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T'Estimaré Sempre por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Seiya & Shun protagonistas...

T'Estimaré Sempre

AthenaExclamation67

 

Siempre habían vivido juntos, desde niños. Todos tenían un pasado marcado por la falta de sus padres. El Sr. Kiddo los adoptó a todos ellos para hacerles la vida más fácil y mejor en todos los aspectos.

Su elección para decidir que niños adoptar fue aleatoria, meramente al azar, él quería llenar su mansión de niños a los que poder educar y que aprendieran el verdadero sentido del amor y la amistad.

Así que fue a un orfanato donde nada más llegar un niñito de 8 años llamó su atención, ese niño era Seiya, un crío la mar de divertido, risueño, alocado, pero todo bondad.

No le hizo falta mucho tiempo para quererlo y decidir adoptarlo, después de varias visitas, ese niño se había ganado su corazón y deseaba tenerlo a su lado.

El día que por fin pudo llevárselo a casa, después de pasar por todos los trámites necesarios, Seiya no fue el único en ser adoptado, de hecho fue el último que pasaron a buscar. Seiya subió al coche, acompañado por su ahora nuevo padre y le presentó a todos sus otros medio hermanos.

Shiryu de 9 años, muy estudioso. Hyoga también de 9 un poco tímido. Ikki el mayor de todos contaba con 10 años, serio y protector al que se le sumó su hermanito pequeño Shun de 8 años un nene encantador dulce y tierno que siempre sonreía feliz y que el Sr. Kiddo decidió que jamás sería separado de su hermano.

Llegaron a la gran mansión donde vivirían desde ese día y todos fueron conducidos a sus dormitorios y ayudados a deshacer sus pequeños equipajes. Después les enseñaron toda la casa, un gran jardín, una piscina y en el interior muchas habitaciones y grandes salones donde poder corretear que los cinco muchachos vieron con los ojos abiertos de par en par al no estar acostumbrados a ese tipo de lujos.

Todos ellos, fueron inscritos en los mejores colegios para que recibieran una excelente educación que todos ellos sin excepción aprovecharon y entraron en la mejor universidad del país para estudiar todos diferentes carreras y ser hombres de provecho.

Los años de su infancia fueron felices, todos se habían hecho grandes amigos y si alguna dificultad surgía no dudaban en ayudarse o protegerse si era necesario. Así fueron pasando los días, años en el que el Sr. Kiddo siempre se sintió orgulloso de ellos por el amor que se tenían a pesar de ser solo medio hermanos, unos muchachos, pequeños hombres de gran corazón que tras la muerte de su padre jamás se separaron. Quedaron todos juntos en la mansión cuidando los unos de los otros, siguiendo con sus estudios y con el hombre de confianza del Sr. Kiddo, Tatsumi, al cuidado de todos ellos y llevando el control de la empresa hasta que alguno de ellos decidiera tomar el mando.

Ikki con 22 años, empezó a intercalar sus estudios con la empresa, quería ir conociendo todos los trucos y lo que fuera necesario, ese sería su trabajo, así lo había decidido, no encontró una forma mejor de agradecerle y de honrarle al hombre que tanto les había dado. Cuidaría de su empresa que tantos sudores pero también beneficios le había aportado.

Shiryu y Hyoga, eligieron la carrera de derecho, para poder ayudar a los desvalidos. Shun estaba cursando la carrera de medicina, algo que siempre le había entusiasmado y Seiya estudiaba una carrera optativa ya que aún no se había decidido por una en concreto. Dudaba entre ser veterinario ya que le apasionaban los animales o por el contrario al igual que Ikki, hacer económicas para poder ayudarle en la empresa de su padre.

El verano se acercaba y todos habían superado con éxito los exámenes finales, así que ya podían relajarse hasta que el curso se diera por finalizado.

Seiya y Shun que compartían muchas asignaturas, se habían hecho inseparables, los mejores amigos, más que hermanos, seguían asistiendo a sus últimas clases, algo cansados por la presión y el éxito de sus hermanos mayores de los cuales no querían quedar rezagados.

Esa mañana, deberían asistir a clase de educación física, así que antes de salir de la mansión tomaron sus respectivas bolsas de deporte con todo preparado y salieron en dirección a la universidad como casi siempre solían hacer,  caminando y entreteniéndose por el camino jugueteando.

Para sus hermanos, estaba más que claro que su amistad era especial, diferente, siempre se buscaban el uno al otro, se cuidaban y miraban de una forma en la que solo lo hacían los enamorados. Se sonrojaban cuando quedaban mirándose sin que el otro supiera, admirándose, y se molestaban si andaban con alguien demasiado sin poder averiguar lo que estaban haciendo. Sentían celos de cualquier otra persona que se atreviera a quedarse sentada a su lado. Incluso cuando peleaban por estupideces, los mayores reían y  los comparaban con cualquier pareja de enamorados diciéndoles cualquier cosa para que se sonrojaran y se dieran cuenta de que en silencio, ambos se gustaban demasiado.

Ese día, después de llegar a las carreras a la universidad y una vez que se vistieron la ropa de deporte, empezaron como el resto de sus compañeros a correr alrededor de la pista de atletismo tal y como el profesor había indicado.

Seiya y Shun corrían el uno al lado del otro hasta que Seiya decidió provocar a Shun cambiando el ritmo y corriendo más deprisa para ver quién de los dos era el más rápido.

Seiya tomó la curva primero, con un Shun más que picado por la competencia, pisándole los talones y en un arranque de fuerzas lo adelantó, pero algo sucedió, al girarse no vio a Seiya a su lado, sino que yacía en el suelo estirado desmayado.

Corrió hasta Seiya, preocupado, muy angustiado, realmente si lo amaba, aunque le daba miedo decírselo por que no quería ser rechazado.

-          ¡Seiya...! Seiya! - gritó desesperado.

El profesor llegó corriendo y envió a otro compañero a por el medico del campus que al llegar ordenó que le dejaran espacio para respirar y le acercó una botellita de alcohol fuerte para reanimarlo.

Seiya, abrió los ojos sin recordar por lo que estaba en el suelo estirado, no sabía si es que había tropezado o se había mareado.

Entre el medico y Shun lo llevaron a la enfermería y allí juntos lo examinaron para ver si averiguaban lo que había pasado. Después de tomarle la presión y ver que se encontraba más recuperado, el medico concluyó que la fatiga de los exámenes junto con la agitación de la carrera habían provocado el desmayo y recomendó que descansara por lo que quedaba de día enviándolo a casa.

Shun se encargó de llamar a Ikki y después de explicarle lo sucedido los fue a buscar y los llevó a casa a ambos después de hablar con el medico.

-          Muchachos... ¿Qué ha ocurrido? - preguntó Hyoga algo preocupado, Seiya nunca enfermaba y la noticia los había alarmado a todos.

Shun le explicó lo sucedido a todos y se fueron a comer. Después de que terminaran todos la comida de sus respectivos platos, Seiya se fue a acostar ya que aún se sentía algo fatigado por el desmayo. Los otros muchachos terminaron de recogerlo todo excusando a Seiya y fueron al salón a ver la televisión un rato donde vieron una película que todos acordaron.

