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Raikorisu no hata (El campo de las Lycoris) por shanakamiya

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Capitulo XXVIII

 

Cuando Kiku le dijo que le daría una recompensa. Tsubaki no imagino que sería permiso de pasar la noche con Yuri en su habitación.

No es que el niño de kimono azul no entienda los planes de su hermano mayor. Aquel de apegarlo más a Yuri, para alejarlo lo suficiente de Nadeshiko. Al principio, no sabe cómo sentirse con eso. ¿Ofendido? Por colocar su relación con Yuri como si fuera un juego a su conveniencia. ¿Preocupado? De que si no salen las cosas como su hermano quiere termine haciéndole daño a Yuri ¿Qué hay si se da cuenta que él y Nadeshiko se llevan mejor de lo que aparentan? Eso lo asusta.

Por otra parte. Sería un mentiroso aún más grande de lo que se está volviendo ya. Si negara que tiene muchos deseos de volver a ver al albino. No han podido pasar nada de tiempo juntos, desde que pasaron aquella noche con Nadeshiko. Quiere ver si las cosas han cambiado con él. Con la única persona a la que no quiere mentirle.

Tsubaki pareció acepto el regalo de su hermano sin titubear.

Cuando llego la hora acordada. Se reunieron junto a todos los demás Hana y sus hermanitos, en la entrada al pasillo principal, cerca de la puerta Torii color rojo. Tsubaki nota enseguida a Himawari, este luce muy molesto, cruzando los brazos e inflando las mejillas. Estaba al lado de la sirvienta que había ido con el ikebana. Lo estaba regañado por recargarse vulgarmente en la columna del Torii mientras esperaban.

En el momento en que la sirvienta miro a Kiku les indica a los mayores:

―Okaa-san y Suisen-Ikebana, se encuentran en la entrada principal del templo junto a unos clientes que desean conocerlos. Mande a traer los Kago, en cuanto los niños suban a ellos, los dejare esperar junto a la guardia contratada por Okaa-san. Regresare y los llevare con ella y después me retirare con los niños a la casa.

Los mayores asintieron. Dieron indicaciones de que Suika y Ran compartirían el palanquín. Así mismo lo harían Yuri y Tsubaki. Al principio, Nadeshiko pareció querer objetar esta decisión, pero la mirada de Kiku fue suficiente para fingir ignorancia y no decir nada.

En cuanto los mayores dieron sus indicaciones. No fue extraño para nadie que Himawari comenzara a quejarse. Intentando convencer a la sirvienta de que les diera una oportunidad de él y a los menores de ir a pasear solos al festival mientras ella llevaba a los Hana con Okaa-san, en lugar de esperar solos en los Kago. Claro que sus protestas no dieron resultado. La sirvienta tenía órdenes muy específicas de lo que debería de hacer.  Se dio el permiso de disciplinar al niño frente a los demás por mostrarse caprichoso. Pegándole una bofetada lo suficientemente fuerte para dejarle la mejilla roja.

Himawari ya no dijo nada más. Se tragó su coraje, se quedó callo con la mirada agachada, apretando los puños esperando con los demás. Tsubaki lo había mirado con lastima mientras Yuri se escondió detrás de Nadeshiko. Mientras Ran y Suika fingieron que no habían visto nada, al igual que los mayores.

Llegaron los Kago. Como lo habían ya planeado, los niños los tomaron en silencio. Esperaron y después de unos minutos partieron de regreso a la casa.

De camino, Tsubaki no sabe si iniciar una conversación. Después de ver como la sirvienta golpeo a Himawari el ambiente se había vuelto aún más incómodo para él. Entre la conversación que tuvo con su hermano y esto último. Su ánimo había decaído bastante. Aunque Tsubaki y Yuri estaban acostumbrados a pasar mucho tiempo en silencio al estar juntos, por la incapacidad del albino de hablar. Esta vez era diferente.  El espacio pequeño con los Kumade de sus hermanos entre ellos formando una barrera. No los ayuda mucho.

Yuri por su lado tenía tantas cosas que quería contarle a Tsubaki. Sobre lo que había aprendido, sobre el baile que iba hacer durante la presentación. Sobre el hombre que le regalo la kanzashi mientras sonreía alabando su apariencia. Pero puede sentir la presión venir de Tsubaki. Sabe que algo es diferente en él, pero no puede precisar que es. Decide dar el primer paso entre ambos porque intuye que si se queda callado, no podrá hablar con él de nuevo en mucho tiempo.

―Baki…

Susurra el albino llamando la atención de inmediato. Tsubaki voltea a mirarlo. El menor señala la ventana a su lado.

Tsubaki regreso la sonrisa apacible. Trata de apartar los Kumade echándolos detrás de él con cuidado para acomodarse a un lado de Yuri y poder subir la cortina de bambú. El albino se asoma ligero por la ventana y señala. El de kimono azul le siguió el juego y también se asomó ligero. Fuerza una sonrisa. No lograba distinguir nada en la oscuridad del campo.

―Arriba.

Le dijo Yuri.

Tsubaki alza su mirada y puede ver cientos de estrellas en el cielo.  Brillando deslumbrantes sin la compañía de la luna. Igual a un rio infinito blanco y azul.

―La noche que deje la caravana… cuando abrieron la puerta de mi celda… también se veían así.

