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Ángel o diablo por Aylana

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Notas del fanfic:

Nadie puede conocer perfectamente el funcionamiento del alma de una persona, sus reacciones, pueden ser tan predecibles como impredecibles, y sobre todo, nunca uno llega  a saber si en realidad está ante la persona que uno cree que conoce o ante una cuya mera coartada es solo fingida ante la sociedad. Todas las personas tienen su parte demoníaca o angelical, pero, ¿cuál de las dos mostramos?¿Y a quién? Son preguntas cuyas respuestas nadie puede predecir... o quizás sí...

La ventisca parecía haberse calmado, con lo que conducir podría ser una proeza realizable, aunque fuera por una carretera escarchada por las constantes nieves que caían por esa localidad. A Ethan no le hacía mucha gracia conducir en esas condiciones y menos saber que debía quedarse durante un tiempo ahí, en un pueblo en el que parecía que el sol nunca fuera a vislumbrar con sus rayos a la población. Éste era un gran cambio para él y para su mujer. Después de haber pasado dos fabulosas semanas de luna de miel en un lugar caluroso y soleado, a uno no le sentaba muy bien un cambio tan drástico de tiempo, y ellos dos no eran ninguna excepción.

 

- Ethan, creo que será mejor que prosigamos con el viaje, ¿no crees, cariño? –le dijo una voz al oído, la voz pertenecía una mujer de lisos cabellos rubios, con ojos verdes y finos labios pálidos por el frío que ni el mismo aire acondicionado de la camioneta conseguía hacer desaparecer. Dueña de un cuerpo fino, que hacía pensar que era o había o podía haber sido modelo. “La mujer de mis sueños” pensaba siempre Ethan al verla y lo mismo pensó la primera vez que la vio. Un momento que desde luego no olvidaría.

 

- Sí, Anne, no te preocupes, auque espero que los que no se preocupen sean tus padres, no me haría bien alguno, creo que no les conozco todavía demasiado para saber como pueden reaccionar –le respondió a su esposa.

 

- Ethan, Ethan, no te preocupes, tendrás tiempo de sobra de verlos, conocerlos, estrechar manos, hablar, reír y aburrirte de ellos en lo que va a durar nuestra estancia -dijo ella con una sonrisa dibujada en sus labios  tornándose en una pícara-. Y supongo que también tendremos tiempo de perdernos en una habitación de esa casa, te digo que habitaciones no le faltan, me solía perder cuando era pequeña supongo que me puede volver a pasar.

 

- ¿De verdad? No sabes lo que me gustaría jugar al escondite contigo, pero si queremos llegar a eso creo que empezaré a conducir. Pero no te duermas, o te aseguro que nunca llegaremos, recuerda que yo no me sé el trayecto.

 

- No te preocupes, venga arranca ya, y te voy diciendo por donde ir.

 

Ethan reía en su interior, la idea de perderse en una casa grande situada en una montaña junto a su mujer le parecía un jueguecito muy apetecible, con lo que mejor era llegar cuanto antes para empezar a contar hasta 100...

  

La nieve volvió a caer durante el trayecto pero gracias a las cadenas se podía seguir conduciendo. Y finalmente, Ethan pudo apagar el motor del coche, bajarse del coche y abrir la puerta de su acompañante para que saliera del coche.

 

- Uf, parecía que nunca íbamos allegar, la próxima vez hazme total caso de adonde te digo que vayas, no te hagas el listillo cogiendo el camino contrario –refunfuñó Anne a su marido -. Creo que habría que mirar el calefactor de la camioneta, no calienta apenas.

 

- Tranquila Anne, ya lo miraré mañana, no eres la única que notaba un frío glacial en sus pies –repuso él un poco irritado del viaje. Conducir podía llegar a cansar mucho, sentía que debía de dormir un montón de largas horas para recuperar fuerzas.

