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A través de tus ojos... por Darkneko

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Notas del capitulo:

disculpen la tardanza... lo iba a actualizar ayer... pero me quitaron el internet T-T (te lo quitaron o te lo cortaron ¬_¬) lo que sea... ya lo pague u_u... bien en este capitulo aparecen dos personajes nuevos (en realidad aparecen varios... pero esos dos nuevos persojanes son especiales ^u^) asi es... se trata de la autora de "Pecado imborrable" (si lo dije bien ñ_n) Luna Mustang y de Blankish (no me equivoque? O_o)... bueno sin más que decir... disfruten el capitulo...

oh por cierto... antes que nada una disculpa si los nuevos personajes no son lo que esperaban, pero soy muy mala para las personalidades, me disculpo por adelantado y espero que les gusten como quedaron ^u^... ok nos vemos al final ^-*...

     La mañana pasaba tranquila en ambos departamentos, aquellos pequeños con extrañas marcas no se encontraban, nadie estaba seguro de que había pasado exactamente, nadie excepto cierto ojimiel, ayudante y mejor amigo del más famoso y aclamado fotógrafo del mundo. 

     - Buenos días Roy-sama… - saludaba desde el cojín de la cocina mientras dejaba a un lado la taza de la que bebía un poco de leche para comenzar el día. 

     - Buenos días Alphonse-kun… - regresaba el saludo un aun adormilado moreno, mientras con una mano se rascaba los cabellos y con la otra se estregaba los ojos con el torso de la mano. 

     - ¿Quieres que prepare algo de desayunar o prefieres ir a un restauran?... – pregunto el ojimiel, sirviendo una taza de café para despertar al moreno. 

     - Hm… - al parecer aun no despertaba, de hecho hubiera permanecido en la cama de no ser por cierta mascota con extrañas marcas en el rostro que le salto en la cara y comenzó a lamerle el rostro con aquella áspera lengua seguiría en cama durmiendo. 

     - ¿Qué si quieres desayunar en casa o en restaurante?... – volvió a preguntar con su sonrisa tranquila, siempre le caracterizaba aquella tranquilidad y alegría con la afrontaba cualquier situación. 

     - Ah… si… esto… restaurante… - murmuro entre bostezos, mientras se dirigía al baño a ducharse para poder estar presentable y para poder despertar de una buena vez, aquella sensación que se da cuando tienes sueño y no te puedes dormir es muy fastidiosa inclusive para alguien tan pasivo como él. 

     - Kuroineko-chan… ¿lo volviste a hacer?... – reclamaba al felino que apenas acababa de salir orgullosa del cuarto donde Roy dormía, como respuesta la gatita se sentó en el piso, meneando la cola contenta, cerrando sus ojitos y maullando divertida. 

     - Sabes que no puedes hacer eso… necesita descansar… aunque… si lo dejamos dormir nunca terminaríamos las fotografías… - reflexionó un poco, su jefe y amigo siempre dejaba las cosas para el último momento, una mala manía que tenía desde pequeño y que nadie corrigió. 

     - En la noche tendremos una pequeña charla… sabes lo que pasará si te llegan a besar la nariz… - le reprendió el joven, a lo que la gatita solo agacho las orejas a modo de sentirse realmente mal por ser regañada, el chico al mirarle a la carita, suavizo la mirada y acaricio al minino en la cabecita. 

     - Si no fueras tan linda… mira que realmente me hubiera molestado… pero no puedo enojarme contigo, ¿ne?… - menciona el chico mientras levanta al felino por los bracitos y unía sus frentes en un gesto cariñoso, el neko labio su mejilla. 

     - Bien deja te sirvo de comer, de seguro tu también tienes hambre… además… necesitas energía para salir a buscarlo… - la dejó en el suelo y se dirigió a la cocina mientras en el baño, Roy por fin terminaba de lavarse, salió de aquel cuarto con el cabello mojado y con una toalla alrededor de los hombros secándose despreocupado sus cabellos azabaches. 

     - ¿Podrías adiestrar a tu gata para que me levante de una manera más civilizada?... – pregunta un poco molesto al recordar su “lindo” despertar, mientras se encaminaba hacía su habitación para terminar de arreglarse para desayunar algo ligero y después terminar el trabajo para tener el merecido descanso que tanto necesitaba. 

     El ojimiel río algo nervioso, con un extraño tic en el ojo, era muy sabido que a ese gato y a su compañero extraviado se le podía adiestrar ya que eran algo, como decirlo… especiales… pero eso era un secreto que él sin querer descubrió un día. 

