Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un verdadero lazo por chibiichigo

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola!!! espero que les guste. Este fic no tiene historia...simplemente se me ocurrió hoy.

 

Solamente quisiera estar en otro lugar, ser otra persona, tener otra vida, otro nombre y otra vocación, pero soy consciente que eso no alejaría la tristeza, que no me proporcionará el amor que requiero y que no le dará sentido a mi vida… quisiera ser otra persona solamente para escapar de mi mismo, aunque sea momentánea y esporádicamente. Quisiera ocultarme en una persona feliz, en una persona que acepte las bondades de la vida y que no simplemente sea martirizada pensando en que no tiene un motivo para existir.

Veo por la ventana constantemente. Solamente hay arena y desolación. La arena se puede percibir a simple vista, pero la desolación crece lenta y progresivamente dentro de mi corazón. No entiendo porque la gente me teme o no me considera digno de ser amado. Por mucho que digan respetarme, no soy tan ingenuo como para engañarme a mi mismo. Solamente me ven como un arma y me temen… siempre me han temido.

El problema aquí es que nadie se toma la molestia de verme como un ser humano. Creen que mi única finalidad es defenderlos de un posible y hasta el momento inexistente ataque enemigo… hasta hace poco yo también lo creía de esa manera. Buscaba mi razón de existir en matar a los demás o simplemente proteger mi aldea. Para mi no había más lazos que aquellos que se encontraban en mi relativamente corta familia y en mi aldea, aunque ambos lazos se habían visto rotos por ellos mismos. Fue hasta hace poco que en verdad conocí ese lazo…ese lazo de amor que te hace ser más fuerte y revelarte ante toda rutina conocida. No creo volver a sentirlo, pero esa única ocasión en que lo sentí fue más que suficiente para echarlo en falta, fue suficiente para darme cuenta que nada en esta vida es más necesario que esa clase de existencia. Una existencia llena de amor.

Posiblemente el ni siquiera se dará cuenta que me al amarme me estaría salvando la vida, precisamente al recordarme que tenía una. No todo era gris en esa extraña pintura de mi existir, marcada por muertes y sacrificios desde el momento de mi nacimiento, al cortarme de tajo toda esperanza de crecer al lado de una madre y una familia cariñosa presta a ayudarme en las situaciones más difíciles y arduas. Si alguien conoció el sufrimiento, ese fui yo… siempre estuve rodeado de sacrificios y asesinatos, por más que yo intentaba tener una infancia normal rodeado de otros niños con quien pasar mi tiempo, no era posible. Todos se alejaban al momento de verme… todos me dejaban solo con mis pensamientos y con una carga emocional terrible. Ese sentimiento era indescriptible y me rasgaba las entrañas sin poder yo intervenir. No sabía que era…hasta que alguien me dijo que esa clase de heridas eran heridas del corazón, y que difícilmente llegaban a cerrarse. Poco después esa persona intentó matarme, alegando que fue por orden de mi propio padre.

Una desgracia tras otra, miseria para un miserable como yo. Esas fueron las únicas lecciones que me taladraron desde mi más tierna infancia. Me llamaban monstruo, y yo lo aceptaba haciéndome creer a mi mismo que lo era y así era mejor. Creía que matar era lo único que me podía otorgar la vida… que equivocado estaba.

Ahora escribo estas palabras con un poco más de conocimiento que he adquirido con el paso del tiempo. No el conocimiento de quien sabe lo que es lo correcto, sino con el de alguien que ha experimentado lo incorrecto en carne propia, que sabe de injusticia y desamor porque lo lleva tatuado en su propia piel. Hablo con las palabras de quien fue víctima y victimario en su vida… esa clase de sapiencia que te es otorgada al admitir que todo lo que forjaste como bases para tu vida no era más que un banal e inoperante sueño. Un libro escrito para quien no sabe leer…

Todo lo que fue mi vida en un pasado, durante un fugaz y esperado momento, dejó de existir. Como una pequeña chispa que enciende los animos de las almas sumidas en la desesperación y en la más profunda oscuridad. Esa chispa, como todas las cosas que merecen pasar al gran libro de recuerdos, tenía un nombre. Sasuke Uchiha…

Yo estaba en esa oscuridad tan intensa que no podía entender la vida como algo fuera de mi. Como he explicado anteriormente, mi forma de ser fue meramente circunstancial, con una pequeña pizca de egolatría y vanidad auto-infringidas, pero eso no es un pretexto… el fue quien me sacó de todo eso, durante un efímero suspiro y un perdurable te quiero.

