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Raikorisu no hata (El campo de las Lycoris) por shanakamiya

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Notas del capitulo:

Bueno. Estos capitulos ya los habia publicado con anterioridad. Pero ya saben. La pagina tuvo problemas y se perdio la informacion de medio año. 

Asi que terminaron perdiendose.

La pagina parece estar de nuevo bien. 

Asi que de nuevo subire los capitulos que se borraron. aun asi, recuerden que esta historia tambien se encuentra disponible en Wattpad o en ao3. Bajo el mismo nombre y autoria. En caso de cualquier cosa. Ya que si segui con la historia. Lento pero seguro.

 

Capitulo XXIII

 ― ¡Yuri! ¡Cierra la puerta! ―Nadeshiko grita confundido. No entiende que hace ese niño de vuelta con él. Sera muy peligroso si alguien se asoma a ver qué pasa― ¡Yuri! ¡Te dije que fueras a cerrar a la puerta!

El pequeño albino tarda en reaccionar. Jamás había visto a Tsubaki tan destrozado. Tiene miedo ante algo desconocido.

Su hermano le grita una vez más:

― ¡Maldición, Yuri!

 El albino corre a tropezones a cerrar la puerta deslizándola rápidamente. Se le queda mirando a Tsubaki que no para de llorar. E inevitablemente él también se suelta a lo mismo, de pie a un lado de Nadeshiko.

El mayor no sabe qué hacer. Si alguien debería de llorar allí, debería de ser él. Lentamente sube su mano para intentar dale unas palmadas en el hombro al niño para calmarlo. Al final no se atreve a hacerlo y pide de nuevo molesto:

―Ya. Deja de llorar. No pasa nada.

Tsubaki sin embargo se lanza contra el pecho de Nadeshiko, para sorpresa de este último que se queda pasmado en el lugar. El niño se restriegue inconsolable a un más contra su pecho.

― ¡Lo siento! ―se escucha con la voz quebrada y nasal― Por todo… no sabía… si creerte… ¡Lo siento! ¡Lo siento! No quise decir nada malo… ¡lo siento!

Había muchas cosas de las que Tsubaki se arrepentía en ese momento. Cosas que dijo, cosas que pensó, cosas de las que se enteró. De saber que no es capaz de hacer nada por nadie. Por ser un niño débil que no es capaz de proteger nada, de ser fácilmente engañado.

Se quedaron sentados en el suelo. Cuando Nadeshiko reacciona, le gritaba a Yuri que dejara de llorar, que no tenía motivos para hacerlo y que ambos lo estaban desesperando. Interrogo a Tsubaki respecto a lo que estaba haciendo de vuelta en su habitación. Pero el niño no contesto solo siguió llorando. Es cuando Nadeshiko se percata  que el kimono azul del otro está manchado de vómito, solo supone lo peor. Con eso ya no tuvo el valor de echarlo. Dejándolo desahogarse mientras le quita la ropa sucia, tratando de calmar a ambos niños sin éxito. Hasta que después de un largo rato Tsubaki cayo cansado, quedándose dormido. Mientras Yuri gimoteaba en una esquina de la habitación.

Anocheció. Se escucha los pasos de los demás en los pisos de abajo ir y venir y el leve ruido de la música que animaba el ambienta en la fiesta que siempre había en la casa al comenzar el turno de noche.

Nadeshiko cargo como pudo a Tsubaki a su futon. Lo dejo solo con el juban (fondo blanco del kimono)  sobre las cobijas rojas. Luego bajo su mirada viendo su propia ropa manchada de vómito, moco, saliva y lágrimas. Suspiro. Solo le quedan dos kimonos elegantes para trabajar. Se quita la ropa, la dobla dejándola en una esquina de su habitación junto a la de Tsubaki. Piensa en mandarlos a lavar en cuanto escuche a una sirvienta cercas. Eso irremediablemente le costara dinero. Hecha una mirada de soslayo detrás de él. Yuri estaba en una esquina limpiándose sus ojitos, gimoteando.

El mayor suspira de nuevo, aprieta los dientes. Se había prometido a si mismo dejar de gritarle tanto a Yuri por todo lo que haga. Mientras piensa en lo que debería de decirle, comienza a prender las lámparas de aceite restantes en su habitación, alumbrando con su luz naranja. Camina hasta la habitación contigua le indica al albino que lo acompañe. Cierra la puerta detrás de él. Prende otra lámpara de aceite que coloca sobre un estante pequeño parecido a un buró cerca de su ventana.

―Ven, siéntate aquí conmigo.

Se inca el chico sentándose en un cojín cercano. Yuri se acerca y se sienta frente a frente en el tatami sin nada abajo. Su hermano quita la cortinilla de bambú a un lado. Entreabre la ventana que se nota se atora mucho al deslizarla. Enseguida abre un cajón del mueble y saca una peineta de madera muy diferente a la que está en su tocador. Yuri no se cuestiona porque eso está allí. En su lugar, agacha la cabeza, permitiéndole al otro acicalarlo lentamente.

―No tenías por qué ponerte a llorar ―dice el mayor con un leve enfado en su voz. Sin embargo sus manos se sienten muy cálidas, peinando con cuidado, suavemente―. No tenías motivos para hacerlo. Los dos me desesperan si se ponen a llorar al mismo tiempo. ¿Cómo se supone que voy a pensar en que voy hacer con ambos con ese ruido? ―bufa. Esto no sale como él quiere. Empieza de nuevo ―. Si quieres ayudar a Tsubaki en algo. No llores. Debes de hacerte fuerte. Cuando las otras personas ven a gente que es como nosotros, piensan que pueden hacer lo que quieran. Pero no por eso deberías dejarlas. Así que no dejes que nadie te vea llorando. Date tu lugar. Entiendes.

Yuri alza sus preciosos ojos rojos pestañea un par de veces. Mira a Nadeshiko. Luce tembloroso, sumamente agotado. Con la luz de la lámpara pareciera incluso que se ve pálido y ojeroso. El niño lo sujeta de la ropa, balbuceando algo sin sentido para el mayor. En seguida se lanza a abrazarlo con mucha fuerza. Nadeshiko se queda quieto, desconcertado. ¿Qué les pasa a todos hoy? ¿Por qué todos lo están tratando así? Siente como se le hace un nudo en la garganta. Su cuerpo quiere ceder y dejarse llevar como aquello dos niño. En su lugar, separa a Yuri de si y le da la espalada.

―Creo que entendiste ―dijo disimulando sus voz lo mejor que puede para que no escucharse quebrada. Se desata el recogido de su cabello dejándolo caer ―. Es tu turno. Ya sabes que hacer.

―Si.

Responde el albino bajito tomando la peineta y cepillando el cabello castaño de su hermano.

Hubo un pequeño silencio. A Nadeshiko le toma tiempo para armarse de valor y preguntarle a Yuri:

― ¡Hey! Lo de la presentación ―aprieta la tela del juban con sus mano mientras que con la otra rasguña el tatami. Ni siquiera está seguro de que Yuri entienda que es eso, aunque se lo haya contado delante de Tsubaki hace un rato―. Tienes que presentar algo… a los clientes… ummmh… dime… ¿quieres que te enseñe a bailar? La verdad es que no se hacer otra cosa así que… no es como si tuvieras muchas opciones… pero…

― ¡Si! <<quero>>

Yuri ni siquiera lo dudo. El pequeño en realidad nunca ha visto un baile de “verdad”, elegante, con propiedad. Pero si había visto a las mujeres de su caravana hacer cosas parecidas. Balanceos de cuerpo y movimientos de manos al azar o de abanico que se veían bonitos. Con música mal ejecutado de fondo, que impresionaba a la gente de poca educación. A él le gustaba ver eso cuando tenía la oportunidad, desde la abertura en la sabana que cubría su celda. No solo eso. Su hermano mayor le ha dicho que seguirá enseñándole más cosas. Él quiere aprender todo lo que pueda.

Nadeshiko voltea su rostro a sus espaldas, observando el semblante de decisión del otro. Se pregunta si el también llego a verse de esa manera, a pesar de lo ingenuo que era. Por un momento la sensación de melancolía que llevaba consigo de despejo. Formo una pequeña sonrisa imperceptible para él.

―Te advierto que no será fácil ―Nadeshiko lo mira mientras se trenza el cabello―. Es una disciplina muy difícil. A pesar de que nos veamos con estos cuerpo tan delicados. Tenemos que tener mucha resistencia y flexibilidad.

― <<¿fesibida?>>

―Flexibilidad. ―termina de amarrase el cabello ―Me refiero a esto ―se levanta. Se coloca en medio de la habitación. De un solo movimiento dobla todo su cuerpo hacia tras. Hasta que sus manos y cabeza tocan el piso detrás de él. Formando un arco perfecto con su cuerpo―. De esta manera. Tienes que llegar a ser capaz de hacer lo mismo.

