Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Suma de los Días por samiyumi

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, aunque no me dejaron los reveiws que hubiera querido, pues, tenía muchas ganas de subir este fic, espero que le agarren cariño y que me apoyen para actualizarlo...

Notas del capitulo:

Este es el primer chapi de La Suma de los Días, espero que lo disfruten y aunque puede llegara  ser algo tedioso, es la introducción a la vida de Alfons y Edward...

Ambos viven en Alemania, son diseñadores gráficos, esta, es la historia de como sus vidas cambiaron con una sola decisión...

La Suma de los Días…

 

La lluvia de otoño azotaba sin piedad la cuidad de Munich. El sol se  había ocultado ya y la oscuridad y el agua reinaban aquella noche.

 

Un joven de unos 20 años corría desesperadamente  hacia su domicilio mientras que, de uno de los bolsillos de su gran abrigo negro, sacaba sus llaves.

 

 Llegó a la puerta, empapado y con su mochila al hombro. La poca luz que provenía de la calle no le ayudaba en lo más mínimo.

 

-¡Maldición!- gritó enfadado al no encontrar la llave correcta, - ¡No es posible! ¡Estúpida lluvia!

 

Tras varios intentos más, logró entrar a su casa, cerrando la pesada puerta de caoba detrás de él. Aventó sus pertenencias al suelo y se acomodó el empapado flequillo tras las orejas. Un olor muy agradable le hizo levantar el rostro.

 

-¡Heid! ¡Estoy en casa!- anunció su llegada.

 

No obtuvo respuesta, eso lo inquietó un poco. Caminó hacia la cocina, donde supuso que se encontraba su compañero.

 

Abrió la puerta de la cocina despacio, encontrando una luz cegadora al entrar en el cuarto y una silueta delante de la estufa.

 

-Pudiste haberme avisado que estabas aquí… me hubieras ahorrado una buena empapa…- no pudo terminar su frase… aquella silueta no pertenecía a su amigo Heid…

 

-Disculpa… ¿Quién eres?

 

No hubo respuesta. Tan sólo un largo y pesado silencio. A Edward se le había hecho un nudo en la garganta y las palabras, simplemente ya no salían.

 

El rostro de aquel misterioso personaje era cubierto por la cegadora luz a sus espaldas…provocando que Edward no pudiera reconocerlo. Se tensó y dio unos pasos para atrás.

 

-¿Me pue-de decir quién es?- preguntó dudoso y asustado. El misterioso hombre se limitó a acercarse más y más hasta arrinconarlo en la pared, pegando su cuerpo peligrosamente a él.

 

-¿Qué quiere?- preguntó aterrado.  El extraño no contestó y alzó su puño con claras intenciones de golpear a Edward.

 

-¡Oiga no! ¡No se atre…!- no pudo terminar su oración porque el extraño personaje lo golpeó provocando que perdiera el conocimiento…

  

-¡Ah! – abrió los dorados ojos de golpe, los puños apretando con fuerza las sábanas. Su frente y pecho bañados en sudor, su respiración agitada y su corazón desbocado.

 

Además del temblor incontrolable de su cuerpo. Le dolía la cabeza y estaba algo mareado.

 

Volteó a ver su pequeño reloj de mesa, marcaba las 2: 35. Liberó un largo suspiro y se abrazó a sí mismo, tenía frío.

 

Se tranquilizó un poco y se pasó la mano por los cabellos. Suspiró por segunda vez, y cerró los ojos despacio. Tras algunos minutos, se quitó de encima las cobijas y se dirigió al pequeño baño en su habitación.

 

Prendió la luz algo temeroso y se acercó al lavabo, abriendo la llave del agua. Se miró en el espejo, su cabello rubio amarrado en un remedo de coleta, sus ojos dorados algo enrojecidos y su frente llena de perlas de sudor.

 

Se lavó con un poco de agua fría, quedándose un momento descansando con las manos apoyadas en el lavadero, con la cabeza gacha.

 

Cubrió sus ojos con una mano y suspiró. Aún temblaba y tanto su respiración como los latidos de su corazón, no habían logrado normalizarse del todo.

