Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sol y luna; destinos entrelazados por Destinova

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

–¿Por qué llegar a tales extremos? ¿Por qué te preocupas tanto por mí? 

La pregunta de Sasuke colgó en el aire por unos segundos, durante los cuales Naruto pudo analizar el tono de su voz; sin duda había algo de ira ahí, pero se sentía más como frustración, quizás también se escuchaba con un poco de, ¿desesperación? Eso, aunado al cuestionamiento mismo, clamaba definitivamente por una respuesta, ahora, y Naruto de pronto se puso nervioso, lo que instó a su cerebro a formular sus propias preguntas. 

¿Qué rayos quería de él Sasuke? ¿Qué no se lo dijo antes? ¿quería que lo repitiera acaso?

–Ja, mírate, hablando y hablando ahora solo porque no te puedes mover –dijo Naruto, en un vago intento de eludir la pregunta, pero:

–Cállate y responde –tal y como era de esperarse, Sasuke no le permitió hacerlo, por lo que el rubio dio un largo suspiro derrotado. 

No había escapatoria. 

–Porque… porque…

Naruto evocó su último encuentro con el Uchiha justo antes de la guerra, el cual podría considerarse un poco intenso y bastante desafortunado, no obstante no se arrepentía de que hubiera sucedido, por el contrario, se alegraba de haber podido hablar con Sasuke aún en esas circunstancias. Imaginó que bien podría utilizar de nuevo las palabras de aquella ocasión, después de todo era lógico considerando que estaban en una situación bastante similar, porque si no, ¿qué otra cosa podría decir entonces?

Sin embargo, en ese preciso instante una duda en particular lo asaltó.

¿Y si Sasuke en realidad no estaba conforme con esa respuesta?  

–Porque yo… yo… 

Se aventuró a girar la cabeza para observar al otro chico, siendo absorbido al instante por el peso de su mirada; fue como si aquel par de ojos ahora desiguales le estuvieran taladrando el alma, obligándolo a buscar en lo profundo de su corazón una razón que en verdad pudiera cubrir todo lo que sentía Naruto, lo que lo había llevado a actuar como lo había hecho con su amigo y rival… una inminente verdad de la que ya no habría marcha atrás una vez que saliera a la superficie…

–Porque… te amo –dejó salir al fin esas dos simples palabras, no sin sorprenderse un poco ante las mismas, sin embargo se sintieron absolutamente correctas–. Yo, no sé muy bien cómo explicarlo, pero creo que así es –esbozó una sonrisa tímida–, es decir, supongo que eso es lo que hace que me duela tanto escucharte hablar de cargar con todo el odio tú solo, lo que me obliga a hacer algo tan desesperadamente para evitar que hagas estupideces, para evitar que sufras… y además… te necesito, ya que si no estás a mi lado, de algún modo yo… me siento vacío, como si estuviera incompleto.

Trató de expresarse lo mejor que pudo, de un modo tan abierto y franco que no solía acostumbrar muy a menudo, menos aún con Sasuke, y aunque no estaba muy seguro de si esa respuesta fuera del agrado de éste, había algo en el hecho de yacer en el piso desangrándose, con ello dando pie a una cruda y real posibilidad de morir (no quería hacerlo, por supuesto, pero la posibilidad estaba ahí), lo que pareció darle el impulso de valor que necesitaba para sincerarse, no obstante cuando observó al Uchiha de nuevo se cohibió un poco, y se preguntó si todavía le quedaba suficiente sangre para que aquello se notara en su rostro, dado que los ojos del otro ninja estaban muy abiertos por la sorpresa, aunque por alguna razón, no tanto como el rubio esperaría.

