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Historia de un amor por zandaleesol

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Título: Historia de un amor


Personajes: Harry/Severus


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, solo los tomo prestados para divertirme con ellos. No percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Esta historia es un AU. Si quieren magia, pues aquí no la encontraran. Pero sí encontraran mucho romance, malos entendidos, angustia y, más romance.



Capítulo 10. Razón para amar


Harry observaba complacido como Hermione conversaba muy animada con el futuro doctor Weasley. Naturalmente, se daba cuenta de la gran afinidad que había entre ellos y lo feliz que se veía la chica castaña, estando junto al joven pelirrojo. Todo parecía indicar que muy pronto ella también definiría su futuro. Deseaba de todo corazón que fuese feliz. Ronald Weasley era un joven sencillo y simpático. Hermione jamás se sentiría inadecuada junto a él.


No pudo evitar sentir algo de nostalgia por aquella vida que habían dejado atrás. Remus acababa de casarse con Draco. Severus y él lo harían dentro de poco tiempo y era muy posible que Hermione se comprometiera muy pronto también. Parecía que habían pasado años desde aquella fiesta de presentación de la chica castaña a la que asistió Gilderoy Lockhart, queriendo cortejarlo. Aquel hecho, aparentemente sin trascendencia cambió su vida. Su amor imposible por Severus se hizo posible e inmediato. Y fue aquello lo que trajo una infinidad de transformaciones a la vida de todos ellos. A pesar de lo que debió sufrir, no lamentaba nada de lo sucedido.


A fines del siguiente mes cumpliría los anhelados veintiún años. Por fin sería un adulto, dueño de su vida y libre para tomar decisiones. No podía sentirse más emocionado. A partir de su mayoría de edad, seguramente Severus y él anunciarían prontamente su enlace matrimonial. Noticia que estaba seguro impactaría a todos. En este momento pensaba especialmente en cierto hombre maduro que respondía al nombre de Lucius Malfoy. No estaba en la naturaleza de Harry ser malicioso, pero una sensación extraña se instalaba en su estómago al imaginar la cara que pondría el padre de Draco cuando supiera que Severus, su ocasional compañero de juega, le desposaría. El hombre rubio era muy vanidoso y le agradaba saberse admirado por Severus.


Harry sintió que alguien de pronto ponía la mano en su hombro. Miró hacia el costado y sonrió, era Severus.


—Desde hace rato que te veo medio oculto aquí, ¿qué sucede, mi amor? ¿Hay algo que te inquiete? —dijo Severus, mientras observaba como Draco bailaba con Remus y Hermione aceptaba la invitación de Ronald Weasley.

—Nada me inquieta. Solo estaba recordando todo lo que sucedió en nuestra familia desde que ese hombre me secuestró —respondió Harry.

—Me gustaría que olvidaras eso Harry, quedó en el pasado.

—Severus, no me malinterpretes, pero yo no quiero olvidar nada. Cada minuto de mi vida, los momentos felices y los tristes son parte de mí, de nosotros. Todos esos momentos vividos nos han traído hasta aquí, no creo que debamos apartar los malos recuerdos, porque son parte de lo que somos y creo que además nos hacen más fuertes.

—¿Desde cuándo te has vuelto tan sabio? —preguntó Severus con una sonrisa.

—Creo que siempre he sido así —respondió el muchacho.

—Por supuesto que sí. Más sabio y más maduro que yo mismo.


Harry solo se limitó a sonreír.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Aquella era una noche muy especial. Se encontraba en el jardín, sentado en el banco de piedra, admirando el bello espectáculo nocturno. Consultó su reloj de bolsillo, apenas faltaban quince minutos para que iniciara el 31 de julio. Severus le pidió que se encontrasen allí, un poco antes de que se despidiera para ir a dormir. Estaba emocionado, presentía que el hombre de ojos negros le preparaba una sorpresa. Escuchó unos pasos tras y se levantó. Era Severus que llegaba con una botella de vino y dos copas.


—Llegas justo a tiempo —dijo Harry —, ya van a dar las doce.

—Lo sé. La señora McGonagall aún andaba merodeando, debí ocultarme —explicó Severus dejando la botella y las dos copas sobre el banco de piedra.

—Si tu idea era hacer un brindis por mi cumpleaños, pudimos hacerlo en tu habitación o en la mía —apuntó el muchacho.

—Esto es mucho más que un brindis por tu cumpleaños.

—Es cierto, no es un cumpleaños más, dentro de unos minutos seré mayor de edad y seré libre para desposarme con quien desee.

—Sí, y espero ser el elegido.


Harry sonrió.


