Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Raikorisu no hata (El campo de las Lycoris) por shanakamiya

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos despues de tanto tiempo...

como me hubiera gustado actualizar antes =.= pero la verdad las custiones que rodean mi vida me lo impiden. Desde el trabajo hasta el hecho de que tube que mudarme del departamento en donde vivia de emergencia por culpa de la pandemia... 

yo estoy bien no se preocupen por mi salud.

ahora que despues de la mundansa me quede sin señal de internet durante las primeras semanas de prueba en este nuevo lugar en donde vivo ahora el cual no me es presisamente comodo pero no es como si yo pudiera hacer mucho al respecto teniendo en cuanta la cituacion de mi ciudad por la pandemia....

Cosas y cosas que pasan en la tragicomedia de mi vida ja ja....

Aun asi me alegra poder traer un capitulo mas de esta historia hasta usteds. Esperando que les guste y les traiaga un buen momento de distraccion en esta epoca difil que parece no tener final...

 

Capitulo XII

Cuando Himawari y Tsubaki estaban por llegar a la casa, el mayor noto algo extraño:

― ¿Ese que va allí no es Nadeshiko Nii-san?

― ¿Qué? ¿Donde?

― ¿Que lleva encima? ―se pregunta Himawari al ver al chico de pelo largo cargar sobre su hombro un bulto envuelto en lo que parece una cobija de futon―. No es posible… ¡Corre! ¡Corre! ¡Vamos!

― ¿HE?

El niño de kimono verde sale corriendo de inmediato al percatarse de unos mechones blancos asomarse por los bordes de la cobija.

Nadeshiko por su lado entro a la casa acelerando el paso bastante molesto. Es recibido por la sirvienta que hacia la guardia durante la tarde  la cual luce bastante desorientada:

― ¿Nadeshiko-Hana que es eso? ¿Y su acompañante?

 Sin embargo el chico  no contesta en su lugar  sigue su caminata hasta estar en medio del pasillo con la sirvienta detrás de él exigiéndole una respuesta. Este alboroto hace que los chicos que estaban en la exhibición de la tarde  se asomaron por la puerta de la habitación enrejada al escuchar el ruido y fueron testigos de cómo el mayor sin nada de cuidado, baja el bulto que traía consigo desenvolviéndolo, revelando al pequeño Yuri debajo de la gruesa cobija.

― ¡¿En que estabas pensando?! ―grita histérico sacándose del interior del kimono un de las cartas que había escrito―. ¿Qué planeabas hacer con esto? ¿Acaso tratas de arruíname? ¿He? ¿Contesta?

Yuri se queda en silencio agachando la cabeza, sabe que su hermano mayor lo mira con extrema severidad, balbucea un par de frases que no logran entenderse como justificación de sus actos, pero esto no cambia la mueca de enojo del mayor por el contrario al escuchar a los otros reírse y burlarse por su deplorable forma de hablar esta se endureció.  Yuri temeroso solo espera el golpe que le va a soltar.

― ¡Espera! ¡Espera!

Aparece gritando Himawari por detrás que tira la canasta que traía en brazos para lanzarse a la espalda de Nadeshiko para detenerlo al verlo con la mano en alto. Pero es inútil, después de un leve forcejeo entre ambos, de un solo movimiento Nadeshiko logra deshacerse de Himawari que sale volando golpeándose contra el shoji (puerta corrediza) de la habitación contigua rompiéndola y quedando sobre algunos de los niños que miraban el espectáculo. Se escucharon los gritos elevados al mismo tiempo  que Nadeshiko toma a Yuri del cuello del kimono.

― ¡No! ¡No!

Ahora Tsubaki quien después de unos segundos paralizados entendió lo que estaba pasando, se lanza de igual manera contra la espalda de Nadeshiko para detenerlo.

― ¡Quítate! ―grita Nadeshiko arto y fastidiado de todo, sacude a ambos niños con facilidad como si no pesaran nada para él―. Esta vez no evitaras que le dé una buena lección a este niño.

Nadeshiko suelta a Yuri el cual cae de lado al piso soltando un grito adolorido. Al mismo tiempo que se sacude lo suficiente para tirar a Tsubaki quien cae de setentón a sus espaldas. El de kimono azul mira a los demás niños esperando que alguno trate de parar a Nadeshiko pero estos solo gritan avivando la situación.

“¡Vamos! ¡Vamos!

“golpéalo” “golpéalo”

La sirvienta que estaba presente trata de calmar a los agitados niños quienes no habían tenido tan buena diversión en un largo rato.

Himawari trata de levantarse pero los restos de la puerta de madera y papel le estorban mientras otros niños más se ríen burlándose de su torpe acto de heroísmo y de lo mal que le ira si se enfrenta a uno de los mayores a golpes.

― ¡Hay! ¡Hay!

 Se escuchan los chillidos de Yuri mientras Nadeshiko lo sujeta fuertemente de su cabello como si tratara de levantarlo del piso de esa manera.

Es entonces cuando por la mente de Tsubaki se atraviesa el recuerdo de la figura de su padre sujetado de la misma forma a su madre mientras la pateaba hasta dejarla en el suelo con la cara cortada y el cuerpo moreteado mientras él se quedaba en el rincón del cuarto paralizado del miedo sin poder hacer nada.

― ¡Suéltalo!

Grita tan fuerte que deja a todos callados un segundo en lo que él se movía, aventándose a los pies de Nadeshiko mordiendo cerca del tobillo con toda sus fuerzas.

El mayor grita soltando al albino,  pateando en la nariz y la boca a Tsubaki por inercia con su talón. La cara del menor se llena de lágrimas instantáneamente, se cubre la nariz tratando de no llorar y mucho menos de demostrar el miedo que siente al ver que ahora es el objetivo de Nadeshiko para ser apaleado.

