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Raikorisu no hata (El campo de las Lycoris) por shanakamiya

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Notas del capitulo:

Hey ¿como estan todos? 

Yo... aaaaa... tratando de sorevivir en una casa horrible. No, solo se escucha mas dramatico de lo que realmente es. Si rentan o llegan a rentar departamento lo entenderan...

fuera de esas cosas de la vida adulta. Todo esta bien. Mejor de lo que aveces pienso, aun asi termine actualizando tarde de nuevo.

soy lenta pero constante. Eso lo saben.

Asi que sin mas les dejo el capito.

 

XV

 

―Entonces yuki-onna ¿Cómo fue? ―es lo primero que Himawari le pregunta al pequeño albino  en cuanto lo ve bajar cautelosamente por la escaleras. Himawari continua interrogándolo con los ojitos brillando― ¿Te gusto? ¿Te la chupo? ¿Se siento bien? ¿Te beso? Nadeshiko Nii-san no fue malo contigo ¿verdad?

Yuri niega rápidamente con la cabeza. Después de todo su hermano mayor le había dicho que no le digiera a nadie lo que habían hecho.

― ¡No le preguntes cosas extrañas a penas lo veas!

Regaña Tsubaki a su lado quien también lo estaba esperando.

Yuri baja despacio los últimos escalones. Aun no se acostumbra a subir y bajar las escaleras sin apoyarse todo el tiempo al muro al que están pegadas. En cuanto puede va al lado de Tsubaki, lo toma de la mano y se pega a su brazo.

Himawari se les queda mirando descontento. Infla las mejillas y observa a Tsubaki seriamente. Se supone que lo ayudaría a llevarse mejor con Yuri pero solo ve como este es más  cercano a Tsubaki.

Por su lado el de kimono azul no entiende en un principio las miradas frías del otro. Pero en cuanto lo hace entrecierra los ojos disgustados. ¿Cómo piensa que va a hacer eso si no deja de molestar al albino con esas preguntas incomodas en primer lugar?

Silencio…

Yuri ajeno a todo esto mira a uno y luego al otro curioso. Era como si se hablaran sin decir palabras. Eso es interesante y le gustaría participar en ello. Tiene la sensación de que ellos dos se llevan de una manera especial que no pueden con él.

―Ba... ki...

Llama sacudiéndolo ligerito para llamar su atención.

―Deberíamos irnos a hacerlos aseos ―dijo el de azul. La mirada de Himawari es más pesada sobre él y agrega desganado―. ¿Himawari nos quieres ayudar?

―Solo ayudare a la yuki-onna ―Himawari se cruza de brazos.

―No pienses que te voy a dejar solo con él. No quedamos en nada de eso.

― ¿Qué? ¿No confías en mí? ―pregunta el de coleta de samurái. Tsubaki se queda callado. No, claro que no confiaba en dejar solo a esos dos. Con lo imprudente y tonto que es Himawari y con lo inocente que es Yuri, si los deja solos seguramente terminaran haciendo cosas pervertidas. Sin embargo se queda callado mirándolo inquisitivo―. No es justo. ¿Cómo se supone que nos llevaremos mejor? ―grita el de coleta samurái.

―No necesitan quedarse solos para que te lleves bien con él. En su lugar deja de preguntarle cosas pervertidas.

― ¿Cuáles cosas pervertidas? Solo le pregunte que habían hecho Nadeshiko Nii-san y él.

―Eso no fue todo lo que le preguntaste ―Tsubaki no comprende porque el otro no logra entenderlo.

― ¿Por qué están gritando tanto? ―Interrumpe Ran que bajaba en compañía de Suikazura― Dejen de estorbar el paso. Quiero terminar esto lo antes posible. Suika tiene muchas cosas importantes que hacer ―le aclara a los otros apartándolos bruscamente aventándolos con su hombro.

Suikazura camina detrás de Ran en silencio. El niño luce tan serio que Himawari se lo toma a mal como si fuera un creído y también se estuviera burlando de él. Aun que nada de eso estaba pasando.

― ¿Qué? ¿Te crees mejor que nosotros solo porque sabes tocar el Koto? ―se oye mal intencionado. Se burla del otro―. ¿Y tú que, Ran? Siempre estas detrás de él como si fueras su guardaespaldas. ¿Con que te paga? ¡He! ¿Con dinero o con otras cosas?

― ¿Qué dijiste? ―Ran se voltea furioso hacia Himawari y lo toma del cuello del kimono―. No te creas intocable solo porque eres el hijo verdadero de esa mujer odiosa que nos tiene aquí. No eres más que un imbécil que se cree que sabe mucho y no sabe nada.

Himawari frunce el ceño, se zafa del agarre del otro aventándolo a lo que Ran responde elevando su puño derecho para golpearlo pero antes de que haga algo. Suikazura lo sujeta por detrás.

―No hagas tonterías ―le dice serio ocultándose en su flequillo― ¿quieres que te castiguen de nuevo?

Ran se queda callado con el puño en alto. Pensando.

― ¡Huy sí!  ¿Vas a hacer lo que te dicen? Si quieres pelear, vamos a fuera ―provoca Himawari. Sabe que si lo hacen, el que se meterá en más problemas será Ran― ¡Anda! ¡Peleemos! A ver si así ya te echan de la casa. Tú no tienes por qué estar aquí. Nadie va a querer aun chico tan feo y sin talento.

―Ni quien quisiera estar en este lugar ―refunfuña el mayor tratando de zafarse de Suikazura que no lo suelta al contrario, lo rodea por la cintura con su otro  brazo reteniéndolo.

―Cálmate. No vale la pena que lo golpees.

Le dice Suika en voz baja casi al oído.

― ¿Vas a hacer lo que te dice como el perro que eres?

Himawari sigue insultando. Todo las cosas que no le están saliendo bien se le están subiendo a la cabeza y si bien no es la primera vez que alguno de los nuevos ha querido pelear con él. Esta vez está de más mal humor que de costumbre.

―Ya cálmate ¿quieres? ―Tsubaki interviene jalándolo de la espalda del kimono―. Estas asustando a Yuri.

Efectivamente el pequeño albino ya hacia escondido detrás del niño de kimono azul. Himawari chasquea la boca. Todo le está saliendo al revés de nuevo.

―Vámonos Ran.

Pide Suika.

―Tengo cosas mejores que hacer.

Ran dice tratando de controlarse mientras no despega su mirada de Tsubaki. Para ese momento ya todos en la casa sabían que se había enfrentado a Nadeshiko. Le da crédito. Alguien que es capaz de enfrentarse a alguien mayor por defender a alguien sin miedo es digno de su respeto.

Deja que Suika se lo lleve mientras tiene la oportunidad.

― ¿Que fue eso? ¿Qué te pasa?―pregunto Tsubaki molesto― ¿Quieres meternos en más problemas?

― ¿Cómo que meternos en más problemas?

―Ayer era de lo único que todos estaban hablando a la hora del baño. Kiku Nii-san no me dijo nada, ni me regaño. Pero de seguro Okaa-san nos castigara cuando se entere.

―Ella ya lo sabe. Ella siempre sabe todo lo que pasa en casa.

― ¿Le dijiste?

Pregunta Tsubaki molesto.

Himawari infla las mejillas y aparta la mirada.

―Ella me pregunto. Pero…

― ¿Porque lo hiciste?

Tsubaki pregunta molesto encarando al de kimono verde.

― ¿Como que porque? ―Himawari no lo entiende. Todos siempre se enfadan con él por ese tipo de cosas. Okaa-san es su madre. No es como si él pudiera desobedecerla con tanta facilidad. Trata de defenderse―. Además, no es como si no se fuera a enterar por otros.  Una sirvienta le dijo después del turno de noche. No es como si solo fuera mi culpa… p-pero yo hable bien de ti y sabe que Yuri no tiene nada que ver. Al que va a culpar de todo será a Nadeshiko Nii-san.

― ¡Ah! ―Yuri suelta preocupado. Saliendo de su escondite―. No…  Nachiko Nii… bueno…

Agita el brazo de Tsubaki que no sabe responder a la preocupación del más pequeño. La verdad quiere que castiguen a Nadeshiko por todas las cosas malas que le ha hecho al pequeño de ojos rojos.

Himawari sin embargo le dice a Yuri para calmarlo.

―No debes de preocuparte yuki-onna. Como Nadeshiko es de rango alto solo le gritaran y le darán un castigo menor.  Pero no es tu culpa.

―Si. Es culpa tuya ―agrega Tsubaki enojado. Toma a Yuri de la mano y le dice al de cola de samurái―. Si le pasa algo a Yuri te juro que no te lo perdonare.