—Mi corazón te eligió hace mucho tiempo, años en realidad.

—Gracias por esperar tanto Harry, gracias por no desistir.

—Sueño contigo desde que tengo diecisiete años.

—Son cuatro años. No es poco tiempo.

—Hubiese esperado toda la vida Sev. Antes, cuando no tenía esperanzas de que me amaras, me prometí que nunca me iría de tu lado. Aunque nunca te fijaras en mí, nunca se me pasó por la cabeza dejarte.

—Pero yo con mis tonterías te forcé a ello.

—Sabes, a lo mejor si no me hubiese marchado, ahora tú y yo no estaríamos juntos. Tal vez nunca te habrías dado cuenta de que yo era al que necesitabas y que estabas destinado para mí.

—Sí, tal vez, pero nunca sabremos lo que pudo haber ocurrido. En todo caso lo que importa es el hoy, este momento.

—Sí, estoy de acuerdo —dijo el muchacho mientras abrazaba al hombre mayor.


Severus envolvió a Harry con un solo brazo, mientras que con el otro buscaba su reloj para mirar la hora.


—Señor Potter, a partir de este momento es usted ya mayor de edad —anunció Severus, guardando el reloj en su bolsillo otra vez.

—Maravilloso —murmuró Harry mientras se abrazaba más intensamente al hombre de ojos negros.

—Feliz cumpleaños mi amor, espero que celebremos muchos más.

—Así será Sev, no lo dudes —respondió el muchacho apretándose todo los posible contra el cuerpo de Severus —. Te amo, te amo más que a nada en la vida.

—Yo te amo igual Harry. Nunca amé a nadie así como te amo a ti. Ni aunque lo intentara podría.


A pesar de la oscuridad se miraron a los ojos y sus bocas hicieron contacto. Aquello bastó para excitarlos por completo. Harry gimió audiblemente y la respiración de Severus se volvió trabajosa.


—Te deseo, Sev.

—Yo también a ti. Vayamos a tu habitación —sugirió el hombre de ojos negros con voz entrecortada.

—Aun no destapamos la botella —susurró Harry.

—Entonces bebamos vino y después hagamos el amor aquí mismo, porque ya no soporto más sin sentirte.


El corazón de Harry saltó de emoción y su entrepierna dio un tirón de excitación.


—Sí, bebamos vino, así entraremos en calor —aceptó Harry.

—Ya soy una braza ardiente, Harry.


El muchacho sonrió y tomó una de las copas mientras Severus vertía el mosto en la otra y se la entregaba luego. Procedió a llenar la propia.


—Feliz cumpleaños, mi amor —susurró el hombre mientras chocaba su copa con la de Harry.


Bebieron despacio y en silencio.


Severus sintió como el calor aumentaba en todo su cuerpo.


—Harry, te necesito ahora mismo.


El muchacho no dijo nada. Solo tomó la copa del hombre y la dejó sobre el banco de piedra junto con la suya.


—Yo también —dijo mirando en derredor —. Creo que ese lugar estará bien.


Tomó al hombre y lo condujo hacia el hueco que se formaba en medio de dos setos muy altos. Ciertamente si alguien andaba por ahí, nunca les descubriría, pues la oscuridad era perfecta. Procedieron a quitarse la ropa y el calzado con rapidez. Cuando estuvieron totalmente desnudos se arrodillaron uno frente al otro y se besaron despacio.


—Creo que esto es lo más raro y loco que hice en mi vida —dijo Severus mientras besaba el cuello de Harry —. Siempre fui tan formal, tú desordenaste mi existencia y mi mundo Harry.

—¿Y eso es malo?

—No mi amor, no es malo, al contrario, porque antes no vivía en realidad. Ahora, cuando abro los ojos cada día con la certeza de tu amor, siento que vivo de verdad, antes de amarte solo existía.


Harry sentía el corazón latir más rápido cuando escuchaba hablar de ese modo a Severus. Lo besó con renovado entusiasmo y la respuesta del hombre fue inmediata. Atrajo al muchacho más cerca y le hizo sentarse sobre él. Poco a poco Harry fue empalándose mientras enterraba sus dedos en los hombros de Severus. El hombre mayor cerró los ojos con fuerza. La sensación era tan placentera, que se hubiese quedado de ese modo eternamente, pero ya no era dueño de su cuerpo, este comenzaba a actuar por su cuenta. Necesitaba desesperadamente más acción.


—Harry… amor… necesito…

—Lo sé —susurró el muchacho —, sé lo que necesitas amor… y te lo daré no lo dudes.


