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Plata y Esmeralda por Eriath

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Notas del capitulo: Esta es la historia en la que explica lo que sucedió y sucede con nuestro querido profesor de pociones y su protector enchufado del ministerio. Drisfrutadlo ^w^

Un ambiente cálido recorre cada rincón del lugar. La gente corre por las escaleras y pasillos con alegría. Otros caminan por los caminos llenos de césped verde. Túnica de máxima calidad y pelo deslumbrante pasean por uno de dichos pasillos. La gente se retira a su paso y él les sonríe. “Un día cualquiera… será un día divino, entonces” pensó, como siempre. Los Malfoy viven así, despreocupadamente, y se hacen notar y respetar. Si no lo hacen, otros lo hacen por ellos. Todos, incluso la persona más indefensa de todo Hogwarts: Severus Snape.

Severus caminaba leyendo uno de sus libro favoritos, el cual ya había leído muchas veces, mientras va mirando de reojo hacia todas direcciones, pues cuando camina lo hace sobre suelo de hielo, a la primera voz se hunde, y quién mejor sino para dar esa voz que un merodeador…

-          Oh… miradme, soy Quejicus y leo como una niñata con rabieta por el pasillo, mirad que marica que soy, hago las cosas y las oculto... soy como una cucaracha que busca donde caerse muerta…- satirizaba James, con histeria.

Remus y Sirius, aún extrañados por el comportamiento de su compañero (aunque a Sirius le parecían muy graciosos los andares de James y pensaba que le favorecían) se dieron cuenta de la presencia del Slytherin.  James se giró para ver de quien era la visita, y dado que era el responsable de su imitación, se dirigió hacia él.

-          ¿Te divierte hacerlo? ¿Te parece gracioso quedar con Lily para entorpecer mi relación con ella?

-          Yo no he entorpecido nada, Potter, eres tú el que te tropiezas con tus celos de niña mimada…

-          No me digas cosas que no son ciertas- elevó la voz el animago cogiendo al estudiante por el cuello de su camisa- Tú eres el que queda con ella para estudiar… o para sepa Dios qué…

-          James…creo que te estás volviendo paranoico…- sugirió Remus- déjalo estar…

-          Tío, si vas a zurrarle que sea por algo gordo de verdad, no por tontería tuyas con la florecilla…Si lo que dices es cierto, ella también es una pedazo zorrona…

-          Ella no tiene la culpa, la tiene él ¡Por quererla cuando sabe que es mía!- gritó a Canuto con furia

-          Ey…Cornamenta, ¿No me digas que con tanto amor se ha tatuado “Soy de James” en el culo?- dijo burlesco él. Lunático no pudo evitar soltar una carcajada, y los dos se rieron. Al igual que ellos, Snape no pudo verse callado, y sonrió con la broma. El mago miró cabreado a su “enemigo”

-          Aléjate de ella…- amenazó

-          No me alejaré hasta que ella me lo pida…

-          ¡¡¡Hace un año la querías sólo para ti!!!- gritó al oscuro estudiante

-          ¡¡¡Hace un año no sentía lo que hoy siento por…!!!

Se hizo el silencio. Se escucharon las exclamadas voces de los dos merodeadores por aquella frase. Se escucharon las respiraciones agitadas de los dos contrincantes, uno por la presión de no poder hacer nada, y el otro porque casi no puede parar una frase que no debería haber empezado.

Aquella discusión se había oído por los pasillos, y Lucius no pudo ser menos; comenzó a dirigirse hacia donde se oían de nuevo los gritos.

-          Nadie puede desenamorarse tan fácilmente, y menos de Lily… ¿Acaso tú puedes, porque eres especial? ¿Quién te crees que eres? ¡Ella sólo se junta contigo porque le das pena! Pena y asco…

Severus fue a contestarle, pero una voz más suave y fina, aunque igual de masculina, lo hizo por él…

-          Puede olvidarse de quien quiera a la velocidad que le venga en gana…-comentó a paso lento, contoneando su esbelta figura- Y no creo que precisamente le dé pena…sino todo lo contrario, le da la alegría que tú le quitas con tus estúpidos  chistes sobre clases de transformación y tus creaciones de aberración  la naturaleza…

Mientras decía esto, James soltó a Snape de la túnica, y como estaba escuchando atento a su compañero, cayó de bruces contra el suelo. Malfoy se dirigió a él, agachándose y sujetando su barbilla.

