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Raikorisu no hata (El campo de las Lycoris) por shanakamiya

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Notas del capitulo:

Hola a todos.

Espero disfruten del capitulo.

Capitulo VI

La primera noche de Tsubaki asistiendo a Kiku fue mas tranquila de lo que el hubiera imaginado después de lo observado en tan poco tiempo. Después del baño fueran a la habitación la cual ya estaba preparada para esa noche, con el futon bien puesto  y un olorcito particular en el aire que era a incienso. Las sirvientas se habían metido en la habitación mientras se bañaban para tener todo listo.

Efectivamente como el mayor le había dicho, le explico y mostro como era que debía ponerse el lubricante  que le había llevado. Se acostó desnudo sobre el futon y después de impregnar sus dedos con un  poco del líquido transparente  prosiguió a introducirlo dentro de él con cuidado.

Tsubaki por su lado se había sentado en frente donde podía observar todo a detalle sin embargo la mayor pate del proceso se la paso rodando los ojos de un lado al otro, completamente ruborizado. Solo fijando su mirada cada vez que el mayor le llamaba la atención,  que se tenia que acostumbrar, que el también lo iba a hacer algún día, y que pusiera atención para no lastimarse después.

―Además si no lo usas te dolerá mucho cuando los clientes metan su pene dentro de ti.

El menor se tenso con la última frase. “¿Meter? ¿Por qué en ese lugar” Pensó.

―No todos lo aran pero como al principio no sabrás que es lo que quieren tus clientes es mejor que te prepares ―Kiku se sienta despacio sobre el futon―. La sensación es un poco incomoda al principio pero es normal. Te acostumbraras con el tiempo. Además, ya lo hablamos. Se que no te gusta ver pero si no pones atención ahora será mas difícil después.

―No quiero que duela ―confesa Tsubaki avergonzado.

―Por eso te estoy diciendo que pongas atención ―le dijo Kiku con toda paciencia soltando un leve suspiro―. Mira, ágamos esto. Si un cliente tiene sexo conmigo esta noche no lo mires a él mírame a mi y solo a mi.

Tsubaki se quedo callado quería objetar a aquello. Sin embargo recuerda la conversación que había tenido con Himawari. Si quería ser un buen hermano y no causarle problemas a la única persona que había sido buena con él tendía que aceptar todo lo que viniera con ello.

 ―Esta bien.

Respondió bajando la mirada. Quizás si solo miraba a su nii-san y no a los adultos no sentiría esa sensación pesada en el estomago y en el pecho. Quizás seria una sensación más agradable como cuando miro a Himawari.

―Que bueno. Ahora ayúdame a terminar de vestir ―Kiku sonrió de esa manera que le están tranquilizadora al menor.

Así lo hiso el niño después de vestirse con su kimono azul.

Esa noche el mayor uso un kimono de varias capas morado muy bonito con bordado de grullas y el obi amarillo. De igual forma lo enseño a peinarlo con el cabello recogido, lleno de adornos dorados de los que colgaban tiras de oro haciendo que su kanzashi de crisantemo blanco resaltara de su cabello negro.

―¿Te gustaría dejarte el cabello largo? Seria lo mas conveniente aun que no es forzoso. Si notas que aun cliente le gusta mucho como te peinas no lo cambies muy seguido.

Le indico el mayor sacando varias cosas de un cajón  por debajo de su espejo. Continúo explicando:

―A comparación de las mujeres nosotros no solemos usar mucho maquillaje. ¿Las viste en la tarde no es cierto? Con sus caras blancas y la boca pintada de rojo intenso. Eso no significa que no nos arreglemos. Lo bueno es que nuestro código de peinado y vestimenta no es tan estricto como el de ellas.

Mira, estas son cremas y lociones hechas con hierbas por Sakamichi-sensei. Debes de utilizarlos todos los días, así tu piel siempre estará suave y tersa. También tienes que usar esto ―le muestra un frasco aun mas pequeño que los anteriores―Esto es esencia natural de crisantemo. Este es el mío. Cada chico en la casa tiene un su propio aroma, después de tu mizuage escogerás el tuyo propio. Nunca uses el de otro o te meterás en muchos problemas.

―¿Por qué?