 

-¡Qué horrible pesadilla!- gritó para después liberar otro suspiro. Alzó la mirada y se dio cuenta de que su camiseta estaba húmeda a causa de su sudor.

 

Optó por darse un baño, para despabilarse y también poder dormir limpio y mejor.

 

Se acercó a la pequeña regadera y abrió la llave del agua caliente, cerrando también la pequeña ventila. Cerró la puerta y dejó lista su toalla azul marino.

 

 Se desvistió lentamente, quitándose la blanca camiseta que usaba para dormir y su pequeño bóxer azul pálido, retirando también la liga de su cabello.

 

Metió la mano bajo el agua que caía  verificando la temperatura, la cual era agradable. Retiró su mano y metió su cuerpo bajo el relajante chorro de agua caliente.

 

El agua cayendo relajaba no sólo su cuerpo, sino su mente, atormentada por el sueño que hacía algunos minutos, lo había aterrado.

 

Se quedó inmóvil bajo la regadera reflexionando el posible sentido de su sueño… No hallaba ninguno.

 

Lo único que sabía a ciencia cierta era que aquellas imágenes le habían aterrado, quedándose grabadas en su memoria por un tiempo realmente indefinido.

 

El sólo hecho de pensar que alguien se pudiera meter a la casa mientras él o Heid no estaban, era simplemente horrible. Le daba pavor.

 

Suspiró nuevamente tratando de despejar un poco su cabeza.

 

Pasó el jabón por cada centímetro de su blanca piel, sus ojos cerrados, y su olfato al máximo, disfrutando ese olor a fresco tan característico del blanco jabón.  Alzó el pálido rostro hacia la regadera,  y respiró profundamente.

 

Se quedó así un momento más, tan sólo un momento… en la solitaria paz que aquel baño envuelto en tonalidades azuladas y el olor agradable a limpio que le proporcionaba…

 

Poco tiempo después, cerró la llave del agua y secó su desnudo cuerpo con sumo cuidado, después, salió del cuarto de baño. Al salir, un leve escalofrío recorrió su espalda. Hacía más frío que hacía algunos momentos.

 

Con la toalla en la cintura, y los brazos alrededor suyo para proporcionarse algo de calor, se acercó a su cajonera.

 

Abrió el primero y sacó un bóxer azul pálido casi idéntico al anterior. Retiró la toalla de su angosto torso y se colocó la ropa interior.

 

Había refrescado la noche, así que buscó entre sus ropas algo abrigador, encontrando sólo un pijama negra que Alfons le había regalado.

 

Una venita de cómo tres metros de largo salió en su frente, había recordado por que odiaba tanto ese pijama…

 

Le quedaba enorme. Simplemente, nadaba en ella.

 

Una gotita de sudor cayó de su frente, al mismo tiempo que una venita más  resaltaba en su cabecita. Recordó el día en que Alfons le había obsequiado tan problemática pijama…

 

Flash back:

 

“Ed llegaba de hacer las compras un domingo por la tarde. Para su sorpresa, Alfons ya había llegado de su trabajo de medio tiempo y se encontraba cómodamente viendo el televisor en la pequeña antesala.

 

-¡Heid! Saliste temprano hoy, ¿cierto?

 

-¡Así es, Ed!

 

-¡Qué gusto! Acabo de comprar bocadillos, de esos de queso que tanto te gustan…- decía el rubio con un leve sonrojo en las mejillas…

 

-Sabes que me encantan, ¿no es así?- respondía Alfons acercándose a Elric con mucha paciencia.

 

-Eh…- Ed notaba claramente como poco a poco Alfons se le acercaba, y no podía evitar ponerse nervioso.

 

-¿Qué te pasa, Ed? ¿Por qué te sonrojas?- preguntó el ojiazul con una voz burlona y una sonrisa pícara en los labios.

 

-Je  je… sé que te encanto…encantan…las… galletas…je…- estaba más rojo que un tomate.

 

-¡Ah! ¡Por cierto!- exclamó emocionado el alemán, espantando al pobre rubio sonrojado.

