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Honestidad por Bellatrix

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Notas del fanfic:

Bueno como dije en el resumen este es mi primer songfic y estoy muy nerviosa como cada vez que publico algo, con miedo a que no os llegue a gustar porque lo que escribo lo hago porque me sale de dentro.

 

Vuelvo a decir que los personajes que utilizo son tuyos Kishimoto, eres un genio.

Notas del capitulo:

Vuestros reviews son la razon de que yo siga escribiendo por favor dejadme vuestra opinión.

 

HONESTIDAD

 

La noche era fría, pero eso no le importaba. Abrió la ventana respirando el aire que le calaba hasta los huesos. Ese día había sido duro. La misión había sido dura. La vida de un ninja era dura y mas la de un jounin como él.

Se había duchado y puesto un pijama de franela para no coger ningún resfriado, aunque dudaba mucho que Kyubi lo permitiese. Era temprano, si, pero estaba harto de no hacer nada por lo que decidió ir a la cama.

Giró su cuerpo moreno acurrucándose entre las sábanas para entrar en calor. Allí de nuevo estaban sus recuerdos, los buenos y los malos haciéndole sonreír amargamente. El equipo 7. Había sufrido tantos cambios... tantos como cada uno de sus componentes. Las lágrimas que bañaban su cara todas las noches volvieron a aparecer en sus cristalinos ojos cuando llamaron a la puerta. Pensó en no abrir, en hacerse el dormido, pero quizás Tsunade lo necesitara así que no tuvo mas remedio.

Su cara tornó de apesadumbrada a sorprendida. Una preciosa muchacha estaba sonriéndole en el umbral de su humilde, que digo humilde, humildísimo apartamento. No sabía que hacer, se había quedado absorto en la belleza que irradiaba esa chica. Morena, de ojos negros penetrantes como la noche, piel blanca como la nieve y una sonrisa adornando su rostro. Era unos dos dedos mas baja que él y no era ni delgada ni gruesa, simplemente era...perfecta. Llevaba un abrigo para que no le pasara el frío y una cajita envuelta en papel de charol anaranjada era sujetada por sus delicadas manos. Se la cedió con una reverencia y se fue corriendo sin darle tiempo al rubio ni de preguntarle su nombre.

Desenvolvió el papel con parsimonia y un poco de temor. Al hacerlo por completo descubrió una caja de madera con un zorro gravado en ella. Por un momento pensó en que era algo malo que le había mandado alguien de los muchos que lo odiaban a causa de ser el contenedor del zorro de nueve colas, pero siguiendo su instinto la abrió. En ella encontró tres cosas: una nota, un reproductor de música Mp3 y una carta.

Cogió la nota y la desdoblo como si de una bomba se tratara.

 

"Espero que te guste mi regalo. Escucha la canción, pero sobretodo la letra porque es todo lo que mi corazón quiere decirte y mis labios no pueden pronunciar, luego lee la carta."

 

¿Regalo? No era su cumpleaños y tampoco su santo. No había ninguna fecha que él recordara ahora mismo, pero es que es tan despistado...

Colocó los pequeños auriculares en cada oreja y le dio al play poniendo la mayor atención a lo que tenía que escuchar para no perder detalle.

 

"Yo quisiera devolverte

Todo lo que me has prestado

Esa sonrisa permanente

Ese cariño derramado

Y quisiera parecerme

A ese héroe que reclamas

Justiciero de tus miedos

La primavera de tu cama

Pero solo soy un necio, mírame

Abrazado a una katana ( * )

Soy un corazón desecho

A trozos por la madrugada

 

Déjame una copia de la llave de tu puerta

Porque sé que es muy posible que mañana me arrepienta

Hoy me dio por ser honesto

Aunque sé que no me pega

 

Y si vuelvo, volveré

Porque encontré un millón de estrellas

Que poner en mi mirada

Cuando roce tu entrepierna

Cuando consiga volar

A la altura a la que besas

 

Porque eres tu el que me da

Ese buchito de agua que me quita la sed

Porque eres tu el que me da

Ese cachito de cielo que me obliga a volver

Porque eres tu el que me da, el que me da

El que amasa mi pena

Y la empapa de miel

 

Y me siento tan pequeño

Enfrentado a tu mirada

Tu pasión sigue creciendo

Y a mi a caducado el alma

 

Déjame una copia de la llave de tu puerta

 Porque sé que es muy posible que mañana me arrepienta

Hoy me dio por ser honesto

Aunque sé que no me pega"

 

...

 

Las lágrimas no pudieron ser más tiempo retenidas y fluían por sus mejillas. No le hacía falta leer la carta para saber quien le había mandado eso, aun así la abrió.

