Cuando Harry fue capaz de volver a la enfermería era tan tarde que la señora Pomfrey no le dejó entrar, Draco estaba dormido y la mujer amenazaba con hechizarle si no se iba.
—¿Pero está bien?—preguntó nervioso, ¿le habría dolido su beso aunque él no lo viera?
—Mañana irá a clase y usted mismo podrá preguntárselo, Señor Potter.
A Harry no le quedó más remedio que volverse a su torre, ni siquiera se encontró con Filch para pasarle por la cara el salvoconducto de Snape, verle la cara hubiera sido lo mejor del mundo.
Como había dicho la enfermera, al día siguiente Draco sí estaba en el comedor, y Harry no podía parar de mirarlo. Pero el Slytherin no le devolvía ni una mísera miradita.
Una miradita pequeña, nada. Cero miradas con súper batida de pestañas.
Listo, le había molestado el beso en la mejilla, si es que eres tonto, Harry, se dijo removiendo la avena. Pero si él no comía avena, ¿de quién mierda era esa cosa?
—¿Me devuelves mi desayuno?—le preguntó Hermione, que como había estado tan ocupado en hacer manitas con Ron no se había dado cuenta de que Harry se estaba comiendo la cosa insípida esa.
—Le he besado—dijo Harry, dándose cabezazos contra la mesa.
Ron metió la cabeza entre Hermione y él.
—¿Has besado a Malfoy? Uhhh, no sé, ¿se supone que eso es bueno o malo?—preguntó Ron.
—Es bueno.—Le golpeó en la cabeza Hermione—A que sí, Harry.
—No lo sé, es que ahora no me mira.
—Eso es que besas de pena, amigo.—Esta vez el golpe de Hermione fue más fuerte.
—Solo le besé la mejilla, pero no sé si la he cagado.
Ron ya no dijo nada más, pero rodó los ojos y se fue a atacar su desayuno, uno mucho mejor que la avena rara esa.
—No es un beso en los labios pero tampoco está mal.
Harry se imaginó besando a Draco en los labios, y se comenzó a poner nervioso, muy nervioso.
De nuevo miró hacia la mesa de Slytherin, ni una miradita. Jo.
—Tienes que darle un buen beso en los morros, Harry.—O eso es lo que entendió de lo que Ron había dicho con la boca llena de comida.
—¿Y cómo hago eso?—Volvió a colocar la cabeza contra la mesa, se le había quitado el hambre.
Ron se limpió la boca con la manga, y sonrió mucho.
Harry no se lo vio venir hasta que lo tuvo encima, y Ron era como dos cabezas más alto que él y estaba arrinconándolo contra la mesa queriendo besarlo.
Al rededor, todos comenzaron a reír, y casi con los labios del pelirrojo sobre los suyos miró a la derecha.
Draco le estaba mirando, y Harry comprobó como un veela enfadado daba un miedo tremendo. Un aura oscura le golpeó, le golpeó tan fuerte que hizo que Ron se apartara.
Draco se fue todo digno, y no volvió a mirarle.
—Ahora sí que te ha mirado, y estaba muy, muy celoso—dijo Hermione sonriendo y agarrándose a su novio.
—De nada, amigo.
Harry no tenía claro como esos supuestos celos iban a ayudarle con Draco.