Era extraña y un tanto contradictoria la forma en la que Naruto se sentía en ese momento; en efecto no quería morir, quería vivir todo lo que le quedaba por delante dada su juventud, quería realizar su sueño de ser hokage, quería seguir comiendo del delicioso ramen de Ichiraku con Iruka sensei, hacer misiones con Sakura, Sai, Yamato y Kakashi sensei, pasar buenos momentos con ellos y sus demás amigos, y sobre todo quería vivir junto a Sasuke, por fin y de una vez por todas ahora que había logrado alcanzarlo, para que caminaran juntos por este mundo en ciernes de cambio y en el que tal vez finalmente podrían alcanzar la tan anhelada paz. Pero por otro lado… morir ahora mismo, con el chico a su lado… en realidad no sonaba tal mal. Había hablado muy en serio cuando dijo que de ser necesario morirían juntos. Había mencionado otra vida sin cargas. Tal vez eso era posible, y ellos podrían vivir esa vida nueva juntos. Maldijo por haber perdido el brazo; todo lo que quería en ese instante era estirarlo un poco para tomar la mano del Uchiha, en caso de que estuvieran a punto de atravesar el umbral que los llevaría hacia el otro mundo, hecho que no parecía tan descabellado dado que sus párpados comenzaron a sentirse pesados, todo en su campo de visión se volvió más y más borroso hasta que una niebla obscura lo consumió todo… 

 

…………………

–¿Es esto… el cielo? –Fue lo primero que dijo el rubio cuando regresó a la conciencia y los rayos del sol bañaban su rostro, mostrándose confundido.

–Vaya, sigues con vida –escuchó a Sasuke decir muy de cerca, puesto que aún yacía en el piso junto a él, vivo, algo por lo que Naruto agradeció internamente.

–Agh, todavía no me puedo mover, demonios –se quejó luego de intentar vanamente lo dicho.

–Claro que no, ¿o acaso pensaste que te curarías mágicamente en el transcurso de la noche, dobe? –resaltó la obviedad con hastío.

–¿De la noche? –miró a su alrededor con más detenimiento, cayendo en cuenta en ese preciso instante de todo el tiempo que había transcurrido, para luego devolver su atención a Sasuke–. No, pero tengo que hacerlo, tengo que patear tu estúpido y necio trasero.  

–¿En serio todavía quieres luchar en tu condición? –pareció como si la idea le resultara divertida.

–Por supuesto, yo jamás me doy por vencido –continuó refunfuñando, sin embargo se vio sorprendido con una abierta y sonora carcajada de Sasuke, quien después dijo:

–Yo… lo acepto. Perdí… y también te amo.

–Tonto, esto no se trata de que haya un vencedor y un vencido, sino de hacerte entrar en razón y… espera un momento –se interrumpió abruptamente una vez que captó la frase completa del Uchiha–, ¿dijiste qué tú también qué?

–Te amo –repitió con tranquilidad.

–¿Qué qué? –volvió a cuestionarle un tanto incrédulo.

 –También te amo, ¿aparte de los demás daños evidentes no te quedaste sordo o sí? –le dijo medio en burla.   

–¿Eh? Quiero decir, ¡no! –espabiló finalmente–, ¿pero cómo rayos pretendes que reaccione cuando no me esperaba escuchar eso de ti en lo absoluto?, ¿eh? –se defendió, ya que a fin de cuentas aquello era cierto, sin embargo no se pudo negar así mismo que escuchar reiteradamente esas palabras de su amigo le puso la piel de gallina.   

–¿De verdad te parece tan sorprendente que sienta lo mismo? De hecho tiene bastante sentido que al ya no ser hermanos de sangre según lo que dijo Rikudou, sea otro tipo de amor el que nos une en la actualidad ¿no lo crees? –le dirigió una media sonrisa a Naruto, que a pesar de coincidir en sus adentros no pudo evitar avergonzarse un poco más–. En ese entonces no podía aceptarlo, ya que pensaba que esos sentimientos me hacían débil y se interponían en mi camino, sin embargo no pude evitar sentirme feliz con el solo hecho de estar a tu lado, aunque no nos lleváramos bien –observó al cielo con cierta melancolía, toda vez que el Uzumaki quedó boquiabierto ante tal revelación, no obstante su estado de ánimo se agrió súbitamente cuando escuchó las siguientes palabras de Sasuke–: En fin, solo quería ser honesto del mismo modo en que tú lo fuiste conmigo antes, pero ya no importa dado que no cambia en nada nuestra situación actual, así que si muero debes deshacer el tsukiyomi infinito trasplantándole mi ojo a Kakashi, con eso todo finalizará… y habré saldado mi deuda contigo –sentenció con un tono inquietantemente resignado.

