Dumbledore no volvió por dos semanas, dos semanas donde tuvo que ver como media escuela, la media conformada por chicos comenzaba a perseguir por los pasillos a Draco Malfoy.
No, mucha gracia ya no tenía la broma.
¿Por qué todo el maldito Hogwarts quería una cita con Malfoy? Había muchos chicos guapos, incluso él no estaba tampoco mal. ¿Por qué a él no le perseguían para pedirle una cita, recitarle poemas o mandarle bombones?
Él era el maldito Elegido, no Malfoy. El muy capullo ya no se reía tanto, "te ha salido el tiro por la culata, rubio" pensó jocoso cuando todo séptimo masculino de Gryffindor lo abordó a la vez en un pasillo.
Qué él estuviera allí no era complicado, seguía a Malfoy prácticamente a todas partes como un jodido perro guardián.
¿En qué momento había ocurrido eso? Él le vigilaba porque estaba haciendo algo malo, no para salvarle el culo. Que muchos tenían las manos muy largas y se lo pellizcaban más veces de las que Harry podía soportar ver.
—Deja de hacer lo que estás haciendo.—Se giró furioso cuando lanzó un confundus múltiple que dejó aún más idiota a sus compañeros de Gryffindor.
Malfoy le estaba mirando sorprendido, y Harry comenzaba a estar aburrido de ese juego.
—Sé que Snape y tú estáis compinchados, y tienes todo Hogwarts idiotizado, pero conmigo no funciona, y en cuanto venga Dumbledore vais a tener que rendir cuentas.
—¿Por qué diablos a ti no te afecta?—se quejó Malfoy, hacía tiempo que Harry no estaba tan cerca de él. No se fiaba un pelo, y menos cuando su pelo brillaba de ese modo, como si brillara, como flotando, como un puñetero ángel hermoso.
—Soy especial—chasqueó la lengua, sí, sí, muy bonito pero engañoso. Él no iba a caer.
Malfoy profirió un bufido muy poco digno para farfullar un extraño "¿Por qué tenías que ser tú?" e irse del pasillo como si allí no hubiera pasado nada.
Desde ese día, Malfoy, al ser descubierto, confrontado y amenazado dejó de jugar con todos. O casi con todos.
Siempre andaba solo, cosa nueva en alguien tan perseguido y "admirado" últimamente. Harry a veces tenía que correr para alcanzarlo a una prudencial distancia, y no siempre llegaba a tiempo. Más que caminar parecía volar.
Se perdía en los límites donde el mapa no tenía alcance, como si supiera que allí Harry no podría encontrarlo.
Quizás ya no estuviera haciendo nada, pero sin duda Malfoy era peligroso si tenía ese efecto en las personas cuando él quería. Seguro que solo estaba esperando el momento en que Harry no pudiera pillarlo para hacerlo.
Tenía que vigilarlo, necesitaba vigilarlo. Pero se le había vuelto a escapar.
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