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A través de tus ojos... por Darkneko

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Notas del capitulo:

konichiwa minna... ^o^... esta historia casi llega a su final, espero les haya gustado ^u^... bueno sin mas...

los derechos de fullmetal alchemist corren a nombre de Arakawa-sensei a quien admiro ^u^...

sin mas... disfruten la lectura...^U^

     Había pasado cerca de un mes y Roy ni siquiera había ido de visita para ver al pequeño y desearle suerte o por lo menos ver su estado de recuperación, nada, hoy era el día en el que las vendas serían retiradas y esperaba ver el rostro del moreno frente suyo, tenía la vaga esperanza de que quería sorprenderle y eso le mantenía con una sonrisa que podía sostener a duras penas. 

     Todo ese tiempo nadie de los presentes le contaba lo que sucedía, Alphonse llegaba todos los días y se pasaba toda la tarde a su lado, no podía creer que era la única persona que realmente se interesara tanto por su salud, todos los días le traía comida y platicaba largas horas con él, con la esperanza de que aquel doloroso recuerdo de saber que el moreno no estaba le atormentará nuevamente. 

      Ayelén después del trabajo llegaba para contarle de su día en el trabajo al igual que Luna y Beam, les agradecía eternamente el tomarse tantas molestias por él, sabía que no tendría modo de pagárselo y todos aseguraban que no era necesario hacer nada ya que era una persona importante en sus vidas. 

     Los amigos de Alphonse hicieron el favor de pagar la operación,  aunque había algo raro en los papeles del hospital, por más que investigaban el nombre del misterioso donante no encontraban nada, llegaron incluso a pensar que alguien había pagado para proteger esa información, pero lo más importante era el saber porque. 

     Las semanas en el hospital eran completamente solitarias a pesar de tener la compañía de los internos, las enfermeras, doctores e inclusive sus amigos, pero la ausencia de Roy le mataba por dentro, quería pedirle perdón por ser tan torpe, pensaba que había sido su culpa el que el moreno no se presentará, quizás se enfado con él por haber tirado tan costoso líquido, esencial para el revelado de fotos, si bien en el fondo sabía que no era eso lo que realmente sucedía quería creer que las semanas que paso en compañía de su amado no habían sido un sueño. 

     Ahora se preguntaba si realmente existió alguna vez el hombre llamado Roy Mustang del que se enamoro perdidamente, nadie mencionaba su nombre, pudiera ser que realmente todo este tiempo estuvo soñando, su estadía en el hospital había durado mucho tiempo, quizás demasiado y la mente suele jugar bromas pesadas a la gente en busca de afecto, esperaba con ansias que ese no fuera el caso, de lo contrario, moriría. 

     El doctor llegó, Alphonse y los demás se encontraban desde hace horas conversando con él, pero no les prestaba atención, quería preguntar por él, pero ¿si realmente fue un sueño?... ¿si Roy nunca existió?... lo juzgarían de loco simplemente por pronunciar el nombre de un desconocido y sobre todo alguien que realmente no existió, prefirió guardar silencio. 

     El silencio de aquel nombre realmente hacía que los demás suspiraran aliviados, como explicarle que desde el día anterior a su operación había desaparecido sin dejar dirección alguna donde buscarle, sin visitarle ni siquiera una vez o preguntar por su estado, esto era realmente difícil. Ayelén y Alphonse tenían una perdida más desde el día que Roy despareció, tanto Shiroineko-chan como Kuroineko-chan no habían vuelto a partir de ese día y temían que algo pudiera haberles pasado más porque en la despedida mencionaron que no podrían volver ya que deberían tomar las riendas del destino terminar con sus vidas en este mundo y partir al que realmente pertenecen regresando a su estado normal, a la forma que verdaderamente les correspondía y volver a aquel tormento en que siempre habían existido, pero sería lo mejor, para que las cosas se arreglen, si bien no lograrían hacerlo de modo que todo quede como antes, por lo menos serían mas tranquilos con el futuro que les esperaba y que ellos forjarían. 

     La tarea del doctor era lenta, realmente tortuosa para las personas presentes que esperaban a ver el rostro del pequeño y su cara de felicidad por una operación exitosa, era necesario saber que realmente el tiempo en el hospital y las horas llorando a solas por el estado emocional y físico de ese pequeño no eran en vano, que al final del día tendrían de nueva cuenta al pequeño rubio sonriente con aquel brillo especial en sus ojos. 