 

-¿Eh? – Preguntó sorprendido el ojidorado más calmado al ver que su cuerpo seguía intacto…- ¿Qué pasa?

 

Alfons subió de manera precipitada la escalera rumbo a su cuarto, seguido por un muy curioso Edward.

 

-¡Al! ¡Contéstame!

 

-Tú sólo sígueme…

 

-De acuerdo…

 

Heid abrió la puerta de su habitación, la cual estaba ordenada y pulcra, cosa que siempre aprovechaba para molestar a Edward, siendo que él era más ordenado que nuestro querido rubio. (Ed: ¿tú que brujita? Samiyumi: renacuajo desordenado jaja Ed: mmm, ¡ya verás enana!)

 

Heid se acercó a la silla de su escritorio y comenzó a hurgar en su mochila, mientras que Edward se sentaba en la orilla de la cama del ojiazul.

 

-¡Wow! A pesar de que trabajas tanto, mantienes tus cosas muy ordena…

 

Edward, no pudo terminar su frase, ya que, su amigo simplemente hurgaba en su amplio maletín, aventando de su interior desde un libro de física cuántica hasta un paquete de galletas pasadas hecho añicos.

 

Edward atrapó uno de esos paquetitos que no estaban tan viejos y muy tranquilamente se lo comenzó a comer, preguntándose que buscaría su amigo.

 

-¡Lo encontré!- gritó Al triunfante después de una larga búsqueda.

 

-¿Ah sí? ¿Y qué es?- preguntó Ed con un brillo infantil en sus ojos.

 

Heid se volteó con una pequeña bolsa de papel satinado con el nombre de Liverpool impreso en frente.

 

-¡Para ti!- dijo emocionado extendiéndole el regalo a cierto rubio presente.

 

-¿De veras?- contestó Edward sonrojado.

 

-Mhm, sólo pruébatela.

 

-OK

 

Ed despegó las grapas de la bolsa y sacó lo que había en el interior de ésta. Se quedó asombrado ante lo que vio.

 

-¡Es hermosa!- gritó entusiasmado.

 

-¿Te gusta?

 

-¡Sí! ¡Muchísimo!

 

Se trataba de una hermosa pijama negra de seda, con finos toques azulados.

 

-¡Pruébatela!

 

-¡Sí sí sí!

 

Ed se comenzó a desabrochar la camisa, pero paró a medio camino al darse cuenta de que…

 

-¿Sigues aquí? – preguntó enfadado.

 

-¿Eum… sip?

 

-¡Wa! ¡Pervertido!- gritó Edward cerrándose la camisa con una mano y señalando acusadoramente a Alfons.

 

-¡Nada de eso! ¡Sólo quiero ver si te queda o no!

 

Después de varios minutos discutiendo, Ed accedió y se puso el pijama en frente de Heid, a regañadientes, pero lo hizo.

 

Una sonora carcajada fue lo que se escuchó. Alfons Heiderich se estaba, literalmente, muriendo de la risa en el suelo. Mientras Edward, viéndose en el espejo, mostraba una expresión de total desconcierto y decepción.

 

-Me queda… gran…de…- fue lo único que atinó a decir en esos momentos.

 

-Lo siento Ed… - trataba de decir el alemán entre risas, - pero era la talla más chica de los adultos.

 

Edward rompió en llanto jurando vengarse de Heid, mientras que éste, no podía parar de reírse.

 

Aquella noche fue muy divertida para ambos, bueno… para el pobre de Edward, no tanto.”

 

Fin de Flash back.

 

Con una sonrisa en los labios, estuvo a punto de volver a colocar el pijama donde lo había sacado.

 

Sin embargo, el frío pudo más que su orgullo y, casi llorando, se metió de nuevo entre las cobijas de su cama con el pijama puesto,  y cerró los ojos, cansado.

 

Intentó dormir un poco, sus ojos ardían y el cansancio hacía efecto en su cuerpo.

 

Consultó su pequeño reloj de mesa al lado de su cama.

 

Eran ya las tres de la mañana y sabía que, si no se dormía aunque fueran otras dos horas, no podría mantenerse tan despierto como debiera hacerlo en todo el día.

