RECUERDOS
#17
El sonido de las alarmas volvían a sonar una vez más, el procedimiento de evacuación y cierre de la ciudadela comenzaba al igual que las veces anteriores, todos los caballeros corrían por sus trajes para comenzar su enlace a sus unidades y Saga a pesar de no ser oficialmente uno de aquellos caballeros por no poseer entrenamiento o rango militar como los demás debía hacer lo mismo, no podía dejar de hacerlo, no podía dejar que sospecharan que ya conocía parte de la verdad sobre la corporación Olympus.
Olympus, una entidad antes llamada Delfos, aquella sociedad de sujetos desconocidos que bajo las inscripciones de cierta profecía desataron el despertar de Urano y desencadenaron la era del mito como su madre lo describía en sus notas, su fin no aparecía en ningún lugar, no sabía de sus objetivos o aspiraciones, sólo que aquella sociedad de sujetos misteriosos gobernaba desde la oscuridad el destino del planeta.
Pero aún había cosas que él necesitaba saber, había represalias las cuales él quería tomar con sus manos y para aquello debía seguir siendo aquel chico ignorante de todo lo que ocurría a su alrededor.
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Ese día en particular su unión con Aioria se sentía diferente, no de una mala manera, eran igual que siempre, la agilidad de sus movimientos, los reflejos ante los ataques explosivos de aquel titán de enormes brazos cubiertos de magma ardiente, su capacidad de defensa con el escudo y contraataque con la lanza de Atenea todo era similar, pero esta vez Saga podía sentir cierta perturbación en la mente del león y guiado por su curiosidad y ansias de conocer en profundidad al caballero se adentró en su mente, entre lo nebuloso que se volvía Aioria por cada capa de conciencia.
Y ahí fue cuando vio aquellos recuerdos que de seguro lo mantenían intranquilo, aquella chica de cabellos rojizos y ondulados, la forma en que Aioria la miraba, su cercanía, los besos que compartieron, el deseo y fogosidad del mayor en el lecho que compartían, su dolor al perderla y las lágrimas que caían al ver esa fotografía de la muchacha.
Saga se detuvo y él mismo se negó a ver más rompiendo la conexión que compartían en medio de la batalla dejándolos expuestos a los ataques del titán, mientras el menor recuperaba su conciencia y alejaba de su cabeza todos esos recuerdos que no le pertenecían, Aioria lo miró de frente con un rostro lleno de culpa y sólo eso bastó para romper parte de la interior del otro.
— Sólo fui un juego…sólo me usaste para olvidarla y pilotear esta maldita cosa — Sabía que estaba llorando, podía sentir el ardor en sus ojos, pero ninguna lágrima lograba verse entre el líquido azul en el que estaban sumergidos.
ξυπνήστε
#18
— Sólo déjame en paz, ya no estoy dispuesto a seguir este estúpido juego tuyo, sólo tengo una razón para seguir subiéndome contigo a esa maldita cosa y tú no formas parte de ella… terminé con tu mierda — El silencio era incomodo, todos en los vestidores detuvieron sus movimientos, aquellos cuatro chicos estaban más pendiente de la conversación de Aioria y Saga de lo que realmente hacían.
— Si quieren pueden grabar la conversación — la voz del león sonaba molesta y sólo eso bastaba para que los demás retomaran sus actividades y abandonaran el lugar, podían ser compañeros, pero Aioria seguía siendo el capitán y conocían aquel horrible humor que en ocasiones podía tener.
— Lo de Marín es algo complicado, pero créeme, confía en mí, ahora las cosas son diferentes y lo sabes, sé lo que sientes por mí — aquella declaración causo un escalofrío en el menor, desviando su mirada hasta su casillero — Y tú también deberías haberlo notado al conectarnos, deberías saber cómo las cosas han cambiado, todo lo que ha pasado últimamente, mis palabras, todo lo que he hecho es real y si a no confías en mí… haré que lo hagas, y comenzaré con algo que debí hacer desde hace bastante —
Un beso fue depositado sobre su cabeza y luego de aquello unos pasos saliendo del vestidor dejando al menor con una extraña sensación dentro de él.
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La duda había quedado dentro de él, aquellas palabras le resultaron demasiado extrañas para ser ignoradas y debido eso se encontraba en ese lugar escuchando tras la puerta la conversación del caballero de Leo con el profesor Kido.
— Ya no lo haré profesor, no pienso lastimar al chico, no sé qué quieren de él pero no seguiré lastimándolo, le diré la verdad — su voz era clara, firme, sin titubeos pero aquellas palabras le resultaron extrañas.
— ¿Y qué le dirá capitán, Archigós? ¿Qué su misión era conquistarlo para despertar completamente su verdadera forma? ¿Qué todo lo que hizo este tiempo fue utilizarlo debido a mis órdenes? Sabe, aquel muchacho es más valioso y peligroso de lo que usted se podría imaginar capitán y una pieza valiosa para el destino de Olympus— La voz del hombre era calmada, sus ojos miraban directamente al moreno frente a él con una sonrisa burlona — pero si así lo desea… ¿Por qué no aprovechamos esta linda reunión y se lo dice? — concluyó mientras apuntaba al fondo de la habitación.
Aioria pudo ver los ojos verdes de Saga llenos de dolor e ira, vio al muchacho siendo sujetado por unos guardias que lo mantenían preso y sólo bastó un par de segundo más para verse rodeado de ellos acorralándolo por completo.
— Cambio de planes, es hora de utilizar el protocolo “Xypníste”…