― ¿Tú que te metes?

Le dijo el mayor con rabia y Tsubaki solo atina a cerrar los ojos fuertemente para soportar lo que vendría. Sin embargo…

― ¡Nadeshiko, detente en este momento!

Toman su muñeca fuertemente deteniéndolo en el acto. Forcejea pero es inútil esa persona es mucho más fuerte y cuando se da la vuelta para ver quien se había atrevido a pararlo se encuentra con Kiku quien no tarda en golpearlo hábilmente en el estómago dejándolo fuera de combate en el suelo.

― ¡Se acabó el espectáculo! ―Kiku detiene los gritos de los demás con sus palabras claramente autoritarias pero sin deshacer su sonrisa― ¡Regresen a trabajar!

―Kiku… maldito…

Nadeshiko se gira en el piso agarrándose el estómago y golpeando el suelo con su puño.

―Tsubaki ―Kiku llama a su pequeño hermano ofreciéndole la más dulce de sus sonrisas. El pequeño se levanta rápidamente limpiándose las lágrimas. El mayor continúa diciéndole con seriedad en su voz a diferencia la expresión de su rostro―. Llévate a Yuri a nuestra habitación y quédense allí hasta que yo les diga.

―S-si.

El menor asienta y se acerca a Yuri el cual ya estaba siendo auxiliado por Himawari que trataba de revisarlo pero el albino se negaba a que lo tocara empujándolo débilmente.

―Vámonos Yuri.

Dijo Tsubaki a lo que el pequeño se levanta y se afianza temeroso al brazo del menor. Caminan despacio a la habitación del mayor seguido de Himawari quien recogió la cobija del futon del suelo.

―Cuando te puedas levantar iremos a tu habitación ―Kiku le habla a Nadeshiko―. Tenemos que hablar. ¡Ustedes dos de allá recojan lo que está en el piso! ―el mayor se maneja entre los demás con facilidad ordenándolos para regresar todo a la normalidad. Se acerca a la sirvienta que hacia la guardia y le comenta con una extraña serenidad y una sonrisa amable―. Continúe con la guardia como si esto no hubiera pasado. Aun que si se siente en la necesidad de decirle a Okaa-san sobre este incidente le pido que sea después de que cierren la casa hoy en la madruga ―con discreción le da un par de monedas de cobre a la mujer que las guarda rápidamente dentro de su kimono y se retira a su lugar en la recepción sin decir nada.

―Usted ―le habla a otra sirvienta que se encontraba en el lugar, la misma que había escuchado todo el escandalo e iba por Okaa-san cuando se encontró con Kiku en la primera hala y la obligo a hablar― mande por un shoji nuevo yo pagare por el.

―E-en seguida Kiku –Hana.

La sirvienta obedece con cierto escalofrió recorrerle jamás le ha agradado ese chico que parece obtener todo lo que quiere con solo su sonrisa y un par de palabras bien acomodadas.

.

Mientras tanto Tsubaki llegaba a la habitación de su hermano mayor en compañía de Yuri quien lucía bastante triste aunque no había derramado ni una sola lagrima. Himawari había sido de mucha ayuda en el camino ya que logro deshacerse de los demás chicos de la casa que al haber escuchado el alboroto en la recepción se habían juntado en la primera hala. Cuando pasaron por ella todos comenzaron a hablar entre ellos y a observarlos, Tsubaki se alegró de que Yuri no pudiera verlos ya que Himawari le había venido la idea de cubrir a Yuri con la cobija del futon para evitar cerrar las puertas de la hala principal y que lo tacara la luz del sol.

Subieron las escaleras rápidamente y se dirigieron a la habitación del mayor.

―Es cierto tengo que cerrar la ventana y prender las lámparas antes de que entremos.

Dijo Tsubaki que no había dejado de abrazar a Yuri en todo el camino ayudándolo a caminar.

―Déjamelo a mí.

Himawari se ofreció al mismo tiempo que entraba a la habitación con cuidado y cerraba la puerta para evitar cualquier fuga de luz.

― ¿Estas bien? ¿Te duele?

Pregunta el niño de kimono azul pero Yuri solo niega con la cabeza agachada desilusionado. Pensó que esta vez había hecho algo bien y que su hermano mayor lo felicitaría. Pero están inútil que solo consiguió la ira del mayor como no se la había mostrado hasta ese momento.

―Listo ―se asoma Himawari por la puerta― Ya cerré la ventana y prendí una de las lámparas con eso debe de ser suficiente por el momento.

―Vamos. Estarás seguro en la habitación de Kiku Nii-san.

Entran despacio en la habitación y enseguida Tsubaki sienta a Yuri en el futon mientras Himawari iba prendiendo las dos restantes lámparas de aceite en la habitación.

― ¿Qué fue lo que hiciste yuki-onna? ―el mayor pregunta sin mucho tacto―. No pensé que Nadeshiko Nii-san fuera capaz de hacer algo así. Siempre ha tenido mal carácter pero castigarte sacándote afuera de día fue demasiado hasta para él.

Yuri niega con la cabeza mientras la cobija que traía encima se deslizaba por uno de sus lados.

― ¿No? ―se preguntó el niño de kimono azul―. ¿Él no te saco? Te refieres a eso.

El más pequeño no dice nada y no hace nada.

Himawari termina de prender las lámparas y se acerca a Yuri para revisarlo pero este lo rechaza nuevamente esta vez se arrastra por el futon y se esconde detrás de Tsubaki.

―Yo solo quería…

Himawari parece preocupado sus intentos de acercarse a Yuri parecen emporar. Al ver esto Tsubaki le dice a Yuri serenamente para tranquilizarlo:

―No pasa nada. Himawari nos es malo. Además si estas lastimado él sabe cómo curarte ¿verdad? Sakamichi-sensei te ha enseñado ¿no? Es lo que me estabas contando cuando venias de regreso.