Tsubaki se queda impresionado por un breve instante antes de formar lentamente una sonrisa amplia:

―Ya puedes hablar bien.

Se lanza animoso a abrazar al albino. Provocando que el Kago se mueva balanceándose a todos lados. Los encargados de cárgalos se quejan de inmediato logrando estabilizar el palanquín. A pesar de eso, a los niños no les importa riéndose indiscretos. Tsubaki trata de que ambos bajen la voz, haciéndole señas al menor para dejar de reírse pero parecía imposible. Como si hubieran hecho una travesura.

― ¿No me escucho mal? Aun no lo hago muy bien… ¿te gusta?  ¿Es raro?

―No. Nada raro. Te oyes muy bien. Estoy seguro que logaras hacerlo perfecto sin pausarte en poco tiempo ― pega su frente a la del albino― ¡Me encanta!

Yuri se ruboriza levemente e inmediatamente le da un beso suave en los labios a Tsubaki. Uno corto e inocente. Al separarse el mayor le susurra al albino al oído.

―Si. Si.

Contesta Yuri tratando de contener su traviesa sonrisa.

Regresaron al Yukaku en menos tiempo de lo que tardaron en ir al templo.

Los guardias los recibieron con las enormes puertas del distrito cerraras. Los inspeccionaron uno por uno, verificando que tuvieran sus permisos consigo. También se les reviso la mercancía de sus hermanos mayores y que no metieran nada ilegal con ellos, como son las armas.

Una vez revisados, abrieron las puertas y entraron al barrio. En las calles ya no había gente. Las casas en su mayoría estaban a oscuras mientras que unas pocas se encontraban con las luces bajas. Con los clientes descansando y las prostitutas tomando un respiro bien merecido después de una jornada tan larga de trabajo. El ambiente había cambiado a uno de tranquilidad contrastando con el que había antes de haberse marchado al festival.

Los encargados de los Kago los dejaron a la puerta del Raikorisu no hata, que al igual que las casas aledañas, ya tenían las luces apagadas y las puertas cerradas.

Los niños bajaron de uno en uno en silencio. Esperando con todas sus cosas en la puerta hasta que la sirvienta que iba con ellos termino de hablar y pagarles a los encargados de los Kago. 

Tsubaki miraba  a los demás niños mientras la sirvienta toca la puerta.

Por una parte Ran cargaba las cajas con las cosa de Deiji apiladas unas sobre otra.

―No vayas a cargar nada. Yo subiré ambos Kumade. No te preocupes.

Escucha que le dice a Suikazura, pero este, solo agacha su mirada mientras arruga con sus mano derecha la manga izquierda de su kimono. Parecía muy nervioso, tanto que solo quería correr a encerrarse en la habitación de Hinageshi.

Por otra parte, Himawari se notaba molesto, cargando el Kumade de Okaa-san mientras hacía muecas. Muy probablemente porque aún continuaba doliéndole la mejilla. También parece que hace todo para no mirarlo, seguramente porque se está tomando de la mano con Yuri. Molestándose con él por eso.

Tsubaki por su parte, había dejado los Kumade de él y de Yuri en el suelo, mientras el pequeño le tomaba de la mano, mirándolo con entusiasmó, por la proposición que le había hecho dentro del palanquín. Tsubaki se sintió nervioso y ansioso de solo ver los ojos rubís mirarlo así.

Abren la puerta por dentro y comienzan a entrar a la casa uno por uno con sus cosas.

Tsubaki fue con Yuri a la habitación de Nadeshiko. Sin embargo, no lo ayudo a carga sus cosas. El albino parecía muy contento de poder llevarlas el mismo.

―Llevare el Kumade de Kiku Nii-san a su habitación y regresare. Espérame como acordamos.

―Si. Si.

Le responde el albino acomodando las ramas de pino del Kumade de su hermano. Le gusta mucho las piezas de shōgui que tiene y el verdor de las ramas.

Tsubaki por su lado cierra la puerta de la habitación secundaria de Nadeshiko, carga su Kumade que había dejado aun lado de la puerta y se dirigió a la habitación de Kiku al otro extremo del pasillo. En el camino vio a Ran frente a la habitación de Deiji.

―Suika, ábreme ―escucha que le habla.

― ¿Todo está bien? ―pregunta Tsubaki―. Si la sirvienta que hace guardia de noche te ve fuera de la habitación de tu hermano, te castigaran de nuevo.

―A ti nadie te pregunto ―Ran le contesta molesto. Aunque más que la pregunta de Tsubaki. Está enojado consigo mismo. Dejo solo a Suika unos minutos en lo que dejaba todas las compras de Deiji en su habitación. Si no lo hubiera hecho, Suika no hubiera aprovechado el momento para encerrarse en el cuarto de Hinageshi. Contesta frunciendo el ceño―. Este no es problema tuyo. Metete en tus asuntos.

Ran deja de intentarlo. Harto de todo y para no iniciar una pelea con el niño de kimono azul. Se da la vuelta y se va a la habitación Hinageshi.

Tsubaki suspira continuando su camino. Se le hace imposible tratar con alguno de esos dos.

