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My Sweet Baby por Saiyi chan

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My Sweet Baby (primera parte)

By Saiyi-chan ^_^


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Tosió un par de veces con visible inquietud para seguidamente colocar perfectamente las gafas acomodándolas sobre su nariz, volviendo a examinar por décima vez consecutiva aquel informe.

-Bien, me comentaban que había sufrido nauseas la ultima semana verdad?- el doctor, un hombre mayor con bigote y pelo cano, dedicó una ligera mirada a Eiri para seguidamente centrar sus ojos oscuros en Shuichi.

-Así es.- contestó el cantante afirmando sus palabras con un asentimiento.

-Uhm...- el hombre mayor se llevó una mano a la barbilla con gesto pensativo, dedicándole un ultimo vistazo a la hoja entre sus manos.

El joven de cabellos rosados miró inquieto a su amante, recibiendo por parte de este una mirada indiferente, la cual trataba de ocultar el verdadero interés y la exasperación que comenzaba a sentir en aquel momento.

-Doctor, esta todo bien verdad?- preguntó temeroso el cantante de BL, recibiendo una mirada por parte del doctor a la vez que este dejó escapar una sonrisita un tanto incrédula.

-Enhorabuena, van a tener un bebé.- sonrió algo forzado, aun sin poder creerse aquel imposible mas que extraño acontecimiento.

-Un bebé?!.- gritó la pareja al unísono, a la vez que se levantaban de sus respectivas sillas de un salto.

-Aja, esta usted embarazo...- extendió la mano para estrechársela al aludido. -...Uesugi-san.-

-Yuki va a tener un bebé?!- el joven de cabellos rosados se llevó las manos asustado a la cabeza; aquella noticia le había comenzado a angustiar hasta el punto de sentir como un sudor frío recorría su espalda y sus piernas temblaban dispuestas a no sostenerlo en pie. –pero como...- miró a Eiri, quien permanecía con una amplia sonrisa en su rostro, mostrándose tranquilo e incluso a gusto con la inesperada noticia.

-Cálmate Shu-chan, no querrás que el bebé crea que no lo quieres verdad?- comentó el rubio a la vez que se llevaba una mano al vientre, dando pequeños golpecitos en el mismo.

Retrocedió asustado y negando con la cabeza cuando sus ojos violetas observaron como el vientre del escritor comenzaba a crecer y a creer hasta el punto de hacerse enorme; hinchándose como si de un globo a punto de explotar se tratase...

-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!- se despertó sobresaltado, sentándose de un salto en la cama y sintiéndose empapado en sudor. –va a explotar...- murmuró con la respiración excesivamente acelerada.

Sus ojos violetas buscaron a su amante, quien dormía placidamente entre las sabanas a pesar de sus gritos.

-Yuki! Yuki despierta! El bebé! Tu barriga! Va a explotar! YUKIIIIIII!- el cantante de cabellos rosados acabó zarandeando violentamente al escritor, consiguiendo que este entre abriera los ojos para dedicarle una mirada un tanto borrosa.

-Uhm?- murmuró adormilado, distinguiendo esta vez unos enormes ojos violetas que lo miraban vidriosos. –que demonios te pasa?- deshaciéndose del agarre de su escandaloso amante, Eiri se incorporó en la cama, llevándose una mano a la frente con pesadez para seguidamente bostezar.

-Yuki estas embarazado!- el bostezo del escritor se quedó a la mitad ante las palabras del cantante, girándose para mirarlo aun con la boca abierta.

-Que yo que?!- gritó asustado ante aquellas palabras, manteniendo un leve tic nervioso en una de sus cejas.

-Que vamos a tener... bueno, vas a tener un bebé! Lo ha dicho el doctor!- le explicó con nerviosismo, consiguiendo que en el rostro de Eiri se dibujaran varias muecas que iban desde una de sorpresa hasta la inevitable expresión exasperada.

-Has tenido un sueño! Como quieres que yo este embarazo? Eso es absurdo!- se defendió adoptando un gracioso sonrojo en sus mejillas, volviendo a acomodarse entre las sabanas para dar la espalda al cantante.

-Eh?- las palabras de Eiri le hicieron reaccionar; cayendo en la cuenta de que este tenia razón y no había sido mas que un sueño... –jajajajajajajajajajaja! Pues es verdad!- se llevó una mano a la nuca mientras reía de forma tontorrona, sintiéndose mas aliviado ante aquel “descubrimiento”.

Eiri giró un poco la cabeza hasta conseguir mirad de reojo al de cabellos rosados, quien esta vez le dedicó una mirada divertida, la cual consiguió que Eiri apartara molesto sus ojos dorados.

-Como he podido pensar eso? Si yo a ti nunca... bueno... tu ya me entiendes...- murmuró graciosamente avergonzado, haciendo chocar sus deditos índices entre si en una completa actitud infantil.

Ante la “conclusión” de su amante, Eiri abrió los ojos sorprendido, volviendo a incorporarse para mirarlo nuevamente.

-Tu crees que esa es la única razón por la que “eso” no sea posible?- preguntó tratando de mantener la calma, apretando su puño cerrado a la altura de su pecho.

-A que te refieres Yuki?.-

-Baka! Somos dos hombres! Ninguno de los dos podemos quedarnos embarazos!-

-Ah... pues es verdad jajajajajjajaja!- la carcajada resonó en toda la habitación, obteniendo una mirada mas que molesta por parte del rubio. -Eto... ejem... lo siento Yuki, no volveré a soñar eso...- comentó con apariencia formal, tratando de aguantar la risa.

-Te vas a dormir al sofá.-

-No! Yuki ya no me río mas de verdad!- lo abrazó por la espalda, dejando escapar una débil risita cerca del oído del escritor. –na Yuki, va a ser niño o niña?- bromeó a la vez que su mano se posó sobre el vientre de Eiri.

-SHUICHI!- gritó a punto de enviar a su pequeño amante al suelo de un empujón, pero los dientes de este sobre su oreja no le dejaron hacerlo. –ah! demonio de crío...-

-Jeje, esto si te ha gustado verdad?-

-Vuelve a dormirte.- Eiri se cubrió con las sabanas, sintiendo como aun Shuichi seguía abrazándolo; como el muchacho extrañamente estaba quieto tras él.

-Oye Yuki...-

-Y ahora que?- suspiró pesadamente.

-Tu crees que signifique algo ese sueño?-

-Por ultima vez Shuichi, no podemos tener bebes.- esta vez la voz del escritor se deslizó adormilada de entre sus labios.

-Ya pero... hay algo extraño en el sueño... no sabría decirte el que, pero lo hay... me estas escuchando Yuki?- sus ojos violetas dedicaron una mirada a su amante, hallándolo completamente dormido nuevamente. –Yuki... mira que eres baka, por que te duermes cuando te hablo?- una expresión molesta se dibujó en su rostro ante la poca atención que Eiri parecía mostrarle.

-Mmmm...- el escritor se movió sobre la cama, acurrucándose mas entre las sabanas y entre los brazos de Shuichi, quien esbozó una sonrisa calmada ante aquella visión tan inocente por parte de su amante.

-Eres... como un bebe.- besó delicadamente su frente, acomodándose tras el cuerpo del escritor dispuesto a seguir durmiendo.


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Era una mañana como otra cualquiera; quizas mas tranquila de lo normal...

Eiri se pasó la mano a través del cabello rubio y desordenado a consecuencia de toda la noche. Tanteando sobre la mesita de noche, alcanzó uno de sus cigarrillos, llevándoselo a la boca tras un largo bostezo.

Una expresión un tanto curiosa se dejó ver en su rostro ante el considerable silencio que habitaba el apartamento a esa hora de la mañana. Se rascó la cabeza confundido cuando comprobó la hora que marcaba su despertador.

-Son casi las nueve de la mañana y esta todo en silencio?- murmuró sorprendido con el cigarro entre los labios para seguidamente tomarlo entre sus dedos y soltar una bocanada de humo.