―Ese aroma será tu marca personal. Así cuando un cliente llegue a oler ese aroma irremediablemente se acordara de ti. Solo tienes que usar un par de gotas y ponértelo de esta manera ―se unto un poco a cada lado del cuello, el interior de las muñecas, en la cara interna de los codos y detrás de las orejas―. En estas zonas, el flujo sanguíneo corre mucho más cerca de la piel y al ser la temperatura corporal más alta, la fragancia se va evaporando de forma lenta. Cuando lo apliques, no lo frotes. Deja que penetre en la piel y se seque por sí solo, así el olor se mantendrá por mucho más tiempo y no se disipará tan rápidamente. Dependiendo de tu grado usaras lo demás. Como soy de un rango alto tengo que arreglarme de la siguiente manera. Luego te explicare como debes de hacerlo para cada una de las etapas, también seria bueno que te fijaras como lo hace los demás.

―¡S-si!

Tsubaki afirma nervioso. De repente su hermano le estaba dando mucha información la cual no esta seguro de memorizar en ese momento. Observo atento como el mayor se delineo los ojos con tinta negra y un pincel delgado de manera que estos lucían más grandes. Aparte de eso nota que arriba de esa misma línea marca otra de color rojo. Después como con su dedo índice toma una cosa espesa de un pequeño recipiente y se los ponía en los labios para que quedaran de un rosa mas intenso, haciendo que luzcan suaves y le den ganas de tocarlos.

Ayer en la noche no había notado tantos detalles en el chico.

―Después de cada cliente ―el mayor hablaba durante todo aquel dedicado proceso―cuando tengas sexo con ellos. Tienes que lavarte muy bien. En las habitaciones las sirvientas ocultan una tina con agua y un paño. Lo humedeces y te lo pasaras por todo el cuerpo. Descuida el aroma de la escancia no se quitara tan fácil. Pero si lo ases mas de tres veces en una noche tendrás que volvértelo a poner. Nunca pases el paño por tu cara o se caerá el maquillaje. Ten cuidado. También enjuágate la boca, primero con agua y después con alcohol con unas gotas de Yuzu. Escuece un poco al principio pero funciona para quitar los malos olores y los sabores fuertes. Pero es necesario. Si alguno de los clientes se queja de que hueles mal o estas sucio, Okaa-san te multara y eso solo aumentaras más tu deuda. Así que lávate bien. Otra cosa, cuando el cliente se desvista revísalo discretamente en especial su pene, busca si hay llagas, manchas o sarpullido. Si tienes dudas no tengas sexo. Algunos piensan que porque los echaron de las casas de mujeres pueden venir aquí y hacer sus cosas. Si eso pasa entretenlo lo más que puedas y emborráchalo. Después le dices a una de las sirvientas y Okaa-san se encargara de él. No te arriesgues, no importa cuando dinero extra quiera darte. Si te enfermas y no puedes curarte Okaa-san te echara de aquí ―Kiku termina de arreglarse. Toma su peineta y se acerca a Tsubaki para peinarlo―.  A veces tendrás que fingir que se siente bien lo que te hacen los clientes y otras veces se sentirá bien por si solo. Pero lo importante es que el cliente este feliz. Cuando pasa, ellos son bueno contigo e inclusive suelen regalarte cosas.

Kiku  tiene una mezcla de sentimientos y preocupaciones dentro mientras le dice todo aquello al niño que ahora es su hermanito. Extrañeza de decirle esas palabras a alguien tan pequeño y al mismo tiempo preocupación de olvidar cualquier detalle importante. Siente que habla y habla y no termina de decirle todo y que termina omitiendo algo que en ese momento no parece importan tente pero que después llega a la conclusión inversa. Se dice que tiene el tiempo para enseñarle y al mismo tiempo la ansiedad de saber que eso no es de todo cierto. Piensa que ser tan directo como pueda es lo mejor pero no puede evitar censurarse en ciertas cosas.

―Listo. Ya estas. Por el momento esta bien que vallas muy sencillo. Veras que cuando sea tu presentación oficial en un mes te arreglare muy bonito. Así que por ahora se un buen chico. Vamos abajo.

 Se levantaron y salieron de la habitación.

Por su parte Yuri también se preparaba para acompañar a Nadeshiko esa noche. El mayor vestía un kimono verde jade con bordado de hojas otoñales y obi azul oscuro. Se amarro el cabello en chongo tradicional y sencillo al igual lleno de adornos de tiritas plateadas y una en el centro que destacaba por la joya roja que sobresalía de su lado derecho. Lleva un maquillaje igual al de Kiku. A comparación de su compañero el chico se había ahorrado todo el discurso del arreglo personal. Apenas le dirigía la palabra al niño albino que miraba atento todo lo que hacia el mayor, por momento imitando en el aire lo que el mas grande hacia. Yuri estaba convencido que su hermano mayor era como esas cosas coloridas que crecían en el suelo llamadas flores. Recuerda que mientras viajaba con su buscona tubo la oportunidad de tomar una del suelo, sin embargo al pasar el tiempo esta se “marchito” así le dijo la mujer cuando palideció, se arrugo y dejo su esplendor. Y se pregunta si el será capas esta vez de evitar que a su hermano mayor le ocurra lo mismo.