Y se retira del lugar prácticamente jalando al albino.

Himawari se quedó unos minutos de pie en ese lugar. Siempre, siempre le pasaba lo mismo con los chicos nuevos. En cuanto se enteraban que Okaa-san era su verdadera madre se peleaban con él por cosas como esas. Como si él fuera el culpable de que los castigaran o las cosas malas que les pasaban.  Por ello jamás había tenido un amigo de verdad de su edad. Los demás terminaban dejándolo solo…

Pensó que por esta vez, quizás las cosas serían diferentes si le decía a alguien la verdad primero antes de que los demás les digieran algo respecto a su legado familiar. Por qué había escogido a Tsubaki para esto había sido circunstancial. No le mintió cuando dijo que lo tomaría como su rival. La manera en la que se movió durante la inspección de Okaa-san le dio a entender que tenía algo que no tenía él. Además para que alguien como Kiku Nii-san lo escogiera es que debe de ser una clase de maravilla, a pesar de solo saber hacer garabatos en el papel.  Pero Tsubaki resulto ser bueno, quizás era algo estirado, pero él no había reaccionado como los otros chicos que había conocido durante todos esos años. Tsubaki siguió hablándole con normalidad. No le pidió nada a cambio o le hiso insinuaciones de que porque son amigos debe de darle un trato especial. Incluso después de conocer a Sakamichi–sensei no le dijo que era asqueroso que dejara que ese viejo lo manoseara, incluso siguió juntándose con él.

Imagino que por fin tenía un amigo…

Aunque en realidad al principio de quien quería hacerse amigo era de la yuki-onna. ¿Pero porque de él? Es verdad  que en un principio, cuando lo vio, quedo asombrado por su belleza, era más bonito que la yuki-onna de la leyenda en su libro de ilustraciones, aquel que fue el primero en aprender a leer cuando era muy pequeño. Pero Yuri no era frio y cruel como la mujer de las nieves de la leyenda, que arrebataría la vida de los hombres congelándoles el corazón. No, Yuri era como  Oyuki aquella gentil y hermosa joven que en realidad era un youkai que se había enamorado de un apuesto leñador. En el cuanto decía que ella había tenido hijos hermosos, blancos como nieve. Se pregunta si Yuri seria descendiente de ellos, está convencido de que él es un youkai o algo por el estilo. Su manera tan pura de ver la vida es prueba de ello para Himawari. Nunca imagino que el deseo de querer cuidar a alguien surgiría en su interior al ver lo vulnerable que era a la luz del sol. Quiere volverse alguien importante para Yuri. Pero ¿porque? Eso que siente en su interior es diferente a lo que siente por Okaa-san, por alguno de sus hermanos, o incluso a lo que siente por Sakamichi-sensei. ¿Qué es ese sentimiento cálido que tiene por Yuri?

Sentado en el escalón de la escalera se preguntó eso.  

Al llegar la hora del desayuno por lo regular Tsubaki se sentaba en el pasillo junto a Yuri para hacerle compañía. Los demás chicos que llegaban y los miraban en el suelo se reían de ellos porque claro, la mayoría se había negado a cerrar la puerta para que no entrara la luz. Los demás chicos en un principio creyeron que era una tontería o una mentira aquello de si al aquel niño albino le tocara la luz del sol saldría lastimado. Pero Kiku les había asegurado que eso era cierto  y que si eran buenos no le harían ninguna maldad a Yuri como abrir las ventanas en las habitaciones donde estaba él o de recordar tocar las puertas de los pasillos antes des de abrirlas. Los chicos de la casa aceptaron esas condiciones ya que nadie en la casa se atrevería a desafiar o incumplir alguna petición de Kiku. Tsubaki pronto se enteraría de las razones de porque los demás eran de esta manera tan complaciente con su hermano mayor.

Aun así, no se salvaban de unas burlas ocasionales para molestarlo, ya que Yuri no decía nada o se molestaba y solo dejaba que las cosas pasaran. Quizás deba de enseñarle a defenderse.

Sin embargo esa mañana las cosas son diferentes.

―Tu eres Tsubaki ¿cierto? ¿Eres el hermano menor de Kiku Nii-san?

―Si ¿porque?

Tsubaki mira de malhumor a aquel chico que solo usaba el fondo de su kimono y tenía el pelo negro mal amarrado con mechones saliéndole por todos lados. Se notaba que apenas se acababa de levantar. A su lado iban otros dos niños no más grandes, uno con mirada impertinente y el cabello negro y el otro serio con el cabello castaño hasta los hombros.

El de mirada impertinente se cruza de brazos y dice:

―No te enfades. Muchos creemos que es asombroso que le hayas dado una paliza a Nadeshiko.

― ¿Paliza? ―Tsubaki se muestra sorprendido. Estaban exagerando lo que habían hecho ―No. Yo…

―No seas modesto ―el de cabello desordenado se acerca hacia él y hace que se levante  mientras los otros dos lo rodean―. Ya todos saben. El talento que tienes.

―Pero… yo…

Tsubaki trata de explicarse mientras mira a sus espaldas como el pequeño albino se queda sentado en su sitio sin decir nada mientras los otros tres se lo llevan al interior de la sala común.

―Te conviene llevarte bien con Asagao. ―el chico de cabello corto y serio le habla bajito al oído refiriéndose al chico de mechones desordenados―. Él tiene una gran probabilidad de convertirse en Mayu cuando llegue la primavera.

 ― ¿Que?

― ¿No sería mejor que te juntaras con nosotros que con el idiota de Himawari? ―dice el otro por su lado contario en voz baja como si no quisiera que nadie más en la sala los escuchara.

―Es un bocón que siempre está delatándonos con Okaa-san y un pervertido que siempre está hablando de sexo ―el niño de cabello desordenado, Asagao,  habla con desagrado―Como si no todos ya estuviéramos artos de eso. Todos saben que a comparación de uno que tiene aguantar a los viejos que vienen a vernos. El la tendrá fácil porque él es el hijo verdadero de Okaa-san. Apuesto que eso no te lo dijo ¿cierto?

―Si. Ya sabía.

Contesta Tsubaki frunciendo el ceño. No le gusta para nada la manera en la que hablan y lo conducen.

Por su parte los otros tres niños se sorprenden un poco. Entonces Asagao le dice:

― ¿Entonces si ya sabes porque sigues hablándole? ¿No te parece que es de lo peor?

Tsubaki frunce el ceño. Recuerda lo que le había dicho Sakamichi-sensei respecto a que Himawari nunca había tenido amigos de su edad.

― ¿Los demás piensan igual que tú? ―pregunta.

―Claro que si ―responde el chiquillo―. Todos en la casa suelen ignorarlo o darle por su  lado. ¿Por qué crees que él no tiene hermano mayor? Nadie lo soporta en realidad.

Tsubaki apretó su puño y bajo la mirada. Si, Himawari es un idiota y un imprudente. Pero también piensa que es muy cruel y solitario lo que los demás le hacen. A él le solían hacer lo mismo los niños de su pueblo por culpa de su padre. Es desolador, triste y te llena de odio. Sin embargo Himawari siempre está sonriendo y tratando de lucir lleno de energía como si ese desprecio sutil no le hiciera daño. Tsubaki siente arrepentimiento de enojarse con él esa mañana. Quizás ser el hijo de la dueña de la casa es más difícil de lo que él pueda alguna vez  imaginar.

― ¿Entonces quieres empezar a juntarte con nosotros?

 Le pregunta uno de los niños.

Tsubaki quiere decir que no. Que ni siquiera se les acerque. Pero aún es muy reservado consigo mismo y con decir lo que realmente desea.

―Si no lo haces serás un delator igual que Himawari.

―Le diremos a todos.

Presionaron los otros tres.

Tsubaki se cohíbe. Quiere hablar pero no puedo. Quiere empujarlos a un lado y salir corriendo al lado de Yuri. Que alguien venga a rescatarlo.

―Se puede saber qué es lo que están discutiendo con Tsubaki ―la voz de Kiku se escucha detrás de ellos. Al alzar su rostro el de kimono azul ve a su hermano detrás de los otros tres niños sonriendo como siempre―. No están peleando ¿verdad?

―N-no. Claro que no. Kiku Nii-san.

Asagao da un pequeño brinco en su lugar. No necesita darse la vuelta para sentir el aura del mayor.

― ¿De verdad?

Es tan pesada…

―S-solo nos estábamos tratando de llevar bien con su Ototo.

―Queríamos invitarlo a desayunar.

Agregan los otros dos que también parecen nerviosos.