Dejo el Kumade en la habitación de Kiku. Sin cerrar la puerta de la habitación secundaria de este. Esperando ver pasar a la guardia de noche. De repente escucha un pequeño alboroto venir de abajo. Es la sirvienta que está reprendiendo a Himawari. Puede escucharlo todo: “No debes de actuar como un niño” “Sabes lo importante que es tu lugar” “Okaa-san estaría tan avergonzada de ti, si te viera actuar de esa forma” “¿Eres tonto?” “¿No extiendes tu lugar?” “No eres como los demás, Inútil” “Deberías de ser mejor”

Pero en ningún momento escucha la voz de Himawari objetar o quejarse de algo. Había visto a Himawari enfrentarse a otros, pero no era capaz de reclamarles a las sirvientas de su madre.

Tsubaki también sabe que aunque los demás chicos de la casa estén escuchando los gritos. Nadie hará nada, nadie iría a defender a Himawari. Pero si, que seguramente mañana se burlaran de él. O le dirán las indirectas de siempre. Sobre lo favorecido que es y que se merece los regaños por ser tan tonto y tomarse a todo a la ligera. Aunque Tsubaki sabe, que en realidad Himawari no se toma las cosas tan a la ligera. Que le ha costado mucho las supuestas ventajas que tiene por ser hijo de quien es.

Tsubaki espera dejar de escuchar los gritos. Espera en el marco de la puerta de la habitación. Cuando por fin, ve pasar a Himawari.

― ¡Hey! Himawari…

Le llama en voz leve mientras cierra la puerta de tras de él. Tomando al otro niño de la parte de atrás de su obi.

― ¿Qué pasa? ―le contesta el niño de kimono verde sosteniendo el Kumade entre sus brazos. Parece no querer mirar al de kimono azul, temblando, resistiendo. Al final, finge una sonrisa. Le dice a Tsubaki―. ¡Ah! Es cierto, al final ya no pudimos caminar los tres solos en el festival.

―Si… bueno… eso…

―Qué suerte tienes. Te toco ir con la yuki-onna en el Kago…

―Himawari…

―Supongo que él ya se fue a dormir…

―Himawari…

―Tengo que ir a dejar esto al cuarto de Okaa-san. Nos vemos mañana, para seguir los estudios…

― ¡Himawari! ¡Ven conmigo!

Tsubaki Interrumpe al mayor. Comienza a empujarlo a la habitación principal de Nadeshiko.

― ¿Qué ocurre contigo? Esta es la habitación de Nadeshiko Nii-san.

Reclama el de coleta de samurái.

Tsubaki continúa empujando sin dar respuestas. El menor abre la puerta, jalándolo a Himawari dentro de ella, cerrándola detrás de ellos. El mayor se siente desconcertado, va a reclamarle a Tsubaki, cuanto este último se adelanta a decirle.

―Lo que prometimos… bueno…

Himawari se queda con la palabra en la boca. Cuando se da la vuelta, ve a Yuri vestido con su juban blanco esperando sentado en el futon. Escucha a Tsubaki seguir hablando.

―Los mayores no están… ni Okaa-san… así que es buen momento ¿verdad?

Himawari suelta el Kumade sin creer lo que el otro le dice.

― ¡No lo tires! ¡Espera!

El de kimono azul alcanza a agarrar el Kumade casi al llegar al piso. Himawari por su parte olvida todo, olvida la ira y la vergüenza, sus ojos brillan y su sonrisa se amplía tanto que sus mejillas duelen. Sin esperar nada más, se desata el obi del kimono quedando lo con el fundoshi blanco, ya que rara vez usaba juban debajo del kimono. Se sube al futon al lado de la Yuri.

― ¡Estoy listo! Cuando quieran.

Dice poniendo derechito y muy serio de repente.

―Eso fue rápido…

Tsubaki murmura en voz alta sorprendido asomando una sonrisita nerviosa. Apenas había terminado de poner el Kumade en el suelo cuando el mayor ya se había quitado la ropa.

No obstante, es el albino, el que no sabe que está pasando. Cuando Tsubaki le menciono que dormirían juntos, no le menciono que Himawari les haría compañía. Tampoco es que le desagrade Himawari. Aún no han convivido lo suficiente para que Yuri se dé cuenta que el mayor siente atracción hacia él. Más que nada, por los comentarios que Tsubaki le hace a Himawari, las pocas veces que han estado los tres juntos, respecto a que no debería molestarlo. Ahora que conoce un poco más del mundo ha entendido porque la actitud previa de Tsubaki. Por ello, no entiende porque quiere incluir a Himawari en sus juegos. Comienza a sentirse incomodo, pero no dice nada al respecto.

Por su parte Tsubaki comienza a ponerse nervioso, pensando que a lo mejor se precipitó al invitar a Himawari, sin decirle nada a Yuri. Pero es que Himawari le había dado tanta lastima esa noche. Que pensó que sería bueno animarlo, y esto es algo que el mayor le había estado insistiendo mucho en realizar. Ahora que ha convivido con Himawari, Tsubaki puede entenderlo un poco mejor. No es que Himawari sea un niño pervertido y tonto como lo imagino al principio. Si no, que esa es la única forma que Himawari conoce para interactuar con la gente. La única forma en la que formo algo parecido a lazos de amistad con las personas a su alrededor, dentro del barrio mientras crecía como el hijo de una Okaa-san dueña de casa. Tsubaki se da cuenta, que a Himawari le atrae mucho Yuri. Quizás de una forma que el mismo Himawari no se percata, que es diferente a lo que hay entre ellos. Cuando lo piensa, se pone un poco celoso y por lo mismo término concluyendo. Que esta era la forma correcta de hacer las cosas, que sería mejor sentirse bien los tres juntos, para que nadie se quede solo.   