Se encogió de hombros con total indiferencia, haciendo caso omiso al hecho de que su amante no estuviera medio histérico correteando por todo el apartamento gritando que llegaría tarde y K-san le mataría.

Quizás el cantante había salido ya debido a que aquel día entraba mas temprano. Bajo aquel pensamiento salió de la habitación en dirección a la cocina, sobresaltándose al encontrar a Shuichi en el interior de la misma.

-Los vas a marear.- comentó ante la actitud distraída que presentaba el joven de cabellos rosados.

Shuichi levantó la mirada hasta clavarla en el rubio, dejando caer la cuchara en el tazón de los cereales después de haber estado mas de diez minutos dándole vueltas a los mismos.

-Ah, eres tu Yuki!- con una sonrisa se levantó de la silla para acto seguido, colgarse de la cintura de su amante.

-Quien esperabas que fuera, un fantasma?- dándole un golpecito en la cabeza consiguió deshacerse del posesivo abrazo que el cantante la había impuesto.

-Eh... no...- revolvió su cabello rosado a la vez que acariciaba la zona golpeada. -Ya me imaginaba que eras tu.- dedicando una mirada un tanto molesta al rubio, acabó por sacarle la lengua en señal de burla.

Eiri ignoró la acción del cantante, adentrándose mas en la cocina hasta alcanzar la nevera y sacar una lata de cerveza. Una vez con la misma en la mano, la abrió dispuesto a bebérsela cuando el grito de Shuichi le hizo atragantarse con el liquido dorado.

-YUKI! OTRA VEZ BEBIENDO CERVEZA TAN TEMPRANO?- bajo la mirada amenazante por parte del escritor, el joven de cabellos rosados se acercó a este para quitarle la lata.

-Que te crees que estas haciendo?-

-No hay mas cerveza por la mañana, te va a sentar mal.- con aire consecuente, vació el liquido en el fregadero, tirando la lata vacía a la basura satisfecho con su acción. –además, si sigues bebiendo tanta cerveza la barriga te va a engor...- su expresión sensata cambió de inmediato a una mirada absorta en el vientre de Eiri, adoptando un leve tono rojizo en sus mejillas.

-Que demonios estas mirando?- bajó la mirada hasta comprobar con exactitud como los ojos del cantante estaban fijos en la zona de su barriga.

Sus mejillas al igual que las de Shuichi, también adoptaron un leve rubor, recordando perfectamente el sueño de la noche anterior que su revoltoso amante le había “contado.” No pudo evitar que un intenso escalofrío recorriera su cuerpo ante tal recuerdo; por que demonios ese niño había soñado algo tan... tan estúpido?

-Deja ya de mirarme de esa forma! Me poner nervioso!- gritó exasperado, consiguiendo esta vez que los ojos violetas del cantante se centraran en los suyos dorados.

-Eh... lo siento Yuki es que...-

-Si, lo se. Ese estupido sueño.- con pesadez se llevó la mano a la frente, consiguiendo nuevamente un tono normal en su rostro.

Shuichi asintió en respuesta, bajando nuevamente la mirada esta vez guiándola al suelo, haciéndose notar “arrepentido” por haber soñado algo como aquello.

-Por dios, es solo un sueño, eso no es posible y lo sabes, deja de darle vueltas.- ante las palabras de Eiri, el joven cantante pareció acongojarse mas, tratando de esconder su rostro ruborizado en su pecho. –por que lo sabes, verdad?- pregunto con algo de miedo, preparándose para una negativa.

-Claro que lo se!- se defendió molesto. –es solo que... nada, olvídalo.- una sonrisa despreocupada se mostró en su rostro, haciendo a su vez un gesto con la mano para quitarle importancia. –me voy a trabajar! Te llamare si vuelvo muy tarde, vale Yuki?-

-Uhfgr...- protestó cuando Shuichi se le enganchó al cuello para darle un beso en la mejilla.

Observó aparentemente indiferente como el cantante salía de la cocina. Al momento, el sonido de la puerta golpeando indicó que este ya había salido del apartamento.

Apenas sin darse cuenta, Eiri se llevó la mano al vientre, desviando su mirada hacia el mismo, esbozando una sonrisa irónica ante aquella acción.

-Este crío esta loco.- sin darle mas importancia, volvió a abrir la nevera, esta vez dispuesto a tomarse su cerveza sin interrupción de ninguna clase.

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-La li ho...- bajo aquel peculiar saludo esta vez algo decaído, el cantante de BL entró en la sala de grabación donde ya se encontraban todos sus compañeros.

-Uhm? Vaya, llegas temprano hoy Shuichi.- bromeó el guitarrista a la vez que le dedicaba una sonrisa a su amigo.

-Si, es que... me desperté temprano jeje.-

-Gracias Dios mío, por fin un día que no escucho tiros a estas horas de la mañana.- Sakano permanecía de rodillas en el suelo, con sus manos entrelazadas y la mirada puesta en cualquier parte del techo mientras de sus ojos avellana escapaban lagrimitas de felicidad.

-Es una autentica pena.- ante el comentario del productor, K guardó su mágnum tras dedicarle una sutil caricia a la misma.

-Oye Shu, que te ocurre? Pareces decaído.- ante la pregunta de Hiro, Shuichi esbozó una sonrisa forzada, afirmando con ella las sospechas del guitarrista.

-Quien yo?- se señalo a si mismo, consiguiendo como respuesta un asentimiento por parte de sus compañeros. –no es nada jeje.- nervioso se llevó una mano tras la nuca, desviando la mirada a otro lado.

-Ok, en ese caso... comencemos a ensayar.- sin prestar mas atención al estado en el que se pudiera encontrar el cantante, el rubio americano dio un par de palmadas dando por comenzado un nuevo día de trabajo.

La música de “Fake Star”, el nuevo singles de BL, inundó la sala de grabaciones, dando paso al momento en que la voz del cantante entraba en juego, quedándose este extrañamente en silencio ante la mirada desconcertada del resto.

Un par de pucheros aparecieron en el rostro de Shuichi, dando paso a un llanto escandaloso, aparentemente sin venir a cuento en aquel momento.

-Ya decía yo que hoy iba todo demasiado bien...- Suguru detuvo la música a la vez que dejaba escapar un suspiro resignado.

-Esto lo arreglo yo enseguida.- nuevamente la mágnum del manager hizo acto de presencia a la vez que un tic nervioso convulsionaba en una de las cejas del mismo.

-Dios mío por que me has abandonado?- en un momento fue Sakano quien acompañaba a Shuichi en su llanto para comenzar a dar vueltas como loco por la sala mientras se sujetaba la cabeza.

Un par de tiros se escucharon en la estancia, los cuales consiguieron con evidente eficacia que tanto cantante como productor detuvieran aquel escándalo cuando las balas les dieron entre ceja y ceja; a los dos por igual, para acabar ambos tendidos en el suelo rodeados por sus respectivos charcos de sangre y sus miradas estáticas clavadas en K al igual que ya hacían los otros dos miembros de BL desde que el rubio apuntó con el arma a ambas cabezas.

Una sonrisa traviesa se asomó a los labios de K, quien siguió apuntando con su magnum a la cabeza del de cabellos rosados visiblemente satisfecho ante la eficacia de la misma.

-Well, ahora que estáis mas calmados... vas a contarnos que demonios te ha pasado esta vez, o prefieres contárselo a ella?.- comentó con sus ojos claros fijos en Shuichi, consiguiendo que el muchacho tragara saliva un tanto nervioso cuando su mirada se clavó en el objetivo de aquel arma que lo apuntaba.

Cinco minutos mas tarde...

-Jajajajajaja! No me lo puedo creer! Jajajajajajaja!- después de varios intentos por mantener la compostura, el manager de BL se retorcía de la risa en el suelo.

Los ojos violetas del cantante de cabellos rosados miraban con una expresión de evidente molestia a su manager, el cual no podía dejar de reír y de sujetarse la barriga mientras las lagrimitas escapaban de sus ojos.

-No es gracioso.- refunfuñó adoptando un gracioso gesto enfurruñado.

