Harry se quedó completamente impresionado, Draco estaba fatal. Y aunque le guardaba un profundo rencor por lo que le había hecho, aquello era otra cosa. Una cosa horrible.
Se quedó allí sentado, un poco retirado porque los amigos de Draco parecían no tolerar su presencia y porque él en realidad no sabía qué hacer.
¿Por qué nadie le había avisado? La verdad es que la pregunta no tenía mucho sentido. Harry había renegado de Draco, y no había querido verlo ni en pintura.
¿Y ahora estaba así?
Cuando Snape entró por la puerta no se fijó en Harry hasta tiempo después, y le llamó inmediatamente echando a los otros dos Slytherin.
Se retiraron los suficiente para que Draco no los oyera y entonces tuvo al jodido terror nocturno sobre él.
—¡Hasta que se hace responsable y viene, Potter!
A Harry se le hinchó una vena gruesa que le cruzaba la frente, también las pelotas, Snape tenía un don inflando pelotas. Sobre todo las suyas.
—Ni una palabra, esto es grave—le frenó antes de que Harry dijera nada.
—¿Qué le pasa?
—A veces me pregunto si sus tíos lo alimentaron a base de estupidez.
—¿Cuántos puntos me quitarían por romperle la nariz accidentalmente a un profesor?—dijo lleno de furia Harry, no había ido a que ese hombre le insultara.
—Paciencia, Severus, paciencia.
—Al grano...
—Si no fuera por la salud de Draco...
—¿Qué le pasa?
Aquello de absurdo era ridículo.
—Draco es un veela y usted su pareja, destinada, única, genuina, todo lo unido que se entiende en el mundo. Un veela rechazado se muere.
—Solo un veela estúpido entrega a su pareja a los lobos para que se lo coman y no espera que esto sea lo que le ocurre después.
Draco gimió en la cama.
—¿Va a dejar que se languidezca lentamente?
—Nunca nos unimos, he leído sobre eso y él y yo no nos hemos unido.
—Algunos veelas son un poco más dramáticos que otros.
Harry suspiró, por supuesto que sí.
Aunque todos dudaran de Harry, después de hablar con Hermione él sí se había informado sobre las uniones de las veelas, y había un rito, una pautas. Ellos no las habían realizado. Y aún así Draco tenía una pinta horrible.
—Creo que le vendría bien pasar un poco más de tiempo con usted, háblele, solo dígale que le ha perdonado.
—¿Aunque sea mentira?
—Lo del noble corazón de los Gryffindor era solo un mito, ¿cierto?
—Soy noble, no imbécil.
Snape rodó los ojos, pidiendo favores era una auténtica bazofia, confirmó Harry.
Pero Harry miró a Draco, la verdad es que a pesar de todo, no le gustaba nada verle así, resopló y captó la media sonrisa de Snape que tuvo la decencia de hacerla desaparecer rápidamente.
Cuando quedaron solos, Harry se sentó en la silla que había dejado Parkinson al lado de la cama. Draco parecía estar encogido.
—Media escuela está enfadada, la otra media está deprimida. Y la verdad, me alegro un poco de nos ser el único.
Draco solo le miraba con sus ojos blanquecinos.
Harry no sabía que decir, en el fondo solo quería reclamarle hasta que le doliera la lengua, pero tampoco quería verle así de mal.
Así que decidió contarle lo que habían estado viendo en clase ese día.
Después de una hora de hablar y hablar, Harry se dio cuenta de que Draco se había quedado dormido al borde de la cama, lo más cerca de Harry posible, y en su rostro parecía haber vuelto un poquito el color.
Harry suspiró cansado, ¿por qué todo era siempre así de complicado?