Tsubaki se desata el obi amarrillo de su kimono azul. Dejándolo en el suelo. Subiendo al futon. Inmediatamente Yuri fue a su lado y se agarró de su brazo. Tsubaki le dijo tranquilamente al albino mientras acariciaba su cabello:

―Himawari también es nuestro amigo. Así que no pasara nada malo. Nos sentiremos bien los tres juntos. Solo besos y caricias nada más. Tal vez… un poquito más, pero ―se dirigió a Himawari―. No vayas a sobrepasarte ¿de acuerdo?

―Por puesto. Lo que ustedes quieran. Vamos a pasarla muy agradable los tres juntos.

Himawari contesta sonriendo. Tratando de hacer que Yuri deje de mirarlo con tanta desconfianza. El albino, suelta un instante a Tsubaki para poder abrazarlo por el pecho. Escondiendo su rostro mientras niega con la cabeza. Ladea su rostro mirando a Himawari. Hay algo que no termina de convencerlo, pero aun no es capaz de identificar bien que es.

Himawari solo atina a colocar su mano detrás de la cabeza. Sonríe tratando de no sonar ansioso o un poco decepcionado:

―Creo que deberían empezar ustedes dos primero…

Tsubaki ruborizo pero no dijo nada.

Yuri sin embargo, pareció tomarle la palabra. Sin esperar un segundo más, tomo el rostro de Tsubaki con ambas manos, besándolo en los labios. El menor se muestra audaz tratando de decirle algo a Himawari que no sabe expresar con palabras. Profundiza el beso, acariciando con su pequeña lengua cálida y suave el interior de la boca de Tsubaki que cedió con toda facilidad.

Se separan. Con Yuri chupando ligeramente la punta de la lengua del otro al final. Mira a Himawari de nuevo esperando una reacción que no sabe nombrar. Pero en su lugar, ve al de coleta de samurái con la boca muy abierta, sorprendido.

― ¿U-ustedes siempre hacen eso? ¿Siempre se besan en la boca?

―Si. Si.

Le contesta Yuri afianzándose a Tsubaki, recargándose en su pecho.

― ¿He? ¿Por qué te sorprendes? ―Tsubaki le pregunta desconcertado― ¿tú no haces lo mismo con Sakamichi-sensei?

― ¡¿Qué?! ¡No! ¡No! ―Himawari niega con la cabeza alborotado, agitando sus manos nervioso―. Él solo me besa en el cuerpo, en las mejillas o en la frente. Pero nunca en la boca. Eso es raro.

― ¿En serio? Ahora que lo dices, Nadeshiko Nii-san le dijo a Yuri que solo podía besarnos en la boca a él y a mí… Yo puedo besarte si quieres.

― ¡¿Qué?! No. No. así estoy bien… Ahhh… ―Himawari suelta un ligero quejido. Sus mejillas ruborizan, pasando saliva pregunta abochornado―. Pero me gustaría verlos hacerlo de nuevo.

― ¿Quieres enseñarle de nuevo, Yuri?

 Pregunta Tsubaki un poco ingenuo.

Yuri mira a su compañero. Eso no le molesta, al contario se siente aventajado. Asienta con la cabeza. Cierra los ojos y espera que Tsubaki reclame el beso.

Tsubaki cambia la posición. Hace que ambos se arrodillen en el futon de frente. Esto para que Himawari pueda ver. Entrelaza sus manos a las Yuri cerca de su pecho, e inclinándose inicia otro beso lento y tierno.

Yuri que mira de soslayo al niño de coleta de samurái. Esperando algo, algo que no sabe nombrar. Algo que lo haga sentir de la misma manera en la que él se siente, cuanto mira a ambos llevarse muy bien, hablar mucho y entenderse como no pueden con él. Como Komachi se sintió al ver a Kotaro rodeado de mucha gente nueva olvidándose de ella. Rompe el beso lentamente sorprendido.

Himawari está muy lejos de sentirse molesto  o incluso apartado. Era la primera vez que se sentía con tanto calor en el cuerpo, por ver un tipo de contacto diferente al usual. Íntimamente de una manera distinta a la que él había conocido. Como las fantasías románticas que había leído en los libros de cama. Caliente, suave.

―Sorprendente… ah…

Murmura Himawari moviéndose inquieto. Con un hormigueo en la nuca y en los brazos. Atento, mirando.

Tsubaki intuye que a Himawari le está pasando lo mismo que a él, cuando vio a Nadeshiko en el sentō. Aprovecha el distraimiento del albino, desatándole el juban. Que se desliza por su espalda revelando su cuerpo delicado. Escucha un ruidito venir de Himawari. Ese ruido le gusta y deja escapar una risita traviesa. Cubrió a Yuri de besos, mientras el pequeño albino se tendía sobre el lecho. Él se quitaba el juban, dejándose solo el fundoshi, pegándose al cuerpo hermoso y blanco. Repartiendo calurosos besos por todo su rostro, cuello y hombros de manera sin igual.