–No digas eso, maldición, simplemente no te atrevas –replicó el rubio, no sin algo de pánico y alarma en su voz, ya que la muerte había vuelto a ser un pensamiento aterrador ahora que habían sobrevivido casi de manera milagrosa toda la noche–, escúchame bien idiota, en vez de pensar en morir, vive y ayúdame a hacer que todos los shinobis cooperen entre sí para que este sea un mundo mejor… y sobre todo, vive y quédate a mi lado, imbécil –le imploró con tangible desesperación–, esa sería una mejor forma de saldar tu deuda.   

Sasuke lo observó fijamente en silencio por algunos segundos; parecía tener una especie de conflicto interno, entonces dijo:

–¿Y qué pasa si me vuelvo a rebelar contra ti?

–¿Pero qué idiotez estás diciendo? Claro que no lo volverías a hacer. Obviamente te detendría de nuevo en ese supuesto dado caso, pero como dije, sé que no lo harás, así que deja ya de estar diciendo tonterías, ¿quieres? –soltó un bufido exasperado –me estás haciendo enojar en serio, bastar… –enmudeció al instante cuando se percató del par de lágrimas que caían por el rostro de Sasuke.

–Cierra la boca, usuratonkashi –le dijo, pero no se oía molesto en lo absoluto, sino por el contrario, había un cariño tangible en el apodo ya conocido, lo que inundó el corazón de Naruto con una gran calma y calidez, que lo hizo sonreír mientras ambos observaban el cielo con sus corazones sincronizados.

Lo único que lamentó Naruto en ese preciso momento, fue el deseo imperante de estrechar de nuevo la mano de Sasuke fuertemente.

–¡Naruto! ¡Sasuke kun! –escucharon a lo lejos a su compañera, para finalmente verla acercándose a ellos, seguida de su mentor. Desde luego, los dos quedaron impactados al verlos en aquel maltrecho estado, pero dado que estaban en una situación que exigía atención inmediata, Sakura hizo gala de su mejor versión de ninja médico profesional, por lo que se calmó y procedió a curarlos, evitando así que siguieran desangrándose, alejando al fin el peligro de muerte en ambos, en un reencuentro del equipo siete que esta vez solo dejó paso para la reconciliación y el perdón.

 

………………….  

Una vez que deshicieron el tsukuyomi infinito y todo regresó a la normalidad, Naruto y Sasuke fueron canalizados al hospital junto con los demás heridos. Ambos estaban compartiendo habitación, la cual en un momento dado se llenó con el resto de chicos de su generación, junto con Sai, Rock Lee y Tenten, los cuales por fortuna ninguno tenía heridas de gravedad, así que tenían la suficiente energía para expresar lo felices que estaban de que la guerra hubiera terminado y de que su rubio compañero estuviera vivo, aunque no les pasó desapercibida la pérdida de extremidad tanto de él como del Uchiha, empero Naruto no quería arruinar aquel momentáneo buen ánimo, así que trató de restarle importancia. 