-          ¿Te encuentras bien?- susurró guiñándole un ojo- No sabía que quisieses ser la alfombra de unos Griffindor…

Afirmó con la cabeza…pero luego la negó. No tenía palabras ni para contestar. Se sonrojó un poco y Lucius le ayudó a levantarse mientras que se reía. Se sacudió y se dirigió con el Slytherin a los dormitorios mientras escuchaban decir al prefecto “Genial James…otros diez puntos menos…”

-          Tendrían que quitarles la vida a los cuatro…- murmuró Lucius a su compañero

-          - A los tres, uno por imbécil, otro por burlarse de todo, hasta del imbécil, y otro por ser un convenido…

-          - Conveniencia…qué…bonita palabra, Severus…- dijo Lucius tristemente

-          - ¿Qué quieres decir?- preguntó curioso

-          - Que… a la rata también quiero incluirla…- dijo cambiando completamente de tema

-          - No, si era el último – justificó Severus- Remus no tiene la culpa, no me ha hecho nada…

-          - Qué manía con salvar al cicatrices…- suspiró el rubio- Pero vamos, entra y entretenme, que me aburro…

Y diciendo esto invitó a Severus a su habitación. Ambos se tumbaron en la cama de Lucius y empezaron a charlar. Estuvieron haciendo desde trucos con agua congelada hasta contar chistes serios por Snape.

El tiempo para ambos pasaba lentamente, cuanto más juntos estaban, parecía que el destino quería parar el tiempo para que pudiesen estar por siempre así.

Quedaron tumbados en la cama y apoyados en la pared. Severus descansó su cabeza en el hombro de su compañero y pudo sentir el suspiro producido por Lucius en aquel momento.

Snape se sentía tan protegido a su lado, tan… sumido en un sueño…como el propio Lucius se sentía sin que él lo sospechase…

Severus no puedo contenerse y echó su brazo izquierdo por encima del pecho de Malfoy y el derecho por su espalda, haciendo que Lucius quedase atrapado en un tierno abrazo…un abrazo entre los débiles pero cálidos brazos de Snape…

-          ¿Qué es lo que haces?- preguntó absorto Lucius, al que le costaba respirar de lo nervioso que se encontraba

Éste al darse cuenta de que estaba abrazando a la persona que le había ayudado durante tanto tiempo…esa persona de la que él estaba enamorado, quitó su brazo del pecho del Slytherin.

-          ¿Alguien te ha dicho que pares?- preguntó mirándole a los ojos

Nunca hubiese esperado esa pregunta de la boca de Lucius, pero le obedeció. Tenía que aprovechar poder estar allí, a su lado, abrazado a él, sentir su aroma, su calor, su… cariño…

Por la mente de Lucius pasaban tantas cosas...Nunca podría decirle las cosas como eran, como las sentía…nunca podría…

 

-          ¿Por qué me abrazas?- preguntó titubeante

-          Porque…me gusta abrazarte…- respondió sonrojado el moreno

La serpiente quedó perpleja pero procuró que no se le notase.

-          ¿Te gusta…abrazarme?

-          Sí

-          ¿Qué…tiene de especial?

-          Que eres… tú…

-          ¿Qué tengo yo de especial?

-          Tienes…- comenzó Snape, ahora estremecido por las respuestas que acababa de dar- tienes…-no sabía cómo continuar, sabía la respuesta pero no sabía si contarle la verdad. Pensó rápido y decidió dar la respuesta correcta- Tienes todo…lo que necesito…lo que quiero…

Lucius no había oído nada…no lo había escuchado…no lo quería escuchar. “Todo mentiras, mentiras y cumplidos, tan solo eso…sólo…porque me respeta…y me admira, sólo por eso…respeto y miedo…”retumbaba en la mente de Malfoy muy lentamente, intentando auto engañarse de lo evidente, sintiendo que el corazón de Severus estaba cada vez más acelerado, haciendo que el suyo aumentase también.

-          Estás drogado…- respondió contundente mirando a sus rodillas- O esas pociones en las que trabajas te han subido a la cabeza…

-          No estoy drogado…estoy…enamorado…- dijo Severus incorporándose de su sitio para poder mirar de frente a Lucius- …de ti…

-          No…no puede ser…- susurró apretando los puños sobre su cama, mientras cerraba los ojos-…no puedo… no puedes…no debes quererme…

-          No puedo… dejar de hacerlo…

-          ¿Y Evans?- preguntó con ira y miedo Lucius

-          Ella no es nadie para mí…

-          Eso lo dices porque te ha rechazado-dijo dolidamente- si no ahora mismo estarías…

-          Si no ahora mismo estaría yo rechazándola a ella…- le dijo mirando sus grises y encendidos lagos, volviéndose a recostar sobre su hombro.