―Pues si… un poco ―Himawari contesta un poco apenado después de todo lo único que sabía tratar eran raspones, cortadas y golpes leves. Observa a Yuri asomar el rostro por el hombro de Tsubaki y explica un poco emocionado de que ha logrado captar la atención del albino―. Sakamichi-sensei me enseño confía en mi… antes solía caerme mucho y por eso…

―Anda deja que te revise. Nadeshiko Nii-san te empujo muy fuerte. El… ¿te pego antes?

Yuri niega inmediatamente con la cabeza saliendo de su escondite y haciendo que Tsubaki lo mirara fijamente para dar a entender que no era culpa del mayor, que no había hecho nada malo.

Pero Tsubaki no estaba convencido de eso.

Himawari por su lado se acerca despacio a Yuri guiándolo de nuevo para que sentara en el futon junto a él para que él comenzara a revisarlo.

―Te dije que si él te pegaba me digieras de inmediato ―Tsubaki observa como el mayor alza las mangas del kimono y la parte de abajo revisando las extremidades de Yuri. Estaba esperando que Himawari saliera con uno de sus extraños comentarios fuera de lugar pero este parece tomarse muy enserio el trabajo de revisar a Yuri. Continúa diciendo―. No tienes por qué mentir como viste yo te defenderé.

―Aunque terminaste en el suelo y con la nariz roja por hacer eso.

Menciono Himawari revisando los hombros y los brazos de Yuri con cuidado. Al parecer no tiene nada, ni moretones. Pero si le duele el jalón de cabellos  que recibió.

― ¿Y eso que?  …yo hubiera recibido los golpes de Nadeshiko si con eso dejaba a Yuri en paz.

―No lo digo de mala manera. ¿Qué no piensas en ti? ―regaña Himawari.

 ―En ese momento Yuri era quien necesitaba más ayuda ―Tsubaki se pone a la defensiva. Jamás, jamás va a permitir que a otra persona la golpeen  frente a él―. Nadie más quiso hacer nada. Solo estaban gritando como animales ―termino bastante molesto.

―Pues yo creo que a nadie de los chicos que estaban allí se le va a olvidar que te atreviste a enfrentar a Nadeshiko Nii-san, después de todo él es el más grande de todos. Solo Hinageshi Nii-san y Kiku Nii-san son tan fuertes.

― ¿En serio?

―Si. Aunque ahora que lo pienso jamás vi que le pegara a alguien. Es decir, se desespera con facilidad y manda todo al demonio aventando las cosas si está muy enojado pero jamás vi que le pegara a alguien fuera de un par de empujones.

― ¿Pero viste como iba a alzarle la mano a Yuri? Por eso también saliste corriendo al verlo ¿verdad?

Himawari se ruboriza. Aun no entiende del todo por que hizo eso. Antes con los demás le hubiera dado igual.

―Es… diferente ―contesta apenas audible.

―Como sea. ― le dice a Yuri―. Lo importante es que debiste decirme antes que Nadeshiko te estaba pegando. Lo prometimos.

Yuri niega una y otra vez con la cabeza. Las cosas no habían sido así y no sabía cómo expresarlas.

―No… no… Nachiko Nii-san bueno… Nachiko Nii-san bueno… ―Puede ver la desilusión en la mirada de Tsubaki y siente como si algo dentro de su pecho doliera mucho―Nachiko Nii-san bueno… Baki…

Yuri está a punto de llorar por la impotencia de no poder comunicar lo que quiere.

―No llores yuki-onna yo te creo.

Himawari le sonríe y frota sus cabellos con amabilidad.

― ¿Cómo puedes decir eso después de lo que vimos?

Cuestiona enojado el niño de kimono azul. Piensa que el mayor solo quiere quedar bien con Yuri y por eso le dice aquello. Sin embargo el de coleta de samurái le dice defendiéndose:

―No me mires así. Es la verdad. La yuki-onna no y tiene nada ya lo revise si Nadeshiko Nii-san le hubiera hecho algo tendría moretones o raspones o le dolería feo el cuerpo. Está bien. No tiene ni una ampolla o sarpullido y eso que estuvo afuera.

― ¿De verdad?

―De verdad. Ya te dije que yo no miento… si tuviera golpes o moretones yo mismo te ayudaría a vengarte de Nadeshiko Nii-san.

Tsubaki se queda callado. Himawari parece muy honesto con sus palabras y sus intenciones de proteger a Yuri al igual que él. Se acerca a este último, se sienta en el futon y tras míralo unos segundo a los ojos le dijo:

―Está bien. Te creer pero dime ¿que estabas haciendo afuera?

Yuri tarda en responder. Son muchas palabras las que está utilizando y tiene miedo de no poder explicarlo todo. Su inseguridad le impide responder sin dejar de sentir que su garganta quisiera cerrarse entre tartamudeos. Himawari también parece muy atento a todo lo que dice poniendo aún más ansioso.

El, por qué había terminado en esa situación se debió a la ingenuidad del niño de ojos rojos. Hasta ese momento había escuchado todo lo que Tsubaki le contaba sobre sus actividades con su hermano mayor. Le había enseñado a hacer unos dibujos muy raros en papel con tinta las cuales se llamaban letras y le había enseñado sobre las reglas que Kiku le había dicho, así mismo le conto sobre su primer encargo, el entregar aquella carta a ese general que se encontraba en la puerta principal, repitiéndole todo aquello que Himawari le había dicho sobre la importancia de estas.

Yuri no sabe hablar correctamente y por lo tanto le cuesta expresarse con palabras pero para nada es un niño tonto, al contrario es muy listo y observador. Había visto desde que llego a Nadeshiko escribir todos los días un par cartas, guardarlas dentro de su kimono y salir de la habitación. Cuando Tsubaki le conto lo que hacían las cartas dedujo que su hermano iba entregarlas el mismo todos los días.

