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Una Eva y tres patanes por Charly D

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Notas del capitulo:

 

 

 

 

 

No sabía cómo, es más, no sabía ni el por qué, pero estos tres sujetos estaban en mi casa, o sea la casa de mi mamá, con mis mejores amigos a un lado y yo solo observando cómo se miraban inquisidoramente entre ellos. Pensaba que pasar unos días en mi ranchito iba a ser lo mejor y más relajante que me podría pasar en meses, pero me acabo de dar cuenta que no, nada iba a ser ni relajado, ni tranquilo ni mucho menos agradable. Tenía que hacer algo, correrlos, no sé, mandarlos a la calle, pero algo, Vito, Gabito y mi mamá estaban con la expresión de no saber qué ocurría.

 

– Bueno, señores, fue un gusto saludarlos, me alegró verlos, pero es muy tarde, demasiado tarde y la gente decente duerme a sus horas, y pues ¿qué creen? Estas ya no son horas, así que gracias por la visita vuelvan pronto y adiós – como pude iba empujando a Edilberto pues era el que me quedaba más cerca, cuando la voz de mi mamá se escuchó.

– Evan, espera un poco, yo creo que es de personas educadas invitarles a tus amigos aunque sea una taza de café – lo que me faltaba, mi mami a veces peca de buena gente.

– Yo sí se lo acepto señora, ustedes ya pueden irse, recuerden que estas ya no son horas – muy conchudamente Edilberto se soltó de mi agarre para luego dirigirse a los otros dos Adanes.

– Pues yo también quiero el café que la señora ofreció – miro con terror como Alejandro se acerca a la mesa.

– Doña María, será un placer para mí compartir una taza de café con usted, con su permiso – el abogado habló y se dirigió a la mesa en la cual cenábamos tranquilamente antes de que ellos llegaran.

 

 

Miré atónito como los tres habían tomado asiento en nuestra humilde mesa. Seguía sin comprender qué había pasado, y ni sé por qué pero tal vez Joseph tenga algo que ver en todo esto y de solo imaginarlo me da un no sé qué, que qué se yo. Ahora los tres estaban sentados a la mesa esperando a ser atendidos, ¿pero qué se han creído estos sujetos?

 

– Mamá, yo creo que ya no son horas para estar de visitas, además tú debes estar muy cansada como para estar atendiendo gente – traté de hacerla entrar en razón pero olvidé un pequeño detalle…

– Hijo, yo crié una buena persona, educada y con valores, así que por favor, dales a los señores los que ellos pidan – ella es más terca que yo, y sobre todo jamás desobedecería una instrucción de mi progenitora, nunca haría algo así, suspiré y los miré.

– ¿Con leche o sin ella? – ellos ganan, pero solo porque mi mami me lo pide.

– El mío solo y sin azúcar – dice Adán Edilberto – Yo no consumo azúcares, me gusta más lo amargo – me sonríe de una manera muy extraña.

– Yo con un poquito de azúcar, porque lo dulce en pocas proporciones es bueno – Adán Alejandro levanta sus cejas de un modo bastante peculiar.

– Yo como usted guste Evan, me adapto a lo que me pueda ofrecer – Adán Gregorio me dice asintiendo, con su típica cara de serio pero esbozando algo que pareciera una leve sonrisa.

– Sí, ya vengo – mis amigos seguían frente a mí y no podía olvidarlo – Vito, Gabito ¿Pueden venir conmigo por favor? – se miraron entre ellos y ya sabían que algo iba a ocurrir.

– Este, Evan, lo que pasa es que yo – Vito comenzó a hablar.

– Sí, ya es tarde y pos hay que ir a descansar para madrugar mañana – Gabito secundó.

– Ahora – dije y caminé rumbo a la cocina, ellos sabían que debía seguirme o afrontar las consecuencias, solo escuché cuando pidieron permiso a mi madre y fueron donde yo.

 

 

Ponía a calentar el café suficiente para tres tazas cuando empecé…

– ¿Cómo pudieron hacerlo? ¿De cuándo acá se hacen amigos de fuereños? ¿Y qué tal si querían secuestrarme? ¿O si tal vez era un cobrador de mis trastes que no he terminado de liquidar? A ver, a ver – les reclamé y ellos bajaron la mirada.

– Pues es que el muchachito me dijo que era tu amigo, y pues ni modo de decirle que no sabía dónde vives – Vito me decía con cierta pena.

– Y a mí el otro pues no dejaba de alegar y me cayó bien, pues por eso empezamos a hablar de ti y luego de las como paren las vacas, se ve que sabe de eso – Gabito me contaba y yo rodé los ojos, estos no tienen remedio.