Se incorpora de un movimiento. Toma una gran bocanada de aire. Eso le costó un poco de trabajo. Esta fuera de forma. Hace mucho que no practica sus movimientos y mucho menos a bailado en público.

Yuri por su parte queda impresionado. Los ojitos le destellan como estrellitas. No sabía que la gente podía hacer eso. Claro que quiere aprender a hacer algo así.

―Cuando veas de verdad lo difícil que puede llegar a ser esto. Espero que no se te quite esa emoción.

Le comenta el chico ruborizándose un poco. No pensó que el otro se entusiasmaría tanto. La primera vez que vio a Tsutsuji hacerlo lo dejo impactado, en especial porque su hermano aún se hallaba lastimado. Pero no recuerda haberse mostrado tan entusiasta como Yuri para aprender. Quizás porque siente que el niño está subestimando las cosas que tanto trabajo le costó aprender o simplemente porque aprender a bailar fue de las pocas cosas que compartió con su hermano mayor, es que dice serio:

―A ver de pie. Quiero ver si tienes madera para esto. Quítate la ropa. Es para ver el movimiento de tu cuerpo correctamente.

Yuri por su lado obedeció de inmediato. Entusiasmado se sacó toda la ropa quedando completamente desnudo.

Nadeshiko se le queda mirando un momento intentando reprimir el gruñido que quiere sacar. Ya había decidido no hacer nada respecto al gusto de Yuri de ir por la vida sin fundoshi. Pero no podía evitar sentirse incómodo. Respira hondo.

―Ven acércate y dame la espalda.

Yuri obedece. Enseguida siente los dedos de Nadeshiko descendiendo desde su nuca por todo el largo de su columna. Se ríe inquieto, sacudiéndose. Le hace cosquillas.

―Quieto. ―indica Nadeshiko. Le preocupaba un poco que la espalda de Yuri no estuviera derecha por los años que paso sentado y gateando en su celda. Ese niño le había confesado que no tenía mucho tiempo de aprender a sostenerse en sus dos piernas, ya ni decir caminar. Sin embargo no cojeaba o se encorvaba. Hasta él tuvo problemas con la postura, cuando bajo de su montaña. Presiona las caderas de Yuri con ambas manos. Son firmes y no parecen tener desbalance. La buscona que le enseño a Yuri a caminar lo hizo bastante bien. Cuidando de los huesos del niño. También esto es gracias a la fácil adaptabilidad de Yuri ya que aún es pequeño. Se pregunta cuantos años tendrá en realidad el albino. El mismo no lo sabe. Sin embargo su cuerpo es muy suave y sus músculos parecen muy maleables. Podrá enseñarle sin dudad. Explica―. Lindo. Delicado. Para bailar como Onnagata necesitas belleza, técnica, actuación, gracia, calidad, elegancia, capacidad de apoyo, equilibrio y balance. Solo los que tenemos todo lo apropiado, se nos permite cargar con este papel. No es algo que solo puedas alcanzar con esfuerzo. Es estar en la sima en lo que a actuación y danza se refiere… si puedes con esto podrás hacer el papel que quieres.

Tsutsuji le dijo lo mismo. Recuerda que se sentía angustiado de no estar a la altura de algo que sonaba tan maravilloso para alguien con su proceder. Sin embargo allí estaba Yuri, ingenuo queriendo aprender sin que le preocupara nada.

Se inca. Examino las rodillas, tobillos y pies de Yuri con cuidado. Siguió explicando:

―Vamos a ver. La forma de tus pies es perfecta. Tienes extremidades y dedos largos. Pies fuertes. Perfectos ―asciende y menea la cabeza de Yuri que solo se ríe. Para el albino esto es más como un juego. Sigue escuchando a su hermano decirle―. La cabeza pequeña y el cuello largo. Y cuando tu boca está bien cerrada tu cara es bonita y perfecta. Cumples con las condiciones para hacer este papel. Serán solo cosas físicas pero Tsutsuji Nii-san siempre decía que el material base es importante. Necesitas tener una silueta apropiada para expresarte bailando. Igual que el equilibrio. Además las malas posturas tienen consecuencias. No querrás lesionarte ¿verdad? ― le da una pequeña palmada en el hombro al niño ―Ahora te pondré en la postura básica.

Acomoda el cuerpo de Yuri con cuidado. No ejerce mucha presión ya que el niño se deja mover con suavidad.

―Vigila los dedos de tus pies. Flexiona las rodillas solo un poco. La espalda recta. Extiende los brazos. A lo buenos onnagata se les reconoce por la sutileza de los dedos de sus manos ―se coloca a su espalada pone la mano sobre su abdomen y la otra en la nuca del pequeño―. No desdobles las rodillas. Derecho. Arriba, más, más, más. Sube tu cintura más alta. Mete el estómago. Eso es. Lo estás haciendo bien. No basta con solo ponerse derecho. Concéntrate en lo que estas sintiendo en la espalda, debe de ser como si te presionaran detrás del cuello y bajo el ombligo ―aleja lentamente sus mano―. Extiende los hombros, échalos para atrás. ¿Sientes como sube tu torso? Sube, sube. Eso eleve tu torso. Pega tus muslos un poco más están muy relajados. Y… quieto.

Yuri se queda de pie de esa manera luciendo esplendorosamente como una figura de porcelana fina. El albino tiene un buen instinto con su cuerpo. Nadeshiko por su parte se queda asombrado, la postura era prácticamente perfecta. Solo con unos detalles por aquí y por allá. Pero incluso algo que parece tan fácil, le tomo un tiempo a aprender hacerlo así de correcto. No pensó encontrar de nuevo a alguien que le diera la misma sensación que Tsutsuji al verlo

“Es como una gruya elevándose al cielo”

Pensó. Inmediatamente supo cuál era el primer baile que le enseñaría al pequeño Yuri.

―Ahhh.

El albino exclama balanceando hacia todos lados sin poder mantener mucho más el equilibrio. Cae sentado al piso y espera que su hermano le grite o le regañe pero por el contario. Nadeshiko se acerca a él lo toma en brazos colocándolo de pie de nuevo.

―Te dije que esto es más difícil de lo que parece… pero no lo hiciste mal ―Yuri se sonríe y se abraza a al mayor. Nadeshiko sin embargo rechaza el abrazo―. Ya, ya. Está bien. Vístete. Mañana te enseñare más cosas. Pero suéltame ya.

Yuri obedece, toma su ropa del suelo y comienza a vestirse lentamente. Contándole trabajo aun hacerlo correctamente.

―Esta noche me quedare aquí. No bajare a trabajar ―Nadeshiko observa con cuidado a Yuri. Se da cuenta que tiene talento natural para esto, así como un aspecto agraciado. Ser onnagata no es algo que Nadeshiko estime. De hecho suele sentirse incomodo cuando la gente le dice que es como una chica. No es un estilo de vida que le gustaría heredar a alguien más. Sin embargo es lo único que él conoce. Tiene que planear las cosas que tendrá que hacer desde este punto―. Me tomare el tiempo para enseñarte a hablar bien, leer y escribir. Así que no pienses que vas a holgazanear todo este tiempo.

Yuri solo le sonríe con calidez.

….

El turno de noche está por terminar.

Tsubaki abre lentamente los ojos con dificultada. Sus pestañas se encuentran pegadas por las lágrimas y le arden los ojos. Con lo primero que se encuentra es con el rostro de Yuri durmiendo apacible a su lado. Se sienta el futon rápidamente. Dándose cuenta, gracias a las luces de las lámparas aun encendidas, que no estaba en la habitación de su hermano mayor. De repente, recuerda todo de golpe, tapándose la boca con sus manos para no vomitarse de nuevo o hacer ruido. Respira hondo e intenta tranquilizarse. Mira alrededor de la habitación y no observa a Nadeshiko en ninguna parte. Lo primero que piensa es que bajo a trabajar. Así que sale lentamente del futon sin despertar a Yuri. Camina hasta la puerta contigua, deslizándola lentamente, asomándose para corroborar su suposición. Sin embargo, observa a Nadeshiko sentado cerca de su ventana mirando hacia afuera con melancolía.

El Yukaku es como una ciudad pequeña rodeada de un enorme muro rojo. Que a su vez se divide en pequeños barrios que tienen sus propias características, clientela e incluso reglas. Esto se debe a que entre más cerca se esté de los límites de los muros, las casas son demás bajo estatus social, con excepción de las que se encuentran a los alrededores de ambas entradas que llevan directo a la calle principal donde se encontraban las casas más caras y de alta categoría. El Raikorisu no hata, sin embargo, rompía esta regla al estar casi en el límite del muro. Solo a unos doscientos metros de este dividido por una cerca de madera que rodeaba el amplio terreno que Okaa-san había comprado. Esto debido a que en aquellos años cuando madre construiría la casa, se planeaba expandir aún más los territorios de Yukaku por el gran auge que estaba teniendo Yoshiwara rivalizando con el de Shimawara en la capital Kioto. A la fecha la plusvalía de los terrenos y casas alrededor del Raikorisu no hata, aunque pocas, habían subido su precio siendo muchas de estas casas de mujeres de categoría media o alta. Aunque en aquello años en la Okaa-san había abierto la casa al público las cosas habían sido muy diferentes.