“Un buen hermano menor hace ese tipo de cosas. Kiku Nii-san se alegra mucho cuando lo hago bien y me felicita”

Le dijo Tsubaki.

Yuri pensó que Nadeshiko se mostraría más amable con él si lograba hacer uno de sus deberes correctamente al menos una vez. Ese día al ver al mayor escribir una carta y guardarla dentro de uno de sus buros antes de salir de la habitación pensó que sería una buena oportunidad. Tomo la carta la guardo dentro de su kimono y tomo la cobija del futon de su hermano. Recuerda que la buscona que lo había llevado había mencionado que si se cubría bien de los pies a la cabeza, quizás el sol no le haría nada. Se la puso ensena cerrándola de en medio dejando un hueco para ver por donde caminaba a pesar de que ni siquiera asomaba la cara. Salió de la habitación con cuidado, atravesó el pasillo, bajo las escaleras y pasó por el hala principal cuando este apenas se estaba llenando de gente, si, le pareció oír a alguien que lo llamaba pero en lugar de detenerse acelero el paso hasta llegar a la puerta principal. Como en ese momento iba a ser el cambio de guarda ninguna sirvienta se dio cuenta de que salió silenciosamente.

Yuri camino desorientado. Era difícil ver escondiéndose en el interior de la cobija, sentía el calor del sol calentar rápidamente la gruesa tela nervioso de que en cualquier momento podía comenzar a sentir la piel arderle, más esto no paso, por el otro lado comienza a jadear cansado y sudado, la tela es más pesada de lo creía para su delicado cuerpo. Sus pies comienzan a temblar al percatarse de que no tenía idea de a donde debe de ir con claridad. Estaba perdido.  Asustado, empezó a desear que Tsubaki estuviera con él para rescatarlo. Pero en lugar de quedarse de pie en algún sitio continuo caminado.

La gente de los alrededores al ver que algo pequeño bajo una cobija rondando por allí  llamo su atención. Un comerciante se le acerco y poniéndose frente al pequeño le pregunto:

― ¡Hey! ¿Hay alguien allí abajo? ―Yuri trata de esquivarlo por un lado y por el otro pero aquel señor no lo dejaba ir― ¿Me estas escuchando? quizás debería quitarte eso de encima.

Dice asiéndose el gracioso.

Yuri se cuestiona, no puede ver la cara del hombre frente suyo por la manera en la que va envuelto, pero este lleva ropas azules. Recuerda que Tsubaki le dijo que al hombre al que le había entregado la carta también llevaba ropas azules. “Quizás es la misma persona” pensó el pequeño niño mientras lentamente asoma el sobre de papel que traía por uno de los bordes de la cobija teniendo cuidado de no destaparse.

― ¿Qué es eso? ¿Es para mí? ―el niño asienta con la cabeza. El sujeto la toma entre sus manos, observa que no tiene remitente, la desdobla y la lee rápidamente― Ja j aja ¡Pero que atrevido! ―dice―. ¡Vengan todos y miren esto! ―llama la atención de los otros dos hombres que lo acompañaban y de un par de mujeres que estaban con ellos― ¡Escuchen! ¡Escuchen! ―lee parte de la carta en voz alta―. ”Esa noche de luna en la que el sonido de mi corazón fue de un rojo profundo alejaste mis preocupaciones marcando mi cuerpo con el ardiente fuego de tus pasiones….  ¡Ja j aja! ¿Qué es esto? ¿Una carta de amor?  ¿Acaso eres una de esas lindas jovencitas que desobedece a su hermana mayor y está tratando de arrebatarle algunos clientes? ¿He?

Yuri observa de un lado para el otro el reaccionar de la gente que los había rodeado, un par de mujeres de cara blanca y kimonos elegantes se murmuraban entre ellas, otro sujeto más se reía por lo bajo con malicia mientras otro le contestaba con un gesto similar.  El pequeño niega con la cabeza inmediatamente.

― ¡Oh! pero dijiste que esta carta era para mí ¿no es cierto? Debes de hacerte responsable de ella. Con mucho gusto corresponderé tus sentimientos así que por que no te quitas eso de encima y me muestras tu lindo rostro ¿he? ―trata de levantar la cobija un poco pero Yuri temiendo por la luz del sol retrocede un par de pasos lo que provoca que aquel hombre se enfade y trate de arrebatar por la fuerza la cobija al niño con todas sus fuerzas mientras este trata de resistirse.

― ¡Deténganse allí! ¡No se atreva a tocarlo!

Yuri reconoce la voz enojada de su hermano mayor. El hombre lo suelta de repente cayendo al piso de sentón enredado en la cobija para su suerte.

Nadeshiko por su parte corre hacia ellos apresurado con el kimono mal arreglado y el chongo de su cabello deshaciéndose a cada paso. Cuando este había regresado a su habitación noto la ausencia de la cobija de su futon, enfadado dispuesto a gritarle a Yuri camino a la habitación contigua, azoto la puerta corrediza pero el niño no estaba. Salió a buscarlo a la habitación de Kiku pues siempre el albino estaba al lado de Tsubaki pero cuando Kiku le aseguro que el niño de kimono azul había salido junto a Himawari desde el mediodía y no habían regresado, se preocupó enserio. Nadeshiko entonces bajo al primer piso preguntándose cómo es que había bajado sin temor a que la luz de las ventanas lo tocara. Al llegar algunos chicos le contaron que habían visto a “alguien cubierto con una cobija de futon” y apenas saberlo salió corriendo fuera de la casa sin importarle lo poco presentable que estuviera o los gritos de advertencia de las sirvientas. Para su fortuna Yuri había caminado en línea recta y no estaba realmente lejos de la casa.

