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Reminiscenses por LadyAmethyst

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Notas del capitulo:

Aquí el primer capítulo tras el prólogo. Intentaré actualizar y no dejarlo en el olvido.

  1. 1.       Encuentros inesperados.

 

El despertador de radio de Bilbo comenzó a sonar con fuerza en la habitación, eran las siete de la mañana y el joven comenzó a desperezarse de la cama, estirándose como un gato. Había pasado una mala noche. Llegó tarde del trabajo, uno de los que tenía, y tuvo que hacer inventario de todos los libros después de cerrar la tienda. Para colmo cuando llegó a casa sus vecinos estaban en plena sinfonía erótica y no pudo pegar ojo. Como si la vida sexual de sus vecinos fuese interesante para el resto del edificio. «Bueno», pensó, «al menos alguien tiene vida sexual aquí.» 

Se levantó a regañadientes, en menos de una hora debía estar en la universidad y esa noche tenía turno doble en el pub. Fantástico comienzo de un viernes. Se acercó al espejo e intentó ordenar sus rizos dorados, estaban descontrolados, suspiró con resignación. Dirigió la mirada a un pequeño cuadro de sus padres, sobre el escritorio.

—Buenos días mamá, buenos días papá —una pequeña sonrisa floreció en su rostro —intentaré que hoy sea un buen día —siempre era mejor comenzar con optimismo.

Como cada mañana, se metió en la ducha y eso terminó por espabilarle. Mientras se vestía y arreglaba lo mejor que pudo escuchaba a los locutores de la radio hablar del grupo del momento. Dirigió una rápida mirada a uno de sus posters. Todavía tenía la esencia del joven que conoció cuando tenía diez años, y su atractivo era evidente. El cabello seguía igual, largo con ondas, pero con algunas mechas plateadas. Los profundos ojos azules brillaban aún más, y una barba incipiente marcaba su pálido rostro.

Seguía siendo delgado, pero fuerte, sus músculos bajo la ropa eran incuestionables. Todavía vestía de negro y llevaba aquellas pulseras negras de cuero. Y al parecer dio un pequeño estirón más. Bilbo en cambio no podía presumir de su estatura.

“Como iba diciendo, su último disco ha sido toda una revelación. Tiene más sonidos orquestales sin perder su esencia gótica y heavy. Una buena mezcla, ahora les dejamos con el último single del álbum Reminiscencia, para todos los oyentes de Rock FM, “Dark Solitude” de Oakenshield.”

Bilbo suspiró, mientras escuchaba la profunda voz de su ídolo en la melancólica canción. Cuando descubrió que Oakenshield era el grupo de Thorin, comenzó a seguirle y escuchar su música. Al principio nadie los conocía, pero él se orgullecía de tener todos los discos desde sus comienzos. De eso ya había pasado tiempo. Thorin ahora tenía 28 años, era un músico reconocido y talentoso, un soltero codiciado por muchos y una celebridad en toda regla. Alguien inalcanzable. Aun así, no aireaba su vida personal a los medios, especialmente su pasado, poco se sabía de él. Aunque había tenido varios encontronazos con los paparazzi por acoso personal y tenía fama de poseer un carácter difícil. O eso decían.

Bilbo en cambio no tuvo tanta suerte. Desde el accidente de sus padres su vida sólo fue cuesta abajo. No le gustaba mucho hablar de ello, y aunque intentaba ser positivo había momentos en los que todo parecía irse a la mierda. Aun así, no se rindió, como solía decir Belladona, las adversidades son las que te hacen fuerte. Y vaya si eso le fortaleció. Sus padres fallecieron cuando él tenía 18, de eso ya había pasado 4 años, pero Bilbo seguía recordándoles con una mezcla de amor y tristeza.

Desde entonces tenía tres trabajos para poder pagar la universidad y los estudios. Además, tenía que pagar el pequeño piso de alquiler, casi siempre tenía problemas para pagarlo. A final de mes tenía suerte si podía comprar comida y costear internet. Por suerte Bilbo siempre había sido buen estudiante y estaba muy adelantado en su licenciatura de psicología, pero quería esforzarse para sacarse el doctorado. De pequeño siempre le felicitaban por sus notas, era cinturón negro de kárate y aprendió un poco mejor a relacionarse con la gente.