Cuando la película terminó, Ikki sugirió que jugaran a unos videojuegos que le habían prestado, cosa que a todos les pareció buena idea y después de conectar la videoconsola empezaron a jugar un juego de carreras creando tanta competencia entre ellos que acabaron discutiendo.

Los gritos despertaron a Seiya que bajó al salón para averiguar lo que estaba ocurriendo.

-          Eres un tramposo Ikki - renegaba Shiryu.

-          Tú que no sabes jugar - contestó.

-          Chicos, chicos - dijo Seiya - no se peleen. Si los dos son malos jugando - se rió.

-          Vamos listillo - replicó Ikki todo mosqueado - ahora jugaremos los tres a ver quién es el mejor - decía mientras conectaba un tercer mando.

Seiya se sentó junto a Shun y mirando de reojo a sus dos competidores que empezaron a jugar provocándose constantemente y ganando siempre Seiya o Ikki por lo que Shiryu se retiró y los dejó que siguieran peleando.

-          Venga... No que eras tan bueno - le jodía Ikki.

-          ¡Ahora verás gusano! - contestaba provocando la risa a sus hermanos.

Habían decidido que esa sería la última carrera, la partida definitiva, y el que ganara podría pedirle al otro algo a cambio, ya estaban demasiado picados y ganar era ya cuestión de vida o muerte.

Todos reían viendo como Ikki y Seiya peleaban, se daban cariñosos empujones para conseguir distraer al otro y así ganar el juego. Seiya empezó a rezagarse en la carrera, los chicos que miraban atentos a la pantalla no daban crédito a lo que veían sus ojos, Seiya estaba quedando atrás en la lucha con Ikki algo que no sucedía hacia tiempo.

-          ¡Seiya! - gritó Shun al verlo.

Estaba pálido, con los ojos perdidos, su boca muy abierta tratando de tomar aire y su mano derecha apretando fuerte su lado izquierdo del pecho, hasta que se desvaneció y empezó a caer en picado hacia el suelo.

Shun lo agarró justo a tiempo evitando que su cabeza golpeara contra el suelo.

-          ¡Seiya! - volvió a gritar Shun - ¡Reacciona!

Seiya no se movía, estaba banco, parecía muerto. Shun comprobó que respirase, sus labios estaban tornando en un tono azul y eso no era bueno. Tomó su pulso y después que vio que aún respiraba, alterado le gritó a sus hermanos que llamaran a una ambulancia.

-          ¡Venga, moveros! - Gritaba - ¡casi no respira y su pulso es muy lento!

Shiryu llamó a la ambulancia que tardó menos de cinco minutos en llegar, minutos que a todos ellos les parecieron eternos y en cuanto llegó se lo llevaron con Shun a su lado ya que les fue imposible despegarlo de Seiya y con sus tres hermanos siguiéndolos en uno de sus coches hasta que llegaron al hospital y lo llevaron corriendo a los boxes para examinarlo.

Ikki tuvo que sujetar fuerte a Shun por que quería estar presente en los exámenes pero los médicos no le dejaron pasar por más que insistiera.

-          Ikki... Qué haré si lo pierdo - dijo empezando a llorar y dejándose caer al suelo.

-          Lo sé Shun - le consoló abrazándole - No te preocupes, todo saldrá bien, ya lo verás.

Ikki levantó a Shun del suelo y se lo llevó a los bancos donde los cuatro esperaron a que saliera el medico.

Los minutos que tuvieron que esperar parecieron años, la incertidumbre y el no saber que pasaba, los estaba poniendo muy nerviosos.

-          Muchachos - dijo el medico que siempre les atendía poniéndolos a todos en pie - Esperen aquí. Ikki ven, tenemos que hablar - dijo muy serio.

-          ¡Nada de eso! - exclamó Shun - todos tenemos derecho a saber lo que esta ocurriendo.

Hyoga y Shiryu asintieron y el medico al ver la determinación que todos tenían les explicó sin más...

-          Seiya sufrió una arritmia cardiaca, algo poco común en gente tan joven y además deportista. Pero a veces sucede. Se encuentra con respiración asistida y aún debemos examinarle más a fondo. De lo único que estamos seguros es que su corazón no funciona como debería y nos vamos a concentrar en eso.

Los ojos de Shun se llenaron de lágrimas, el estudiaba medicina, entendía perfectamente lo que el medico les estaba explicando, sabia en lo que podría derivar, las complicaciones que podrían surgir y lloró incrédulo de que todo eso le estuviera pasando a Seiya, él que nunca había enfermado, que siempre había gozado de una salud envidiable.

El medico se retiro tras acabar la explicación de las pruebas que se le iban a realizar y los dejó allí sin nada más que hacer que esperar y rezar para que todo lo que estaba sucediendo fuera un sueño.

 

Pero la realidad era bien distinta. Cada uno buscó luna forma de entretenerse para no pensar demasiado mientras el medico regresaba con todos los resultados.

Shiryu se puso a leer, algo que siempre le ayudaba, Ikki contenía a Shun que no podía estarse quieto y Hyoga lo observaba todo rezando mentalmente y sujetando un crucifijo que su madre le había reglado antes de morir.

Pasadas las horas, el medico volvió a darles los resultados de los exámenes realizados.

-          Chicos, ya esta todo listo, y lamentablemente no son buenos - dijo mientras todos se acercaban a su lado - Seiya esta bastante grave. Después de hacerle una ecografía del pecho, hemos descubierto que su corazón está dañado, parece que tenga la edad de un anciano de 80 años y por desgracia solo hay una solución para eso.

Shun quedó pálido y en silencio, de sobras sabía lo que iba a decir el medico.

-          ¿Y cual es la solución? - preguntaron los otros tres muchachos al unísono.

El doctor quedó mirándolos y temiendo la reacción ante su respuesta.

-          Solo un transplante de corazón salvaría la vida a Seiya, ya lo pusimos a la cabeza de la lista debido a su gravedad, pero si no sucede un milagro, no creemos que pueda resistir muchos días.

Ikki se llevó las manos a la cabeza y la agitó negando, no podía creer lo que ocurría. Shiryu lo rodeo con uno de sus brazos para tratar de calmarlo, conteniendo sus propios sentimientos y Hyoga, se fue tras Shun que salió corriendo después de confirmar lo que sabía que el medico diría.

-          Ikki -habló con confianza el doctor - deberían prepararse para lo peor. Seiya depende de un corazón que hoy por hoy no tenemos.

-          ¿Podemos verle? - preguntó - cuando Shun regrese será lo único que quiera - añadió Ikki.

-          Está en cuidados intensivos, si entran más de uno no hagan mucho ruido. Es la habitación 206, en la primera planta.

Ikki y Shiryu siguieron al medico y llegaron a la habitación donde Seiya descansaba. Al verlo, Ikki tuvo que contener las lágrimas cuando lo vio a través de los cristales de la habitación, intubado y tan quieto.