_____________________flash back _______________________ 

     La luna llena brillaba en lo alto, la noche era temblada y se apreciaba, a pesar de ser la cuidad, las estrellas de la noche, hacía una semana que encontró a un pequeño gato de color negro con características que se le hicieron bastante peculiares, parecía buscar algo, y se encontraba mal herido, una de sus patitas sangrada y se tambaleaba al caminar. 

     Esa noche había ido a la farmacia a buscar antisépticos, ya que el gran fotógrafo Roy Mustang se había cortado al editar las fotos al tamaño que él quería para terminar lo antes posible, ya que a la mañana siguiente necesitaban de urgencia entregar las fotografías, el lapso de tiempo se terminaba. 

     Recogió al minino ensangrentado después de las compras, al tomarlo en brazos cayó inconciente, lo llevo a casa, limpio sus heridas y desinfectó la zona, estaba asombrado por lo delicado que se percibía, observó con detenimiento al animal y solo pudo pensar en el color de su pelaje y al ver que no tenía una identificación lo nombro como lo único que se le ocurrió, lo que era y el color que tenía. 

     - Kuroineko-chan… ese será tu nombre… - murmuró mientras acariciaba con cariño su cabeza. 

     Llegando a casa se llevó una gran sorpresa ya que Roy ni enterado de que había ido a la farmacia por medicamentos, ya se había dormido con el trabajo ya terminado algo precipitado cabía mencionar, se notaba en los bordes mal cortados, pero eso era lo de menos ya que las tomas eran excelentes, la editorial de la revista se encargaría de los detalles finales. 

     Dejó solo al pequeño felino mientras se internaba en la cocina para buscar algo con el cual poder alimentarlo, cuando regreso, el felino se encontraba frente a la ventana siendo bañado por los rayos de la luna llena, su pelaje comenzó a brillar, dando paso a una pequeña niña no mayor de 5 años, que al verse descubierta intento ocultarse. 

     Se encontraba desnuda, con lágrimas en los ojos, sus manitas se posicionaron automáticamente cerca de su rostro protegiéndose de un golpe que seguramente le propiciarían al ver como el mayor se acercaba a ella. 

     - ¿Te encuentras bien?... – pregunto haciendo que la niña se descubriera y comenzará a llorar. 

     Al cargo a la pequeña sollozando, la llevo hasta el sillón más cercano donde teniendo aun la niña en brazos, sentada entre sus piernas esperó a que se calmara, cuando lo logró pregunto nuevamente. 

     - No lo encuentro… onegai… ayúdame a encontrarlo… - respondía la pequeña entre pequeños espasmos por el llanto de hace poco, amenazando nuevamente con llorar. 

     - ¿A quien?... – pregunto mientras acariciaba con ternura sus cabellos largos y negros como la misma noche. 

     - A mi otra mitad… si no la encuentro pronto… yo podría… podría… - y sin poderlo evitar soltó en llanto nuevamente. 

     Alphonse no sabía de que hablaba, pero parecía importante, no tenía idea de a quien bu8scaba o que aspecto tenía, mucho menos en donde encontrarlo, pero no quería ver nuevamente esos ojos tan dispares llorar nuevamente, algo en su pecho se acongojaba por su llanto. 

     - Descuida… te ayudaré a buscar lo que busca… mientras puedes quedarte aquí el tiempo que sea necesario… - comentó con una sonrisa mientras la pequeña le miraba expectante. 

     - Arigato… - contesto, el mayor seguía acariciando sus cabellos, relajándola a tal punto que comenzó a sentirse cansada, y el sueño la invadía, al poco tiempo se quedo dormida en los brazos de ojimiel. 

     A la mañana siguiente le explicaría a Roy lo que sucedió la noche anterior, antes de que preguntara por la pequeña, al buscarla se dio cuenta de que la pequeña no estaba, en su lugar, estaba la gatita que había curado. 

     La aparición de la pequeña se repetía solo las noches de luna llena, eso lo descubrió el siguiente mes de no ver a la niña por ningún lado, pero cada que se encontraba, platicaban sobre los avances de la búsqueda de su otra mitas sin saber siquiera que era lo que buscaba o que tan cerca se encontraba. 

__________________ Fin de flash back ___________________ 

     - Ya… nos vamos… tengo hambre… - mencionó Roy saliendo de su habitación ya arreglado, informal, pero no por eso menos elegante. 