Luego de un rato los chicos se retiraron, por lo que el Uzumaki se quedó a solas con Sasuke, por primera vez desde de su conversación en las ruinas del Valle del Fin, ahora en medio de una relativa tranquilidad. Naruto suspiró y se hundió un poco en su cama, puesto que todos los sucesos recientes comenzaron a desfilar por su mente a detalle, y lo quisiera o no, lo que preponderaba inevitablemente en el primer lugar era lo ocurrido entre él y Sasuke… ¿Quién diría que tenía que batirse a golpes en una batalla a muerte con el azabache y perder un brazo para finalmente admitir sus sentimientos por lo que eran y decirlos en voz alta? ¿y que luego Sasuke se confesara también? Incluso para sus estándares él mismo podía ver que aquello había sido un poco extremo. Y eso lo devolvió al momento actual, en el que ahí estaban los dos, solos y convaleciendo después de tales acontecimientos. Dirigió una fugaz mirada de soslayo al Uchiha, se rascó la nuca con su única mano y luego la bajó hacia su sábana, la cual se dedicó a retorcer torpemente, ya que tenía un poco de nerviosismo, entonces se preguntó si debía romper aquel silencio que había entre ellos, y de ser así ¿qué diría? ¿algo casual? ¿o debía aludir directamente al tema? ¿sería adecuado?

Tan ensimismado estaba con aquellos pensamientos que se sorprendió un poco cuando de hecho, fue Sasuke quien se adelantó a hablar.

–Lamento lo de tu brazo –fue lo que el Uchiha dijo. 

–¿Eh? –parpadeó un par de veces en su dirección, ya que aquella disculpa lo tomó desprevenido, aunque desde luego apreció el gesto–. Está bien, no es gran cosa, no te preocupes –iba a desestimar aquello como con sus compañeros antes, sin embargo Sasuke le lanzó una contundente mirada que decía claramente que no se tragaría tal tontería, así que optó por extenderse con franqueza–, o más bien, lo que intento decir es que sí, apesta un poco haber perdido un brazo que para colmo era el dominante, y definitivamente tendré que adaptarme a ello con todos los cambios que conlleva. Ciertamente no es muy genial, pero lo volvería a perder una y mil veces si ése fuera el precio a pagar con tal de recuperarte, de hecho hasta podría ser un precio bajo, porque yo haría cualquier cosa por ti ¿lo entiendes? Lo que sea dattebayo, porque, bueno, ahora ya lo sabes –bajó la voz y desvió la mirada levemente cohibido.

–Sí, y en cierto modo también lamento un poco eso.

–¿Qué? ¿a qué rayos te refieres? –frunció el ceño con algo de confusión, incluso con indignación, ya que no le gustó como sonó aquello.

–A que tú eres un héroe bueno y brillante, ya no solo de Konoha sino de todo el mundo, así que definitivamente sería mejor para ti amar a alguien más, alguien que realmente pueda hacerte feliz y estar a tu lado, en lugar de a mí, un criminal de futuro incierto que no ha hecho más que darte problemas.

Naruto suspiró, ya que por desgracia Sasuke tenía razón en parte, puesto que a pesar de haber sido una pieza fundamental para ganar la guerra, su amigo seguía con una condena pendiente por sus crímenes anteriores, lo cual dudaba mucho que se dejara pasar, sin embargo no permitiría que aquello hiciera decaer su estado de ánimo, y definitivamente alejaría al Uchiha de esa línea de pensamiento.

–Pues aún así yo no lo lamento en lo absoluto, ¿sabes? –le dijo con una sonrisa que no dejaba lugar a dudas–, y te equivocas con eso de que solo me has causado problemas, porque fue gracias a ti que yo me pude volver más fuerte, quiero decir, ni siquiera sé si mi meta de ser hokage hubiera sido suficiente para lograrlo. Por supuesto que te extrañé demasiado cuando te marchaste, tonto –declaró, libre de cualquier inhibición que admitir aquello en voz alta hubiera podido provocarle en el pasado–, incluso me aterraba la idea de perderte para siempre –tragó saliva al evocar aquellos tormentosos momentos, no obstante se recompuso de inmediato–, pero finalmente regresaste, así que en vez de lamentar el pasado debemos enfocarnos en eso, y en que la guerra terminó, en que estamos vivos y hemos dejado atrás el ciclo de odio. Y respecto a lo otro que dices, no te preocupes por eso, algo se me ocurrirá, ya verás, incluso si es necesario nos escaparíamos juntos y correríamos al lugar más recóndito de la tierra, donde nadie nos encontrara jamás ¿Qué tal suena eso?   