-          Ikki, entra tú, yo iré a por Hyoga y Shun - dijo Shiryu observando a su hermano ya casi mirándole por el pasillo.

Shiryu se fue, camino por el corredor de un modo pesado, muy lento, trataba de hacerse a la idea de todo lo que estaba sucediendo. Abrió la puerta del corredor para bajar las escaleras y cuando miro a su alrededor para comprobar que no había nadie, se sentó en los peldaños y lloró abrazado a su propio cuerpo hasta que se desahogo y fue a por sus dos hermanos.

Los encontró abrazados, Shun llorando sin consuelo y cuando los puso al corriente de todo lo que no habían oído, volvieron para estar juntos y poder cuidar lo mejor que pudieran de Seiya en sus últimos momentos.

Ikki, Shiryu y Shun, vieron como Hyoga pasaba a ver a Seiya cuando de nuevo llegó el medico.

-          Chicos... Sería bueno que fuerais a descansar. Aquí no podéis hacer nada - les dijo - no os preocupéis, estará en buenas manos.

-          ¡¿En buenas manos?! - pronunció Shun - ¡Somos sus hermanos, jamás le dejaremos solo! - gritó.

Hyoga salió alarmado al oír las voces de Shun que continuaba gritando palabras incoherentes al medico, retenido por Ikki y Shiryu disculpándose por lo que Shun estaba diciendo.

Cuando Shun lo vio salir, callo de repente y se fue a la habitación.

-          Ustedes váyanse si quieren.  Yo me quedo aquí. Solo me iré con él - dijo desde la puerta.

 

Shun no se separó de Seiya, ya nada era importante para él, solo quería estar al lado de su amado hermano hasta que llegara el momento...

Shiryu, Ikki y Hyoga, estaban siempre en el hospital, aguardando desde la puerta, esperando ese corazón que no llegaba mientras el estado de salud de Seiya empeoraba tal y como había predicho el medico. Solo iban a cambiarse a casa y volvían corriendo.

-          Shun - dijo Ikki al entrar en la habitación - ve a cambiarte. No comes, no duermes ¿también quieres caer enfermo?

-          ¡Me da igual! - le contestó - sin él no puedo... no quiero seguir viviendo.

-          ¡Shun! No digas eso, es por mi culpa que él esta así. Si no le hubiera agitado, no hub...

-          ¡Ikki! - le interrumpió el doctor que llegaba para examinar a Seiya - dejen de culparse. Esto hubiese pasado de todos modos. El corazón de Seiya es como la batería de un reloj que se esta acabando. No se hundan ahora, deben ser fuertes, seguramente aún está por venir lo peor - acabó.

Shun inspiró fuerte y salió de la habitación ojeroso y algo somnoliento.

-          Está bien hermano. Iré a casa, me bañaré, comeré algo y regresaré en menos de dos horas.

El pequeño hizo lo que había dicho y Shiryu lo acompañó, temían dejarlo solo por mucho tiempo. Shiryu se fue a cocinar algo rápido mientras Shun subía a su cuarto para bañarse y mientras lo hacia algo le interrumpió.

-          ¡Shun, Shun! - gritó Shiryu asustándole - ¡Apúrate, tenemos que irnos al hospital, acaba de llamar Ikki para que vayamos corriendo!

Shun se vistió lo más rápido que le dieron sus manos sin dejar de preguntarle a Shiryu que lo esperaba a la puerta de su habitación que era lo que ocurría, a lo que no obtenía respuesta ya que él tampoco lo sabía. Llegaron a la habitación y lo que vieron allí los dejó perplejos.

-          ¿Dónde está Seiya? - preguntó Shun mirando tembloroso a su hermano - ¡Ikki! - gritó.

-          Tranquilo Shun... Ocurrió, lo que jamás creímos que sucedería, pasó - exclamó.

El milagro se había realizado, ese sueño imposible se cumplía, tenían un corazón para Seiya y se lo habían llevado al quirófano urgentemente para operarlo sin perder un segundo.

Las largas horas de la operación se hicieron interminables, los cuatro estaban muy angustiados, la operación tenía sus riesgos y les hacia pasear nerviosos por los pasillos salvo Shun que se quedó en la habitación rezando en silencio hasta que agotado se durmió.

Cuando despertó ya era de noche, estaba en uno de los sofás estirado donde alguien lo había dejado descansando. Miró a su alrededor y quedó sorprendido, Seiya estaba ya en su cama, sin tubos y su color de piel volvía a ser rosado y no ese blanco mortecino que se le estaba impregnando.

-          Shun - habló Ikki bajito - todo salió bien - si no rechaza el corazón en unos días podremos llevarlo a casa.

Shun se abrazó a su hermano por la felicidad.

-          No puedo creerlo Ikki, no puedo creerlo.

-          Pues créetelo. Hemos decidido que tú serás el que se quede aquí esta noche, seguro que Seiya será feliz de verte a ti primero - le dijo guiñándole un ojo.

Shun se sonrojó, no pudo evitarlo al sentirse descubierto. Sus hermanos se fueron felices a descansar y el quedó al cargo de Seiya que reposaba recuperándose de la complicada intervención.

Lo observaba, más bien lo admiraba como placidamente dormía y respiraba por su cuenta sin ninguna ayuda de tubo o máquina y le embargaba la felicidad, sentía una emoción enorme, todos sus rezos fueron escuchados.

-          Hola Shun - le sobresaltó el medico - ¿Cómo está?

-          Doctor... Sigue estable, durmiendo como un ángel - le contesto sonrojado - yo... - dudó un segundo - quería disculparme por mis palabras del otro día.

-          No te preocupes, yo hubiera dicho lo mismo - contestó sonriendo.

El doctor se fue y Shun después de acomodarse en el sofá quedó vigilando y pensativo por largo rato. Poco a poco, Shun fue quedándose dormido, el cansancio acumulado de los días pasados le venció y le sumió en un profundo sueño.

Mientras dormía, tuvo un sueño maravilloso, uno en el que se encontraba corriendo junto a Seiya y su corazón estaba sano, donde la fatalidad de la enfermedad no existía, y podía volver a jugar, corretear y gastarse bromas como siempre hacían. Corrían felices el uno al lado del otro, hasta que Seiya lo tomaba de la mano y le obligaba a frenar en seco para hacer que se volteara y darle un tierno beso que lo dejaba sin aliento.

-          Shun... Shun... - le llamaban a lo lejos.

Shun salió de ese hermoso sueño y después de acostumbrar sus ojos a la falta de luz miró en todas direcciones, no sabía si alguien lo estaba llamando o sufría alucinaciones.

-          Shun... - insistieron.

Ya no sabía hacia dónde mirar hasta que sus ojos se detuvieron en la cama donde se encontraba Seiya. Su cuerpo dio un brinco y corrió hasta ella a la vez que sus ojos empezaban a brillar por la emoción al ver lo que estaba sucediendo.