Harry comenzó a subir y bajar sobre Severus, con un suave vaivén, pero poco a poco su necesidad fue creciendo y entonces debió aumentar el ritmo. Severus se sentía en la gloria, le gustaba dejarse llevar de ese modo y permitirle al muchacho tener el control. Los bríos juveniles de Harry le llevaban a la cúspide. Sentía el miembro punzante del joven chocar con su estómago. Cerró su puño alrededor de la carne ardiente y con el pulgar masajeó la punta, aquello bastó para que Harry se viniera en su mano. Los movimientos convulsos del cuerpo joven sobre el suyo lo perdieron por completo, las paredes estrechas de Harry lo abrazaron con fuerza y entonces ya no se resistió más, se dejó ir también, el orgasmo lo sacudió salvajemente y solo pudo gritar su placer, olvidado de que estaban en medio del jardín y que alguien podría oírle.


Harry por su parte quedó echó un ovillo encima de Severus. Desde la primera vez había sido intenso estar en los brazos de su amado, pero esta noche era casi mágica. Tenía veintiún años, era un adulto por fin, en realidad se consideraba un adulto desde hacía rato, pero ahora era formal. Podría casarse con Severus ese mismo día si así lo deseaba.


—Te amo… mi vida —susurró Severus con la respiración aún entrecortada.


En respuesta Harry se apretó más contra el cuerpo cálido y sudoroso que le mantenía prisionero aún.


—Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida Sev, gracias.

—Ha sido un placer mi amor… literalmente hablando.


Harry dejó escapar su risa cristalina.


—Quiero hacerlo otra vez Sev —susurró Harry.

—Amor ya no tengo veinte como tú, tendrás que esperar un poquito a que me recupere.

—Cuento con eso, porque esta noche te dejaré exhausto.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Hermione acababa de cumplir veintiún años. Ella insistió en no querer celebrar con un gran baile como propuso Severus. Lo único que deseaba era que todas las personas importantes en su vida estuviesen presentes en aquella discreta cena familiar. Draco y Remus acababan de regresar de su viaje de bodas, que había durado tres meses y estaban felices de participar en la pequeña celebración. También estaban presentes Lucius y Narcisa Malfoy, y por supuesto que también había sido invitado Ronald Weasley, él no podía faltar, pues esa noche Hermione tenían una importante noticia que darles a todos. También asistía el padre de Ronald.


—Aún recuerdo ese baile… es increíble que hayan pasado dos años desde entonces —dijo Harry desde la cama, mientras observaba como Hermione daba los últimos toques a su peinado.


Ella sonrió.


—Es cierto. Recuerdo nuestra conversación de entonces. No tenía esperanzas de encontrar a alguien que me amara por no tener alcurnia ni dote. Y tú no tenías la más mínima esperanza de que Severus se fijase en ti.

—Pasaron muchas cosas inesperadas desde entonces —recordó Harry —. Conocimos a Draco y yo creía que acabarías enamorándote de él.

—En ese tiempo yo estaba enamorada de Remus, tal vez si no hubiese sido así, Draco hubiese acabado por conquistarme y ahora estaría casada con él. Eso si su padre lo permitiera.

—Nos consta que a lady Malfoy no le parecía mal la idea. Él hubiese acabado aceptándolo también.


Hermione se volteó a mirar a Harry con una sonrisa.


—Aún no eres capaz de llamarlo por su nombre Harry.


El muchacho sonrió y se encogió de hombros.


—Es la costumbre supongo… o tal vez sea que aún mira a Sev de ese modo que me retuerce el estómago.

—Sabes que él nunca fue un peligro y nunca lo será.

—Sí. Sé que Sev aunque no se enamorara de mí, de todos modos jamás se involucraría con el padre de Draco.

—Severus es el hombre más honorable que hemos conocido.

—¿Y qué hay del futuro doctor Weasley, no es honorable también?

—Ron, oh por supuesto.

—Así que ya lo llamas Ron, eso es muy decidor.

—Sí, mucho. Hemos hablado de matrimonio.

—¿En serio?

—Bueno, aún le queda un año para terminar su carrera, pero ahora que ya soy mayor de edad, igual podemos casarnos.

—¿Y lo harás?

—Sí. Por supuesto que estaremos comprometidos a lo menos unos meses, ya sabes las murmuraciones que se despertarían si me casara mañana mismo.

—Hmm…sí… y es probable que Sev no estuviese de acuerdo —dijo Harry y se quedó mirando a la chica por unos segundos —. ¿De verdad lo amas Hermy?


Ella sonrió y fue a sentarse junto al muchacho y tomó su mano.


