera persona para crear algo más de tensión en la trama. Considero que es mejor que una en primera persona, ya que todos los personajes pueden ver las cosas a su manera, y tú igual. Pero, enfocándome en la trama...
Han Geng aprovechó para tomar asiento a su lado. De vez en cuando, asentía mientras escuchaba. No entendía muchas de las cosas que el menor decía, apenas y conocía el libro que estaba leyendo. Lo que más le gustaba era ver el brillo en sus ojos.
Ya lo había visto en otros lados. Hablaba poco, siempre parecía algo apagado. Pero cuando hablaba de sus libros, era como si prendieran una bombilla en su ser. Todo él se iluminaba.
Por Ki Bum podría leer todos los libros de la biblioteca. Lo único que quería era verlo feliz, hablando de su pasión, que se sintiera cómodo haciéndolo. Quería hacerlo feliz.
Se sentó cómodamente en el banco, mientras escuchaba la interesante opinión del experto muchacho.
(Repetición)
Han Geng ingresó a la gran biblioteca. Esta se abría con varios estantes llenos de libros que iban desde el suelo hasta el techo. Era increíble la cantidad de textos que habían.
Buscó entre los estantes, en los escritorios y hasta en los computadores, pero no pudo encontrarlo. La biblioteca también contaba con una zona de lectura al aire libre. Se dirigió a ella sin dejar de buscar con la mirada.
Al fin pudo verlo. Reconocería esa vieja chaqueta de jean dónde fuera. Se acercó hacía el banco donde un muchacho estaba tumbado en todo el largo, con un grueso libro entre sus manos.
-Hola, Ki Bum -lo saludó.
El muchacho apartó el libro de su rostro para mirarlo sobre las gruesas gafas que utilizaba.
-Hola.
-¿Otra vez lees? -le sonrió.
-Sí... -colocó de nuevo el texto sobre su cara.
-¿Puedo saber de qué trata?
-No he leído demasiado.
-¿Bromeas? Llevas como doscientas páginas de quinientas.
Ki Bum volvió a mirarlo.
-¿Para qué quieres saber? ¿acaso no puedes leer tú también? Hay otras copias en la biblioteca. Puedo mostrarte dónde quedan.
-¡No! Digo... sí quiero leerlo, es sólo que no he podido encontrar una recomendación confiable.
-¿Y yo soy de fiar?
-Bueno, eres un lector innato. Todos lo saben. Hasta la bibliotecaria lo dice. Me gustaría mucho escuchar tu opinión.
Ki Bum se levantó algo dubitativo. Tomo su separador, colocándolo entre la página que sostenía con sus dedos. Con su mano libre, acomodó sus gafas caídas.
-Bueno... realmente me gusta mucho esta saga. Creo que es de mis favoritas. La autora sabe ambientar bien su narración en tercera persona para crear algo más de tensión en la trama. Considero que es mejor que una en primera persona, ya que todos los personajes pueden ver las cosas a su manera, y tú igual. Pero, enfocándome en la trama...
Han Geng aprovechó para tomar asiento a su lado. De vez en cuando, asentía mientras escuchaba. No entendía muchas de las cosas que el menor decía, apenas y conocía el libro que estaba leyendo. Lo que más le gustaba era ver el brillo en sus ojos.
Ya lo había visto en otros lados. Hablaba poco, siempre parecía algo apagado. Pero cuando hablaba de sus libros, era como si prendieran una bombilla en su ser. Todo él se iluminaba.
Por Ki Bum podría leer todos los libros de la biblioteca. Lo único que quería era verlo feliz, hablando de su pasión, que se sintiera cómodo haciéndolo. Quería hacerlo feliz.
Se sentó cómodamente en el banco, mientras escuchaba la interesante opinión del experto muchacho.