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La Suma de los Días por samiyumi

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Notas del capitulo:

samiyumi:konbawa!

edo: les traemos el nuevo chapi de La Suma de los Días!!!

roy:esta algo feo...je je

edo: por??

roy:ehem..nada

samiyumi:bueno....enjoyas!

edo:sip sip!!

 

-¿Ed?-

 

"Una voz lejana y familiar.

 

Mi cabeza da vueltas y duele. Siento mi cuerpo pesado y torpe.

 

¿Qué pasó?

 

¿Por qué me duele tanto el rostro?  Estoy mareado...No recuerdo nada..."

 

-Ed... despierta por favor...

 

 

 

El rubio fue lentamente abriendo los ojos. Trató de incorporarse por instinto, pero la mano amigable de su compañero le detuvo. Se encontraba con su pijama negra y su coleta ya no estaba, su cabello, lacio y rubio, se encontraba suelto sobre la almohada en la cual se encontraba su cabecita.

 

Estaban en su habitación, casi instantáneamente lo notó, gracias a la hermosa pintura de ambos que había hecho él mismo tiempo atrás. La pintura era un autorretrato de él mismo con Alfons. Ambos abrazados y con una esplendorosa sonrisa en el rostro. ¡Vaya que le gustaba esa pintura!

 

 La habitación se encontraba  a oscuras a no ser por la pequeña lámpara en el buró que alumbraba el lado de la cama donde estaban.

 

Notó que tenía una bolsa de hielo en el cachete, la retiró con su mano derecha y se sentó con la ayuda de Heiderich.

 

-Hola Heid...- dijo el pequeñín con una expresión algo dolorida, mientras sobaba su cachete. Se dio cuenta de que tenía una gran bola en la mejilla. El golpe había sido fuerte, considerando la marca que ahora tenía en el rostro y que había logrado dejarlo inconsciente en el suelo. El rubio de ojos azules estaba muy serio, y para Elric, eso no pasó desapercibido.

 

-Heid, ¿qué pasa?

 

-Eso quisiera saber yo Ed...

 

-¿Huh?

 

-¿Qué te pasó en la mejilla?- cuestionó el alemán para después palpar el golpe, provocando que Edward hiciera una mueca de dolor.

 

-¡Auch!- se quejó el rubio sin hacer mucho caso a la pregunta,  mientras Alfons sacaba de una pequeña caja blanca una vendita y un poco de árnica.

 

El ojiazul sobó sin mucho cuidado la parte afectada con un poco de árnica para poder poner una ligera gasa y finalmente, un pedazo de cinta para curación, de esa blanca suavecita. Los quejidos infantiles del ojidorado, eran audibles, y algo molestos.

 

La falta de respuesta de parte de Elric no había pasado desapercibida para Alfons, quien nuevamente trató de averiguar más acerca de ese inquietante y extraño incidente.

 

-Ed... dime ¿qué te pasó?

 

Esta vez, el ojidorado volteó inmediatamente la cabeza, parecía que ahora SÍ había escuchado.

 

Sus dorados ojos de repente se perdieron y se llenaron de lágrimas inocentes.

 

Una ola de recuerdos confusos pasó a través de los ojos del rubio, quien agitó su cabecita con desesperación.

 

-Yo...me golpearon...- le costaba trabajo ordenar lo que había pasado... y sus movimientos alarmaron al alemán.

 

-Ed...

 

-No sé...mi cabeza...

 

-Tranquilo...- le dijo el alemán mientras lo agarraba por los hombros y lo volvía a recostar.

 

-Heid...- dijo el rubio pequeño con ansiedad...- alguien se metió a la casa... estoy seguro...

 

Heiderich abrió los ojos con sorpresa... "Con razón tanto ruido" pensó. "Pero, ¿cómo habían sido capaces de meterse,  si Edward para eso era paranoico y ponía llave por la noche en todos lados?" 

 

Puso un semblante dudoso e intranquilo.

 

-¿Qué recuerdas de lo que pasó en la mañana Ed?

 

-Pues...- comenzó el ojidorado,- me paré a bañar como a las...

 

Edward paró de golpe su relato, había recordado algo muy importante.

 

-Heid... ¿dijiste en la mañana?

 

-Sí... son las 9 de la noche del viernes ¿por qué?

 

-¡Porque tenía que entregar los planos del nuevo cuarto de mi jefa a las 3!- gritó alarmado y trató de levantarse como pudo.

 

-¡Tranquilo!- lo detuvo de nueva cuenta Heiderich, tomándolo de nuevo por los hombros para evitar que se pudiera poner de pie.

 

-Yo hablé con la señora Hawkeye de que habías tenido un pequeño incidente y que se los entregarías sin falta mañana.

 

La expresión tensa del rubio se calmó al instante, cambiándola por una mucho menos nerviosa y por supuesto,  agradecida. Se relajó al instante, cerró los ojos y se dejó caer en la cama con su brazo en la frente.

 

-Me salvaste Al... - luego, suspiró.