A veces Nadeshiko, cuando no tiene mucho trabajo o se siente especialmente melancólico. Suele sentarse cerca de su ventana y mirara a lo lejos. Esta daba directo a los límites del distrito. La distancia entre los muros que separa la casa del resto del terreno baldío, si acaso con una que otro choza barata donde vivían algunos guardias o construcciones incompletas de otros señores que compraron terreno con la idea de abrir su propio prostíbulo; y el muro rojo que limitaba el barrio con el exterior. Un cruel recordatorio que la libertad estaba tan cerca y tan lejos de él. Sin embargo lo que el observaba en realidad, eran las siluetas de las montañas en la oscuridad de la lejanía. Preguntándose, si alguna de ellas era su montaña, o inclusive si sus padres ya se olvidaron de él. Ignorado el hecho de que ambos ya habían fallecido hace muchos años.

―Estupideces.

Desliza la ventana que se atora a unos milímetros de cerrarse. Inclina su cabeza, ocultando su rostro entre sus manos. Suspira largo en lo que parece un sollozo. Se queda quieto resoplando una y otra vez hasta que se tranquiliza. El mismo se prometió que no volvería a llorar por nada más. El haber sido un niño débil le había costado mucho. No quería perder más. A pesar de eso, todo lo que había estado pasando lo estaba sobrepasando más rápido de lo habitual. No tiene nada con que deshacerse de todas sus preocupaciones como los otros. A él nunca le ha gustado el alcohol, solo usaba un kiseru (pipa de tabaco) cuando cortejaba a un cliente, cosa que no ha hecho en mucho tiempo, aparte de que no es algo a lo que le encuentre el gusto… tampoco puede recurrir a los otros para desahogarse en un consuelo mutuo, así como Tsutsuji y Fuji lo hacían juntos. Estaba solo.

― ¿Nadeshiko  Nii-san? ―El mayor alza el rostro y observa a Tsubaki parado en el umbral de la puerta. Pregunta ― ¿te sientes mal?

―No es nada. Vete a dormir ―contesta seco.

―Es que… no encuentro mi kimono

Excusa el pequeño. La verdad no quiere regresar esa noche con Kiku.

―Se lo di a una sirvienta para que lo lavara hace un rato―responde Nadeshiko levantándose ―Estaba cubierto de vomito. Así que vete a dormir.

Nadeshiko luce tan cansado, hastiado de todo. Tsubaki se puede dar cuenta de esto. Entendiendo porque el castaño suele tener un terrible carácter. Se siente incómodo de causarle tantos problemas.

―V-voy a… la ha… bi… tacion… de Kiku ―señala tembloroso la salida. Sin embargo sus piernas no se mueven de su lugar, más allá de tiritar.

Nadeshiko se da cuenta. Él actuaba de la misma manera cuando se trata de Kiku:

―Quédate aquí a dormir. El turno de noche está por finalizar. Y sabes que a las sirvientas no les gusta que alguien este fuera de sus habitaciones una vez cerrada la casa.

―Pero.

―No te preocupes por Kiku. Si le dices que dormiste conmigo. No  creo que el haga algo. Si no es que ya lo sabe. Probablemente la sirvienta a la que le pedí que lavara tu kimono ya se lo dijo. Tampoco me sorprendería que les dijera a todos una mentira para cubrirte por faltar hoy. Así que no tiene caso que te exijas. Vete a dormir con Yuri. Anda.

Tsubaki dejo de temblar. Pero le preocupa que Kiku se desquite con Nadeshiko. O peor que Nadeshiko acepte cualquier cosa que le fuera a hacer el otro para protegerlo. No tiene idea de cómo término así. Se pone que Nadeshiko era el chico malo que maltrataba a Yuri y que le desagradaba. Ahora lo ve tan vulnerable.

― Yo dormiré aquí ―se ofreció Tsubaki―. Dormiré en aquello cojines. ―señala tímido.

―No. ―niega el mayor acercándosele―. Tú ve a dormir con Yuri en el futon.

―Pero tu…

― ¿Yo? Da igual. Solo quiero que se duerman los dos para poder pensar.

Sin embargo Tsubaki. No puede creer eso. Se detiene, sujeta a Nadeshiko de la cintura del juban blanco que trae puesto. Subiendo tímido la mirada y con voz suave pero cálida ofrece:

―Duerme con nosotros… por favor…

Nadeshiko no sabe porque acepto sin objetar.

El mayor comenzó a apagar las lámparas de ambas habitaciones mientras Tsubaki se metía de nuevo en el futon con cuidado, sin destapar a Yuri quien parecía dormir profundamente, a pesar de haberse rodado hasta la orilla del futon dándole la espalda a Tsubaki. En un momento. El pequeño de cabello negro observo a Nadeshiko pasearse por la habitación. Observa la cinta morada alrededor de su tobillo, el juban blanco que se trasparenta levemente a contra luz de las lámparas, el cabello trenzado que descansa en su hombro izquierdo. Esa figura de repente le causa un sobresalto. El muchacho luce un aura que Tsubaki recuerda que siempre cargo su madre. Una misma que él no sabe definir. Una llena de miseria pero que la hacía verse hermosa. ¿A caso se estará volviendo loco? ¿O por el contario encuentra la misma belleza que Kiku encuentra en Nadeshiko?

El mayor deja una lámpara encendida detrás de ellos. Se prepara para acostarse al lado de Tsubaki. Al notar como lo mira el otro pregunta:

― ¿Qué ocurre? Si dejo una lámpara prendida es por Yuri.

Tsubaki oculta la mirada de su rostro tímido dentro de la cobija, asentado con la cabeza. Él sabe que eso es una mentira. Porque Yuri le ha contado que no le da miedo la oscuridad que él está acostumbrado a ella, es donde se siente más cómodo, que es el sol el que le atemoriza. Por eso le llamo la atención que Nadeshiko siempre deje una lámpara prendida. Tsubaki entiende que es el mayor al que le da miedo la oscuridad.

El mayor se mete dentro del futon. Que da apenas en la orilla opuesta a Yuri. Con Tsubaki en medio de ambos. Al principio se queda mirando el techo. Pensando que en cuanto se duerma Tsubaki se levantara y dejara a los niños en su futon mientras él se va a la otra habitación. No cree que esa noche pueda dormir. Ahora no sabe que es lo que Kiku hará. El chico de negro es tan impredecible. Bien no aria  nada y dejaría las cosas en calma por un tiempo o por el contario podría hacerle algo a Tsubaki. Ni siquiera sabe por qué Kiku escogió a un hermano menor desde el principio. Bueno, que él tampoco sabe por qué el tomo la misma decisión.

“Esta vez quiero cuidar bien de algo”

Recuerda lo que dijo el de kimono negro. Con alguien como Kiku nunca se sabe cuándo está mintiendo.

Nadeshiko ya no quiere que haya más víctimas por su culpa. Por eso después de su Mizuage había escogido cambiar su actitud. Endurecerse para ya nos ser ese niño débil que dejaba que todos se burlaran o abusaran de el por ser eta. Esto hizo que los otros se fueran alejando de él. Lo que el castaño pensó que era lo mejor para mantener a todos seguros. Las actitudes de Kiku hacia el no cambio mucho, quizás se mantuvo a una distancia prudente mientras lo mandaba a vigilar. Sin embargo, Nadeshiko es consiente que es gracias a Kiku por quien puede salirse con la suya y no tener mayores problemas con los demás dentro de la casa pese a sus desplantes. Era tanto el respeto que todos le tenían al chico del crisantemo que a pesar de no entender la relación que había entre ambos nadie cuestionaba las preferencias que tenía por él. Contradictoriamente a lo que se le acusaba, ya que eran los demás quienes cuestionaban por ser el malo al despreciar a Kiku.  Además, si había llegado a ser Hana se debía en gran medida a que Kiku movió las cosas dentro de la casa para que fueran así…

Quizás… deba de hacerle un comentario respecto a la amenaza de Okaa-san de traspasar su contrato. ¡No! ¡No puede permitirse hacer algo así! Eso sería darle permiso suficiente a Kiku de hacerle lo que él quiera. Además ¿eso no era lo mejor? ¿Estar tan lejos del chico como le fuera posible?