Seiya se movía torpemente, aún permanecía con algún cable que salía de sus manos. Trataba de incorporarse como podía anta la asombrada mirada de Shun que más que a su mejor amigo parecía que estuviera viendo a un fantasma.

-          Shun... ¿estás bien? - dijo ¿Qué ha pasado? - añadió al ver su cuerpo en ese estado.

Shun no se contuvo más se abrazó con cuidado a Seiya como queriendo comprobar que no era un espejismo y cuando sintió que Seiya le devolvía el abrazo se despegó lijeramente y sin pensarlo le besó.

Un beso que fue correspondido, donde compartieron el calor de sus labios, un beso en el que Shun al separarse para tomar aire se sonrojo. La cara de Seiya, lucía sonriente al finalizar el contacto con los labios de Shun, contacto que él mismo se encargo de repetir al ver a Shun tan lindo sonrojado.

Sus cuerpos se fundieron esta vez en un abrazo mágico del que era imposible escapar, sus labios se habían unido nuevamente, sus lenguas se rozaban tímidamente mientras luchaban por ganarse un espacio en la boca del otro hasta que saciaron las ansias de demostrarse el amor que sentían el uno por el otro.

-          Que bien que te hayas despertado - dijo Shun al separarse de los labios de Seiya.

-          Si. Fue el mejor despertar que jamás he tenido - contestó provocando más sonrojo a Shun.

Se sonrieron al saberse correspondido su amor y Shun rompió el feliz momento al ver necesario llamar al medico.

-          Yo tampoco quiero - dijo al ver la mueca de Seiya - pero es lo primero que me dijeron que hiciera cuando despertaras.

Presionó el botón del timbre y el medico llegó como alma que lleva el diablo con el susto en el cuerpo.

-          ¡Shun! - exclamó - ¿está todo bien? - añadió sin darse cuenta que Seiya estaba despierto.

Cuando alcanzó a ver que nada malo ocurría, solo que Shun le avisaba como le había encargad, suspiro aliviado. Tomó su estetoscopio y revisó la respiración de Seiya.

-          Shun... Seiya respira agitado ¿sabes por qué? - preguntó sonrojándolos a ambos.

El astuto medico sonrió al confirmar sus sospechas al verlos en ese estado.

-          Bien chicos, no se apuren - dijo - Shun, no lo excites demasiado, debe descansar y recuperarse por completo que visto lo visto, creo que será pronto.

El medico se despidió de ellos y los dejó solos tranquilamente hablando, donde Shun le explicó a Seiya todo lo que había sucedido y lo asustados que habían estado temiendo por su salud.

Charlaron por largo rato cuando Seiya se sintió cansado y necesitó dormir, la operación había sido un éxito y ahora solo era cuestión de tiempo que estuviera del todo bien.

-          Ven Shun estírate a mi lado - le pidió acomodándose con cuidado y dejándole un hueco en la cama.

Shun ni lo cuestionó y sin que Seiya tuviera que insistir dos veces hizo lo que le había pedido con gusto.

Las horas pasaron y los muchachos se durmieron, Seiya acurrucado en los brazos de Shun que suavemente le protegían y le proporcionaban calor, el calor que desprende el que ama y que recibe el ser amado.

-          Vaya... Vaya... - los despertaron - hermanitos, ya veo que no pierden el tiempo - dijo Ikki l ver el cuadro formado por los dos cuerpos de los pequeños abrazados - veo que ya estas mejor - añadió al ver a Seiya como si nada hubiera pasado.

 

Los días pasaron y la recuperación de Seiya, el joven alocado era un hecho demostrado, todo marchaba sobre ruedas y después de 20 días de recuperación y tras comprobar que su nuevo corazón estaba perfecto fue dado de alta.

-          Bien, ahora que descanse, no demasiadas excitaciones por el momento - dijo desviando la mirada hacia Shun provocando una carcajada general - y si todo va como es de esperar, cuando termine el verano podrás llevar una vida normal.

Tras las últimas indicaciones y después de llevar a Seiya en silla de ruedas hasta la puerta de hospital tal y como ordenan las reglas, los cinco subieron al coche de Ikki y se fueron a casa para poder descansar.

Al llegar, Seiya pudo volver a respirar, a disfrutar del aroma de las flores de la mansión y a ver toda la belleza por la que esta estaba envuelta. Entró en la mansión y se fue directo a su cuarto para poder cambiarse de ropa y vestirse con otra más cómoda... Bajó al salón y aprovechando que los otros estaban en sus respectivas habitaciones se puso a jugar a la "Playstation".

-          ¡Pero que demonios haces! - exclamó Shun - ¡deberías descansar! - añadió muy enojado.

Seiya quedó pálido del susto.

-          Pero Shunny, si no pasa nada - le contestó.

-          ¡Eres un insensato! - protestó y se fue corriendo del salón y encerrándose en su cuarto...

Seiya oyó la puerta de la habitación de Shun golpear con fuerza. Se sentó en sofá completamente confundido y tratando de adivinar el motivo por el que Shun se había enfadado tanto.

Por largo rato, le dio vueltas a su loquita cabecita, no quería que Shun estuviera enfadado y menos desde que sabía que era correspondido su amor. Pero tampoco comprendía a que venía tanto alboroto.

-          De verás no entiendes ¿cierto? - le dijo Ikki que pasaba por su lado.

-          Ikki, es que no se lo que hice, solo me puse a jugar y...

-          Seiya - le interrumpió - Shun se ha preocupado mucho por ti, no ha vivido por estar pendiente de tú salud o de tu recuperación, y ahora te ve jugando como el día que desfalleciste ¿entiendes ahora?

Seiya abrió los ojos de par en par, ahora entendía, y el había sido un poco bruto con su contestación cosa que le hizo sentir mal.

-          Que tonto soy - susurró llevándose una mano a la frente - Ikki voy a hablar con él - añadió alzando un poco la voz.

-          Si ve tranquilo - le dijo - vaya par de tortolitos - bromeó.

Seiya se sonrojo, todos sabían que se gustaban, pero aun así le dio apuro, era la primea vez que Ikki bromeaba así con él.

Subió las escaleras que llevaban a los dormitorios y cuando llegó a la puerta del cuarto de Shun se detuvo, tomó una gran bocanada de aire y entró.

Miró a su alrededor, el cuarto estaba sumido en la oscuridad. Era media tarde, ya anochecía y las cortinas estaban completamente cerradas. Cunado terminó de observar toda la habitación, su vista paró en la cama donde Shun estaba tirado hecho un ovillo y abrazado a la almohada.

-          Shun... Lo siento - dijo encaminando sus pasos a la cama.

Shun no se movió, escuchó las palabras de Seiya y sintió como se sentaba al borde de la cama dándole la espalda. Entonces se giró ligeramente  para ver que hacia Seiya y al verlo tan apenado se le acercó y rodeo su espalda con sus brazos.

-          Seiya, no entiendes que sin ti me moriría de pena - le dijo acariciándole el pecho con sus calidas manos.

