“una colilla de cigarro mas, un cenicero que va a reventar, la misma historia triste y sin final, el mismo cuento de nunca acabar, y la carcajada de otra madrugada “
Estoy en lo oscuro de este cuarto, sumido en el infierno de mi soledad y la tortura del recuerdo de tus palabras, “te amo” cinco simples palabras, que fastidian mi mente, una y otra vez, inundándome en la incertidumbre, volviendo a la remembranza de tus ojo de miel mirándome, rogándome que aceptase el sentimiento de tu corazón y las lagrimas que salían de estos al recordarte que entre tu y yo solo podía haber odio, simplemente odio.
Odio, odio que sentí desde la ves primera en que te vi, si sentí desprecio por ti, por que sabia que eras tu ese tipo de personas a las que jamás podré llegar a acariciar su fino rostro o su tersa piel, por que sabia que nunca podría, tenerte y la mas grandes de las razones, por que sabia que me era prohibido amarte.
En ese tiempo tuve miedo, miedo de sucumbir ante tu dulce sonrisa, a tomarte entre mis brazos y robarte ese beso que tenia y tengo restringido.
Me sigo inundado en el lúgubre ambiente de mi cuarto, intentando dormir y huir del deseo de tenerte por un momento a mi lado, estar junto a ti, huir de tu recuerdo, huir de este sentimiento.
Han pasado tres horas desde que me dormí y aun así no deje pensar en ti, pues hasta en mis sueños estas recordándome este sentimiento que quiero arrancar de mi piel y unas ganas de enterrarlo junto con tus palabras.
En un arranque de sentimiento agarro mi remera negra y me voy de aquel lugar donde se burlan de mí las cuatro paredes y la melancolía se hace una rutina a puerta cerrada.
Siento el aire nocturno llenándome los pulmones mientras vago por las calles húmedas y bacías, saciándome del silencio de la noche, camino por el asfalto tranquilamente admirando la luna llena resplandecer.
Después de perderme una horas en el abismo de oscuridad que causa la noche, me dirijo a paso lento y cansado a mi departamento y faltando unos cuantos metros puedo distinguir tu silueta que se aleja del edificio donde vivo y aquello solo me hace pensar “que me has ido a buscar” y sin pensarlo siquiera, me dirijo hacia a ti, y cuando te alcanzo te tomo del brazo y te volteo de manera brusca cerciorándome de que hallas si tú y no un producto de mi imaginación, puedo mirar tus bellos ojos miel, que me arrastran al abismo de mi perdición donde no puedo huir de ti y esto que me esta volviendo loco, loco por tenerte, loco por besarte y sin desmesura, así, de la misma forma brusca en que te di vuelta, tomo tu camisa y uno mis labios con los tuyo, con fuerza con pasión, con este maldito y alocado amor, que no puedo ocultar ni huir, por que simplemente no puedo dejar de quererte así.
Terminado nuestro profundo beso, te tomo de uno de tus manos y te jalo fuerte, sin ni siquiera verificar si estabas de acuerdo con ello, y es que no podía detenerme en este momento, no cuando ya me había resignado a este sentir, seguí tirando fuerte y rápido guiándote a si mi departamento,
Cruzamos la puerta principal y tomamos el elevador, donde simplemente no podía mantenerme distante, aprovechando esos minutos para volverte a besarte, solo que esta vez con ternura, sentí tus manos ponerse en mi nuca, contestándome lo mas que podías los hambrientos besos que demandaba,
El elevador para en el piso 10, donde saliste todo sonrojado, con prisa te guíe hacia mi puerta y después de abrirla te cedí el paso, entrantes despacio como inspeccionando el lugar, cerré la puerta y dándome vuelta para poder abrazarte, una caricia tierna y calida, era como se sentía aquel abrazo, tan lleno de lo que a mí faltaba, sin mas tiempo que perder, a besos y empujones llegamos a mi habitación, donde te a recosté en mi cama, por un momento me quede mirando el hermoso sonrojo de tus mejillas, pensando, “que si eras consiente de la que en mi habías desatado, de lo que en mi provocabas”,
Después de aquella breve pausa me incorpore a la cama, quedando mi cuerpo arriba del tullo, volvimos a unir nuestro labios en un ardiente beso, y nos separamos hasta que el aire era necesario, nuestro pecho agitados y la adrenalina corriendo por nuestro cuerpo, producto de este beso, descendí por tu cuello, topándome con el cierre de tu extraña camisa , el cual decidí bajar con mi boca, pero cual fue mi sorpresa al ver que el maldito cierre nunca se abriría, provocándome irritabilidad, aquella expresión de mi rostro debió darte risa, y ante mi frustramiento opte por levantarte la camisa, una vez fuera la estorbosa prenda, continué con mi labor , mientras que tus manos intentaban quitar mi remera,
Seguí besando tu pecho hasta que llegue a tu ombligo con el cual jugué, haciendo que te dieran pequeños coches de placer, erizándote la piel, por el contacto, ahora entre beso y beso subí a tu pecho de de ahí a tu cuello llegando hasta tu oreja, donde no pude evitar susúrrate cual loco me volvías, tus manos envolvieron mi rostro para fijarlo en el tullo, para besarme con ternura, con una rápida y sagas movimiento lograste levantarme y mientras seguías atrapando mi labios, tus manos descendieron para desabotonarme con maestría la camisa, una vez hecho esto tu labios se posaron en mi cuello dándome pequeños mordiscos llevándome directamente a la locura, sigues descendiendo hasta mi pecho, “definitivamente kyo, esta noche yo muero entre brazos”, me acaricias con tus tersas manos, y yo ya no lo soporto mas, en un no muy amable movimiento te vuelvo a apresar bajo mi cuerpo, te beso con locura mientras que mi manos intentan desvestirte por completo y una ves que ambos quedamos por completo desnudos sintiendo el rose de nuestras pieles, el calor que emana de ellas, en un suave movimiento logro deslizarme tus caderas, donde tus piernas se aferran a las mías, con una sola embestida logro adentrarme en ti, tus rostro se mantiene sumido en la unión de mi cuello y hombro y tus brazos se aferran a mí espalda, me quedo por un momento tranquilo, son moverme para que puedas a acostumbrarte a aquella intromisión, después de unos minutos empezamos a movernos lenta y suave mente, tus jadeos chocan en mi oído haciéndome excitar mas, seguimos por unos momentos ese ritmo, hasta que tu voz sonó, exigiéndome que me moviera mas rápido, después de eso, lo que vino fue un frenesí total, tus gemidos que sonaban con mi nombre, mientras el ritmo de nuestro cuerpos se hacia enloquecedor haciendo nos llegar hasta lo mas sublime del placer.
Termine recostado en cima de tu cuerpo, sintiendo nuestra respiración agitada y nuestro pulsantes pechos, en donde parecía que el corazón se saldría, nos quedamos así por unos segundos, mientras que nuestra respiración se nivelaba, y una vez que esta se regulo, Salí de ti lo mas indoloramente imposible, tirándome a un lado tullo y mientras el sueño nos vencía, nos miramos fijamente, traspasando nuestra miradas que estaban ensanchadas por todas esas emociones y así caímos en el sueño, fundiéndonos en un ultimo abrazo.