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Una Eva y tres patanes por Charly D

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Notas del capitulo:

 

 

La historia continuará en este mismo espacio, solo daremos un pequeño receso entre una temporada y otra. Aquí finaliza el primer arco de esta novela, el segundo será mucho, pero mucho más interesante pues esto apenas inicia… ¡Muchas gracias por su compañía en esta primera temporada!

 

 

 

 

 

Lo que me dijo Sylvia me dejó completamente descolocado, nunca me hubiera esperado una noticia de semejante naturaleza, lo único que me queda es desearle muchas cosas buenas y mandarle toda mi buena vibra, ojalá, y espero que se recupere pronto, muy pronto.

 

– Evan, ¿no tienes refresco, verdad? – Joseph vino a visitarme y el muy embustero como de costumbre anda rebuscando en mi refri, sin embargo no tengo nada que reprocharle, al contrario puesto que siempre que viene y no encuentra algo en mi nevera va, lo compra y me lo deja, no puedo tener un mejor amigo que él.

– No, no tengo, me lo acabé antier, pero tampoco he comprado despensa porque mañana me voy, si dejo algo capaz y se echa a perder – así es, mañana después del trabajo, vengo por mis tres tiliches y me voy a casa, muero de ganas por ver a mi mamá, por estar en mi pueblo, en mi tierra.

– Ah no, pues aunque sea debemos comprar el de un litro, porque obviamente vamos a cenar y celebrar que nos vamos de vacaciones y nos alejamos del trabajo – levantó los brazos en señal de triunfo – Además dejaremos de ver a la odiosa de Sylvia un buen rato – como si me hubieran jalado los cabellos respingo de inmediato.

– ¡Cállate Joseph, no digas eso ni de broma! – lo reprendo y me mira con cierta sorpresa.

– ¿Qué dije? – espera que le responda, en automático recuerdo las palabras de aquella atribulada mujer.

– Yo en verdad espero verla pronto, muy pronto, para que me siga molestando por mi nombre, ella será la única a la que por una ocasión le permita decirme Eva, solo a ella – camino rumbo a mi viejo sillón, tomo asiento y suspiro, cuando regrese de tratarse espero que tenga los ánimos para discutir conmigo.

– Momento, aquí pasa algo, y por la cara que pones sé que es algo importante – mi amigo se acerca y se encuclilla frente a mí – ¿Pasa algo? Sabes que puedes confiar en mí – es cierto, Joseph es la persona más convenenciera del mundo, pero sabe ser amigo, sabe cuidar a alguien, y yo soy testigo de ello.

– Es Sylvia, ay amigo – siento mis ojos llorosos y por lo mismo dirijo mi rostro a otro lado.

– ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre con Sylvia? ¿Te corrió? – Me mira con indignación, conozco esa cara – Dime si es así, soy capaz de ir a tirarle la puerta y golpearla con una escoba –se estaba enojando.

– Joseph, Sylvia tiene cáncer – con la voz temblorosa le confesé aquella dura verdad.

– ¡Ay no! – Se levanta y me mira sin creerlo aún – No me digas eso – su cara se entristece, me mira esperando que le diga que se trata de un chiste.

– No quisiera decirlo, no sabes cómo desearía que esto fuera una mentira, pero no lo es, Sylvia está enferma – los dos notamos que tenemos ganas de llorar.

