Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi dulce señor por zandaleesol

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Título: Mi dulce señor

Pareja: Harry/Lucius

Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados para divertirme y espero que también para entretener a los lectores, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.

Advertencias: AU. Mpreg. Violación.



Capítulo 24. Juntos otra vez


Habían transcurrido dos semanas desde que Harry regresó a vivir a la mansión. Lucius le sorprendió con los cambios realizados. La antigua habitación que ocupara Harry en su primera estancia había sido transformada para que la usaran dos personas, el rubio trasladó todas sus cosas y ahora eran una pareja completamente consolidada al dormir en la misma cama.


La antigua habitación de Lucius fue remodelada por Winka para el bebé y el cuarto contiguo con el que se comunicaba a través de una puerta fue transformado en una sala de descanso. Harry estaba dichoso y agradecido por los cambios, estaba seguro que muy pronto borraría de su mente el motivo por el cual esas habitaciones de comunicaban, Lucius al ordenar aquella transformación le decía que el pasado definitivamente estaba cerrado.


*~*~*~*~*~*~


Aquel día era especialmente importante para Lucius. Después de un gran trabajo de persuasión por parte de Sirius, finalmente Draco había aceptado una entrevista con su padre.


Harry desde la amplia cama observaba como Lucius iba y venía sin poder decidir aún cual túnica era la más apropiada para esa primera visita que le haría a Draco en el apartamento del Londres muggle.


-¿Con cuál de estas crees que le causaré mejor impresión a Draco? -preguntó Lucius sosteniendo las túnicas una en cada mano.


Harry sonrió.


-¿Amor estás hablando en serio? ¿De verdad quieres impresionar a tu propio hijo?

-Harry mi cielo, esto es importante, hace más de un año y medio que no veo a mi hijo cara a cara. Deseo que comprenda que no soy el hombre rígido que no supo jamás como ser su padre realmente.


Harry comprendió los sentimientos de Lucius.


-El color negro te sienta muy bien, pero te hace ver demasiado imponente y no es la imagen que deseas proyectar ante Draco. Creo que ese verde azulado te quedará genial, sofisticado y atractivo, él sabrá enseguida que está frente a un hombre distinto, pero no tanto por el color de la túnica, sino por lo que expresa tu mirada.

-Tienes toda la razón. Me pregunto de dónde te nace tanta sabiduría mi amor, eres casi un niño.

-Creo que mi sabiduría viene de este bebé que está aquí dentro -dijo Harry mientras posaba las manos sobre su estómago -, y lo de ser niño, pues creo que dejé de serlo hace rato, tú me has hecho un hombre Lucius, y eso y muchas cosas más hacen que te adore con todo mi corazón.

-Yo te adoro más, mucho más -dijo el hombre acercándose al chico para besarle los labios tiernamente.


Harry no demoró en echarle los brazos al cuello y profundizar el beso. Se apartó para respirar.


-Guuaaaauuu… Cada vez me enloquecen más tus besos -dijo Lucius casi sin aliento.

-Sí lo imagino, pero será mejor que dejemos los besos y demás para cuando regreses. No debes retrasarte para ver a Draco.

-Sólo espero que todo salga bien, estoy muy nervioso.

-No debes preocuparte amor, estoy seguro vas a recuperar a tu hijo.

-Oh Harry, espero que todo salga así como tú dices. Mi felicidad sería total y perfecta si pudiera recuperar a mi hijo.

-No le he preguntado nada a Sirius al respecto, pero por lo tranquilo que le he visto en estos días, tengo un buen presentimiento.

-Espero que todo salga bien.

-No tengo ninguna duda de que así será -respondió Harry.


*~*~*~*~*~*~


Draco dormía profundamente cuando de pronto sintió que alguien descorría las cortinas de su cuarto para dejar que entrara el sol. La luminosidad que invadió de pronto la habitación le molestaba así que se cubrió con el edredón hasta la cabeza.


-Draco ya es hora de levantarse -la voz de Sirius sonó autoritaria -. Lucius estará aquí a las doce en punto.