Tsubaki mira a los tres niños frente a ellos. Ya había notado que algunos niños en la casa solían actuar así cuando su hermano se les acercaba. Como si guardaran la distancia de algo que no pueden alcanzar. ¿Eso era respeto? No está seguro pero también se ha dado cuanta que nadie se atreve a desafiar lo que su hermano designe en ese lugar.

― ¡Oh! Ya veo. Sería muy malo que alguien este molestando a los niños nuevos. En especial a mi pequeño hermano menor ¿no lo piensas así, Asagao? Tú tienes una gran probabilidad de subir de rango. Sería una lástima que eso no pasara solo por un mal entendido.

Asagao sonríe nervios y se da la vuelta lentamente:

―Por supuesto. Ya que me convertiré en alguien de rango superior en la casa solo quería que los menores supieran que podían contar conmigo.  Así que con su permiso. Nos retiramos a nuestro lugar.

―Adelante.

El mayor les sede el paso y los otros se van tranquilamente aparente pero con un nudo en el estómago.

―Bien ―dice Kiku sonriendo―. Creo que desayunaras hoy conmigo. Después de todo hace un momento vi a Nadeshiko sentarse al lado de Yuri en el pasillo y pedirle a una sirvienta que le llevara allí el desayuno. Claro que si quieres que desayunemos los cuatro en el pasillo por mí no abra ningún problema.

― ¿Ah? ―Tsubaki pregunta. Aún no termina de entender del todo lo que ocurrió hace un instante. Las palabras de su hermano se habían escuchado extrañas. Como si fueran una amenaza. Niega con la cabeza―. Si. Desayunemos solo nosotros dos.

―Aun no quieres ver a Nadeshiko ¿verdad? ¿Es por lo que te dije anoche respecto a que dejaría que él te diera un castigo por el incidente que tuvieron?

―Si.

Responde bajito Tsubaki mientras su hermano lo guía lentamente hasta su lugar favorito en una de las esquinas donde se podía ver a todos en la casa desayunando. Pasan cerca de la puerta y Tsubaki echa una mirada rápida hacia el pasillo. Efectivamente Nadeshiko se había sentado al lado de Yuri en el suelo. A comparación del menor, tenía un cojín debajo de él. Los escucha decir:

―Tienes que aprender a comer con palillos. No puedo creer que en todo este tiempo te la pasaras comiendo con las manos ―el mayor toma las pequeñas manos de Yuri entre las suyas y le acomoda de mala gana los palillos de madera―. Qué pasaría si un cliente nos invitara a comer y tu sin saber sujetar los palillos. No quiero que me avergüences.

Continua gritándole mientras ve como torpemente el niño intenta comer mientras se le cae todo lo que puede agarrar con los palillos sin ni siquiera poder llegar a su boca. Nadeshiko le acomodaba de nuevo los palillos en la mano de manera brusca y se repite la escena.

―No te vas a mover de aquí hasta que te termines la comida.

Tsubaki por su lado observa con desagrado. ¿Porque fuerza tanto a Yuri a hacer lo que él quiere?

―Parece que Nadeshiko ya se está tomando su papel de hermano mayor enserio. ¿No te parece?

Tsubaki se queda en silencio mientras se sienta junto a su hermano y una sirvienta les sirve el desayuno.

Comieron en silencio mientras se escuchaban a los demás niños de la casa reír. O burlarse de otros por la mala noche que tuvieron. Otros más se quejan del desayuno ya que no había una gran variedad o de las pequeñas porciones del día. Las sirvientas que servían las comidas solían quedarse calladas sin contestar las provocaciones de los niños. Se mantenían observándolos con recelo. Aunque muchos de estos fueran groseros.

Ya casi al terminar el desayuno. Una sirvienta se acercó discretamente a Kiku.

―Okaa-san quiero verlo a usted y a todos los Hana en su habitación en cuanto termine el desayuno.

― ¿Es para hablar sobre el incidente de ayer? ―pregunta el chico y la sirvienta asienta con la cabeza. continua―. ¿Sabes si Okaa-san piensa castigar a Nadeshiko-Hana?

Pregunta y sin esperar que la sirvienta se mueva un poco saca una moneda de oro de su obi y se la entrega discretamente.

―Si ―responde de inmediato la anciana escondiendo la moneda en su propio obi―. Ella está enojada con él. Pero no sé qué es lo que planea.

―Ya veo. Retírate.

Dice el chico sonriendo.

Tsubaki observa todo esto. Y por primera vez se da cuenta que su hermano mayor siempre parece defender o procurara a Nadeshiko. Le llama la atención ya que el otro es tan huraño y malo. No merece tanta atención de alguien tan bueno como lo es su hermano mayor.

―Bueno. Creo que tu castigo tendrá que esperar para después de la charla que tendrá Okaa-san con nosotros ―Tsubaki tuerce la boca y baja la mirada a las palabras de su hermano. Este continua―. Ya te lo explique anoche. Y te lo había advertido cuando llegaste a la casa. Tienes que obedecer a tus mayores. Además Nadeshiko recibirá un castigo por tu culpa. Debes de retribuírselo para que no queden rencores entre ambos.

―Ummm… sí.

Contesta Tsubaki no muy convencido. Pero hasta donde ha visto no tiene tampoco motivos para desconfiar de Kiku.

―Me adelantare. Cuando termines tus deberes sobre el aseo espérame en nuestra habitación.

―Si.

El mayor se levanta y sale de la sala comunal a paso discreto.

Tsubaki también se levanta y va en dirección a la puerta no muy animado ya que aún no quiere ver a Nadeshiko. Le da miedo lo que le vaya a ser. Sospecha que lo hará en frente de Yuri para así alejarlos. Los golpes los puede soportar pero no el dejar a Yuri solo.

Se asoma por la puerta corrediza que da al pasillo despacio para ver si Nadeshiko está allí pero en su lugar su frente choca con la cabeza de Himawari que entraba al lugar.

― ¿Qué estas tratando de hacer? Eso dolió.

Le dijo el niño de kimono verde agarrándose la cabeza.

― ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Nunca te he visto desayunar a aquí con los demás.

― ¡AH! Es que Okaa-san insiste en que debo de comer con ella… además siempre está corrigiendo o haciendo que repase mis lecciones mientras lo hacemos… no creas que le estoy hablando mal de los demás o algo así ―parecía avergonzado.

―Ya sé.

Contesta Tsubaki incómodo. A lo que Himawari gruñe sintiéndose de la misma manera:

―Oye… lo de esta mañana…. Yo no… es que…

―Ummm… yo también… bueno, no quería… pero… yo también lo siento ―se adelanta Tsubaki adivinando lo que quería decirle el otro. Himawari es muy fácil de leer. Agrego―. Pero no me agrada nada la idea de que le vallan a hacer algo a Yuri cuando no hizo nada malo.

―Ya sé. Yo tampoco dejare que le pase nada a la yuki-onna. Por cierto. Si salías a ver si estaba en el pasillo ya se fue en compañía de Nadeshiko.

― ¿En serio? ―gruñe― creo que está más malhumorado que de costumbre. Vi cómo le gritaba mientras desayunaban.

― ¿En serio? Que extraño.

― ¿Porque lo dices?

Himawari se sonrió pícaro:

―Esta mañana que fui a despertar a la yuki-onna lo encontré durmiendo desnudo con Nadeshiko –Nii en su futon. Lo que significa que ellos dos ayer tuvieron su práctica amorosa.

― ¿He? Imposible. Yuri me había dicho que ellos aún no habían hecho nada de esas cosas…

―Es la verdad. Además Nadeshiko Nii-san lucia... como diferente… Por eso le pregunte eso en la mañana a la yuki-onna. Sabes, a Nadeshiko Nii-san no le gusta hacerlo con los demás en la casa. Incluso si es por trabajo él los rechaza, por eso siempre está solo. No me imagino como seria estar con él. No luce como la clase de persona que sería amable contigo pero la yuki-onna lucia verdaderamente feliz cuando despertó. Eso me hace tener grandes expectativas ―el niño de coleta de samurái hablaba animado y expectante. Imaginando muchas cosas como los gestos de placer de Yuri en ese momento. De hecho hablando de eso una pregunto surge en su cabeza―. Oye… dime la verdad

― ¿De qué?

― ¿Lo has hecho con la yuki-onna? ―Himawari lo pregunta con naturalidad pero Tsubaki enroje de inmediato voltea a todas partes asegurándose de que nadie más lo escuche y jala al de kimono verde fuera de la sala comunal mientras este continua diciéndole― Por eso es que son tan cercanos ¿verdad?