―Nadeshiko Nii-san… ―escucha a Tsubaki llamarlo bajito haciendo que voltee el rostro para mirarlo. El niño sigue oculto en la cobija ―. Lo siento mucho. De verdad.

―Otra vez con eso…

―Es que… te hice algo malo… y pensé… cosas malas…

―No eres el primero que piensa cosas malas de mí. Ya ni me importa ―el mayor miente. Si le han llegado a afectar mucho los rumores alrededor de él, pero no lo aceptara en voz alta. Siendo parte de su pantalla de chico fuerte. Continúa hablando con soltura ―. Solo me mordiste un poco. Nada que no se cure en un tiempo con medicina y cubriéndome la herida.

Tsubaki sin embargo nota la mirada en los ojos del castaño. Son tan triste como los de su madre. Como cuando le decía que todo estaba bien después de que su padre la golpeaba.

―No está bien. Para nada  ―se descubre el rostro mostrándole su enojo, su aflicción―. Yo… no lo entiendo. Mi padre también era una persona mala. Solía golpear a mi madre por cualquier cosa aunque ella no tuviera la culpa, la obligaba a tener sexo con él aunque no quisiera… aun que en ese entonces yo no sabía que era lo que estaban haciendo. Le decía cosas muy dolorosas. Pero ella siempre decía que estaba bien, pero no era así ¿verdad?

Nadeshiko se mueve lentamente en el futon quedando de lado mirándose de frente con el niño. No esperaba que le hiciera una confesión así. Pensando que es a cambio de la que él le hizo consigo mismo. Lo menos que podía hacer era poner atención a lo que el pequeño le seguía expresando.

―Ella siempre fue muy buena conmigo. Siempre me cantaba en la noche, jugaba conmigo en el día, incluso cuando dejo de haber comida por la sequía que hubo en mi pueblo me daba su porción. Siempre sonreía y me acariciaba el cabello. Aunque tuviera la cara llena de golpes por defenderme de mi padre.  Yo no lo entiendo. Entonces ¿Por qué seguía a su lado? ¿Por qué parece que se estaba mintiendo a si misma? Eso es muy doloroso. Pero tú parece que si lo puedes entender.

Esto le pesa a Nadeshiko. Si, él lo entiende se había alejado de Kiku por ello. Pero al mismo tiempo es como si le estuvieran reprochando las decisiones que había hecho en estos últimos años. Es cierto que abecés parece olvidar las cosas malas que le han hecho y trata al chico del crisantemo como si fueran amigos o inclusive amantes. Como si hubiera una cercanía que no deseara soltar.

Desvía su mirada con dolor y responde despacio como si de cierta forma tomara el lugar de la madre de ese niño frente a él:

―Es mi culpa.

― ¿He?

―Siempre ha sido mi culpa.

― ¡No es cierto!

El menor se sienta en el futon de un sobre salto.

Yuri se mueve en el futon quejándose. Lo que hace que Tsubaki se encoja en su lugar, se tape la boca. Lentamente se la descubre cuando se percata que Yuri se calma. Baja la voz ―. Eso no es cierto.

Nadeshiko se sienta negando con la cabeza. Esta conversación de repente se había vuelto sobre él:

―Lo intento. De verdad que lo he intentado. Pero simplemente no puedo dejar de pensar en Kiku. En como doy todo para mantenerlo alejado de mí y al mismo tiempo reteniéndolo para que no muestre el monstruo que es por dentro a los otros. Ni siquiera debería de hacer lo último. Debería hacer que todos descubrieran como es él en verdad, pero…

―Pero tú terminaste con eso. Tú si pudiste dejarlo a un lado a comparación de mi madre. Te pudiste alejar de él.

―No. No es eso ―Nadeshiko agacha la mirada. Se siente asqueado de solo pensar la razón que lo hace llegar a esa conclusión. Sintiéndose superado por esta conversación, mirando fijamente a Tsubaki. Le confiesa con evidente temor―. Es que lo extraño.

― ¿Que?

Tsubaki abre los ojos. Pidiendo una explicación para algo que jamás ha entendido de las personas a sus alrededor. Como si Nadeshiko adivinara eso le responde apretándose el pecho, acogiéndose en sí mismo.

―Estuvimos juntos tanto tiempo cuando éramos pequeños. Él fue el único que sentí, llego a entenderme. El único que pareció no repudiarme por quien soy.

―Pero… él es malo

―Yo sé que él es malo. Pero yo también soy malo. He hecho cosas terribles. Por mi culpa a muchas personas les han ocurrido cosas horribles. Ni siquiera puedo ser amable con Yuri aun que lo intente. Él debe de odiarme por lo mal que lo he tratado.

El mayor se reprime de romper a llorar.

Tsubaki que no sabe que más hacer se lanza a sus brazos sujetándolo con fuerza:

―Él no te odia. Siempre dice que eres bueno. Yo no lo entendía al principio. Pensé que no lo querías contigo, pero la verdad es que tienes miedo. Por eso lo siento mucho ―lo abraza con más fuerza. Quiere que todos sus sentimientos lleguen a consolar a Nadeshiko. Como nadie nunca lo había hecho por su madre― .Lamento haber dicho que no eras buen hermano. Que Kiku era mejor que tú. Yo no sé nada. Nunca sé nada. Pero si, sé, que no me mentiste. Yo te creo. Que todo lo que me contaste fue real. Tu desesperación. Tu dolor. Tu soledad. Parecida a la que mi madre debió sentir. Yo… Yo… estoy aquí contigo… aun que no pueda hacer nada…

Repentinamente Nadeshiko lo abraza con fuerza. Rindiéndose a esas palabras. Ya es demasiado y solo quiere sentirse apreciado, amado. Acomodando al niño en su pecho y su rostro en el hombro del niño. Esta conmovido. Abrumado. Jamás nadie le había dicho que estaba allí para él. Que le creía. La verdad que existe dentro de él que nadie era capaz de tocar. Tsubaki lo había hecho con sinceridad.

….

―Nadeshiko Nii-san…

Tsubaki se sorprendió al principio. Cuando lentamente Nadeshiko se fue recostando con él encima sobre el futon hasta quedar sentado sobre las caderas del castaño. El niño se ruborizo por completo, sintiendo un cosquilleo en la parte baja de su vientre. Aun con tampoco experiencia sabe lo que significa estar en esa posición y no puede creer el ofrecimiento del mayor, teniendo en cuenta lo que había ocurrido apenas esa misma mañana. ¿Acaso quería compensarlo por el susto que le dio? ¿O tenía otro motivo oculto en todo ello? Aun así, su cuerpo tiembla de excitación ante la posibilidad. Su corazón late de prisa y traga saliva. Mira a Nadeshiko desviarle la mirada tímida, tan inseguro de lo que está haciendo. Así como lo está él en esta situación. Lentamente desliza su manita por el hombro del mayor bajando la ropa descubriéndolo. Nadeshiko por su parte se sobresalta un poco ruborizándose. Es tan extraño. Jamás había estado con algún otro chico de la casa hasta que Yuri y Tsubaki entraron en su vida. Se contradecía ante la tentación de seguir sintiéndose querido, obteniendo consuelo de otros. De otros más jóvenes que él. Y el pensamiento de no sentirse merecedor de eso, que no debería de dejar que ellos se apeguen tanto a él.  Un pensamiento escalofriante le viene a la cabeza de repente, sujetando la mano de Tsubaki con fuerza, poniéndolo nervioso. Sin embargo el castaño pregunta serio:

―Kiku… ¿no te hace nada malo cuando estas de esta forma con él? ¿Quiero decir… como a mí?  

―No. No ―Tsubaki niega de inmediato incluso con la cabeza― el jamás me ha hecho algo doloroso. Bueno, a veces me pega con una vara en la piernas si no respondo bien algo que me pregunte durante las lecciones o resuelvo bien algún ejercicio o escribo incorrectamente algo, pero en este tipo de situación,  él es…

Tsubaki se queda pensando. Realmente ¿cómo era Kiku con él en la intimidad? ¿Cariñoso? La primera vez pensó que sí. Sin embargo no es igual a las veces que ha estado con Yuri. No siente ese calorcito especial que va más allá de lo que dice su cuerpo que se siente placentero. Más bien, Kiku se limita a mostrarle en donde o como es que se siente bien. Tampoco es que se toquen mucho... las cosas son algo rápidas… Quizás debido a la incapacidad de Kiku de vincularse con alguien es que las cosas son de esta manera.  

―No me lastima…

Termina Tsubaki con cierto desaire. Eso tampoco era tan bueno como se escuchaba. En su mente recuerda la expresión de felicidad de Himawari cuando lo vio con Sakamichi-sensei. El esperaba algo así con Kiku. Esa complicidad. No es como que con Yuri no la tenga. Con el albino, era más bien compartir y experimentar cosas que ambos no conocen. Pero aquello de hacer algo con alguien que tenga más experiencia que él, le intriga.  