 

"Querido Naruto:

Hoy hace siete años que probé por primera vez tus labios. Fue en la escuela, el primer día que acudíamos como ninjas. Ese roce, aunque accidental es lo que me ha hecho continuar todo este tiempo. He sido un egoísta, lo sé, pero ahora te necesito más que nunca. He acabado con él y no estoy orgullo ni feliz por ello. Me siento culpable, pero al menos fue en una justa pelea. Ahora estoy siendo cruel contigo y conmigo, porque pienso en volver, recuperar todo lo que dejé estancado por el peor sentimiento que puede albergar en su corazón una persona: odio. Me gustaría arreglar lo que yo mismo he estropeado y me gustaría hacerlo a tu lado.

Necesito decirte todo esto mirando tu cara, esa cara con la que sueño todas las noches.

 

Con amor:

 

                       Uchiha Sasuke"

 

Su corazón se partía como antaño lo hizo e hizo lo que su cabeza le suplicaba que no hiciera: salir a por él. No tardó mucho en divisarlo en aquel puente donde siempre se reunían como equipo de Kakashi. Paró al tenerlo enfrente. Ahora que su corazón recuperaba su ritmo notó el frío suelo bajo sus descalzos pies y el viento recorrer su acalorado cuerpo. Tiritó mirando a lo que para él había sido todo y se desmoronó.

Notó como el moreno le elevaba y lo cargaba a su espalda, a esa en las que tantas noches, en tantos sueños había acariciado y besado. Respirando su olor quedó dormido.

 

El cielo de sus ojos quedó expuesto por las ventanas de sus párpados dejándole ver esa oscuridad que le perdía y nublaba la mente. Se incorporó y esperó que el Uchiha dijera lo que tuviera que decir.

 

_ Naruto, no tengo las palabras adecuadas para poder expresarte todo lo que te quiero. Siento haberte hecho sufrir, pero la venganza y el dolor me cegaban aunque jamás me perdí del todo pues los faros que tienes por ojos me guiaban. Me guiaban hasta ti, hasta este momento. No se si te gustan los hombres o las mujeres, pero si el inconveniente es ese me convertiré en mujer porque lo único que quiero es poder despertar cada mañana abrazado a ti, escuchando tu respiración y dándote lo que te he quitado todos estos años y que siempre te ha pertenecido: mi amor.

 

_ Sasuke, yo te he querido siempre como eres, no quiero que te transformes en mujer, porque si hay algún motivo por el que no quiera estar contigo no es ese. Me alegro mucho de que tu vida haya cambiado y te guíes por los buenos sentimientos que hay en tu corazón y me halaga ser yo quien los despierte, pero no puedo ser nada tuyo. Dejé de serlo hace mucho. No somos nada, solo eres pasado. Un pasado que marcó mi vida y que tu me obligaste a enterrar en lo mas profundo de mi ser. No puedes pedirme que te quiera porque no puedo hacerlo. Solo querría a un recuerdo, a alguien que ya no existe. Uchiha Sasuke se fue en el valle del fin y se llevó mi corazón con él. Por eso no puedo amarte porque él es el único que me hace vibrar de ese modo y aunque te pareces no eres ni serás nunca él... Itachi.

 

_ Me sorprende que me hayas reconocido, parece que conoces bien a mi otouto. Ambos os merecéis ser felices y disfrutar de lo bueno de la vida. Siento habértelo arrebatado hace tanto tiempo. Quería asegurarme de que cuidarías de él, como yo no supe hacerlo. Naruto, eres especial. Por cierto, la carta la escribí yo pero la nota, la caja y la canción es de mi otouto-kun

 

Una bola de humo llenó la habitación y cuando se hubo disipado Itachi había desaparecido y Sasuke se encontraba inconsciente en la cama de Naruto.

 

_ Usuratonkachi... ¿Qué hago aquí? Yo venía hacia aquí, porque tengo, tengo que... ah esto es difícil...no se... bueno tengo algo que..._ decía mientras miraba en sus bolsillos desesperadamente_ debe haberse caído...

 

Naruto sonrió. Sonrió de felicidad, de amor. Estaba allí su amigo, su rival, su amor. Puede que hubiera crecido, que se hubiera hecho fuerte, pero seguía siendo el que le salvó la vida en el país de la ola y el que consiguió que se sintiera amado. Puso un dedo en esos labios que hace 6 años y 2 meses probó por primera vez y se acostó a su lado abrazándolo.

Ese era su momento, el de ambos. Nadie se lo podría quitar, ahora no, porque cuando uno es honesto consigo mismo puede luchar por lo que verdaderamente quiere.

 

 

                                            FIN

Notas finales: Gracais por leer

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