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Buen Niño por ReyraMoller

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Notas del capitulo:

No sé que poner acá

Luego de aquel episodio, valentin reprimió sus ganas de llorar, renzo le había quitado el orgullo en unos pocos minutos. Debía contenerse, tenía que reprimirlo todo y hacer su trabajo, por su seguridad y la de su familia.

Soporto los juegos de té con cony con una sonrisa pegada al rostro, corto coronas de papel, pinto con brillantina y representó a el príncipe perfecto, pero por dentro se sentía asqueado de si mismo.  Las tardes no son eternas, pronto calló la noche y fue la hora de cenar. En la cabecera de la amplia mesa se sentaba Renzo, ese era su trono familiar, las dos sillas a su lado estaban completamente vacías... la familia se acomodaba en el resto de los asientos. Desde el hermano de Renzo, marcelo quien era su mano derecha en los negocios, la abuela Elena madre de ambos mafiosos y a partir de allí los siguientes lugares le pertenecían a la esposa de marcelo, sus hijos, 4 muchachos ya adolescentes y por ultimo la pequeña cony. Recientemente y por pedido de la pequeña, a la mesa se había sumado valentin, que cada día soportaba las miradas de indignación de el resto de la familia. Esa noche, valentin se había dirigido a su lugar habitual cuando la voz de Renzo se hizo escuchar.    —valentin, esta noche te sentaras a mi lado. Su rostro mantenía el semblante firme y serio que lo caracterizaba. El adolescente trago saliva he intento negarse.    — pero este es mi lugar... El mayor ni siquiera se inmutó, su dura mirada fue suficiente para que Valentín se levantara y rodeara la mesa. Oh, pero la pequeña cony no era valentin, por sus venas corría la terquedad de su madre y la presencia de su padre, a pesar de su corta edad se trataba de alguien que se hacia respetar, esa niña no le tenia miedo a nada.    — papá, mami siempre se sienta conmigo.    Los presentes quedaron inmóviles, incluido valentin quien se detuvo a medio camino, los ojos de los testigos viajaron desde el patriarca hasta su hija, una infinidad de veces. Renzo se reclinó sobre el asiento buscando la respuesta mas contundente posible para una niña tan temeraria.    — el lugar de mamá es junto a papá. Todos dirigieron su atención a la abandonada silla junto a renzo, con solo verla podían sentir aun mas la ausencia de su dueña. Valentin, naturalmente, no fue absorbido por la melancolía, con todo el tacto posible se sentó incómodamente en el lugar asignado. La esposa de marcelo, doña Catalina, no pudo soportarlo mas y se levanto de su lugar colérica.    — ¡ni te atrevas! Su esposo tomo su mano para tranquilizarla pero ella lo aparto.    — ¡no! Ese mocoso no se sentara en el lugar de fina ¿Me oíste? Sobre mi cadáver. En aquel momento de tensión, la grave voz de Renzo se hizo presente.    — suficiente, eres la esposa de mi hermano, madre de mis sobrinos, un miembro muy importante de nuestra familia y te respeto por ello, pero esta es mi mesa, yo decido quien se sentará junto a mi.    — pe-pero es el lugar de fina, el no puede...    —  si crees que por guardar una silla vacía estas respetando su memoría... Era tu amiga, lo sé, pero nada la traerá de vuelta y esta discusión no tiene sentido, Catalina. Vuelve a tu lugar y comamos en paz.    La mujer se sentó y guardo total silencio, intentaba tragarse las lagrimas que amenazaban con escapar. El resto de la cena continuó sin contratiempos, poco a poco, los miembros de la familia comenzaron a retirarse a sus dormitorios, valentin se levanto para ir a arropar a la pequeña constanza, pero fue detenido por Renzo, quien lo había tomado del brazo con calculada fuerza.    — espero con impaciencia el reporte de esta noche... Sin mas que decir, soltó su agarre y el adolescente un poco intimidado, huyó de la sala.  Ya en la habitación de la niña, la acostó y le leyó un corto cuento para dormir, la pequeña estaba aun muy emocionada por la cena.    — ¿Sabes, Valentín? Mientras cenabamos, cuando comiste junto a papá, por un segundo volviste a ser mamá ¿Lo notaste? Seguro que te resulto familiar, por un momento miraste a papá como antes — la pequeña no paraba de sonreír, pero por el contrario, aquella afirmación inquietaba muchisimo a su cuidador — si seguimos así, dentro de poco volveras a ser la misma de antes.    