El olor familiar de aquella noche, los quejidos leves de Yuri entre murmullos sin sentidos; las miradas apasionadas de Himawari que parecían tener una inocencia que no sabía  que poseía. Todo ello es capaz de inflamar sus deseos, enardeciéndole el pecho.

El albino con los ojos cerrados, poco a poco abrió las piernas  y movió las caderas acomodándose. Se mueve de manera suave, serpenteando, suspiroso llenándose de emoción. Escabullo su mano derecha, localizando el miembro prisionero y despierto de su compañero, cosquilleando con la punta de sus dedos. Provocando gemidos ahogados y sonrojos.

Enredados en esa posición. Tsubaki se da cuenta que habían excitado a Himawari hasta lo máximo, tal como se lo había propuesto. Lo mira frotándose impaciente el miembro duro sobre la tela ajustada del fundoshi sin apartar la mirada de ambos. De repente mira a Himawari muy tentador,  invitándolo a unirse de manera silencioso.

 Himawari se acerca gateando. Deteniéndose al estar al lado de Yuri, dudando en tocarlo al verlo tan satisfecho debajo de Tsubaki. Sin embargo este último, sonríe licencioso, se acuesta a un costado del albino, sin dejar de acariciar su cuerpo.

― ¿Sabes? a Yuri le gusta mucho cuando le das un beso aquí.

Tsubaki le comenta indiscreto antes de chupar un pezón rosa del albino.

Yuri gime alto, se retuerce. Sus preciosos ojos rojos se clavan en Himawari. Esta tan excitado que dibuja una sonrisa correspondiente. Tsubaki continúo succionando, chasqueando húmedo, moviendo la lengua a todos lados como si saboreara.

―Y-yo también quiero…

Himawari ya no lo soportó más. Se acuesta al lado de Yuri, imitando al niño de pelo negro. Disfrutando del pequeño dulce en su pecho. Jamás pensó que se sentiría tan emocionado. Solo Sakamichi-sensei había conseguido despertarle esa pasión que le enciende cada célula del cuerpo. Es buen momento para aplicar todas las cosas que el doctor le había enseñado en privado.

― ¿Has intentado lamerlo aquí?

Toma la mano de Yuri con la suya y la lleva arribas, levantando por completo su brazo. E inmediato, lame la curva de la axila. Yuri se ríe, moviéndose divertido por las cosquillas iniciales. Pero entre más se conduce al centro esa risas se vuelven quejidos leves. Al ver esa respuesta, Tsubaki rápidamente hace lo mismo del otro lado.

Himawari se ríe:

―Por aquí también es un buen lugar.

Baja con su lengua por la curva hasta llegar al lado de las costillas. Besa en la cintura y hace una pequeña succión. La piel de Yuri es tan suave como seda, huele aceite de castañas y sabe dulce como sirope. Quiere comérselo una y otra vez.

―Y en las partes gorditas puedes hacer como si lo mordieras. Pero solo con los dientes de arriba. No debes de apretar los de abajo. Así.

Mordisquea las caderas de Yuri que se retorció con gusto, balbuceando.

Tsubaki sabe que cuando Yuri balbucea, es porque le gusta mucho lo que le están haciendo. Ve como aprieta los dedos de los pies y la mano que tiene entrelazada con Himawari que se niega a soltarlo.

― ¿Quieres intentarlo? Mira ―el de coleta de samurái indica mientras suelta a Yuri y lo hace abrir las piernas, levantar las rodillas. Apretando el interior de los muslos―. Este es uno de los lugares que se sienten más rico.

Tsubaki víctima de la excitación, sin la menor duda, observando como la acción parece proporcionar una sensación exquisita. Se convence de la sugerencia. Ejecutándola casi en el acto. Acomodándose de tal manera entre las piernas de Yuri que puede acceder fácilmente con su boca a los lugares deseados.    

Himawari de igual forma ataca por todos lados, chupando y mordiendo todas las zonas que le habían enseñado que se sentían bien. Turnando con Tsubaki. De un lado a otro. De arriba abajo por todo el cuerpo de más pequeño.

Yuri se ofrece con toda facilidad. Sus quejidos se hacen más altos, ante la sensación nueva de tener dos bocas sobre su cuerpo al mismo tiempo jugando con él y de cuatro manos frotándolo, amándolo. Todo al mismo tiempo. Sus ojos rojos destellaban ahogados en un dulzor de éxtasis que lo envuelve. Desapareciendo momentáneamente todo sentimiento de celos. Esta entregado de lleno a las sensaciones, a cada chupetón, a cada lamida. Por fin, alguno de los mayores le suelta una mano. La cual lleva por debajo de su cintura tocando su pequeño pene erguido. Clamando atención.

Tratando de mantener toda la concentración que tiene, con su boca abierta, jadeante. Suplica lo mejor que puede:

―Shakuhachi… shakuhachi… quiero shakuhachi… ahhh…

Ambos niños se detienen. Quieren atender todas las peticiones del albino.

―Tsubaki ¿vas a hacerle shakuhachi a la Yuki-onna?

Himawari pregunta agitado. Acariciando el costado del cuerpo de Yuri, dibujando círculos en las finas costillas; mientras observa al otro muy cerca del pubis, frotando su rostro en las caderas del albino.

