Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mera Mera No Mi por Fullbuster

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo y para muchos un favor".


Aquella frase, Ace la había leído en una obra filosófica. Séneca la escribió pero él nunca le halló un sentido. En esos momentos donde ya apenas podía arrancar una palabra de su garganta, donde el aire abandonaba sus pulmones y el movimiento de su corazón cesaba, aferrándose a los últimos segundos de su vida, se preguntó qué sería su muerte. ¿Sería un castigo, un regalo o un favor?


Para Akainu sería un gran regalo, para el resto de piratas del mundo, un favor enorme quitándole del medio y para su hermano... ni siquiera sería un castigo, sino el mismo infierno volviéndose realidad.


"Gracias por querer a un bueno para nada como yo".


El terror más profundo se apoderó de Luffy en ese instante. Esas simples palabras se clavaron en su corazón como un cuchillo, desgarrando todo a su paso, creando un escalofrío peor que el sentido cuando estuvo a punto de morir. Sostenía el cuerpo arrodillado de su hermano, pero no podía apartar sus ojos de la mano ensangrentada. ¡Habían atravesado su pecho! Se moría en sus brazos. Su cuerpo empezó a caer pero él no pudo moverse. Se paralizó completamente, incapaz su cerebro de asimilar que a su hermano se le escapaba la vida en esa última exhalación.


La guerra pareció detenerse durante unos segundos, todos absortos a la derrota de "Puño de fuego", el último portador de la maldita sangre de Gold D. Roger, el segundo comandante de una de las mayores flotas que habían surcado los mares. Las cámaras enfocaban la caída de su cuerpo, hasta que su rostro tocó las frías baldosas, quedando inerte frente a las rodillas de su hermano, con sus manos manchadas con la sangre de la persona que le había protegido del ataque del almirante de la marina dando su vida por él. El desgarrador grito de Luffy rompió el ambiente.


Enloquecido, derramando amargas lágrimas frente a los presentes y con el corazón roto en mil pedazos, Luffy se desmayó allí mismo presa del dolor más intenso jamás recibido. ¡Su hermano! Perder a un hermano era el mayor de sus miedos, jamás esperó tener que afrontar algo así, no con Ace. Él le prometió siempre protegerle, siempre estar a su lado y ahora... ¡Todo terminaba!


Los vítores de los marines no se hicieron esperar. Ace muerto con una extraña sonrisa en sus labios, Luffy desmayado y completamente indefenso junto a su hermano y los marines deseando matarle a él también. La guerra parecía estar decidida hasta que el resto de piratas cargaron a Luffy para alejarle de allí y ponerle a salvo.


Un paso resonó e hizo temblar la tierra, un segundo paso silenció a la multitud de los marines y un tercero consiguió que la gente se alejase del tortuoso camino que Barbablanca seguía para llegar hasta el cuerpo de su hijo.


Las lágrimas brotaban de sus ojos y ni siquiera trató de impedirlas. El gran Barbablanca lloraba a su hijo y habría dado su propia vida por él si fuera necesario. Unas lanzas se interpusieron en su camino, todas ellas temblando entre las manos de los marines que las sostenían. El gran Barbablanca no cedía en su determinación, herido, sangrando, enfermo... seguía avanzando dispuesto a reunirse con ese chico al que quiso convertir en el "Rey de los piratas" pese a que él no quisiera serlo.


Sus lágrimas se desvanecían contra el suelo hasta que llegó a él. ¡Respiraba! Inconsciente, moribundo pero respiraba. Sus órganos se derretían en su interior, mitad de su corazón había sido completamente destruido y no le sostendría a la vida. Estaba condenado a morir en el mayor de los sufrimientos.


El mayor de los temblores se produjo cuando las gigantescas rodillas de Barbablanca cayeron sobre el suelo, sus lágrimas llovieron en el cuerpo de su hijo y su corazón se estrujó sabiendo que moriría en un dolor sin igual, en una tortura hasta que su corazón terminase de fallar. Su mano rozó la espalda de Ace, llenando sus grandes dedos con su sangre.


- Soy médico, dadme a Luffy – escuchó el grito proveniente del mar.