Seiya suspiro aliviado, las palabras de Shun fueron como música celestial para sus oídos.

-          Shun... Yo... - empezó a hablar mientras se giraba - nunca hubiera sobrevivido sin ti, eres mi ángel de la guarda. Y... Y... Yo te amo mucho Shun, no puedo soportar que te enfades conmigo.

Shun se emocionó al oír las palabras de Seiya que lo miraba fijamente a los ojos, sonrió y le besó sin que tuviera tiempo de decir otra palabra. Un beso que los encendió, haciendo que sus cuerpos ardieran de deseo, excitándolos, incitándolos a que descubrieran partes de su cuerpo que hasta ese momento permanecían vírgenes e inexploradas.

Ninguno de los dos sabía que debía hacer, ambos eran inexpertos, pero que mejor momento para aprender. Shun recostó delicadamente a Seiya en la cama y lo desnudo  lentamente, sin prisa pero sin pausa. Después se quitó sus ropas mientras Seiya lo miraba de una forma que le provocaba placer y sin esperar demasiado empezó a acariciar su sexo con sus manos, haciendo que este jadeara, suspirara y gimiera por la excitación. Siguió besándole, tocando su miembro, dándole mucho placer hasta que embriagado de sensaciones nuevas terminó y estalló dejando salir toda su esencia que baño sus cuerpos.

Shun le abrazó y le besó fuerte, muy excitado por culpa de los gemidos y suspiros de Seiya que lo enloquecían y hacían que su miembro creciera y se endureciera haciendo que Seiya lo notara al estar tan fuertemente abrazados.

-          Shun... Ahhh... Quiero ser tuyo - dijo Seiya con la voz entrecortada por la falta d e aire.

Estas palabras aumentaron la excitación de Shun que lo miró con cara extrañada, cara que cambió al sentir las manos de Seiya sobre su miembro y guiándolo hacia su virgen orificio de entrada.

-          Seiya... - dudó.

-          Shun, no quiero pasar un día más sin saber lo que es sentirte, quiero que seamos uno. Shun... hazme el amor.

Shun cumplió gustoso los deseos de Seiya y lentamente lo penetró, fue muy delicado, deteniéndose cuando veía a su amante apretando los ojos por el dolor, lo mimaba, le regalaba dulces besos y caricias para calmarlo convirtiendo ese momento en placer y gozando más profundamente.

Sus cuerpos se acoplaron a la perfección, se movían acompasados, con Shun tremendamente excitado poseyendo el cuerpo de Seiya y cuando ya no pudo más culminó derramándose en su interior dejándole todo su calor.

-          Ahhhhh - jadeo Shun.

-          Mmmmm - correspondió Seiya y lo abrazo mientras Shun se dejaba caer entre sus brazos.

Quedaron así un rato hasta que se recuperaron del agotamiento que esta nueva experiencia les había proporcionado.

Cuando Shun recuperó ligeramente sus fuerzas, quedó en silencio y tras liberar de su peso a Seiya se abrazó a su cuerpo y escuchó ensimismado su corazón que latía fuerte y acompasado con el suyo.

Así quedaron dormidos hasta el día siguiente, felices de estar juntos, compartiendo sus vidas.

Cuando despertaron y bajaron juntos a desayunar al comedor donde se encontraban sus hermanos que tras hacerles alguna broma les felicitaron.

El verano siguió su curso, caluroso, pero sin tareas que los mantuvieran ocupados, disfrutando de su juventud, viviendo al día, con Seiya recuperándose sin ningún problema.

Los tortolitos a parte de compartir el día con sus hermanos, disfrutaban de la noche para ellos solos. Shun dormía siempre en el cuarto de Seiya, casi se podía decir que se mudó con todas sus cosas a la "habitación del amor" como solían decir sus hermanos mayores.

 

Llegó el cumpleaños de Ikki, el 15 de agosto en el que le prepararon su fiesta de 23 cumpleaños. La noche fue perfecta, muchos invitados, amigos y compañeros de la universidad, música, bailes y muchísima comida, algo que le encantaba a Seiya. Comer era una de sus pasiones y que Shun le hiciera suyo era su pasión preferida. Tras los regalos y la torta de cumpleaños en la que todos le cantaron dejando completamente sonrojado a Ikki, bailaron y siguieron festejando hasta altas horas de la noche.

Esa calurosa noche, cuando todos se acostaron, los muchachos se encerraron en su habitación y solos siguieron con una fiesta privada que Shun hacia algunos días había planeado.

-          Quiero que tomes mi cuerpo al igual que yo hago con el tuyo - le susurró a Seiya cuando termino de desnudarlo.

Seiya que estaba muy excitado, le besó a modo de afirmación. Obligo a Shun a recostarse y lo llenó de besos y caricias, haciendo que se estremeciera, se arqueara de placer.

Sintió como las manos de Shun guiaban su miembro hasta su inexperta entrada y empezó a entrar en ella. Sus corazones latían muy rápido, provocando que se entrecortaran sus respiraciones, pero la falta de aliento causo un leve mareo a Seiya que tuvo que detenerse para no desfallecer sobre Shun.

-          ¡Seiya! - dijo Shun asustado - ¿Te sientes bien?

-          Si. No te preocupes, estoy en el cielo, solo me agoté - le contestó - discúlpame Shun no creo que...

Shun lo calló con un beso, comprendió que quizás eran demasiadas emociones en un solo día.

-          Seiya - susurró - mañana nos vamos al medico ¿sí? Y nos aseguramos que todo este bien - le pidió algo preocupado.

-          Como desees - le contestó.

Se abrazaron y poco a poco quedaron sumidos en un profundo sueño hasta que por la mañana Ikki los despertó.

-          Muchachos - dijo Ikki abriendo la puerta - nos vamos a la playa ¿quieren venir?

-          Mmmm... - se desperezó Shun - No, nos vamos a quedar a disfrutar de la casa y la piscina si no les importa - contestó.

-          De acuerdo - acotó Ikki, cerró la puerta suavemente y al cabo de unos minutos se escuchó como arrancaba su auto.

-          Vamos Seiya - le dijo para acabar de despertarle - iremos al doctor y luego descansaremos.

Seiya se levantó, se ducharon y fueron a visitar al doctor que los recibió extrañado.

Tras una breve explicación, le realizaron unas pruebas rutinarias a Seiya para ver que todo estaba como debía. Shun estuvo presente en todo momento prestando mucha atención. Ese era el trabajo que él había escogido y contra más supiera, mejor.

-          Bien muchachos, vayan a tomarse un refresco y vuelvan en un rato, los resultados ya estarán y podremos ver como salieron las pruebas.

Los muchachos, se dirigieron al bar del hospital que estaba junto  un jardín interior donde los enfermos solían ir a pasear. Se sentaron en una de las mesas y tomaron un refresco para acompañar la charla y también la espera que a pesar de ser solo media hora, a Shun le dio la sensación que fue una eternidad.

Cuando los hubieron terminado, regresaron a la consulta atravesando el jardín y sentándose en las sillas para esperar a ser llamados por el doctor.

