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Los villanos también merecen un final feliz... por Kate Lawliet

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Oh San Valentín, fecha perfecta para usar de excusa con tal de pasar una hermosa velada con aquella persona que te trae como loca desde hace tiempo ¿no? Bueno si fuera tan fácil no sería también el día de la amistad.

Si tristemente muchas veces el amor no es correspondido y este justamente es el caso de nuestro querido pelirrojo Nathaniel quien, decidido ha ido con la heroína a pedirle una cita… y aquí comienza la triste historia…

Aun era muy temprano, el reloj marcaba las 4 am, y sin embargo cierto pelirrojo se encontraba despierto dando mil y una vueltas por su habitación como león enjaulado ¿El motivo? Ese día le pediría a Marinette que fuese su pareja para el baile que la escuela realizaba cada San Valentín.

Llevaba semanas reuniendo el valor para hacerlo y al fin lo había logrado, estaba decidido y nada lo detendría.

Con ese animo entusiasta se levanto de la cama, se pudo su ropa de siempre y bajo para preparar el desayuno, hace varios años que vivía solo, su madre lo había dejado con su padre cuando era un niño y bueno su padre… él no era el hombre mas atento y cariñoso en lo que a padre se refiere, pero de cierta forma eso le gustaba, después de todo al menos nadie lo molestaba y era libre de poder ser él.

Después de un buen desayuno tomo sus cosas y salió rumbo a la escuela.

 

---Tiempo después---

Al fin había llegado el momento, era ahora o nunca.

Respiro hondo y salió del pasillo en dirección a la heroína.

-H-hola Marinette- saludo tímidamente como era propio de él.

-Oh, hola Nathaniel ¿Qué sucede?

-B-bueno veras, yo me preguntaba si je ya sabes si tu… si tu quisieras ir al baile conmigo.

-…Ah bueno esto es realmente halagador, pero- murmuro- veras yo no… quiero ir contigo- aunque no le sorprendió su respuesta realmente no quitaba el dolor que ahora estaba sintiendo.

-No te preocupes lo entiendo- forzó una sonrisa- bueno lamento haberte molestado, nos vemos- se dio la vuelta y se fue lo más rápido que pudo de aquel lugar, ya se había acostumbrado al rechazo, fue al baño y se encerró… luego golpeo con fuerza la pared, una vez, otra vez, y otra y otra vez hasta que logro herirse; luego suspiro pesadamente y se sentó en silencio sobre los lavabos, fue en ese momento en que se dio cuenta de que no era el único allí presente.

Al otro extremo del lugar se encontraba un muy familiar chico de cabello rubio, estaba sentado contra la pared y tenia sus hermosos ojos esmeralda fijos en él, aunque parecía ausente.

- ¿Cuánto llevas aquí? - hablo al fin el pelirrojo.

-…Llegue antes que tu- ¿Por qué se miraba tan triste? Nunca le había visto así, usualmente tenía una actitud positiva y una sonrisa adornando su rostro, con cansancio se movió de su lugar y se paro al lado de Adrien-… ¿Por qué estás aquí? - pego sus piernas a su pecho y escondió su rostro.

-Bueno… cometí la estupidez de creer que mis sentimientos eran correspondidos- sonrió con tristeza y se deslizo hasta quedar junto a Adrien- ¿Cuál es tu motivo?

-Ahhh el mismo- Wow ¿Adrien siendo rechazado? Eso era imposible, es decir, el chico no solo era muy atractivo, sino que además tenía un corazón de oro y eso era algo que siempre admiro de él además de su fuerte sentido de justicia y demás.

-Parece que estamos en las mismas- rio y paso su mano por la espalda del rubio intentando reconfortarlo.

-Si así es- sonrió levemente.

Se volvieron a quedar en silencio, aun se sentían mal por lo que les había pasado, pero de cierta manera, el tenerse el uno al otro allí, aunque solo fuera compañía, les hacía sentir mucho mejor.

Su momento de tranquilidad fue interrumpido por el sonido de la campana, ya debían regresar a clases, aunque realmente no quisieran hacerlo.