―¿Que tanto estas mirando? Toma péinate ―Nadeshiko pregunta arrugando la nariz y extendiéndole una peineta. La cual el niño solo mira―. Sabes que, déjalo. Será más fácil si lo hago yo.

Se acerco al menor, dudo un segundo antes  de pasarle la peineta por el cabello blanco. Es sorprendentemente sedoso y no esta enredado. Yuri se percata de la calidez de las manos de Nadeshiko y le agrada. No lo esta jalando con fuerza y en su lugar le toca delicadamente el cabello.

―No esta mal ―acomoda el cabello del niño aplacándolo y dándole forma a la parte de abajo para que se esponjara un poco―.Con tu apariencia seria bueno que te dejaras crecer el cabello…. Anda, ya termine. Vamos abajo y no hagas nada  extraño. Mantente quieto y asienta con la cabeza al menos si te hablan.

Yuri asienta con la cabeza. Y en seguida bajan.

En el primer piso, en aquella habitación con enrejado  grueso iluminado por lámparas de aceite por dentro y farolas de papel rojo por fuera, se encontraban sentados ya varios chicos. Hablaban animosamente esperando los primeros clientes de la noche.

―¿Hinageshi no traes a tu hermano contigo? ¿Tan rápido y ya lo estas descuidando?

Le comenta un chico a otro.

Hinageshi vestía un kimono azul marino con bordados blancos de pétalos de flores y el obi rojo. Como era su costumbre se sentaba de manera poco elegante con la espalda recargada en la parad y las piernas abiertas. El kimono medio caído revelando su hombro izquierdo y un poco de su pecho vendado. Tenía el cabello corto hasta las orejas y relamido hacia atrás sostenido por lo que parecía una diadema de oro. Si no fuera por las varias kanzashi colgando a cada lado de su cabeza y los brazaletes de oro en sus tobillos y muñecas parecería más un bandido que un chico prostituta de catorce años. Conocido más que nada por su actitud suelta y alegre en todo momento. Desidia tomar a su cuidado a niño de kimono café.

―No. que más da ―habla suelto agitando su mano―. Lo mande con Himawari a conseguir clientes.

―¿Hee? Y no protesto.

―Claro que no. Suikazura es muy obediente, además se nota que venia de una buena familia. Tiene unos modales mejores que muchos de ustedes, ya sabe leer y escribir, además de otras cosas. No llora y nunca protesta por nada. Sera fácil cuidar de el.

―Lastima que no todos pueden decir lo mismo. El pobre de Deiji tiene mala suerte.

―Que ocurrencias de él querer tomar un hermano. Con lo débil de carácter que es. ¿Creen que el chiquillo que tomo a su cuidado le haga un escándalo como ayer en la noche?

―No creo que se atreva a bajar hoy.

―Ustedes si que no entienden ―Hinageshi muestra una sonrisa sarcástica―. Deiji no solo es un Hana solo por bonito, saben. Si nunca han trabajado con él es mejor que no hablen.

―Como sea. Los nuevos no parecen muy inteligentes que digamos.

―No seas idiota ―Hinageshi reprende si tacto―. Todos nos compartamos así al principio cuando llegamos aquí. Aun que admito que el que me llama la atención  de todos es ese niño albino. Jamás en mi vida había visto algo así.

―Y porque no lo tomaste a él.

―No sé. Cuando lo miras por mucho tiempo te da una sensación rara ―dice extrañado―.  Además no me arrepiento. Estoy seguro que are que Suikazura se convierta en uno de los mejores chicos de este lugar. Si no mal recuerdo. Nadeshiko fue el que decidió hacerse cargo de ese niño albino. No sé por quien tener mas lastima.

―Apuesto que Nadeshiko solo lo tomo por desesperación que por otra cosa.

Los chicos comienzan a reírse.

De repente se abre la puerta y aparece Nadeshiko quien mira a los demás llenos de odio. Los había escuchado antes entrar.

