Pareja: Harry/Lucius
Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K. Rowling, yo sólo los tomo prestados para divertirme y espero que también para entretener a los lectores, no percibo ningún beneficio económico por este trabajo.
Advertencias: AU. Mpreg. Violación.
CapÃtulo 15. Noche de amor
El dÃa llegó y Harry despertó esa mañana muy temprano. En realidad apenas durmió la noche anterior. HabÃa transcurrido una semana desde que Lucius entrara en su habitación para decirle que Remus estaba de acuerdo con que diera la magia que el bebé necesitaba. Sin embargo, para esos dÃas fueron los más difÃciles de su vida, Remus apenas le hablaba, habÃa consentido, pero no lo hizo estando de acuerdo. Se sentÃa mal por esa situación.
La seguridad de Harry iba menguando poco a poco. Se sentÃa totalmente egoÃsta e inclusive cruel por provocar en Remus este sufrimiento, porque Remus sufrÃa con la situación y mucho. Por momentos el chico pensaba que lo mejor era marcharse de la mansión en completo silencio y olvidar todo; buscar a otro que pudiera darle su magia al bebé. Pero era difÃcil tomar esa decisión, por el bebé y por sà mismo.
Lucius en nada habÃa cambiado su comportamiento con respecto a él, conversaban a menudo y todas las noches venÃa a verlo antes de que se durmiera. Ni una sola vez habÃan tocado el tema de lo que sucederÃa entre ellos. Harry sólo esperó que el hombre rubio le indicara que el momento habÃa llegado y, asà sucedió, la pasada noche. Lucius antes de darle las buenas noches tocó el tema por fin, diciéndole que todo estaba listo para la noche del siguiente dÃa, no dio más explicaciones y el chico no se atrevió a preguntar nada.
*~*~*~*~*~*
Harry esa mañana bajó a desayunar y aunque no morÃa de ganas de encontrarse con Remus, no querÃa mostrar que estaba afectado por la situación. Cuando llegó al comedor no encontró a nadie, se resignó a desayunar solo. Al poco rato llegó Lucius, su estómago revoloteó inevitablemente.
-Buenos dÃas, Lucius -dijo el muchacho con una sonrisa suave, a la que Lucius respondió con su afabilidad de siempre.
-Buenos dÃas, ¿dormiste bien?
Harry estuvo a punto de decir que estaba tan nervioso que apenas logró dormir.
-SÃ, bien como siempre.
Lucius no dijo nada más y se concentró en su desayuno. Harry no pudo evitar mirarlo a hurtadillas de vez en cuando. Ese silencio le incomodaba.
-¿Remus aún está durmiendo?
-No, salió hace un rato y regresará mañana por la noche.
Harry sintió que su estómago se encogÃa. Remus se habÃa marchado, estarÃan solos en la mansión, no se sintió capaz de comentar nada.
Lucius apartó su taza de café y miró al chico.
-Harry, tengo algunas cosas que hacer esta mañana, pero regresaré para que almorcemos juntos.
-Esta bien.
De pronto Lucius movió su mano y tomó la de Harry. El chico levantó la vista con algo de sorpresa.
-Harry, deseo que estés tranquilo, yo te prometo que…
-No es necesario Lucius, estaré bien, confió en ti -dijo Harry mirando con intensidad al hombre rubio.
-Gracias –respondió Lucius sin retirar su mano.
Por unos segundos el hombre rubio se quedó embelesado de esa mirada esmeralda, pero luego apartó sus ojos y retiró su mano, luego se levantó.
-Bueno ya debo irme, estaré de regreso para la hora del almuerzo.
Harry, luego de salir Lucius, por fin dejó escapar el aire de sus pulmones. Se quedó mirando el sitio que habÃa ocupado el hombre, no negaba su nerviosismo y emoción por lo que sabÃa pasarÃa esa noche.
*~*~*~*~*~*
Lucius habÃa llegado hasta ahà para repasar cada detalle del lugar. Quiso encargarse personalmente de que todo estuviese en perfecto orden. Deseaba que Harry se sintiera cómodo y relajado, de la forma que no se sentÃa él.
No estaba en absoluto relajado, esperaba que llegado el momento su experiencia facilitara las cosas, no sólo para Harry, sino también para él. Consideraba que esa serÃa la primera vez para el chico de ojos esmeraldas, lo anterior no contaba. TendrÃa que esforzarse para que la situación terminara de la mejor forma, Harry esperaba un bebé, por lo tanto, su sensibilidad era mayor.