– Esa infeliz, es una grosera, mal hablada, tacaña como ella sola, pero a pesar de todo eso la estimo, hemos pasado tantos años junto a ella que he aprendido a apreciarla aún siendo como es, pero no olvido que dentro de su cuerpo hay un alma noble, no olvido aquella vez que llegué llorando porque me iban a desalojar del departamento, me llamó pasiva cuando me miró, pero no tenía ánimos de responderle, lo notó y me llamó  a la cueva, ahí me interrogó, me vio llorar, le conté que me había atrasado en dos mensualidades, y no por fiestero, sino porque en verdad había tenido problemas, luego de ello me echó de su oficina, a la salida me volvió a llamar y me entregó un sobre, me dijo que era el retroactivo de mis comisiones de medio año… ella me estaba dando de su dinero para que no me corrieran, ella me salvó el pellejo, y lo sé porque ese retroactivo no existe…– la primera lágrima rodó por su rostro – No es la mejor mujer del mundo, pero no es mala, solo quien realmente la conoce sabe que ella es buena, aunque a veces me saque de mis casillas, me haga enojar o me diga pasiva, he aprendido a apreciarla, y me da mucha tristeza esto que está pasándole – me miró y yo también comencé a llorar.

– Lo único que podemos hacer es animarla y desearle todo lo mejor, ella va a vencer esa enfermedad y volverá a la oficina…– es cierto, Joseph aún no lo sabía – Amigo, ella dejará la jefatura, por eso fue el otro día la señora Mercedes, se irá de la oficina porque comenzará su tratamiento.

– ¿Se va de la agencia? – me preguntó muy sorprendido.

– Sí, hoy fue su último día, por eso la noté triste, hoy dejaba su vida cotidiana para empezar una guerra, una guerra que solo ella puede ganar, tiene que ganarla.

– Y la vamos a ver regresar, va a entrar por la puerta grande, a ti te dirá nombre de mujer y a mí pasiva, y como dices, solo por ser ella y por una ocasión le dejaré decirme así para luego correr a abrazarla aunque me dé un cocotazo después.

– Así es Joseph, yo también sé que va a regresar y seré muy feliz por verla aunque dos minutos después me haga la vida miserable.

– Sí, así será – nos limpiamos las lágrimas, comenzamos a reír.

– ¿Aún tienes hambre? – le pregunté puesto que yo no tenía apetito.

– No, se me quitaron las ganas de comer, mejor voy a hacer una llamada, me dieron muchas ganas de platicar – tomó su teléfono y se encerró en mi recamara, me retrasaría en hacer mi maleta y armar lo que llevaré a mi pueblo, pero en fin, él necesitaba privacidad para hablar.

 

 

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Tengo un plan armado y lo haría, sin embargo no pude evitar contárselo a quien más confianza le tenía y por eso vine a verla.

 

– ¡Estoy decidido, madrina! ¿Qué le parece mi idea? – acaba de contarle mi plan de conquista.

– ¡Me parece genial! – Estamos sentados en los sofás de su sala – Espero que le guste la idea de que te lo lleves el fin de semana a conocer el campo de futbol en provincia.

– Mire, aun no tengo nada comprado, pero así será mejor, más romántico, lo llevaré sin que sepa a dónde vamos.

– Pero eso es lo único que no me termina de convencer, que lo lleves con engaños, no le gustará que lo hagas – me observa serenamente mientras me habla.

– Eso sí me preocupa, que en lugar de que la pase bien me dé una bola de trancazos por hacerlo de esa manera.

– Yo diría que trates de convencerlo por las buenas, finalmente lo que quieres es que te tenga presente y te respete, si haces las cosas a la fuerza lo que menos querrá es tenerte cerca – por eso me encanta venir con mi madrina Mercedes, mis papás ni de broma comprenderían esto, ella en cambio hasta consejos me da.

– Sí, eso haré, me dedicaré a llevármela leve, trataré de convencerlo de que me haga caso, claro, por las buenas como dice usted – le sonrío, ella sabe mucho de la vida y por eso sé que dice cosas realistas.

– Al menos tú me haces caso, porque lo que son mis hijos hacen cada cosa, que mejor ni quisiera recordarlo.

– ¿Se portan muy mal? ¿No se supone que ya estaban más tranquilos?

– Ay no, ya sabes, mi hijo mayor sigue con su postura tan rígida sobre ciertos asuntos, apenas tu padrino y yo hemos logrado convencerlo de que deje por la paz a unas personas que desde hace años ha estado martirizando, y en cuanto a Renata, ella se ha inmerso tanto en los viajes que ni siquiera la carrera ha terminado, tu padrino la consecuenta mucho.