― ¿Qué no te da vergüenza decir esas cosas?

― ¿He? ¿Cómo que porque? Ya te dije que todos lo hacen aquí ―contesta Himawari con soltura―. Incluso es fácil saber quién lo hace con quien. Si te das cuenta los que siempre están en el mismo grupo probablemente entre ellos ya lo han hecho.

― ¿Qué?

Tsubaki aún se sorprende de la manera en la que Himawari ve las cosas y se pregunta si las cosas son como se las dice o en dudar de ello. En su cabeza de repente aparece la incógnita de que si aquel grupo de niños que lo abordo esa mañana tendrán ese tipo de trato o aún más intrigante, si eso fue a lo que se refirieron con que querían llevarse bien con él. Sacude su cabeza. No es tiempo de eso.

Subieron las escaleras y se metieron aun cuarto como si fueran a hacer los aseos. Tsubaki cierra la puerta y Himawari se sienta en el piso despreocupadamente.

― ¿Entonces si haces eso con la yuki-onna?

Pregunta una vez más.

Tsubaki duda en responder esa pregunta y contesta con otra:

― ¿En serio los demás hacen ese tipo de cosas entre ellos todo el tiempo?

―Claro. ¿Kiku Nii-san no te lo ha contado?

―Ummm me menciono algo pero… ¿El hace eso con los demás también? ¿Tú lo has visto?

Himawari se quedó pensando y contesto después de un momento:

―No estoy seguro. Es decir desde pequeño he visto a los demás hacerlo a escondidas―se sonríe―. A veces me metía en los cuartos mientras jugaba y los encontraba mientras lo hacían cuando se supone tenían que hacer los aseos o los encontraba en el baño teniendo sexo. Pero Kiku Nii-san… yo he escuchado a los demás que quieren estar con él. Pero no sabría decir si Kiku Nii-san ha correspondido esas propuestas. A él también le gusta estar solo. Pero a comparación de Nadeshiko Nii-san todos le tienen mucho respeto. Supongo que Kiku Nii-san no quiere meterse con nadie para no darle beneficios.

― ¿Beneficios?

―Si eres el consentido de alguno de los rangos altos en la casa es lógico que los demás sean buenos contigo para que hables bien de ellos con los superiores de la casa. Es más fácil conseguir buenos clientes de esta manera o cosas. Kiku Nii-san es el más amable de los Hana si le pides algo seguramente te lo daría sin pedir nada a cambio a comparación de los demás. ―narra mientras se hecha de espaldas contra el suelo y mira al techo―. A Deiji Nii-san le gusta la atención y las cosas bonitas. Dicen que si le pides un favor, te pedirá que le des algo tuyo que le guste o que si tiene una cena lo alabes delante de su cliente. A Hinageshi Nii-san le gusta mucho el alcohol, si le pides un favor tienes que asegúrate de darle de beber un buen sake aunque también he escuchado de los demás que el cuándo esta algo borracho quiere acostarse contigo y que suele ser muy rudo si va enserio. A un no conoces a Hachisu Nii-san y a Momo Nii-san. Ellos siempre están rodeados de su propio sequito. A Momo-Nii le gusta que le digan Momotaro como el héroe del cuento. Se la pasa diciendo que es muy fuerte pero la verdad es que Hinageshi-Nii o Kiku-Nii le ganarían en una pelea. De hecho no se lleva para nada con Kiku-Nii. No sé por qué. Pero mejor, aléjate de él, es vengativo si no haces lo que quiere, de hecho si le pides un favor tendrás que ser su esclavo durante un mes sin desobedecerlo.

― ¿Qué pasa si no?

Himawari se queda callado un momento y gruñe:

―Se encargara de que no puedas trabajar al menos un mes. Él… y los que están en su sequito ―hay un silencio. Himawari se sienta y mira a Tsubaki que se aleja de la puerta, se sienta frente a él. Himawari continua―. A  Hachisu Nii-san apenas lo ascendieron en primavera al rango de Hana es muy ingenuo y es al que más acosan los demás por lo mismo. Muchos siempre le lo están manipulando, si continua así, no durara mucho en rango y Okaa-san lo rebajara.

― ¿Y Nadeshiko?

―Ya te lo dije. Él siempre está solo. Nunca hace favores a nadie. Es arisco y no se lleva con nadie.

Tsubaki está intrigado por las palabras de Himawari y por un pequeño instante se preguntó si el mayor estría bien con eso.

Himawari continúo hablando:

―Vamos que no has notado que los demás, como que se quieren llevar bien contigo. Desde ayer en la hora del baño me di cuenta.

― ¿En serio?

―Claro. Es lógico pero como siempre esta Kiku Nii-sana contigo no se acercan mucho.

― ¿Por qué harían eso?

Pregunta Tsubaki. Quiere saber porque ese interés repentino.

Himawari abre los ojos sorprendido:

―Kiku Nii-san no te lo ha contado.

― ¿Contarme qué?

―Bueno… que Okaa-san quería que el fuera el Ikebana este año.

―Si no mal recuerdo… ―Tsubaki hace memoria― ¿Que no se supone que ese es el mayor rango que obtienes en la casa?

―Pues sí.

― ¿Pe-pero porque no lo es? ―pregunta el de kimono azul nervioso. No imaginaba que su hermano mayor fuese así de importante.

―No lo sé exactamente ―Himawari duda un poco―. Ese tipo de cosas Okaa-san las habla en privado. Así que no estuve presente en ese momento. Pero hay un rumor muy fuerte que dice que fue él quien rechazo el rango. Por ello el ikebana es otra persona. Sin embargo todos en la casa respetan a Kiku Nii-san como si lo fuera. Aunque también he escuchado otro rumor respecto a Kiku Nii-san…

Termina dudoso.

― ¿Rumores?

―Pero son solo disparates y envidias de los demás solo porque antes castigaban mucho a Kiku Nii-san y ahora los supero a todos. No puedo creer eso de alguien tan amable como el jajaja ―ríe para relajar el ambiente un poco. Himawari de pronto inflando las mejillas―. Ya te dije todo lo que querías. Ahora dime ¿sí o no lo has hecho con la yuki-onna? Ósea no todo. Yo sé que tenemos nuestras limitaciones pero si lo has hecho ¿verdad? No me voy a enojar. Pero dime ¡Dime! ¡Dime! ¡Dime!

El mayor hacia su berrinche mientras Tsubaki se ruborizaba de nuevo.

― ¿Por qué eso es tan importante para ti? ―termina cuestionando.

Es entonces cuando Himawari se calma se sonríe y dice con todo calma:

― ¿Como que porque? Porque todo se trata de eso. Así siempre ha sido para mí. Eso es todo lo que conozco.

Tsubaki se queda en silencio. Reflexiona un momento en la posición de Himawari. En cómo había nacido en un lugar como ese y como seria, quien se supondría heredaría la casa en un futuro. En lo que le dijo Sakamichi-sensei. Es difícil entender las ideas quizás simples que tenga Himawari sobre ese tipo de cosas que siempre había visto como vergonzoso y desagradable por parte de la experiencia vivida con sus padres. Tal vez debería de olvidarse de todas ellas y eso solo se refuerza en la manera en la que fue indirectamente gracias al mismo Himawari y aquella ocasión que lo vio con Sakamichi-sensei que comenzó a llamarle la atención el sexo. Si no fuera por ello a lo mejor no hubiera aceptado los avances de Kiku o hubiera incitado al albino a experimentar eso con él. Respira profundo y las mejillas más rojas responde despacio esperando que el de coleta de samurái no sobre reaccione:

―S-solo… una vez…

― ¿Qué?

― ¡Que solo una vez lo hice con Yuri! ―grita abochornado―. Pero es porque ocurrieron cosas y no podía dejarlo así nada más, sin que el supiera lo que pasaba. Y fue tu culpa.

― ¿Mi culpa porque?

―Por preguntarle sobre… su… su… ¡Tú ya sabes!

―No sé yo nada.

―Si. Si sabes. Sobre su…  ¡pene! ―Tsubaki se cubre el rostro con sus manos. No sabe si Himawari es tonto o solo se aprovecha de su vergüenza.

―Para que te sonrojas ―contesta el mayor―. Si tú también tienes uno. Yo también tengo uno y apuesto que el mío es más grande que el tuyo.

―Eso no me importa.

―Bueno. Al menos fuiste sincero y me dijiste la verdad con respecto a la yuki-onna. Eso es un alivio. Me hubiera gustado ser quien le explicara esas cosas. Pero si ya lo hiciste tú, significa que estará más confiado si se lo pido.