Se sintió bastante satisfecho al comprobar que su elfina habÃa dejado el lugar tal cual lo habÃa ordenado. Todo relucÃa en su lugar, nada desentonaba. Se dirigió a la habitación principal para dar una mirada. La amplia cama adoselada, estaba cubierta por un finÃsimo edredón bordado de encajes blancos. La alfombra azul y las paredes tapizadas de seda color crema, le daban un toque de sofisticación y romanticismo al lugar. El baño también estaba perfecto.
Luego de dar un vistazo a las demás dependencias de la casa se sintió conforme y salió para dar una mirada al jardÃn, aquella mañana de junio era maravillosa. El exuberante jardÃn que rodeaba la casa convertÃa el lugar en algo encantador. Decidió dar una vuelta por el lugar antes de regresar a la mansión para almorzar con Harry. Necesitaba pensar, sobretodo pensar en el chico de ojos esmeraldas. Le habÃa prometido regresar para el almuerzo, luego de eso tendrÃa toda la tarde para prepararse mentalmente para lo que debÃa suceder esa noche.
Ese lugar era hermoso en la hora del crepúsculo, podÃan cenar en el jardÃn, sin prisas, ese ambiente serÃa relajante para los dos. Porque era cierto, estaba nervioso y presumÃa que Harry debÃa estarlo mucho más.
*~*~*~*~*~*
Harry decidió tomar un largo baño, sólo por hacer algo. Durante el almuerzo Lucius estuvo más silencioso de lo habitual y él tampoco se sintió muy comunicativo. El hombre rubio habÃa salido otra vez, pero antes de marcharse dijo que volverÃa temprano. Harry pensó que tal vez se reunirÃa con Remus. El chico de ojos esmeraldas no dejaba de sentir una pesadez en el estómago cada vez que pensaba en Remus, por más que éste habÃa intentado parecer relajado, sabÃa que el hombre sólo podÃa sentir pesar y celos por esta situación.
Cada vez que pensaba en ellos se le instalaba en el estómago una sensación pesada, era culpa. En su corazón sabÃa que habÃa hecho mal al pedirle a Lucius que fuese el donante de la magia que necesitaba su hijo; pero a quien más pudo haber recurrido, en nadie confiaba tanto como para confiarle un asunto de esa envergadura.
Por otra parte Remus jamás debÃa sospechar lo que sentÃa por Lucius, lo odiarÃa, si es que no lo hacÃa ya. En las últimas horas no habÃa pensado en otra cosa, esa noche que pasarÃa con Lucius cambiarÃa la relación para siempre. Su padrino no se equivocaba, después de esa noche nada volverÃa a ser igual, porque él amaba al hombre rubio.
Esa claridad no habÃa llegado sólo a su corazón, sino también a su cerebro. SabÃa lo que debÃa hacer, necesitaba la magia de Lucius para su hijo, pero necesitaba también conocer el amor, aunque en este caso era el único que amaba. Lucius le querÃa, pero no lo amaba. Se marcharÃa de la mansión, regresarÃa a vivir con Sirius y harÃa todo lo posible por seguir su vida sin Lucius, no podÃa hacer nada más, habÃa llegado tarde a la vida del hombre, demasiado tarde, el amor de Lucius pertenecÃa a Remus.
Cuando finalmente salió de la bañera, encontró su traje sobre la cama. Era atuendo estilo persa, pantalón de seda azul con bordados blancos y sobre él una túnica que disimularÃa su insipiente barriga de cuatro meses. El traje fue un regalo de Sirius para el dÃa de su graduación, un dÃa que no llegarÃa jamás y no tendrÃa una mejor ocasión para usarla que esa noche, además era una ocasión especial. No demoró mucho en estar preparado por fin, miró el reloj de plata que habÃa sobre su mensa de noche, pasaban de las cinco. Se sentó en la cama, sólo le quedaba esperar, pues Lucius y él no habÃan planeado nada.
De tanto pensar finalmente se sintió agotado y con lo poco que habÃa dormido la noche pasada acabó durmiéndose sin querer, sólo despertó cuando escuchó la voz de Lucius llamarlo con suavidad.
-Harry…
El chico poco a poco abrió los ojos.
-Lucius… hmm… lo siento me dormÃ… yo…
-No te preocupes no pasa nada -dijo el hombre rubio.
Se hizo un silencio. Harry miró el reloj de la mesa de noche, eran casi las siete.
-¿Tienes hambre?
-SÃ, un poco.