Estas palabras bastaron para que el muchacho rubio se sentara de golpe en la cama. Era cierto, finalmente llegaba el día en que se reuniría con su padre. Había transcurrido exactamente un año y medio desde que él huyera de Hogwarts. Pero al inicio del sexto curso, cuando su padre había ido a despedirlo al andén fue la última vez que cruzaron palabras. En realidad fue la última vez que su padre le habló, porque recordaba perfectamente que en esa ocasión él no había pronunciado ni sola. Eso sucedió dos años atrás.


El muchacho movió la cabeza en señal de negación. Esto hizo que Sirius le miraba con preocupación.


-Por favor, no digas que te has arrepentido y que ahora no deseas verlo.

-Sirius, esto es una tontería. Nada cambiará, yo hice mi vida aquí en el Londres muggle, no tengo nada que ver con el mundo mágico y jamás regresaré.

-Draco, ya te lo dije antes; el hecho de que ya no estés viviendo entre magos no significa que debas renunciar también a tu padre.


Draco esbozó una sonrisa triste.


-Renunciar a mi padre -repitió -. Prácticamente yo nunca tuve padre.

-Pero eso puede cambiar ahora Draco. Sólo debes darle una oportunidad.

-Yo nunca fui importante para él. Siempre estaba demasiado ocupado, cuando yo era muy pequeño sus negocios eran lo más importante, ni mi madre ni yo existíamos. Después cuando empezó la guerra aceptó el puesto como jefe en la oficina de los aurores, era todo lo que le importaba -recordó Draco con resentimiento.

-Draco, realmente me desconcierta tu actitud, pensé que habías comprendido lo importante que fue el trabajo de tu padre durante la guerra y, que finalmente habías olvidado tu resentimiento hacia él.

-Sí, sí finalmente lo comprendí, pero…

-¿Qué?

-Después de que todo acabó no hizo nada por buscarme. Todos estos meses su única preocupación ha sido Harry y ese bebé que ni siquiera es suyo.


Sirius guardó silencio por un instante. No le gustaba lo que estaba escuchando.


-¿Draco qué sucede? Estaba seguro que no te molestaba la relación de tu padre con Harry, pero ahora estás hablando de una forma que me desconcierta.


Draco apartó con brusquedad la ropa de cama y saltó de ella.


-No me molesta.

-Pues no es lo que parece.


El muchacho se asomó a la ventana y se quedó silencioso por unos segundos. Luego se volvió para mirar a Sirius.


-Sirius, ya decepcioné bastante a mi padre cuando me uní a Voldemort. Hice cosas de las que nunca dejaré de avergonzarme y, mírame donde estoy, querrá saber que hago para vivir aquí y tendré que decirle que me quito la ropa para entretener a los muggles borrachos que asisten al bar. Los mismos muggles a los que tanto despreciaba y que sólo deseaba que muriesen.

-¿Eso es lo que realmente te preocupa?

-Sirius, tú pareces ser el único ciego que no puede ver lo bajo que caí.

-No es fácil para nadie, sea mago o muggle sobrevivir en un mundo del que nada sabe.

-Sirius no podría soportar que mi padre sintiera lástima por mí, preferiría que me odiara.

-No digas tonterías -respondió Sirius con tono serio -. Lucius jamás sentirá odio por ti y eso de la lástima, estás equivocado, no existe ningún motivo para que él la sienta. No sintió lástima por Harry a pesar de sus circunstancias y mucho menos la sentiría por ti; eres joven, sano, fuerte… Y por último él está convencido de que trabajas como mesero en aquel bar.

-¿Eso le dijiste?

-Sí eso le dije. Si has cambiado de parecer y ese trabajo ahora te avergüenza, pues lo dejas y ya. Yo nunca estuve de acuerdo con esa actividad, pero tú insististe en seguir en ese sitio.


Draco se quedó en silencio un instante. Sirius planteaba las cosas de una forma que parecían muy sencillas, pero él no podía compartir esa misma visión.


-Dale una oportunidad a Lucius y dátela tú mismo. Eres demasiado joven para vivir con el corazón lleno de amargura. Tal vez el ejemplo te resulte odioso, pero mira a Harry, a pesar de lo terrible que vivió y, tú mejor que nadie sabes de eso, está feliz, aceptó a ese bebé que en un comienzo no quería y su vida ahora es otra.