Tras cinco escasos minutos, la puerta se abrió.

-          Seiya, pasa. Ya están tus resultados - le dijo - Shun, tú espera aquí - le dijo cuando vio que se levantaba - Seiya es mayor y los resultados son confidenciales, luego te explicará.

Shun asintió, por más que le molestara, el doctor tenía razón, así que volvió a tomar asiento  y esperó. Una espera que fue angustiante y trató de despejarla pensando en lo que estarían haciendo sus hermanos, seguro que lo estaban pasando en grande en la playa jugando con el agua y revolcándose en la arena, tomando deliciosos helados...

Cuando quiso darse cuenta, la puerta volvió a abrirse saliendo el medico junto con Seiya del interior de la consulta.

-          Bueno Seiya, ya sabe, relajación - le dijo el medico y después se despidió dejándolos solos.

-          Y... ¿Qué te dijo? - preguntó Shun ansioso.

-          Pues que todo está perfecto, solo me fatigué - explicó - debemos tomarnos las cosas con tranquilidad y listo - añadió.

Seiya tomo del brazo a Shun y partieron  a la mansión donde pasaron el día descansando, nadando tranquilos en la piscina y relajados sin nadie que los molestara.

Cuando ya anochecía, entraron a la casa y se fueron al salón donde estuvieron viendo la televisión estirados en el sofá, compartiendo unos dulces y también un buen tazón de chocolate caliente.

Al rato, llegaron sus hermanos y tras explicarles las anécdotas de la playa cenaron y se fueron a dormir todos, agotados por el día tan agitado.

 

El final del verano llegaba y trataban de pasar el mayor tiempo juntos. Relajados y disfrutando de sus últimos días de tranquilidad antes de retomar sus estudios y volver a la rutina de las tareas y los exámenes.

Una de esas noches, Seiya observaba a Shun durmiendo en su cama, a su lado como a él tanto le gustaba y sintió la necesidad de besarle, de rozar sus labios color carmín que cuando exhalaban aire parecía que lo llamaban.

Seiya se acercó y le robó un beso a Shun que abrió lentamente sus labios y le correspondió.

-          Seiya... ¿Va todo bien? - preguntó Shun cuando se separaron sus labios.

-          Si mi vida, solo deseaba despertarte, quería ver como tus esmeraldas brillan al hacer el amor.

Shun entendió perfectamente las palabras de su amado al que rodeo suavemente con sus brazos y le obligó a tumbarse boca arriba.

-          Seiya... De hoy no pasa que mi cuerpo sea completamente tuyo - le susurró para después besarle enredando sus lenguas y agitando su respiración.

Shun deshizo el agarre y tras abandonar los labios de Seiya se sacó su pijama y se tumbó boca arriba para que hiciera con su cuerpo lo que deseara.

-          Soy tuyo Seiya... Haz conmigo lo que quieras.

Seiya enloqueció con estas palabras, tomó posición entre las piernas de Shun y lo besó, un beso salvaje, apasionado, que les dejó casi sin aliento y al separarse para recuperarse sin esperar un minuto Seiya comenzó a besar el cuello de Shun que jadeaba como un loco por la excitación. Siguió descendiendo por sus tetillas, besándolas, mordiéndolas para después delinear el perfecto abdomen de Shun con su lengua y llegando a su sexo que ya permanecía erguido y completamente hinchado.

Seiya no se detuvo, quería que fuese Shun el que disfrutara de ese momento y tras tomar el miembro de Shun con sus manos, lo engulló, empezó a saborearlo, a presionarlo con su lengua para aumentar la sensación, a morderlo y lamerlo mientras con sus ojos observaba como Shun se retorcía de placer, placer que aumentó cuando sin anunciarlo deslizó uno de sus dedos en su interior provocándole un gemido que anunció a su explosión provocada por esta acción.

Seiya no desperdició ni una gota de la esencia de Shun, que cada vez que sentía como la lengua de Seiya lo limpiaba emitía un sonoro suspiro que excitaba a Seiya.

Este se incorporo y subiendo hasta su cara lo besó, acarició su mejilla y apartó los alborotados cabellos de Shun para ver su rostro mejor.

-          Te amo Shun... Te amo - le susurró.

-          Yo también te amo Seiya - respondió.

Shun tomó la cara de Seiya y tras regalarle un nuevo y apasionado beso bajó su mano derecha y suavemente agarró el miembro de Seiya para guiarlo hacia su entrada.

Seiya penetró suavemente, dejando que su miembro entrara hasta la mitad, atendiendo a Shun que por primera vez experimentaba esa sensación, mimándolo y besándolo sin parar. Entrelazó sus manos con las de Shun y de una estocada le penetró completamente, sintiendo un gran placer al poder estar en su interior. Shun como reflejo, apretó fuerte sus manos estrechando las de Seiya que lo besó y permaneció quieto para que Shun se acostumbrara a tenerle dentro de su cuerpo.

Cuando Shun relajó sus manos, Seiya empezó a moverse, lenta y suavemente, tratando de acoplar su cuerpo al de Shun para moverse acompasados y disfrutar ambos ese feliz momento que tanto tiempo habían esperado y deseado.

Seiya entraba y salía del cuerpo de Shun que se arqueaba con cada embestida, gimiendo, jadeando completamente excitado, sintiendo como por fin Seiya estaba tomando su cuerpo como muchas veces había soñado.

Rápidamente, sus movimientos quedaron sincronizados disfrutando con cada roce de sus cuerpos, compartiendo su sudor, su aliento, sus latidos compenetrados y cada beso que se daban provocándoles a cada momento una nueva sensación.

Seiya empezó a moverse más rápido obligando a Shun a seguirle, incrementando sus embestidas y después de soltarle las manos a Shun que se abrazó a su cuello tomó la cadera de Shun y con fuerza entró en su cuerpo por última vez derramando toda su semilla en el interior de Shun que lo recibió abrazándose para sentir todo su cuerpo y su corazón que latía enloquecido de excitación.

Los amantes muy cansados por el ajetreo, desfallecieron después de darse un último beso y diciendose el uno al otro...

TE AMO...

Durmiendo Seiya sobre Shun que lo arropaba con sus suaves pero fuertes brazos.

 

Cuando Shun abrió los ojos con los primeros rayos de sol de la mañana, se despegó suavemente y vio a Seiya durmiendo en la misma posición en la que había quedado.

-          Pobrecito - pensó - estará cansado.

Shun empezó a acariciar los alborotados cabellos de Seiya para despertarle, pero este no se movió, siguió abrazado al cuerpo de Shun hasta que lentamente este empezó a incorporarse y observó asustado la situación.

-          Seiya, Seiya, despierta - dijo agitando suavemente su cuerpo.

Más Seiya no se movió, permaneció inmóvil, muy quieto.

-          Vamos, no juegues Seiya... ¡DESPIERTA! - gritó asustado.

Pero sus palabras no surtieron ningún efecto sobre Seiya.