– ¡Ay por favor! Edilberto no sabe nada de vacas – le debatí.

– Pos me habló de un buey que está tratando de domar pero que se le pone rejego, por eso supuse que sabía de animales.

– ¿Un buey? – ¿será que aparte de nudista será ganadero? – Como sea, ustedes deben de aprender a no andar dando santo y seña de la gente, eso está mal.

 

– Como está mal andar hablando de la gente y dejando que esperemos por el café – desde el fondo pude oír como Edilberto hablaba.

– ¡Eh! ¿A poco se escucha lo que hablamos? – le pregunté a mis amigos.

– Oímos todo y eso del buey, el ganadero se quedará esperando porque ese ya tiene marca de propiedad – contesta Alejandro.

– Por supuesto que sí, uno solo lo domará y está claro quién será, caballeros – Gregorio interviene, ¿qué está pasando? Me acabo de perder de todo esto.

– Pues eso está por verse ‘caballeros’ – con un tono sarcástico habló el stripper.

– Claro que está por verse, ¿o qué creen que uno está pintado? – el deportista contestó con cierta molestia.

– No hay competencia cuando ya de antemano se conocer al vencedor – secamente el abogado mencionó.

 

¿Y ahora estos? Ya no sé si platican, debaten, se pelean, quieren ser ganaderos o qué pasa con sus vidas, no lo entiendo.

 

– Les recuerdo, señores, que hay una mujer presente y que ese ‘buey’ es significativo para ella, por lo mismo les voy a pedir compostura y respeto – yo ya iba con las tazas de café, ayudado por mis amigos, cuando vi que mi mamá les decía aquellas palabras a esos tres, los cuales de inmediato agacharon la mirada y se notaron apenados, ¿Y ahora? En automático se quedaron en silencio.

 

– ¿Pasa algo mamá? – pregunté con duda.

– Nada hijo, solo aclaramos algunos puntos tus amigos y yo, anda atiéndelos por favor – desde su silla ella me decía, algo pasaba, como que me llamo Evan que algo extraño acababa de ocurrir.

– Así pues sí – dijo Edilberto – Disculpe usted señora, no volverá a pasar.

– Sí, yo también me disculpo – Alejandro habló.

– Mis disculpas y reitero mi respeto a usted, a su hijo y a su casa, señora María – el abogado también dijo.

– No hay problema, adelante, tomen sus cafés porque se les enfriarán – sonrió y los disculpó, ¿Pues qué le hicieron estos tres a mi madre?

 

Pues bueno, si así dicen las cosas pues ni hablar, aunque no termino de comprender qué pasó por aquí.

 

– Nosotros ya nos vamos, te vemos mañana Evan – Vito se despedía.

– Sí, ya mañana platicamos con calma, hasta mañana doña María – Gabito también, y como un par de ratas abandona barcos, se fueron antes de que les dijera sus cuatro frescas.

 

 

Me coloqué detrás de mi mamá y la abracé, independientemente de lo que había ocurrido apenas unos minutos atrás, no podía olvidar que estaba con mi mamá y ello era lo verdaderamente importante, me hacía muy feliz poder abrazar a mi viejita hermosa.  

Luego de disculparse ninguno de estos sujetos volvió a hablar, aunque eso sí, no dejaban de mirarse bastante recelosos. Uno a otro se dirigían miradas asesinas o molestas, ¿se habrán peleado o algo así?

 

Terminaron sus bebidas, pude darme cuenta de la hora y ya era bastante tarde, suspiré aliviado, ya era momento de que se fueran y ni modo, así debía ser, sonreí cuando se levantaron, por fin se irían y yo me quedaría en paz con mi mamacita.

 

– Pues ya es momento de retirarme señora María, le agradezco sus finas atenciones – Gregorio se dirigía a mi mamá.

– ¿Y dónde dormirá, señor? – ¡Ay no!

– Vine en mi camioneta, dormiré ahí.

– ¿Y ustedes dos? – se dirigió al stripper y al deportista.

– Yo traje mi auto – contestó Alejandro

– Yo dormiré viendo las estrellas porque traje moto, señora – dijo Edilberto, su chiste hizo sonreír a mi mamá, al menos le cayó bien.

– Ay muchachos, Evan, saca unas cobijas de mi closet, y sobre el mismo hay unas colchonetas que me trajo Vito, son muy delgadas – se dirigió a mí y luego los volteó a ver a ellos – Es lo más que les puedo ofrecer para que no estén directamente en el piso, por razones que ustedes entienden de sobra mi hijo dormirá conmigo en mi cuarto y ustedes en la sala ¿Hay algún inconveniente, señores? – la escucho y no lo creo, les está dando permiso para dormir en nuestra casa, es lo más cristiano en estos casos, pero nunca me pasó por mi mente dormir en mi casa con, prácticamente, esos tres Adanes a mi lado.