Al conocerlo  no lo vi más que como un enemigo. Una presa cabe destacar. No podía verlo como algo más que como mi semejante, al descubrir en sus ojos la misma amargura que podía encontrar en los míos. Tenía mis mismos ojos y presumiblemente un pasado tan lleno de horrores. Dentro de ese reconocimiento casi instantáneo, vino a mi un pensamiento lleno de esa extraña sabiduría que creía tener. “Para reafirmar mi existencia, para ser mas feliz, tengo que matar a todo aquel que me recuerde a mi”

No hice más que intentar matarlo en ese periodo de tiempo donde mi irritabilidad estaba llegando al limite. No soportaba siquiera el pensamiento de que alguien que había conocido el sufrimiento en carne propia y cuya mirada era prueba de dolor y desasosiego pudiera existir. Cabe destacar que no logré matarlo y que después de unos meses desistí.

 Regresé a ese lugar que conocía como hogar por nombre, aunque no lo sintiera como tal con un conocimiento recién adquirido y que sopesaba y tachaba como errónea mi forma anterior de vivir la vida. Ese otro chico, en cuyo sufrimiento también me reconocí me indicó el camino a seguir… y por eso siempre le estaré realmente agradecido a Uzumaki Naruto. Pero no viene a cuento en este momento todo mi sentir y mis deducciones a partir de ver a ese rubio defender casi con la vida a quien yo quería matar por haber despertado todo ese resentimiento que vivía en mi interior. Sin embargo no pude dejar de pensar en ese encuentro, que no considero fortuito en absoluto ni mucho menos en la persona que yo deseaba matar.

Me sorprendía constantemente recordando sus facciones, especialmente esos ojos oscuros y llenos de deseo por venganza. Poco a poco esa visión se fue haciendo más presente en mi día a día e incluso en mis sueños. Comenzó a causarme sensaciones extrañas, y preguntas que incluso a mi mismo me desconcertaban. Pasé rápidamente de un ¿Se estará volviendo más fuerte que yo?  a ¿me odiará por lo que pasó? con tanta rapidez que dejé de entender mi propio flujo de ideas. Incluso mis deseos nuevos por formar lazos que realmente afirmaran mi existir como un ser humano se veían nublados con prontitud por sus ojos. Esos ojos que no podía despegar de mi mente ni por un breve instante. Comenzó a consumirme el deseo de volver a verlo.

Ocurrieron muchas cosas seriadas, que propiciaron nuestro reencuentro. Todavía tengo la necesidad de aferrarme a ese recuerdo para no sucumbir de nuevo a mi primer instinto, el de matar para no sumirme en la desesperación.

El tiempo pasó cuando una noche mientras admiraba el cielo estrellado, uno de esos pocos placeres que tenía en la vida, escuché acercarse a una persona a paso apresurado. No sabía quien era, ni tampoco le prestaba mucha atención a su esporádico jadeo. Tocó suavemente mi hombro.

-Gaara…-dijo sin aliento. Al reconocer su voz, me giré inmediatamente. Toda su ropa estaba hecha girones y su aspecto era deplorable. Se alcanzaban a apreciar, incluso en la tenue iluminación de la luna magulladuras y sangre seca.

