Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una Eva y tres patanes por Charly D

[Reviews - 110]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

 

Llegamos a la oficina muy temprano, esto debido a que tuvimos que ir a la casa de Joseph para que se cambiara porque no podía ir a trabajar en pijama y su ropa no era opción puesto que, según él, olía a presidiario. Entramos a la oficina y notamos todo en calma, al menos sería un día tranquilo por fin, o eso pensaba, justo cuando me acomodaba cómodamente en mi silla para comenzar mi genial día laboral, nótese el sarcasmo, una compañera se acercó y me dijo que Sylvia me llamaba. Sin saber qué pasaba me dirigí a la cueva, seguramente me daría un mar de trabajo, porque como es costumbre cree que me paso rascándome la panza todo el día.

 

Luego de tocar su puerta y recibir un ‘entre’ accedí a ese lugar lleno de papeles y recibos, el ambiente se sentía extraño, demasiado extraño, lo hubiera pasado por alto siempre y cuando no estuviera quien ahí estaba, verlo me causó un poco de incertidumbre.

 

-- Hola, Evan, toma asiento por favor – me dijo con el tono más angelical que jamás hubiera creído escuchar de ella.

-- Gra… gracias – con cierto recelo me senté, que tu jefa te hable, te lleve a su oficina y te dedique palabras llenas de dulzura sería normal si no se tratara de mi jefa.

-- ¿Gustan una taza de café? – era oficial aquí había algo demasiado extraño, me aferré a los descansa brazos de la silla, comenzaba a asustarme. 

-- Yo sí – dijo ese tipo que estaba a mi lado.

-- Muy bien, permítanme servirles – se levantó de su asiento y en un vaso de unicel que sacó de su archivero sirvió el líquido caliente que tenía su cafetera – Evan, ¿quieres café con azúcar o sin? – su tono de voz dulce no cambiaba y me aterraba más, tragaba saliva duro, imaginaba que en ese café había cianuro y me asesinaría como la malvada mujer que es, mi retrato aparecería en el periódico de la tarde y el encabezado diría ‘joven asalariado es asesinado en misteriosas circunstancias’.

-- Yo no, yo no quiero, gracias – ni loco tomaría eso, seguramente tiene raticida o alguna cosa maléfica.

-- De acuerdo – sirvió la porción que sí le aceptaron, la entregó y volvió a tomar asiento – Es bien sabido que esta agencia de publicidad es una de las mejores del ramo, nos hemos tardado años en lograr un prestigio y sobre todo, un nombre decoroso, la verdad es que por nuestros empleados es que somos los número uno de la ciudad, y eso me enorgullece, he decir que tu trabajo Evan ha sido impecable – me decía, algo olía mal, es más apestaba por aquí, miro a mi derecha y veo que el otro toma su café como si nada – Y tu Joseph, ni se diga – en efecto, nos mandó llamar a mi amigo y a mí – me siento muy satisfecha por su trabajo y es por eso que los mandé llamar, para decirles esto de manera personal, muchas gracias por su trabajo, ya pueden retirarse a sus labores – nos sonrió, Joseph se notaba feliz, pero yo no podía cambiar mi cara de recelo, algo andaba mal, podía olerlo, no me tragaba el cuento de felicitarnos.

-- Gracias Sylvia – contestó mi amigo, nos levantamos y dispusimos a salir.

-- Ah, por cierto, ¿solo una pregunta? – nos detuvo justo cuando tomábamos la perilla de su puerta.

-- Dime – alegremente dijo Joseph.

-- Solo tengo una duda – se levantó de su sillón y de pie nos miraba, su cara de bondad se transformó de inmediato a la de la ogro que es siempre – ¡¿Qué diablos hiciste con tres gatos y un conejo para que terminaras en la delegación anoche?! – hasta el chicle que no mascábamos se nos fue derecho, ¡Lo sabe! ¡Lo sabe!

-- Eh, pues – me miró como esperando que yo dijera algo, pero no sabía qué decir, nos agarró desprevenidos – Eh, pues, no sé, no sé de qué me hablas, yo soy alérgico a los gatos y a los conejos – dijo el muy torpe, siento el agua hasta el cuello.

-- ¡Eres una pasiva mentirosa! – le gritó, y el otro se puso la mano en el pecho a modo de mostrar su indignación.

-- Yo no soy pasiva.

-- Hasta en eso mientes, ¿por qué razón te encontraron con los pantalones abajo y rodeado por esos animales? ¡Dímelo pasiva!