― ¿Qué pretendía con él? ― le pregunta molesto al hombre poniéndose delante de Yuri―.  Apenas es un Autobureiku.

― ¿Autobureiku? ―se pregunta aquel hombre desconcertado. Jamás había escuchado sobre ello. Por otra parte piensa que Nadeshiko es una chica por su cabello largo y cara fina, una muy linda que no había tenido el placer de conocer. Sigue gritándole pero no le importa, en su lugar se da el tiempo de verla detalladamente; delgada, pálida, no muy alta, con hombros caídos, unos preciosos ojos color cedro con pequeños destellos color rojo iguales a los que se deslumbraban entre las hebras de su cabello castaño. Su mirada baja lujuriosa para observar el cuerpo de la dueña de todos esos bellos atributos, cuando por culpa del kimono mal cerrado de Nadeshiko se percata de que este era un varón.  Así mismo tampoco ignoro el obi atado por delante. Dejándolo realmente confundido―. ¡He! ¿Qué es esto? ¿Un chico?

Se pregunta en voz alta.

― ¡Está escuchándome! ¿Sabe que se puede meter en problemas por querer meterse con un niño aprendiz que aún no está en servició?

El hombre no entiende la situación en la que está envuelto. ¿Qué hacia un muchacho gritándole como si una Onee-san se tratase? ¿Entonces le estaban diciendo que lo que estaba debajo de la cobija también era un niño varón? ¿Estaba coqueteando con un  varón?  Ve a las mujeres con las que iba acompañado reírse nada discretas divertidas por la escena, ellas entendían perfectamente lo que estaba pasando y no eran para decirle lo que ocurría. Se sintió avergonzado. Sisea, contesta tratando de parecer más astuto ante aquel jovencito:

―Entonces no lo hagas entregar semejante cosas a un desconocido. ¿Qué son estas cartas de amor tan atrevidas para alguien tan joven?

Extiende el papel que es arrebatado de sus manos casi en el acto.

―Eso no le interesa. Además como sabré yo que no fue usted el que se atrevió a robarla.

― ¿Ah? ―el hombre expresa bastante descontenten to― ¿Por qué  aria semejante cosa? A mí solo me interesan las mujeres bonitas….

Ante esas palabras Nadeshiko gruñe voltea su rostro encaprichado,  toma a Yuri del suelo asegurándose de envolverlo bien y lo carga echándolo sobre su hombro. Le da la espalda a aquel hombre que aun avergonzado continua gritándole. ― ¡Hey! ¡Hey! ¡¿A dónde crees que vas aun no terminamos de hablar?!

A lo que Nadeshiko le mira de soslayo un segundo y le contesta veleidoso:

―Usted no tiene el dinero suficiente como para hablarme.

Y marcharse del lugar dejando al tipo enmudecido.

― ¿Así que… Nadeshiko Nii-san como que te defendió?

Himawari termina preguntarle a Yuri que tembloroso termina su anécdota. Los otros dos lo habían estado ayudado a completar sus oraciones durante el proceso. Siente la garganta casi cerrada.

―Fue mi culpa.

Tsubaki por su lado arruga la tela de su kimono estaba enojado consigo mismo pensó que contándole y enseñándole las cosas que hacía a Yuri, ayudaría a este a no sentirse tan diferente a los demás y hacer que Nadeshiko lo tratara mejor. Pero fue lo contrario, jamás pensó que las cosas podían terminar mal. Fue su culpa, pudo haber puesto en grave peligro al niño de ojos rojos.

―Pues si ―Himawari no tarde en darle la razón.

― ¿He?

―Si le hubieras explicado bien las cosas a la yuki-onna no habrían pasado estas cosas.

―Pe-pero…

―Apuesto a que solo le estas repitiendo las cosas que te enseñan pero de seguro ni tu entiendes lo que te están enseñando. Como quieres enseñarle  otra persona así. Eso es muy descuidado. Además no todos nuestros hermanos mayores tiene la misma forma de pensar, lo que para uno está bien para el otro está mal. Las tareas que te deja hacer Kiku Nii-san no son para nada iguales a las que te dejarían lo otros. Por eso como hermano menor debemos escuchar y ver lo que desean de nosotros nuestros hermanos mayores.

Tsubaki agacha la cabeza. Sabe que Himawari tenía razón. Solo repite todo y no entiende las cosas que le enseñan. Su forma de ser no le permite hacer algo tan simple como pregunta el porqué de las cosas. Aunque eso también es debido a la manera en la que lo trata Kiku y la obediencia que demanda de él, una muy diferente a las cosas que Nadeshiko pedía de Yuri.

―Debí dejar que Nadeshiko si me diera una paliza ―concluye.

―Vamos, vamos no es para tanto ―Himawari se muestra nervioso al pensar lo enserio que se tomaba las cosas el niño de kimono azul―. No lo hiciste a propósito.

―Entonces si le explico a Nadeshiko lo que paso dejara de estar molesto con Yuri?

―Probablemente no… la verdad lo que hizo la yuki-onna si fue malo. Hizo salir a Nadeshiko de la casa así mal vestido y que lo vieran todos, no es algo muy propio ―explica Himawari. Esa era una de esas cosas que se le hacían ridículas respecto a la profesión. El que los rangos altos siempre lucieron bien arreglados en todo momento sin poder relajarse, pomposos y asfixiados en todas esas capas de tela tras tela de los kimonos. Más no podía pensar lo mismo sobre la carta cosa que si le preocupaba ―. Aparte lo de la carta… Entregarle una carta de amor a un desconocido no se ve bien de parte de Nadeshiko Nii-san. Es algo muy vulgar. Cuando se es de alto rango los clientes deben de ser los que traten de conquistarte con favores y cartas, cuando por fin contestas estas cartas de amor significa que aceptas a esa persona como cliente. Esa persona es lo suficientemente especial para eso. Por ello si alguien de alto rango le entrega una carta de amor a una persona que jamás ha conocido está mal. Se ve desesperado. No está respetándose así mismo, ni su rango, ni  a la casa a la que pertenece o las tradiciones del Yukaku. La verdad es que si esa persona llega a decirle a otros que Nadeshiko Nii-san le dio una carta de esa manera lo pueden castigar e incluso degradar de rango.