Lucius lo había estado evitando… amor… no quería enamorarse. ¿Para qué nos vamos a engañar? Un Malfoy sólo nace para crecer, ser rico, ser feliz por sus posesiones, en las que incluye poseer gente, estudiar magia en una buena escuela, no esforzarse mucho y que los profesores hagan lo que tú no puedas, tener tu puesto vacante en el Ministerio de Magia, comprometerte con alguien a quien odies, tener descendencia con ella y tener una bonita muerte. Pero este…este sangre sucia había entrado en su vida, en su mente…y en su corazón.

Y no había habido manera de quitarle de allí.

-          He estado…protegiéndote siete años…-comenzó a relatar Lucius-…siete años para que no te hiciesen daño…es lo único que quiero…que no te hagan daño…y no voy a ser yo el que te lo haga… sólo quiero protegerte de mí…quítate este veneno por favor Severus…quítatelo…

-          No puedo hacerlo Lucius…demasiado tarde…ya corre por mi sangre…

Lucius se levantó deprisa y quedó de rodillas delante de Snape. Ambos se miraron a los ojos y desviaron sus miradas. Lucius se acomodó entonces en las delgadas piernas de Severus.

Snape vio como su amado había estado sintiendo lo mismo que él aquellas noches de frenesí… esos momentos locos de lujuria tan solo, como aseguraban ambos, vio a aquella persona como lo que era: un niño…un niño en el cuerpo de un adolescente comprometido… demasiado grande para seguir siendo un infante… demasiado rico para poder confesarlo…

-          No quiero hacerlo Severus…-confesó aferrándose a la huesuda mano del otro Slytherin- No quiero casarme por conveniencia… no quiero compartir mi vida con una persona a la que no amo…no podría tener un hijo, no podría mirarle a la cara mientras que me dice “papá”…no puedo hacer que los hijos de ese hijo me llamen vanamente “abuelo”…Quiero tener…una casita pequeña…con un manzano…

Snape y Lucius rieron. Era la descripción de la casa donde vivía el primero, donde cogía las manzanas para hacer sus propios perfumes. Severus le había prometido dejar que comiese de aquel manzano, pues el animalejo que colgaba del árbol del Edén era la serpiente. Aquella fue la indirecta de la que más se acordaba Severus, aquel mordisco en su cuello supuso su perdición…

-          Quiero vivir junto a ti, Snape…-prosiguió-… pero deshonraría a mi familia…es mucho mejor que lo dejemos estar…créeme que a mí también me duele…

-          No puedo dejarlo estar…no puedo…Lucius, siempre podríamos quedar para vernos a solas… también puedo ir a tu casa siempre cuando me lo pidas…

-          ¿Con Narcissa en medio? ¿Y si nos descubre…?

Pero entonces, Severus tuvo una idea. Quizá la mayor idea que había tenido nunca, y la que le sacaría de este embrollo tan grande…

Comentó su plan a Malfoy y éste lo selló con sus labios sobre los de él.

-          Entonces… ¿Me esperarás por siempre?

-          Y siempre… hasta que nos volvamos a encontrar…

-          Te quiero…

 Era la primera vez que alguien le decía de corazón a Lucius que lo querían.

-          Te… te quiero…- respondió sinceramente Malfoy, mirando a su amor a los ojos.

Ambos comenzaron a besarse y descamisarse, como en otra de las muchas noches, pero esta vez sin ocultar ningún sentimiento, cerrando con ello el pacto…por siempre…

 

EPÍLOGO

 

Hogwarts. 2 de Septiembre de 1991. Las clases han comenzado y los chicos están en sus respectivas clases. Todos estudian (o hacen travesuras) con ilusión, ya lleven un día, o siete años allí dentro, cada día es una nueva experiencia.

No había nadie por allí, excepto alguien que se conocía bastante bien aquellas instalaciones. Vestía una buena túnica, una camisa blanca bien abrochada, un bastón negro, con una cabeza de serpiente, con unos ojos verdes haciendo juego con sus ojos, y unos pantalones negros ajustados junto a unas botas con un poco de tacón de goma completaban la vestimenta.

Llegaba al despacho del profesor de pociones, donde un hombre alto, con el pelo moreno a melena, y vestido de negro, buscaba algo en los cajones de la mesa de despacho.

 

 

-          ¿Tanto tiempo y sigues siendo tan patoso para buscar una cosa?- susurró Lucius en su oído rodeando con una mano su cintura y con otra apartaba el pelo del cuello de aquel hombre pálido y serio con ayuda de la boca de la serpiente.

-          Sé hacer poco ruido cuando quiero…Malfoy, deberías saberlo…- respondió calmado y severamente, como su nombre indicaba.

Se dio la vuelta poco a poco, pues aún no creía que fuese él quien estaba hablándole.

Severus se abalanzó a su cuello, y el otro que no se esperaba esa reacción, le abrazó cariñosamente.