Ahora tenía amigos, pocos, pero los tenía. Su vida no era tan terrible. No tenía tiempo para pensar demasiado en ello, siempre estaba ocupado. Si no estaba en clases, estaría trabajando en la librería por las tardes, en el pub los fines de semana o en la floristería de su vecina algunas mañanas que podía escaquearse de la uni.

 Observó antes de salir la púa de plata en la vitrina. Desde que la encontró era su mayor tesoro. Bilbo era realista, sabía que aquello era puro amor platónico, pero no tenía tiempo para comenzar una relación seria con nadie. ¿Qué le impedía fantasear un poco con el atractivo hombre del póster? No hacía mal a nadie. Tal vez a sí mismo, pero no le importaba. Recordó la estúpida conversación que tuvo con Thorin cuando era pequeño, cosas de niños supuso. Ese pensamiento le hizo reír. Menos mal que aquello ocurrió hace algo más de diez años, le daría vergüenza revivir ese momento. Agarró su mochila, la pasó sobre su hombro, y cogió las llaves. Tras una última mirada al poster de Thorin salió por la puerta.

De camino a la facultad en el autobús, con sus auriculares bluetooth, podía observar anuncios de su ídolo y el grupo en los carteles de la ciudad. Era imposible no encontrarle en todas partes. Anuncios, carteles, en la tele… No reprimió un bostezo, estaba agotado y todavía quedaba un largo día por delante. «Céntrate, Bilbo.» Se dijo a sí mismo.

 

 

—Eh, Bilbo — sus amigos ya estaban en clase cuando llegó, le llamaron desde lejos. Bilbo se acercó al grupo. Por suerte había llegado unos minutos antes de que el profesor apareciese —tienes un aspecto horrible, tío.

—Gracias por la observación, Drogo —dijo con molesto sarcasmo —he pasado una noche de mierda, y si hubieras estado allí tú también te verías así de mal. Muchas gracias.

—Últimamente has estado trabajando mucho, deberías tomarte un respiro —la joven que había hablado era Prímula, la conoció gracias a su mejor amigo, Drogo. Se traían un royo raro, todavía no tenía claro si estaban saliendo juntos o no.

—¿Un respiro? ¿eso qué es? —bromeó —No tengo tiempo para eso. ¿Dónde está Rori?

—Ya le conoces, llegará tarde —contestó Drogo.

—¡Joder! —maldijo Bilbo husmeando en su mochila.

—¿Que ocurre?

—Se me olvidó traer mi estuche.

—¿Todavía traes esas cosas? —preguntó Prímula —en clase utilizamos los ordenadores, no los necesitas. Y no te preocupes tanto. Voy a tener que darte un par de lecciones sobre relajación. Creo que lo necesitas.

Bilbo puso los ojos en blanco, a veces sus amigos se preocupaban demasiado por él. Estaba bien, era joven y tenía energía de sobra. ¿Acaso se veía tan mal? Se sentó al lado de Drogo, y vieron aparecer a Rori a lo lejos.

—Eh chicos, buenas noticias —comunicó el joven al acercarse al grupo —esta noche hay concierto amateur en La Nota, ¿nos acercamos a verlo? Ponen chupitos gratis durante media hora.

—Di la verdad Rori —Drogo sonrió con picardía —no quieres ir por el concierto, si no por los chupitos.

—Es evidente, jaja —Rori siempre pensaba en fiestas, escaquearse de sus responsabilidades y disfrutar de la vida, generalmente. Bilbo a veces lo envidiaba, un poquito —y por las chicas.

—Yo no puedo quedar esta noche, trabajo doble turno en el pub.

—Bilbo, eres un aguafiestas —Rori negó con la cabeza, mirándole con pena.

—Rori, y tú deberías trabajar más.

—Mis padres son ricos, ¿recuerdas? —dijo con un leve encogimiento de hombros, claramente indiferente.

Bilbo dramatizó al pasarse las manos por el rostro, dejando escapar un gruñido, Rori era un caso perdido. Tras varias conversaciones sin relevancia, el profesor apareció por la puerta. Se acomodó en el asiento preparado a enfrentar el largo día que tenía por delante.

