Es extraño como se pueden dar las cosas de un momento a otro. La vida puede cambiar en un dos por tres y todo lo bello se puede convertir en una tragedia. Todo lo irrelevante se puede convertir en trascendente.
Eso era lo que pensaba Shuichi cada mañana al abrir el periódico en la mesa de la cocina. Le aterraba pensar en eso y aunque a la vez no podía evitar abrirlo para enterarse minimamente de lo que ocurría en la sociedad que le rodeaba. Comenzó a leerlo despreocupadamente
-Vaya, ¿Cuál es el punto de que leas toda la mierda que tiene el mundo?- entró el rubio a la cocina con los ojos fijos en el pelirrosa.
-Hola a ti también Yuki.- contestó él aludido, completamente desinteresado a lo que le estaban diciendo. Esa reacción no pasó desapercibida por el rubio, que casi a zancadas se acercó para echar un vistazo al papel que tan entretenido tenía al menor.
-Y ¿Qué es lo interesante de esto?- preguntó viendo un encabezado sobre política.
-Esto es lo que ocurre en el mundo en que vivimos.-contestó el otro como si estuviera dirigiéndose a un niño pequeño. El único resultado que obtuvo fue un golpe en la cabeza otorgado por su ahora más irritado escritor.
-ERES UN SALVAJE- comenzó a gritar mientras agitaba el puño- ADEMAS ERES TU QUIEN PIDIÓ LA SUSCRIPCIÓN AL DICHOSO PERIODICO.
-Lo se- contestó parsimoniosamente Eiri- La tira cómica me parece muy buena… si quisiera saber en toda la mierda que Japón está sumergida hoy saldría a la calle.
-Eres un idiota- murmuró el pequeño Shuichi mientras dejaba la taza vacía en el fregadero y se disponía a besarlo para irse.
Al escuchar cerrarse la puerta, el escritor encendió un cigarro. ¿Qué veía el pelirrosa en ese pedazo de papel con tistes sensacionalistas?
Se preguntó si…
Tomó el periódico de la discordia y se dirigió a la sección de “avisos de ocasión”.
*-_-*-_-*
Después del ensayo, El señor Sakano llegó al estudio de grabación.
-Hola Sakano-san- saludó cordial pero presuroso el ojivioleta. Quería ir a casa para cenar con Eiri y verlo escribir en silencio un rato. Esos placeres sencillos en la vida que se habían convertido en esenciales en su vida. – Hiro ¿me llevas? –agregó mientras que el guitarrista de Bad Luck iba saliendo por la puerta, leyendo un mensaje de texto.
-Shindo-kun. Me temo que para eso vine- intercedió el productor al borde de un colapso nervioso.- El señor Seguchi quiere hablar con usted.
El chico no constestó. ¿Por qué Tohma querría hablar con él tan tarde por la noche?- se encaminó a la oficina raudamente.
-Vaya, Shindo-san. Un placer verlo- sonreía angelicalmente el productor detrás de su escritorio. Tome asiento por favor…
Obedeció, temiendo lo peor. Un “tome asiento” en la oficina de Tohma Seguchi era el perfecto equivalente a “malas noticias”.
-¿Qué… qué ocurre?- preguntó titubeando un poco. Confiaba en que uno de los parientes más allegados a su pareja no tuviera el corazón necesario para darle noticias desagradables. Sin embargo, lo conocía suficientemente bien como para entender que el productor mantenía separados el cariño que tenía por su cuñado y los asuntos de trabajo.
-Pues… tu dime. De unas semanas para acá tu desempeño se ha visto totalmente opacado. Ya no siento que te interese este proyecto en lo más mínimo y por el bien de N-G Company he decidido que no formarás parte de nuestro equipo…hasta nuevo aviso
-¿Qué quiere decir con eso?- exigió el vocalista
-Quiero decir que tomarás unas vacaciones forzadas.- resumió el rubio. –Busca otro trabajo durante unos meses hasta que recuperes la llama de lo que te motiva.
Antes de terminar su frase, el pelirrosa salía como un zombie de la oficina y de las instalaciones de N-G. No comprendía que había hecho mal y sentía que se quería morir.