-- Punto número uno, yo no soy pasiva, y punto número dos, señora mía, no tengo ni la remota idea de qué me habla, y como no sé de qué va esto me voy a trabajar, gracias por el café – y dando media vuelta se iba a salir con la suya, pero no contó con cierta taza de cerámica que estaba destinada a hacerse pedazos.

-- Tu das un paso más y eres pasiva muerta – me asusté aún más, Sylvia arrojó su taza a la puerta y ello evitó que Joseph escapara, los dos la miramos aterrados – Habla.

-- Bueno, todo tiene una explicación lógica ¿verdad Evan? – empujándome al frente mi amigo me puso en el ruedo.

-- Eh, eh, sí, sí, muy lógica – sonreí, eso hacía cuando tenía nervios o miedo.

-- No te hagas que tú fuiste a rescatar a esta pasiva en apuros.

-- ¡Qué no soy pasiva!

-- ¡Ay cállate! Que todos en este lugar saben que te gustan los sentones – miré a mi lado y Joseph empezaba a molestarse.

-- Hablen ya – ya, era todo, me sentía de patitas en la calle, me iban a despedir, ya valí gorro, como de costumbre.

-- Está bien, te contaré la historia, lo que pasa es que ayer yo tuve que ir a una veterinaria porque… – justo en ese momento sonó el teléfono de la jefa.

-- ¿Qué? – Con su mal genio de costumbre contestó – ¿Quién? – Su cara de molestia pasó a una de susto – ¿Está aquí? – comenzó a peinarse y a sacudirse las migas de galleta que tenía en la comisura de los labios – Usa artimañas y que se entretenga unos minutos – se sacudió y apresuró a ordenar sus cosas – Si me ayudan a limpiar pasaré por alto esto, tienen dos segundos para decidirlo – ni terminó de hablar cuando ya estábamos tirando empaques de galletas, vasos desechables, comida a medio terminar, rociar aromatizante de manzana-canela, su actitud, su premura y su cara de miedo indicaba algo, la señora dueña de la agencia acababa de llegar, la única persona en el mundo que es capaz de poner a Sylvia como lazo de cochino y si veía en mugrero que estaba la oficina no le iría nada bien. Apenas puse la última envoltura en la basura cuando la puerta se abrió.

-- Buenos días – apareció la señora, una mujer de casi sesenta años, muy elegante y bonita, se ve que en su juventud era más hermosa, Joseph y yo la miramos como nuestra salvadora.

-- ¡Buenos días! – los tres respondimos.

-- Ya pueden retirarse – y de manera muy decorosa mi jefa nos echó de su oficina, no quería que viéramos como la masacraban y francamente si ya la libramos lo que menos quiero es estar ahí.

 

 

Salimos y lo primero que hice fue golpear a Joseph en su cabezota.

-- ¡Idiota! ¿Viste lo hiciste? ¿Viste lo que hiciste? – él se tallaba su cráneo.

-- ¡Ay, me dolió!

-- Por poco y nos corren, baboso, otra de esas por favor, otra – lo reprendía, pero por si no fuera suficiente y si no, no sería Evan, en mi lugar estaba cierto muchachito deportista sonriéndome, no me di cuenta de la hora pero Sylvia nos había retenido mucho rato.

-- Te buscan – con un tono hasta cantadito me dijo Joseph.

-- No me lo digas – como suplicante decía aquellas palabras, Adán Alejandro estaba en mi trabajo, ¡Me quiero morir!

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

No pude aguantar mucho y cerré mucho más temprano de lo que pensaba, luego de un rato, estaba ahí, en la oficina de Eva con N al final, me dijeron que había entrado a una reunión con su jefa, y como no me sacaron decidí sentarme en el lugar de él, ahí lo esperaría. Aguardaba a que saliera cuando una persona conocida para mí apareció en la agencia, la conozco demasiado bien, pero parece que ella no me vio, decidí no importunarla, ya la saludaría luego. Luego de un buen rato de espera, por fin salió, me puse de pie inmediatamente, luego de un rato lo volvía a ver, y entonces mi panza crujió, esta rara sensación se volvió a apoderar de mí.

 

-- ¡Hola! – lo saludé, él iba con otro muchacho, creo que es su amigo porque ese cocotazo que le dio no se le da a cualquiera.

-- No me lo digas – escuché que dijo, seguro le sorprende verme.

-- Hola, Eva con N al final – la verdad sé que me paso de la raya pero me gusta ver su cara de enojado.

-- ¡Con un jodido demonio! ¡Soy Evan! ¡No Eva! ¡No Eva con N al final! ¡Evan! – me gritó, me encanta hacerlo rabiar.

-- Ya, lo siento, discúlpame – le sonreí, pero parece que se enojó aún más.

-- ¿Qué quieres?