-Entonces vamos a cenar -dijo Lucius levantándose de la cama le tendió la mano al chico.
Harry la tomó, rogando con todo su corazón que el hombre no notará su temblor. Sin embargo, Lucius pareció no percatarse, miró en todas direcciones como si buscara algo.
-¿Qué sucede?
-Creo que deberÃas cubrirte con algo.
-¿Para qué? No hace frio Lucius, estamos en verano -respondió Harry con una sonrisa.
-Ya lo sé, es sólo para el viaje -dijo Lucius mientras iba en busca de algo al armario.
-No creo que por bajar al comedor pesque un resfrÃo -respondió Harry, esta vez riendo abiertamente.
-No cenaremos en casa, iremos a otro lugar -repuso el hombre mientras sacaba por fin una capa y se volvÃa hacia el muchacho.
Harry al escuchar eso sintió que su estómago daba una fuerte sacudida.
-Ah… entiendo -fue toda la respuesta que el chico pudo articular.
-Creo que esto servirá -dijo Lucius mientras se acercaba a Harry para ayudarle a vestir la capa de viaje.
Salieron de la habitación y bajaron luego la escalera en completo silencio. Para fortuna de Harry, que sentÃa sus piernas temblorosas, el hombre rubio tuvo la precaución de tomarlo del brazo. No podÃa evitar sentirse a cada segundo más nervioso. No se detuvieron en la sala, salieron hacia el jardÃn y Harry comprendió que utilizarÃan la Aparición para viajar.
Caminaron en completo silencio hasta llegar a la verja de fierro. Lucius apuntó hacia ella su varita y el candado se abrió, luego procedió a cerrar una vez que cruzaron. La oscuridad era absoluta, fue Lucius quien tomó la iniciativa y se acercó a Harry.
-No tienes que hacer nada, yo me encargaré -dijo el hombre mientras atraÃa al chico y lo pegaba a su cuerpo.
Aun siendo imposible que Lucius pudiera ver los ojos de Harry, éste de todos modos los cerró, pero no porque le asustara usar la Aparición en su estado, sino debido a que ahora tenÃa plena conciencia de lo que sentÃa por el rubio y le resultaba más difÃcil controlar las sensaciones que le despertaba aquella cercanÃa.
*~*~*~*~*~*
ParecÃa que el sol se habÃa puesto apenas hacia unos segundos, la claridad era aún brillante y Harry lo percibió pese a que aún mantenÃa los ojos cerrados, cuando escuchó el susurró de Lucius en su oÃdo diciendo que ya habÃan llegado. Abrió los ojos y entonces vio el lugar, estaban en medio de la campiña frente a una verja alta en un camino sinuoso cubierto de grava.
-Vamos -dijo Lucius tomando la mano de Harry -, no es necesario caminar tanto.
El chico asintió silencioso y se dejó guiar por la mano cálida del rubio. Caminaron unos metros y luego de rodear un grupo de tupidos árboles Harry pudo ver la casa, no era grande si se la comparaba con la mansión, pero tenÃa un aspecto de casa de postal Navideña.
-¿Te gusta? -preguntó de pronto la voz de Lucius.
-SÃ, es hermosa… tiene un aspecto tan romántico -contestó Harry dejándose llevar por el entusiasmo que la vista le despertaba, pero enseguida se avergonzó de emplear esa palabra.
Lucius notó el leve e involuntario sonrojo del chico, sonrió imperceptiblemente.
-Vamos para que la conozcas por dentro, te encantará.
Harry sólo asintió y caminó junto a Lucius mirando con curiosidad en derredor.
*~*~*~*~*~*
El entusiasmo de Harry fue menguando de a poco, de pronto se encontró más silencioso de lo que habÃa estado nunca junto a Lucius y, por supuesto que el hombre notaba esos cambios y los comprendÃa, también él estaba nervioso.
Harry habÃa confiado que por ser Lucius quien ayudarÃa en esa situación todo serÃa más sencillo, pero ahora comprendÃa que no serÃa asÃ. De pronto lo sobrecogÃa una timidez que nunca antes habÃa experimentado, sus inseguridades surgieron en ese momento.
Lucius abrió la puerta de la entrada principal. Estando dentro el chico dio una mirada y el lugar le pareció encantador, era sencillo, pero muy acogedor. TenÃa un aire Ãntimo muy apropiado.
-¿Te gusta? -preguntó el hombre rubio.
Harry hizo un esfuerzo y sonrió.
-SÃ, es muy bonito y acogedor.