Podía ver su sueño hecho pedazos y las ganas de llorar lo inundaban por completo. No podía aceptar lo que le ocurría.
Fue a ver a Hiro… Tenía muchas ganas de charlar con él y explicarle lo que le había ocurrido igual que cuando eran pequeños. Se sentía totalmente devastado.
Estaba a punto de tocar cuando se fijó en las siluetas de la ventana. Se encontraba con Ayaka…
No era un momento apropiado para interrumpirles.
Se dirigió a casa, viendo como producto de una ilusión a todas las personas, autos y casas que atisbaba. No sentía que su cuerpo le perteneciera.
Al llegar al pequeño parque donde había encoentrado por vez primera a Yuki Eiri recordó con exactitud cada una de sus palabras. “NO TIENES TALENTO” resonaba con fuerza en su cabeza. Comenzaba a creer en todo lo dicho en esos breves segundos del primer encuentro. Las lagrimas comenzaron a brotar mientras su respiración se volvía agitada y perdía la noción del tiempo.
-No esperaba encontrarte aquí…- escuchó que lo llamaban, sacándolo de su ensimismamiento. Fijó la vista acuosa en su interlocutor, aun sabiendo a quien le pertenecía esa voz grave y melodiosa.
-Yuki, algo horrible ocurrió…- se abrazó a él y comenzó a llorar con más fuerzas, ahora plenamente consciente de su situación. Era como si de pronto el mundo se hubiera caído encima de él, rompiéndose en mil pedazos.
-No te preocupes.- aconsejó el escritor ceremoniosamente- verás que todo se solucionará.
-No lo creo… esto es horrible. ¿Para qué he luchado todos estos años?
-Deja de decir eso. Sabes que no soporto verte llorar…-dijo parcamente mientras dirigía al pequeño de vuelta a casa.
*-_-*-_-*
Despertó tarde a la mañana siguiente, vagamente consciente de lo que había pasado. Quería creer que todo era un sueño, sin embargo no parecía serlo…
Se sentó en la cama y comenzó a recordar uno a uno todos los eventos acontecidos el día anterior. El ensayo. La oficina de Tohma. Ayaka en la ventana de Hiro. El parque. La voz de Eiri…
Pensó en eso ultimo durante un rato antes de reparar en la ausencia de su koi. Salió de la cama desgarbado pero presuroso, teniendo la terrible idea que Yuki también se había desvanecido junto con sus sueños, aspiraciones y metas.
Por suerte, no era así. Su pareja se encontraba lavando trastes en la cocina, mientras que el humor del cigarrillo flotaba libre por el lugar.
-Buenos días Shu. Dormiste como un lirón…- comentó indiferente.- Tu desayuno está en la mesa.
-Gracias Yuki…pero no tengo hambre. Me siento fatal…
-No digas idioteces. Tienes que sobreponerte a todo lo que ocurrió y actuar con normalidad.
-¿Cómo puedes decir eso?- le reclamó- Ayer fue un día terrible para mi.
-Tu lo dijiste…ayer. Hoy debes ser más fuerte. Toma el periódico y busca un empleo o que se yo.
El pelirrosa tomó ipso facto el periódico y buscó en la sección de avisos de ocasión. No quería hacerlo porque eso representaría la aceptación de haber perdido lo que él consideraba más importante en el planeta aparte de su pareja.
Hundió la cabeza en el periódico abierto y comenzó a pasar las secciones. “cocinero”. “mesero”. “albañil”… nada parecía adecuado.
De pronto notó un anuncio un poco más grande que el resto a la mitad de la segunda pagina
Shu:
Se que nunca lo digo pero TE AMO.
Tu siempre dices que lo que ocurre en el mundo es importante y todos deberían leerlo.
Creo que eso es una idiotez, porque mi mundo entero eres tu.
¿TE CASARÍAS CONMIGO?
Eiri…
PD: lo de ayer fue parte del plan…no te atrevas a desechar tus sueños
Levantó la vista totalmente desconcertado y apartó el periódico bruscamente, para encontrarse con la penetrante mirada de Eiri, sosteniendo en la mano una cajita negra con un anillo.
-Y bien…¿ Qué dices?