―No sé qué es eso ―contesta Tsubaki con una sonrisa traviesa, provocando en Himawari un estremecimiento en el pecho. Toma su mano, conduciéndola a la erección del albino ―. Pero tú sí. Hazlo despacito.

El mayor coloca a Yuri de lado, con cada uno a los lados. Tsubaki abrazando del pecho al albino, robándole besos calurosos, mientras la cabeza de Himawari se encontraba por debajo de las caderas ansioso de iniciar el juego.

―Tenía razón. El pene de la yuki-onna es muy chiquito. Sera muy fácil meterlo todo en mi boca.

Con esas últimas palabras dirigió sus labios a su objetivo, lamiendo suavemente una y otra vez apenas con la punta de su lengua. Agasajándose todo lo que había deseado. Lengüeteando como golosina incapaz de rechazar, tomando, al final con toda la boca con simpleza y comodidad desde el tronco hasta los redondos tesoros. Chupando hasta quedarse sin aliento. Entre sus ajetreados movimientos, escucha a Tsubaki  murmúrale a Yuri.

― ¿Así se le dice? De verdad te gusta mucho eso. A Himawari también le gusta hacerte sentir bien.

Himawari permaneciendo en descanso unos instantes para recobrar la respiración. Se pregunta si Tsubaki siempre fue así de atrevido. O estar dentro de la casa lo había cambiado como muchos de sus demás hermanos aseguraban les había ocurrido. No, él puede reconocer ese talento especial que pocos tiene. Ese mismo que fue capaz de intuir, cuando lo vio casi desfallecer a Okaa-san. Tsubaki puede ser demasiado amable, sonriente, acercándose a los demás siempre afectuoso, lindante con la ternura. Capaz de embrujar a cualquiera, hasta hacerlo desear. Mostrándose atractivo e incluso tentador cuando los hechos reales aparecían. Himawari siente un poco de envidia que es oculta en el calor del momento.  De repente un movimiento de la pelvis de Yuri contra su cara lo saca de su pensamiento, provocándolo a continuar. Himawari, Pone en evidencia toda la experiencia adquirida con el doctor, que le había cultivado ese temperamento lujurioso que tenía. 

Tsubaki tampoco se resistió más. Comenzando a restregarse contra la cálida espalda del albino, poniendo atención en rosar su erección entre los glúteos níveos. Punteándolo aun con el fundoshi de promedio, tomándolo de la cintura como si imitara una penetración.

―Ahhh… igual a como lo hiciste con Nachiko Nii-san…

Balbucea Yuri. Completamente en el borde. Pero fue en el momento en que Tsubaki saca sus erección por un lado de las telas y lo raza directamente, estocándolo superficialmente. Víctima de todo el calor. Goza hondamente, con los ojos cerrados, a la vez que dejaba escapar un suspiro, extendió a lo máximo sus piernas, presa de un estremecimiento precursor del placer más grande. Siguiendo inmediatamente a un relajamiento caluroso.

Los mayores se separan lentamente de Yuri. Dejándolo acomodarse boca arriba, contento, apaciguado, susurrando cosas inteligibles mientras parece quedarse dormido por el agotamiento.

Himawari sonríe discreto por lo bajo:

―Eso es lindo. Se está quedando dormido. Hicimos mucho.

―Tal vez… ¿nos pasamos un poco?

―Pero si tú pareces aún muy despierto ―comenta Himawari señalando burlón la erección del otro sacudirse―. Si quieres te ayudo con eso ― se sienta, apartando su propio fundoshi que no había tocado y que sin embargo tenía una mancha de humedad en la parte superior, prueba de su calentura ―. Yo estoy igual.

Despacio rodea a Yuri por arriba logrando llegar hasta Tsubaki que también se había acomodado. Quedando de frente a él, sentado casi en su regazo. Sonriendo pícaro, se leen sus intenciones de corroborar sus teorías. La sesión los había dejado en un ardiente estado de insatisfacción, que no lo aria rechazar cualquier ofrecimiento del otro.

―Ya sabía yo, que el mío es más grande que el tuyo.

Comenta gracioso mientras frota su pene frente al de Tsubaki casi rosándolo.

Tsubaki deja escapar algunos suspiros, se sonríe tentador e imita al otro. Rodeando la cadera del moreno con su brazo libre, lo pega lo más que puede a él para rosarse. La frente de Himawari queda apoyada en su hombro. A la vez que lo escucha gemir. La piel de Himawari era más caliente que la de Yuri y su aroma diferente, más fuerte; al igual que su cuerpo. Se notaba que era mayor que él. Su curiosa mano vago por los muslos de Himawari, tocando primero los testículos que se contrajeron con el toque. Ascendiendo sus dedos hasta tocar el tronco pene. De solo tentarlo, Himawari dio un brinco, ocultando aún más su rostro abochornado en el hombro de Tsubaki.

El menor apretando firmemente comenzó a masturbarlo deliciosamente. Nada tímido. A comparación de su compañero que había optado por abrazarlo amorosamente, parecía querer contener sus gemidos. Moviéndose de manera extraña  cada tanto, cuando aumentaba la velocidad de su mano.

―Sera acaso ¿que nunca habías dejado que otro que no fuera Sakamichi-sensei te tocara así?

Pregunta Tsubaki sintiendo algo parecido a la ventaja. Siempre pensó que Himawari tendría más experiencia que él, pero al parecer estaba equivocado.