-Harry es más valiente que yo. Además la gente siempre lo ha querido, tiene amigos verdaderos, te tiene a ti… Y ahora a mi padre.

-Tú también tienes a tu padre. Jamás dejarás de ser hijo de Lucius y él no ha dejado de quererte nunca… Y me tienes a mí, que te amo… porque eres dulce, valiente, apasionado, divertido cuando te lo propones, hermoso.


Draco miró al hombre con seriedad, nunca en su vida nadie le había dicho que poseyera tantas cualidades juntas.


-Realmente crees que tengo todas esas cualidades -preguntó el chico rubio con voz algo insegura.

-Bueno una de esas salta a la vista. Las demás me las has mostrado poco a poco y estoy seguro que me quedan muchas más por descubrir.


Draco no pudo evitar sonreír. Sirius era un hombre increíble, había tanta convicción en sus palabras que lo hacía sentir como el ser más especial del mundo. Por primera vez se sentía respetado y amado sinceramente, con Sirius a su lado nunca tendría miedo a nada.


-Eso me gusta, quiero verte sonreír siempre, quiero que seas feliz a mi lado.

-Lo soy -dijo el rubio mientras iba a refugiarse finalmente en los brazos de Sirius -, aunque no creo merecerlo.


*~*~*~*~*~*~


Finalmente Lucius vistiendo el atuendo escogido por Harry y que por supuesto llamó demasiado la atención entre los muggles se presentó el apartamento de Draco justo a la hora señalada. Estaba realmente nervioso sin poder imaginar cómo lo recibiría el muchacho después de tanto tiempo sin contacto.


Era Sirius quien esperaba en la sala la llegada de Lucius, de un momento a otro. Draco aun en la habitación daba por enésima vez una repasada a su atuendo muggle, no estaba seguro de porque deseaba darle una buena impresión a su padre. Tal vez sólo se trataba de su orgullo Malfoy, de no mostrarse derrotado a pesar de su actual vida, que sin duda sería considerada vergonzosa para cualquier mago que se preciara de tal.


Los suaves golpes en la puerta fueron el indicativo de que Lucius ya estaba ahí. Sirius se apresuró a abrir la puerta y miró al hombre un tanto asombrado de verle vistiendo esa túnica de mago pese a que estaban en un barrio muggle. De seguro que había llamado mucho la atención de quienes vivían en derredor de Draco y con el parecido que tenía con el muchacho de seguro más de alguno ya había concluido que se trataba del padre del chico. Sin embargo, Sirius dejó de pensar en ello y le sonrió a Lucius dándole la bienvenida.


-Adelante Lucius, estás en tu casa.


El hombre rubio se adentró hacia el interior del apartamento y sin poder evitarlo dio una mirada al lugar. Era sencillo para su gusto, pero ordenado y confortable, aun así le costaba un poco imaginarse a su hijo viviendo en ese sitio, pues el muchacho siempre había estado rodeado de lujos.


-Un lugar muy bonito -comentó Lucius con una sonrisa, recordando las últimas recomendaciones de Harry con respecto a que debía mostrar agrado por el apartamento de su hijo -, sencillo, pero agradable.

-Sencillo para un Malfoy, quieres decir -repuso Sirius.

-Sí, creo que ese es un gran defecto de nuestro apellido, siempre nos gustó la ostentación y el lujo.


Lucius no se había percatado de que Draco estaba parado en la entrada de la pequeña sala. De pronto el hombre se volvió y la sonrisa abandonó su rostro. Ahí estaba su hijo, por fin, después de tanto tiempo. Le dio una larga mirada que le bastó para captar todos los cambios que se habían operado en Draco, desde su aspecto físico hasta la expresión de sus ojos. La mirada del muchacho había perdido ese gesto insolente y desafiante. Era una mirada gris un tanto apagada, pero sin duda mucho más humana de lo que recordaba.


Lentamente se acercó al chico y en completo silencio sólo se limitó a abrazarle con fuerza.