 

 

**ºº**ºº** 

 

Thorin escuchaba atentamente con sus grandes auriculares el arreglo de la nueva canción que había compuesto. Todos en el estudio le miraban expectantes, esperando su visto bueno. Tras un gruñido, los retiró a un lado del asiento donde estaba.

—No es perfecto. Tenemos que mejorar el tiempo y añadir algo con más fuerza. Un solo de batería en el intermedio, quizás.

—No hay problema, Thorin —Dwalin asintió, estaba de acuerdo con ese arreglo. Como baterista no iba a negarse.

Thorin sacó la pitillera y encendió un cigarrillo.

—El resto de temas son una mierda, volveré a centrarme en ellos —exhaló el humo con hastío, últimamente le costaba concentrarse. Posó la mano sobre la frente, con los ojos cerrados, perdido en sus pensamientos mientras el resto del grupo discutía sobre el resto de canciones y lo que había comentado.

—Thorin, el último disco ha salido hace muy poco y está siendo un éxito, quizás deberías tomar un descanso —Balin estaba preocupado. Era su mánager desde que Oakenshield se formó cuando apenas eran conocidos —no hace falta apresurarse con estas cosas. Ya lo sabes.

Thorin no contestó, y no hizo falta. Abrió los ojos y le lanzó una fría mirada a Balin, capaz de helar la sangre a cualquiera. Volvió a exhalar el humo retenido y se levantó del asiento.

—Volveré al estudio esta tarde, sólo voy a arreglar un par de cosas de este tema. Del resto, lo pensaré. Pero no tomaremos un descanso.

Fue firme en su decisión y el resto del grupo quedó en silencio.

—Quizás Balin tenga razón, llevamos sin descanso bastante tiempo y cuando terminen las promociones comenzaremos la gira —Nori estaba reacio a la decisión del líder —ya sabes que estamos comprometidos al grupo, pero de nada sirve si no descansamos lo suficiente. Y tendremos muchos ensayos.

—Y sinceramente —en esta ocasión Bofur se atrevió a intervenir —te ves como el culo. ¿Has dormido algo últimamente?

Thorin dejó escapar una suave risa carente de humor.

—¿Para qué perder el tiempo durmiendo? —apagó el cigarrillo en el cenicero del escritorio de su mánager y se acercó a su compañero —Prefiero hacer otras cosas más interesantes, ya descansare cuando esté muerto.

—¿Por qué no lo discutimos esta noche? —añadió Ori, hasta ahora había permanecido en silencio. No le gustaba interrumpir a Thorin cuando estaba de mal humor —podríamos ir a ese pub que está tan de moda, ese que nos comentaron la semana pasada en el programa de Elrond.

—Hermano, me parece una idea cojonuda —Nori estaba de acuerdo, se apuntaba un bombardeo si hacía falta.

—No creo que sea buena idea —Balin le miró con desaprobación, aún recordaba la última salida nocturna que tuvieron los chicos y lo mal que terminó —Thorin, debes controlar ese genio tuyo, la próxima vez no estaré ahí para cubrir tu trasero.

—No es necesario que te preocupes por mi trasero —lanzó una sonrisa ladina que no pasó desapercibida —suele estar en muy buenas manos.

—Como si alguno de nosotros pudiera —se mofó Bofur.

—No te pongas celoso, Bofur —entrecerró los ojos en su dirección —no mezclo el trabajo con el placer.

—Eso no tiene nada que ver, siempre acabas liado con los tíos más capullos. Aunque tu también eres un capullo.

—Hmpf —Thorin gruñó con desaprobación, pero claramente divertido por la conversación. Le guiñó un ojo —bien, me apunto a la salida de esta noche.

Bofur disimuló penosamente el rubor que comenzaba a subirle por el cuello. El resto del grupo comenzó a planear la quedada de esa noche, hacía tiempo que no salían a divertirse y los ánimos parecían venirse arriba. Nori bromeaba con su hermano Ori sobre alguna tontería, el joven estaba abochornado por algo que le había susurrado. Dwalin estaba buscando la ubicación del pub en el móvil y Bofur comenzó a cantar encima del escritorio deseando que llegara la noche. Hasta que Balin exasperado interrumpió a los chicos.

