—N-o-v-i-o-s—dijo Harry a Hermione—Somos n-o-v-i-o-s.
—¡Qué sí, Harry! Qué sí... ya nos lo has dicho diecisiete veces—bufó Ron.
—¡Cállate! Quiero que nos lo cuentes otra vez.
—Nos besamos, y entonces me elevó volando, volando, porque tiene unas alas enormes.—Los bufidos de Ron fastidiaban un poco el relato, la verdad. Pero a Harry le daba igual, había alucinado, por el vuelo, por el beso, porque Draco le había luego envuelto con su alas.
Tener un novio con alas era lo más, no es como si hubiera tenido novio antes, con o sin alas.
—¿Y entonces se lo pediste?—Hermione estaba haciendo un papel genial, porque la verdad es que sí que lo había contado un montón de veces.
—Yo le dije ¿y ahora qué? y él me dijo ¿qué, de qué? Entonces yo le dije, ¿qué qué somos?
—Y él brilló...—añadió Ron.
—Brilla un montón, pero en plan bonito—asintió Harry.
—Y entonces le pediste salir.
—Sí, pero no me contestó, solo empezó a vestirse.
—Espera, espera.—Ron se levantó de la cama de Hermione, últimamente había una laxitud en eso de entrar a los dormitorios bastante grande—No habías dicho nada de que estabais desnudos.
Harry enrojeció, porque imaginó a Draco desnudo, y todo bonito como era, en fin, el calor se le subió a la cara, y empezó a boquear.
—No, él se quita la camisa para sacar las alas, que no te enteras—dijo Hermione con toda la obviedad de la situación.
Ron comenzó a reírse de Harry.
—Le estás imaginando desnudo.
Harry no podía negarlo, pero tampoco quería que se riera en su cara.
Le tiró un zapato, últimamente lo usaba mucho de arma arrojadiza, pero el nuevo guardián del equipo de Quidditch de Gryffindor tenía buenos reflejos.
—Es normal, Harry—medió Hermione.
—La verdad es que se venía venir—dijo Ron—. Quiero decir, todo ese rollo de llevaros tan mal, buscaros las cosquillas todo el rato. No sé, muy cliché, ¿no?
—Eso ya da igual, lo importante es que al final se han entendido y además es súper romántico.
—Hablando de romances, ¿no habéis visto que hay mucho romance en la escuela últimamente? Hasta los de primero.
—No, la verdad es que no me había dado cuenta, ¿tú?—La pareja negó a la par.
—Pero volvamos al tema, ¿qué te dijo?
—Otra vez no... —Ron se tapó la cara con la almohada de Hermione.
Draco le había sonreído, pero no le había contestado. Solo se encogió de hombros, y se había comenzado a vestir.
Sus alas desaparecieron y Harry las echó de menos, le gustaban mucho y eran parte de él.
—¿Quieres ser mi novio?—Ya era momento de ser valiente y decir lo que quería, como Draco dijera que no iba a irse a hacerle compañía a Myrtle durante meses.
Pero Draco solo echó a andar sonriendo, a Harry se le cayó el mundo encima. Él lo tenía claro, lo tenía tan claro que dolía, joder.
—¿No vienes..., novio?—Le extendió la mano y Harry en tres zancadas tomó su mano, y lo selló con un beso.
Se habían besado por cada esquina, en cada clase, en el comedor y hasta delante de Dumbledore.
Que Harry Potter y Draco Malfoy eran pareja, era algo que ya había traspasado hasta los muros de Hogwarts.