 

Se hizo un ovillo y cerró los ojos de nueva cuenta.

 

Al cabo de un buen rato, volvió a abrir los ojos.

 

Se dio cuenta de algo que no le agradó para nada, apenas faltaba media hora para que tuviera que levantarse y comenzar un nuevo y aburrido día. Y él, con pesadillas y sin poder pegar el ojo en toda la noche.

 

Se quedó pensado un rato en que podría ser su mejor opción, si dormir esa patética media hora o pararse de una vez y comenzar el día más temprano.

 

Miró el reloj, ya quedaban sólo veinticinco minutos, y él no podía decidirse. Finalmente con un largo suspiro, y maldiciendo al mundo y al estúpido trabajo, se quitó las sábanas de encima.

 

Se sentó adormilado en la cama, se estiró con un largo bostezo que incluso sacó una cuantas lagrimillas de sus dorados ojos.

 

-Muy bien, Ed…  ya es un nuevo día, y hoy… hay que entregar el plano de la decoración. – se dijo a sí mismo mientras encendía de nueva cuenta la luz de su pequeño baño, aún estaba no había salido el Sol, y la casa estaba a oscuras.

 

Se miró en el espejo con algo de molestia, sus ojitos dorados e infantiles, cargaban con unas grandes ojeras debajo de sus ojos, y su piel estaba un poco más pálida de lo normal.

 

Refunfuñó un poco, y nuevamente remojó su cara pequeña con agua fría y poderse quitar aunque fuera un poquito el sueño. Al contacto con el agua helada de la llave, un escalofrío recorrió su espalda.

 

Secó su carita con la toalla cerca del lavabo y  abandonó el pequeño baño de su habitación. Al salir, se fijó en la puerta de su cuarto, en el marco, había alguien parado…

 

-¿Heid?- fue lo único que pudo preguntar, más la figura, entre las penumbras de la habitación, no se movió ni un centímetro.

 

Ed estaba algo asustado, no estaba seguro de que fuera su amigo Alfons, así que caminó unos inseguros pasos hacia la puerta.

 

-Escucha Heid, perdón si te desperté pero…- Edward no pudo decir nada más, el extraño cerró la puerta de un portazo y se escucharon pasos apresurados por el pasillo y la escalera.

 

El rubio reaccionó y fue tras “Heid”. Abrió con desespero su puerta y corrió escaleras abajo.

 

-¡Heid!

 

El ojidorado se detuvo en medio de la sala, tratando de buscar algún rastro de Alfons. En ese momento, la puerta de la cocina se mecía lentamente, dando a entender que alguien había entrado en ella.

 

Se acercó a la puerta y llamó una vez a su amigo. Caminó entre la penumbra con los brazos en su pecho, y con la mirada temblando, al igual que el resto de su cuerpo. 

 

-¿Alfons? Si eres tú, basta,  me estás asustando…

 

Trató de prender la luz de la cocina, pero antes de llagar a la pared del lado contrario, donde se encontraba el interruptor, tropezó con algo, yendo a estamparse con el suelo.

 

-¡Ah!

 

El golpe lo había atontado, pero al abrir los ojos, vio los zapatos de aquel que había estado persiguiendo.

 

Espantado, trató de buscar la ayuda de la misteriosa figura.

 

-¡Ey tú!- se aferró inconscientemente de la pierna de la figura para levantarse, pero justo en ese momento, un fuerte puntapié en su rostro, lo hizo perder la conciencia.

 

Todo se volvió negro.

Notas finales:

samiyumi: espero que les haya gustado!

roy: a mi si...jajajaja

edo: quien me golpeo? auch!

samiyumi: ya lo veras, po ahora disfruten del fic y....

edo: samiyumi promete por enesima vez actualizar Esperanza y Mortem, ahi van jajaja....

roy: seeee

samiyumi: ok ya entendi...se los prometo....

roy, samiyumi y edo: por fa dejennos reviews!!! T_T la vez pasada solo hubo 2!!!! Porfa!!! Bye bye!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).