―Quítense de aquí ―les dice amargo, empujándolos―. El centro de la habitación es para los Hana. No para unos vulgares Kuki ―toma asiento a un lado de Hinageshi que ni siquiera se inmuta ante el comportamiento del otro―. Tú sienta te detrás de mi ―le indica a Yuri quien obedece inmediatamente.

Los otros chicos que ya hacían en el piso se levantan molestos a punto de gritarle a Nadeshiko. La puerta se deslizar de nuevo. Eran Kiku y Tsubaki.

―¿Ocurrió algo? ―Pregunta el mayor entrando tranquilamente y sentándose al lado derecho de Nadeshiko.

―No.

―No es nada.

Respondieron los otros y se alejaron al lado contrario de la habitación.

―Quédate atrás de mi ―Kiku le indica a Tsubaki quien se había quedado mirando a los demás chicos que estaban en la habitación. Otra vez veía demasiadas personas en un lugar reducido―. Si van a platicar háganlo en voz baja. Esta bien ―le indica en cuanto ve que Tsubaki logra reconocer a Yuri entre tantas personas y le sonríe.

En la lejanía Tsubaki observo al sol terminar de ocultarse y las farolas brillar de un rojo intenso. Solo hubo un silencio el sonido de las ultimas cigarras de verano, el soplar del viento entre las hojas de los arboles que cambiaban de color debido al otoño. Y de repente el sonido de tambores y del shamisen. Risas y pisadas acercándose.

Los mayores comienzan a arreglarse. Se acomodan los kimonos abriéndolo un poco mostrando los hombros. Se sientan derechos o de lado mostrando el mejor de sus encantos. E inmediatamente se ven a los hombres llegar asomarse por la reja. Algunos pasan de largo y parecen burlarse de los que entran sin reparo por la puerta principal. Escuchando de vez en cuando un: “¿Enserio son chicos?. Y después el ir y venir de los pasos de las sirvientas de la casa por detrás de ellos indicando que habían sido comprados.

Kiku fue de los primeros en ser llamado. Se fue en compañía de Tsubaki que se nota evidentemente tenso.

―Relájate. No pasa nada. Solo es trabajo.

Le dijo el mayor antes de que entraran a la sala común.

Una gran fiesta se lleva  acabo dentro del gran salón. Hay música en vivo. Shamisen, koto, shakuhashi y tambores. Hay hombres jugando con los chicos al hanafuda o a encajar conchas de mar con su par. En otro lado de la habitación comían, bebía y conversaban. Caminaron entre la multitud y de inmediato Tsubaki se percato de la manera en que los demás observaban a su hermano mayor. Dejaban todo y los seguían con la mirada. Era como si una sola luz lo alumbrara y el fuera el único en el lugar. Irradia algo que el menor no sabe describir y que sin embargo cree que es maravilloso.

―Es un gusto verlo de nuevo ―Kiku se sienta y reverencia solemnemente al hombre que tiene en frete de si. Tsubaki de inmediato se sobresalta e imita lo que hace su hermano mayor y reverencia―. Espero que no sea una molestia para usted. Como puede ver este niño es mi Otouto y nos acompañara en la velada de esta noche. Agradeceré su colaboración.

―¿Ya vino esa época? Tienes un hermano muy lindo Kiku ―el hombre de mediana edad contesta mirando de reojo a Tsubaki que alza y baja la mirada nervioso.

―Muchas gracias―. Kiku agradece y se sienta al lado de su cliente quien inmediatamente manda a traer comida.

Tsubaki se quedo detrás del mayor todo el tiempo y solo observo el trato servil y dócil de Kiku hacia el adulto. Se ríe, lo alaga, en ningún momento ve a Kiku tomar alimento de los platos para si mismo, en su lugar toma pequeños bocados con los palillos y se los ofrece al cliente. Después de un rato el adulto se fue sin más. No toco a su hermano a comparación del segundo cliente de la noche que lo mando a llamar directo a la habitación. Y le gustase o no a Tsubaki tuvo que ver lo debido oculto en el cuarto contiguo.

―No lo mires a él solo mira a Kiku nii-san

Se repetía. Mientras escuchaba los gemidos y jadeos de los otros dos. Es diferente que con Mitsubara-dono. Kiku se muestra dócil y obediente pero el cliente también es amable.  Lo acaricia mucho y lo trata como si fuera lo más delicado que jamás haya tocado. Tsubaki después aprendería que cada cliente era diferente y que a cada uno había que tratarlo de manera distinta.

Así vino otro y otro, y otro cliente más.