—Sí, lo amo. Hace mucho tiempo saqué de mi corazón a Remus.

—¿Me lo juras?

—Recuerdas que ese día del baile te dije que nunca me casaría, pues pensaba así porque estaba segura de que jamás dejaría de amar a Remus. Cuando estábamos en Londres, y me di cuenta de que Draco y él, sentían algo más que simpatía el uno por el otro, decidí que olvidaría ese amor infantil. Y lo hice.

—Recuerdo esos días, yo también me propuse olvidar a Sev, porque no quería que mi corazón siguiera atado a una persona que jamás me amaría como yo le amaba.

—Pero Severus sí te amaba Harry. Para él no ha existido ni existirá jamás otro que no seas tú.

—En ese tiempo no lo sabía. El pobre Sev sufrió mucho por mi causa.

—Y tú por él, no lo olvides. Mira que nunca me creí eso de que lo habías arrancado de tu corazón para siempre… y no estaba equivocada.

—Estaba resentido con él, y quería creer que ya no le amaba, aunque algo muy íntimo dentro de mí sabía que solo me engañaba.

—Pero ahora todos estamos felices.

—Recuerdo que no deseaba que nuestra vida cambiara, quería estar en esta casa para siempre.

—Bueno todo cambió, pero para mejor. Ahora estás con Severus, Remus también encontró el amor en Draco y yo en Ron.

—Sí, ahora cada uno tiene a su otra mitad.

—Sí, estoy segura de que la vida nos depara cosas buenas, nos las merecemos después de todo.

—Estoy de acuerdo contigo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


En la cena de esa noche las copas se levantaron en repetidas ocasiones por la felicidad de Draco y Remus.


Ron Weasley aprovechó la ocasión para pedir formalmente la mano de su novia en matrimonio, cosa que no fue una gran sorpresa, pues todos lo esperaban desde hacía unos meses.


Lucius sí fue sorprendido en grande por Severus, cuando éste, pidió en matrimonió a Harry. Era lo más insólito que podía ocurrir, pues Severus era el soltero más célebre de la comarca. Su amigo no era el tipo de hombre que se ataba a una persona, pero cuando le dio una mirada más estudiada, vio algo que antes no. El hombre de ojos negros estaba enamorado de Harry. El rubio no pudo evitar preguntarse cómo no se había dado cuenta antes. Pero después de meditarlo por un segundo y recordar el comportamiento de Severus tras la marcha del muchacho junto a su esposa e hijo, lo comprendió. Y quedaba claro que Harry correspondía a esos sentimientos, por ese motivo en vez de marchar a Liverpool, regresó a la comarca.


No podía evitar sentirse decepcionado al respecto, pese a tener certeza de que Severus jamás cruzaría la línea de la amistad con él. El saberlo soltero mantenía la ilusión.


—¿Así que has decidido convertirte en un hombre serio amigo mío? —preguntó Lucius con una sonrisa mientras bebía champán.

—¿A caso no lo he sido siempre, Lucius?

—Hmm… si recuerdo algunas anécdotas…

—Supongo que te refieres a esos meses después de la marcha de tu esposa e hijo a Londres.

—Sí.

—En ese tiempo ya amaba a Harry, y su marcha me dejó el corazón destrozado. Creí que entregándome a una vida libertina podría olvidarlo, pero no fue así.

—¿Él no te correspondía? —sondeó Lucius.

—No se trató de eso. Yo le consideraba un niño aun, y no tuve valor de confesarle mis sentimientos antes de que se marchara.


Lucius asintió.


—¿Entonces cuando viajaste a Londres el año pasado fue para verlo?

—No solo a él, también a Hermione. Pese a todo ellos aún eran mi responsabilidad.

—Por supuesto —concedió Lucius —. Narcisa me contó del comportamiento de Harry durante tu enfermedad. Ahora podemos deducir que entonces… te amaba.

—Sí. Pero él no sabía de mis sentimientos, por eso pensó en marcharse a Liverpool, solo después de leer mi carta decidió regresar aquí.


Lucius no podía evitar sentir celos. Severus siempre fue inalcanzable, pero ahora lo era mucho más. Esperaba que ese chico comprendiera realmente lo afortunado que era.