Draco que nunca recibiera un abrazo de su padre, estaba impactado. Aquel hombre que lo abrazaba era muy diferente al rígido y orgulloso hombre que recodaba, sin ir más lejos estaba seguro que esa era la primera vez en su vida que recibía un abrazo de su padre. Lucius nunca fue afectuoso, pudo comprender que ese que lo abrazaba era un hombre nuevo.


Sirius apenas podía contener la emoción. Se avergonzaba un poco de estar presenciando aquel encuentro tan íntimo, tanto que parecía que padre e hijo habían olvidado por completo su presencia.


El primero en recordar que Sirius también estaba en ese lugar fue Draco. De pronto dirigió su mirada al hombre y éste le dirigió una sonrisa de aprobación.


-Creo que yo saldré un rato para que puedan conversar con tranquilidad.


Al oír estas palabras Lucius recordó la presencia de Sirius. Aprovechó aquello para apartarse de Draco y de este modo lograr contener un poco su emoción.


-Gracias Sirius, es muy considerado de tu parte.

-La verdad sólo estoy siguiendo las instrucciones de Harry -respondió el hombre a modo de explicación.


Lucius sonrió y asintió con la cabeza.


Draco discretamente observó a su padre tras escuchar a Sirius. De inmediato notó la alegría que iluminaba la mirada del hombre rubio con sólo escuchar el nombre de Harry.


Tras esas palabras Sirius le dirigió una mirada a Draco, deseando que el chico lograra solucionar todo lo que tenía pendiente con su padre. Así lo entendió Draco y devolvió al hombre de cabello negro una sonrisa tranquilizadora.


*~*~*~*~*~*~


El silencio se instaló en la estancia una vez que Sirius cerró la puerta.


-Harry desea de todo corazón que tú y yo nos reconciliemos.

-Es buena persona, tiene nobles sentimientos a pesar de todo lo malo que debió vivir -respondió Draco.

-Es cierto, debe ser por eso que lo amo tanto -respondió Lucius.


Draco se limitó a asentir. Lucius por su parte deseaba decirle tantas cosas a Draco, pero no entendía porque le costaba tanto hablar con su hijo. Recordó las palabras de Harry.


-Harry confía mucho en que podamos entendernos -dijo Lucius.

-¿Crees que sea posible?


Lucius se sorprendió, pero no tanto por la pregunta, sino por el tono en que fue hecha, había en ella una nota de esperanza y preocupación al mismo tiempo.


-Creo que depende solamente de nosotros. Draco, yo no fui un buen padre para ti, eso lo sé. Siempre estuve demasiado ocupado para prestarte atención, en ese sentido tu madre fue mejor que yo.


Draco guardó silencio y Lucius continuó.


-Sé que son muchos años perdidos y ya no podemos recuperarlos, pero confío en que nuestro futuro pueda ser mejor… Si tú me das una oportunidad, ¿crees que sea posible?


Draco miró a su padre, era un hombre completamente diferente a como lo recordaba.


-No estoy seguro de que valga la pena.


Lucius bajó la mirada con evidente desilusión. Draco así lo interpretó.


-Hice cosas de las que me arrepiento, cosas malas de las que ningún padre podría estar orgulloso -respondió el chico con una nota de tristeza en la voz.


Estas palabras hicieron renacer la esperanza en Lucius.


-Draco… Yo no soy quien para juzgarte, también he cometido errores, no soy perfecto.

-Pero seguramente esos errores no le quitaron la vida a nadie. Tú luchaste para salvar vidas, mientras que yo me uní a quienes las quitaban.

-Draco sólo tenías dieciséis años cuando huiste de la escuela y, sé que soy en gran parte responsable de ello.

-No lo eres… padre.


Lucius sintió un calor en el corazón al oír ser llamado de ese modo otra vez. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que escuchara a su hijo referirse a él de ese modo.


-Sí lo soy hijo. Recuerdo tus vacaciones en la mansión antes de que iniciaras el sexto curso. Te había prometido que pasaríamos ese tiempo juntos, tu madre había muerto el año anterior antes de Navidad y yo sabía que me necesitabas pese a que nuestra relación nunca fue cercana. Estábamos casi al final de la guerra y yo debía elegir entre estar junto a mi hijo que me necesitaba o seguir luchando; elegí lo segundo aun sabiendo lo que eso significaría para ti, te abandoné cuando más me necesitabas, mi deseo de cumplir con la comunidad mágica fue más importante. Me equivoqué Draco, cometí el peor error de mi vida, cuando me enteré de que habías huido con tus amigos para unirte a las filas de Voldemort, comprendí que yo te había empujado a tomar esa decisión.