Para el final de la noche el niño de kimono azul ya cabeceaba por el sueño mientras escuchaba a su hermano hablar sobre cosas complicadas que no entiende con su cliente que solo se ríe  y no para de decirle lo ingenioso que es.

―¡Oye! Tsubaki  ¿cierto? ―el hombre musculoso y bronceado  lo llama haciendo que sacuda la cabeza tratando de alejar el sopor―. No seas tímido. Haber bebe un poco. Sírvele ―le indica a Kiku que sin chistar le sirve un poco de licor al menor.

Tsubaki se quedo pasmado en su lugar miro a Kiku y este le asienta con la cabeza discretamente. Toma el pequeño tokkuri con ambas manos cerro lo ojos fuertemente y tomo todo de un trago mientras el cliente se reía y lo felicitaba. Le arde la garganta y siente la boca caliente pero no encuentra sabor a lo que esta tomando, trata de no escupirlo y de un trago se lo pasa. Después de eso se sintió muy mareado y solo tiene el recuerdo borroso de que Himawari se lo llevo a su cuarto y que al día siguiente le dolió mucho la cabeza.

Y sin darse cuenta su primera semana como aprendiz de Kiku pasó rápidamente.  Para ese momento, aun que le costase trabajo levantarse a la mañana siguiente después de la fiesta de la noche anterior;  ya se había acostumbrado a hacer los aseos de la mañana. Casi siempre en compañía de Yuri que solía seguirlo en cuanto se encontraban. De igual manera Himawari solía estar muy pegados a ambos. Hacia bromas tontas y solía burlarse del peculiar aspecto de Yuri pero no esta seguro que sea para molestarlo, porque cada vez que Tsubaki se enojar y le llama la atención por ello, Himawari se disculpaba de inmediato con Yuri y se aseguraba de hacerle un pequeño favor como compensación. Claro que Yuri no entendía mucho el hecho de que se burlaban de él o que se disculpaban. Se quedaba detrás de Tsubaki escondido como un pollito. No puede decir mucho de los otros dos niños que llegaron junto a ellos a la casa. Tanto como Suikazura como Ran, al cual seguían castigando en el patio por su mal comportamiento; no hablan con ellos. Se podría decir que no congeniaban en lo mas mínimo y que ninguna de las parte lo había intentado hacer realmente.

Por otro lado su instrucción académica también  había comenzado. Por el momento le enseñan la manera correcta de servir el sake a los clientes y las primeras bases de escritura para comenzar a leer. Aun que Himawari se burla de él y le dice que solo hace garabatos en el papel.  Así mismo los márgenes y disposiciones que manejaban con los clientes.

―Recítame de nuevo el ultimo de los preceptos ―Kiku le pregunta a Tsubaki sentado frente a una mesa mientras el escribe sus cartas. Tsubaki por su lado estaba de pie aun lado. Ve a su hermano siempre bien vestido y peinado. Ya que un par de clientes lo venían a ver durante el día. A veces solo a tomar el té o jugar con el un partido de Go, dados o Sugoroku. Su hermano era bueno con los juegos de estrategia y memoria. Decían en la casa que esa era su especialidad fuera de la alcoba. Y otras veces los clientes iban directo al grano. Lo sacaban de la habitación mientras metían desesperadamente las manos por debajo del kimono de su hermano mayor. A pesar de eso terminaba  escondido en la habitación de al lado y observaba; y a pesar de ya haber visto la especialidad en la alcoba de su hermano, no era algo que el entendiera. De hecho seria algo que jamás entendería y algo a lo que jamás le encontraría el gusto―. Bien te escucho.   

Tsubaki rueda los ojos. Son tantos lo preceptos. Dice lentamente:

―Cumplir las obligaciones  con calma y… respeto. Y también reflexionar antes de… hablar― trata de rectificar ― ¡De actuar!

El mayor deja sus escritos y voltea a verlo Tsubaki:

―Álzate el kimono.

El niño baja la mirada penoso:

―¡Oh! No, no de nuevo.

―¡Vamos! No tiene caso mostrarse cobarde ahora. Es por tu propio bien.

Tsubaki tuerce los labios y obedece trémulo. Se alza el kimono descubriendo sus pantorrillas, da la espalda y cierra los ojos fuertemente. Kiku suspira y toma una larga y delgada vara que esta a su lado, hace un molinete en el aire, de forma que fuera perceptible el silbido y dio el latigazo en las piernas,  doloroso pero no muy fuerte y repitió una vez mas, en una sucesión bastante rápida pero no demasiada para que Tsubaki no lo sintiera tan terrible como lo temía.