―No pensaras en hacer eso con él así nada más ¿o sí? ―pregunta Tsubaki disgustado.

―Pues si me gustaría. Pero si te preocupa puedes acompañarnos. No me molestaría estar los tres juntos. Somos… amigos… ¿no?

―Si lo somos ― Tsubaki no demoro en responder para su sorpresa―. Pero… más te vale que yo esté allí… solo para asegúrame que no vallas muy rápido con él o algo así.

―Está bien. Eso me agrada, pero más te vale que si pase. Dijiste que arias que nos lleváramos bien primero y aun no veo que pase.

―Ya. La próxima vez lo are. Pero me facilitas las cosas.

―Soy muy accesible.

―Solo quédate callado y déjame hablar.

―Está bien. ―Himawari se tumba de nuevo en el piso en derrota. Escucha como Tsubaki se levanta y abre la puerta de aquella habitación ―. ¿A dónde vas?

―A hacer los aseos. Me toca lavar los platos del desayuno.

―Voy contigo.

Se levanta el mayor de un salto yendo tras Tsubaki.

Mientras tanto en la habitación secundaria de Okaa-san.

― ¡Insensato!

 La voz de Okaa-san resuena más alto que el sonido de la fuerte bofetada que acababa de propinarle a Nadeshiko. El cual solo se queda de pie en su lugar en completo silencio con la mirada desviada y la mejilla hinchada.

Los Hana restantes están detrás de ellos observando todo. Deiji y Hinageshi miran todo con entereza. Aun así en la mirada del moreno se ve el descontento mientras que el chico de mechones largos proyecta escrutinio. Nadeshiko se lo busco y será muy afortunado si solo eso Okaa-san le da como castigo.

Al lado Izquierdo de Hinageshi se encontraba Hachisu. Él era el menor en esa habitación contando con tan solo trece años. El cabello negro hasta los hombros y flequillo cortado al estilo Hime hacían resaltar su rostro ovalado y ojos avellanados. Los cuales en este momento están lleno de miedo mientras retuerce la tela las mangas de su kimono naranja. La presión lo abruma y siente que se desmayara en cualquier momento si llegan a gritarle por alguna razón que solo se puede explicar en su cabeza pero no en la de los demás.

En la orilla opuesta sentado al lado de Deiji. Estaba Momo. El tenia quince años y aunque menor que Nadeshiko este era mucho más alto. Había optado por un estilo idéntico al de Momotaro el protagonista de aquel cuento que solía ser narrado una y otra vez en su pueblo. Él se sonreía muy satisfecho. Era un soberbio que se creía mejor que el resto.

En medio de Deiji y Hinageshi estaba sentado Kiku quien sonreía como siempre sin que pareciera que la escena lo perturbara un poco.

Se siguen escuchando los gritos de Okaa-san:

― ¡Pensé que eras lo suficientemente inteligente como saber cómo lidiar con ese niño! ¡Eres el único aquí que me da problemas! ¡Me da igual la manera en la que disciplinen a los Autobureiku pero no puedo creer que te atrevieras a hacer semejante espectáculo! ¡¿Cómo fue que rompieron una de las puertas?! ¡Sean discretos! ¡¿Qué hubiera pasado si un cliente hubiera visto semejante desplante?! ¡¿Ah?! ―Pregunta pero no hay respuesta. Nota la insolencia en la mirada de Nadeshiko y lo abofetea de nuevo esta vez con mucha más fuerza haciendo que el muchacho se tambalea un poco ―no eres más que un inútil.

E inmediatamente la mujer se lanza a golpearlo. Mientras los otros chicos solo miran en silencio sin hacer nada.

Hay una pausa entre los jadeos de la mujer y algo parecido a un quejido de Nadeshiko quien tiene un hilo de sangre en su labio partido. Aun con el ardor en toda la cara y el dolor en todo su cuerpo trata de mantenerse firme. No quiere darle la satisfacción a la mujer. Si va a castigarlo que lo haga ahora. Puede soportar el castigo físico. Tiene que hacerlo.

Madre resopla. Voltea hacia una de sus sirvientas la cual rápidamente le da su pipa. Toma una bocanada de humo y le dice mirándolo encolerizada:

―No estarás en servicio nocturno hasta la presentación de los Autobureiku ―toma otra inalada de humo. La mirada de Nadeshiko cambia en cuanto escucha eso. Ahora tiembla en su lugar desprotegido. Ella continúa hablando satisfecha de saber que ese muchacho sabe aún quien manda en ese lugar―. Ustedes ―refiriéndose a los demás chicos en la casa―. Asegúrense que los demás se enteren. Si averiguo que alguno osa ayudarlo tan siquiera un poco le daré cincuenta azotes. Están advertidos.

Ella les da la espalda un instante para ir con otra sirvienta y recoger unas caratas de manos de ella.

Aprovechando esto Momotaro se ríe zorrunamente por debajo. Burlándose del mayor de todos por lo mal que lo pasaría si no podía trabajar.

―No sé qué piensas que están gracioso. Tampoco me tienen muy contenta los demás ―Okaa-san habla fría mientras aventaba las cartas de papiro al piso y se acercaba a Momo al cual toma del cuello del kimono y le pregunta de frente―. ¿Por qué no quisiste tomar a alguno de los nuevos? ¿Ah? ¿Creías que no te meterías en problemas por dejarles la carga a los otros? ¿O acaso solo eres un perezoso que no quiso asumir más responsabilidades?

La sonrisa en Momo se borra. Pasa saliva. No quiere parecer asustado así que responde algo altanero:

―Ninguno de esos niños está a mi altura para que pueda recibir educación de mí. Ninguno valía la pena.

Okaa-san lo suelta si  delicadeza se sonríe y contesta de igual manera.

― ¿Crees que alguno de ustedes era especial cuando llegaron a vivir a esta casa? Tu solo eras un mocoso mugroso sin chiste cuando llegaste.

Momotaro aprieta los dientes guardándose sus palabras. No era buena idea hacer enojar más a esa mujer de lo que ya estaba.

―Hachisu ―llama la mujer quien da la espalda y se va a sentar a un cojín que las sirvientas acababan de acomodar para su señora―. Apenas acabas de ascender de rango así que comprendo que no quisieras tomar a alguien nuevo a tu cuidado. Pero la próxima vez que lleguen los nuevos espero que seas el primero en ofrecerte. No me decepciones.

―Ah… ¡S-si! ¡Si! ―Hachisu tiembla. Parece que en cualquier comento comenzara a llorar― ¡Así lo are Okaa-san!

―Momo también espero que seas de los primeros en ofrecerte. Te advierto que si no lo haces seré yo misma la que ―se escucha el marcado sarcasmo― escoja un niño que este a la altura de tus talentos.

―Si. Okaa-san

Responde Momotaro a regañadientes.

―Ustedes dos salgan. Tengo que hablar con los otros.

Hachisu y Momo salieron de la habitación de inmediato.

Nadeshiko sigue de pie ahora en una orilla de la habitación. Después de todo Okaa-san a un no le da permiso para sentarse.

Hay un silencio. Madre fuma de nuevo de su pipa toma una de las cartas que aventó y se las enseña a los demás:

― ¿Saben que es esto? ―no hay respuesta. Cala el humo y ella comenta―. Ya comenzaron a llegar las primeras confirmaciones de nuestros clientes para la presentación de los Autobureiku. Tenemos a un gran Daimyo, al líder de un clan poderoso de samurái, a uno de los mayores comerciantes ebanistas. Nuestros clientes más importantes están siendo notificados para este que es nuestro evento más importante durante el año. Ellos esperan ver niños no solo hermosos, si no talentosos. Dispuesto a armar una buena conversación con ellos. Lo saben.

―Si.

Responden todos menos Nadeshiko.

La mujer fuma de nuevo y su mirada se endurece:

―Entonces quiero saber que tiene dos de los tres mejores chicos de mi casa en la cabeza. Para pensar que no sabría lo que están haciendo. Me quieren explicar porque estas criando al hermano menor de Hinageshi, Deiji.

Madre parece considerada. Sus palabras son ásperas pero moderadas.

El chico de mechones largos reverencia y con toda tranquilidad responde:

―No estoy criando al pequeño Suikazura por Hinageshi. Él es tan sabio que recurre a mi como su hermano mayor para asesorar el gran talento musical del niño, el cual es un verdadero prodigio del Koto. Como sabe la música no es la especialidad de Hinageshi. ¿Acaso no fue más inteligente de su parte recurrir a alguien como yo que soy de los más experimentados en el tema, que desperdiciar un talento que le traería renombre y dinero a la casa? Le aseguró incluso que el suele estar atento a las lecciones que le doy a su hermano. Así como que él ha sido de gran ayuda para mí.

