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El samurai y el noble por darkwinter

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Los días pasaban, Yoh y Amidamaru se volvían mas cercanos, a pesar de ello el menor hacia todo lo posible para que su igual no se sintiera desplazado, Hao por su parte nunca mostraba el más mínimo grado de simpatía al samurái, sus miradas de desprecio lo dejaban todo claro, algo que a Yoh no le gustaba para nada. El clima de ese día era nublado, Amidamaru le mostraba sus habilidades con la katana, el pelicorto miraba cada uno de sus movimientos con asombro, era increíble, disfrutaba de verlo, le parecía imponente, el peliblanco no paso de desapercibido el interés del joven.

-¿Quieres intentarlo?- le pregunto envainando su katana

-¿Puedo?-el samurai asintió y los ojos de Yoh se iluminaron de la emoción, le entrego la espada dándole indicaciones de como desenfundarla, como sujetarla, lo básico, en un momento dado para enseñarle un movimiento lo sujeto de las manos e inevitablemente pego su cuerpo con el del menor, esto le dio cierta sensación de calidez a Yoh, cuando acabaron su miradas quedaron fijas en la del otro, no fue hasta que escucharon una rama quebrarse que volvieron en sí.

-Me tengo que ir.

-Y yo seguir patrullando.

-Te veo más tarde, te traeré uno de los dulces que robo de la cocina.

-No te metas en problemas.

Tomaron caminos diferentes sin percatarse que el quebró la rama fue Hao, que al ver a su hermano aproximarse se marchó para su habitación a fingir que siempre estuvo hay y no espiándolos, sentía celos por aquel hombre, la sangre le hervía de ver como ambos parecían desarrollar un sentimiento por el otro, muchas veces se cuestiono si no se estaría equivocando, sin embargo, ya había visto mas de una señal que lo probaba, incrementando su desprecio por Amidamaru. Lo cierto era que el amaba a su hermano fuera de os lazos fraternales y desde que se enamoró de Yoh siempre hizo lo posible para que poco a poco su igual desarrollara el mismo sentimiento, imaginando el día que ambos se correspondieran, se amaran ignorando el hecho que son hermanos, ahora temía que ese día no llegara. La puerta corrediza se abrió, Yoh ingreso a la habitación tan relajado como siempre sentándose al lado de Hao.

-¿Qué haces?-le pregunto abrazándolo cariñosamente.

-Nada, solo perdía el tiempo.

-¿Qué podemos hacer hoy?

-No lo sé, es tan aburrido estar aquí encerrados y no poder salir como solíamos hacer.

-Entonces veamos el cielo.

Lo tomo de la mano guiando afuera, se sentaron mirando hacia arriba, aunque no había mucho que ver por las grises nubes, en momentos así Hao debía calmar sus ganas de tomar a Yoh y besarlo sin desenfreno, pero sabia que eso solo provocaría que el menor se asustara, seria una sorpresa que de hacer eso le correspondiera, no se iba arriesgar y echar a perder todo su esfuerzo, solo podía limitarse a sujetar su mano.