 

El alemán sonrió mientras cerraba sus ojos. Se sentó en la cama a un lado de Ed y tomó su mano. El rubio, al sentir el cálido contacto, retiró su brazo de su rostro y levantó la cabeza.

 

Heid lo miraba con ternura y cariño. El alemán acercó su mano al rostro de Edward. Éste, al sentirla cerca, la tomó entre sus manos y besó el dedo medio, para después colocar la mano de Alfons en su mejilla.

 

Heiderich aproximó su rostro al de Edward, recargándose con los brazos a cada lado de la rubia cabeza del chico. Ambos se miraron largo rato. Las mejillas de Ed estaban ligeramente teñidas de rosa, mientras que una dulce sonrisa se asentaba en la boca del ojiazul.

 

Alfons se acercó lo suficiente como para rozar tímidamente los labios del rubio, quien suspiró en su boca. El ojiazul comenzó a acariciar la nuca de Edward suavemente, mientras el pequeño cerraba sus ojos con satisfacción.

 

-Ed...- comenzó Heiderich, mientras bajaba su mano hasta el pecho del rubio.

 

-¿Sí? - dijo Ed mientras disfrutaba de las caricias del otro rubio.

 

-Sabes cuanto te amo ¿verdad?- preguntó mientras comenzaba a acariciar el pequeño pezón izquierdo del rubio por sobre de  la camisa de la fina pijama de Edward, quien comenzando a reaccionar, abrazó cariñosamente a Alfons, pegándolo contra su pecho.

 

-Hum... no lo sé...- dijo el rubio pequeño pícaramente cerrando un ojo mientras colocaba su dedo índice en su barbilla en señal de que estaba "pensando". Heiderich se ruborizó, Edward por  su parte, sonrío a su manera.

 

-¿Estás dudando de mí?- preguntó pícaro Heid, mientras desabrochaba el primer botón del pijama de seda del rubio, quien le miró a los ojos callado, pero con una gran sonrisa en el rostro.

 

El alemán bajó su rostro con dirección al cuello del rubio, mientras éste comenzaba a acariciar la espalda de Alfons por debajo de su sencilla camisa verde claro.

 

Los cariñosos besos que Alfons depositaba en el cuello y hombros del rubio, lo hacían estremecer, ocasionando que de vez en vez, suspirara levemente.

 

Sin embargo, a pesar del placer que sentía su cuerpo, el pequeño ojidorado sentía un extraño vacío en el corazón.

 

-"¿Qué es esta sensación?"- se preguntaba mentalmente el rubio, mientras su cuerpo se encargaba de recibir gustoso los mimos del ojiazul.

 

-Edward...-dijo el alemán entre besos,- me traes loco...- pronunció mientras dejaba un camino de saliva desde el hombro derecho de Ed, hasta su pezoncito derecho.

 

-¡Ah!-gimió despacito Edward.

 

-"¿Te traigo loco Alfons?, Pero... ¿en qué sentido?"

 

Más sentimientos y preguntas confusas se arremolinaban en la mente del ojidorado, causando en parte, que estuviera más distraído de lo normal.

 

La lengua del alemán seguía recorriendo el pecho del pequeño rubio de ojos dorados, provocando que Edward suspirara y gimiera cada vez más sonoramente...

 

-"Alfons... ¿de veras me amas o... sólo es atracción física y sexo?"

 

Aquellas dudas en la cabeza del pequeño rubio, disipaban cada vez un poco más las reacciones de su cuerpo, ya que no se enteró del momento en que Alfons le había quitado los pantalones del pijama.

 

-¡Argh!- soltó el rubio al sentir una caricia del ojiazul encima de su bóxer sobre su miembro.

 

Se apoyó con sus codos en la cama, dejando que las mangas del pijama resbalaran de sus hombros, dejando todo su pecho al descubierto.

 

Alfons por su parte, estaba a cuatro patas, con las caderas elevadas, una mano encima de la virilidad de Edward y la otra en el muslo del mismo. Su cara estaba ocupada, ya que besaba con lentitud el ombligo del rubio.

 

Edward se quedó viendo la escena que protagonizaba en esos momentos con Alfons y sintió la cara arder de vergüenza. Negó con brusquedad y cerró los ojos derrotado.

 

"¡Dios! ¿Qué estoy haciendo?...

 

¿¡Qué rayos estamos haciendo Alfons?!"

 

Un sollozo atravesó su garganta sin que pudiera hacer nada por detenerlo.

 

Eso fue suficiente para que Alfons parara en seco su labor.

 

-¿Qué pasa Ed?- preguntó mientras alzaba lentamente la cara,- ¿No te está gustando?- cuestionó de nuevo con una sonrisa traviesa en la boca.

 

Edward bajó la mirada y negó despacio. "¡Qué pregunta más cínica!"-pensó.

 

-Heid...apártate de mí...por favor...- soltó Ed con un hilo de voz mientras con su mano izquierda, subía la manga caída de su brazo derecho, tapando ese lado de su desnudo pecho. Su respiración aún era agitada y sus mejillas aún ardían por la excitación pasada.