-Sasuke…-fue lo único que pude decir. Sentía un nudo en la garganta, producto de esa extraña mezcla entre excitación y ansiedad que sentía. Estaba sopesando interiormente  si estaba más extasiado por lo que veían mis ojos o preocupado por la condición tan terrible en la que se encontraba el moreno. No podía dejar que se enterara de todo lo que estaba pasando por mi cabeza en ese momento, y le agradecí a la oscuridad que escondía mis esporádicas expresiones faciales. No entendía porque en ese momento de breve reconocimiento sentí una especie de onda eléctrica recorrer desde la cabeza hasta la punta de los pies. No hubo necesidad de decir nada más… lo llevé a mi casa y me ofrecí a curarle las heridas.

En el camino ambos permanecíamos en un silencio casi sepulcral. No eramos de muchas palabras, pero este silencio que se elevaba entre nosotros como una pared era demasiado extraño e incomodo incluso para mi, que por lo general me parece una sensación agradable. Intenté hablar en algunas ocasiones, pero no tenía nada que decir, y el por su parte no parecía estar plenamente consciente de lo que ocurría.

A la luz, sus heridas eran mucho más graves y numerosas de lo que me habían parecido en la oscuridad casi total que nos envolvía hacía apenas unos minutos. Solamente me pasó una pregunta por la cabeza, pero no la formulé en voz alta, sino que mis ojos por primera vez en mucho tiempo expresaron todas las dudas que tenía. El me miró con esa dureza típica y poco a poco fue relatándome las cosas que habían ocurrido. La llegada de su hermano, el haber terminado con sus lazos en su aldea natal por perseguir su ambición más grande, la pelea que se había desarrollado poco después con el rubio que me había salvado de mi mismo… esto ultimo levantó en mi esos recuerdos empolvados de mi batalla, pero pronto se disiparon al volver la vista a mi visitante. No lo interrumpía mientras hablaba, y sus recuerdos eran tan salteados que en ocasiones me costaba seguir el hilo, pero yo lo escuchaba sereno mientras intentaba limpiar sus heridas.

-Eso arde…- se quejó intentando retirar mi mano de una profunda cortada que tenía en el hombro, pero al sentir su tacto en mi muñeca, impropio en mi, me ruboricé ligeramente. Intenté voltear la cara pero por algún motivo mi cuerpo no se movía. Sasuke se me quedó viendo.

Cuando logré recuperar el control en mi cuerpo zafé bruscamente mi mano de su agarre y me voltee un momento. No tenía idea de porque me había ocurrido eso…intenté serenarme lo más posible para fingir que no había ocurrido nada, sin embargo en lo más profundo de mi ser, algo había cambiado. Tenía el recuerdo de su tacto en la muñeca, mas sentía que se me había abrazado fuertemente al corazón. En ese momento también descubrí, sin temor a equivocarme que dentro de mi había un corazón… me descubrí plenamente humano por unos instantes.

Volví la vista hacia el moreno que me veía insistentemente, fingiendo algo de altanería y desinterés, pero con unos ojos brillantes que no supe descifrar. Me sentí asustado por esa reacción…yo esperaba que por primera vez alguno rompiera el silencio indescifrable que se erguía sobre nuestras cabezas como una nube.

-Gaara…-comenzó a decir nervioso. Volví a tener esa sensación de estomago revuelto que me dio la primera vez en esa noche que pronunció mi nombre. Podía adivinar por el tono ligeramente tembloroso en la voz que no sabía como continuar, pero quería hacerlo.-te sonrojaste.

Bajé un poco la mirada. No sabía si por sentirme tan humillado en ese momento o solo para rehuir esa mirada que no podía dejar de ver ni en mis más profundos sueños…una mirada a la cual no podía engañar. Volví a reparar en sus heridas y a limpiarlas a pesar de haberlo hecho con anterioridad. No sabía porque, pero tenía una extraña necesidad de mantener las manos ocupadas. Me tomó con gentileza por la barbilla y elevó mi cara hasta la suya. No hice ningún ademan de liberarme en esta ocasión. Realmente…deseaba sentir el calor de sus manos una vez más. –Te quiero…- fue lo único que dijo. Todos los sentimientos que existían en mi pequeño universo emocional querían salir en tropel pero ninguno lo hizo, dejando espacio a un nuevo sentimiento hasta entonces desconocido. Sentí que un calor agradable invadía una zona de mi pecho.  La misma zona que cuando niño me desgarraba. Era como si me estuviera curando todas esas heridas e injusticias con solamente dos palabras.