-Oh mira-el pelicorto señalo los primeros copos de nieve dando inicio al invierno. En la noche, se preparaban para dormir, pero Yoh quería seguir viendo como todo se cubría de blanco, vio Amidamaru dirigiendo para bañarse y una loca idea cruzo su cabeza, lo siguió sin que se diera cuenta, se quedó detrás de la puerta escuchándolo desvestirse, Amidamaru ya se estaba bañando y el pelicorto lo espiaba desde la zona del vestidor, nunca creyó que vería al samurái desnudo, en cierta forma se sentía avergonzado de espiarlo, en ese momento el peliblanco se levanto dando una mejor vista a su bien formado cuerpo con sus largos cabellos sueltos reposando sobre sus hombros, las mejillas del joven se encendieron y por si fuera poco descubrió algo que lo apeno mas de sus acciones, su miembro resaltaba bajo su ropa, no podía creer que se excitara tan fácil, volvió asomarse, Amidamaru acaba de entrar en las aguas termales, su excitado miembro comenzaba a volverse molesto, debía atenderlo pronto, antes de que pudiera darse cuenta el samurái ya iba de camino al vestidor, Yoh debía ocultarse rápido y esperar de que no se percatara de su presencia, aun si inventara algún pretexto corría el riesgo de que notara su duro miembro exigiendo atención, se escondió una canasta con tapa que se hallaba en una esquina, para su suerte logro caber por completo, cuando Amidamaru llego al vestidor se quito la toalla de la cintura volviendo a dejar a su cuerpo al descubierto, ahora por la distancia en la que se encontraba Yoh podía verle con más detalle su cuerpo desnudo, percatándose de varias cicatrices en todo su cuerpo, empezaba a sentirse acalorado dentro de la canasta mas su excitación, no podía más, tenía que masturbarse ya, metió su mano por debajo de sus prendas, con una mano hacia su labor y con la otra se tapaba la boca para que sus gemidos no escaparan, Amidamaru no tardó mucho en cambiarse e irse y un rato después el pelicorto termino viniéndose saliendo de la canasta con su mano aun manchada con su esencia, caminaba tranquilo a la salida hasta que la puerta fue abierta por Amidamaru asustándolo por su repentino regreso.

-Amo Yoh ¿Qué hace aquí? -cuestiono enfrente de el

-Yo vine…para..bañarme-contesto con nerviosismo

-Pensé que usted se bañaba junto con su hermano.

-Si, solo que esta vez nos bañamos por separado ¿y tú qué haces aquí?

-Olvide a Harusame.

Señalo su katana que se encontraba recargado contra la pared cercas de una esquina de la habitación, el pelicorto entendía el valor que esa espada tenía para Amidamaru aunque no sabía el porqué, entro directo por ella tomándola, antes de marcharse se detuvo alado de Yoh acariciándolo una mejilla.

-No deberías salir tan a la ligera con este frio, mira como tienes las mejillas-dijo marchándose poco después, aquel tacto solo ruborizo más, al menos no se volvió a poner duro. Salió a toda prisa volviendo a toda prisa con Hao, al entrar en la habitación corrió directo a meterse bajo las sabanas.

-Que frio-se quejó Hao acercándoselo abrazándolo.

-Ve el lado bueno, tendremos nieve con la cual jugar mañana.

-No la pasaremos bien.

Se abrazaron mutuamente brindándose calor durmiendo. Al despertar al día siguiente se prepararon para salir y jugar con la nieve, al abrir la puerta se encontraron con un paisaje cubierto de un manto blanco, se lanzaron directo a la nieve rodando sobre ella, sus padres veían desde su habitación a sus hijos divertirse con una sonrisa en su rostro, su abuelo bebía te junto a su esposa apreciando también el blanco paisaje, y Amidamaru se detuvo para ver al feliz Yoh divirtiéndose en la nieve. Ya más tarde, el samurái estaba en su habitación sentado en el piso recorriendo con su dedo el filo de su espada.

-Mosuke-dijo casi como un susurro envainan la katana , en ese momento escucho un crujido al otro lado de la puerta, fue a ver y se trataba de Yoh.

-Pasa, no te quedes en el frio- se hizo a un lado permitiéndole el paso, ya adentro el pelicorto se sentó junto al samurái.

-Amidamaru, te importa si te pregunto algo.

-Sabes que puedes, vamos pregúntame.

-¿Quién es Mosuke?

La expresión del samurái se volvió triste y fría, Yoh se arrepintió por preguntar, supo de inmediato que podría tratarse de un tema sensible.

-El era mi amigo….mi hermano…la razón de que matara a tantos-respondió cabizbaja.

-Perdón, no debí preguntar, te escuche decir su nombre, lo siento.

-No,…permíteme contarte mi historia, no te culpo si cambias tu forma de verme.


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