-Eso no fue tu culpa, fue una decisión que tomé consiente de lo que significaba -respondió Draco, aun sabiendo que mentía, pero no quería que su padre cargara con culpas que le pertenecían sólo a él.

-Draco yo siempre conocí tu forma de pensar con respecto a los muggles. Tenías las mismas ideas que tu madre, y de eso también fui responsable, jamás me involucré en tu educación, estaba ocupado haciendo crecer nuestra fortuna; le dejé todo a ella a pesar de que no me gustaba las ideas que te estaba inculcando, pero me era más cómodo ignorarlo. Los hijos son lo que un padre hace de ellos, a medida que crecías te convertiste en un muchacho resentido por no tener todo el afecto y atención que precisabas. Buscaste junto a los Mortifagos lo que yo no supe darte…

-Pero no lo encontré, en realidad me uní a ellos porque deseaba vengarme de ti, sabía que te lastimaría cuando supieras que me había unido al bando de tus enemigos.

-Sí, no puedo desconocer que fue doloroso cuando Dumbledore me llamó para decirme lo sucedido, pero en ese mismo momento comprendí que tu odio por mí era más grande que el que sentías hacia los muggles.


En este punto de la conversación Draco no pudo evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas, ya se había contenido demasiado.


-Yo creía en la causa de ellos, creía en la legitimidad de sus ideas sobre la sangre pura porque era lo que mi madre me había enseñado. Pero fui absurdamente ingenuo al creer que los métodos que ellos utilizaban para dañar a sus enemigos no me vería obligado a realizarlos también.


Lucius miró a su hijo con profundo dolor. Draco prosiguió.


-Hacían cosas horribles, fui testigo de tantas atrocidades -dijo el muchacho con la voz quebrada -, pero no sólo eso, también participé, debía dar pruebas de mi lealtad y, demasiado tarde comprendí que todo eso de la sangre pura, aquello de la defensa de los verdaderos magos no era más que una falsedad. Era la excusa para dañar y dar rienda suelta a los peores instintos, había llegado a mi límite y, entonces sucedió lo de Harry. Yo sabía que estaba condenado al igual que Neville, ambos morirían. Mi vida ya no valía nada, pero aún podía hacer algo por ellos y lo hice, aunque llegué muy tarde para ayudar a Harry. Nott, mi mejor amigo, ya se había encargado de hacerle daño.


Lucius sintió dolor al oír eso. Cerró los tratando de apartar de su mente el sentimiento de horror que le acuciaba al imaginar el terrible momento que había vivido Harry.


-Eso es una prueba de que ellos no destruyeron tu alma hijo -dijo Lucius.

-No, te equivocas, mi alma siempre estará manchada sin importar cuanto haga por el bien de otros.

-Arriesgaste tu vida para salvar a cuatro y, aunque hubiese sido sólo uno, igual tiene valor, no cualquiera está dispuesto a hacerlo.

-Hablas como si yo hubiese hecho algo maravilloso.

-Salvar la vida de alguien siempre lo es.

-Pero eso no borra el daño que hice antes. Nada lo borrará, por eso no entiendo el que Sirius pueda amarme a pesar de lo que soy.

-¿Y qué eres Draco?

-Un criminal -respondió el muchacho con rotundidad.

-No lo eres. Tú mismo lo has dicho, fuiste ingenuo al creer en todas las mentiras de Voldemort, te equivocaste y eso no te convierte en un criminal, a lo menos no para mí.

-Si no lo fuera no estaría aquí. No me hubiese visto en la necesidad de huir para evitar Azkaban, lo justo sería que estuviera allí, encerrado con los demás asesinos.

-Eso jamás sucederá mientras yo pueda evitarlo -respondió Lucius con rotundidad.


