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Durante mucho tiempo, años quizás tal vez, podía él conformarse tan solo con estar a su lado, acompañándolo en cada viaje, cada aventura que ambos pasaran por encontrar tal piedra que podría devolverles su felicidad, la felicidad que un día ambos perdieron por una noble causa, causa que trajo consigo muchas consecuencias, pero sobre todo, la más grande de todas las consecuencias no era visible por todos a simple vista; iba más allá que extremidades o un cuerpo perdido, si no, una que tal vez, la cura era más irreal que la misma piedra filosofal, pues, como muchos han dicho: No existe cura para el amor.
Pero lo que él tenía, no era un simple amor, era más bien, un amor imposible, un amor platónico… un amor prohibido, un amor mal visto…
…un amor condenado…
Con el dolor de su alma, él, que por cada vez que aquel pensamiento viniese a su cabeza, sus ojos, de un color verdoso, se cubrían de lágrimas que recorrían silenciosas por su bello rostro de niño inocente; su mirada entonces se giraba hacia donde él estaba, hacia donde la razón de sus silencioso llorar estaba: Si querido hermano mayor.
Se preguntaba muchas veces si él pensaría, por un instante siquiera, sintiera lo mismo que él sentía cada vez al tenerle tan cerca, tan cerca como siempre…
Pero eso solamente, era una vana ilusión de niño pequeño, de esa clase de sueños que jamás se habrían de cumplir, aunque este no fuera el sueño de ser un príncipe, un héroe, su sueño era aún… más imposible también.
-¿Te ocurre algo, Al?—La voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos--¿Estabas llorando?
-N-no—se limitó a contestar él, secándose con una de sus manos la lagrimita que aún caía por su rostro.
-¿Cómo que no?—Edward se acercó aún más a su hermano: Ambos estaban en la sala de estar de su casa en Munich, mientras que Ed trabajaba en algo secreto, incluso para Al, este último se había dedicado a contemplar la lluvia a través de la ventana.
El acercamiento de Ed le hizo enrojecerse al menor
-Me ha entrado algo en el ojo, solo es eso—contestó, cubriéndose el rostro para que el mayor no viera su sonrojo
-¿Seguro?—el tono de él fue dudoso
-Seguro.
Edward volvió a su trabajo, no sin ates, voltearse por última vez a ver su pequeño hermano; Este estaba, nuevamente, con la vista clavada en el cristal de la ventana, viendo fijo, como la lluvia caía
“Sería un tonto de solo pensar que él y yo…” Edward volteó nuevamente la vista al frente, aunque sus ojos de por sí, seguirían estando en su pequeño hermano a no ser que Ed no lo quisiera así.
Se sentó nuevamente en su escritorio; su mano izquierda había cogido un lápiz, el que pasó varias veces sobre una hoja de papel sobre el escritorio, una hoja en la que hace ya un bien rato, estaba trabajando, No obstante, por más que en aquel plano—En lo que estaba trabajando—Tratase de prestarle la mayor atención posible, no lograba conseguirlo: pues, por mucho que él mismo tratase de engañarse, en su interior, sabía perfectamente que no podía hacer como si nada pasara, por que en realidad, hacía mucho tiempo que aquel loco sentimiento llenaba su tiempo por completo… sobre todo cada vez que su vista se cruzara con aquel que convivía día y noche, durante casi toda su vida. Soltó entonces, el lápiz de su mano, por la sencilla razón que, como sus sentimientos hacia su hermano, con esto
…simplemente no podía…
Dejó caer su cabeza sobre el escritorio, al tiempo en que, disimuladamente, su mirada se dirigía hacia su hermano menor, que seguía casi inmóvil
“Algo he de hacer” Pensó, bajando la mirada hacia el escritorio en el que descansaba “Algo he de hacer… esta misma noche tal vez, pero no puedo seguir así”
Pensaba en él mismo, en lo mal que todos estos sentimientos se habían intensificado cada vez que él le sonreía, cuando le hablaba con tal inocencia…Pero ¿Sentirá acaso Al, lo mismo que sentía él? Una lágrima cayó sobre el dibujo del plano: una lágrima suya…
“Si esto continúa así… tendré que dejarle… para siempre… Irme lejos de él para no dañarle, sin decir a Al…”
“Ojala la lluvia se llevara consigo mi impuro sentimiento…”Al seguía fijamente con la vista hacia la ventana, mirando la lluvia que cubría la ciudad en que vivían, la ciudad de Munich; una ciudad invernal desolada
CONTINUARÁ…
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