Xiu Min tenía una expresión muy relajada cuando dormía. Ahí tumbado en el sofá, con su chaqueta haciendo de manta, se veía en completa paz y tranquilidid, a diferencia de cómo era de vez en cuando al estar despierto. Chen no dejaba de mirarlo. Sentía una fuerte atracción hacía él, hace mucho tiempo. Siendo buenos amigos, no se sentía cómodo confesando lo que sentía. Si perdía su amistad, sería un golpe realmente fuerte para su relación.
Sin tocarlo, pasó su dedo por su rostro. Bajó por su nariz, hizo la forma de sus mejillas y sus ojos. Sus labios los quería tocar, pero no con sus dedos. Tal vez sólo un pico, mientras estaba dormido. Sería un secreto para sí mismo. Con eso podría vivir un buen tiempo. Se acercó lentamente a su rostro, su respiración chocaba contra la piel del otro. Lo sintió moverse y en ese momento se separó. No, no podría hacerlo.
Suspiró. El amor debería ser correspondido, ¿no? Algo simplemente mutuo para no tener que sufrir, sólo vivir feliz, amando. Pero no, el mundo se componía de altos y bajos. Mientras unos eran felices, otros lamentablemente pagaban los platos sucios. Se encogió de hombros. Parecía que debía hacerse cargo de sus sentimientos y sólo estar al lado de su amigo.
Levantó su mano para ver el reloj. Sí, ya lo había dejado dormir demasiado. De su chaqueta sacó una pequeña mota que había tomado de un nuevo saco que compró. Se acercó al rostro de Xiu Min y sacudió la plumita en su nariz, haciéndole cosquillas. Rió un poco al ver como su amigo se removía y al final se llevaba la mano llena de crema batida hacía el rostro.
Chen soltó una carcajada gigante. Le había dibujado el rostro con un marcador, además de llenarle la mano de crema. Siempre se la pasaban haciéndose ese tipo de bromas. Era su forma de ser. Así podían permanecer juntos.
Xiu Min se levantó rápido, todavía en shock. Al ver a su amigo riéndose, corrió tras él con la intención de mancharlo también. Chen alcanzó a reaccionar a tiempo para salir corriendo, todavía riendo.
No, no podría dejar ir eso.
(Repetición)
Xiu Min tenía una expresión muy relajada cuando dormía. Ahí tumbado en el sofá, con su chaqueta haciendo de manta, se veía en completa paz y tranquilidid, a diferencia de cómo era de vez en cuando al estar despierto. Chen no dejaba de mirarlo. Sentía una fuerte atracción hacía él, hace mucho tiempo. Siendo buenos amigos, no se sentía cómodo confesando lo que sentía. Si perdía su amistad, sería un golpe realmente fuerte para su relación.
Sin tocarlo, pasó su dedo por su rostro. Bajó por su nariz, hizo la forma de sus mejillas y sus ojos. Sus labios los quería tocar, pero no con sus dedos. Tal vez sólo un pico, mientras estaba dormido. Sería un secreto para sí mismo. Con eso podría vivir un buen tiempo. Se acercó lentamente a su rostro, su respiración chocaba contra la piel del otro. Lo sintió moverse y en ese momento se separó. No, no podría hacerlo.
Suspiró. El amor debería ser correspondido, ¿no? Algo simplemente mutuo para no tener que sufrir, sólo vivir feliz, amando. Pero no, el mundo se componía de altos y bajos. Mientras unos eran felices, otros lamentablemente pagaban los platos sucios. Se encogió de hombros. Parecía que debía hacerse cargo de sus sentimientos y sólo estar al lado de su amigo.
Levantó su mano para ver el reloj. Sí, ya lo había dejado dormir demasiado. De su chaqueta sacó una pequeña mota que había tomado de un nuevo saco que compró. Se acercó al rostro de Xiu Min y sacudió la plumita en su nariz, haciéndole cosquillas. Rió un poco al ver como su amigo se removía y al final se llevaba la mano llena de crema batida hacía el rostro.
Chen soltó una carcajada gigante. Le había dibujado el rostro con un marcador, además de llenarle la mano de crema. Siempre se la pasaban haciéndose ese tipo de bromas. Era su forma de ser. Así podían permanecer juntos.
Xiu Min se levantó rápido, todavía en shock. Al ver a su amigo riéndose, corrió tras él con la intención de mancharlo también. Chen alcanzó a reaccionar a tiempo para salir corriendo, todavía riendo.
No, no podría dejar ir eso.