―Tanto así. Pero solo es un pedazo de papel.

―No solo es un pedazo de papel. Son como contratos entre el cliente y uno. No puedes estar ofreciendo tus contratos a cualquier tipo que te encuentres en el camino. ¿Qué no te lo ha enseñado Kiku Nii-san? ¡Claro que no! Si ni siquiera sabes leer y solo sabes hacer garabatos en el papel.

Tsubaki no sabe que responder a todo eso. Hasta un niño tonto como Himawari lo regaña por cosas que no sabe y que parecen obvias para todo el mundo.

― ¿Entonces qué?

― ¿Cómo qué? No es como si pudieras hacer algo ahora.

Se queda pensando Himawari contrariado. No era culpa de ninguno de ellos dos hacer tonterías por culpa de su ignorancia, pero al ser algo que le habían enseñado que estaba mal hacer no sabía que decir para defenderlos.  

Yuri mira de un lado para el otro. Todos tienen caras llenas de preocupación por su culpa.

― ¡Ah… ah… ah!

Ase soniditos para que los mayores le miraran. Niega con la cabeza. No quiere verlos hacer esa expresión que le hace que su pecho duela y que sus ojos se llenen de lágrimas. Se abalanza hacia Tsubaki tomándolo de las mangas de su kimono y comenzando a sacudirlas.

― ¿Qué ocurre? No te pongas así ―Tsubaki acaricia su cabeza para tranquilizarlo. Ver así al niño de kimono rojo lo hace sentir culpable por su imprudencia. Trata de disimularlo lo más que puede para no alterar a Yuri. Toma las manos del albino entre las suyas y le dice mirándolo a los ojos―. Yo no quería hacerte daño. De verdad. Yo solo quería  ayudarte…

―Yuki-onna ―agrega Himawari poniendo la mano tras su cabeza tratando de parecer el más relajado―. No tienes que tomarte las cosas tan literales cuando te las dicen… Si pasa algo… hablare con Okaa-san… se va molestar pero… no tienes de que preocuparte…. ¡mejor dicho no pasara nada! ¡Veras que todo estará bien para ti!

Himawari no sabe qué tanto de eso es una mentira.

Yuri por su lado parece calmarse un poco:

―Baki…

― Lo siento en verdad. Yo solo quería ayudarte un poco… aún no sé cómo cuidarte….

Yuri al ver la expresión triste de su amigo lo jala fuertemente de las mangas de su kimono y niega con la cabeza repetidamente.

―Baki… bueno…  ―dice lanzándose a abrazar a Tsubaki cayendo sobre el―. ¡Baki… gusta! ¡Baki gusta!

Se aferra con todas su fuerzas al cuerpo de Tsubaki y sin pensarlo mucho le planta un delicado y torpe besos en los labios.

― ¡Ahh! ―Himawari grita celoso rompiendo por completo con el ambiente. Los otros dos niños se separan lentamente sin entender el alboroto del mayor que se pone de pie y golpea el piso con su pie ― ¡Oigan eso no es justo! ¡¿Y yo que?! ¡Yo también estoy tratando de ayudar!

Se lanza sobre ambos tratando de interponerse entre ambos  o quizás separarlos.

― ¡Aghh! ¡Bájense los dos están muy pesados!

Grita Tsubaki olvidándose de sus preocupaciones por ese momento.

Yuri por su lado sonríe casi imperceptible. Las dos personas que están con el son muy cálidas y le gustan.

Himawari continúa quejándose mientras ruedan por el piso:

― ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero!

Mientras tanto. Kiku y Nadeshiko entraban a la habitación secundaria de Nadeshiko.

El mayor, es decir Nadeshiko logra sentarse sobre los cojines que casi siempre usaba Yuri como cama, por lo tanto estaban amontonados en círculo como si fueran un pequeño nido. Lo primero que hace es tocarse el tobillo izquierdo donde tenía marcado los dientes de Tsubaki, un circulo perfectamente rojo con hendiduras de carne viva. Espera que no le quede marca. Enseguida se toca el estómago adolorido por el golpe del chico en kimono negro que le sonríe en aparente serenidad.

Kiku por su lado rueda sus mirada rápido por toda la habitación. Sigue sonriendo. Nota como la única ventana en el cuarto si bien no está cerrada tiene una cortinilla de bambú que deja pasar muy poco la luz del sol de hecho en donde está sentado Nadeshiko para nada toca la luz. Pestañea y dice:

―Se escuchaban muy alegres los niños cuando pasamos cerca de mi habitación ¿no te alegra eso?

―Deja de sonreír de esa manera tan desesperante ―contesta cortante el chico de kimono lila al mismo tiempo que le lanza un cojín al otro. Kiku sin ningún problema lo esquiva sin dejar de sonreír. Lo toma del piso lo acomoda y se sienta frente al otro con suma elegancia sin hacer ruido―. Pareces un zorro astuto.

―El dios protector de Yoshiwara es el zorro Inari así que eso me lo tomare como un halago.

―No me trates como si fuera un cliente. Déjate de palabrerías. Esa sonrisa con la que convences a todo el mundo sé que es falsa desde que éramos niños.