 

El alemán abrió los ojos disimuladamente, y se subió un tirante del pantalón que se había caído con toda la acción por la que ambos habían pasado. Su cara ahora reflejaba molestia.

 

-Es la segunda vez que me dejas con las ganas...- dijo sonrojado, mientras se bajaba de la cama del ojidorado y se abrochaba bien la camisa.

 

Edward se cerró la camisa suave del pijama y la abotonó correctamente mientras de su boca salía un gruñido inconsciente.

 

-No es mi culpa que sólo pienses en sexo...-dijo apenado ya que había notado la enorme erección de su compañero, y eso no hacía más que ponerlo  más nervioso de lo que ya estaba.

 

-¿Qué demonios?- preguntó Alfons sorprendido por la afirmación del rubio, a quien miró con rabia..., -Mira Edward, no te pongas en tu modito de santo en inocente, ¡porque No te queda!- soltó con ira mientras juntaba las manos como rezando y hacía una cara de mártir.

 

El rubio bajó más la mirada, mientras, silencioso e indiferente, bajaba el también de su cama. Se acercó a su mesita de noche, tomó una liga negra y se hizo una coleta algo floja.

 

-No es eso...simplemente...- dijo despacio, tranquilo, un tono que Alfons, por demás odiaba,- es que a últimas fechas...ya no eres como antes...conmigo...

 

-¿Qué dices?- preguntó el ojiazul mostrando interés en el comentario de Edward.

 

-Sí...ya no me abrazas, ya no me besas, ya ni siquiera cenamos juntos...sólo te veo aquí, en la cama o en la tuya...cuando tenemos sexo...por que yo ya no hago el amor contigo...- soltó al borde de las lágrimas el pequeño ojidorado.

 

-Tú ya no me haces el amor a mí...- dijo, firme, a su pareja, quien se mantenía de pie con los ojos azules entrecerrados y culpables.

 

-Tal vez tengas razón...- afirmó el ojiazul con algo de culpa. No se había puesto a pensar en sus verdaderos sentimientos hacia Edward. Simplemente sabía que le encantaba tenerlo desnudo en la cama.

 

¡Qué pervertido se sentía!

 

Pero esa era la verdad, a últimas fechas, sólo saciaba sus antojos sexuales con el pobre de Edward, quien se entregaba en cuerpo y alma en cada sesión de pasión que tenían.

 

Flashback.

 

Eran ya pasadas las tres de la madrugada de un Sábado, más en esa casa, dos personas aún estaban muy activas.

 

Edward y Alfons, se encontraban en el cuarto del rubio, con únicamente la lámpara prendida. Sus ropas yacían en los suelos inertes. Los resortes de la cama del ojidorado, rechinaban ante las acciones de los ahí presentes.

 

-¡AH! ¡AH!

 

-Más rápido Ed...-dijo el ojiazul mientras jalaba más hacia sí las caderas de Edward.

 

El rubio se encontraba montando a Heiderich. Su desnudez hechizaba al ojiazul quien acariciaba con desenfreno todo su cuerpo. Hacia la cabeza para atrás el sentir como Alfons ayudaba a profundizar la penetración, mientras su cabello rubio y lacio, bailaba de un lado para el otro, y de su torso, resbalaban insinuantes gotas de sudor. 

 

-¡AH! ¡Heid! ¡Te...amo!- soltó Edward mientras sentía como alcanzaba el cielo con una embestida del ojiazul a su ser. Al sentir como Edward llegaba al orgasmo, Alfons llegó también cuando las paredes estrechas de la entrada del rubio se cerraron sobre su virilidad.

 

El rubio se dejó caer sobre Heid, agotado y sin aliento. Se movió un poco y sacó de si interior a Heiderich para acostarse a un lado de él. Bostezó y tomó la mano de Heid entre las suyas.

 

-Te amo...-dijo con sinceridad.

 

-Yo igual...-dijo Alfons, más sentía culpa en su mentira, ya no sabía si era cierto.

 

Fin de Flashback

 

Edward no se aguantó el llanto, y con lágrimas en los ojos, caminó hacia Alfons y le abrazó. Pegando su cuerpo al ojiazul, quien dudó en corresponder el abrazo. No pudo...no se sentía con derecho para tocar a Edward.

 

-Ed...disculpa...-el ojiazul se sentí pésimo, tan poca cosa...

 

Ed simplemente le miró salir de la habitación, para después volver a su cama y tratar de descansar.

 

Notas finales:

samiyumi:gracias por leer!!

edo: sip sip...

samiyumi: y ahora que con ese "sip sip"?

edo:etto....no se...^_^

roy:hum...no me gusto el chapi...

samiyumi: por que? T_T

roy: no sali...¬¬#

edo:burro! pobre sam! (la abraza)

samiyumi: O.O me estas abrazando?

roy: NOOO!!

edo: sip sip...Te quiero!

samiyumi:(le susurra a roy en el oido) y ahora que le diste?

roy:nada...¬¬

samiyumi:bueno....esperamos que les haya gustado...

edo:por fa reviews para sami no??

roy:si! y por fa lean el ritual Mórtem!

todos: bye bye!!!


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