– O sea que mi amigo no ha cambiado para nada.

– No sabes cómo quisiera que volviera a ser el de antes, cuando joven él no era así, al contrario era un muchacho alegre, sonriente, amable sobre todo, pero antes de comenzar la universidad cambió por completo, se volvió un ser cruel, déspota, sin sentimientos aparentemente, ni cuando se casó logró ablandarse, luego me enteré por mi esposo que este hijo mío había perseguido desde hacía años a unas personas, se ensañó con ellas, no descansó hasta hacerles pedazos la vida, ocupó todas las influencias de tu padrino para acabar con ellos como él me decía, solo espero que en verdad después de lo que hablamos con él haya dejado tranquilos a esos muchachos.

– Madrina, lo que me dice no puedo creerlo, desde que lo recuerdo ha sido retraído, hasta seco, pero nunca me imaginé que fuera capaz de hacerle daño a otras personas.

– Según él estaba haciendo justicia, pero nada justifica hacerle daño a otras personas, no sé qué le habrán hecho aquellos muchachos a mi hijo, solo deseo que los dejé vivir tranquilamente, pues han sido años de terror los que les hizo pasar.

– Ojalá, con razón dice que son casos especiales.

– Si hijo, de hecho Renata no tarda en regresar de Cuba, en un par de semanas estará de vuelta y espero que ya tome consciencia y se dediqué a estudiar.

– Ya verá que sí, ellos van a recapacitar – me acerco y la abrazo, no solo yo tengo problemas familiares.

– Eso espero, por el bien de los dos, porque a ella se le está pasando la juventud en perder el tiempo y a mi hijo, él tiene una nueva tarea, una que le encomendó su padre, mira que dirigir una agencia no le será tan fácil.

– ¿Ya es un hecho entonces?

– Sí, él se hará cargo del negocio mientras la persona que estaba antes se dedica a algo mucho más importante.

– Pues ojalá todo salga bien, madrina, en verdad espero que todo se solucioné bien para que usted puede estar más tranquila – y siendo atrevido le besé su frente, hay veces que todos necesitamos un apapacho…

 

 

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Regresaba del escenario, hoy terminé sumamente cansado, fueron dos rondas de baile, los años creo que empiezan a pasarme factura. Con unos pantalones deportivos y sin playera estoy reposando en mi despacho, son las cuatro de la mañana y creo que es momento de descansar, tomo agua de la botella que tengo frente a mí, bobo un litro de agua sin parar, vaya que estoy agotado. Suspiro y con unas toallas de papel limpio el sudor que tengo en la frente y luego las gotas que caen en mi pecho.

 

– Oye, ¿por qué estás tan cómodo? Aún no acabas, te esperan allá afuera – Mat entra sonriente para darme aquella noticia.

– ¿Quién? – exhalo el aire que contenía a modo de descanso.

– ¡Quién más va a ser! El niño rico ese, el tal Fabián, dice que trae algo nuevo para mostrarte – lo recuerdo es un niño muy alocado, tiene apariencia de no romper ni un plato, pero es de los que son capaces de quemar una casa completa.

– Su ropa de hilito ya la conozco, no creo que tenga algo nuevo que mostrarme – suelto una carcajada llena de burla.

– ¿Vas a despreciar al jovencito? – me mira expectante, aguarda una respuesta.

– Te hago otra pregunta, si me lo cogiera y por alguna razón Evan se enterara ¿qué crees que pasaría? – su cara se muestra con una confusión enorme, ese Mat es fácil de impactar a veces.

– ¿A poco tú y Evan ya?