Himawari agitado respondió vacilante:

―Te pregunto algo… parecido… ahhh… tú hiciste esto con alguien más… con Nadeshiko Nii-san… umhh…

―Hice muchas cosas con Nadeshiko Nii-san… y con Yuri… hace una semana… ―aumento el ritmo de su mano. Intrigado de la respuesta de Himawari―. Pero que sea un secreto…

Himawari siente escalofríos de escuchar la voz queda y sugestiva de Tsubaki cerca de su oído. Su espina siente un gran estremecimiento. Presa de todo ese placer, solo puede mover la cabeza para asegurarle que así seria, a la vez que los abundantes deleites se apoderaron de él, dejando escapar una leve emisión caliente y mojada en la mano de Tsubaki.   

― ¿Se sintió bien?  Estas húmedo…

Se le escapa a Tsubaki quien no dejaba de estremecerse.

Himawari luce tan arrobado por las sensaciones que le costó unos segundos romper el abrazo y separarse despacio de Tsubaki. El cual observo su mano apenas mojada con un líquido transparente.

Himawari se rio indiscreto, apenas sosteniéndose con uno de sus brazos detrás de él. ¡Ah! La sensación de escalofrió aun no lo abandona:

―Je… je…  es que aún no me sale bien. Ya sabes, blanco. Pero cuando me gusta mucho algo pervertido. A veces me sale esa cosa transparente. No entiendo cómo puedes actuar de una forma y sonar como si fueras aun tan inocente… Supongo que sigues siendo un niño. Aun ni te la has pelado.

― ¿Pelado? ¿Qué cosas?

Himawari ser ríe quedamente:

―Justo a eso me refiero. Ahhh ―suspira profundamente manteniendo todo lo que puede esa sensación agradable que le dio el otro. Sentado en el suelo se abre de piernas. Aclara―. Me refiero a esto.

Y como si fuera un gran truco del que está orgulloso. Retrae completamente su prepucio hacia atrás mostrando un glande rosa oscuro, a pesar de que su pene comenzaba a reblandecer.

― ¿Eso no te duele?

Es lo primero que sale de la boca de Tsubaki con sorpresa.

―No, qué más da. Hasta se siente más rico cuando te tocas. Por eso… ―se mostró caprichoso “se sintió tan bien cuando lo hiciste” pensó. Sin embargo cambio sus palabras―…si no te la pelas pronto, te va a doler después cuando lo intentes. Además, debes de lavarte bien allí sabes, así es más fácil... Si quieres yo puedo pelarlo por ti.

―No. Olvídalo. Va a doler ―se niega Tsubaki a pesar de no apartar la mirada de la intimidad de Himawari. Su miembro continua muy duro y se está inquietando.

―Bueno. Si duele un poco al principio. Pero te lo hare como me lo hizo Sakamichi-sensei. Con la boca muy suave. Ya viste, hasta a la yuki-onna le gusto mi shakuhachi. ¿No quieres probar tú también?― Intenta convences el mayor mostrando su lengua abriendo la boca ligeramente.

Tsubaki siente un vuelco. Que espasmo de deseo recorrió su pecho. Todo tembloroso puede a duras penas contenerse y no asir la cabeza de Himawari entre sus muslos. Su sexo palpitaba de solo imaginar la lengua aterciopela. Se levanta levemente y se acerca al rostro de Himawari para susúrrale algo…

Al mismo tiempo que Tsubaki y Himawari tienen su conversación secreta. Yuri se rueda de costado en el futon observando a los otros dos. Aun se siente afiebrado por lo realizado. Ver a los otros aun curioseando sus cuerpos, le llama la atención. Dispuesto a recostarse boca abajo para aprovechar el rose de las cobijas. Pero, mientras los mayores platican ve a Himawari persuadiendo a Tsubaki de algo que no entiende en primer lugar. Tsubaki no parece oponer resistencia alguna, al contrario, parece de nuevo como si solo ellos dos pudieran habla de una forma en la que no puede ser incluido. De repente ve a Tsubaki acercarse demasiado a Himawari, susurrando en el oído algo que parece que él no debe de escuchar…

“Cuando Komachi deslizo la puerta de la habitación lentamente que compartía con Kotaro. Solo pudo corroborar sus supociones con terrible lamentación. Al ver como entre los brazos de su amado ya hacía con otra mujer en el lecho de ambos”

¿Por qué recuerda eso de repente? ¿Porque el calorcito agradable de hace unos minutos se vuelve rojo quemante? Sin pensarlo mucho, se levanta repentinamente, interponiéndose entre los otros dos.

― ¿Que ocurre, Yuri? ¿Todavía no tienes sueño?

Pregunta Tsubaki sorprendido por la acción y desprevenido se acuesta con el albino encima.

―Eso no es justo. Yo también.

Se queja Himawari quien se lanza encima de Tsubaki de igual manera.

― ¡Bájense los dos! ¡Están muy pesados!

Se queja Tsubaki sin aliento.

― ¡Maldición! ―escucha a Himawari decir asustado― Es la guardia de noche. No hagan ruido y no se muevan.

Dice al ver una luz a través del shoji de la puerta, acercercándose por el pasillo. Rápidamente toma la manta debajo de ellos, colocándolo sobre los tres. Escondiéndose. Se quedan callados. Tsubaki y Himawari le cubrieron ambos la boca a Yuri con una mano mientras que con la otra cubrían la boca del otro. Sabían que si la guardia los atrapaba, a los tres los iban a castigar.