     Las vendas fueron retiradas con cuidado de no lastimar la piel que ante ella se ocultaba, las palabras alentadoras del doctor solo provocaban un cierto deje de impaciencia y sobre todo temor de que algo saliera mal, pero no perdían las esperanzas de saber que pasaría, ya sea bueno o malo lo que pasara de ahora en adelante, estarían al lado para ayudarle, el último vendaje fue retirado, las cortinas corridas evitaban que la luz entrara por completo en la habitación, iluminada únicamente por un pequeño foco de la lámpara alejada de la cama del joven. 

     - Con cuidado intente abrir los ojos… - pronunció el joven de melena verde con mucha tranquilidad por alguna extraña razón ese joven le agradaba y esperaba con ansias ver el resultado de las arduas horas de trabajo en la sala de operaciones. 

     Lo que el doctor con el nombre de Envy en una plaquita sobre la bata no entendía era como aquel joven de negros cabellos y famoso por lo que una de las enfermeras que asistió en aquella difícil operación y sobre todo delicada, era porque lo había hecho, ¿tanto significaba ese pequeño rubio para hacer tal acto?... era simplemente increíble lo que el amor puede hacer, pensó en ese momento y por una promesa hecha a ese joven de ojos negros se aseguró que Edward tuviera todo cuanto necesitará, además de tener las mejores tratos, le aseguro que se encontraría bien, lo último que vio de aquella persona de nombre Roy, fue una lagrima cuando se despedía de la persona cerca de su camilla. 

     Lentamente abrió los ojos, aun le pesaban por haberlos tenido tanto tiempo cerrados, al abrirlos lo primero que visualizo eran colores, ninguna forma concreta, se alarmo por ello y tensó su cuerpo en señal negativa sin atreverse a decir palabra alguna, la voz serena de Envy interrumpió el silencio. 

     - Descuida… es normal que por el momento no veas mas que colores o luces… es porque necesitas acostumbrarte un poco… ya pasara… trata de acostumbrarte y no entres en pánico… - susurro mientras le tomaba la mano, mirándole de frente sus ojos violetas eran tranquilos pero brillaban con un poco de miedo, nunca se sabía que era lo que podía pasar en esas operaciones y el hecho de romper una promesa era algo que no le agradaba, más por el hecho de recordar lo que un día dejo de ser el famoso fotógrafo Roy Mustang. 

     Parpadeo varias veces acostumbrándose a las luces, los colores, observando con cuidado lo que tenía en frente de su rostro, cuando sus ojos comenzaron a distinguir los regalos, globos, peluches, el pastel con velitas que  Alphonse sostenía mientras todos sonreían y lloraban felices de que pudiera ver nuevamente, busco entre los rostro la silueta del moreno de sus sueños, pero no la encontró, su mirada entristeció unos segundo, por el bien de los demás y para evitar que se preocuparan por algo que no tenía importancia, decidió sonreír nuevamente, aunque sonreía forzadamente intentando que nadie se diera cuenta de lo decepcionante que había sido el encuentro nuevamente con los colores y la luz, al faltar el mas importante.

     Los días pasaron sin que se el moreno apareciera, comenzaba a creer que realmente había sido un sueño, que todas las sensaciones que tuvo al estar en los brazos de ese hombre jamás existieron, la recuperación en casa paso rápido y ahora se encontraba nuevamente trabajando, entre los clientes la noticia de la desaparición del gran fotógrafo Roy en el mundo de la fotografía y sobre todo el nulo encuentro con él, le hicieron estremecer, su cuerpo comenzó a temblar, provocando que su trabajo se viera interrumpido de una manera muy brusca al romper la cafetera que traía en ese momento entre las manos. 

     Luna y Beam se alarmaron al ver el estado en el que se encontraba su compañero de trabajo y amigo, nunca le habían visto tan alterado, ni cuando le comentaron que casi estuvo por perder su trabajo al igual que ellas por querer pasar mas tiempo con él… tampoco aquella vez que les contó su pasado, ahora era diferente estaba en shock algo no muy bueno para su salud, lo tomaron en brazos y le metieron hasta la cocina del lugar para ver que había ocurrido y como poder ayudarle. 