Draco miró a su padre con una mezcla de tristeza y alegría al oír aquello. Sirius no se había equivocado al asegurarle que su padre a pesar de pertenecer tantos años al cuerpo de aurores, e inclusive haber sido jefe de esa oficina jamás lo entregaría.


Sintió uno deseos inmensos de ser él quien ahora abrazara al hombre. Ya no había rencor en su alma. Primero la guerra, luego la soledad y la culpa habían cambiado su corazón y eso lo hacía feliz, aunque también sufría al tener plena conciencia de todo el mal que había causado a otros y que jamás podría remediar.


Lucius sabía que la culpa que sentía su hijo era mucha, y él no lo había buscado para reprocharle nada, sólo deseaba tener la oportunidad de hacer algo por él, por su felicidad, Draco a pesar de sus errores tenía derecho a la felicidad, después de todo sólo era un muchacho cuyos ojos que eran iguales a los suyos suplicaban una segunda oportunidad, y no sería él quien se la negara. Sin pensarlo más abrazó otra vez a su hijo.


-Haré todo lo que esté en mis manos para que tú seas feliz, lo juro Draco -dijo Lucius lleno de convicción.


Draco sabía que la felicidad perfecta no existiría jamás para él, pues no la merecía. Pero ya era suficiente el tener el amor de Sirius y ahora haber obtenido el perdón de su padre.


-No tienes que hacer nada padre, me basta con que no me juzgues y que además me hayas perdonado.

-Me hace muy feliz el tener a Harry a mi lado, me siento totalmente afortunado, pero no me basta, te necesito a ti también, jamás estaría tranquilo sabiendo que vives prófugo del Ministerio de la magia, que en cualquier momento podrían descubrirte. Aunque sé que por consideración a mí no han puesto todo el empeño que debieran para dar con tu paradero.

-Padre, sé que merezco ir a Azkaban, pero también sé que no lo soportaría, ese lugar terminaría conmigo en muy poco tiempo.

-Yo lo sé mejor que nadie Draco. Por ese mismo motivo he estado hablando con algunas personas para conseguir un indulto para ti.


Draco no quería tener esperanzas, pero no podía evitar pensar que sería maravilloso no vivir marginado y siendo prófugo del mundo donde había nacido.


-Eso suena muy bonito, pero sé que no es posible.

-Pues yo pienso de forma más positiva que tú hijo. Antes de irme de viaje con Remus, visité a Dumbledore en la escuela, y hablamos de esto, como jefe de magos del Wizengamot, está dispuesto a hacer todo lo posible por convencer al tribunal de darte un indulto.

-Padre, por favor no te esfuerces en algo que jamás será posible, hasta ahora ningún mortifago ha sido perdonado, ¿por qué me perdonarían a mí?

-Porque eres un buen muchacho que cometió un terrible error y merece una segunda oportunidad. Además yo di siete años de mi vida a la causa, sacrifiqué mucho durante la guerra y eso también debería ser tomado en cuenta.

-Te agradezco de todo corazón que desees ayudarme, te juro que con eso ya soy un poco más feliz.

-Yo no quiero que mi hijo sea sólo un poco feliz, quiero que sea feliz.

-Ya te lo dije padre, tengo más de lo que en realidad merezco.


Lucius miró atentamente a su hijo, era extraño pero era ahora cuando sentía un orgullo que Draco nunca antes le había inspirado.


-Bueno hijo, hay por ahí quienes dicen que conformarse es morir un poco, otros dicen que es una desgracia no poder conformarse con lo que la vida te ha puesto en el camino.

-¿Y tú que dices padre?

-¿Yo? Creo que la vida es demasiado breve y, por lo mismo estamos en la obligación de vivir cada minuto de la mejor forma que nos sea posible. No se debe vivir lamentando lo perdido o lo que jamás obtendremos, simplemente luchar por ser feliz un día a la vez.


Draco le encontró mucho sentido a esas palabras. Se preguntó porque nunca antes se había dado cuenta de lo sabio que era ese hombre al que ahora abrazaba. Sonrió atendiendo a las palabras recién dichas por Lucius, no lamentó el no haberse dado cuenta antes, sino que agradeció el comprenderlo en ese instante.



~**~

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).