¡Médico! Fue la palabra que le hizo ver un rayo de esperanza. "Trafalgar Water Law", había escuchado noticias sobre ese supernova que manipulaba los cuerpos de la gente y su entorno como una mesa de operaciones. "El cirujano de la muerte" así era conocido, un hombre decidido a cambiar el mundo pirata conocido, el supernova que hace años estaba decidido a destruir todo a su paso movido por un odio atroz. Hoy estaba allí... queriendo ayudar a Luffy. Por primera vez en mucho tiempo... su orgullo cedió ante los impulsos de un padre desesperado al ver cómo lanzaban a Luffy hacia el submarino. ¡Se marcharía en cuanto lo tuviera! Así que gritó con todas sus fuerzas esperando que su ruego fuera escuchado.


- ¡LLÉVATE A ACE CONTIGO! – suplicó, arrodillado junto al cuerpo de Ace, llorando como sólo un padre lloraría la muerte de un hijo - ¡SÁLVALE! ¡TE LO RUEGO, TRAFALGAR LAW!


El silencio reinó una vez más ante aquella súplica que llegó a los sorprendidos oídos de Law. Él, que había trabajado con Doflamingo, estaba seguro que ninguno de los grandes piratas rogaría ni suplicaría, pero Barbablanca estaba dejando atrás todo su orgullo sólo por salvar a su tripulación, a un chico que estaba más muerto que vivo y que por el que posiblemente nada pudiera hacer.


- No se puede hacer nada por él – dijo Law – le falta medio corazón, no puedo reparar algo así.


- Dale el mío – lloró Barbablanca.


Los ojos de Law se abrieron desmesuradamente ante semejante locura. No era una petición lógica, hacer eso significaría matar a Barbablanca para hacer un trasplante entero de corazón. Ni siquiera sabía si sería compatible pero aquel pirata parecía creer que sí lo era.


- ¡TE LO SUPLICO! – apoyó la cabeza contra sus manos, inclinándose a más no poder con tal de obtener lo que deseaba.


¡Era el mejor pirata conocido! Eso pensó Law, nadie de su categoría habría suplicado a un pirata inferior como él era, por un chico moribundo, nadie daría su vida a cambio de salvar otra, pero Barbablanca era diferente. La familia lo era todo para él y por un instante, le recordó a él mismo cuando perdió a toda su familia. Resopló pero... Si ese pirata considerado uno de los mejores del Nuevo mundo era capaz de suplicarle así, ¿quién era él para negarle su última petición?


- Lánzalo – le gritó Law.


¡La sonrisa de Barbablanca! Era la primera vez que la veía y le sorprendió. Sus grandes manos tomaron el cuerpo de su segundo comandante, lanzándolo con todas las fuerzas que le quedaban hacia el "Polar Tang" donde estaba Law y su tripulación. Ya estaban metiendo a Luffy en el interior del submarino, no tenían demasiado tiempo.


Lanzó con tal fuerza el cuerpo de Ace, que todos los compañeros de Law gritaron y trataron de esconderse, pero Law movió su mano, activando su habilidad y frenando ligeramente el cuerpo de Ace. Colocó sus brazos para detener el cuerpo y cuando llegó hasta él, el propio impulso hizo que se deslizase unos metros en la cubierta de su barco, pero aferró con fuerza el cuerpo de Ace, cargándolo en sus brazos como pudo para meterlo dentro.


¡A salvo! Su hijo estaba a salvo. Puede que no sobreviviera pero tenía opciones si permanecía con el supernova. "El cirujano de la muerte" era el único que podría salvarle de una muerte segura, a cambio... le daría su corazón y le daba igual morir allí. Ya estaba agotado, demasiado enfermo, si su vida salvaba a su hijo, moriría con orgullo y alegría.


Tan sólo un movimiento de sus dedos bastó para que el corazón de Barbablanca abandonase su cuerpo y llegase a sus manos con suavidad. Un vacío se creó en el pecho del más grande de los piratas. Su corazón se había marchado y en cuanto Law saliera de su alcance, moriría. Todos intentaban frenar al enemigo para darle tiempo a Law a desaparecer y cuando escuchó cómo pedía a todos que se sumergieran enseguida, una sonrisa tranquilizadora apareció en el rostro de Barbablanca.