-Vamos- Nath se levantó primero- nos castigaran si llegamos tarde- le tendió su mano al rubio y este la tomo.

-Si tienes razón, gracias- le sonrió al pararse, sus manos se quedaron juntas por un pequeño instante, esto les hizo sentir una extraña calidez y por este mismo motivo se soltaron de golpe.

El regreso al salón fue de alguna manera una tortura, cuando llegaron al salón el mas alto pudo notar como Marinette casi babeaba por su compañero, se sentía estúpido al no haberse dado cuenta de algo tan obvio como lo era aquello.

Adrien también noto la mirada que la otra le mando, desde hace tiempo que sabía de los sentimientos de esta hacia su persona, pero claro que, él no le correspondía, se sintió incomodo al ver también a Cloe y a las demás, Nino no había ido ese día para su mayor desgracia así que sin pensarlo mucho tomo la manga de Nath haciendo que este diera un respigo.

- ¿Qué sucede?

- ¿Puedo sentarme contigo?

-…Claro- la cara de los demás presentes le molesto un poco, todos le veían como el chico raro y solitario y aunque así fuera que le vieran de aquella manera tan despectiva solo por tener algo de la atención del rubio no se le hacía de lo mejor.

Se limito a sentarse en su lugar y hacer lo que solía hacer siempre: dibujar…

Se esmero tanto en dibujar que no se dio cuenta del tiempo que había pasado hasta que sintió un peso sobre su hombro, giro un poco su rostro y vio una escena que merecía ser retratada; el rubio se había quedado dormido sobre su hombro, la luz del sol hacia que su cabello pareciera echo de finos hilos de oro, sus suaves mejillas ligeramente sonrojadas y de sus bellos labios salían ligeros suspiros.

Nathaniel se quedo embelesado con aquella escena, tanto que de echo se puso a retratarla.

Su mano se movía con agilidad experta sobre el papel, un trazo por aquí y otro por allá, cada minuto que pasaba era un nuevo detalle en su obra. Cuando termino el dibujo una sensación de satisfacción enorme le lleno el pecho ¡había quedado maravillosa!

De todos los dibujos y pinturas que había hecho aquel había sido el mejor de todos, en definitiva, como toque final le puso su firma y con cuidado la guardo en la mochila del rubio; poco después de eso la campana sonó de nuevo anunciando el final de las clases.

-Adrien…- le sacudió con suavidad.

-Mmmm- con pereza se restregó los ojos- ¿Nathaniel?

-Jajajaja buenos días.

-P-perdona me quedé dormido sobre ti, no quise molestarte.

-No te preocupes, no me molesto- le dedico una seductora sonrisa.

La clase ya había quedado vacía, tomaron sus cosas y se pusieron en marcha hacia la salida; allí se encontraban algunos de sus compañeros, aun faltaba un poco de tiempo para que el chofer de Adrien llegase así que se quedaron hablando de tonterías para pasar el rato.

Durante ese corto tiempo ambos se dieron cuenta de que no eran tan diferentes como creían, se sentían libres de poder hablar de lo que quisieran sin ser juzgados.

Cuando el momento de la despedida llego el mayor sin pensarlo tanto se acercó aún más al menor.

-Oye ¿Te gustaría ir conmigo a algún lugar? - salto de golpe sorprendiendo al contrario.

-E-eh sí, me gustaría mucho- sonrió con sinceridad y le extendió su brazo de forma amistosa- ¿Mañana al final de las clases?

-Si, me parece bien- apretó la mano del contrario feliz- no olvides nuestra cita entonces- rio bajo y soltó al otro, quien solo asintió avergonzado y se fue en dirección al auto.

No querían admitirlo, pero en aquel momento una sonrisa de tontos se les dibujaba en el rostro.

El rechazo que habían pasado ahora ya no tenía real importancia, ahora solo se sentían felices por la nueva amistad que tenían, lo que no sabían es que, dentro de muy poco tiempo, aquel lazo se volvería mucho más que una simple amistad…

 

Notas finales:

Nos vemos en un rato!!! 

Besos!!!!


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