– No, no te aceleres, tampoco es para tanto, pero voy haciendo la luchita, pero imagínate que se entera que me ando llevando a la cama a los clientes…

– ¿Y acaso no lo piensa? – nos miramos, sí, muy seguramente Evan piensa que me acuesto con mucha gente y es verdad, hasta el día del cine me había acostado con quien me placiera.

– ¿Pero sabes algo? Me dirás loco pero siento extraño, vamos no somos nada, ni siquiera amigos, pero es como si le fuera infiel, como si acostarme con otra persona fuera un engaño – mi amigo me mira y asiente mientras me escucha – ¿Crees que estoy loco? Yo lo pienso a veces.

– Estas demente, Adán, pero no de esa locura en la que te encierran en los manicomios, tú estás loco por alguien.

– ¿Por Evan? – pregunto socarronamente pera luego sonreír de lado.

– Tú lo has dicho.

– ¿Yo siéndole infiel a Evan? – no pude evitar dejar salir otra carcajada, esto es extrañamente divertido.

– ¿Qué? ¿Te piensas casar con él y todo lo demás? ¿Vivir juntitos, la casita feliz, dejando de desnudarte delante de los clientes y serle fiel por el resto de tu vida?

– No es para tanto, tú mejor que nadie sabes que yo solo me hubiera casado con una persona, fuera de Bárbara yo no me pienso amarrar de esa forma a nadie – es la realidad, por mucho que me interese Evan jamás me atrevería a llegar a ese punto, para eso tendría que amar a una persona mucho más de lo que amé a mi primer amor y eso no pasará nunca.

– Pobre Evan, ¿entonces qué futuro le espera contigo? – me pregunta sonriente.

– Una vida simple, libre, una relación abierta.

– Una relación abierta – me dice pensativamente – ¿Y qué te hace pensar que un muchacho como él aceptará algo así?

– Sencillo, soy encantador – me carcajeo ampliamente.

– Es un descarado, que es diferente.

– Descarado o encantador, él terminará haciendo lo que te digo, porque él es de los míos, no creo que deseé una vida como de cuento de princesitas.

– Ten cuidado Adán, no vaya a ser que el que termine haciendo lo que él quiera seas tú.

– No creo, siempre he hecho mi voluntad.

– Pero él no es de los que hacen la voluntad de los demás, por eso me cae muy bien Evan pese a no haberlo tratado tanto, tiene más pantalones que muchos de los tipos que conozco, tú incluido.

– ¿Eso opinas de mí, mal amigo? – le pregunto con un falso enojo.

– Eso justo es lo que pienso, así que ten cuidado, porque la cabeza piensa, pero el corazón no razona ni entiende de planes, el corazón solo siente y ya.

– A veces creo que pasas mucho tiempo fuera de casa – le digo y suelto un suspiro.

– Mi mujer y mi hijo me lo reprochan a veces, pero trabajo es trabajo y lo que más quiero es que a ellos no les falte nada, por eso me atrevo a decirte lo que te digo, ten cuidado, no vaya a resultar que tus planes cambien por completo, un hombre enamorado ya no ve solo por sus ojos.

– Estás loco, hermano – me levanto de mi lugar, le palmeo la espalda y estoy dispuesto a salir del despacho.

– ¿Vas a ir por el muchacho que te espera?

– ¿Tú que crees? – giro mi rostro para verlo.

– Que no.

– En efecto, no iré por él, así que puedes despacharlo, yo me voy a descansar, al rato, luego de su trabajo iré por Evan para invitarlo a andar en moto y comer pizza.

– Va, pero luego de echarlo yo también me marcho, quiero llegar a casa.

– Trato hecho, descansa – no tengo ánimos de acostarme con alguien, de hecho últimamente he tenido un sueño recurrente y no solo soy yo el protagonista, hay otra persona, con un carácter de los mil demonios pero bastante interesante.