Shun tumbó  el cuerpo de Seiya boca arriba y lo examinó, trató de recordar todos los pasos a seguir que había aprendido en las clases de la  facultad.

No sintió su nariz respirar, no escuchó latir su corazón y tampoco vio su torso hincharse tratando de tomar aire. Sus manos temblorosas se aproximaron a su cuello para realizar una última comprobación, presionó sobre la yugular con las yemas de sus dedos y no encontró ninguna reacción.

Seiya no respiraba, su corazón no latía y su sangre no circulaba por su cuerpo. Shun sin remedió, lloró, abrazó el cuerpo de Seiya acogiéndolo en su pecho y lo arrullo mientras lloraba.

-          Shun... ¿Qué ocurre? - dijo Ikki abriendo la puerta - oí un grito y no pude evitar entrar.

-          E... E... - balbuceaba - Ikki... Está muerto - gimoteo empezando a llorar con más fuerza.

Ikki se acercó a la cama con los ojos abiertos y comprobó que Shun tenía razón, Seiya yacía muerto en sus brazos.

Tomó el teléfono rápidamente y tras llamar al médico abrazó a su hermano muy fuerte, tratando de consolarlo, al que se le unieron Shiryu y Hyoga al ver lo que estaba sucediendo.

El médico llegó muy rápido y solo pudo confirmar la tragedia. Seiya había muerto durante la noche mientras dormían y debían enfrentar esa terrible situación.

-          Shun... pequeño... deja que nos lo llevemos - dijo el doctor tras esperar largo rato.

-          No... no puedo dejarle ir - lloraba angustiado.

-          Shun... - musitó Ikki - perdóname por esto.

Ikki sujetó el cuerpo de Shun para que pudieran llevarse el cuerpo sin vida de Seiya mientras Shun se revolvía tratando de liberarse, gritando y chillando.

-          ¡No se lo lleven! - repetía entre gritos y llantos una y otra vez.

Amortajaron el cuerpo de Seiya y mientras lo sacaban de la habitación Shun cayó rendido, desmayado por la agitación.

-          Muchachos... Lamento lo ocurrido - dijo el medico muy triste - Ikki, está tarde volveré, tengo algo que contarles, pero necesito que Shun esté despierto - añadió y se fue.

Shun durmió por largo rato, su cuerpo descansaba en la cama donde esa misma noche se habían amado. Dónde Seiya por fin pudo tomar su cuerpo para luego morir en sus brazos durante la noche.

Cuando despertó, volvió a golpearle la triste realidad, el olor de las sábanas, incluso le parecía sentir la presencia de Seiya a su lado en la cama. Se abrazó fuerte a la almohada y tras inspirar fuerte, lloró desconsolado.

Ikki oyó su lamento y entró en la habitación, solo pudo abrazarlo y llorar en silencio con él, todos querían a Seiya, ese muchacho jovial y entrañable permanecería en sus corazones por todos los tiempos.

-          Shun... Debemos ser fuertes - susurró sintiendo como Shun se agarraba fuerte a su cuerpo buscando consuelo.

-          Ikki... ¿Qué haré sin él? - sollozó.

Permanecieron abrazados un buen rato hasta que Ikki recordó las palabras del medico.

-          Shun... ya regreso - le dijo y salió del cuarto.

Ikki llamo al medico, no creía que Shun tuviera fuerzas para conversaciones o versos de consuelo. Aun les esperaba lo peor, el funeral, ver sepultar el cuerpo y aceptar la realidad de que jamás volverían a verlo.

Después de hablar con el medico, Ikki regresó al cuarto de su hermano pequeño, al que trató de consolar tragándose su propia pena, impotente ante la situación, callando para no aumentar más el dolor que Shun estaba padeciendo.

El día se pasó muy rápido, con los mayores deambulando por la casa y haciendo turnos para cuidar de Shun cuando ikki tuvo que dejarlo un momento su lugar para organizar el funeral y hacer todas las llamadas correspondientes para informar a todos sus amigos y conocidos, para darles la terrible noticia.

Al regresar, encontró a su hermano pequeño durmiendo junto a Shiryu con Hyoga vigilándoles sentado en un sillón.

-          Hyoga... Ve a dormir, ya vigilo yo a Shun, ahora despertaré a Shiryu para que se vaya a descansar - dijo en voz baja - tenemos que tratar de dormir algo, mañana nos espera un día lleno de emociones muy fuertes.

Ikki despertó suavemente a Shiryu que se levantó sin hacer mucho ruido  y salieron junto con Hyoga de la habitación.

Los tres se abrazaron y lloraron en silencio hasta que Ikki se separó y les habló.

-          Vamos hermanos, debemos ser fuertes, por Shun, si nos ve decaer lo pasará peor, va a necesitar nuestra ayuda, lamentablemente por Seiya lo único que podemos hacer es lamentar su muerte y recordarlo siempre como solía ser, ese muchacho que nos hacia enloquecer con sus bromas, que nos animaba con sus locuras cuando la pena nos invadía, como hizo cuando murió nuestro padre tragándose su propio dolor. Se lo debemos, cuidaremos de Shun para que le sea más llevadera su muerte, aunque para ello tengamos que tragarnos nuestro propio dolor.

Los muchachos se fueron a dormir tras firmar ese acuerdo silencioso e Ikki regresó junto a Shun para cuidarlo durante toda la noche.

Por la mañana, Tatsumi los despertó a todos y cada uno de ellos, se sentían cansados, derrumbados, pero debían despedir a Seiya como él se merecía y no podían faltar.

Ninguno comió, se limitaron a arreglarse y después esperaron sentados mirando unos al techo y otros al suelo hasta que llegara el momento del sepelio.

Sus amigos y conocidos, compañeros de la universidad, empezaron a llegar a la mansión Kiddo, ofreciéndoles consuelo después de darles el pésame.

El último en llegar fue el medico acompañado por el sacerdote que iba a celebrar la ceremonia del entierro.

Salieron al jardín y llegó el coche fúnebre con un precioso ataúd blanco donde descansaba el cuerpo de Seiya. Lo dejaron sobre un altar adornado con preciosas orquídeas de muchos colores y al lado del hoyo que se encargaron de cavar para que enterraran el cuerpo. Todo estaba perfectamente organizado, Ikki se había encargado de que así fuese. El lugar de ubicación para la tumba sería en el jardín  justo al lado de un gran roble donde Seiya solía pasar ratos con Shun tumbados, cobijados en la sombra y donde pasó felices momentos. La lápida, un precioso ángel que abrazaba a un niño que sujetaba una tabla de mármol que aún permanecía sin grabar al no verse con fuerzas para pensar nada apropiado para escribir en ella.

Shun permanecía con la mirada perdida, miranda que solo cambió llenando sus preciosas esmeraldas de lágrimas que solo cerró cuando terminaron la ceremonia y procedieron al entierro del ataúd. En ese momento, prefirió cerrar sus ojos y no ver esa horrible escena, quería recordar a Seiya feliz, corriendo a su lado como en sus sueños y no cuando cubrieron su ataúd con tierra.