El mayor por su parte siente alivio al escuchar que aquel pequeño no ha sufrido de las torturas del otro. Sus intenciones no ocultan ningún motivo oculto más allá de querer desahogar un poco sus penas e incluso darle un gusto al niño después de todos los altercados que han tenido, así como un agradecimiento por sus cálidas palabras. Una compensación por lo malo que ha sido, de la misma manera en la que lo hizo con Yuri. Sin embargo su manera de ser le impide decirle esto abiertamente al otro. Dejando que sea el menor quien lo tome… ahora que lo mira bien, con ese sonrojo tímido en las mejillas Tsubaki se ve adorable.

Comenta mientras desliza despacio la mano del menor del otro lado de su cuerpo. Bajando el lado contrario del juban para que pueda mirarle el pecho desnudo:

―Es cierto. Ya has hecho estas cosas con Yuri mientras me descuidaba. Él ya me mostro lo que hicieron.

― ¡Ahh!

Tsubaki exclama alto enrojeciendo hasta las orejas, sentándose derecho, nervioso sobre Nadeshiko. Alejando sus manos del chico.

Ambos escuchan como Yuri se queja de nuevo, girándose dándole las espaldas a ambos. Su respiración se escucha tranquila aun durmiendo profundamente.

―Shhh… baja la voz o despertaras a Yuri.

―Perdón ―Tsubaki habla bajito―. No te enojes con él. Si  hemos hecho algunas cosas... Pero te juro que fui muy cuidadoso y que no le dolió nada. No lo obligue. Es que él…

―Él es muy curioso. Ya lo sé. Tranquilízate ― Nadeshiko le habla con toda calma―. No pasa nada. No estoy enojado. Creo que me facilitaste un poco las cosas al hacer eso, así me pude acerca más a él…. Quiero decir... ―se mueve un poco y se cubre la cara con su brazo―. Me alegra que tenga a alguien como tú… cuidándolo por mí… quisiera que continuara así…

Confiesa con un nudo en la garganta. No pensó que decirlo en voz alta fuera a abochornarlo tanto.

Tsubaki por su parte siente el calor volverle al cuerpo. Eso fue muy amable de parte del mayor. Incluso lo considera un especie de alago. Quiere tocar a Nadeshiko. Quiere que le enseñe las cosas que Kiku jamás podrá mostrarle.

― ¿P-puedo tocarte?

Nadeshiko se ríe sin descubrirse la cara por la manera en la que le pide permiso el otro. Eso es lindo, vergonzoso y un poco triste para alguien como a él que siempre lo ha tratado como un objeto.  

―No deberías de preguntar eso de esa forma tan ingenua... Te estoy dejando hacer lo que quieras… tú ya sabes que cosas hacer en esta situación.

―Yo… quiero hacer algo que te haga sentir bien… eso es lo justo…

― ¿Eso es lo que haces con Yuri?

―Si. Me gusta hacerlo sentir bien y que él me haga sentir bien. Eso es lo normal ¿no? tú también fuste así con él ¿verdad?

Nadeshiko aún se niega a descubrí su rostro:

―Supongo que sí. ¿Cuándo fue que ese niño te conto sobre lo que hicimos?

― ¿Ah? No fue Yuri ―confiesa Tsubaki avergonzado―. Me dijo Himawari. Sobre como los encontró juntos.

Nadeshiko suelta una risita. La verdad es que Yuri le había tomado mucho la ventaja la primera vez. Fue inesperado pero no le desagrado del todo.

―Ese pequeño entrometido ―exclama mostrándose más avergonzado que molesto.

―Dijo que Yuri parecía muy contento. Significa que fuiste amable con él… eso me dejo aliviado. Tenía miedo de que le lastimaras, pero eso era antes de saber que no serias capaz de hacer algo así. No después de lo que te hizo Kiku…

El castaño se descubre el rostro y mira sorprendido a Tsubaki.

― ¿No crees que sacas conclusiones muy apresuras de unas cuantas anécdotas de infancia?

―No ―responde el chiquillo ―. Kiku ya me conto todo. Y para mí no hay duda de quién es el que está mal aquí. Por eso… si no es una molestia para ti… ―se ruboriza de sobremanera mente― ¿me dejarías tocarte? 

―Eres tan extraño… ―el castaño lo mira con dulzura sin ser consciente de la manera en la que se tratan con tanta cercanía―. En ese caso, porque no me muestras las cosas que hiciste con Yuri, que los hiso sentirse tan bien a ambos.

Toma con sus manos el rostro de Tsubaki quien con el corazón desbocado ni siquiera lo piensa y se inclina a besar en los labios al mayor. Nadeshiko se queda con los ojos abiertos por la sorpresa. ¿Será algo de los pequeños el iniciar estas cosas de esa manera? Un beso aún es un contacto muy personal y reservado para él. Aun así puede asegurar que los besos del pequeño Tsubaki son mejores que los de su pequeño hermano.

Se separan lentamente.

El menor de inmediato oculta su rostro en el hombro del otro y le dice tímido pero decidido al oído:

―Tratare de hacerlo lo mejor que pueda para que te guste. Por eso enséñame...

―Solo… se bueno conmigo…

Fue casi como un su susurro. Una leve suplica de compañía llena de una tristeza que quiere ser borrada.

Tsubaki al principio lo abraza con fuerza quedándose así unos minutos. En lo que sus nervios desaparecen lentamente, escuchando la reparación agitada de Nadeshiko. La piel de su pecho es muy cálida. Es delicado, delgado pero también amplio y puede sentir que es fuerte. A diferencia del de Kiku que era demasiado blando. Tsubaki se siente cómodo con la cercanía que le permite el mayor percatándose de sus latidos. Incitándolo a comenzar con caricias tímidas en los costados provocando un cosquilleo que estremeció al otro de inmediato.

―A Yuri le gusto cuando le hice esto.

Anuncio el niño antes de que su boca se acomodara rápidamente, prendándose del pezón izquierdo del otro, chupando y lengüeteando. No tardo en percatarse que su atención había tenido un poderoso efecto en Nadeshiko que gimió alto tras un respingo que lo hizo subir sus rodillas tirando al niño a un lado suyo. Este se tapó la boca de inmediato con su mano izquierda, a la vez que por inercia alcanza a sujetar a Tsubaki con su brazo derecho envolviéndolo antes de que se rodara por la cama y despertara al albino. Impidiéndole que se despegara de él.

El niño por su lado, aprovecha esto para acomodarse mejor. Mete una de sus piernas entre las del mayor entrelazándose con cariño. Mientras su mano jugueteaba, cosquilleaba, apretujaba. Besando ambos pezones.

―No… chupes con tan fuerte…

Pide el castaño con un hilo de voz. Los toquecitos de las manos del niño renovaban sus deseos. Unos que pensó que habían desaparecido hace mucho. Renaciendo de manera ardiente. Desatándose el mismo el cinto del juban. Conduciendo una de las pequeñas manos del menor hacia abajo hasta tocar su fundoshi. Tsubaki tuvo la satisfacción de al tocar sentir algo duro, caliente. Sabiendo que estaba realizando un buen trabajo. Sin nada de timidez. Dejo su trabajo complaciendo con la boca para centrarse en hacer a un lado la delgada tela y proceder a ejecutar lo mejor que sabe hacer por el momento en la intimidad. Metió la mano por dentro de la tela. Provocando que al mayor se le escape otro gemido, afianzándose a la espalda del niño.

―Está caliente… se siente bien…

Susurra Tsubaki con una pequeña sonrisa curiosa mientras saca la erección del otro por un lado. Sorprendiéndose al verla.

―Es grande…

Dijo aquello ingenuo comparándola con la Kiku. Aun que más bien, más que grande lo que tenía Nadeshiko era largo pero no ancho.  Sobo un poco. La piel es suave y la punta de un rosa cerezo. Froto de hacia atrás hacia adelante, haciendo suspirara al muchacho con sus movimientos. Sometiéndolo en silencio a sus caprichos de complacerlo.

Nadeshiko se ruboriza entre jadeos:

―Ah… Tonto... Eso es obvio… ah… porque soy mayor que ustedes dos… Y-Yuri también se me quedo mirando mucho allí abajo… Ah… cuando estuvimos juntos…

Aclara al ver como Tsubaki alza la mirada preguntado sin dejar de mover la mano. Pega aún más su cuerpo al del niño. Abandonando un poco su hosca forma de ser. Lo abraza, acaricia el cabello de Tsubaki con amabilidad al igual que su espalda. Arreglándoselas en el proceso para desvestirlo déjalo solamente con la pieza de ropa interior que hace a un lado para liberar la despierta erección. Acaricia sus brazos, torso, cadera. Inclusive se aventuró a darle un beso en la frente y otro en la clavícula de su cuello. Abrazándose quedando vientre contra vientre. Rozando mutuamente sus cuerpos en todas las formas posibles.