-Debes tener apetito, veremos que nos dejó Winka para cenar, ven acompáñame a la cocina.
Harry siguió dócilmente al hombre rubio.
En la cocina encontraron todo lo que la elfina de Lucius habÃa preparado para la cena y que se mantenÃa a caliente.
-Eso huele delicioso -dijo Harry intentando disfrazar su nerviosismo.
-Es cierto, que te parece si lo probamos, tú y el bebé deben tener mucho apetito.
Harry sonrió sin querer, se le hacÃa extraño ver a Lucius preocupándose de algo tan trivial como la cena, recién pensó que habÃa tantas facetas del hombre rubio que no conocÃa y que jamás llegarÃa a conocer.
Mientras Lucius servÃa la cena, Harry para esconder su nerviosismo se dedicó a hacer preguntas con respecto a la casa. Lucius le contó que la habÃa hecho construir hacÃa muchos años. Antes de que comenzara la guerra solÃa visitarla asiduamente, era su lugar favorito para descansar.
-¿Remus y tú han venido aquà alguna vez? -preguntó Harry, pero enseguida se arrepintió, le parecÃa que era mejor haber ignorado aquello.
-No, nunca vine con él aquÃ.
-¿Por qué? -preguntó Harry sin poder contenerse.
-La verdad no estoy seguro, tal vez deseaba conservar algo que fuese sólo para mÃ, algo Ãntimo.
-Pero me has traÃdo a mÃ, perderás esa intimidad.
-Nada de eso, no la perderé, quiero compartir esa intimidad contigo -dijo el hombre con tono dulce.
Harry entendÃa o creÃa entender que significación le daba Lucius a la palabra intimidad y no pudo evitar enrojecer.
*~*~*~*~*~*
Después de la cena Lucius invitó a Harry a que se instalaran en el jardÃn. El chico aceptó de buena gana, temÃa que lo siguiente que le dijera Lucius era que irÃan hacia la habitación, era extraño para él, porque sabÃa que deseaba realmente al hombre rubio, pero también tenÃa necesidad de retrasar todo lo posible el momento en que se entregarÃa a Lucius y no sabÃa porque, tal vez en el fondo se su corazón tenÃa miedo, a pesar de llevar un bebé dentro, aquella serÃa su primera vez.
Luego de conversar por algún tiempo de temas no muy trascendentales. Lucius por fin se atrevió a sugerir que fueran a la habitación, eso sà dejando en claro que lo hacÃa para que Harry descansara un poco.
El muchacho aceptó entre nervioso y tÃmido. No sabÃa como actuar frente a Lucius, no querÃa mostrarse asustado aunque en realidad lo estaba, temÃa que todo se estropeara por su inexperiencia.
La habitación tenÃa las lámparas apagadas, sin embargo, la luna iluminaba con su claro resplandor. Una brisa suave agitaba la cortina de la ventana. Harry agradeció que esa oscuridad ocultase la vergüenza que sentÃa, estaba seguro que esta era la primera vez que tenÃa miedo de mirar los ojos grises del hombre rubio.
Lucius con el mayor cuidado ayudó a Harry a quitarse las sandalias que llevaba y luego hizo que se recostara en la cama, luego se acomodó junto al muchacho que no se atrevió a decir ni una palabra.
Harry no dejaba de preguntarse qué sucederÃa a continuación, aunque lo intuÃa. Sin embargo, Lucius le sorprendió cuando se acomodó a su lado con la mayor naturalidad del mundo y le tomó la mano. El muchacho dejó que el hombre la estrechara, aquel toque era tan suave y cálido y le procuraba una ternura que lo hacÃa sentirse cuidado y apreciado. Sin querer se encontró de pronto pensando en lo afortunado que era Remus por tener el amor de Lucius todas las noches en forma exclusiva.
-Harry no debes estar nervioso, ni asustado, nos quedaremos uno junto al otro descansando, disfrutando de este silencio, de esta paz y de la maravillosa luz de la luna.
Harry escuchó esas palabras en completo silencio, con el corazón palpitante, con los labios temblorosos, deseando poder expresar con palabras todo ese amor que sentÃa su corazón. Pero le daba miedo decir algo inoportuno, sin embargo, sus impulsos juveniles eran más fuertes que cualquier sensación de miedo; por eso sin saber siquiera como hacerlo y estando conciente de su torpeza en esa materia igual acercó su boca a la de Lucius y fue él quien se atrevió a cruzar la lÃnea primero.