―Explícate.

―Por supuesto. Mi Ototo Ran aún es un niño de modales difíciles. Hinageshi me ha ayudado a disciplinarlo y a entenderlo.

―Hinageshi ¿eso es cierto?

Okaa-san pregunta ahora mirando al moreno seriamente. El chico reverencia y contesta en igual calma con un toque gracia:

―Me duele admitir que no tengo el talento apropiado para hacer florecer a Suikazura de manera correcta. Por su parte me siento el más indicado para proporcionar una disciplina más adecuada y moderada a la que Deiji  administraría. Sería malo que perdiéramos tan pronto un chico solo por la forma de azotar de Deiji.  Aun así yo me hago responsable de la educación elemental de Suikazura. Puede decirse que nosotros al haber tenido el mismo Nii-san cuando niños es más fácil educar a nuestros propios hermanos juntos.

Okaa-san suelta una bocanada de humo:

―Espero que lo que presenten sus Ototo sea lo suficientemente bueno o de lo contrario espero que ambos asuman la responsabilidad como es pertinente.

―Si.

Responden ambos chicos con respeto. Ellos no tiene miedo, en verdad creen en lo que le han dicho a Okaa-san. Aun que ellos mismo tengan su propio trato respecto a ello.

―Kiku ¿qué puedes decirme de tu Ototo?

El chico del crisantemo sonríe amable. Reverencia y contesta tranquilamente:

―Tsubaki es un niño sumamente obediente. Está aprendiendo a leer y a escribir desde cero pero se esfuerza mucho, aprende bastante rápido y no necesito repetirle las cosas dos veces. Lo estoy preparando para que haga algo discreto durante su presentación. Pero yo creo que estará satisfecha. Además tiene un talento en las artes eróticas que la sorprendería. Si los clientes no se impresionan por sus talentos ordinarios. Que darán más que fascinados por lo diestro que será en las artes amatorias. No tiene que preocuparse por él.

Madre mira al chico en kimono negro. Sabe que ese chico tiene una forma misteriosa de actuar. Pero jamás le ha decepcionado no por nada Kiku era el mejor chico de su casa.

―No quiero que olviden que yo sé todo lo que hacen en esta casa ―Les recuerda la mujer. Ellos responden afirmativamente mientras reverencia. Ella indica―. Pueden irse. Menos Nadeshiko.

Ellos se levantan, una sirvienta abre la puerta y los deja salir de la habitación. Cierra de nuevo la puerta.

Afuera los chicos hablan.

―Creo que Okaa-san quiere castigar a Nadeshiko en privado  ¿o de que piensan que le hablara?

Comenta Hinageshi sintiendo lastima por el chico por que igual que los demás allí sabe la respuesta de esa pregunta.

―No lo sé. Y no me importa ―Deiji respondes veleidoso para no pensar en ello―. Se lo merece por todas las penas que le hizo pasar a ese niño ayer.

―Y eso lo dices tú―se burla el moreno.

― ¿Qué quieres decir con eso? Fue muy cruel de tu parte decirle eso a Okaa-san respecto a mi manera de castigar. Ya te explicado antes cual es mi filosofía respecto a usar la vara. Yo nunca dañaría a alguien.

―No es algo que yo o alguien más pueda entender con tu cosa esa de la “filosofía” de la vara.

―Tonto. Lo que pasa es que eres un cabeza dura. Kiku si lo entiende ¿verdad?

Kiku por su parte pareciera ignorar la plática de los otros solo mirando seriamente la puerta frente a él. Sin embargo está atento a todo a su alrededor en cuanto escucha que es nombrado forma su sonrisa tranquila y mira a los otros dos mientras dice:

―Comparto algunas ideas. Pero yo prefiero ceder que tener el dominio.

―Claro. ¿A ti también te gustan esas cosas después de todo? No los entiendo.

Comenta Hinageshi tratando de tomar las cosas con naturalidad, ya que Kiku es distinto a ellos, lo siente en la sangre cada vez que están cerca. Era como cuando estaba en el mar y sentía la presencia de una enorme ola golpear el barco en una tormenta. Excitante pero peligroso si no se sabe manejar.

― ¿Van a quedarse aquí a esperar a Nadeshiko? ―pregunta el de kimono negro y crisantemo―. No es como si él les tuviera mucho aprecio  como para que ustedes muestren esa solidaridad hacia él.

Hinageshi y Deiji se sobresalta un poco. No esperaban tan poco tacto del otro. No, mejor dicho, que no fuera más reservado con sus palabras.

―De hecho yo…

Trata de hablar el menor de los tres. Sin embargo Hinageshi se adelanta tomando al otro por la cintura y dándose la vuelta para irse.

―Si. Acuérdate que nos invitaron una pequeña ceremonia del té. Han de querer que les hagamos un favor de seguro. Que se le va a hacer, así es tener un buen rango. No vemos luego.

Se van tan rápido como pueden. Hinageshi podría jurar sentir la mirada penetrante de Kiku que hace que la piel se le ponga de gallina.

Kiku por su lado, solo mira sus espaldas mientras se cubre la boca con la manga de su kimono, tiene que controlarse para poner atención a lo que ocurre dentro de la habitación.

Mientras tanto dentro. Okaa-san miraba a Nadeshiko seriamente.

― ¿Qué puedes decirme tu Ototo? Soy consciente de su condición ante el sol. Y me veo satisfecha al saber que has sido cuidadoso en cuanto a ese aspecto. Sin embargo quiero escuchar una buena razón para tu comportamiento tan indigno de ayer estando en tu posición.

El chico camina despacio hasta estar cerca de ella. Su mejilla derecha está hinchada a lo doble de su tamaño, se limpia la sangre del labio. Le duele mucho pero no tanto debido al enorme peso que cargaba en su interior.

―Yuri… él... ―comienza a hablar lento―. No sabe nada.

Solo dijo eso y no más.

― ¿Solo eso? ―madre suelta el humo de su pipa― Muchos de ustedes llegan aquí en igual condición. Tú llegaste aquí pareciendo un pequeño salvaje que ni siquiera comer con los palillos podía. Dime que fue lo que hizo para que reaccionaras así y terminaras peleándote con los Autobureiku.

Nadeshiko se queda en completo silencio. No va a meter en problemas a ese podre niño que no tiene la culpa de sus desplantes.

Madre fuma unas bocanadas esperando una respuesta. Al no escucharla dice taciturna:

―En este último año tus clientes han bajado considerablemente. Algunos incluso me han mencionado que opinan que eres un poco mayor para estar en este lugar ―el chico alza su mira preocupado sigue escuchando las palabras de la mujer―Cumplirás diecisiete años en primavera. He estado pensando en traspasar tu contrato con Kaede Okaa-sama en el Yami no Tasogare.

―Mi contrato termina en dos años ―el muchacho solo aprieta sus puños―. Además ¿qué será de Yuri si me trasfiere ahora?

― ¿Ahora te preocupas por él o pensaste que tomando aun niño a tu cuidado evitarías ir al Yami no Tasogare? ―el chico no contesta. Ella continua―. Si hago que te vayas ahora, el niño pasaría a manos de Hachisu o de Momo.

― ¡¿No puede hacer eso?!

Nadeshiko le grita. No puede permitir que eso pase. Si el narcisista de Momotaro lo llagara a tomar como hermano convertiría a Yuri en su completo esclavo, de él y de todos los locos de su sequito. Hachisu es una mejor opción pero aún era un inexperto que no sabría cómo manejar al albino.

― ¿Te atreves a alzarme la voz? ―Okaa-san se levanta de su lugar y toma al chico del cabello, zarandeándolo―. ¡Aquí no vas a hacer lo que tú quieras! ¿Ya has olvidado quien te da comida y trabajo? ¡A quien le debes que seas algo más que un asqueroso Eta! ―lo tira al piso. Se escucha el golpe que el chico se da en el costado. La mujer resopla regresando a su lugar―. Tienes hasta la presentación.  ―advierte―. Te estoy dando una última oportunidad. Pero escucha atentamente, si no haces que ese niño haga algo más que sorprendente en la presentación puedes olvidarte de todo. Me asegurare que una vez trasferido tu contrato dejes de tener los privilegios de alguien de tu rango, y que empieces desde abajo como el inútil que eres. ¡Ahora largo de mi vista!

Nadeshiko se pone de pie dolido. Le da la espalda a Okaa-san y espera a que una sirvienta le abra la puerta mientras esta lo mira con desagrado.