Tsubaki suspira alto, jadea. Jamás pensó que Nadeshiko podía ser así con él. Su cabeza esta tan caliente que olvida por un instante que Yuri duerme al lado de ellos. Quiere seguir sintiéndose bien con este chico que acepta como su hermano mayor.

El castaño hace que se giren. Cargándolo de nuevo sobre él.

― ¡¿N-Nadeshiko Nii-san?!

El niño lo llamo con la voz llena de deseo al sentir los dedos largos del otro acariciándole el perineo por detrás. Su cabeza da vueltas. Se mueve inquieto.

―Tranquilo no pienso hacer nada malo. Solo voy a tocar un poco en ese lugar… ummm…  también por aquí ―Extiende su dedo incide deslizándolo hacia abajo. Acariciando los pequeños testículos. Tsubaki gime con toda la boca abierta con un encantador rubor en su cara ante las nuevas y excitantemente deliciosas sensaciones. Frota su rostro en el amplio pecho del muchacho. Escucha como le dice sin dejar de masajear con cuidado―. Ves que bien se siente. ¿Te gusta?

―Aja…

El castaño sube sus dedos apenas rosando la entrada del otro que siente un enorme estremecimiento y tentación. Los dedos suben por el largo de su espalda, serpenteando hasta su costado y rosan sus pezones.

― ¡Se siente muy bien!

Gime el menor babeando, frotándose con frenesí contra el vientre de Nadeshiko.

―Eres menos inquieto que Yuri pero… tienes buen instinto para esto… ―el mayor alaga sonriendo. Sujeta la mano derecha del pequeño y la entrelaza con la suya ― ¿quieres que te enseñe otra cosa que se siente muy bien?

Tsubaki alza su mirada encantadora asentando con la cabeza.

Nadeshiko contesta a la par que sube sus manos entrelazadas y coloca la mano de Tsubaki junto a su rostro:

―No puedo hacer esto con Yuri porque aún es muy pequeño. Pero contigo… creo que está bien…

Al principio Tsubaki no entiende bien que es lo que hace el mayor. Mete sus dedos a la boca, lamiendo de tal manera que siente cosquillas por todo su brazo. Nadeshiko acomoda tan discretamente su cuerpo que el niño no se percata que termina entre las piernas abiertas del otro.

―Ahora pon tu mano aquí abajo ―indica sin despegar su mirada del niño.

― ¿Aquí?

―Un poco más abajo. Estas muy cercas.

― ¿Aquí? ¿En este lugar?

Es como si Tsubaki estuviera hipnotizado. Palpa con la punta de sus dedos húmedos la entrada de Nadeshiko. Que solo suspira, tiembla.

―Si… ese lugar es sensible. Así que ten cuidado. Mueve lentamente tus dedos. Si mételos más… más profundo…

―Waa… mis dedos entran muy profundo. ¿No duele? ¿De verdad este lugar se siente bien? ¿No es un sitio extraño?

­―No te preocupes por eso… Ah… Si se siente bien en ese lugar… Si lo haces despacio no duele nada… ahhh… ―esto llego mucho más allá de lo que Nadeshiko esperaba. Se recuesta disfrutando y jadeando―. Así… justo allí ¿lo sientes? ¿Ese lugarcito especial parecido al bulbo de una flor? Ah… ah… presionando con suavidad y ritmo constante… es delicioso…

― ¿También yo sentiré así de bien si me toco así?

Pregunta Tsubaki meneando sus caderas un poco. El interior de Nadeshiko está ardiendo, apretando sus dedos. Esta más que fascinado con esto. Mira como un líquido trasparente escurre de la erección del mayor que lo ayuda moviendo un poco sus caderas contra él, magnificando la penetración.

―Si… Ah… aun que aun eres un poco pequeño… sabes que no deberías de tocarte allí aun ¿verdad?

―Sí, sí sé… pero me siento muy raro…

―Ya… Ahhhh… Está bien… saca tus dedos… ven abrázame.

El chico extiende sus brazos esperando que el niño acepte.

Tsubaki lentamente retira sus dedos notándolos mojados, calientes. Se abraza sobre el cuerpo del mayor sin poder tranquilizar su cuerpo. Quiere hacer más cosas pero no sabe cómo continuar con el chico. Entonces siente la mano de Nadeshiko tocar su pene. Suelta un gemido excitado y clavando sus ojos en los del castaño, húmedos y brillantes. De repente siente como el chico conduce hasta su entrada palpitante y caliente su varita virginal.

Se mueve un poco soltando un ruidito entre excitación y nerviosismo.

Nadeshiko no obstante le calma con dulzura: 

―Tranquilo shhh… no pasara nada… relájate… shhh… solo empújalo despacito… está bien…

Tsubaki obedece a sus instinto y a al encanto del chico. Se empuja dentro con un movimiento que lo hizo estar completamente dentro. El ruido que salió de la boca de Nadeshiko fue tan alto que le añadió encanto al deleite que estaba experimentado.

Nadeshiko entonces pasos sus brazos en torno al cuello del niño, lo atrajo a él para abrazarlo aún más estrechamente. El pequeño reacciono besándole lo labios una vez al igual que las mejillas. Una mirada de cariño infinito cruzo por su rostro antes de moverse de atrás así adelante lo mejor que podía.

“Este niño lo está haciendo tan bien sin saber cómo… solo por haberlo visto un par de veces… sabe exactamente los lugares que se sienten bien”

Piensa el muchacho trasportado por completo por el placer que le ofrecen.

― ¡C-caliente…! ¡Se siente caliente…! ―exclama Tsubaki completamente hechizado por las nuevas, exquisitamente deliciosas sensaciones experimentadas ―siento que mi pene se funde… ahhh… ahhh…

Se sigue moviendo. Sin saber prolongaba el placer lo que más podía ya que empezaba despacio, deteniéndose a menudo tanto por la inexperiencia como para sentir las palpitaciones internas del cuerpo del mayor. Siguió así durante unos minutos hasta que las fuerzas parecen abandonar a Tsubaki. Los gemidos fuertes de ambos comienzan a apagarse. Cuando de repente ambos escuchan un ruidito, un gemido diferente a los suyos.

Tsubaki se detiene asustado y volta a un lado suyo. Como pensó, Yuri se había despertado. Sin embargo no espero verlo acostado boca abajo con el fondo del kimono abierto de par en par tanto arriba como abajo, frotándose contra el colchó excitado.

― ¿Yuri?

Le llama sorprendido. Sale del interior del mayor y nervioso trata de excusar lo que estaba haciendo. Tiene la impresión de que Nadeshiko se sentiría más avergonzado que él con el albino, al encontrarlos en esa posición. Pero Nadeshiko está muy lejos de sentirse avergonzado. Por el contario esto es algo que siempre anhelo. Tener personas que lo consolaran con amor.

― ¿Desde cuándo estas observando? ―pregunta el castaño―. No debí olvidarme de ti. ¿Quieres venir aquí y jugar con los dos?

Le extiende los brazos al más pequeño con una dulzura que Tsubaki no sabía que el mayor tuviera. Se sintió caliente de nuevo al ver como Yuri le sonreía a ambos mientras se acercaba. De repente se encuentra con los labios de Yuri sobre los suyos comiéndolo a besos torpes y lamidas pequeñas mientras Nadeshiko se coloca detrás de su hermano pequeño quitándole las prendas de ropa con cuidado. Escucha al mayor decir:

― ¿De verdad te gusta besar tanto? Está bien si lo haces pero solo conmigo y con Tsubaki. Recuerda lo que te dije respecto a que un beso es para alguien especial.

Yuri se separa, ríe y alza el rostro intentando besar de igual manera a su hermano mayor. Consiguiendo un beso en la frente de parte de Nadeshiko que le provoca una oleada cálida en toda su piel desnuda.

―Tsubaki ha sido muy bueno conmigo ―continua el mayor acariciando el cabello del nombrado ―. Asegúrate de hacerlo sentir muy bien. Mientras voy a buscar algo.

Yuri nada lento se lanza contra Tsubaki que cae acostado boca arriba sobre el futon.

―Baki… gusta… rico…

Enseguida pega su boca a la piel del otro niño y comienza a dar chupetones mientras apretuja con sus manos todos los lugares suaves que allá en el cuerpo del otro. Desde hace un buen par de minutos quería unirse a los juegos de los mayores. Ambos se veían tan complacidos que deseaba compartir ese sentimiento con ambos. Que simplemente, no se había dado cuenta, mucho menos sabía que se había comenzado a complacer así mismo con la suavidad del colchón y las sabanas. Sin embargo, no hay nada mejor, más suave que la piel de su amigo, sin duda. Acomodándose de la forma que le gusta, frotando su pequeño pene contra el del otro.