     - Roy… - repetía una vez que se calmo un poco, pero no estaba estable, se encontraba sentado en una parte de la barra que nunca se usaba, con sus piernas recogidas mientras que las abrazaba con desesperación, sus ojos abiertos al máximo y meciéndose en un ritmo rápido de adelante hacía atrás. 

     - Edward… - murmuro Luna mientras su mano de colocaba en el hombro del pequeño intentando calmarle pero era en vano, no respondía, seguía en su ensimismamiento repitiendo una y otra vez el nombre del moreno que estaba desaparecido. 

     Beam fue por su jefe para pedirle permiso a llevar al rubio a su casa puesto que no se encontraba muy bien y podía ser peligroso tanto para los clientes como para el mismo Edward el tratar de trabajar en aquellas condiciones, a regañadientes la dueña del local acepto, permitiendo que Beam y Luna se aseguraran de que llegara con bien a su casa, para después regresar al trabajo lo antes posible. 

     Así lo hicieron mientras que caminaban con el rubio a cuestas para llegar a su casa, Edward escuchó el click y después un flash de una cámara en el mismo parque donde meses atrás había conocido por primera vez a Roy, separándose de sus amigas corrió a donde un hombre de oscura cabellera se encontraba de espaldas tomando fotografías de las cosas sencillas del parque, los niños jugando, las señoras en las bancas que le daban de comer a las palomas, los perros jugando con sus amos, los pájaros en el cielo y las nubes blancas que paseaban por el firmamento del cielo despejado. 

     Corrió hasta él feliz por haber encontrado a su moreno, tenía tantas ganas de estrecharlo en sus brazos, decirle lo mucho que le extraño, que ya se encontraba mejor, llenarle de besos, decirle lo mucho que le amaba y sobre todas las cosas pedirle perdón por preocuparlo, sabía, que aunque no fuera a verlo se preocupaba mucho por él, no le reprocharía el hecho de no visitarle, de no llamarle, de no tener noticias suyas simplemente quería en esos momentos sentirse pleno a su lado como cuando estaban juntos, de nuevo serían felices, de nuevo estarían juntos, todo sería perfecto nuevamente. 

     Sus pasos conforme se acercaba disminuían el ritmo y su sonrisa se borro de golpe, aquel hombre no era su moreno, no era Roy, simplemente se dejo llevar por el momento y le confundió el color de su cabellera, pero no era él, tenía ganas de llorar, pero una sensación cálida le recorrió por completo, era como si alguien le envolviera entre sus brazos, protegiéndole del frío de la soledad, de todo lo malo y sombrío del mundo, no se sentía solo, sentía la presencia de Roy consigo y él, no estaba, no había nadie, no pudo mas y las lágrimas de tristeza rodaron por sus mejillas recorriéndolas sin pudor por su rostro hasta terminar su recorrido por su barbilla y morir en el suelo. 

     Desanimado y un poco cansado regreso a su casa, le sentaron en el sillón más grande de la sala mientras que Luna preparaba algo de café caliente para animarle un poco. 

     - Ed… ya verás que todo estará bien… - le daba palmaditas en la espalda Beam a su compañero intentando animarlo con una sonrisa de su parte, pero este gesto no fue respondido, el rubio simplemente bajo la cabeza enterrándola entre sus piernas siendo estas abrazadas para sentirse protegido. 

     - Toma esto te hará bien… - Luna llegó donde el pequeño se encontraba sentado, colocando una humeante taza de café recién hecho cerca suyo para que entrara en calor y pudiera calmarse un poco, su rostro aun no recobraba color y eso era algo preocupante, sus manos aun sosteniendo la taza caliente con el espeso y amargo líquido no parecían calmar en absoluto al joven que sorbía con cautela procurando no quemarse con el contenido.

     Pasaron algunos minutos en lo que Edward se tranquilizaba, la charla con sus amigas siempre le hacía sentir mejor, pero en su corazón aun había aquella horrible pregunta que le carcomía las entrañas, ¿Por qué?... se preguntaba una y otra vez, la idea de que todo lo que había pasado con el moreno no fuese mas que un juego de satisfacción para él mayor, se negaba a creer en eso, los ojos fríos y oscuros le decían que no eran mentiras aquellas palabras de amor que siempre salían de sus labios dedicadas a él eran reales, su corazón se lo dictaba y él siempre le escuchaba ya que rara vez se equivocaba. 