—¿Así os vais a comportar? Sois peor que niños.

—Venga, Balin —se quejó Bofur todavía sobre la mesa —no seas aguafiestas, nos comportaremos.

—Thorin, necesitamos hablar un momento.

Thorin no dijo nada, solo le miró con el ceño fruncido. Los demás se fueron a regañadientes cuando Balin los expulsó de su oficina cerrando la puerta de un portazo.

—¿Ahora qué quieres?

—Thorin —Balin no le dejó terminar, se sentó a su lado con la mirada más amable que podía mostrar —nos conocemos desde hace mucho tiempo, y te considero casi como a un hijo. Pero sabes que necesitas ayuda.

—No necesito ayuda de nadie, Balin —sus palabras salieron envenenadas —estoy bien.

—Puedo ayudarte, buscar a alguien cualificado para que puedas hablar, ya sabes. Y todo con la mayor discreción posible. No es tan raro en los tiempos que corren acudir a un psicólogo.

—¡Balin! —Thorin ahora estaba perdiendo la paciencia —no necesito ayuda de nadie y menos de un loquero.

—Tienes cambios de humor cada vez más frecuentes y demasiada ira retenida. Y la fama no ayuda en esto.

—¡He dicho que no!

Thorin se levantó con furia mal contenida y salió de la oficina dando un sonoro portazo. Balin suspiró en silencio, abatido. Ese chico siempre se metía en problemas. No le quedaba más remedio que esperar lo mejor, y prepararse para lo peor.

 

 

**ºº**ºº**  

 

Esa noche el pub Mithlond estaba abarrotado. Desde que le dieron publicidad en el famoso programa Imladris Night Live la clientela había subido como la espuma. Era un local de moda, y muchas celebridades venían allí, pero nunca nada tan exagerado como esa noche. El local rebosaba de gente en la zona de pista, y en los laterales, apartados del bullicio central, los espacios reservados estaban todos ocupados. Bilbo permanecía tras la barra, preparando los cocteles que le pedían y observando el ir y venir de la gente. No tenía tiempo ni de respirar, había cola para entrar y los compañeros que servían las bebidas no daban abasto.

Para colmo, su jefe esa noche estaba de un humor de perros. Les mencionó a sus trabajadores antes de comenzar la noche que hoy vendría celebridades importantes y tenían que dar la talla. Suspiró para sus adentros mientras escuchaba la música del local, demasiado alta para su gusto, a penas podía escuchar los pedidos.

La noche parecía ir bien, a pesar del interminable trabajo, pero Bilbo prefería estar entretenido así pasaban las horas más rápido. No le daba tiempo a pensar en lo agotado que estaba y lo mucho que deseaba derrumbarse en la cama. En cuanto estuviera en su piso no iba a despertar hasta la noche para volver al trabajo. Estaba tan distraído atendiendo la barra que no se percató en qué momento su jefe se había acercado a su lado.

—Bilbo, te necesitamos fuera de la barra para servir. Los chicos no pueden solos, dales refuerzo. Yo te cubro en la barra.

Bilbo asintió, no le parecía correcto desobedecer la autoridad de su jefe. Agarró una de las bandejas llenas de bebidas pendientes de entregar en los reservados. Iba esquivando a la gente que se ponía en medio, estaba tan lleno de clientes que apenas podía ver por dónde pisaba. De milagro no cayó en un quiebro cuando un grupo de chicas se pusieron a saltar y chillar como locas. Sostuvo la bandeja en equilibro y se movió para buscar un mejor camino, pero al girar alguien le dio un codazo y su bandeja llena de cocteles fue a parar encima de un hombre y la otra mitad al suelo.

—Lo… lo siento —comenzó a disculparse lo más rápido que pudo.

Su corazón se paró de repente, aturdido por lo ocurrido y muerto de vergüenza. Le iba a caer una buena de su jefe. Alzó la vista para ayudar al hombre que había sido bañado entre varios Bloody Mary y Cosmopolitan. Entonces le vio. «¡Thorin!» Se congeló en el sitio de la impresión. Era aún más imponente que en la tele y el día que le conoció. En ese momento sólo quería desaparecer de la faz de la tierra, contuvo la respiración deseando poder hacer algo más que permanecer como un idiota frente a él. Pero algo andaba mal.