-Jajajaja, reconócelo Shu, si que es gracioso.- atribuyó el guitarrista quien curiosamente se hallaba en un estado similar al del rubio, solo que este permanecía sentado en la silla, claro que a duras penas...

Incluso Suguru quien se había mantenido firme en un primer momento, no había podido evitar soltar una carcajada ante la confesión de su compañero. Por su parte, Sakano también se había reído lo suyo, claro que siempre con el poquito de temor de que aquel sueño pudiera hacerse realidad, claro que sabia que era imposible... pero que pasaría si ocurriera? Esa era una buena pregunta...

-Pero como se te ocurre soñar que mister Yuki va a tener un bebe jajajajaja.- volvió a bromear el manager.

-Perdona, la próxima vez soñare lo que yo quiera, algo con mas “sentido”.- comentó con sarcasmo, manteniendo aquella expresión molesta ante sus compañeros al igual que el sonrojo en sus mejillas.

-Jajajajaja, ok. Dejemos los sueños para otro momento, ahora tenemos que trabajar...- una mueca de seriedad apareció en el rostro del rubio americano, la cual acabó por convertirse en otra sonora carcajada. –jajajajajajaja! Es que no puedo dejar de reírme.-

Shuichi apretó los puños con fuerza, bajando la cabeza para mostrar una expresión totalmente intimidante cuando su mirada volvió a centrarse en sus compañeros.

-ME LAS PAGAREIS POR ESTO!-

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El agua de la ducha dejó de correr. Tras colocarse el albornoz, Eiri secó un poco su cabello con una toalla, dejándola caer sobre sus hombros para seguidamente salir del baño.

Caminó varios pasos a lo largo del pasillo, dispuesto a entrar en su habitación para vestirse cuando el sonido del timbre le hizo desistir de ello.

-Y ahora que?- suspiró pesadamente.

El timbre volvió a sonar insistentemente mientras el escritor recorría el pasillo en dirección la puerta, mostrándose bastante molesto ante el insistente sonido; el cual solo le recordaba a una persona...

-Ya te olvidaste las llaves Shui...- el nombre de su amante murió en sus labios cuando al abrir la puerta encontró frente a si a su hermana mayor y a alguien mas...

-Llaves? No tengo llaves de tu apartamento, aunque no seria mala idea...- bromeó adoptando une sonrisa un tanto divertida la cual pretendía molestar a su hermano.

-Mika...-

-Buenas tardes, Eiri.- sonrió la mujer para seguidamente adentrarse en el apartamento visiblemente acompañada.

-Para que has venido?- Eiri cerró la puerta sin apartar la mirada de su hermana, la cual pasó enseguida a centrarse algo recelosa en quien la acompañaba.

-Necesito que me hagas un favor...- comento a la vez que ponía “algo” entre los brazos del rubio, lo cual este sostuvo con algo de miedo. –...y no acepto un no por respuesta.-

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Shuichi se adentró en el edificio con algo de fastidio, dedicando una ultima mirada a su amigo quien le sonreía de forma traviesa desde la moto antes de arrancar cuando la mirada del cantante se tornó un tanto peligrosa sobre él.

-Jo... no han dejado de meterse conmigo durante todo el día.- suspiró pesadamente, recordando como sus compañeros se habían dedicado a gastarle bromas a cuenta de cierto sueño... –menos mal que ahora veré a Yuki y podremos hacer cositas.- con expresión infantil se llevó ambas manos al rostro hasta cubrirse tontamente las mejillas sonrojadas. –kyaaaaaaa! Es una suerte que mañana sea domingo, me llevare todo el día en la camita con mi Yuki.- bajo aquel emotivo pensamiento entró al ascensor, presionando a continuación el botón que lo llevaría a su planta.

Manteniendo una amplia sonrisa se acercó a la puerta del apartamento, buscando las llaves del mismo en su mochila, sacando de esta todo lo que llevaba hasta conseguir encontrarlas.

-La tengo.- alzó la llave en el aire, sintiéndose triunfador ante la misma, introduciéndola enseguida en la cerradura.

-Yukiiiiiiii!- gritó adentrándose en la vivienda.

Con rapidez se descalzó en la entrada, dejando a su vez la mochila en un rincón de la misma.

-Yukiiiiiiii! Tadai... ma...- una corriente de aire frío pareció recorrer todo su cuerpo incluso hacer ondear su cabello cuando una visión algo inesperada se presentó ante sus ojos. –no... esto no es posible...- negó con la cabeza asustado a la vez que retrocedía varios pasos atrás, sintiéndose cohibido ante aquella mirada inocente. –KYAAAAAA! YUKIIIIIII!-

-Por que demonios gritas tanto?- Eiri apareció a través de la puerta de la cocina, mostrándose molesto ante la escandalosa llegada de su amante.

-Yuki!- Shuichi corrió hacia él, escondiéndose tras el escritor y consiguiendo que la expresión de este pasara a ser una de confusión.

-Pero que estas haciendo?- ante la pregunta del rubio, el cantante de BL señaló con mano temblorosa hacia el pequeño parquecito infantil que estaba situado junto al sofa.

-Es... es un bebe!- gritó asomando con miedo la cabecita de detrás del cuerpo de Eiri.

Efectivamente. Un bebe de unos cinco meses se encontraba jugando tranquilamente en aquel parquecito.

-No me digas? no me había dado cuenta.- los ojos dorados del escritor dedicaron una mirada de reojo a su amante.

-Pero Yuki! Es que no te das cuenta? Al final el sueño que tuve anoche se ha hecho realidad!-

-Dejar de decir estupideces!- el puño de Eiri fue a parar directamente a la cabeza del cantante tras el comentario de este.

-Ite! Por que me pegas? Vengo de trabajar y me encuentro con un bebe en casa! Como quieres que reaccione?-

-Baka! Es Iori, el bebe de Mika y Seguchi! O es que ya no te acuerdas?-

-Eh?- tras quedarse estático, giró la cabeza lentamente hasta centrar sus ojos violetas en aquel bebe, descubriendo como efectivamente, Eiri tenia razón. –es... es verdad! Jajajajaja.- en un gesto avergonzado se llevó una mano tras la nuca, manteniendo una sonrisa nerviosa la cual trataba de aparentar como la mas natural del mundo.

-Estas paranoico.- deshaciéndose del cantante, el escritor se acercó hasta el lugar donde se encontraba el bebe, dedicándole un furtiva sonrisa para acabar por sentarse en el sofá y dejar la lata de cerveza que portaba sobre la mesa.

-Pero Yuki, como es que esta él aquí?- bastante mas tranquilo ante la presencia del niño, Shuichi se acercó al mismo, dedicándole una sonrisa tranquila.

-Pues...- sacó un cigarro del paquete, haciendo el intento de encenderlo cuando su amante se lo quitó de los labios.

Una sola mirada de aquellos inquietantes ojos dorados bastó para que Shuichi respondiera sin necesidad de pregunta alguna.

-Hay un bebe, no puedes fumar.- le regañó para acabar arrugando el cigarrillo en su mano.

Eiri refunfuñó en respuesta, acabando por encender la tele y pasar los canales sin nada en concreto que ver.

-Y?-

-Que?-

-Que si me vas a decir que hace aquí Iori.- con una expresión algo burlona señaló al bebe, quien esta vez se entretenía mirando embobado al cantante, de quien le llamaba excesivamente la atención el color de su cabello.

-Mika y Seguchi estarán fuera el fin de semana. No volverán hasta el lunes por la mañana.- explicó tranquilamente, dando un ultimo sorbo a la cerveza ya que no podía fumar. –asi que mi hermana me ha pedido que lo cuide hasta entonces.- comentó en un tono desganado.

-En serio?- los ojitos brillantes de Shuichi consiguiendo que un sudor frío recorriera la espalda del rubio. –kyaaaaa! Sera genial! Tendremos un bebe en casa! Sera muy divertido Yuki.- entusiasmado con la idea tomó a Iori en brazos, quien no tardó demasiado en enredar sus manitas entre el cabello rosado.