―No tienes que molestarte. Aun que ese ceño fruncido luce encantador en ti ―contesta Kiku cubriendo su sonrisa elegantemente con la manga de sus kimono provocando que Nadeshiko suelte un gruñido, a lo que le contesta un poco más serio―. Además, si yo dejara de sonreír no sería bueno…   Recuerdas lo que solía decirme Tsutsuji Nii-san. “Esa expresión tuya da mucho miedo así que porque no sonríes. Recuerda que siempre tienes que sonreír ya sea en plena floración en dispersión. Mantente con una sonrisa orgullosa hasta el final”

―Si. Lo recuerdo.

Contesta Nadeshiko esquivando la mirada. Esas habían sido palabras de su hermano mayor. No había querido pensar en él en mucho tiempo y menos en su sonrisa, una pacífica y falsa como la que Kiku le está ofreciendo ahora.

―Él era tan buen hermano. Mucho mejor que el que yo tenía, sin duda.

―Dime ¿qué quieres?

Nadeshiko pregunta. No quiere que Kiku se quede mucho tiempo en su habitación.

― ¡Oh, valla! No tienes que exaltarte tanto. Recuerda que siempre tenemos que mostrarnos serenos ante cualquier cosa.

― ¡No estoy exaltado! ―contesta el mayor demostrando lo contario―. Guarda tus tonterías de protocolos y reglas para otro.

―Vamos, vamos hace mucho que no platicamos así, solos tu y yo. ¿Cómo has estado? ¿Aprendiste algún nuevo talento? ¿Ya juntaste tu cuota de este mes?

Nadeshiko solo se enfurece cada vez más a cada palabra del otro muchacho. Kiku continúa sonriendo―. Todos en la casa saben que has tenido problemas de dinero últimamente. Inclusive que tuviste que vender algunas de tus cosas para solventar tu cuota del mes pasado.

―Ve al grano o ¿es que solo has venido aquí para molestarme?

― No. claro que no ―el de kimono negro sigue impávido sonriendo a pesar de ver claramente las intenciones de Nadeshiko de querer golpearlo ¿o es acaso de salir huyendo? Esa expresión en la cara del mayor llenándose de desesperación están hermosa y no puede evitar sentirse entusiasmado por decirlo poco. Quiere provocarlo un poco más sin dejar de averiguar ciertas cosas que le han despertado interés respecto al actuar del mayor―. Ya se pueden sentir los primeros aires de invierno ¿no te parece?

― ¿Ah? ¿Y eso que?

― ¿No fue in invierno cuando Tsutsuji Nii-san…?

― ¡Guarda silencio!

Pide Nadeshiko completamente turbado tanto que apenas logra detener el temblor de su cuerpo.

― ¿Por qué?  Dime ¿acaso no fue él la  fue la razón por la que decidiste tomar a Yuri a tu cuidado?

El de kimono negro cubre con su manga su sonrisa que sabe se está deformando a una que nadie de vería de ver. La expresión de sorpresa del otro es demasiado irresistible para él.

Nadeshiko trata de simular su actitud preocupada frunciendo el ceño y sonriendo sarcástico. Si otra persona lo mirara creería esa mascara falsa de desdén ególatra que quiere proyectar, pero quien está frente a él lo puede leer con tanta facilidad.

El mayor dijo:

― ¿Desde cuándo te importa lo que haga?

―Sabes que siempre me ha interesado todo lo que hagas desde pequeños. El crecer juntos siempre será uno de mis más preciados recuerdos.

―Te dije que dejaras de hablarme como si fuera un cliente.

―Pero lo que te digo es verdad ―.Kiku ladea su cabeza sonriendo dulce mientras junta las puntas de sus dedos. Nadeshiko gruñe nuevamente, es difícil saber si está siendo honesto con él. En realidad siempre ha sido difícil entender que es lo que piensa realmente Kiku. Desde que lo conoce sabe que él tiene algo... algo desagradable en el interior―Además ―continuo hablando el de negro―… fuiste tú el que se fue alejando de mi cuando empezamos a trabajar como Kuki. Cuando éramos Autobureiku pasábamos todo el tiempo juntos, al igual que esos dos niños encantadores que son nuestros hermanitos. ¡Ah! Es verdad. Adivina que fue lo que los encontré haciendo la vez pasada.

― ¿He? No querrás decir…

―Parece que ellos comparten una amistad particular.

― ¿Es una broma? Si no tiene nada que se conocieron ―se pregunta el mayor en voz alta con una mueca de no poder creerlo.

― ¿Por qué te sorprende? Ya olvidaste cuando tú y yo nos escapábamos de nuestras labores y teníamos primaveras por aquí y por allá a escondidas ―ríe con modestia.

― ¡Eso era diferente! ―Nadeshiko le grita ruborizado―. ¡Eras tú el que siempre me arrastraba a hacerlo en todos los lugares de la casa cuando se te venía en gana!  …aún recuerdo cuando nos sorprendieron aquellos Mayu y nos obligaron a chupárselo casi todos los días por una semana hasta que los amenazaste con aquel cuchillo.

―No lo digas de esa manera. Me hacer ver como si yo fuera malvado.

―Pues lo eres en realidad. No importa que trates de ocultarlo bajo esa sonrisa.

―Ya. Ya. Aunque quizás tengas razón.

Kiku se limita a seguir sonriendo y ladear su cabeza al lado contario.

Nadeshiko por su lado se siente tan incómodo. Sabe que Kiku tiene un lado que no le muestra a otros y que el solo ha visto. El recuerdo lejano de las veces que lo vio practicar frente a un espejo su sonrisa masajeando y moldeando su cara inexpresiva le viene a la mente. Así como la manera en la que había amenazado tan aterradoramente a más de uno cuando eran pequeños.

―Sabes… ―Kiku habla diligentemente― Tsubaki me conto preocupado sobre que no has educado adecuadamente al pequeño Yuri. Por cierto, le has puesto un nombre muy bonito, si no mal recuerdo alguna vez me dijiste que los lirios crecían en abundancia cerca del pueblo de donde provenías.