– Ninguno, señora – sonriente el deportista dijo.

– En lo absoluto, doña María – Gregorio contestaba educadamente.

– ¡Es usted lo máximo señora! – irreverente e igualado, Edilberto se acercó y tomando a mi madre de sus manitas, se las besos mientras se inclinaba – Es la mejor sueg… la mejor anfitriona, señora – sonrió y nuevamente hizo sonreír a mi mami.

– Ay muchacho, ya me doy cuenta quién eres – seguía sonriendo y levantándose con esfuerzo se recargó en mí – Anda hijo, vamos a dormir porque ya es tarde – la tomé de su brazo y caminamos a su cuarto, antes de entrar por completo volvió su rostro hacia ellos – Señores, la puerta de nuestro cuarto estará cerrada con seguro, para evitar problemas, así que duerman en paz, buenas noches – sin decir otra palabra entramos y en efecto puso seguro a la puerta, digo tal vez exagera, no creo que le quieran robar nada de valor, son medio pesados a veces, pero no creo que sean rateros ¿o tal vez si?

 

Ya desde adentro pude escuchar algunos murmullos desde afuera.

 

– Hazte para allá, yo quiero estar cerca de la puerta.

– No, tú quieres aprovecharte de la situación, yo me quedo aquí.

– No sean infantiles, yo arrojé primero mi colchoneta, así que soy el indicado para estar cerca de la puerta de Evan.

– ¿Y tú crees que nací ayer, verdad?

– Dejen de estorbar y quítense, yo llegué primero.

– El león cree que todos son de su condición, caballero, pero no, soy un hombre decente.

– Decente o no yo me quedo aquí y punto, a ver cómo me quitan.

 

 

Estos están mal, seguro tienen problemas psicológicos o algo así ¿pelearse por dormir cerca de la puerta? ¿Pues qué tiene la puerta? ¿Es de oro y no me di cuenta o qué?

– Ya ven a dormir hijo, deja que ellos se hagan y deshagan a su gusto, es asunto de ellos.

– Pero mamá, ellos están…

– Peleando, así son los hombres, peleoneros por naturaleza y más cuando el interés es el mismo para varios, en fin, ven, cámbiate y duérmete porque tendrás unos días bastante intensos mijo, bastante – la miro con preocupación, en fin, si ella lo dice mejor me acuesto, aunque aún sigo escuchando a esos tres pelearse desde afuera, ¿pues qué les pasa? Están locos esos tres patanes…

 

 

 

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Estoy en el despacho de mi padre, oigo atentamente sus indicaciones mientras reviso los libros de contabilidad, algunas facturas y la nómina de algunos de los empleados de la agencia.

 

– Pese a lo desordenada de su oficina, Sylvia dejó el trabajo bastante al corriente y bien estructurado, solo tendrás que dar seguimiento a lo que venía haciendo.

– ¿La nómina se pagará a toda la plantilla esta quincena? – le pregunto.

– Sí, el que la mayoría esté de vacaciones no significa que no se les pagará, al contrario, tienen derecho  a su salario íntegro – mi bonachón padre me mira con cierta preocupación.

– Hijo, en verdad deseamos que puedas seguir manteniendo esta agencia igual o mejor que como Sylvia la tenía funcionando.

– Descuiden, haré mi mejor trabajo, quizá apriete un poco las tuercas pero nada del otro mundo.

– Solo trata a los empleados con respeto y ellos te respetarán.

– A veces la gente solo entiende de malas maneras, y por eso hay que castigarlos de la forma  más severa, papá.

– No hijo, no siempre esa es la solución.

– Cuando te hacen quedar como un monstruo delante de un ángel no hay excusa que valga para no hacerlos pedazos uno por uno.

– Hijo, a  veces dices cosas que me aterran.

– No te preocupes mamá, estoy acostumbrado a que me teman, a que todos lo hagan aunque no tengan motivo – me levanto de mi asiento – Me voy, Josué me está esperando, ya es muy tarde y le prometí llegar temprano, seguro me reclamará.

– Saluda a mi nieto por favor.

– De tu parte, en fin, me despido mamá, papá – los beso en la mejilla a cada uno – Mañana me presentaré en la agencia para enterarme un poco del movimiento – salgo del despacho rumbo a la entrada principal, no me agrada el tener que hacerme cargo de este negocio pero es un favor especial que me pidieron mis padres y no puedo negarme, espero que no sea por mucho tiempo, no creo que nada interesante pase en ese lugar, nada…

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

¡Gracias por leer!

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