-          Te he estado esperando tanto tiempo…- comentó Lucius-…se dice pronto…pero han sido trece años esperando volver a verte…a abrazarte a…sentirte…

-          He deseado una y otra vez este momento, Lucius…-susurró Snape habiendo encontrado su oído entre su rubio y fino pelo-… no sé si serás una fantasía más…

-          Puedes comprobarlo…- dijo con voz picarona subiéndolo a la mesa de su despacho.

-          Creía que las cosas se comprobaban con lógicas e hipótesis…

-          ¿Qué mejor hipótesis que poder tocar lo que no es ficticio…?

Lucius posó sus piernas a ambos lados de la cintura de Severus, quedando los dos subidos en el tablero. Malfoy se deshizo de su bastón y su túnica en un abrir y cerrar de ojos, al igual que se deshizo de la de Snape, comenzando a besarse ferozmente, como una serpiente que no ha comido durante años (Y ésta no comía desde hacía trece…).

Severus empezó a quitar la camisa bien abrochada del hombre y tocando sus pectorales, se dirigió hacia su cintura. Lucius, por su parte, ya se había deshecho de todo lo que le impedía disfrutar de los pezones de su amante secreto. Snape pronunciaba suavemente su nombre, que retumbaba en el cuarto. Se estremecía de placer con sólo pensar que si en su torso podía hacerle eso, abajo sería la perdición…

El moreno tiró hacia debajo de los pantalones de Lucius, así como de su ropa interior, disponiéndose a tocar su miembro suavemente…Malfoy soltó un pequeño gemido, el cual le hizo mirar directamente al profesor, y contemplando los agujeros negros de su rostro comenzó a descender atravesando sus vestiduras para encontrarse con su órgano. Severus decía con su mirada que estaba preparado para disfrutar como antaño, a lo que Lucius respondió dando la vuelta al hombre. Sin pensarlo, comenzó a penetrar en el cuerpo de Snape aquella parte que deseaba desde hacía tantos años que volviese a introducir de nuevo. Estuvieron horas compartiendo su cuerpo, dejándose llevar por aquellos momentos mágicos y especiales para ellos. Al dejar de hacerlo, ambos se tumbaron sosegados en dicho escritorio. Severus tenía la cabeza  apoyada en el pecho de Lucius, y éste tocaba su pelo azabache con la mano mientras le rodeaba la cintura con el otro brazo.

-          No cambiarás…sigues sin cuidar tu imagen- rió Lucius- Y…sigues usando la misma fragancia…  

-          Es sólo para que nadie más se fije en mí- respondió alegre Severus- y uso la misma para que no puedas olvidarte de mí…

-          Créeme Severus, que aunque seas mi muerte…no podré olvidarte…

-          ¿Nunca…?- preguntó atónito y miedoso

-          Nunca…

Comenzó a besar su cuello y Snape miró el reloj que tenía en la pared. Malfoy  se dio cuenta de lo que miraba, y vio la hora que era. Llegaba tarde a la primera reunión del Ministerio. Se maldijo y comenzó a coger su ropa, vistiéndose rápida y malamente. Snape, por su parte, comenzó a arreglarse también. Ambos se miraron y sonrieron: así serían sus encuentros secretos, al menos en los próximos siete años. Se despidieron con un beso, que rehacía el contrato de amor ya pactado. Viendo como Lucius atravesaba la puerta medio corriendo, siguió colocando se ropaje para su próxima clase. No pudo contener su alegría, y comenzó a reír quedando tendido en la tarima. Dumbledore, que “pasaba por allí”, entró al oír el escándalo, preguntando al profesor si se encontraba en condiciones de dar su clase.

-          Mejor que nunca Albus…mejor que nunca…

Esto le sirvió al anciano para cerrar la puerta mientras tarareaba “Love is in the air” con paso ostentoso. Severus se asomó al oírle cantar, y pensó que tener una Celestina entre sus bandas no estaría mal…nada mal…

Unos pasos y un bastón resonaban en el pasillo central. A paso ligero y con retocando su ropa, empujó los portones de la sala, dejando a los presentes sin habla. El Ministerio de Magia quedaba absorto por la tardanza de Lucius, el cual tomaba asiento mientras Cornelius carraspeaba y continuaba su charla. Él, sólo recordaba a su amado, y sonrojado miraba su bastón, imaginando que la serpiente que lo coronaba deleitaba una jugosa y fresca manzana, mientras que Severus, en su despacho, miraba el perfume creado con la fruta, figurando una serpiente nadando en su interior… imágenes que los dos veían… imágenes con la que ambos disfrutaban…y disfrutarían por siempre…

Notas finales: Espero que os haya gustado ^^ Muchos besos y disfrutad leyendo ^w^

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