Lucius se sorprendió cuando sintió esos labios suaves e inexpertos rozar los suyos con esa audacia tÃmida. Respondió con embarazo, apenas podÃa creer que era Harry quien lo besaba a él.
Lucius comprendió que Harry habÃa deseado demostrarle que no tenÃa miedo de él ni de la situación. Suavemente levantó la mano y le acarició la mejilla, aquel gesto bastó para alentar a Harry que le buscó los labios otra vez y el hombre rubio por segunda vez se dejó hacer sin oponerse.
-Me hace feliz que no me temas, Harry-susurró sobre los labios del muchacho, decidió participar más activamente y mordió con suavidad el labio inferior del chico que dejó escapar un gemido de placer, Lucius sintió más confianza, parecÃa que iba por el camino correcto.
Harry se sorprendió de sà mismo, temió que sus reacciones no fueran acorde con lo que sentÃa por Lucius, pero ahora, estando tan cerca de él, con la oscuridad siendo su cómplice todo era más sencillo. Cerró los ojos cuando el pulgar del rubio dibujó el contorno de sus labios y esta vez fue el hombre quien tomó la iniciativa para besarle suavemente. Sencillamente se dejó llevar, sabÃa que jamás en su vida volverÃa a repetirse aquello, esa era la única noche en que Lucius estarÃa ahà sólo para él.
Lucius oprimió suavemente la espalda de Harry y lo atrajo con suavidad, apegándolo un poco más a su cuerpo. el calor que se desprendÃa del muchacho le resultaba agradable, pudo percibir el abultado vientre rozar su propio estómago, era la primera vez que estaban tan cerca y dejándose llevar por las sensaciones agradables que se despertaba Harry, acarició con lentitud y delicadeza la espalda del muchacho que le respondió con igual gesto.
Luego el rubio buscó una posición que fuese más cómoda para Harry y lo obligó a recostarse de lado, de ese modo quedaron con sus rostros casi a la misma altura, reanudaron los besos suaves y silenciosos. Estar juntos siempre les habÃa resultado agradable, pero las sensaciones que estaban experimentando en ese momento superaban todas las expectativas previas y cualquier reticencia o preocupación quedó olvidada completamente.
Harry hubiese deseado tener el derecho de poder expresar todo lo que sentÃa por Lucius, no sólo con sus caricias, sino también con palabras. QuerÃa decirle al hombre rubio cuánto lo amaba, pero sabÃa que eso sólo complicarÃa a Lucius; decidió olvidar todo, serÃa totalmente egoÃsta por esa noche y sólo pensarÃa en sus deseos, estaba seguro que después de toda la desdicha que habÃa vivido merecÃa regalarse esa noche que jamás podrÃa olvidar.
-Harry, hay algo que me gustarÃa decirte -susurró de pronto Lucius.
El muchacho sintió que el corazón le daba un vuelco.
-SÃ…
-Estoy agradecido de ser yo quien esté aquÃ, debo ser honesto contigo y decir que no hubiese soportado que fuese otro.
A Harry estas palabras le impresionaron a la vez que le llenaron de dicha.
-Yo también debo ser honesto al decir que no podrÃa haber estado con alguien que no fueras tú, gracias por haberme aceptado Lucius.
-Yo doy gracias de que me escogieras a mÃ.
Lo que vino a continuación superó las expectativas de Lucius. Harry se comportó con mucha más seguridad, tomó la iniciativa para besarlo y él sólo se entregó a ese juego de seducción. Lucius simplemente dejó a Harry inventar, explorar, le dio total libertad sin resistirse a ninguna caricia. Todo en Harry le parecÃa sublime y maravilloso, desde la suavidad de sus pequeñas manos hasta la pequeña e inocente boca que robaba sus besos sin darle tregua.
-Harry eres tan maravilloso.
-Yo no, tú lo eres Lucius, lo fuiste desde la primera vez que nos vimos en San Mungo, por eso siempre serás mi dulce señor.
Lucius sintió que nunca en su vida habÃa deseado algo con tanta fuerza como en ese momento. Remus jamás le habÃa despertado ese nivel de pasión. Le avergonzaba reconocerlo, pero era la verdad; pensó que quizá aquello se debÃa a la novedad, era muy diferente hacerle el amor a un chico joven y sin experiencia como lo era Harry en este caso, pues no habÃa perdido esa exquisita inocencia que podÃa enloquecer al hombre más experimentado. Para él, el chico de ojos verdes era puro de alma, y en cuanto a su cuerpo lo consideraba igual llevaba una vida dentro de él no podÃa existir algo más virtuoso que eso.