El Gran Comedor estaba lleno de risas y conversaciones entre sus estudiantes, quienes hablaban emocionados sobre el Evento Mágico de la Estrellas. Algunos estaban realmente impresionados de que existiera algo mejor que el Torneo de los Tres Magos, pero había que ver para creer, Hogwarts estaba muy emocionado. Underworld comía con gran alegría, habían pasado cinco años desde las última vez que estuvo en ese castillo y realmente disfrutaba un reencuentro como ese, mientras su querido director conversaba con Dumbledore, ella miró a McGonagall. -Ha pasado tiempo Minerva. ¿Sigues estricta y amargada como siempre~? -preguntó con burla. McGonagall la miró mal, lanzando su mirada de águila y sus labios apretados. -Veo que tú también sigues siendo... Tú. -le dijo, haciendo énfasis en el Tú, mientras la miraba de arriba hacia abajo. -Siiii hehe~ soy muy fiel a mi misma, querida gatita~ -dijo presionando su uña negra en la mejilla izquierda de McGonagall, ésta frunció el ceño. Podían pasar muchos años, pero realmente nunca le agradaría esa mujer. La chica del sombrero de copa volvió a comer, observando el hechizo que estaba para hacer que el techo se viera como el cielo nocturno, lleno de estrellas. -¿Qué le dijiste al chico de los lentes? -le preguntó Giles a su lado, sus ojos mieles observandola fijamente. -Nada. -le dijo sin mirarlo, no quería arruinar su comida. -No mientas Underworld, no eres tú si no dejas aterrorizados a los estudiantes de Hogwarts el mes completo. Así que pregunto de nuevo: ¿Qué le dijiste? -preguntó Giles, mirándola con acusación. -No te importa, señor gruñón. -le respondio Underworld, mientras bebía su amado jugo de fresa. Giles iba a regañarla-como todos los 365 días que tenía un año- Pero la chica, ya molesta de que el "Sr. Perfecto" le fastidiara y le jodiera la noche, le clavó el tacón de sus botas en el pie con mucha fuerza. Ante esto, Giles chilló, llamando la atención de Alex y Caesar, junto con los directores y los profesores de Hogwarts, McGonagall, Flitwick, Slughorn, Pomfrey y Sprout junto con Hooch, y también Hagrid. Ya sospechaban que Underworld había hecho algo, para que Giles la dejara en paz. -Hija de... -susurró Giles, con mucho dolor en su pie. -Sí, sí. Lo que tu digas bla bla bla -le dijo Underworld, acariciándo su largo cabello azulado. Sí, esos dos nunca se llevarían bien. A pesar de ser hermanos gemelos, no se soportaban. --++++-- -Oye Cornamenta... James... ¡James! -gritó Sirius a su amigo que estaba en las nubes, quien sabe la razón. -¿Qué? ¿Qué pasa? -preguntó, saliendo de su cabeza por un momento. No había dejado de pensar en lo que le dijo esa mujer rara y que daba miedo. Sirius, Remus y Peter lo miraron raro, ese no era el James Potter que ellos conocían, el que siempre hacía bromas y no se estaba quieto. Ahora era remplazado por un chico serio y pensativo. Sospechaban que tenía algo que ver con la loca de Olympian Diamonds, y Sirius iba a averiguar que es lo que le había dicho.
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