 

 

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Mi reproductor de música suena tenuemente, con la bata aún puesta y una copa de vino tinto, de una reconocida marca chilena, en la mano, me dedico a pensar, recuerdo sus ojos, su forma de ser, últimamente he tenido mucho trabajo en el bufete, casos y casos que han salido sin cesar, tantos compromisos he tenido que las oportunidades de visitar a Evan Noriega se ha vuelto muy escasas, pero mañana me haré un tiempo para hacerlo, cuando salga de su trabajo iré a verlo para invitarle a comer.

 

– Dicen que una persona es capaz de hacerte cambiar y concebir el mundo de otra forma, y yo que me negaba a creerlo – niego con la cabeza, sonrío por lo inverosímil que me resulta toda esta situación.

 

Desde el día que lo conocí mi mundo fue otro, me convencí que tenía la alternativa de ser nuevamente feliz, salir de aquella tóxica amargura que me envolvió durante años, después de Mónica mi corazón se endureció a tal grado que me sentí incapaz de volver a sentir algo por alguna otra mujer, y qué sorpresa me llevé cuando fue un muchacho sin gracia aparente el que me hizo sentir de esta forma.

 

Evan Noriega, el tipo que me obligó a ver el amor desde una perspectiva distinta a la habitual, o al menos la que resultaba natural en mí. Desde joven he sido muy recto en mis sentimientos y contadas las chicas que me gustaron y mucho menos las novias que tuve, pero cuando más decido estaba a formar una familia con Mónica, la vida me la arrebata cruelmente. Luego de ella me negué a pasar por otra pérdida, por otra situación de esta índole, me volvería loco si el destino me arrancara de nueva cuenta el amor de esa manera tan sórdida.

 

Hoy día puedo decir que estoy enamorado de ese muchacho, sin conocer su historia hubo algo que me hizo sentir empatía por él, luego que su amigo Joseph me relató la vida de aquel joven que llegó a mi oficina con un contrato para firmar, supe que no había tenido una existencia sencilla, lo que ha hecho por su madre, las penas y dificultades a las que se ha enfrentado muchas veces solo no me hacen sino admirarlo aún más, desde que sé lo que pasa con él unas inmensas ganas de protegerlo y cuidarlo me han invadido, no es que él sea un inútil, todo lo contrario, es tan valiente que ha sabido enfrentar la vida de frente y sin vacilar, pero no estaría de más brindarle un apoyo extra, un abrazo por las noches, una plática de cómo estuvo su día, un compartir de alegrías y tristezas, ser su brazo fuerte y el hombro en el cual pueda llorar cuando lo necesite, quiero pertenecer a él y que él pertenezca a mí. Quiero ser exactamente el que lo haga llorar de tanto reír y el que lo haga reír cuando no pueda dejar de llorar.

 

Mañana trataré de pasar un rato agradable con él, con Evan Noriega, el chico que revolucionó mi vida, mi forma de ser, mi forma de pensar y el que me hace soñar con un futuro mejor aun cuando él no lo sabe…

 

 

 

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El chisme del día, nadie en la oficina en las primeras horas de la jornada habló de otra cosa: ¡La jefa se había ido de la agencia!

 

Todos nos preguntábamos quién iba a ser el nuevo jefe, unos decían que tal vez el líder del área de marketing subiría al puesto, otros que el líder de diseño, la verdad ambos están muy capacitados, aunque la contadora Sylvia llevaba muchas cosas como jefa, sin embargo mi amiga de recursos humanos me dijo en secreto y que no se lo dijera al chismoso de Joseph, que el nuevo jefe ya estaba elegido, y quizás por la tarde se presentaría en la oficina, según me contó es una persona cercana a la señora Mercedes, digo, la señora es una persona maravillosa, supongo que su enviado será alguien igual o eso espero, total que los nervios están a todo lo que da porque bien dicen cuando un jefe nuevo llega no viene solo, trae su gente y quizás algunas cabezas pueden rodar, solo espero que no haya despidos, como dice mi mamá todos cabemos en este mundo.

 

– ¡Evan! – y justo cuando me iba a sentar en mi lugar mi amigo me llama.