-Divertido? Je.. eso ya lo veremos...-

-Vamos Yuki, no creo que sea tan difícil cuidar de un bebe, además, Iori es un niño muy bueno a que si?- Shuichi elevó al bebe arrancando una carcajada de este quien extendió los bracitos ante aquel juego por parte del joven cantante.

-A ver si dentro de un par de horas sigues pensando lo mismo...- ante la falta de respuesta por parte de su amante, Eiri desvió la mirada hacia el mismo, adoptando una expresión nerviosa al observar el rostro desencajado del cantante. –y ahora que?- preguntó manteniendo un leve tic nervioso en la ceja.

-Creo que... hay que cambiarle el pañal...-

-Que fin de semana mas largo me espera...- negando con la cabeza, cerró los ojos para acabar cubriéndoselos con una mano.

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Sus ojos violetas se abrieron sorprendidos cuando al entrar en la habitación acompañado del rubio y con el bebe en brazos, divisó junto a la cama una cuna, junto a la cual se hallaban varios bolsos con las cosas de Iori, aparte de una sillita de paseo...

-Que... es... todo esto?- preguntó con miedo, manteniendo un leve tic nervioso en una de sus cejas.

-Son las cosas de Iori.- comento Eiri sin dar mas importancia al asunto.

-Hasta ha traído la cuna....-

-Y que pretendías, que durmiera en la cama con nosotros? O lo mando al sofá?.-

-No.. si seguro que tu dormirías con el bebe en la cama y yo en el sofa...-

-Puedes estar seguro.- comentó en un tono bromista, obteniendo como respuesta una mirada molesta por parte del cantante, quien fue a protestar cuando Eiri se le adelantó. -Mika a traído todo esto...- en un gesto cansado se llevó la mano a la frente, recordando como su hermana después de presentarse con el bebe, le había hecho bajar para que la ayudase a subir todas las cosas del pequeño.

Tras la breve explicación del escritor, ambos permanecieron en silencio, hasta que la voz del cantante de BL lo rompió.

-Aahgg, esto huele fatal.- Shuichi extendió los brazos separándose al bebe de si mismo.

-Espera.- ante la mirada atenta de su revoltoso amante, Eiri buscó en uno de los bolsos, sacando del mismo una toalla la cual colocó sobre la cama. –ya puedes cambiarle el pañal.- finalizó sacando esta vez los utensilios necesarios para el aseo de Iori.

-Y por que tengo que hacerlo yo?- con un gesto enfurruñado, tendió a Iori en la cama, colocándolo boca arriba.

-No has sido tu el que ha dicho que seria divertido tener un bebe en casa, y que no seria tan difícil cuidarlo.?- el cantante asintió en respuesta. –pues empieza.- el rubio mostró una sonrisa triunfante ante Shuichi, adoptando una expresión satisfecha cuando este resignado comenzó a quitar la ropita del bebe.

-Estate quieto Iori-chan, no puedo quitarte esto.- tras varios intentos por intentar quitarle la ropita al pequeño, Shuichi adoptó una actitud testaruda, la cual tampoco parecía dar resultado alguno.

Eiri lo observó con una expresión nerviosa, tratando me mantener la paciencia ante la evidente falta de habilidad que mostraba su amante ante un niño de apenas cinco meses de edad.

–Me rindo.- resignado se dejó caer sobre sus brazos apoyados en la cama, dedicando una mirada cansada al crío que había conseguido alcanzar su flequillo y ahora tiraba de él.

-Déjame a mi.- el rubio se acercó al pie de la cama, moviendo a Shuichi a un lado e inclinándose sobre su sobrino para deshacerse fácilmente de la ropita de este hasta dejarlo en pañales. –ya esta, no era tan difícil.- ante la efectividad de la acción por parte de su amante, el cantante de cabellos rosados lo señaló a la vez que mantenía la boca abierta en una expresión sorprendida.

-Por que contigo se ha quedado quieto y conmigo no?-

-Por que tu eres muy burro.-

-Yo no soy burro.- molesto se cruzó de brazos.

-Cámbialo de una vez.-

-Si....- Shuichi tomó una profunda bocanada de aire, adoptando una expresión responsable para acabar suspirando pesadamente. -Esta bien... puedo hacerlo! Un pañal sucio no es rival para Shindou Shuichi!- con energía y bajo la mirada examinante del escritor, el joven de cabellos rosados se arremangó las mangas de la sudadera, dedicando una mirada decidida hacia el bebe.

Acercó sus manos temblorosas al pañal, tomando entre sus dedos los adhesivos de ambos lados para despegarlos. Bajo la mirada divertida por parte de su amante, volvió a suspirar, consiguiendo por fin deshacerse del pañal.

-Que peste! Pero que le han dado de comer!?- su voz sonó completamente nasal cuando con su mano libre se cubrió la nariz.

Con la punta de los dedos sostuvo el pañal a la vez que estiraba el brazo y su rostro adoptaba una expresión de desagrado, la cual llegaba a resultar hasta graciosa para el escritor.

-A que esperas?-

-Eh?-

-Ve a tirar eso a la basura, o quieres que nos asfixiemos aquí?-

-Yuki, te recuerdo que no he sido yo el que he ensuciado el pañal.- protestó mientras caminaba en dirección a la puerta y esta vez la mano que cubría su nariz señalaba acusadoramente a Eiri.

-Vete a tirar eso.- mirando de reojo al cantante, comprobó como este salía de la habitación, no pudiendo evitar esbozar una sonrisa divertida. -y tu que miras?- murmuró dedicando una mirada desconfiada al bebe, quien mantenía sus ojitos verdes clavados en el rubio.

Esbozando una suave sonrisa esta vez dedicada a su sobrino, llevó un dedo hasta la punta de la nariz de Iori, arrancando una carcajada por parte del bebe a la vez que este alargaba sus brazos tratando de alcanzar el dedo de Eiri.

-Yuuuukiiiiiii ya estoy aquí!- un par de minutos después y un sonriente Shuichi entró en la habitación, sonriendo esta vez suavemente al observar a su amante jugando con el bebe.

Ante la presencia del chico, el escritor se apartó visiblemente nervioso, adoptando un leve sonrojo en sus mejillas y desviando la mirada a algún punto inconcreto de la habitación.

-Jeje, que hacías Yuki?- bromeó el cantante golpeando con el codo el costado del rubio.

-Iori ya esta limpio, ponle un pañal nuevo.- comentó cortante, no por ello evitando la sonrisita burlona en labios de su amante. –deja de hacer eso.-

-Jeje, esta bien, haré como si no hubiera visto nada. Lalaralala...- disimulando ante la mirada desconfiada de Eiri, Shuichi se acercó al crío, cambiando su resplandeciente sonrisa por una mueca crispada cuando algo mojó su cara....

Trató de ocultar una carcajada, pero el rostro enfadado y mojado del cantante le hizo desistir de ello, acabando por comenzar a reírse entre dientes.

-Yuki! No te rías! Este niño es un cochino!- bajó un evidente lloriqueo, señaló al bebe acusándolo, observando en los ojitos de este un deje de inocencia. –si tu! No te hagas el inocente! Que de bueno no tienes nada!-

-Shuichi, es solo un bebe, deja de regañarle.-

-Pe... pero Yuki! Se ha hecho pis en mi cara!-

-Ya, y no te parece gracioso?- bromeó sin intención de ocultar una risita divertida.

-Como que gracioso?-

-Sabes que? tenias razón.- una mirada confundida apareció en el rostro del cantante ante aquellas palabras. –va a ser divertido tener a Iori aquí.-

-Yuki!-

-Vete a lavarte eso, yo acabare de cambiarlo.-

-Si....- cabizbajo salió de la habitación, no sin antes dedicarle una mirada de advertencia al crío, quien lo miró inocentemente.

-Esa ha sido buena, lo has hecho a propósito?- ante la pregunta básicamente retórica, Iori movió la cabecita a un lado en un gesto supuestamente confundido, arrancando una nueva sonrisa por parte del escritor.