―Yuri… ahhh… se siente bien…

―Baki… Baki…

Tsubaki no sabía que podía tener esta emoción. Al estar con su persona favorita y otra que se había dado el tiempo de enseñarle algunos cuantos secretos placenteros. Tan inimaginable, nuevo, como un sueño del que no quiere despertar, a pesar de sentirse más vivo que nunca.

El albino le lame el pecho al mismo tiempo que observa a Nadeshiko ir a buscar algo en su buro y sus expectativas se incrementan.

Cuando el mayor vuelve al futon, Yuri se levanta del cuerpo de Tsubaki, se abraza de rodillas a las caderas del mayor a quien de inmediato lo toma del miembro y comienza a frotar con ambas manos.

―Tranquilo… te he dicho que si vas a estar frotándote allí abajo debes de usar esto.

Destapa el recipiente y vierte el lubricante sobre él y el albino. Quien hace un ruidito quejándose por lo frio, ruborizándose encantadoramente.

― ¿Qué es eso? ―pregunta Tsubaki sentándose en el futon― ¿Eso es lo que se ponen cuando están con los adultos?

―Si. Ven aquí. Después de lo que hicimos te ayudara para que no te roses. Se siente bien.

El niño de pelo negro se arrodilla sobre el futon y se acerca al chico quien de inmediato le vierte el lubricante. Comienza a estimularlo de nuevo con la mano izquierda mientras es testigo de cómo hace lo mismo con Yuri con la mano derecha.

Ambos niños comienzan a gemir. El albino toma a Tsubaki de los hombros, volviéndolo a besar profundamente. Encontrando la manera exacta de meter la lengua dentro de la boca del otro frotándola en el interior mezclando la saliva. Tsubaki no sabe cómo es que Nadeshiko logra acomodarlos de frente de tal manera que puede juntar sus penes, frotando ambos al mismo tiempo con una sola mano. Se escucha un sonido de chapoteo.

Yuri se separa dejando un hilo de saliva entre su boca y la Tsubaki. Con la mirada llena de excitación y una sonrisita pervertida dice entre jadeos:

―B-baki… ahh.. aga.. mos.. setir bien a Nachiko nii…

Tsubaki le regresa la sonrisa cómplice. Sin mucho esfuerzo entre ambos logran acostar a Nadeshiko sobre el futon.

―Ustedes… pero que hacen…

Se queja un poco al principio sin embargo los dos niños solo se ríen cómplices con toda la intención de hacer disfrutar al mayor. Así Yuri se sienta sobre las caderas de su hermano mayor mientras Tsubaki, sentado a la derecha toma el frasco vertiendo el resto del resbaloso líquido sobre Nadeshiko. Rápidamente los dos niños toman la ventaja, con ambas manos comienzan a masajear la erección del castaño. Rosando toda la extensión caliente y rígida.

Tsubaki se acomodada mejor. Presiona sin querer entre las piernas del mayor. Provocándolo para abrirlas subiendo las rodillas. Se acomoda entre ambas mientras observa a Yuri divertirse de lo más contento. Es tan lindo, inocente y pervertido al mismo tiempo. Se sonríe con gracia bajando la mirada dándose cuenta  del rosado y palpitante agujero con el que hace solo un instante se estaba divirtiendo. Piensa en poner en práctica de nueva cuenta lo que el mayor le enseño hace un rato. Con los deseos en lo más alto aguijonea con sus dedos el interior del muchacho.

Escucha un sonoro gemido de parte de Nadeshiko y un ruidito de sorpresa de Yuri. Tsubaki se queda quieto sintiendo el tacto mientras observa si no ha asustado a Yuri con este acto tan repentino. Sin estar al tanto de que el albino ya había pasado por casi la misma experiencia.

Yuri por su lado se llenó de estremecimiento. Sabía que esa acción le había gustado mucho a su hermano mayor cuando él lo hizo, pero ver a Tsubaki hacerlo le provocaba estragos en su pequeña cabeza que no comprendía. Otra vez tiene la sensación de hacérsele agua la boca. Se inclina un poco para ver mejor y termina frotando el duro pene de su hermano mayor contra su pecho lo cual le fascino al instante encontrando otra manera más de complacerse.

― ¡Ohh! Ustedes dos… ―exclamo Nadeshiko en su limite― ahhh… no están nada mal…

Nadeshiko se deja atender por los dos niños. Algo que jamás pensó que sería posible. Compartir placer mutuo con otra persona sin que hubiera dinero de por medio. Admitirá que le gusta que sean los pequeños los que tengan el control de todo el acto. Le gusta ejecutar un papel más sumiso con ambos ya que esa es su costumbre con los clientes y le da satisfacción. Sentir los delgados dedos de Tsubaki frotándolo lo mejor que puede por dentro sabiendo donde tocarlo. Teniendo las pequeñas manos de Yuri friccionando su miembro contra su cuerpo y después con una de sus manos repitiendo una y otra vez. Tras un audible gemido deja escapar todo su semen sobre los niños en un chorro abundante que cae principal mente a en Yuri quien feliz  jadea sintiendo el calor

―Caliente…

El más pequeño repasa sus dedos por su cuerpo llenándose de los indecoros líquidos. Se relame sin pena, saboreando todo.

 Tsubaki quien retira sus dedos le pregunta a su amigo aun acalorado.

― ¿Yuri, que haces? ¿Está bien que te metas eso en la boca?

Nadeshiko exhausto se ríe para sí mismo:

―Deja que haga lo que quiera. No le hará daño.

Tsubaki se puede dar cuenta lo satisfecho que esta el mayor así como lo exhausto.

Yuri se baja lentamente del cuerpo de su hermano y se lanza sobre este. Le balbucea un par de cosas inteligibles frotándose contra su costado mientras el chico trata de limpiar al otro con la tela de uno de los juban tirados en la habitación.

―Yuri aún está muy inquieto.

Menciona Tsubaki que estaba en igual estado.

―Ustedes dos son bastantes problemáticos… más que un adulto…

Bromea. Es tan obvio que Tsubaki se ruboriza de vergüenza.

―Está bien ―Nadeshiko acaricia el cabello de Yuri ―creo que he estado descuidando muchas más cosas de las pienso. Voy a mostrarte como mi hermanito algo que se siente muy bien también. No quiero que nadie diga que le tengo más preferencia a uno que al otro.

Entre besos tiernos el castaño logra arrodillar a Yuri aun lado del futon. Recorre con sus labios el cuello, los hombros, el pecho en donde se entretuvo levente chupando los pezoncitos duros. Baja por el vientre hasta el pubis.

―No te muevas mucho… se sentirá muy bien. Voy a besar esa dulce cosita que tienes que te ha proporcionado tanto deleite. Trata de mantenerte lo más quieto posible…

Susurra el chico con mirada resplandeciente. Se da el tiempo de olerlo un segundo. Aun huele a niño pequeño, inocente a leche.  Abre su boca y de un solo bocado engulle el pequeño pene frente a él.

Tsubaki se queda asombrado. Al principio se preocupa. Yuri había gemido muy fuerte en cuanto sintió la boca del mayor. Sin embrago al ver como el castaño abría la boca y lamia con todo su lengua el pene de Yuri. Le intrigo demasiado.

― ¡Rico! ¡Rico! Mas… mas… ahhh…

Yuri gime moviendo sus manitas ansiosas. Obedeciendo lo mejor que podía la orden que le habían dado de quedarse quieto. Tsubaki de repente se vuelve a sus espaldas. Entrelaza una mano con la suya mientras lo besa y su mano libre frota uno de sus rosados botones. Todo sus estomago está ardiendo. Sentía su pequeño pene derretirse en la caliente boca de su hermano. Su lengua jugando y como cosquilleaba por dentro de la piel en la punta de su pene. Espasmos en el resto de su cuerpo que era acariciado de arriba hacia abajo por la mano de su amigo. Todas esas cosas nuevas que le muestran son sublimes y lo hace sentirse conectado con las dos personas que más quiere. Su excitación sube rápido hasta que siente la onda de placer invadirlo por completo. Después de un par de gemidos ahogados y unos pocos espasmos termino deliciosamente cayendo rendido en los brazos de Tsubaki.

Con ayuda de Nadeshiko acostó al pequeño en el futon que seguía balbuceando. Sus acompañantes le dieron un beso cada uno. Tsubaki en la mejilla. Nadeshiko en la frene.

― ¿De verdad se siente tan bien cuando te chupan allí abajo?

Pregunta el niño de pelo negro aun asombrado por las cosas que el mayor se estaba tomando la molestia de enseñarle a ambos.