– ¿Qué hay? – le digo con cierto nerviosismo.

– No te hagas que te acabo de ver, ven acá – me hace un ademán con sus dedos.

– ¿De qué hablas? – me hago el menso, no me conviene hablar.

– Te acabo de ver salir del área de recursos humanos, ¡Tú sabes algo! – me señala y trato de irme.

– ¿Quién es el nuevo jefe? ¡Cuéntamelo!

– No lo sé, yo solo fui a decirle a mi amiga que el lunes ya no me traiga tostadas.

– No seas lengua Evan, de seguro te dijo quién será el nuevo jefe, dímelo ¿sí?

– No sé de qué me hablas.

– No te hagas, ya sabes quién va a gobernar por acá, así que dime quién es, entre tú y yo no hay secretos – me dice el muy descarado, pero ya tengo un plan.

– De acuerdo, que no haya secretos entre tú yo, te diré lo que sé del nuevo jefe cuando tú me digas qué fue lo que pasó en la veterinaria aquella noche que terminaste en la cárcel.

– Ay Evan, me disculparás pero mi amiga de la recepción me trajo unas cremas para la playita y la debo ir a ver, con tu permisito voy a checar mi pedido – años de conocerlo dan resultados solo así me lo quitaría de encima.

 

 

 

El personal de la agencia se apersonó frente al reloj que estaba cerca de la entrada, las dos cincuenta y nueve con cuarenta y ocho segundos marcaba, cuando llegó al cincuenta la felicidad nos invadió…

 

– ¡Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos... Uno! – las tres de la tarde en punto, felices y jubilosos nos marchamos, gran parte del personal en este momento es libre, libre como el viento, libre como las gallinas, ¡soy libre por una semana! Como no quise demorar mucho opté por traer mi equipaje y las cosas que llevaría a mi pueblo, por lo que saliendo de aquí me voy directamente a la terminal de camiones, hoy por la noche estaría en casa, con mi mamá.

 

– Saludos a todos, nos vemos en una semana, que los traten bien, nos mandan mensajito – Joseph se despedía de los compañeros – Prometo traerles conchitas y caracoles de la playa.

– ¡Hasta luego! ¡Pórtense bien! – yo también, ya me iba y sería inmensamente feliz, no quedaba duda que iba a disfrutar de mis vacaciones. Me despedí de la chica de recepción, me deseó buen viaje a mi querido Tres Valles y me marché, hoy sería libre, veré a mi mamá luego de un largo rato. Espero que disfrute de mi estancia en mi pueblo, en mi ranchito querido…

 

 

 

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Dichosos los que ya se fueron, como soy nueva y le recepcionista me toca irme a las cuatro, aquellos que se van de vacaciones me dan envidia, pero ya me tocarán las mías, ya me tocarán. Estoy guardando el documento de los pendientes del día cuando un joven me habla.

 

– Hola amiga, ¿sabes si ya salió Eva con N al final? – lo observo fijamente ¿Eva con N al final?

– Disculpe no le entiendo.

– No, perdón, este, ¿ya salió Evan?

– ¡Ah! Evan, si ya salió, hoy se fue de vacaciones.

– ¿De vacaciones?

– Sí, se va a su pueblo, Tres Valles, iba muy contento de pasar estos días por allá.

– Con que de vacaciones eh – se dijo a sí mismo aquel muchacho con ropa deportiva.

– ¿Necesita algo?

– No, nada, creo que tengo que ir a hacer una maleta, gracias, buena tarde – sin decirme más se fue, este muchacho se ve que tiene mucha energía, ¿será deportista o algo así? En fin, sigo con mi labor. Pero no pasaron nidos minutos cuando otra persona me interrumpió.

 

– Hola, guapa – miro al frente y veo a ese hombre guapísimo, trae una playera tipo polo ajustada de los brazos, se notan claramente sus músculos, tiene un cuerpo de infarto.

