Harry había entrado en el recuerdo de Slughorn con Dumbledore.
Ambos habían visto lo mismo, salvo que el director lo comprendió y Harry no, no del todo.
—Acabamos de encontrar el motivo por el que Tom no murió cuando trató de matarte.
—¿Eso es una buena o mala noticia?—preguntó Harry.
Lo que había entendido del recuerdo para nada edulcorado, era que Voldemort antes de serlo quería conservar su alma a cualquier coste, aunque el coste fuera matar por ello.
—Cuando Tom le preguntó a Horace sobre los Horrocrux me temo que ya había creado más de uno. Quería dividirse tantas veces como pudiera para que nadie pudiera matarle del todo.
Harry asintió pero la verdad es que el concepto era aún demasiado abstracto.
—¿Recuerdas el diario en el que dejó encerrado un recuerdo de sí mismo?
Sí, Harry lo recordaba perfectamente.
—Ese diario era un horrocrux, ahora estoy seguro.
—¿Lo destruí?
El turno para asentir fue para el director, eso quería decir que podían matar los trozos que Voldemort había dejado, ¿se le podía matar?
—¿Dónde están los demás?
—Esa es la pregunta, Harry.
Se fue del despacho del director con más dudas que con las que había entrado.
Todo el tema de Voldemort era opresivo, oscuro y le causaba un profundo terror, como si supiera que el desenlace siempre sería fatídico.
Dumbledore no necesitaba decir eso, Harry lo intuía, y que su papel era crucial.
Draco le estaba esperando, Draco era todo lo bueno que le hacía olvidar la diana en su frente.
Pero Draco parecía casi tan preocupado como él mismo.
Harry le tomó de la mano y sintió que recobraba algo de ganas de vivir.
o0o
Albus llamó a Severus, mientras acariciaba el anillo que le estaba devorando lentamente y que ahora más que nunca sabía que contenía parte de Tom.
Severus traspasó las puertas del despacho tan oscuro como siempre, pero como a todos, el efecto de tener a un veela en Hogwarts le estaba cobrando su coste.
Se alegraba por Severus, él también necesitaba alguna alegría en su vida.
—Mis temores han acabado siendo ciertos, Severus—sonrió el director, tomando uno de sus amados caramelos de limón, siempre habían sido los favoritos de Gellert.—Soy demasiado viejo para el amor.
—Señor...
—Cuando Lucius estuvo en Hogwarts al menos sentí lo que a todos nos provocaba su influjo... ya no siento más que añoranza.
Severus se veía claramente incómodo, por supuesto Dumbledore conocía todo lo que ocurría con los alumnos de su colegio.
Aún recordaba los momentos tensos que vivieron al tener a un hombre lobo y a un veela en pleno apogeo. Aquel año sí que fue memorable.
—Aún creo que es muy peligroso, Albus. No podemos correr el riesgo.
—No lo haremos, confío en el amor, el amor es mucho más fuerte que el miedo.
—Aún no es seguro.
—Lo será, todo va según lo planeado.
—Un día no podrás jugar a ser Dios, Albus—se quejó Severus, pero en el fondo seguía confiando ciegamente en él.
Albus miró al anillo que le costaría la vida, pero aún no, aún había muchas cosas que hacer.
—¿Has reforzado los hechizos anticonceptivos y de protección en los estudiantes, Severus?—Cambió de tema.
—Por supuesto, señor. Pero podríamos bloquear el efecto de Draco, ya lo hemos hecho antes.
—No, es fundamental que todo siga su curso natural.
Severus solo asintió, Albus sabía que ese hombre serio y amargado quería a Draco Malfoy como el hijo que nunca tuvo, algo muy similar a lo que él mismo sentía.
—¿Cuándo vas a darme nietos, Severus?—Aquella pregunta, que no era la primera vez que realizaba, no tomó tan a la defensiva al hombre—Me hago mayor, y creo sería un abuelo magnífico.
Severus solo se marchó pero al menos había conseguido sacarle una sonrisa, se alegraba de no dejarle tan solo cuando aquella historia llegara a su fin.