 

Saliendo de sus pensamientos decidió alzar la vista hacia la susodicha casa de sus suegros. No le asombró mucho ver una gigantesca y adorable casa de montaña. Erigida en un montículo en lo alto de la montaña, construida con grandes cantidades de troncos y rodeada por un bosque de abetos que en ese momento no eran muy visibles al confundirse por la nieve que cubría todo. “Que original” pensaba Ethal. “Qué familia millonaria no iba a mandar construir una casa como esta en un sitio como este”

 

- Una pregunta, Anne, ¿cómo es que tienen tanto dinero tus padres? Sé que me acribillaron a preguntas de porque me casaba contigo, se pensaba que era por el dinero, un poco desconfiados por no decir mucho –preguntó Ethan.

 

- Muy simple, la lotería. Mis padres te trataron así porque tenían “miedo” por así decirlo, de casarme con alguien que solo le importara mi dinero, porque de ellos se puede decir que trabajar no es lo suyo, si te soy franca, no creo que nunca hayan trabajado seriamente, son un par de holgazanes, te lo puedo asegurar, y lo que temen es quedarse sin dinero para poder llevar su gran vida.

 

- Vaya, quien iba a decirlo, y yo que pensaba que eran unos trabajadores, que habían estudiado en universidades caras y todo ese rollo. Y va a ser que son unos vividores nada más y nada menos. Desde luego, no sé nada so...

 

- ¡¡Anne!! Querida hija... ¿cómo estas?¿Por qué habéis tardado tanto en llegar?¿Cómo ha sido el trayecto? –acribilló a preguntas una voz alegre con un toque de preocupación.

 

- Mamá... no podía ser nadie más que tu... con tu rapidez para las preguntas podrías ser presentadora de un programa –rió Anne.

 

- Uh, no, querida, demasiado trabajo para alguien de mi edad –respondió apareciendo ante ellos una mujer entrada en años, con una gran sonrisa plasmada en la cara, con una figura esbelta para su edad y un pelo, de igual color que el de su hija, en el que las canas empezaban a aparecer -. Apuesto a que este gallardo hombretón que está aquí plantado como un árbol más debe de ser tu marido, ¿no?

 

- Mamá... que mala eres... lo sabes de sobra –refunfuñó alegremente Anne -. Vamos Ethan, muévete, no quiero tener que despegarte del suelo con una espátula, sería demasiado trabajo para una dama como yo... –dijo poniendo morritos.

 

- Ya, ya, una dama como tu, lo único que sé es que eres como tu madre en personalidad –respondió el aludido. La verdad, era difícil que la madre de Anne le cayera mal al ser igual que su hija, “un par de holgazanas” pensaba para sus adentros al verlas a las dos delante de él -. No es por nada, pero preferiría si fuera posible, poder entrar dentro de la casa y sentarme delante de una chimenea o algo que irradie calor, si no fuera mucho pedir.

 

- Pero que poco aguantáis por favor.

 

- Mamá, acabamos de pasar nuestra luna de miel en un lugar cálido, y nos mandas venir a visitarte a este sitio que poco más y es el polo norte. No seas cruel con nosotros, entiende nuestra situación.

 

- Desde luego, estoy con ella, señora Harper  –puntualizó Ethan.

 

- Sigo pensando que sois unos blandengues, y por favor, Ethan, ¿no?. No me llames señora Harper, llámame Alice, es más corto, no me hace parecer vieja y me gusta más. Venga entremos, seguro que Doug (N/a: pronunciado dak) nos estará esperando en el salón preguntándose por qué tardamos tanto en entrar –dijo cogiendo a ambos de los brazos.

 
Notas finales: N/a: Ohayögozaimasu! Bueno, hasta aquí lo dejo, se que es muy corto, pero necesito saber si hay gente interesada en la historia, eso sí, advierto que al principio, en los tres primeros capítulos más o menos, no puedo meter yaoi tan de repente, con lo que Ethan y Anne estarán molestando un poco al principio con su amorío para hacer transcurrir la historia y meter el argumento. Escribir review si os veis interesados (que no voy a negar que me haría sentir feliz ¬¬u porque es mi primer fic y estoy un poco nerviosa ^0^!!) Ja mata ne!

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