********************************************

-Por ultima vez Mika, te digo que Iori esta perfectamente.- Eiri suspiró con pesadez ante la conversación excesivamente repetitiva que mantenía con su hermana. –si... ahora vamos a darle de cenar ................. lo se, la cantidad marcada. .................. no, Shuichi no va a morderle.- ante el comentario, el cantante dedicó una mirada molesta al escritor, sacando la lengua en un gesto de burla hacia el mismo teléfono. -................. si, se llevan muy bien.- dedicó una mirada al suelo, donde sobre una alfombra con motivos de animalitos, se encontraba Iori jugando con varios muñecos, acompañado por el cantante de cabellos rosados. -............ esta bien, hasta mañana.- colgó el teléfono. –que pesada.-

-Es normal, es su hijo Yuki, yo también me preocuparía. Pero... no me ha gustado nada eso de “Shuichi no va a morderle”- protestó cruzándose de brazos. –además, es mas probable que Iori-chan me muerda a mi.- desviando la mirada hacia el pequeño, su rostro adoptó una expresión desconfiada.

-Deja de decir tonterías.- Eiri se levantó del sofá, pasando por al lado del cantante para acabar dándole un golpecito en la cabeza.

Ante la “conversación” de la pareja, Iori gateó hasta el cantante, llevando sus manitas hasta alcanzar el peluche que este tenia.

-Yuki! lo digo en serio, o es que no te acuerdas lo que me hizo antes? Que estas haciendo?- gritó girándose hacia el bebe cuando este comenzó a tirar del caballito de peluche que Shuichi tenia entre sus manos.

El escritor se giró ante el grito, observando como su amante parecía haberse quedado mudo y con cara de horror tras haberle gritado a un bebe. Sus ojos dorados rodaron hasta Iori, encontrando al pequeño con una expresión aparentemente de sorpresa, manteniendo perfectamente la mirada de los ojos violetas.

Cuando temió que el llanto por parte de ambos inundara el apartamento, su rostro se contrajo en una mueca de sorpresa, acabando por adoptar una de evidente molestia cuando cantante y bebe, tras dedicarse una ultima mirada examinante el uno al otro, comenzaron a tirar cada uno de un extremo del peluche, luchando por hacerse con él.

-Damelo Iori-chan! Lo tenia yo!- el cantante tiró del muñeco en cuestión, recibiendo otro tirón aunque mucho mas débil que el suyo, por parte del bebe.

-Pero que...- cansado, se llevó una mano a la frente, suspirando con resignación ante aquella estúpida escena.

-Suelta! Tu ya tienes muchos! Tienes el perro, el gato, el pajaro... joder! Tienes la granja entera! Dejame a mi el caballo!-

-Shuichi dale el muñeco.-

-No quiero! Lo tenia yo!-

-Por ultima vez, es solo un bebe, dale el muñeco.!- insistió el rubio, evidenciando su estado de impaciencia hacia el cantante.

Ante el tono exasperado de su amante, Shuichi acabó por soltar el peluche, adoptando a su vez una expresión ofendida al igual que dolida ante el escritor.

-No lo hagas...- a pesar de las palabras de Eiri, el rostro del cantante se contrajo en varias muecas, las cuales acabaron por convertirse en un puchero exagerado.

Eiri suspiró ante aquélla visión que trataba de aparentar inocencia por parte del joven de cabellos rosados. Dedicó una mirada a Iori quien jugaba a gusto con todos sus animalitos de peluche para seguidamente volver a centrar sus ojos dorados en el cantante.

-No se quien es mas crío de los dos.- negando con la cabeza, se giró sobre si mismo, caminando en dirección a la cocina.

-Yuki donde vas? No iras a dejarme solo con este monstruito verdad?- asustado señaló al bebe, quien lo miró como si efectivamente, supiera que estaban hablando de él.

-Voy a preparar el biberón de Iori, tu quédate aquí y vigílalo.- comentó antes de desaparecer tras la puerta de la cocina.

Sus ojos violetas miraron con recelo al crío, observando como este parecía muy entretenido jugando.

-Genial, y ahora juega con todo menos con el caballo...- con evidente molestia acabó por cruzarse de brazos.

Al parecer, no era tan facil cuidar de un bebe como él se imaginaba, claro que... no se dejaría ganar por Iori, tan solo era un crío de cinco meses! Que podía hacerle? Definitivamente nada. O eso era lo que pensaba...


******************************************************

-Pero Yuki, no soy tan torpe, puedo darle yo el biberón perfectamente!-

-Como que perfectamente? Si casi lo ahogas al ponerle el babero?-

-Eto... jeje...- nervioso desvió la mirada a otro lado, rascándose con una mano la nuca de forma distraída.

-Se lo daré yo.-

-Esta bien...- Shuichi le ofreció el bebe a su amante, notando como este se quedaba quieto entre los brazos del rubio. –vaya... contigo se ha quedado quieto Yuki.-

-Eso es por que soy su tío.- bromeó orgulloso el escritor para seguidamente llevar el biberón cerca de la boca de Iori, quien atrapó casi herméticamente la boquilla entre sus labios, al igual que sus manitas se posaron sobre el biberón.

-Que mono, mira como bebe.- Shuichi sonrió ante la escena, recibiendo lo que parecía ser una mirada de reojo por parte del bebé. –si hasta parece un angelito jeje.-

Ambos se quedaron embobados mirando al pequeño durante un rato, observando como este se tomaba el biberón como si aquello fuera la cosa mas especial del mundo.

Shuichi miró por un momento a Eiri, esbozando una sutil sonrisa en sus labios, recibiendo una mirada por parte del escritor.

-Na Yuki, pareces un papá.- ante el comentario y la sonrisa juguetona de su amante, Eiri giró el rostro a un lado con nerviosismo, tratando de esconder el leve sonrojo en sus mejillas.

-No digas tonterías.-

-Jeje.-

Un leve lloriqueo en señal de queja les hizo desviar la mirada hacia unos ojitos que los miraban llorosos, haciéndole saber que el biberón se había acabado y que este ya le resultaba molesto.

Eiri retiró el objeto vació de la boca del bebe, dándoselo a Shuichi para que lo sujetara mientras el colocaba a Iori contra su pecho para dar pequeños golpecitos en la espalda de este.

-Yuki, como sabes que hay que hacer eso?- señaló sorprendido refiriéndose a la acción del escritor.

-Por que esto todo el mundo lo sabe.-

-A si? Vaya...-

-Claro que hay que tener un mínimo de inteligencia.- comentó en un tono divertido, consiguiendo un gesto confundido por parte del de cabellos rosados.

-Que has querido decir con eso?-

-Ya esta.- ignorando la pregunta de su revoltoso amante, Eiri sentó a Iori sobre su regazo, sintiendo como este comenzaba a acurrucarse contra él.

-Creo que se va a quedar dormido.-

-Toma.- extendió sus brazos hasta el regazo de Shuichi, haciendo que este sostuviera al crío.

Una mirada un tanto confundida por parte de los ojos violetas se centraron en Eiri.

-Acuéstalo en su cuna, y cántale algo para que se duerma.-

-En serio?- una sonrisa encantada se dibujó en su rostro cuando Eiri asintió a su pregunta manteniendo una sonrisa.

-Mientras prepararé algo de cenar.- esta vez fue el cantante quien asintió efusivamente.

Con el bebe en brazos, se encaminó hacia la habitación, ajeno a la mirada examinante y la sonrisa calmada que adornaban el rostro del escritor.

*****************************************

-Kokoro kara suki da to ii kireru dare ka ni
nandemo deaeru darou?
Isshun no jinsei kimochi o nuritsubusu
hima wa nai hazuda ze
hijyousen o tsuki yabutte sairen ga nattatte
modoranai furikaeranai.- la voz del cantante de BL susurraba cada una de las frases de Break thruogh, entonándolas en una melodía mas suave que la de la propia canción.

Los ojitos verdes de Iori se fueron cerrando despacio ante la visión del joven de cabellos rosados, quien arrodillado junto a la cunita, acariciaba suavemente el cabello plateado del bebe.