―Tienes que aprendértelos de memoria. Recuerda que para complacer a tus futuros clientes tienes que mostrar sentido de la dignidad y refinamiento. También debes de ser equilibrado. Volverte lo más deseado.

Tsubaki deja de apretar los dientes, se baja el kimono y abre los ojos pegados por las pestañas húmedas por las lágrimas que le salieron.

―No entiendo nada de eso. ―confianza. Tsubaki admitía que aun que su hermano era amable y dulce con el la mayor parte del tiempo.  Cuando se trataba de su educación era muy estricto. Aun que ese par de golpes no eran tan terribles como las golpizas que recuerda que su padre le daba a su madre. Tal vez solo por eso lo soporta, pero como le arde la piel después de ellos.

―Se que es complicado al principio. Pero lo tienes que aprender. También aun no he decidido lo que aras para tu presentación. Algún talento especial has de tener que te ayude.

Tsubaki agacha la mirada ciertamente que él no cree que tenga algún talento en especial. Sabe que Himawari va a contar una historia y dicen que Suikazura sabe tocar el koto; que a Ran le están tratando de enseñar cualquier cosa pero que él se niega aun a hacerle caso a su hermano mayor, el cual reafirma mas de una vez que el niño de kimono amarillo seria capas de hacer cualquier cosa si se lo proponía. Yuri es el único que igual que él no tiene nada planeado aun. Y que de hecho todos dudan que vaya a presentar algo para esa fecha.

Hay un silencio que Kiku siente especialmente incomodo. Deja la vara aun lado, se levanta y camina hasta la otra habitación.  Tsubaki lo siguió in retardo. Ya era parte de su rutina seguir a su hermano a donde fuera a menos que este se lo negara. El mayor se sentó en el futon suavemente y prosiguió a recostarse acomodándose las capas del kimono de tal manera que sus piernas quedaran descubiertas. Tsubaki pensó que el mayor tomaría una siesta corta. Lo ha visto hacerlo un par de veces, cansado por el sueño y el trabajo. Pero el mayor le llamo:

―Ven, acuéstate conmigo un momento.

Tsubaki se sienta primero en el futon a su lado. Se tienta la parte lastima de sus piernas aun con el ardor en la piel.

―¿Te duele mucho?

―No. ya no tanto ―contesta seco y se acuesta a su lado de tal manera que quedan mirándose de frente.

―Mi hermano era mucho mas estricto conmigo cuando era Autobureiku ―le conto acomodando los mechones de su cabello―. Pero… supongo que eso fue lo que me hizo ser ahora… ―Tsubaki observa la mirada triste del mayor provocando que se acurruque en su pecho. Kiku continua―. No creas que me gusta hacer esa penosa tarea ―ahora acaricia su mejilla―. Eres demasiado servil cualquiera ya hubiera regresado los maltratos. En esta profesión eso te servirá de mucho pero también será tu condena si no sabes negarte.

―¿Negarme? No entiendo.

Tsubaki siente el calor emanado del cuerpo de Kiku es acogedor y se siente tranquilo. Por eso las palabras que le dice el mayor, aun que ciertas, no quiere entenderlas. La mano en su rostro es tan afectuosa que siente que nada importa.

―¿Estas cómodo? ―Kiku le sonríe amablemente, lo abrazo. Se acomodo de tal manera que pudo pegar su frente a la del niño de kimono azul―Que bueno. Ya paso una semana desde que llegaste así que creo… que ya es hora… ―y de un solo movimiento sutil y sin mala intención acerco su rostro hasta pegar sus labios a los suyos. Lo beso sencillo pero lleno con tanto amor, que al principio hizo sentir al menor algo turbado. El corazón le latió rápidamente.

Se separaron. Tsubaki ruborizo y se hizo bolita en su lugar tratando de esconderse abochornado.

―¿Qué pasa? ―pregunto Kiku un poco sorprendido. No esta acostumbrado a esa reacción―¡Ah! Ya veo. Ese fue tu primer beso ¿no es así? ―el menor asienta con su cabeza no sabe porque se siente tan avergonzado de hacer aquello, jamás había imaginado que las personas hicieran eso. Sintió cosquillas en todo el cuerpo, los labios de su Nii-san son mucho más suaves y cálidos de lo que había imaginado―. Tranquilo no pasa nada malo. Te gusto ¿no es cierto? No tienes nada de que avergonzarte. Puedes hacerlo tú también. Tócame si así lo quieres. Como me dijo mi hermano hace mucho tiempo “esto será parte de tu primer entrenamiento pero eso no es impedimento para que lo disfrutes”

Tsubaki se quedo en silencio contrariado, había afirmado que no le gustaba ver y que no encontraría agradable hacer aquello con otros, pero por otra parte, después de haber observado a Himawari la curiosidad de experimentar aquello comenzó a hacer eco en su cabeza.