     - ¿Te encuentras mejor?... – pregunto preocupada la pelinegra mayor quien en ese momento regalaba mimos con sus manos en los cabellos rubios de su amigo quien miraba con interés el contenido de su taza, mientras que la menor de sus amigas le observaba con ternura, el rubio era fuerte de eso no cabía duda. 

     El cabeceo en afirmación les hizo a entender que no se encontraba del todo bien, sin embargo, no le harían cambiar de opinión, sabían de antemano que la dueña del local las esperaba y él solo les hacía perder el tiempo y las horas libres que tenían, pocas pero provechosas horas libres a la semana, suspiraron resignadas, realmente la desaparición del fotógrafo le había afectado bastante aunque no quisiera reconocerlo. 

     - Si algo pasa por favor llámanos… llegaremos enseguida… - aseguraba la ojinegra de brillo gris con una mirada de tristeza en su mirada, de verdad no querían dejarlo en casa solo pero era necesario para poder conservar su trabajo, antes de salir le llamaron a Ayelén a su trabajo para que estuviera al tanto de la situación de su joven amigo. Quiso animarse un poco y colocó en el reproductor de video su película favorita, intentando con ello olvidar el hecho de que Roy no se preocupa por él y de que no le quiere ver.

     “Roy nunca me quiso… si realmente me quisiera me hubiera acompañado en el hospital… se hubiera quedado conmigo… para él solo fui cosa de una noche… lo más horrible es que por más que intente olvidarle no puedo porque le amo demasiado… Roy… vuelve…” pensaba el pequeño mientras la película pasaba, sus ojos se humedecieron no soportando más las lágrimas llenas de dolor comenzaron nuevamente su descenso hasta el suelo. 

     Tomó una decisión debía ir personalmente a hablar con Roy, si el moreno no quería verle o hablarle, él tenía muchas cosas que aclarar, ahora lo importante era verle y pedir una explicación de porque ese distanciamiento tan repentino y doloroso, si fuese necesario una suplica junto con un perdón los daría pero no quería perder a su moreno, la única cosa que le había traído realmente felicidad después del rechazo de sus padres. 

    Secando sus lágrimas con el dorso de la mano se encamino al departamento que tantas veces visito siendo la compañía del ojinegro, recordaba el camino de memoria el camino, ahora todo lo que le dijera quedaría en claro las cosas que ambos tenían en la cabeza y fuese cual fuese la respuesta del moreno no flaquearía permanecería firme, si dado el caso Roy no quería volver a verle, le agradecería todo lo que hizo por él y los momentos felices que pasaron juntos, después regresaría con la cabeza en alto y su orgullo intacto, con el corazón ligero aunque destrozado a casa intentando olvidarlo, eso se prometió a si mismo mientras que la casa del moreno se veía a la distancia. 

     Tocaron a la puerta, nadie estaba en casa, al parecer habían salido, más no desistió, siguió tocando la puerta hasta que alguien apareció, pero no era el moreno de nombre Roy, sino el castaño de ojos color miel y sonrisa que derrama confianza a todos lados, Alphonse, el ayudante de Mustang fue quien le atendió, sus ojos se abrieron en sorpresa por la persona que tenía frente a él. 

     - Hisashiburi Alphonse… ¿puedo pasar?... – pregunto la persona que acababa de llegar, mientras que un aturdido castaño le permitía el paso. 

     Pasaron a la sala donde tomaron asiento en los sillones mullidos de color vino que en ella se expandían, el ojimiel se dirigió a la cocina por algo de beber, unas tazas calientes con humeante café negro recién preparado, cuando todo estuvo listo la voz del invitado interrumpió el silencio. 

     - Hay algo importante que debo decirte… yo… - pero no pudo terminar porque en ese mismo momento el timbre de la puerta sonó nuevamente, bajo la mirada entristecido, realmente necesitaba hablar con el castaño a solas, tendría que esperar un poco más.

Notas finales:

que les parecio? alguien adivina quien es el invitado especial de Al?... ^u^... bien, nos vemos en el siguiente capitulo... cuidense mucho y hasta la proxima matta ne... ^u^


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