―Yo…

―Eso me da a entender que no te estas tomando tan a la ligera el ser un hermano mayor. Pero no solo es eso. Si en verdad te desagradara tener tanto a Yuri a tu lado no te molestarías en darle un plato de comida e inclusive de vestirlo y cepillarle el cabello todos los días, incluso sabiendo que la ventana de tu habitación secundaria no cierra correctamente mandaste a poner esas cortinas de bambú para que no se hiciera daño. Cuanta amabilidad de tu parte.

― ¿Tú qué sabes?

― ¿Me equivoco? ¿No lo haces por esas razones? Lo dejas andar libre por aquí y por allá ingenuamente sin querer mancharlo de todo lo que significaría una profesión como esta para un niño como él. He hablado muy poco con Yuri pero suficiente para darme cuenta que él es… especial. Pero el incidente de hoy me deja mucho que desear de tu actitud.

―Eso… fue… porque…

Nadeshiko no sabe que contestar, está sintiéndose muy presionado por la actitud del chico en kimono negro. Hay tanto de lo que no quiere hablar y mucho menos con Kiku.  Porque ni el mismo logra entender  las decisiones y cosas que ha estado haciendo desde que tomo al niño albino a su supuesto cuidado.

―Me pregunto si ese niño será capaz de sacar la parte más tierna de ti. Esa que no he visto en tantos años. Estoy ansioso por ver eso, aunque admito que eso me hace tener envidia de Yuri… quizás yo debería…

― ¡Ni se te ocurra acercártele! ―Nadeshiko le grita brincando exaltado de su lugar―. Ni siquiera lo pienses si le haces algo a ese niño te juro que jamás te lo perdonare.

Casi al instante Kiku se pone serio, inexpresivo:

―Entiendo perfectamente ―hay un silencio entre la respiración exalta de Nadeshiko y la expresión sórdida de Kiku. El último tarda unos cuantos segundos en volver a sonreí. En cuanto lo logra dice:

―Vez como si te preocupas por ese niño. Ya quiero ver esa dulzura reluciendo de tu interior como cuando nos conocimos.

―Muchas cosas cambiaron desde que era niños. Lo sabes.

―Si. Supongo que sí. Pero…  ―el menor contesta. Se levanta despacio, camina lentamente hacia Nadeshiko que parece haberse quedado paralizado. Toma el rostro de este entre sus manos, acercándose a su oído le susurra―. Abecés quisiera que regresáramos a ser esos inocentes niños. Extraño mucho tu compañía a mi lado.

Nadeshiko siente el pulgar del otro deslizarse por sus labios lentamente a la vez que un escalofrió comienza a recorrerle el cuerpo:

―No te gustaría revivir a aquellas primaveras de nuestra infancia.

Le besa en la punta superior de su oreja mientras que trata de introducir su mano derecha en el interior de la ropa del otro seduciéndolo.

― ¡Detente ya! ―ordena Nadeshiko tomando con fuerza la muñeca de Kiku quien lo mira fijamente. Esto asusta a Nadeshiko que trata de distraer a Kiku―. ¿Tratas de asumir el castigo de tu Ototo haciendo eso?

― ¿Umhhh?

Nadeshiko siente al otro tensarse y como el ambiente se pone pesado. Kiku no ha dejado de sonreír a pesar de su mirada adusta. Si esa sonrisa cambia una vez sabe que no le gustara lo que ocurrirá.

Nadeshiko traga saliva:

―Mira nada mas como me dejo el tobillo ―dice pero no mira al de kimono negro a la cara en su lugar extiende su tobillo y le muestra la marca roja en ella―. ¿Qué pasara si me deja cicatriz?

― ¡Ah! ¿Quieres que castigue a ese niño? Si me lo pides tú lo hare.

La voz de Kiku es tan grave y pesada que Nadeshiko teme por el pequeño.

―N-no ―niega con voz temblorosa―. Yo quiero ser el que lo castigue personalmente si no te importa. Claro, bajo mis condiciones. Quiero que tú estés presente en ese momento.

―Por supuesto. Acepto sin dudarlo. Si tú me lo pides te ayudare en ese momento.

Nadeshiko  no sabe qué tipo de persona cree Kiku que es el para decirle esas palabras. Por el contrario él tiene una idea clara de lo que quiere hacer con Tsubaki. Y de lo que quiere mostrarle.

―Mañana te espero a él y a ti en mi habitación después del desayuno. Hasta entonces guarda todos esos deseos y no vayas a hacer nada. Déjamelo a mí.

Nadeshiko pide con aire de resignación.

―Por supuesto que lo are.

Kiku acepta con voz dulce sonriendo. Se pone de pie y se dirige a la puerta―. Me alegra mucho de que tuviéramos esta conversación

Abre la puerta dispuesto a irse satisfecho.

―Kiku.

Le llama el otro agachando la mira ensombrecido aun sintiendo el miedo en todo el cuerpo.

― ¿Qué ocurre?

Pregunta el de kimono negro en el marco de la puerta aun dándole la espalda.

―Dime ¿porque decidiste tomar a aquel niño a tu cuidado?

―Ummm…  ¿porque habrá sido? Supongo que quise cuidar bien de algo esta vez.

Después de estas palabras Kiku se retira y cierra la puerta detrás de sí.

Nadeshiko se queda solo. Se abraza a si mismo temblando. Había tratado todos estos años de no quedarse a solas con Kiku de ni siquiera dirigirle la palabra, pero desde que los nuevos entraron a la casa la situación se había prestado para reunirlos de nuevo. Se supone que ya no es un niño pequeño para seguir temiéndole… pero… su mirada y sus palabras. Esas que solo él conoce no puede olvidarlas.

―Soy una vergüenza  ¿no es así Tsutsuji Nii-san?

 

Continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).