―Tratare de hacer tu primera experiencia tan agradable como me sea posible.

―Pensé que no podía hacer esas cosas –excuso Tsubaki ruborizado.

―Ciertamente. Parece absurdo darle tanta importancia a aquel asunto de la virginidad en nuestra profesión. Pero a nuestros caprichosos clientes  solo les interesa el valor que puedas tener por el diámetro mas ancho o mas estrecho de cierta parte de tu cuerpo por el uso, por eso con los adultos no debes de hacer estas cosas. Pero es diferente conmigo. Soy tu mentor, tu hermano mayor. Es mi responsabilidad enseñarte primero los delirios y desazones del pacer. Así que adelante puedes tocarme de igual manera todo lo que desees si eso te hace sentir más cómodo ―Kiku siguió hablando convincentemente mientras que provocaba al niño para abrazarlo  y subir su pierna sobre la suya―. Primero unos besos ―cubrió su cara con cálidos besos en la frente en las mejillas, en la punta de su nariz, Tsubaki noto como las manos de Kiku indagaban en las intimidades de su cuerpo. Un calor abrumador lo cubrió y un incesante deseo de proseguir se apodero por completo de él. Kiku detiene sus besos solo un segundo se desata el obi rápidamente y lo aparta. Así puede juntar mejor su cuerpo al del menor―. Mete la mano dentro del fundoshi. Así, no seas tímido. Tócame.

Guio la pequeña mano con cuidado, metiéndola por uno de los lados. Tsubaki nota de inmediato lo caliente y rígido del pene del mayor. Se estremeció de nuevo y su boca se entre abrió.  No puede controlarse. ¿Sera por que no esta acostumbrado al contacto? ¿O por que el cuerpo de Kiku es muy suave y huele delicioso?

―Juzgando por tus suspiros, y por a manera en la que la agarras con tu mano ¿Es posible que nuca lo hayas hecho antes, ni siquiera contigo mismo? Me haces sentir como hace mucho no me sentía.

Menciono el mayor apartando el fundoshi para que el niño mirara su erección.

El rostro de Tsubaki se volvió escarlata, su mano se mantenía asió sobre el miembro tan diferente al suyo. Es grande, quizás lo doble que la suya, suave en el extremo rosado y caliente, muy caliente.

―No se que hacer…

Su voz parecía apenas un murmullo, entretanto pasaba su manita sobre la longitud que de vez en cuando estrujaba.  Se le escapo un suspiro y se animo a besar al mayor una y otra vez torpemente por todo el rostro hasta que Kiku lo pego completamente a él, uniendo sus bocas una vez mas intensificando el beso. A Tsubaki le pareció deliciosa la forma en que Kiku chupo su lengua.

Un estremecimiento le recorrió de los pies a la cabeza por efecto de la emoción. Aprovechando eso el mayor lo tomo de la muñeca orientándolo para que e impartiera fricciones rápidas de arriba hacia abajo.

―Ah ah ah… ―Kiku gime excitado―. A esto se le llama masturbación… ahh… adelante, debe de ser rápido y constante pero a su vez debes de dejar una sensación de calidez alrededor de el. Nunca olvides que es una parte viva del cuerpo y como tal debe de ser tratada con cariño y mesura ―dirigía las vacilantes manos del niño. La voz de Kiku es tan diferente de las veces anteriores. Nota el suspiro, el encantamiento envolvente de febrilidad―. ¡Eso es! Lo estas haciendo bien, pronto comprobaras el resultado de tus esfuerzos…

Susurro al momento que sus extremidades se tensaba en medio de un espasmo. Repentinamente Tsubaki sintió sus manos cubiertas por algo húmedo, tibio y cremoso.

Kiku le dio un beso delicado, tomo las pequeñas manos de su aprendiz y las limpio  con una de las tantas capas de seda de su kimono.

―Lo has hecho muy bien.