"La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida, Ace".


Fue el último susurro que Barbablanca lanzó al aire. Ace siempre sería libre, Ace tenía que vivir fuera como fuera. Con aquella frase en mente y la sonrisa inocente de su hijo, dejó que sus ojos se cerrasen y su último suspiro se escapase de sus pulmones dando fin a su vida.


***


- Llevaos a Luffy inmediatamente a la sala número dos – ordenó Law a su primer oficial.


- Pero, Law... Luffy está muy grave, te necesitamos allí y... - intentó intervenir Bepo.


- Cuento contigo e iré en cuanto pueda, pero Ace necesita ese trasplante o morirá en pocos segundos. Mantén a Luffy con vida pase lo que pase hasta que yo llegue.


Luffy y Ace se morían y si tuviera que elegir... habría deseado irse con Luffy en ese mismo instante pero, por prioridad médica, Ace estaba en peores condiciones, además... si ambos sobrevivían, Luffy estaría eternamente agradecido por salvar a su hermano, lo que le daría una enorme ventaja cuando quisiera declararse a ese idiota que nunca se daba cuenta de los sentimientos de la gente.


- Ha dejado de respirar – informó el compañero junto a Law.


- Maldita sea, hay que cambiarle ya el corazón y activarlo.


- Law... el corazón de Barbablanca estaba muy dañado y...


- Tendrá que funcionar, no tenemos más opción – chasqueó los labios.


La puerta se cerró tras la sala número uno. Todo estaba preparado para la operación, sin embargo, los bombardeos de los marines no se detenían. Las explosiones zarandeaban la nave en inmersión y en una de las sacudidas, el soporte del suero se volcó hacia la mesa de operaciones. Por suerte, Law se lanzó sobre el cuerpo de Ace, frenando la caída de aquella cosa sobre el paciente.


- ¡Law! – gritó uno de sus compañeros apartando el perchero con el suero - ¿estás bien?


- Sí, sí... sólo será un moratón – se quejó Law – estabilicémosle... si es que podemos.


El corazón de Barbablanca permanecía inmóvil en su mano. ¡Había muerto! Y apenas tendría un par de minutos para volver a ponerlo en marcha antes de que se dañase completamente. ¡La espalda le dolía ahora por el golpe!, pero se aguantó y activó su habilidad para sacar el dañado corazón de Ace, también detenido completamente.


- Sí que está enfermo – susurró Law al ver el corazón de Barbablanca – si aguanta tres años da gracias, espero que la fruta de Ace lo salve.


- Pero... no salvó a Barbablanca.


- Porque la Gura Gura era estilo paramecia – se quejó Law – pero la Mera Mera es estilo logia, regenerará a su portador.


Con un buen juego de sus dedos, el corazón de Barbablanca se introdujo en el pecho de Ace mientras Law conectaba todas las venas. ¡No latía! La sangre no se movía y había perdido demasiada sangre.


- Maldita sea, hacedle una analítica ya, necesito saber su tipo sanguíneo y meterle una trasfusión. Voy a cerrarle el pecho y reanimar el corazón.


Otra explosión tiró al suelo a varios de los médicos y Law se lanzó sobre el cuerpo de Ace en la camilla para sostenerlo y evitar que se cayese.


- Maldita sea, estabilizad el maldito barco – gritó Law enfadado, terminando de colocar el resto de cables, agujas y respiradero en Ace.


- No podemos utilizar el desfibrilador con estos meneos – se quejó uno de los médicos –. ¿Y si no acertamos?


Sus pulgares se pusieron frente al cuerpo de Ace ante la sorpresa de todos los que intentaban todavía conectar el desfibrilador y entonces...


- Counter shock – susurró Law, creando una corriente eléctrica que salió de sus pulgares y golpeó el pecho de Ace con fuerza sin éxito alguno – Counter Shock – repitió el movimiento, intentando reanimarle sin demasiado éxito.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).