-Hyung, hay algo muy importante que debo decirte antes de irme al ejército... Estoy enamorado de ti, desde hace mucho tiempo. Quizá desde que nos conocimos por primera vez. No he podido sacarte de mi mente ni un sólo día. Eres la persona más especia para mí. Te pido que me esperes estos dos años. Sé que será difícil, pero prometo que si me aceptas, cada día desde que vuelva, será maravilloso, incluso el día después de ese lo será más. Así por el resto de nuestra vida.
Young Woon se sentía realmente conmovido por su propio discurso. Estaba orgulloso de sí mismo por haberlo memorizado todo al pie de la letra.
Solo faltaba decírselo a Jung Soo directamente en vez de al espejo del baño.
Suspiró, yendo hacía su cuarto. Tomo su celular, viendo que desde temprano sus amigos querían organizar algún tipo de "cena de despedida". Todos estaban animado y discutían sobre si tener alcohol o no.
-No puede entrar ebrio al ejército.
-¡Pero que tipo de fiesta puede haber sin alcohol, dime Hyuk Jae! -le reclamaba Hee Chul al otro.
-Hyuk tiene razón...
-Silencio, Dong Hae. Esto es entre el mono y yo.
Una notificación se vio en su pantalla. Al ver, era Jung Soo, el único que no estaba activo en el grupo. Abrió la conversación.
-Young Woon, hola.
-Hyung -contestó-. Buenos días.
-¿Tienes un plan para hoy? Digo, en el día.
-No realmente. Creo que estaré en casa.
-¿Te gustaría salir ahora en el día conmigo?
Young Woon se quedó viendo el mensaje. No era la primera vez que Jung Soo lo invitaba a hacer algo sólo ellos dos, pero sintió dentro de sí que eso era una señal divina para confesarse.
-Claro. Iré a tu casa en unos diez minutos.
Young Woon se cambió la camisa que llevaba por una mas presentable. Se echó un ligero vistazo en el espejo. Su corazón se aceleró rápidamente. La adrenalina que recorría su cuerpo estaba en riesgo de hacerlo explotar. Tomo la hoja donde había escrito su discurso. Repasaría en el camino.
No paso mucho tiempo hasta que estuvo frente a la casa de Jung Soo, tocando el timbre. El mayor, como siempre, lucía impecable con sus prendas blancas. Con una sonrisa, le hizo pasar.
Inmediatamente fue recibido por Koongie que llegó a ladrar alrededor de sus pies.
-Está feliz de verte. Siento que a veces te quiere más a ti que a mí.
-Qué cosas dices. Claro que no.
Ambos rieron, viendo a Koongie jugar por el suelo.
-Bueno... -Young Woon miró al mayor. -¿Tienes planes o quieres que nos dejemos llevar?
-Oh... pues... -lo vio titubear.
-¿Qué sucede?
-Todavía no he sacado a Koongie a pasear, así que...
-¡Vamos al parque! Por mí no hay problema. Ve y busca su correa, yo estaré haciéndole compañía.
Jung Soo sonrió, asintiendo, yendo rápido por lo necesario para el paseo.
Juntos salieron hacía el parque. Dieron una larga vuelta, hasta jugaron un poco con los juguetes de Koongie. Fue un día realmente entretenido. Sin embargo, Young Woon no estaba tranquilo. No había encontrado el momento ideal para confesarse. Constantemente era interrumpido o los nervios hacían que las palabras se trabaran en su garganta.
Llegó la noche. Todos se reunieron en un pequeño pub del vecindario. Hee Chul, como había discutido todo el día, había pedido grandes vasos de cerveza.
-Verás que dos años se pasan rápido -Siwon lo animó.
-Te iremos a visitar cuando podamos. También lee nuestras cartas, hyung -decía Dong Hae mientras sonreía.
-Claro. Estaré esperando -Young Woon alzó su vaso, haciendo un brindis por la ocasión.
Mientras bebía, su mirada se vieron dirigidos hacía Jung Soo. Con sus ojos cerrados, el mayor daba un gran sorbo, vaciando poco a poco el contenido del vaso. Soltó un suspiro cuando acabo, vio su cuerpo estremecerse. Él sería lo que más extrañaría esos dos años. El ver sus ojos, su cabello, sus manos, sus sonrisas, hasta escuchar su voz.
La noche pasó deprisa. Con la primera copa vinieron otras. Los chicos no se contuvieron en seguir pidiendo alcohol. El calor del ambiente hizo que pasaran a bailar, haciendo ridiculeces. Hicieron su pequeña fiesta por ellos mismos.
Young Woon tuvo que ver cómo cada uno de sus amigos se iban a casa a salvo. Mandó a Siwon, Jong Hoon, Kyu Hyun y Henry en un solo taxi. Hee Chul, algo ebrio, dijo que se haría cargo de Sung Min, Dong Hae, Shin Dong y Ryeo Wook; tomaron otro taxi. Hyuk Jae y Zhou Mi vivían cerca el uno del otro, al igual que Han Geng y Ki Bum. El último era Jung Soo, quien dormía a lo largo del sofá.
Con ayuda de un muchacho, cargó al mayor en su espalda. Su casa no quedaba tan lejos, en unos diez minutos llegaría caminando. A pasos lentos, y con su chaqueta sobre Jung Soo, comenzó la caminata.
La había pasado realmente muy bien, pero la meta que se había puesto a sí mismo para ese día no se había podido lograr. Suspiró, algo cansado. Más bien, decepcionado de sí mismo. En su bolsillo sentía el papel arrugado con su discurso. Cada palabra memorizada no habían valido la pena. ¿Cuántas cosas podía pasar en dos años? Quizá cuando volviera, su hyung ya estaría comprometido.
En su habitación, depositó a Jung Soo sobre la cama, con cuidado. Le quitó los zapatos y las medias. Pasó las cobijas sobre su cuerpo. Sin evitarlo, pasó su mano por su cabello. ¿Por qué era tan perfecto? Sentía que si no era suyo, no podría vivir.
Cuando fue a salir, se detuvo, viendo su chaqueta. Una idea pasó por su cabeza. Volvió hacía la cama, posando su chaqueta sobre el cuerpo del mayor, en el bolsillo guardó el papel con su confesión. Era su última oportunidad, si no lo notaba...
De esa forma, lo dejó dormir.