-- Vengo porque tengo unas dudas y quiero que me las aclares – obvio que tengo miles de dudas, pero contigo.

-- ¿Te sientes bien? Te pusiste rojo – odio tener la piel clara, se me nota, eso es por andar pensando rarezas.

-- Estoy bien – carraspeé y aclaré mi voz – Necesito que me acompañes por favor.

-- No puedo, ¿tú crees que no tengo pendientes? Además mi jefa me dijo que no m separara de mi asiento, que no me debía ir de comisión hoy – me dijo muy seguro, y como yo no me rindo a la primera.

-- Muy bien – tomé mi teléfono, marqué un número mientras Eva con N al final me miraba – Hola buen día, me puede comunicar con la licenciada Sylvia por favor, soy Adán Alejandro Solís, acabo de adquirir un paquete publicitario y tengo unas dudas – me comunicaron y una mujer con voz dulce me atendió, todo ante los ojos abiertos de Evan – Sylvia ¿cómo está? Habla Adán Alejandro Solís, oiga, tengo unas dudas respecto a mi paquete publicitario, ¿me podría permitir a Evan noriega para aclarármelas por favor? necesito que venga conmigo – la mujer muy amable me dijo que sí – Muchas gracias estamos en contacto – miré al chico nervioso que tenía enfrente – Listo – sonó el teléfono de afuera, y una chica tomó la llamada.

-- Evan, dice la jefa que vayas con el señor Solís, ahora mismo – me crucé de brazos y lo miré.

-- Todo solucionado – le sonreí y el solo me miró con molestia.

-- Ya voy – tomó sus carpetas y me miró – Muévete que no quiero salir tare hoy – me quería reír pero hubiera sido demasiado, iba a seguir a Eva con N al final cuando me sentí observado, miré delante de mí y el chico al que Evan golpeó minutos antes me miraba con gracia, me sonrió, le sonreí y luego de ellos me fui tras mi interés personal.

 

 

Ya lo había decidido, iríamos a las hamburguesas, lo quise llevar a los helados de yogurt, pero eso hubiera sido demasiado femenino para él, la hamburguesas ‘Bruto’ sería algo más correcto.

 

-- Oye, antes quiero comer, no he desayunado, tengo hambre, ven – luego de que caminamos varias cuadras llegamos al lugar que conocía muy bien, cuando era universitario venía a comer aquí, siempre había venido solo porque me gusta comer a veces en soledad, pero hoy y aunque él nunca lo sepa quiero compartir mi lugar favorito de comida chatarra, y por supuesto que quiero compartirlo solo con él.

-- ¿Hamburguesas? ¿Comes esto? – me cuestionó con sorpresa, muchos piensan igual, creen que por hacer deporte no puedo comer grasa y claro que me gusta, me encanta la comida grasosa.

-- Ven – llegué y el mesero es mi amigo me miró con sorpresa.

-- ¿Y ese milagro? – Nos dimos un saludo chocando puños – ¿No va a ser la mesa de siempre verdad? – mi mesa es una que está arrinconada y es de una sola silla.

-- Sí, la misma solo que esta vez ponle otra silla – le sonreí.

-- Va, en un momento, adelante por favor – Eva con N al final me miraba con extrañeza.

-- Anda, que tengo un buen de hambre – le palmeé la espalda y sentir el contacto con su cuerpo, aún con la ropa de por medio, me hizo sentir un extraño chispeo en la panza, me sentí muy feliz, ya sentía cosas raras en mi panza desde hacía rato, pero ahora que lo toqué fue algo mucho más intenso. Conocerlo fue un acierto, fue un momento perfecto, así lo siento.

 

Siempre me dijeron en casa que el amor era entre un chico y una chica, y que se daba luego del trato después de mucho tiempo, no se podía querer a alguien que no se conoce, así me lo dijeron toda la vida, entonces no sé qué he estado haciendo al revés, porque siento cosas raras por un muchacho como yo, y sobre todo siento mi panza rara por un hombre que acabo de conocer, dicen que cuando cierras los ojos puedes sentir el alma de la gente, y desde que lo conocí sentí una buena persona delante de mí, creo que siento algo extraño por Eva con N al final, y lo más chistoso de todo es que quizá él no tiene idea de lo que estoy sintiendo en este momento que lo tengo enfrente de mí, en mi lugar favorito y solos los dos. Estoy nervioso, emocionado y muy descolocado; en definitiva creo que estoy haciendo las cosas al revés, y me encanta hacerlo así, es nuestra segunda cita y él todavía no lo sabe…

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

¡Gracias por tu lectura!

 

¿Quieres seguir esta historia en wattpad? ¡Pica la liga!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).