Esbozó una sonrisa complacida ante la bonita imagen del pequeño completamente dormidito. Observando como el pecho de este subía y bajaba tranquilamente, y escuchando como un leve ronquidito mas asemejado a un ronroneo escapaba de su boca ocupada por el chupete para ser este el único sonido en la habitación.

Se puso en pie sin dejar de mirar a Iori, inclinándose sobre este para depositar un pequeño beso en su frente, observando como enseguida, el pequeño pareció restregarse un puño sobre la clara piel de su cara, emitiendo un débil lloriqueo.

-Te pareces mucho a Yuki.- ante la acción “desagradecida” del bebe, esbozó una mueca un tanto molesta. -el también hace eso cuando esta dormido y lo beso.- aquella falsa molestia acabó por suavizarse tras recordar la graciosa expresión del rubio.

Un exquisito aroma penetró en la habitación, atrayendo la atención del cantante y haciéndole saber que la cena ya estaba preparada.

-Es hora de comer, cuidar de un bebe da hambre.- se llevó una mano tras la nuca, emitiendo una risita un tanto ruidosa, cubriéndose la boca con ambas manos para desviar la mirada hacia Iori.

Suspiró relajado al comprobar como el bebe seguía durmiendo tranquilamente, acabando por abandonar la habitación tras cerrar la puerta.

Una vez entró en la cocina, encontró la cena preparada por el rubio esperando a ser devorada.

-Mmmm tengo tanta hambre que me comería a un...

-Bebe?.- intervino Eiri con la clara intención de molestarlo.

-Eh?- los ojos del cantante se abrieron confundidos, dedicando una mirada un tanto recelosa al escritor. –iba a decir a un elefan... Yuki! insinúas que voy a devorar a Iori-chan?- protestó evidentemente molesto, consiguiendo por parte del escritor tan solo una mirada triunfante.

-Yo no dije nombre alguno, eso lo dijiste tu.- ocultando una mueca divertida se encogió de hombros ante la actitud ofendida de su amante.

-Yo no como niños.- enfurruñado se sentó a la mesa, cruzándose de brazos frente a su plato de pasta. –por cierto, Iori-chan ya se ha dormido. Le gusta como canto.- una sonrisa prepotente fue la que esta vez se encargó de adornar su rostro.

-Ya te he oído.-

-Me has oido? Como? Pero si he cantado muy bajito...- ante la duda del joven de cabellos rosados, Eiri señaló un aparatito que había colocado sobre la encimera de la cocina. –y eso?- preguntó siendo él esta bien quien señalase el artilugio.

-Es un escucha bebes. Así sabremos si se despierta o si llora.- explicó el rubio tranquilamente, sentándose a hacer compañía en la mesa a su revoltoso amante.

-Eso es un escucha bebes?- el rubio asintió en respuesta. –kyaaaaaaaaaaaa! Que chulo! Nunca había visto uno!- consiguiendo que Eiri se sobresaltara ante tan repentino grito, Shuichi se levantó de la silla, acercándose a la encimera hasta alcanzar el aparatito. –y se oye bien?-

-Perfectamente.-

-Jeje, esto seria muy divertido para jugar en NG con Sakuma-san, así podríamos comunicarnos por todo el edificio.

-Baka, solo uno de ellos emite sonido, el otro es solo para oírse. Lo que tu quieres es un walki-talki.- un tanto indiferente ante aquella “conversación” se llevó parte de la pasta a la boca, degustándola para seguidamente continuar hablando. –aunque tratándose de dos “crios” como vosotros... un escucha bebes seria lo mas apropiado.- ante el comentario del escritor, una expresión molesta apareció en el rostro de Shuichi, quien enseguida soltó el aparato para sentarse a cenar.

Tras un silencio que parecía algo fuera de lo común, y tras varias miradas entres ambos, Shuichi dejó caer el tenedor sobre el plato, consiguiendo que al chocar, ocasionara un sonido que atrajo la atención de Eiri.

-He acabado.- con expresión seria, se puso en pie, llevando sus platos hasta el fregadero. –y yo no soy un crio!- refunfuñó antes de salir orgulloso de la cocina, dejando al rubio con un gesto pasivo para acabar esbozando una sonrisa y seguir cenando.

Un vez en el salon, Shuichi se dejó caer pasadamente sobre el sofá, tomando el mando a distancia sin mucha gana con una mano, encendiendo la tele para comenzar a pasar canales sin intención de ver alguno en concreto.

-No hay nada en la tele, me aburro.- suspiró pesadamente a la vez que se escurría por el sofá.

-Te aburres?- el rubio hizo acto de presencia en el salón, consiguiendo que de un sobresalto, Shuichi volviera a sentarse esta vez firme en el sofá.

-Yuki que susto!- con una mano sobre el pecho, observó como su amante sin decir nada se sentaba a su lado, tomando él el mando para hacer lo mismo que el cantante y acabar por apagar al tele.

-Tienes razon, no hay nada en la tele.- una mirada de acecho se dejó ver en los ojos dorados.

-Yu... Yuki... por que me miras así?-

-Tu por que crees?- la evidente respuesta a aquella pregunta consiguió que Shuichi se sonrojara al instante, bajando la mirada con algo de timidez.

Eiri levantó con una mano el rostro del chico, recibiendo esta vez una mirada traviesa por parte de los ojos violetas, al igual que una mueca juguetona se formó en el rostro del cantante.

Antes de que le diera tiempo a reaccionar, Shuichi se había tirado sobre él, haciéndole quedar tendido de mala manera en el sofá con el cantante sobre si.

-Que haces?-

-No buscabas esto, Yuki?- Eiri no dijo nada, tan solo atrapó aquellos apetitosos labios entre los suyos, llevando sus manos hasta aferrarlas con fuerza al trasero del cantante. –Ahh! Yuki!-

-No grites, vas a despertar a Iori.- murmuró sobre los labios del muchacho.

Ante la advertencia, Shuichi ahogó un gemido en los labios de su amante cuando este coló sus manos bajo el elástico de sus pantalones y la ropa interior, llegando a apretar la suave piel que estos ocultaban.

-Uhm... Yuki...- susurró cerca del oído del rubio, llegando a morder el lóbulo de su oreja.

-Ahh!- un sonoro gemido escapó de boca del escritor, recibiendo una mirada traviesa por parte de los ojos violetas.

-Na Yuki, no deberías gritar tanto, vas a despertar a Iori-chan- bromeó el cantante consiguiendo que las mejillas de Eiri se tornaran enrojecidas.

-Callate...- tratando de ocultar su vergüenza, atrajo la cabeza del joven de cabellos rosados sujetándola de la nuca, envolviendo de nuevo aquellos labios en un beso casi asfixiante.

Trató de romper el beso con la intención de tomar una profunda bocanada de aire, pero la mano de Eiri sujetando su nuca se lo impedía. Tan solo podía resignarse y seguir aceptando aquella lengua jugar en su boca, jugar con la suya.

Comenzó a moverse con inquietud sobre el cuerpo de su amante, sintiendo como Eiri presionaba sus dedos sobre la piel de sus nalgas, acabando por recorrer con el dedo índice el camino que distaba hasta su entrada, pasando cerca de la misma y rodeándola en una acción desesperante para Shuichi.

-Yuki... mmmm...- murmuró sobre los labios del escritor, consiguiendo tomar un poco de aire.

Meció sus caderas, elevando su trasero con la intención de conseguir un contacto mayor de aquel dedo que comenzaba a presionar sobre su entrada sin verdadera intención de penetrar en él.

Un lloriqueo desesperado se escapó de sus labios, acabando por ser eclipsado por un llanto procedente de la habitación.

Ambos se detuvieron. En un movimiento casi sincronizado, miraron hacia el pasillo alertados por el insistente llanto, acabando por dedicarse una mirada entre ellos.

Ni siquiera les había hecho falta el escucha bebes, ya que el llanto de este se había hecho notar lo suficiente en todo el apartamento.