     Roy vestía unos pantalones de mezclilla un poco entallados, una camisa de manga larga azul de cuello alto, estaba colocándose los guantes, comenzaba la época de frío y lo que menos quería era enfermarse, tenis para caminar más a sus anchas y una bufanda de color negro. 

     Mientras el menor llevaba pantalón de vestir azul marino, como de costumbre, un sweater negro con cuello de tortuga, una gabardina negra, al igual que unos guantes blancos y una bufanda de color gris. 

     Sin más caminaron unas cuantas cuadras hacía un restaurante por donde siempre pasaban, tenía muy buena apariencia, pero nunca habían tenido el tiempo de ver el lugar por dentro o comer allí, por o que con pasos seguros se internaron al local. 

    

     Unas horas antes un rubio despertaba un poco confuso por lo sucedido la noche anterior, no sabía si ese pequeño que observó llorando pidiendo encontrar su mitad realmente existía, pues no encontró rastro alguno de él en la mañana que despertó, por lo tanto le resto importancia. 

     - Buenos días, Ayelén… - saluda a su compañera de casa que se encuentra ya bañada y arreglada preparando el desayuno. 

     - Buenos días, Edward…- regresa el saludo. 

     - Apresúrate a arreglarte o llegarás tarde, sabes que si vuelves a llegar tarde te van a despedir… - finalizó, mientras con el ceño un poco fruncido apuntaba en dirección al cuarto de baño. 

     - Tu uniforme ya se encuentra allí, así que apresúrate o no alcanzaras a desayunar, verdad Shiroineko-chan… - menciona mientras le alza su plato de alimento al gato blanco. 

     - Hai, hai… Okâsan… - le contesta sacando la lengua en un gesto demasiado infantil para la pelirrosa. 

     Después de una refrescante ducha y un rico desayuno, corrió hacía su trabajo, esperando que el supervisor no le tome la falta o le haría trabajar en la tarde o peor aún limpiar todos los sanitarios del lugar, cabe decir que en ese lugar puedes encontrar cosas no muy agradables, que de eso se encargue Kimbley el encargado de la limpieza. 

     A velocidad rápida se metió en el establecimiento haciendo que las personas que llegaban a desayunar al local y también sus compañeros, solo observaran una nube de polvo dirigiéndose a la cocina, algunos jugaban haber visto algo pequeño y dorado corriendo, pero eso era imposible, ¿o si? 

     - Edward… te extrañe tanto… ¿me extrañaste a mi?... – pregunto ilusionada Beam Blankish su compañera de trabajo, demasiado coqueta para el gusto de Ed, aunque no se daba cuenta que solo con él se comportaba así, llegó a su lado saltando con su habitual energía desbordante. 

     Era la más joven del local, 17 años de la estatura de Ed con el cabello hasta los hombros, siempre suelto, de color negro al igual que sus ojos, con la piel bronceada, el rubio se preguntaba de donde sacaba tanta energía, como era posible que al final del día cuando todos estaban cansados y solo querían dormir, ella tenía energía de sobra y trataba de animar a los demás a ir a un  lugar a divertirse por el resto de la noche. 

     Ante la pregunta un tanto incomoda de la pelinegra Ed no supo que contestar, sabía que si contestaba en forma afirmativa, no podría trabajar a gusto y si contestaba que no la desanimaría, si bien la extrañaba para reírse un poco mientras trabajaba, ya que ella hacía menos monótono el día de labor, así que solo río nervioso hasta que otra voz interrumpió. 

     - Hasta que llegas Ed… tienes mucha suerte, el general regañón aun no llega… por cierto… hay que darse prisa… ya llegaron los clientes y falta tomar las ordenes… encárgate Ed, Beam… - en ese momento Ed se percato del gran parecido que ella tenía con el fotógrafo aclamado, nunca lo pensó, pero desde la interrupción a la sesión, el fotógrafo llevaba gran parte de la noche en su cabeza, aun no le contaba a nadie, pero no podía hacerse muchas ilusiones, ¿Cómo explicar lo que nació de una sola visión? Era un amor imposible, pero no era el momento para perderse en los recuerdos, ahora había que trabajar. 

     - Hai Luna… - contestaron al unísono ambos jóvenes, su compañera si bien era igual de extrovertida que Beam, se controlaba en el trabajo, pero saliendo del horario de labores, se desbordaba toda su energía y hacía peripecias y demás en compañía de la pelinegra. 