El chico sale de la habitación encontrándose de frente con Kiku sonriente. El de kimono negro lo había escuchado todo. El castaño aparta la mirada, camina por el pasillo mientras el chico de kimono negro va tras de él.

―Déjame de seguirme. No estoy de humor.

Nadeshiko comienza a ponerse histérico.

Kiku sonriente va detrás de él y le recuerda:

―Pensé que después del desayuno ibas a castigar a Tsubaki.

―Te gustaría eso ¿verdad? No has cambiado nada.

―No me hagas ver como si yo fuera el malo. Te estoy dando el permiso de hacerlo. A nadie más se lo daría.

Nadeshiko gruñe y acelera el paso tratando de escapar del otro. Suben las escaleras, caminan por los largos y enredados pasillos. Nadeshiko solo quiere gritar pero sabe que no tiene caso gritarle a aquel chico. ¿Para qué? ¿Solo para que Kiku parezca la victima de nuevo? Acelera el paso. Pero el otro lo sigue con toda facilidad. Esta arto de todo. Empuja a un par de niños que estaban en el pasillo. Le gritan pero él no escucha. Sabe que el otro se detendrá a ayudarlos y espera solo tener un par de minutos para pensar y aclarar su mente.

Ya casi al llegar a su habitación se percata que el otro lo ha alcanzado y lo mira sonriendo. Tiene un escalofrió. A regañadientes dice:

―Ve por él. Pero ya deja de seguirme.

Cierra fuertemente la puerta de su habitación en las narices del otro que parece tranquilo y sonriente.

Dentro Nadeshiko ve su cuarto en sombras ya habían puesto la cortinilla de bambú en su ventana. Da unos pasos y se tropieza. Cae sobre el suelo y no pude más, se arrastra hacia su futon, golpea con su puño el colchón apretando sus labios. Quiere gritar, gritar y no puede darse ese lujo. Gimotea, arrastra su cara por las cobijas, se hace un ovillo mientras un enorme peso comprime su pecho.

Escucha como se recorre la puerta de la habitación contigua y unos pequeños pasos acercarse hacia él.

Era el pequeño Yuri que simplemente se arrodilla cerca de su hermano mayor, lo observa, puede sentir su tristeza pero no sabe que decir para consolarlo.

― ¿Qué quieres? Vete al otro cuarto ―Nadeshiko habla cortante pero también se escucha quebrado―. No tengo tiempo para ti.

No puede decir la verdad. Que no lo quiere que lo vea lamentarse o desquitarse con él por todo lo recibido.

―Du…e…le…

Dice despacio el albino tocando la mejilla de su hermano mayor con suavidad.

―Claro que no. No soy tan débil ―responde el mayor alejando la mano del pequeño de un manotazo―.  Esto no es nada. Déjame en paz―se gira dándole la espalda―. Solo haz lo que quieras.

Nadeshiko espera con eso ahuyentar al albino pero en su lugar, el pequeño le toma la palabra. Se sube en el futon y con cuidado se acuesta a espaldas de Nadeshiko, tomando con sus pequeñas manos la tela de la espalda de su kimono. Siente su calidez tan acogedora.

― ¿Qué haces?

Pregunta. El niño solo pega su frente a su espalda y responde quedito:

―Quedar… contigo… quiero…

Nadeshiko se rinde entonces, sollozando en voz baja apretando las sabanas de su futon. No puede con toda esa bondad que le ofrecen. Ese niño es demasiado bueno para estar a su lado.

Nadeshiko no tuvo mucho tiempo para desahogarse mucho menos para lamentarse. Kiku no tardó en llegar a su habitación en compañía de Tsubaki. A su pesar tuvo que hacerlos pasar. Mantenía la habitación casi a oscuras para augurarse de que Yuri estuviera bien. Su habitación a pesar de ser la de alguien en un buen rango. Al ser el que estaba en lo más bajo de aquel escalón, esta tenia pequeños desperfectos. Poca luz, ventanas pequeñas que no cerraban correctamente. En temporada de lluvias si el viento soplaba muy fuerte tenía que mantenerse de pie en la habitación contigua cerrando la ventana de madera para evitar que se mojara el shoji de la ventana. El tatami de su habitación secundaria estaba roído, lo mantenía oculto con aquel montón cojines que Yuri había estado usando como cama los últimos días. Así mismo las vigas del techo tronaban en verano debido al calor, etc. Pequeñas incomodidades de su vida diaria.

Se reunieron los cuatro en la habitación secundaria. Prendió lámparas de aceite, se sentó en la pila de cojines con Yuri a su lado, quien miraba a los otros frente a ellos curiosos, ya para ese momento su hermano mayor le había explicado lo que iba a pasar en ese lugar. Tsubaki lucia nervioso a comparación de Kiku quien sonreía tranquilo.

―Gracias por ofrecernos esta oportunidad para que Tsubaki se disculpe por lo ocurrido el otro día.

Kiku habla sin deshacer su sonrisa.

Tsubaki pellizca nervioso el cojín donde estaba sentado. Tenía la idea de que Nadeshiko se desquitaría con él a golpes cosa que le preocupaba más que mirara Yuri.

Nadeshiko mira a Tsubaki aparentando superioridad leyendo con facilidad los pensamientos del niño. A decir verdad él no tenía intención alguna de desquitarse. Si, estaba molesto, pero él siempre estaba molesto por todo.

―Sí, es una oportunidad ―dice el mayor teniendo en mente lo que haría y como llegar a ese punto. Tenía que ser cuidadoso y lo suficiente claro para que ese niño de kimono azul entendiera su advertencia―. Tsubaki ¿qué piensas de Kiku? ¿Es buen hermano contigo?

Pregunta y Tsubaki se sorprende por ello. Molesto el niño de kimono azul responde.

― ¡Si! ¡Es buen hermano! ¡Mejor que tú!

―Con que mejor que yo ¿he? ―Nadeshiko parece retarlo― Ven. Acércate. Vamos a ver si eso es cierto.

Tsubaki voltea a ver a su hermano quien le asienta con la cabeza alentándolo. El niño se pone de pie y temeroso se acerca al mayor mientras este le indica a Yuri que se aleje un poco para que les de espacio. Cuando está lo suficientemente cerca lo toma del brazo. Nadeshiko lo jala con fuerza y comienzan a forcejear creyendo que el mayor lo agarrara a nalgadas. Pero Tsubaki se equivoca. Nadeshiko lo tira sobre los cojines con toda su fuerza y enseguida se monta sobre su pequeño cuerpo.

― ¡¿Q-que?! ¡¿Qué haces?!

Grita y patalea pero Nadeshiko es más fuerte.

―Cállate y observa lo que va a pasar ―le susurra el mayor en el oído.

― ¿Qué?

Sus débiles esfuerzos no tenían objeto; Nadeshiko era un joven fuerte y en un instante lo tenía sometido sobre los cojines con sus manos posicionadas sobre su cuerpo arrancándole la ropa con aparente anhelo. Parecía que el furor de la lujuria se había apoderado del mayor.

―Eres un niño imprudente que tuvo el atrevimiento de retarme e inclusive de morderme y marcarme frente a todos. Exijo que me pagues con lo más valioso que tienes en este momento.

Abre el kimono azul por arriba y por abajo sin molestarse en desatar el obi. Separo los muslos con rudeza y se abalanzo sobre Tsubaki. Este lucho y se batió lo más posible en desesperación intentando por todos los medios que aquel chico de kimono lila no lo violara frente a su amigo y su hermano mayor. ¡Esperen! ¡Kiku! ¿Qué estaba haciendo Kiku? ¿Por qué no lo rescataba de Nadeshiko? Voltea a todas partes tratando de encontrar la respuesta. Lo ve entonces, a su hermano mayor sentado en su lugar sonriendo apacible sin mover un solo dedo.

― ¡Kiku Nii! ¡Kiku Nii!  ―grita pidiendo auxilio.

Pero el chico no hace nada.

― ¿Qué ocurre Kiku? ―Nadeshiko habla retando―. ¿No aras nada por este mocoso? ¿No te importa lo que le pase si Okaa-san se entera que perdió su virginidad antes de tan siquiera presentarlo? ―afianza violentamente sus dedos al fundoshi del niño y tira de el para arrancarlo―. ¿No te importa si lo echan de este lugar? ¿Si se muere de hambre? ¿O si tiene que hacer cosas horribles y penosas para sobrevivir? ¿O que te parecería si después de violarlo termino con él para que no sufra? Dime Kiku ¿qué es lo piensas de este mocoso?

Pero Kiku luce tranquilo sonriendo. Ladea su cabeza hacia un lado pensando en una respuesta. Habla:

―Lo que tú quieras hacer está bien para mí.