Los ojos de su ídolo tenían un brillo peligroso y su rostro mostraba confusión y rabia dirigida expresamente a él. «Joder»

—¿Qué coño? —los ojos azules ardían de furia y se encaró a Bilbo, acercándose peligrosamente —inútil de mierda, ¿Qué clase de camarero eres si no eres capaz de mantener en pie una bandeja?

—¿Qué? —Bilbo estaba entre enojado, aturdido y, claramente decepcionado. Jamás imaginó que Thorin pudiera ser tan maleducado. Vale, a su favor era cierto que le había tirado varias bebidas encima pero estaba intentado disculparse. Observó con algo de recelo cómo Thorin se le echaba encima como un lobo rabioso. Entonces Bilbo estalló —Me he disculpado, maldito arrogante —escupió casi sin pensar.

Un leve atisbo de sorpresa cruzó el semblante de Thorin, sólo por unos segundos al oír el insulto, pero entonces se recompuso y le empujó con fuerza. Bilbo no se lo esperaba y tropezó hacia atrás.

—No me jodas… —Bilbo se giró rápido y le devolvió el empujón a Thorin.

A partir de ahí, todo ocurrió muy deprisa y la noche comenzó a irse a la mierda. Como siempre le pasaba. Su corazón iba a mil por hora. Thorin se le echó encima para comenzar una pelea. Bilbo intentaba apartarse, defendiéndose del agarre del cantante, pero tenía mucha fuerza y ambos comenzaron a devolverse los golpes, aunque rápidamente observó como dos miembros del grupo detenían a Thorin por los brazos, haciendo palanca para frenarle.

—¡Suéltame Dwalin! —gritó Thorin con un cabreo monumental.

Bilbo respiraba con agitación intentando mantener el control de lo que estaba pasando observando al hombre que tenía delante. Algunos camareros se detuvieron al lado para ayudarle. Le sangraba la nariz y apenas se había dado cuenta cuando comenzó.

—¿Qué coño está pasando? ¡Bilbo! —era su jefe, contraído por la ira.

—Mierda —masculló intentando frenar el sangrado con la mano. Se volvió hacia su jefe con resignación.

—¡Esto es imperdonable, no se puede agredir a los clientes!

—¡Me he disculpado! —se defendió Bilbo con un arrebato de furia. Todo iba de mal en peor.

—¡Estás despedido!

—¡¿Qué?! No puedo creerlo… empezó él —apretó los puños con fuerza, pero entonces la voz de Thorin le interrumpió.

—Bien, dedícate a otra cosa, como camarero vales una mierda —las palabras salieron envenenadas de su boca.

—¿Ya no trabajo aquí verdad? —Bilbo ya no se contuvo más, se quitó el estúpido chaleco del uniforme y lo tiró al suelo. Bilbo se giró con un rápido movimiento y propinó un puñetazo en la cara de Thorin, tantos años de karate sirvieron para algo, al menos. Un atisbo de tristeza cruzó su semblante. Observó por un segundo a su ídolo, su amor platónico. Al parecer era un capullo como el resto de la gente. «¡Que decepción!» Sentía ganas de llorar por la rabia.

Thorin no se lo esperaba y el golpe le dio de lleno, iba a lanzarse de nuevo a por el chico y devolverle el golpe cuando notó el agarre firme de Dwalin y Nori, frenándole por completo. Vio al joven irse entre la multitud que había sido testigo de todo el embate y se quitó de encima a sus amigos de un empujón. Todo el grupo estaba a su lado y parecían juzgarle con la mirada.

—¡Dejadme en paz! —se apartó de ellos con furia en las venas, junto con demasiado alcohol. Tal vez tenían razón, pero era el maldito Thorin Durin, le importaba una mierda lo que pensaran de él.

—Demasiado por esta noche, vámonos antes de que Balin se entere —comentó Bofur.

Salieron de allí dando por finalizada la noche de juerga. Y vaya juerga habían tenido. Sólo esperaban que nadie lo hubiese grabado y saliera en los medios antes de que saliera el sol.


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