De inmediato el mayor se incorporo. Las prendas que llevaba cayeron de inmediato completamente desnudo, su cabello largo y negro alborotado, desasiendo su elaborado recogido. Sus manos comenzaron a moverse recorriendo el cuerpo de Tsubaki que le miraba tímido y sin embargo expectante a lo que seguiría.

―Comenzaremos quitándote la ropa, porque si quieres que te enseñe a proporcionar placer es justo que también te enseñe a sentirlo tu mismo.

Desata el obi con facilidad, aparta las telas palpando la tersa  y firme piel de sus piernas; y prosiguió a acariciar el vientre. Los toques despertaron en Tsubaki emociones que no sabia que podía tener.

Los delgados dedos del mayor se deslizan hábilmente serpenteando posicionándose en los pequeños pezones rosados de niño. Acaricio suave con las llenas de los dedos.

―¿Sientes algo? –Pregunta el mayor meneando sus dedos con cuidado.

―Siento calor…ummhh… me hace cosquillas abajo.

―¡Ehhh! Eso es muy bueno. La mayoría a tu joven edad no son capaces de identificar algo―desliza la palma de su mano derecha hacia abajo directo al fundoshi del niño quien se estremece en su lugar―incluso aquí abajo esta reaccionando favorablemente.

Desato rápidamente la prenda, Kiku se abrió paso a la intimidad del niño. Tsubaki soltó un gritito cuando la mano de su hermano mayor comenzó a acariciarlo:

―Aun esta tiernito y es muy suave al tacto. Déjame que lo acaricie un poco―. Tsubaki se había quedado sin habla  por  efecto del arrobo y la sorpresa. Se sometió en silencio al los actos de su hermano que acariciaba su miembro suavemente con toda la palma de la mano sin presionarlo demasiado. La nueva situación resulto excitante  para sus sentidos que no pudo evitarlo―. Pronto ese cosquilleo agradable se convertirá en algo más. En lo que me hiciste sentir hace un momento y entonces comenzaras a entender por hay gente que pagaría cualquier cosa para obtenerlo ―dijo el mayor besándolo en el cuello, acariciando con su mano libre los costados del pequeño cuerpo caliente debajo de el.

―Sientes que no tienes  ningún talento de cual sentirte orgullosos pero… ―susurra suave a su oído― Tu cuerpo es naturalmente erótico y predispuesto al amor. Ese es tu talento.

Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Tsubaki que se perdía en si mismo. Sin ser consiente de la manera en la que gemía bajito o como su  cuerpo reaccionaba, apretaba los dedos de los pies o apretaba la cobija del futon con las manos.

¡Que dulce cosquilleo y que calorcito sofocante! Tsubaki no tardo en experimentar su primer orgasmo seco y virginal de las expertas manos de su hermano. Presa de sensaciones increíblemente deliciosas entre jadeos y espasmos ligeros.

Tsubaki se quedo quieto, exhausto. ¿Esto que acababa de experimentar era a lo que su hermano llama placer? Es fuerte y envolvente.  

―Te gusto mucho ¿verdad? Eso esta bien. No tiene nada de malo―Kiku toma su ropa y procede a colocársela―. Ahora vístete. Tienes que practicar tu escritura antes de bañarnos.

―¡Ha! ¡Si!

El pequeño se sienta rápidamente aun sin salir de su sopor. Mientras se coloca el fundoshi de nuevo, mira de reojo a Kiku retocarse el peinado, acomodándose el crisantemo blanco entre sus hebras negaras.

―¿Que ocurre? ―pregunta sin quitar la vista de su espejo.

Tsubaki sigue sorprendiéndose por la habilidad del mayor de saber cuando le pasa algo. Perplejo tomo unos segundos antes de preguntar:

―Lo que hicimos… ¿Lo haremos de nuevo?

Kiku voltea a verlo sonriendo con amabilidad:

―Si. Es parte de tu entrenamiento. Pero si descuidas lo demás me temo que no pasara.

Tsubaki desvía la mirada y ruboriza un poco.

―Los demás…

―¡Ah! Eso. Si es normal que los demás chicos de la casa hagan ese tipo de cosas aquí. Ya sea por practicar, trabajo o solo por el goce que se siente. Puedes decir que es un tipo de amistad particular. Los que no lo hacen suelen quedarse solos y sin amigo. Y eso no es bueno en nuestra profesión... Claro que tu eres libre de escoger con quien tendrás esas amistades particulares.

Tsubaki no dijo nada mas mientras se vestía. Mas no podía dejar de pensar en Yuri en ese momento y preguntarse si estaba mal querer tener esa amistad particular con él.

 

Continuara...


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