Tsubaki se queda con los ojos abierto de sorpresa. No lucha más, quedándose inmóvil sobre los cojines. No entiende porque su hermano dice esas palabas tan crueles. ¿Acaso no le importa en lo más mínimo?

Cuando Nadeshiko se percata que el niño se ha rendido, afloja su agarre soltándolo despacio. Se sonríe con lamentación:

―En verdad no has cambiado en lo absoluto ―se levanta de encima de Tsubaki apartándose de él. Le dice al niño que no sabe que es lo que está pasando―. Vístete. No pienso hacerte nada. En realidad jamás pensé hacerte algo.

― ¿He?

―No soy estúpido. Nunca aria algo así. Ya estoy en bastantes problemas para hacer una locura. Además, ese niño de allí― señala a Yuri― probablemente se hubiera lanzado sobre mí para detenerme si no le hubiera dicho desde antes mis intenciones.

Tsubaki no dice nada. Se siente tonto, desconcertado. Le importa más el hecho de que su hermano no hizo nada para rescatarlo. Se acomoda la ropa lo mejor que puede. Mira a Nadeshiko sentarse de nuevo sobre los cojines y suspirar.

― Pensé que al menos ibas a tratar de disimular que me detendrías.

Se dirige a Kiku quien solo ladea su cabeza al otro lado.

El chico de kimono negro responde sonriente:

―Yo sabía que no ibas a hacer nada por el estilo. Si querías asustar a Tsubaki lo único que tenías que hacer era acostarlo sobre tu regazo y nalguearlo. No lo parece, pero en realidad es muy débil a los golpes aunque disimule aguantarlos.

― ¡Ah!

Expresa el de kimono azul como si su hermano hubiera revelado un gran secreto suyo. Se quiere acercar a él. No tiene el valor de reclamarle por lo que paso pero no puede evitar ir hacia él. Sin embargo Nadeshiko lo detiene poniendo su brazo frente a él.

―Siéntate.

Le dice completamente serio. Usa un tono de voz que Tsubaki jamás le había escuchado, tan diferente a lo que se imaginaba del chico. Haciendo que obedeciera.

Nadeshiko baja su miraba un instante analizando las cosas que ara en cuanto abra la boca y revele el secreto del chico de kimono negro. Toma aire alejando su nerviosismo y dice mirando a Kiku fija y seriamente:

―Es suficiente Kiku. Dejémonos de apariencias. Antes de seguir quiero hablar con el verdadero tú.

― ¡Oh! Pero pensé haberte dicho que esa no era buena idea.

― ¿No lo harías por mí? Te lo estoy pidiendo como un favor. O me dirás que querías mantener por siempre oculto esa parte de ti a Tsubaki.

―En realidad eso nunca me ha importado.

Responde el chico de kimono negro sin deshacer su sonrisa.

―Entonces muéstrame tu verdadero tú.

― ¿Eso te aria feliz?

―Si.

Hay silencio. De un instante al otro la sonrisa de Kiku cambia. Ya no es una amable, llena de paz. Ahora se deforma a una malvada, fría y calculadora. Completamente contraria a lo que el proyectaba día a tras día.

Nadeshiko por su parte tiembla en su lugar. Traga saliva y le dice a Tsubaki tan firme como puede:

―Pon mucha atención. Porque esos son los ojos y el rostro que en verdad tiene Kiku desde niño. Son los ojos de un monstruo. Él es esa clase de persona que actúa todo el tiempo.

Tsubaki no sabe que decir toda la situación es tan extraña. Mira a su hermano y tiene miedo. El chico que había sido amable y considerado con él, el que le había extendido la mano, el que le enseñaba, el que le había dado su primera experiencia de manera tan gentil.  De repente le causa mucho temor.

―Pensé haberte dicho que no lo hicieras sonar como si yo fuera el malo.

Kiku habla en un tono de voz más bajo, frio, serio, aterrador. Como si supieras que no deberías de hacerlo enojar.

― ¿Que? ¿Esa no es la verdad? ―Nadeshiko está asustado pero se resiste a admitirlo―. Estas…  demasiado sonriente.

―Sinceramente ahora me siento realizado ―responde Kiku sin dejar de mirar a Nadeshiko―. El poder estar contigo dos días seguidos hace que me sienta realizado. Por fin después de esperar pacientemente todo este tiempo puedo estar contigo aquí, juntos.

―Solo porque estamos en la misma habitación.

― ¡Así es! ¡Desde ayer que accediste hablar conmigo me ha sido difícil contenerme cada vez que escucho tu nombre! ―Kiku no tarda en responder. Junta sus manos y luce más que emocionado―. Si pudiera estar por siempre a tu lado. ¿Sabes lo que te aria? Te ataría y te enceraría en un lugar para que no pudieras escapar a ningún lado. Eso me aria aún más feliz.

― ¿Qué darte conmigo? Es que acaso tu…

― ¡Si! ¡Te amo! ―Kiku no paraba de hablar con devoción absoluto y un dejo de locura―. Tu mirada llena de tristeza y desesperación son mi adoración. Cuando niños lo que más me gustaba de ti era esa aura de melancólica miseria que tenías encima. Eso hacía que me siguieras a todas partes como un perro. Eres lo más adorable que jamás he visto.

Nadeshiko cubre su rostro con su mano agobiado por las palabras del chico ya que no es la primera vez que se las dice con tanto fervor.

―Ya veo. Aun no cambias de opinión.

―Se mío. Me asegurare de darte todo lo que me pidas. Si nos convertimos en amantes tu vida será más fácil.

― ¡Es suficiente! ―Nadeshiko pide casi rogando logrando con eso que los ojos de Kiku se llenen de un brillo perverso en esa mueca de insania. El chico de kimono lila, agobiado pide―. Detente… ya, por favor.

Hay un silencio. Kiku lo mira y se cubre la boca con la manga de su kimono. Solo se ven sus ojos maravillados al ver al otro cayendo en la desesperación. Cierra sus ojos y en un instante vuelve a su típica sonrisa tranquila.

―Eres tan dulce ―dice con voz más moderada―. ¿Acaso trataste de mostrarle a Tsubaki esta parte de mí para advertirlo? Pero sabes. Solo es contigo con quien yo puedo ser yo mismo ―se dirige a Tsubaki―. Así que no tienes por qué tener esa cara tan asustada. Yo contigo seguiré ejerciendo mi papel de ser un buen hermano mayor. No te preocupes.

Tsubaki por su parte tiembla en su lugar. ¿Qué clase de persona era en realidad su hermano mayor? ¿Acaso estuvo fingiendo con él todo este tiempo?

―Entonces ¿ese era el castigo que querías darle a Tsubaki?

Pregunta el de kimono negro sonriendo tranquilo y ladeando su rostro.

―En parte… ―la voz de Nadeshiko está a punto de quebrarse―. Solo… déjame con él a solas un momento… Aun me falta darle una penitencia más…

― ¡Oh! Ya veo. Es algo privado entre ustedes ―el chico se levanta y se dirige hacia la puerta. La abre con lentitud dándole tiempo a Yuri de irse a la orilla opuesta a lado de Nadeshiko al cual toma del brazo. Sale por la puerta, advirtiendo―. Sabes que no importa lo que digas, nadie va a creerte. Después de todo. Te encargaste de alejar a todos a tu alrededor.

Cierra la puerta marchándose a su habitación.

Tsubaki se queda inmóvil en su lugar mientras mira a Nadeshiko temblar mientras se desmoronaba:

―Ese es el verdadero Kiku. Es voluntarioso, egoísta y necesitado. Siempre me ha estado acosando. Con los otros siempre dice cosas rara, engañosas, manipula todo para que siempre salga a su favor. Es tan desconsiderado. No le importa lo que deba de hacer para conseguir sus objetivos.

―P-pero es que él… no parece que sea así…

―Eso es porque ahora se controla. Pero cuando éramos niños… era un verdadero monstruo. Porque crees que todos los demás lo obedecen sin objeción. Parece como si fuera respeto. Eso es lo que Kiku se ha encargado de hacerles creer pero en realidad lo que tiene es miedo.

― ¿Miedo?

Nadeshiko luce tan desamparada para sorpresa de Tsubaki. El mayor esta tan necesitado que se abraza del pequeño Yuri como si fuera un gato.

―Quise que te quedaras aquí para contarte algo. Quiero contarte como es el verdadero Kiku. Te contare como fue que nos conocimos y las cosas que él me hizo.

Así a la luz de las lámparas de aceite Nadeshiko comenzó su relato.

 

Continuara...


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