-Se acabó.- comentó el rubio bajo un suspiro, moviéndose de forma que al cantante no le quedo mas remedio que hacerse a su lado.

-Pero Yuki, estábamos...-

-Iori esta llorando, tenemos que ir a ver que le pasa.-

-Si...- murmuró pesadamente, levantándose del sofá sin gana alguna y caminando cabizbajo tras el escritor.

Eiri abrió la puerta de la habitación, encendiendo la luz para encontrar a Iori evidentemente despierto y con la carita enrojecida mojada por las lagrimas.

Sin perder mas tiempo se acercó al pequeño, inclinándose sobre la cuna para tomarlo en brazos.

-Que le pasa?- preguntó el cantante algo preocupado tras acercarse a su amante.

-No lo se, quizás tenga hambre.-

-Pero si ya ha comido.- comentó rascándose la cabeza confundido. –puede que necesite un pañal nuevo.- añadió elevando el dedo índice en un gesto inteligente. -...o lo mismo le duele algo... Yuki! que vamos ha hacer si le duele algo? Es muy pequeñito!-

-Deja de hacer el tonto, ya tengo bastante con que Iori este llorando como para tener que aguantarte a ti también.- ante la represalia de su amante, Shuichi asintió con la cabeza, centrando su mirada aun inquieta sobre el bebé. -sujétalo, voy a prepararle otro biberón.-

-Si...- el cantante tomó a Iori entre sus brazos, comenzando a mecerlo tratando de que el llanto cesara. –No tardes Yuki.- dedicó una mirada nerviosa al escritor, quien salió por la puerta derecho a la cocina. -ya Iori-chan, no llores vale?- se sentó a un lateral de la cama, colocando al bebe sobre su regazo y tratando de que este tomara el chupete.

Ante el fallido intento por calmar al pequeño, optó por tenderlo sobre la cama. Un suspiro resignado escapó de labios del cantante, comenzando a retirar la ropita para mirar el estado del pañal.

Ante la dificultad del movimiento por parte de Iori quien cada vez parecía llorar mas, Shuichi consiguió deshacer el pañal para volver a colocarlo tras comprobar que ese no era el problema.

-Pero por que lloras entonces!- algo desesperado y como ultimo recurso mientras esperaba que Eiri volviese, comenzó a cantarle de nuevo.

Poco tiempo tardó en evidenciarse el escaso resultado que su voz había provocado esta vez; ya que tan solo había conseguido hacer llorar a Iori de una forma mas insistente.

-Pero si antes te gustaba! Por que ahora no?- al borde del colapso, sujetó las sabanas con fuerza, bajando la cabeza para volver a subirla en un movimiento desesperado. –YUKIIIIIIII!- gritó irritado, consiguiendo una mirada amenazante por parte del rubio cuando este entró en la habitación en ese mismo instante.

-Te dejo con él cinco minutos y lo haces llorar mas.- Eiri se acercó a su amante llevando el biberón en las manos, recibiendo una mirada molesta de los ojos violetas.

-Lo siento! solo intentaba calmarlo.- comentó en un claro tono de reproche dirigido al rubio.

Ignorando las palabras del joven de cabellos rosados, Eiri se acomodó en el borde de la cama, tomando al bebe nuevamente en brazos, guiando el biberón hasta la boca de este.

Tras un par de intentos por que este lo aceptara, Iori acabó por atrapar la boquilla. Pero un nuevo llanto escapó de boca del pequeño cuando este rechazó el biberón.

-Al parecer no es este el problema.- suspiró pesadamente, ofreciéndole el biberón a Shuichi para que lo sujetara.

-Pues el pañal tampoco es, acabo de mirarlo.- se encogió de hombros, rascándose seguidamente la cabeza en un gesto confundido. –y si hecha de menos a Mika-san?-

-Puede ser... umh?.- Los ojos dorados se centraron en el pequeño cuando pareció que este solo emitía varios sollozos.

-Parece que ya no llora.- sonrió el cantante satisfecho, tambaleándose la sonrisa de sus labios cuando la carita del pequeño se contrajo en un nuevo puchero para finalmente volver a parecer tranquilo. –menos mal...- susurró a la vez que se llevaba una mano al pecho y suspiraba relajado.

Esbozó una sonrisa satisfecha sin dejar de mirar a su sobrino, quien tenia sus ojitos bien abiertos y clavados en Eiri, permaneciendo a gusto entre los brazos del escritor.

Tras tenerlo un poco entre sus brazos y observar como aquellos grandes ojos verdes comenzaban a cerrarse cansados, Eiri se inclinó para depositarlo en la cunita, cubriéndolo con la mantita de animalitos que hacia juego con el resto de cobija.

-Yuki, has conseguido que dejara de llorar.-

-Eso parece... espero que no se despierte de nuevo.- cansado se pasó una mano por el cabello rubio, acabando por rascarse la nuca algo indiferente.

-Es muy mono cuando duerme.- con suavidad pasó una mano por el cabello alborotado del pequeño, captando con aquel movimiento la atención del escritor.

-Como tu.- susurró en el oído del chico cuando lo envolvió en un abrazo desde la espalda.

-Jeje, se parece mas a ti Yuki.-

-Tu crees?- Shuichi asintió en respuesta.

-Además, para algo es tu sobrino.- giró sus rostro buscando el de Eiri, encontrándose ante si los ojos dorados de su amante.

-En eso tienes razón.- tomando la barbilla del joven de cabellos rosados, envolvió sus labios en un beso suave, casi una caricia entre los labios de ambos.

-Yuki...- susurró en la boca entre abierta del rubio, dejando escapar un suspiro.

Eiri deslizó su mano desde la barbilla de Shuichi hasta la cintura de este pasando por su cuello y parte del pecho, llegando a encontrarse con la otra mano. Con habilidad, giró el cuerpo haciéndolo quedar frente a si, palpando la cintura de su amante esta vez bajo la camiseta.

-Y bien, donde nos habíamos quedado?- susurró sobre los labios del muchacho, atrayéndolo junto a su cuerpo hasta sentarse en la cama con el cuerpo del cantante de pie entre sus piernas.

-Creo que... por aquí...- con una sonrisa juguetona en sus labios, empujó el cuerpo del escritor hasta hacerlo quedar bajo el suyo como momentos antes.

La sonrisa divertida de Eiri se vio reemplazada por suaves mordisquitos que el cantante le dedicaba a sus labios. En el mismo momento en que el escritor ahogó un jadeo, presionó con sus manos las caderas de Shuichi, consiguiendo que este inclinara la cabeza hacia atrás y cerrara los ojos bajo un gemido silencioso.

Se irguió sobre el cuerpo de su amante, quedando perfectamente sentado sobre él para acabar quitándose la camiseta sin dejar de mirar los ojos dorados del rubio.

Con un movimiento un tanto complicado aunque habilidoso por parte del escritor, Shuichi quedó esta vez bajo el cuerpo de su amante, sintiendo como los besos de este comenzaban a bajar por su pecho.

Mordiéndose los labios, se aferró al cabello rubio, enredando las finas hebras entre sus dedos cuando la lengua de Eiri jugó con su ombligo.

La respiración se le cortó en el momento en que las manos del rubio mostraron el claro propósito de bajar los pantalones, quedándose tan solo en la intención cuando Eiri se detuvo en seco tras oír un ruidito.

-Pasa algo Yuki?- preguntó aturdido, desviando la mirada hacia la cunita, donde estaban posados los ojos dorados.

-No, nada.- sin darle mas importancia al movimiento del bebe en su sueño, volvió a tenderse sobre el cantante, llenando con su lengua la boca de este.

Sin dejar de atender a su amante, el escritor rodó los ojos hasta centrarlos de nuevo en el lugar donde se ubicaba la cuna, rompiendo el beso en el momento que observó como Iori sentado y sujeto a los barrotes blancos de madera tallada, parecía mirar la escena con cierta duda e interés...

-Yuki?- confundido ante la detención del rubio, abrió los ojos, saliendo de aquélla especie de trance a la que se había sometido.