– Hola – le digo amablemente.

– Vengo buscando a Evan ¿Sabes si ya salió? – otro que pregunta por él, ¿deberá algo?

– Pues Evan se fue hace rato, hoy salió de vacaciones y se irá una semana – cuando le digo su rostro cambia por completo de una tranquilidad a sorpresa.

– ¿Se fue? – aún confundido me pregunta.

– Sí, se fue a su pueblo, Tres Valles, allá pasará sus vacaciones – le digo y su rostro vuelve a iluminarse.

– Oh ya, perfecto – sonríe de lado, se ve muy varonil haciéndolo. Noto que toma su celular, marca y comienza a hablar – ¡Mat! Hermano, porfa, ve a mi casa y ármame una maleta, como para una semana, voy a salir de la ciudad… Si, luego te platico, porfa hazme ese favor, voy a llevar la moto a una revisión rápida porque voy a carretera… Va, gracias – cuelga el teléfono y me mira como todo un galán – Gracias, bonita – me guiña el ojo y se marcha, este tipo no está nada mal. Niego con la cabeza, sigo con mi trabajo acababa de guardar mi documento cuando otra persona me interrumpe.

 

– Buenas tardes – un señor vestido de traje y con cara de serio me miraba.

– Buenas tardes, ¿en qué le puedo servir?

– Vengo buscando al señor Evan Noriega ¿sabe usted si ya checó salida? – ¿Otro? ¿Qué acaso mi compañero anda en malos pasos?

– El compañero Evan se fue hace rato, hoy salió de vacaciones y se fue a tu pueblo, Tres Valles – le digo, este señor se ve como de pocos amigos, prefiero no hacerlo enojar.

– ¿De vacaciones? – se queda pensando – ¿Sabe más o menos por cuánto tiempo?

– Una semana señor.

– Muy bien – al igual que el otro musculoso, toma su celular, y puedo notar que es de los carísimos, de esos que ni en seis quincenas yo podría comprar – Clara, por favor, le pido que me cancele los compromisos de la semana entrante… Sí, sin excepción, los casos más urgentes los pasaré al licenciado Téllez, yo me comunicaré con él, quizás me ausente una semana por causas de fuerza mayor… Muy bien, confío en usted, ah, por favor, que manden mi camioneta a mi casa, gracias es muy amable, cualquier detalle me localiza al celular… Gracias igualmente – cuelga y me mira con seriedad – Muchas gracias, es muy amable – se marcha y yo me quedo extrañada, ¿será que metí la pata? Espero que no…

 

 

 

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Esta oscureciendo, voy en el autobús, tengo sueño pero ya casi llego a casa, mi casa verdadera, donde mamá me espera. Voy junto a la ventanilla y puedo ver el paisaje, hay mucho monte al lado de la carretera, me siento tan feliz, luego de un buen rato estoy por acá. Desde la lejanía puedo ver lo que tanto había ansiado, el arco que indica la entrada, con ese gran letrero que dice ‘Bienvenidos a Tres Valles’, ¡Estoy en casa! Es poco concurrida esta carretera y estos caminos por lo que no hay mucho tráfico, noto que a toda velocidad pasa una motocicleta al lado del camión, ese tipo es muy tonto, ¿cómo se le mete así a un autobús? Luego, echando las luces, una camioneta va pegadita a nosotros, pero qué gente, ¿no se dan cuenta de lo peligroso que es hacer eso y de noche? Pasa y se va de largo, gente sin sentido común.

Por último un auto más pequeño hace lo mismo, pasa a un lado de nosotros, hasta parece que llevan prisa, esta gente es imprudente, luego por eso pasan los accidentes, en fin, mientras lleguen a su destino que hagan lo que quieran sin poner en peligro a nadie, claro. Yo por lo pronto disfrutaré de mi estancia en casa, al final de cuentas ¿Qué puede salir mal?...

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

¡Muchas gracias por tu lectura!

 

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