LÍMITE
#19
— Así como lo vé capitán, el único clon perfecto de la titanide Gea, el poder de un dios encerrado en un falso cuerpo humano — Aioria permanecía apresado por los guardias mientras veía como el cuerpo de Saga se retorcía de dolor dentro de una capsula que lo obligaba a forzar su cambio.
— Años de investigación y búsqueda para él, el arma perfecta, la llave para desencadenar la evolución humana… todas las fallas de él, todos sus hermanos sólo sirvieron como material genético para crear a mi hermosa Atenea pero sólo él, 001 fue capaz de sobrevivir, es por eso que puedes pilotear a Atenea y la razón que rechazaba a los demás pilotos era la misma, no somos de la misma raza. — El Dr. Kido seguía hablando mirando maravillado como el cabello de Saga se volvía de aquel blanco perlado y los datos de la pantalla subían sin parar.
— Los humanos falsos, tú, yo y el resto de la humanidad llevamos parte de su ADN, pero no lo suficiente para asemejarnos a él, y te preguntarás de quien es el resto. Pues bien… ya los has visto… ha luchado contra ellos innumerables veces— El rostro de Aioria palideció ante el descubrimiento sus ojos miraron con sorpresa al doctor cuando entendió a que se refería.
— Ceo que lo ha entendido rápido, sí, somos el resultado de la unión del titán Urano y una hija de la titanide Gea, la falsa humanidad nos hacían llamar, seres imperfectos que a pesar de ello se aferran a la vida para sobrevivir, seres imperfectos que alcanzaron su límite de evolutivo— siguió hablando el hombre de cabellos cenizos
— ¡Están jugando a ser dioses, lo hicieron en el pasado con el despertar de Urano y miren como terminamos! ¡Un humano buscando controlar el poder de un Dios, nada saldrá bien de eso! — Sus puños estaban cerrados, su entrecejo se fruncía, sus dientes rechinaban, el interior de Aioria se encontraba envuelto en ira ante las revelaciones.
— Eso es lo que usted cree capitán pero cuando la humanidad consiga su propósito no habrá organismo en el universo que se nos oponga. —
El mayor de los hombres soltó una sonrisa mientras que con su mano apuntaba hacia fuera del lugar, Aioria fue arrastrado por los guardias mientras se resistía y escuchaba los gritos de dolor de Saga.
INICIO
#20
Saga abrió sus ojos, sentía su cuerpo totalmente adolorido, sentía el peso de unos grilletes en sus manos, cuando miró hacia el suelo puedo notar la roca tallada bajo él, llena de extraños dibujos y símbolos. Con sus fuerzas tironeaba las cadenas que lo apresaban logrando sólo lastimar sus muñecas en el proceso, se encontraba en un extraño lugar, cubierto por obscuridad, donde sólo una tenue luz se posaba sobre él.
Cuando alzó su vista entre aquella obscuridad notó unas raíces, que crecían por el lugar y enrolladas a ella el cuerpo de un monstruo con características humanas y bestiales, piel dura como piedra, uñas como garras, y huesos prominentes, y justo al medio de su pecho una enorme guadaña transparente como el cristal.
Imágenes llegaron a su mente, algunas que no parecían haberlas vivido pero que le pertenecían, una ciudad de piedra brillante y blanca, humanos de cabellos blancos y ojos cian, y todo lugar por donde mirara una hermosa y espesa vegetación, luego de aquello observó otra imagen de una enorme roca cayendo a la tierra, aquel titán robando a una de sus hijos y llevarlos, recordó su ira, recordó el nacimiento de la falsa humanidad y su sacrificio para dormir a Urano junto a ella en el vientre del planeta.
Bajo su cuerpo las inscripciones comenzaron a brillar dejando ver a aquel monstruo rodeado de vegetación, su cuerpo comenzó a sentir un intenso dolor y vio como poco a poco el ser frente a él se volvía de cristal y su cuerpo se deshacía y se tornaba un líquido brillante.
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Las alarmas sonaban, la gente corría con desesperación en la ciudadela, se escuchaban los disparos de cañones, explosiones de bombas y tropas desplegarse, llegaban desde todas direcciones hacia un solo punto, los siete titanes siete restantes, los siete hijos de Urano que mencionaban las escrituras se reunían en aquella dirección superando por mucho el número de caballeros que se encontraban batallando.
Se había dado el comienzo, el comienzo de la lucha de la humanidad contra los titanes, de los hijos contra sus ancestros, la batalla que definiría el destino de la humanidad y mientras aquello ocurría un muchacho gritaba de dolor y otro corría por entre los pasillos de una base subterránea.