-Será mejor que lo dejemos.-

-Eh? Por que?- ante un movimiento de indicación por parte de Eiri, Shuichi giró la cabeza hasta encontrar a Iori en su punto de mira. –Kyaaaaaaaaa! Pero que...- del susto y la impresión de ver esos ojitos verdes brillando en la oscuridad clavados en él, se incorporó sentándose en la cama, quedando aun bajo el cuerpo de su amante.

-Parece que este crío no tiene sueño esta noche.- un suspiro pesado escapó de labios del rubio.

-Va, déjalo Yuki, ya se dormirá, mientras que no llore...- con un gesto despreocupado, posó una mano sobre la nuca del escritor, inclinándose para tratar de besarlo.

-Como voy a dejarlo?- los ojos dorados mostraron una mirada un tanto sorprendida ante aquellas palabras, pareciendo recriminarle seguidamente al cantante por ellas.

-Eh? pero Yuki, estamos ocupados, no se si te habrás dado cuenta...- comentó en un claro tono irónico, mostrándose molesto ante su amante.

-Se perfectamente lo que estábamos haciendo.-

-Estupendo, entonces sigamos.- un nuevo intento por besar al rubio se vio frustrado cuando este se retiró para mirar confundido al cantante.

-Como quieres que sigamos?- Shuichi pestañeó confundido ante las palabras de Eiri. –quieres que un bebe de cinco meses vea lo que hacen dos tíos en la cama?-

-Pero si no va a entender nada!-

-Ni hablar. Ademas, no quiero que se le peguen ciertas... “costumbres” tuyas.-

-Yuki! no son costumbres! Son solo... bueno es igual! Que puede pasar si nos ve? Que se traumatice?-

-Por ejemplo...-

-Si vale, lo que tu digas. Pero...y yo? que pasa conmigo?- visiblemente ofendido, se señaló a si mismo clamando por atención.

Ante la discusión dentro del cuarto y el tono alzado de la voz del cantante, Iori comenzó a llorar, atrayendo la atención del rubio quien dedicó una mirada de advertencia a su amante.

-Tu eres mayorcito y sabes cuidarte solo.- se levantó de la cama, acercándose a la cuna. –ya lo hiciste llorar.- sin intención de seguir con aquella absurda discusión, tomó al bebe en brazos.

-Como que lo hice llorar?- ignorando las palabras del cantante, Eiri salió de la habitación con Iori en brazos. –eh Yuki! me estas escuchando? Yukiiiiiiii!- gritó desde la cama para acabar estampando un cojín contra la puerta. –baka...- murmuró cabizbajo, cambiando aquella expresión apenada por una furiosa. –y tu enano, te vas a arrepentir de haber interrumpido al gran Shinduo Shuichi! Jajajajajaja!-

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Una vez en el salón, Eiri desvió la mirada hacia atrás ante la “amenaza” y la sonora carcajada que le siguió a esta. Negó con la cabeza, sonriendo tranquilamente cuando al mirar a Iori, este jugueteaba con el cuello de su camisa.

-Se que da miedo, pero es inofensivo.- comentó en voz baja, recibiendo atención por parte del pequeño. –je, que vas a entender tu? Eres solo un bebe.-


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Aun dentro de la habitación, el cantante de cabellos rosados caminaba nervioso de un lado a otro.

-Por que tarda tanto?- molesto miró el reloj de la mesita, comprobando como hacia mas de quince minutos que el rubio había abandonado la habitación. –se ha fugado, se ha fugado con el bebe estoy seguro!- se detuvo en seco ante tal pensamiento, esbozando varias muecas las cuales pasaron por la duda, el miedo y las ganas de llorar hasta acabar en una expresión de supuesta venganza. –NO! No dejare que un enano insignificante me quite a mi Yuki!- asintió afirmando sus propias palabras las cuales se vieron acompañadas por una actitud decidida.

Caminó hasta la puerta, abriéndola para salir de la habitación. Al atravesar el pasillo, observó como al fondo de este una tenue luz procedente del salón se hallaba encendida.

-Yu...- la expresión molesta de su rostro cambió a una de sorpresa cuando ante sus ojos bien abiertos encontró a Eiri meciendo a su sobrino suavemente entre sus brazos.

Sin decir nada, observó embobado como el escritor permanecía de espaldas a él y de pie en el centro del salón, meciendo su cuerpo con calma y sosteniendo a Iori contra su pecho, quien parecía haberse quedado adormilado jugando con el cabello rubio que caía sobre la nuca de Eiri.

Sus mejillas se tiñeron inmediatamente de un sutil tono rojizo ante aquella imagen, sin poder evitar que un fino hilo de sangre resbalara hasta su labio superior ante la visión de un Eiri tan tierno.

Aceptando que aquel no era el mejor momento para pensar ciertas cosas, se pasó el dorso de la mano bajo la nariz, acabando por esbozar una sonrisa, quedándose quieto en aquel lugar; tan solo mirando aquel suave movimiento, aquella actitud dulce y calmada por parte del escritor.

Comprobando como el pequeño ya parecía haberse quedado dormido por completo sin notar la presencia del joven de cabellos rosados en la entrada del salon, Eiri depositó un beso sobre la frente de su sobrino, sonriendo ante la expresión tranquila del bebe.

A pesar de saberlo dormido, lo meció un poco mas. Le gustaba tenerlo así; disfrutar del calor del pequeño cuerpecito entre sus brazos.

Sin que la sonrisa abandonase sus labios, el cantante se dio media vuelta, observando una vez mas antes de alejarse de allí la escena; sintiéndose bien pero en parte celoso.

Negó con la cabeza bajo aquel pensamiento contradictorio, alejándose de allí para entrar nuevamente en la habitación dispuesto a acostarse. Al parecer, a Eiri aun le quedaba un buen rato, o eso le había parecido según al actitud del escritor.

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Entró en la habitación sin hacer ruido, sosteniendo al pequeño en brazos. Comprobó como la luz de la mesita de noche estaba encendida, acabando por mirar a su amante, quien parecía estar completamente dormido entre las sabanas.

Sonrió cuando pasó junto a Shuichi, acabando por dejar a Iori en la cuna con suavidad, tratando de que este no se despertara.

Una vez hubo tapado bien al pequeño, caminó hasta meterse en la cama, acomodándose al lado de su amante quien permanecía de espaldas a él. Se mantuvo apoyado sobre un antebrazo, pudiendo observar de aquella forma el rostro del cantante, asemejándolo bastante al de un niño pequeño que descansa tranquilo.

Apartando con la otra mano varios mechones rosados de la frente de su amante, besó la piel sintiéndola suave, sabiendo que por mucho que quisiera a Iori, nuca podría robar el puesto de Shuichi.

-Uhm... Yuki?- murmuró abriendo con pesadez sus ojos violetas y girando el rostro hasta enfocar al rubio.

-Te he despertado?- Shuichi asintió en respuesta ante la pregunta calmada del escritor.

-Pero no importa. Quería esperarte pero me quede dormido.- su boca se abrió en un bostezo a la vez que restregó un puño sobre sus ojos cerrados.

-Iori se ha dormido ya, y no creo que vuelva a despertarse.-

-Que bien.- susurró dando por finalizado su bostezo.

-Quieres que... sigamos con lo de antes?- en un gesto incitante, pasó las yemas de sus dedos sobre el brazo desnudo del cantante.

-No...- negó consiguiendo que el rubio se sorprendiera por tal respuesta.–ahora prefiero que me abraces hasta que me duerma, como hacías con Iori-chan hace un momento.- sin darle opción alguna a su amante, Shuichi se acurrucó contra su cuerpo de espaldas a él.

-Como lo sabes?- sin mas remedio que acomodarse tras el joven de cabellos rosados, el escritor envolvió el cuerpo de este aceptándolo entre sus brazos.

-Digamos que... lo he supuesto.- una risita juguetona escapó de sus labios, dándole a Eiri la evidente respuesta a su pregunta.

-Eres un mimoso.-



CONTINUARA...

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