     Tenía su piel blanca, sus ojos negros con destellos característicos de color gris que solo si les veías de cerca se distinguían, con sus largos cabellos negros hasta la cintura, con aquellos brillos azulados que les hacían hipnóticos a muchos hombres. 

     Los uniformes no dejaban nada para imaginar, solo hacían que quienes les vieran quisieran tocar o ver más de aquella piel que se ocultaba, para las mujeres, unas medias largas con zapatos de charol negro de pulsera adornaba sus piernas, una corta falda negra con destellos azules que apenas tapaba lo necesario cubría sus caderas y para el dorso una blusa blanca de botones de manga larga con un gran escote que era cubierto por una corbata para evitar miradas indecentes y para los hombres, que eran pocos unos pantalones de vestir en color negro muy pegados en torno de las caderas, zapatos negros siempre bien lustrados, una camisa de botones de manga larga con una corbata, Ed siempre que se lo ponía se creía mayordomo o algo así, pero no podía desobedecer las ordenes de Blaze Hinochi o lo pagaría caro. 

     La dueña del local era muy estricta, siempre quería que todo estuviera impecable, tenía poca paciencia, nadie se atrevía a contradecir su palabra, su presencia tan fuerte te hacía sentir tan chiquito y vulnerable a esa potente mirada era algo de cuidarse, no era muy grande y aun así se comportaba en ocasiones como una persona mayor, con sus apenas 39 años de edad aun no encontraba al hombre que le aguantara por su fuerte carácter. 

     - ¿Qué desea ordenar?... – tanto Ed como Beam comenzaron con sus labores, Luna se encargaba de las cuentas y de preparar la comida. 

     - Me trae un café… - los pedidos no se hacían esperar. 

     La vista de Beam se quedo estática por unos momentos, mientras que el café que servia se desbordaba de la taza y casi manchará los pantalones del cliente, si previó aviso dejo al joven con la orden en los labios y se dirigió a paso veloz donde Edward se dirigía a la cocina para dar un pedido, casi cae de espaldas cuando la pelinegra Beam se le colgó del cuello. 

     - Ed, Ed, Ed… - repetía una y otra vez. 

     - ¿Qué?... – la paciencia del rubio estaba llegando a sus limites, pero tenía que controlarse. 

     - Ese chico de allá… lo ves… pues es mío… yo le atiendo… termina de atender al vejete aquel por favor… - apuntaba con el dedo índice a cada persona que nombraba, sin pedir permiso o esperar respuesta se fue corriendo a donde el chico que le llamo la atención, Ed sin darle mucha importancia se marcho a dejar las ordenes a Luna, quien estaba hecha un revoltijo con todas las ordenes que llegaban. 

     - ¿Qué va a ordenar joven?... – pregunto Beam con una voz melosa y haciendo poses donde se mostraban mejor sus atributos, pero no parecía dar resultado. 

     - Quiero… - pronunció el joven de cabellos negro y el más famoso de todo Japón por sus fotografías, la joven esperaba expectante la orden. 

     - Que ese joven me atienda… - decía mientras apuntaba a Ed, cabe mencionar que desde que el rubio llego al local, la vista del moreno no se desprendía de su rubia cabellera. 

     - Ah… - suspiro derrotada la pelinegra mientras caminaba hacía el ojidorado. 

     - Ed… (Snif) el joven quiere que le atiendas… no sabes que envidia me das… - decía cabizbaja dejando a Ed perplejo por la petición, se disculpó con el cliente que atendía para dirigirse hacía el ojinegro, pero una mano la detuvo y un peso en su espalda le impidió movimiento alguno. 

      - Por lo menos te tengo a ti… - y sin permiso deposito un beso en su mejilla y torno su vista para el cliente que su amigo dejó atendiendo, Ed sonrió por el gesto y Roy frunció el ceño. 

     - Roy-sama… ¿pasa algo?... – pregunto el ojimiel algo preocupado. 

     - No, nada… - contesto de manera seca. 

     - Buenos días… ¿en que puedo servirle?... – pregunto sin prestar atención a quien atendía como siempre hacía. 

     - ¿Ya no me recuerdas o es que te hice algo para que me odiarás?... – pregunto Roy con un tono falso de enfado, aunque se notaba algo frustrado, el no pudo dormir muy bien porque quería ver de nuevo aquellos hermosos ojos dorados una vez más y tenía la esperanza de que el chico le recordase. 