―Si. Es un poco parecido a cuando lo haces dentro de una persona…está caliente… asegúrense de tener cuidado con los dientes si se les ocurre hacerlo a ambos. No se vallan a lastimar.

―Si.

Contesta Yuri que seguía muy despierto pero su cuerpo ya no tenía más fuerzas para sostenerse. Nadeshiko al ver esto y observar a Tsubaki aun excitado se recostó de lado en el futon a un costado de Yuri que lo abrazaba cariñosamente.

―Tsubaki ven aquí. Abrázame por la espalda ―le índico Nadeshiko llevando su mano detrás de él, abriéndose las nalgas solo un poco mostrándole lo que quería.  

Sin decirle nada Tsubaki  traga saliva. Todo debajo de su cintura se afloja, tiembla. Va de inmediato acomodándose a las espaldas del chico. Su cara termina justo en medio de la espalada del otro. Trata de empujarse de nuevo hacia dentro.

―No alcanzo.

Dijo el niño avergonzado deslizándose una y otra vez entre los glúteos del otro sin poder entrar. Aunque los deslices también le daban cosquillas agradables.

―Tranquilo. ¿Te gusto tanto? Estas muy emocionado. Hazlo con calma hasta que estés adentro. Déjame que te ayude.

Nadeshiko se muestra paciente. Con su mano encamina de nuevo la varita del otro en su entrada. Siendo él quien en esta ocasión retrocedía su cuerpo para ensartarse en esa cosita pequeña pero lo suficientemente dura para su satisfacción.

Los tres hacen ruido, jadean, gimen y balbucean. Entrelazan sus cuerpos, agitándose y compartiendo.

Yuri fue el primero en terminar retorciéndose, acomodándose en el pecho de su hermano mayor. El goce que sintió es algo que nunca lo cansara y que desea repetir tanto como pueda de ahora en adelante con su hermano y su amigo. Tsubaki le siguió en delirio tras un tremendo estremecimiento que lo hizo hundirse tanto como pudo dentro de Nadeshiko. El placer fue tanto que saco su lengua de la boca y clavo sus uñas en las caderas del mayor. El castaño por su parte se sonrió satisfecho como jamás había tenido la dicha de sentirse. Esta tan tranquillo, desahogado, ligero. No recuerda cuando fue la última vez que se sintió tan completo. Besa la frente de Yuri una vez más y huele su aroma suave.

―Creo que tu amiguito ya termino ―menciona―. Ambos lo hicieron muy bien.

El albino que lo mira curioso con una sonrisita.

―Eso se sintió muy bien… ―Tsubaki apenas puede hablar con la voz ronca por todo los ruidos que hiso durante la faena. Sale despacio del cuerpo de Nadeshiko notando un hilo transparente conectar la punta rosa de su pene con el rosado agujero del mayor―. No me salió nada.

―Eso es porque aún son unos niños. Ya crecerán ambos.

―Es enserio… es que al final se sintió como cuando quieres ir baño… pensé… ―habla en voz alta ingenuo hasta percatarse de lo bochornosos que era.

Nadeshiko se gira lentamente atrayendo a Tsubaki a su pecho quien apenado parece no querer mirarlo:

―Está bien. Así se supone que debe de sentirse. Te gusto mucho ¿verdad? Mucho más que solo masturbarse y frotarse ¿no? Está bien. Si es algo que les gusta está bien. Es mucho mejor que solo sentir dolor y lastimarse.

―Nadeshiko Nii-san…

Tsubaki solo abrazo al castaño entendiendo a lo que se refería. 

Descansaron unos segundos. Antes de quedarse dormidos. Nadeshiko cubrió a los tres con la manta de su futon. Abraza a Yuri a su izquierda que ya está cerrando los ojos adormilado. A su derecha, Tsubaki se abraza a su cintura, aun mirándolo jugando con los mechones de su cabello negro.

―Duérmete. Esta noche no pienses en nada.

Aconseja Nadeshiko cerrando sus ojos quedándose dormido al poco tiempo.

Tsubaki por su parte se queda despierto unos minutos. La luz de la lámpara de aceite detrás de ellos está por apagarse. Con las sombras titilando en la habitación, el pequeño se queda pensando en el ofrecimiento que le hizo Kiku antes de escaparse de su habitación. Después de todos esos relatos que escucho el día de hoy. Tsubaki se da cuenta que su objetivo no era llegar a ser Hana, ni mucho menos Ikebana. Tampoco es que haya pensado en pagar su deuda y ser libre. El objetivo que tiene en este momento es algo que viene de querer cambiar las cosas que a observado desde pequeño. Lo que él quiere es proteger a las personas que le importan. Él quiere proteger a Yuri. Darle la tranquilidad a Nadeshiko Nii-san que el estará allí para él.  

Si logra tener un buen rango será más fácil lograra eso. Kiku le ofreció la manera de hacerlo. Pero le da miedo. Las formas en que su hermano mayor tiende a hacer las cosas le da miedo. No quiere ser tratado como un pedazo de basura, ni conocer a los excéntricos hombres del grupo de Sakamoto-sama. Pero sabe que no tiene ningún talento útil. También que no es tan bonito como Yuri o Nadeshiko  o tener una clase de atractivo o ser tan extrovertido como Himawari. Quizás no logre llegar muy lejos en la escala de rangos sin no acepta la propuesta de su hermano, pero…

Mira la tierna cara de Yuri durmiendo inocente, sin entender todo la oscuridad que está a su alrededor. ¿Cuándo comiencen a trabajar será capaz de soportarlo? Ni el mismo se cree capaz de soportar tales cosas. Después mira a Nadeshiko. Recuerda todo el relato del chico y no pude más que lamentarse, había reflexionado mucho sobre él porque el mayor se comportaba de la manera en la que lo hace y lo difícil que debe de ser abrirse con alguien más…

La luz de la lámpara se extingue dejándolo en la oscuridad. Oscuridad, oscuridad. Puede que todo es más oscuro de lo que él sabe. Aun así quiere proteger la luz que le da un motivo para hacer algo en su vida.

A la mañana siguiente Tsubaki se despertó antes. Se levantó despacio sin despertar a Nadeshiko o a Yuri. El cuarto esta oscuro apenas se nota algo de luz por la cortina de bambú que había colocado el mayor en la ventana para proteger a Yuri. Toma su juban del suelo, se acomoda la ropa interior, se viste y sale despacio de la habitación tratando de hacer el menor ruido posible.

Sonrió mirando a los dos chicos con los que había pasado la noche.

Al caminar por el pasillo se pregunta qué horas serán. Si ya comenzaron los aseos de la mañana o si aún es demasiado temprano. No tiene nada de sueño y eso es extraño. Casi siempre esta bostezando sin control apenas y se levanta.

Al llegar a la habitación de Kiku se queda de pie frente a ella un momento. Ya había tomado una decisión por la cual no se iba a echar para atrás. Toma una bocanada de aire, apretando sus puños. Entro por la puerta de la habitación secundaria.

― ¿Decidiste regresar? ―de inmediato escucha la voz de Kiku venir desde el otro lado del shoji que dividía las habitaciones. Escucha la puerta deslizarse y mira a su hermano mayor solo portando el fondo del kimono, con todo su cabello negro suelto, cayéndole en la espalda, acompañado de su imperturbable sonrisa―. ¿Pasaste una agradable noche en la habitación de Nadeshiko?

Tsubaki se muestra desconfiado.

Kiku cierra la puerta detrás de él.

―No voy a preguntarte que fue lo que paso anoche entre ustedes. Eso quedara para ti. Sin embargo si regresaste es que tomaste una decisión a mi propuesta.

Tsubaki reunió todo su coraje, tomo aire y comenzó a hablar:

―No quiero que sigas fingiendo conmigo. No cuando estemos solos. Entiendo que tú también tratas de guardar tu apariencia. Pero no aceptare ninguna enseñanza tuya si me mientes.

― ¿Estás seguro? Puede que las cosas que te diga no te gusten absolutamente nada ―Kiku ladea su cabeza a un lado.

―No podre creer en nada de lo que me dices que haga si no entiendo la razón. Yo quiero subir de rango rápidamente. Hacerme de status para poder proteger lo que quiero. Entonces quiero saberlo todo. Entender todo. Incluso lo que los demás no quieren aceptar.

―Ya veo ―el chico inclina su cabeza hacia el lado opuesto. Enseguida cubre su sonrisa con la manga del juban blanco―. Esa es la conclusión a la que llegaste. Eres interesante. ¿Esto es a lo que llaman ser un mártir? Está bien. Lo acepto. Será interesante para mí también. En ese caso seguiremos nuestra actuación de ser buenos hermanos.

Tsubaki quiere dejar de temblar, esas palabras son tan escalofriantes. Sabe que ahora ya no hay marcha atrás.

 

Continuara...


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