–¿Harías eso por mí?                                                                        

El rubio resopló antes de responderle.

–¿En serio, bastardo? ¿no escuchaste nada de lo que acabo de decir, no fui lo suficientemente claro o qué?, por supuesto que eso entraría a la lista de hacer cualquier cosa, grandísimo bobo. Dios, y yo soy el idiota aquí… –rodó los ojos. 

Sasuke no pudo evitar que una breve risa brotara de sus labios.

–Claro que te escuché, dobe, simplemente… ese no es un plan que me agrade en particular, no para ti –su semblante se ensombreció, y Naruto no necesitaba ser un genio para saber que Sasuke se refería a que con eso prácticamente estaría renunciando a su sueño de ser hokage, lo que para nada le sentaría bien al Uchiha.   

–Oh vamos, quita esa cara, no es como que piense de verdad que eso será necesario –se recostó en su almohada y apoyó la cabeza en su antebrazo, en una actitud deliberadamente despreocupada, ya que se suponía que debía animar a Sasuke, no hacerlo sentir peor–, yo solo estaba tratando de… eh, ya sabes, ser romántico –dijo de improviso, lo que quizá no fue muy buena idea puesto que su amigo lo observó como si de pronto le hubieran salido dos cabezas.

–¿Dijiste ser romántico? ¿conmigo? –el cuestionamiento directo hizo que Naruto cayera en cuenta de la implicación de sus palabras, lo que lo avergonzó significativamente. 

–Eeeh… bu-bueno, sí… quiero decir, ¿por qué no?, ¿acaso te-tendrías algún problema con eso? –balbuceó al mismo tiempo que sus mejillas ardían. 

–No. Solo es gracioso pensar en ti de ese modo, y un poco extraño, pero puedes serlo, si quieres –respondió sin malicia tras analizarlo brevemente. 

–¿Ah s-sí? –Naruto se avergonzó un poco más–. Entonces uhm, su-supongo que está bien ¿no? –se rascó la nuca y evitó mirar al otro ninja. Aquello sonaba extraño también para él, aunque no en un sentido negativo, después de todo esa clase de cosas son perfectamente normales en quienes se quieren de esa manera y Sasuke y él…

Se quedó divagando por un par de minutos, lo que dio pie a que comenzara a sentir mariposas en el estómago, y tras darse cuenta de ello carraspeó discretamente para volver al tema anterior–. En fin, como te decía, debemos evitar pensar en cosas malas ¿de acuerdo? –dijo, habiendo recuperado la compostura–. Y sobre todo quiero que te quede algo muy claro–, se puso de pie para irse a sentar a la cama contraria, quedando así ambos frente a frente–, y eso es que sin importar lo que sea que pase, yo voy a estar contigo en todo momento, a cada paso del camino ¿lo entiendes?

–Creo que podría acostumbrarme a eso.

–¿Ah sí? Pues más te vale, porque me tienes de por vida, bastardo –puso su mano sobre la muñeca contraria y la apretó reconfortantemente.

Se miraron el uno al otro sonriendo, y Naruto mantuvo el contacto físico con el Uchiha, acariciando suavemente el dorso de su mano, luego se permitió perderse en los ojos de su amigo; nunca antes había tenido la oportunidad de contemplarnos tan detenidamente y en calma. Indudablemente eran hermosos, y aunque se mostraban de cierto modo atormentados y ensombrecidos, también podía ver en ellos esperanza y amor, y fue todo lo que el rubio necesitó para avivar su resolución.

No volvería a cometer los mismos errores; sucedieron muchas cosas que ya no se podían cambiar ni remediar, pero había algo que sí podía hacer, y eso era darle a Sasuke todo lo que tenía y todo lo que él era, ahora y para siempre.