     Ante estas palabras alzo la mirada, ante la visión del chico que tenía enfrente Ed casi se cae, los ojos se le abrieron de sobremanera, ante él estaba nada mas y nada menos que Roy con una sonrisa prepotente ante la reacción que tuvo el rubio por reconocerlo. 

     - Lo lamento, no te vi, normalmente no hago mucho caso a las personas que vienen por aquí, no fue mi intención ignorarte… - se disculpaba agitando los brazos y riendo nerviosamente, no quería que Roy pensará que le odiaba, era todo lo contrario, pero eso tampoco se lo podía decir. 

      - No te preocupes… una pregunta…  ¿a que hora sales de trabajar?... – el ojidorado y el ojimiel se quedaron un tanto confundidos por el repentino interés del mayor por el horario de trabajo del menor. 

     - A las cinco… si no es indiscreción… ¿para que quiere saberlo?... – pregunto curioso. 

     - No es difícil de adivinar que quiero que salgamos a platicar en la tarde… - se defendió un tanto molesto por la reacción tardía del joven. 

     - Tengo curiosidad de saber más sobre ti… además… me debes el arruinar mi sesión, no creas que le he olvidado… - inquirió antes de que el chico replicara algo. 

     - Esta bien… entonces… ¿Qué desea desayunar? Señor engreído… - dijo con tono burlón, el mayor non se ofendió, sabía que solo lo hacía para molestarlo, ese iba a ser el principio de una hermosa amistad. 

    

     Mientras que por las calles a una velocidad impresionante una pequeña criatura de color negro buscaba desesperada por las calles, gracias a Al pudo salir, siempre le dejaba la puerta del balcón entreabierta para que pudiera salir en la búsqueda de su otra mitad. 

     En el departamento del rubio, cierto felino color blanco intentaba en vano poder salir de ese lugar para iniciar la búsqueda su otra mitad, pero las puertas y ventanas fueron cerradas con seguro, por lo que se quedo frente al ventanal del balcón maullando adolorido por su frustración, Ayelén le había encerrado para que no escapará ya que le había tomado un cariño especial. 

     Cuando el felino blanco se encontraba perdido en sus recuerdos una pequeña bola de pelos negra llegó al balcón y comenzó a golpear el cristal para llamar la atención del felino, cuando lo consiguió sus ojos se abrieron desmesuradamente y comenzaron a jugar con alegría uno a cada lado del cristal, cuando quisieron tocarse ya que se extrañaban demasiado y ver que no  pudieron entristecieron nuevamente y tocaron sus patitas en el cristal para intentar sentirse pero fue en vano, se quedaron largo rato de esa manera, pero la gatita negra tenía que regresar antes de que Al y Roy se dieran cuenta de que no se encontraba en casa. 

    

     Después de que el turno termino, Ed estaba con una sonrisa de oreja a oreja ya que el encuentro con el fotógrafo le había gustado, más por el hecho de que él se acordará de su persona, pero se encontraba un poco triste pues ya pasaban 15 minutos de su hora de salida y no llegaba. 

     - Perdón por el retraso, pero me entretuve con el trabajo… - dijo una voz detrás de él, esto hizo que una alegría inmensa se apoderará del pequeño. 

     -  Bien nos vamos… - ante esto le ofreció su mano para tomarla y partir, ese día probablemente llegaría tarde, pero pasaría un gran momento por lo que valdría la pena el regaño de Ayelén. 

     Sin más que hacer, los tres Ed, Roy y Al, marcharon al lugar favorito del mayor, la pista de carreras en motos, para poder tener una amena competencia, pero Ed al nunca haber usado una antes, tuvo que compartirla con Roy, quien estaba complacido por el abrazo que le ofrecía el menor, y Al por su parte se sentía mal por esa cercanía pero no era de las personas que se interponen en la felicidad de otra.

Notas finales: que tal? Luna, Blankish... espero haber captado bien sus personalidades y ya que las dos tienen el mismo color de pelo y el mismo color de ojos, me disculpo con Luna por el hecho de ponerte destellos y brillos de otro color, pero necesitaba realmente poder distinguirlas... de lo contrario sería muy extraño llamarlas a las dos como las pelinegras, en lo personal se me haría confuso, por eso, gomen... gomen... si quieres pegarme adelante T-T se que fue mi error... cuidense y gracias por leer... si alguien mas quiere aparecer como villano u otro personaje ya saben, solo diganme el nombre y las caracteristicas que luego los pondre ^-* vale? que aun queda mucho por contar... hasta el proximo capitulo y denuevo una disculpa T-T pero era necesario... matta ne... ^u^

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