Siempre creí que a mí no se me podía querer. Siempre creí ser un monstruo que solamente podía servir como arma de conquista o defensa… siempre. Y todo eso se vio roto al encontrar mis ojos a esos que se le antojaban tan distantes. Su mirada, por primera vez desde que lo conocí se había suavizado. Quería que ese momento durara para siempre. El momento en que por primera vez me di cuenta lo que es sentirte amado y digno de cariño por la persona que más ansías que reconozca el valor de tu existencia.

Sentí su halito caliente cerca de mi boca y acto seguido sentí sus suaves y tersos labios rozar los míos para fundirse en un cálido beso. Era ese mi primer beso, signo estandarte de que yo podía ser amado y podía experimentar esa clase de sentimientos. No creo que el lo sepa nunca, pero en esos breves momentos que duró esa inmaculada y tierna muestra de afecto llegué a comprender todas esas palabras que intenté seguir al pie de la letra desde mi encuentro con aquel rubio. Entendí que el motor para mejorar y darle sentido a mi existir radicaba en tener a alguien que te hiciera querer mejorar para merecerla cada día un poco más.  En esos breves instantes descubrí que el amor era el camino que se debía forjar día con día.

No duró mucho tiempo nuestro encuentro. Duró exactamente un beso y un te quiero, pero ambas cosas sirvieron para hacer que todo lo que en mi vida había construido a base de mentiras se derruyera y me abriera los ojos a la verdadera senda que había querido encontrar desde pequeño. Despues, simplemente se levantó de la silla donde se encontraba y me abrazó.

-Gaara. Tengo que seguir mi camino. Tengo que destruir a esa persona. Tu eras el único vinculo que me sigue atando a mi vida anterior y el ultimo que quería romper. Tu sabes lo que es sufrir y lo que es la necesidad de cumplir tus metas… tu eres la persona que sabe lo que es la venganza y lo que es el amor. Me tengo que marchar para hacer realidad mi más grande ambición, pero cuando lo logre volveré a verte. Mientras tanto recuerda que…Te quiero…

No dije nada. Lo entendía mejor de lo que me hubiera gustado, y lo vi partir con una sensación de poderme romper en ese momento. No sabía si algún  día volveríamos a encontrarnos, pero quería creer que si. Todos tenemos que seguir nuestro camino y cometer nuestros errores. El me despertó del mío y me rescato de mi propia indiferencia. Me demostró lo que el amor puede hacer y me demostró que yo también merecía tener a alguien a mi lado. En esos breves minutos que pasamos juntos, me enseñó que un verdadero lazo se forma a base de amor…

Con su partida conocí un dolor profundo, unas lagrimas que se negaban a aparecer desde que tenía seis años, pero también recordé unas sabias palabras de aquel que después intentó matarme… el amor es la medicina para las heridas del corazón.

No hay día que no piense en el y en nuestro encuentro. No hay momento del día en que no me pregunte si todo está bien. No hay minuto en que no desee estar a su lado. Sin el a mi lado mi vida no tiene sentido. Tengo lazos a los cuales aferrarme, pero mi más grande lazo está en la ilusión de reencontrarme con él en algún momento. Quisiera volver a ser feliz…pero mientras tanto lo espero, sabiendo que aunque fuera otra persona, en otro lugar, con otro nombre y vocación, jamás volveré a serlo mientras no lo vuelva a ver.

 

Notas finales:

espero les haya gustado. Porfavor dejenme un review con sus opiniones...

~Yo les regalo mi historia, ustedes regalenme un review~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).