Harry se había dado perfecta cuenta de que en un rincón cerca de la chimenea Lucius interrogaba a Severus con respecto a él. Suponía que era esperable después del sorpresivo anuncio, pero eso no evitaba que se sintiera celoso. No le parecía que el padre de Draco fuese una amenaza, si no lo había sido antes mucho menos ahora, pero ese modo en que el rubio miraba a Severus, le hacía retorcer las entrañas. Por un segundo desvió su mirada hacia los dos hombres, y por supuesto que se encontró con la mirada de ambos, no cabía duda alguna de que hablaban de él. Miró a Severus por un segundo y sonrió, luego sus ojos se detuvieron en Lucius. Leyó en los ojos grises mucho más que si el hombre rubio le hubiese reclamado con palabras por robarle la última esperanza que mantenía con respecto a Severus. Luego de cruzar aquella silenciosa mirada de rivalidad volvió la vista. No era necesario restregarle en la cara su triunfo, con alguien como Lucius era mejor mantener la paz, y por supuesto que nunca iba a fiarse de él.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Tres meses después


Eran los primeros días de diciembre y le parecía una fecha maravillosa. La nieve cubría todo el paisaje. Había vivido muchas jornadas como aquella en esa misma casa, pero ahora con la diferencia de que su amor por Severus era un hecho consumado y afianzado por una unión legal que duraría toda la vida. Miró la alianza que adornada su dedo. Suspiró con algo de nostalgia, pero feliz. Unas manos que conocía muy bien rodearon su cintura.


—Sé que extrañas esos días en que Hermione y Remus vivían aquí. Yo también siento algo de nostalgia de ese tiempo.

—Pero es una nostalgia bonita, porque ellos son felices. Remus está a unas cuantas millas de aquí, podemos visitarle en cualquier momento. Hermione estará en Londres hasta que Ron acabe su carrera. Faltan dos años aún.

—Es cierto, a Remus y Draco los tenemos cerca, Hermione está más lejos, pero igual podemos visitarla, ya que para ella será más difícil dejar solo a su esposo.

—Sí, es una excelente idea, pero te confieso que no tengo ninguna prisa, me gusta estar aquí contigo.

—Me alegra escuchar eso.

—Quiero compensar todo ese tiempo en que abandoné —dijo Harry.

—Mi cielo, no es necesario que me compenses por nada, sé que fui yo quien te empujó a tomar la decisión de alejarte.

—Aún así cuando pienso en todo lo que sufrimos…

—Eso quedó atrás, porque yo dedicaré el resto de mi vida a hacerte muy feliz.

—Estoy seguro de eso —asintió Harry.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


La Navidad siempre fue una fecha especial en el pasado. En la actualidad lo era mucho más. El lugar estaba repleto de gente, pues la familia completa de Ron Weasley estaba de visita en la casa de Severus. Harry le había convencido de que viajasen a Londres y pasaran ahí la Navidad. Estaban hacía una semana instalados en la mansión con empleados incluidos.


Hermione estaba feliz de que Severus y Harry decidieran visitarla justo en esa fecha. Pero no solo ellos habían venido, también Remus y Draco. Otra visita eran los padres del chico rubio, pues la madre de éste se negó rotundamente a no pasar la Navidad con su hijo, por lo tanto también alojaban en la mansión.


Una semana después, durante la última noche del año, las copas se alzaron para despedir los días pasados con todo lo bueno y malo que habían tenido. Alegrías, tristeza, sorpresas. Pero sin duda, para las parejas recién formadas el futuro se mostraba luminoso. Para Harry y Severus sin duda fue más difícil consolidar su amor y llegar a la felicidad que vivían ahora, pero cada vez que lo recordaran en el futuro, sabían con seguridad de que nunca lamentarían ni un solo momento de los vividos. El camino había sido sinuoso y muchas veces duro, pero para felicidad de ellos y de quienes les rodeaban el amor se impuso al orgullo y al último segundo escucharon a sus corazones.


Severus y Harry, buscaron el modo de escabullirse y se refugiaron en un pequeño saloncito.


—No creo que tarden mucho en darse cuenta de que nos hemos escapado —dijo Harry.

—Tengo derecho a estar a solas contigo un poco… son muchos los que me roban tu atención.

—Será por poco tiempo, porque no podemos abandonar mucho rato nuestros deberes de anfitriones —dijo el muchacho con tono medio juguetón.

Severus sonrió. Sabía que aquello era una verdad a medias. Lo cierto es que estando con Harry tendía a olvidar el mundo y sus deberes. Ahora era otro hombre, lo que más le importaba era la vida misma. Para él, lo real era estar en esa habitación sentado al amor del fuego, lo real era ver esas llamas danzando en los ojos esmeraldas de Harry. Lo cierto eran ellos mismos.


Para Harry, Severus era un hombre ante el cual su corazón se inclinaría siempre a una simple mirada, un hombre al que entregaría su vida. Un hombre con el cual iría a dondequiera que fuese, hasta el fin del mundo.



Fin

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