La pequeña dio un ultimo bostezo y se rindió perdidamente al sueño. Valentín se dirigió aun confundido, hasta el despecho de su jefe, a quien encontró revisando documentos. Al ver a valentin entrar en su oficina, Renzo, dejo los papeles en un gabinete de su escritorio y le dedico toda su atención. Con pasos tímidos, el adolescente se acercó al escritorio, el mayor señalo la silla que Valentín tenia enfrente, invitandolo a tomar asiento, pero este ultimo lo rechazó.    — como prefieras, muy bien, comienza. Valentin prosiguió a relatarle a su jefe las actividades de su pequeña hija y sus cambios de humor, fue corto pero informativo, al concluir se disculpo e intento irse sin pensar en aquello que habia sucedido mas temprano entre su jefe y el, pero claro, Renzo no lo dejaría estar.    — ¿pensaste en mi? Aquella pregunta provino de la boca del mayor quien se frotaba el mentón, pensativo, recordando.    — ¿Perdón? — valentin prefirió fingir demencia, como si todo aquello jamás hubiera pasado.    — asique si lo hiciste... Lo tienes muy presente ¿verdad?... Mis manos sosteniendo tus piernas y tu jadeando y sintiendo placer ¿Te exitaste aun mas por que yo te miraba? Apuesto a que si, te viniste muy rápido ¿Quieres repetirlo ahora?    Valentin se sentía mas que humillado, sus mejillas estaban teñidas de un rojo furioso y no despegaba los ojos del suelo, se mordió el labio inferior para no llorar. Decidido, levanto la cabeza y lo vio directo a los ojos, sin titubeos, tragandose su furia.    — si no necesita nada mas de mi, entonces me retiro.    — ¿Quien dijo que podías irte?... ¿Tanto miedo le tienes a sentir placer? El adolescente enfureció, dio media vuelta y camino hacia la puerta, ante tal acción Renzo se levanto y con paso veloz (aun mas que valentin) llego a la puerta y la cerró con llave, el adolescente sintió temor, no había escapatoria posible de ese monstruo, quien lo acorralo contra la pared. El inmenso y macizo cuerpo del mayor bloqueaba con totalidad la delgada complexión de Valentín — ni siquiera estoy tocandote y aun así estas temblando, niño — Valentin aparto la mirada mientras se mordía el labio inferior en un intento por no demostrar su miedo. El mayor tomó el mentón del menor y lo obliga a voltear en su dirección — mirame cuando te estoy ablando, no seas un cobarde, niño. En tu casa le hiciste frente a una puta bala como todo un hombre ¿ Y ahora le tienes miedo a una polla? — el mayor repentinamente tomo la mano del menor y la puso en su pene, obligando al adolescente a sentir el miembro latente de su captor — si, es grande y gruesa... Y eso que no esta dura todavía ¿Tienes miedo de que te folle? Te follare, eso tenlo por seguro, este enorme pene entrara en ti miles de veces y te dolerá ¡diablos! te dolerá como el infierno pero también sentirás placer, sera tan placentero que te mostrare el puto paraíso y me pedirás mas como una puta perra en celo ¿Entiendes? Eres mio y haré contigo lo que quiera así que ve acostumbrandote.    Un enorme sentimiento de desesperanza rodeo el corazón de Valentín ¿Así seria todo ahora? ¿Viviría solo para ser un esclavo sexual? No, el se negaba a creer eso. Con toda su fuerza logro empujar al gigante.    — Soy un menor de edad, esto es ilegal ¿No te da miedo ir a la cárcel?    Al escuchar esas palabras, Renzo no pudo mas que partirse de risa.    — ¿Que si le tengo miedo a la cárcel? Soy un maldito mafioso, tengo negocios turbios por todo el país y el extranjero también, hago todo tipo de mierdas, soy de lo peor, por dios, incluso mate un hombre frente a tus ojos. ¿ De veras crees que me importa una mierda la cárcel? Tengo a la policía comprada, numerosos jueces atemorizados... Podría follarme tu delicioso culo en frente del presidente y aun así no seria un problema para mi. ¡Soy intocable!    Aquellas afirmaciones eran impensadas para Valentín, ni siquiera tenia las dimensiones del horrible ser que ahora era su dueño.    — ¡eres un monstruo! — acompañó estas palabras con una severa cachetada que le dio vuelta la cara a el mayor.    — Y tu eres tan inocentón que me calientas — Renzo tomo al menor por la cintura y aferro el delgado cuerpo al suyo — dime monstruo otra vez, me pones tan cachondo.    — pues a mi me enfermas ¡Me das asco! A pesar del rechazo del menor, Renzo no lo soltó, se relamió los labios y se apodero de la quijada del menor, obligándolo a verlo a los ojos, siempre debía verlo a los ojos.    — ¿Así que te doy asco?    — ¡si! Valentin escupió esa palabra con todo el desprecio que cabía en su pequeño cuerpo. Con un simple arrebato, el mayor besó a Valentín salvajemente, con una monstruosa fuerza evitaba despegar su cuerpo del de su presa. Valentin era víctima del beso mas apasionado que le habían dado en la vida, la lengua del mayor recorrió furiosamente la boca del menor, entrelazándose con la de valentin en una eufórica danza que mas parecía una lucha de poder, el niño estaba enfurecido y al principio intento apartarse, resistirse, pero con el tiempo cambio de estrategia, le devolvió el beso al mayor usando toda su fuerza y el poco conocimiento que tenia sobre el tema. Luchó para dominar la situación, podía ser joven y un total inexperto pero tenia tanta voluntad como cualquier otro, ya no se dejaría hacer como si fuera una muñeca, no, el estaba muy lejos deperder su voluntad. Con habilidad mordió el labio inferior de su captor, rodeó el varonil cuello de su atacante con sus brazos, mientras que Renzo se inclinaba aun mas para estar a la altura de Valentín, tomo con fuerza la delicada cintura, su agarre era tan fuerte que despego al pequeño del suelo. el adolescente instintivamente rodeo con sus delgadas piernas las caderas de renzo, quien sostuvo sin esfuerzo el peso del menor. Lo llevó hasta el escritorio donde valentin despejo el terreno tirando todas las cosas al suelo, esta acción sorprendió al mayor quien le dedico una sonrisa burlona.    — ¿No que te daba asco? Mirate, estas...    — ¡callate y besame!    Como si las cosas fueran al revés, Renzo obedeció a valentin, se apego a el y siguió besándolo con maestría, acaricio sus piernas y su cadera mientras el menor pegaba su pecho contra el del mayor, sintiendo la trabajada musculatura y aferrando el oscuro cabello de Renzo con sus diminutas manos, como intentando obligarlo a que no se detuviera jamas. La boca de Renzo descendió por por la quijada del menor hasta instalarse en su frágil cuello, donde beso sin control, mientras que valentin movía sus caderas inconscientemente, buscando alivió en frotar su pene contra el de su jefe. Renzo tenia la cara hundida en el cuello del menor, mientras masajeaba sus nalgas como un profesional, de la boca del adolescente salían puros gemidos, parecía enloquecido. Renzo se detuvo en el peor momento y soltó a valentin quien intento besarlo otra vez pero el mayor lo alejo sin mucho esfuerzo, Renzo mantenía una sonrisa burlona y con toda razon.    — ¿asco? — Valentin cayó en cuenta de todo lo que había pasado y de como había actuado. Su plan era pelear pero en algún momento se había perdido en el placer — tal parece que no es así, te resulto mucho mas atractivo de lo que creías ¿Verdad?    valentin tenia una marea de pensamientos, todo giraba en su mente, solo sabia que odiaba a la persona que tenia enfrente y se odiaba aun mas a si mismo por caer en la tentación de aquel demonio.    — ¡no me gustas para nada!    — ah, ¿sí? ¿Entonces que fueron esos besos? ¿Que hay de todos esos gemidos? — tomo el mentón del menor posesivamente — Admitelo, yo te gusto.    Valentín apartó la mano de renzo con arrogancia.    — solo te di lo que querías, jefe! La sonrisa burlona de Renzo desapareció, siendo remplazada por su habitual cara de poker.    — así que solo "me diste lo que YO quería" bien, entonces no te costara seguir mis ordenes como hasta ahora ¿No?— Abrió un cajón del escritorio y saco una cajita que le entregó a Valentín — a partir de ahora usarás esto.    Valentin estaba confundido, la cajita de carton parecía recién comprada en la farmacia, como las tabletas para la migraña.    — ¿Hespironolactona? ¿Para que es esto? No estoy enfermo.    Una pequeña y fugaz sonrisa apareció en los labios de Renzo pero fue borrada instantáneamente, si Había algo que le gustaba de Valentín era lo inocente y despreocupado que podia llegar a ser.    — no es un remedio, son pastillas de estrógeno, hormonas femeninas. Por la impresión que le causo escuchar esa definición, valentin soltó accidentalmente la cajita.    — ¿Para que voy a necesitar esto? Soy un hombre, lo sabés.    — justamente por que eres un hombre, me gusta tu cuerpo pero no te confundas, soy un hombre con todas las de la ley.    Valentin parecia totalmente ofendido. Levanto la caja y la estrujó un poco entre sus dedos.    — ¿" hombre con todas las de la ley"? no dudaste ni un segundo en besarme, tocarme y hasta incluso me hiciste masturbarme frente a ti ¿A quien quieres engañar? Te importa una mierda que sea hombre... ¿Que quieres? ¿Tambien me obligaras a operarme o que? Podrías buscar a una mujer para hacerle todas tus mierdas ¿Por que debo ser yo?    Renzo tomó fuertemente el brazo de valentin, parecía estar tragandose algo que no queria decirl, algo importante que incluía a valetin... pero no lo dijo.    — yo hago lo que se me da la gana, no quiero a otra mujer, te quiero a ti como mi amante ¿Entendiste? Llegaste aquí sabiendo que eras mio en todo sentido. No repliques mas y hace lo que te ordeno. Y con respecto a una operación... No te cortare nada — esto último lo dijo con una sonrisa burlona — digamos que me encariñe con tu... Gusanito, es tan pequeño que no me molesta y además es mucho mas honesto que tu — Sin pudor alguno, tomo el pequeño pene del menor, que aun estaba erecto, por el tacto se volvió aun mas rigido — míralo, se pone muy feliz de verme — Metio la mano en el pantalon, dentro de la ropa interior y toco  directamente el miembro del menor, erecto apenas media lo mismo que el dedo medio de Renzo — sera mejor que te deje en soledad, parece que estas a punto de explotar.    Las mejillas de valentin se tiñeron de rojo, tomó la caja y se fue veloz como un rayo. En la privacidad de su habitación y aun en contra de sus deseos, se tocó, intento pensar en algo excitante para terminar de una vez con ese asqueroso sentimiento de necesidad.  Pensó en su compañera de banco, la hermosa lily, que tenia unos deliciosos labios rojos, pero no resulto, ni siquiera pensar en la gigantescas tetas de la profesora de ingles lo hizo llegar. Se dedico a frotar su miembro con entusiasmo, hasta que un pequeño dolor en su cintura lo desconcentró, extrañado se levanto la camiseta y se encontró con un gran moretón, producido por las manos de Renzo. Se dirigió al baño, donde se quito toda la ropa frente al espejo y ahí estaban, numerosos cardenales en su cintura y brazos, marcas de dedos en su espalda, varios chupetones en su cuello y al voltear tenia las nalgas rojas con 5 manchitas violácea en cada gluteo ... Rozó los  moretones y sintió un poco de dolor, recordó perfectamente cuando Renzo le había masajeado el culo, todavía sentía sus habilidosas manos tocando todo su cuerpo y su lengua jugueteando con sus tetillas.Su mente lo traicionó y por un segundo se lo imagino detrás de el, abrazándolo posesivamente, lo imagino susurrándole en el oído como ya lo había echo muchas veces, diciendo las palabras que jamas se cansaba de pronunciar «eres mio»... Se vino. Otra vez estaba solo, de nuevo era un adolescente frente al espejo viéndose mientras se masturbaba. A aquel hombre seguramente le encantaría ver algo tan vergonsoso. Valentin no sabía como, pero Renzo le estaba afectando negativamente, lograba que disfrutara de lo que debía ser una cruel tortura.Tenia que ponerle fin de inmediato a esos sentimientos, no podía dar su brazo a torcer.    Al día siguiente, cuando le tocaba despertar a la niña para llevarla a la guarderia del colegio, se encontró con muchos, muchimos regalos apilados a un lado de la cama de cony. Al parecer su padre había creído conveniente regalarle sin motivo aparente un sin fin de juguetes y peluches con temática de gusano. Y no solo eso sino que especialmente la había despertado para mostrarle el regalo mas significativo, un libro para dormir y como si todo aquello no fuera una broma pesada, la niña se fanatizó con el bendito libro y a partir de ese día le pidió a valentin que se lo leyera todas las noches. Claro que este siempre tenia las mejillas encendidas por la vergüenza. No conforme con lo hilarante de su infantil broma, en la cama de valentin había dejado otra sorpresa muy extraña. Una colección de calzoncillos eróticos que mas parecían tangas, con una abertura en la parte trasera, digamos que de "fácil acceso" y en la parte delantera tenían un "gusanito" con carita feliz, donde entraría a la perfección el pequeño pene de valentin. La primera reacción del adolescente fue tirarlos a la basura pero algo dentro de el lo impulso a revisar su cajón de ropa interior antes y ahí estaba o mejor dicho no estaba, sus calsoncillos habian desaparecido para ser remplazados por este tipo de lencería extraña. Furioso, se dirigió al despacho, donde sabia que encontraría a su jefe para reclamar su ropa interior y al entrar se encontró con la cara sonriente de Renzo al pie de la chimenea quemando toda la ropa interior...Basta con decir que el gigante se llevó un ojo morado. Aun así y a pesar de todo, al no tener otra ropa interior, valentin tuvo que usar esos calzones eróticos de todas formas, cada tanto se lo puede ver en algún rincón de la mansión, vigilando que nadie le preste atención mientras se acomoda disimuladamente la tanga.
Notas finales:

Hasta la próxima


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