La ceremonia terminó y todos regresaron a la mansión menos Shun que quedó mirando la bella estatua hasta que todo el mundo se fue para su casa e Ikki fue a buscarlo para que todos juntos escucharan las palabras del medico que los estaba esperando.

-          Bien - dijo Ikki - ya estamos todos - añadió y se sentó con sus hermanos en el sofá rodeando a Shun con uno de sus brazos.

El medico tomó aire antes de empezar a explicar lo que tenía que decirles...

-          Muchachos, esto será duro de oír, pero es necesario que lo sepan. Seiya les dejó un mensaje, algo grabado para cuando llegara este momento.

-          ¡¿SEIYA?! - pronunciaron los cuatro a la vez.

-          Si verán...

 

>> Flashback <<

 

Seiya se levantó, se ducharon y fueron a ver al doctor que los recibió extrañado.

Tras una breve explicación, le realizaron unas pruebas rutinarias a Seiya para ver que todo estaba como debía.

Después de unos minutos eternos, el medico volvió a salir e hizo pasar a Seiya, pidiéndole a Shun que esperara fuera.

-          Seiya... ¿No fue un leve dolor lo que sentiste, cierto? - preguntó el doctor cuando estuvieron a solas.

Seiya negó con la cabeza, la puntada que le dio el corazón había sido intensa y dolorosa, como si te clavaran un puñal y al ver los ojos del medico comprendió la situación.

-          Estás como antes del primer amago Seiya - le dijo el doctor confirmando sus sospechas - lo estás rechazando, lo acabo de ver en tu ecografía.

Seiya miró al medico que le veía con ojos tristes.

-          ¿Cuánto? - preguntó.

-          Seiya... Dos meses, tres a lo sumo, lo lamento, yo... - contestó - ¿Qué les dirás a todos? - añadió.

Seiya quedó unos minutos dudando...

-          No les diré nada - dijo dejando al medico asombrado - pero necesito que me ayude con algo - le pidió.

El doctor aceptó, en parte por el sentimiento de culpa y por otro lado al explicarle lo que deseaba hacer, le pareció una forma muy noble de enfrentar su situación.

 

>> Fin Flashback <<

La ayuda que me pidió era esa - explico tendiendo su mano y mostrando una caja de DVD - aquí tienen, Seiya quería despedirse de vosotros - acabó y cuando Ikki tuvo el DVD en sus manos se marchó.

Abrieron rápidamente la cubierta y en su interior encontraron dos discos, en uno decía... "A Todos Mis Queridos Hermanos" y en el otro se leía un solo nombre... "Shun".

Encendieron el reproductor y enseguida insertaron el DVD que era para todos, quedando completamente sorprendidos cuando empezó.

 

"Hola chicos... Si están viendo esto, es que yo me habré ido. No quiero que se sientan tristes, solo piensen que yo ya estoy en un lugar mejor, donde  no estoy enfermo y puedo ser el chico alocado que siempre fui. No culpen al medico, la decisión fue totalmente mía, se que de haberlo sabido, habrían estado tristes, y no hubiese sido lo mismo. Solo deseaba disfrutar de la compañía de todos vosotros al igual que siempre fuisteis, sin que estuvierais preocupándoos por mi a cada instante. Espero que sepáis aceptar mi decisión y sobre todo, no me lo tengáis en cuenta, Ikki, Hyoga, Shiryu... Shun, os quiero mucho a todos. Se que volveremos a encontrarnos algún día en el otro lado cuando llegue el momento.

Os quiero mucho hermanos..."

 

El DVD terminó con los muchachos boquiabiertos y tratando de contener el llanto.

-          Ese pequeño cabezota... - dijo Ikki con una sonrisa triste.

-          Luego habría que llamar al doctor para agradecerle - añadió Shiryu.

-          Si... - dijeron los tres a la vez.

-          Shun... ¿Estás bien? - le preguntó Ikki al ver que su hermano parecía algo perdido.

-          S... Sí - dudo - ¿Les importaría dejarme solo para ver esto? -  preguntó con voz temblorosa sujetando el DVD.

Los chicos accedieron, Ikki un poco a regañadientes al que casi se llevaron entre Hyoga y Shiryu arrastrándolo y cuando Shun oyó que se cerraba la puerta, se aseguró de que estaba completamente solo y cambió el DVD para ver el mensaje que este le reservaba.

 

"Shun... Mi querido y amado Shun. No me odies por esto. Si te lo hubiera dicho te habrías pasado los días amargado, llorando hasta que llegara el momento, por nada del mundo quería que mis últimos días fueran así.

Yo quiero que me recuerdes feliz, alegre, durmiendo y amándote, siempre juntos. Disfrutando. Si lo hubieras sabido, habría sido completamente distinto. Mi vida, mi razón de ser, no sabes lo que te voy a extrañar, fui tan feliz a tú lado. Eras la razón por la que me levantaba cada día, por la que olvidaba cada día que mi vida acababa, por la que cada dolor por pequeño o grande que fuera, no existía. Shun, se feliz como yo lo fui contigo, pedirte otra cosa sería egoísta, yo seré feliz de ver que tú lo eres. Se que no te será fácil, solo te pido que lo intentes.

Gracias por hacerme feliz todo este tiempo, por compartir la vida conmigo, y perdóname el que no te dijera lo que se avecinaba, en ese aspecto fui un egoísta, pero quería recordarte por siempre feliz, con esa sonrisa que me enloquecía.

Te amo Shun... T'estimaré Sempre..."

 

Shun se incorporó, apagó el DVD y el televisor y salió caminando hacia la tumba de Seiya donde al llegar se sentó y miró de frente al ángel que la guardaba.

-          Eres un tonto - dijo dejando que las lagrimas surcaran sus mejillas - jamás podría odiarte, pero nunca podré volver a amar a nadie Seiya. Siempre te amaré a ti hasta que la muerte vuelva a reunirnos.

-          Shun - exclamó Ikki - ¿Todo bien?

-          Si hermano, no se como, pero aprenderé a llevar este pesar, a sobrevivir sin él - dijo triste - ya sé lo que pondremos en la placa - añadió.

Al día siguiente, la placa fue grabada con la siguiente inscripción...

"T'Estimaré Sempre"

Shun.

 

Una frase que algún día habían aprendido a decir, una que solo tenía significado para ellos uno muy especial... "Siempre Te Amaré".

 

Así fue como Shun encaminó el resto de su vida, terminó sus estudios y se dedicó a curar a los más desfavorecidos siendo uno de los mejores médicos a nivel mundial. Pasando las tardes con Seiya al lado del ángel que guardaba su tumba, hablado y amando al único que amó y amará, el dueño de su corazón y de sus sueños hasta que envejeció y murió feliz, reencontrándose con su amado y querido Seiya que fue el encargado de ir a buscar su alma para quedar juntos eternamente en el cielo.

 

"Los edificios arden, las personas mueren, pero el amor verdadero, es para siempre"

 

- Fin -

 

 

 

 


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