Su mano se levantó y ahora se posó en el rostro de Sasuke, abarcando una de sus pálidas mejillas y parte de un mechón frontal de su cabello. Recorrió y acarició con la ternura anterior aquella área, sin dejar de observar como hipnotizado al otro chico, quien se inclinó al tacto y cerró sus ojos, cubriendo con su mano la de Naruto.

Tras algunos minutos de permanecer en ese estado mutuamente reconfortante, sus miradas se volvieron a cruzar, entonces el rubio, con el corazón desbocado, desvió un poco su atención a los labios ajenos, mismos que vio a su dueño humedecer sutilmente como en anticipación, lo que hizo que tragara, antes de gravitar lentamente hacia adelante, momento en el que Sasuke ladeó un poco su cabeza, así que él hizo lo mismo hacia el otro lado por inercia, hasta que la cercanía fue suficiente para que sus labios estuvieran a nada de tocarse… 

Y en ese preciso instante se oyeron un par de golpes suaves en la puerta, rompiendo por completo la atmósfera.

Naruto soltó una maldición en voz baja y golpeó el colchón con su puño, para luego poner una distancia prudente entre él y Sasuke, quien pese a también estar decepcionado por la interrupción, bajó la cabeza y desvió la mirada con un poco de timidez.

–¿Quién es? –preguntó de mala gana el rubio. No es que quisiera sonar malhumorado con quien quiera que fuera, pero dadas las circunstancias no lo pudo evitar.

–Soy yo –ambos escucharon la voz de Sakura.

–Oh, adelante –el rubio rápidamente volvió cordial su tono, e instantes después la puerta se abrió, dejando ver a su compañera, cuyo ceño se frunció cuando vio al Uzumaki. 

–Naruto, ¿qué rayos haces fuera de la cama? –le reprochó, pero antes de recibir cualquier respuesta exclamó alarmada–: Oh no, ¿pasa algo con Sasuke kun? –se dirigió rápidamente al susodicho con la intención de revisarlo.

–No, para nada, él está bien –respondió Naruto–, solamente estábamos conversando, dattebayo.

Sakura exhaló aliviada, pero su severidad anterior volvió.

–¿Y acaso era necesario dejar tu cama para ello? Les dije que al estar convalecientes tenían que permanecer en reposo.

–Bueno, sí, pero en realidad me siento muy bien, además…

–Vuelve a tu cama ahora –le ordenó sin aceptar excusas.

–Ya voy –obedeció de inmediato, puesto que sabía que discutir con su amiga médico nunca era buena idea. Definitivamente su cuerpo resentía la gran paliza que había recibido, pero fuera de eso era cierto que se sentía bien en su mayoría, y por lo que podía notar en el otro ninja, parecía que él también, pero estaba consciente de que Sakura solo se preocupaba por el bienestar de ambos, que debía estar agotada por haber atendido tantos heridos durante el transcurso del día, y que además seguramente le habían dado el susto de su vida a la pobre chica cuando los vio tirados en un charco de su propia sangre y mutilados, así que lo menos que Naruto podía hacer por ella era ser un buen paciente ahora que por fin pudo ir a verlos.

El semblante de su compañera en efecto denotaba cansancio físico, sin embargo se veía radiante al mismo tiempo, como si una especie de velo obscuro hubiera caído de su rostro después de tanto tiempo. El motivo parecía ser bastante obvio, por lo que el ojiazul se preguntó si él también se veía así.  

Estuvieron un rato los tres, conversando sobre trivialidades, principalmente Naruto y Sakura, como cabía esperar, y el rubio no dejaba de enviarle sonrisas animadas a su amigo cada vez que podía, con el claro objetivo de continuar transmitiendo el mensaje contundente de que todo estaría bien. Bastó con que Sasuke le devolviera las sonrisas para que él mismo de verdad creyera que así sería.  

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).