Esperaron nerviosos cualquier cosa. Pero solo se oyeron los pasos de la sirvienta ir y venir por todo el largo del pasillo. Y después descender las escaleras. Himawari es quien asoma la cabeza por fuera de la cobija y no ve ninguna luz por el shoji de la puerta. Suspira aliviado y levantándose destapa a los otros dos.

―Estuvo cerca.

Dice aliviado.

―Creo que deberíamos dejarlo hasta aquí por ahora ―recomienda Tsubaki que cualquier intención licenciosa se había borrado con el miedo de haber sido casi descubierto. Por otra parte, ve a Yuri bostezar ―es mejor ir a dormir ahora.

― ¿Hee? Pero…

―Tú mismo dijiste hace un rato que hicimos mucho. Además, ¿qué hora es? Si no dormimos un poco, la práctica de mañana será muy dura. ¿Y si no tardan los mayores en regresar del festival? No querrás que Nadeshiko Nii-san te encuentre en su cuarto ¿verdad?

―Ummhhh 

Himawari se molesta un poco en parte porque sabe que Tsubaki tiene razón.

―Además… ―agrega Tsubaki ligeramente avergonzado para convencer―. Podríamos repetirlo en algún otro momento. Fue divertido. ¿No lo crees, Yuri?

El albino bosteza de nuevo, tallándose sus ojitos asienta con la cabeza.

―Está bien… al final yo no fui él que se quedó con las ganas.

Se cruzó de brazos el de coleta de samurái.

Los mayores tomaron su ropa, se arreglaron y salieron discretos de la habitación de Nadeshiko asegurándose de que nadie más viniera.

―El pasillo sí que esta oscuro en la noche. ¿Puedes ir solo? ¿No quieres que te ayude?

Ofrece Tsubaki al cerrar la puerta detrás de él.

―No. Estaré bien. Vete a dormir. Yo puedo llevarme solo esto ―Himawari se acomoda el Kumade que lleva entre brazos―. Tranquilo. Yo puedo solo… gracias… por cumplir tu promesa… ―se ruboriza un poco― o-oye, por cierto lo que me dijiste al oído… eso…

―Es enserio ―Tsubaki responde serio―. Es algo que solo te puedo pedir a ti.

―No lo digas tan dramático. Da un poco de miedo.

― ¡Ha! Lo siento.

―No tienes que darme nada ―aclara Himawari―. Si tú no puedes hacerlo. Claro que yo cuidare de la Yuki-onna. No deberías de ofrecerte de esa manera. Alguien podría aprovecharse de ti.

―Tú eres mi amigo, así que estaba seguro que no tomarías de más.

―Y dicen que el idiota soy yo ―Himawari hace una mueca inflando las mejillas―vete a dormir. Te hace falta el sueño.

―Si. Lo sé. Buenas noches. Nos vemos en unas horas.

Se despidió Tsubaki y se fue en dirección contraria a la Himawari por el pasillo.

Los días comenzaron a correr rápido.

Los niños vivían prácticamente, encerrados en las habitaciones de sus hermanos mayores. Todos practicando minuciosamente sus actos. Apenas salían para tomar su desayuno. Sus nuevos kimonos ya habían sido entregados y preparados para el gran día. Las invitaciones enviadas y confirmadas por varios de los hombres más importantes de Edo.

Entre los demás chicos de la casa se formaban sus apuestas para ver quién de los nuevos se robaría la noche. Siendo el favorito Suikazura que no guardaba para nada su talento. Lo escuchaban repicar las cuerdas del Koto durante el día. Las notas volaban por todo el pasillo y por fuera de las ventanas, hipnotizando a más de uno con sus melodías. Aunque eso no había quitado la idea de varios de considerarlo un presumido por sus actitudes rectas y prepotentes. Para otros, esto era señal de que estaba destinado a ser uno de los superiores de la casa.

Sin embargo, quien estaba llamando la atención. No era otro más que Yuri. Nadeshiko había mandado a llamar músicos que diariamente se enseraban con ellos en la segunda ala de la casa. Así mismo había contratado a dos Kuroku, para asistir al niño durante el cambio de vestuarios, escenarios y apoyarlo con la utilería de la obra. Nadie tenía permitido entrar al ala, mientras la práctica del albino estaba en curso. Por lo mismo nadie sabía con exactitud lo que presentaría. Pero por todas las molestias que se estaba tomando el mayor. Debe de tratarse de algo espectacular. Sin embargo, muchos otros en la casa, aun dudaban de la calidad que podía presentar. Aun para muchos, Yuri era un ser incomodo e incomprensible.

Finalmente nadie esperaba mucho de los otros tres niños restantes. Ya sea por los celos y envidias que tenían hacia Himawari. Las pocas expectativas que tenían hacia Ran. Siendo talvez Tsubaki el más controversial; lo veían tan ordinario, simple. Pero al mismo tiempo se trataba del hermano menor de Kiku-Hana, del importante Kiku-Hana.

Con todas las expectativas puestas en ellos y la presión de ser mejores de lo que ellos creían de sí mismos.

El día llego.

La presentación seria esta noche.

 

Continuara...


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