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OJALA FUERA VERDAD por lyra

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¡Qué calor!

Era lo único que podía pensar Bill mientras trataba de refrescar su cara con agua fría.

Se encontraba en el baño del autobús que le llevaba a él y al resto del grupo de gira por toda Alemania para promocionar su disco. El día anterior habían tenido un buen concierto y al día siguiente tenían que dar otro.

Pero ahora el autobús se encontraba detenido en una gasolinera para que el equipo que les acompañaba pudiera estirar las piernas durante una hora.

Termina de lavarse la cara y se la seca un poco con una toalla. Se mira en el espejo su largo pelo y cogiendo una de la gomas de pelo de su hermano se recoge el suyo en una coleta para aliviar su sudorosa nuca.

Sale del baño y sube al piso superior del autobús en donde se encuentran las literas que usan para intentar dormir. Allí se encuentran sus amigos y su hermano, echados en sus literas con el aire acondicionado puesto al máximo aunque no se note nada.

Se tumba boca abajo en su litera resoplando de frustración.

-Aquí no hay quien pare, el calor es insoportable-protesta con los ojos cerrados.

-El aire está puesto al máximo-le dice su hermano desde su litera.

-Pues no lo parece. Preferiría estar tumbado ahí fuera en la hierba que aquí dentro asándome de calor.

-Afuera hace más, no corre nada de aire. Cierra los ojos y duérmete como lo estamos tratando de hacer nosotros.

Bill le gruñe para hacerle entender que ha captado su mensaje: que se callara.

Aprieta más los ojos imaginándose que está en una playa tumbado en la arena. Oye el ruido del mar y cierra los ojos tratando de dormir un poco. Una ligera brisa le acaricia el cuerpo semidesnudo haciéndole sonreír.

¿Una brisa?

Más bien le parece que son unas manos subiendo por su espalda hasta su cuello, en donde le da un ligero masaje haciéndole gemir.

Entonces unos labios se posan en su hombro derecho y le besa en el. Sigue subiendo sin dejar de besar su piel que se va erizando con cada beso que en ella es depositado.

Llega a sus mejillas y de ellas pasa a sus labios, que se abren para recibir un profundo beso.

Se gira en esos brazos que comienzan a abrazarle fuertemente y nota como esa lengua entra en su boca, acariciando su paladar para que suelte una risa que resuena en ambas bocas.

Abre los ojos para ver los de la persona que tan tiernamente le está besando y se encuentra con sus propios ojos.

No, no son sus ojos. Son otros que hay iguales a los suyos.

Son ….¡los ojos de su hermano!

-¡No!-grita levantándose de golpe de la litera.

-¡Bill, por favor! Estamos tratando de dormir-le gruñe Gustav desde la suya.

-Lo siento, he tenido una pesadilla-se excusa frotándose los ojos-Me voy afuera a dar una vuelta, para ver si se me despeja la cabeza.

-Vete donde te de la gana pero cállate de una vez.

Sale del autobús frotándose los ojos todavía. Quiere tratar de olvidar cuanto antes esa pesadilla.

¿Pesadilla?

Tampoco parecía que se lo estuviera pasando tan mal.

Disfrutó de ese beso como jamás lo hubiera hecho. Todavía resonaba en sus oídos el gemido que lanzó, la risa que se le escapó de los labios cuando su paladar fue acariciado por la lengua de su hermano.

¡Su hermano!

Estaba loco. Tanto calor le había afectado el cerebro.

Comenzó a pasear por la gasolinera sin saber hacia donde dirigirse. En ella hay algunos miembros del equipo técnico que al verle levantan la mirada y le saludan. …l les devuelve el saludo con una sonrisa y se adentra en el prado que hay detrás de la gasolinera.

Anda por entre la hierba que crece demasiado alta, rozándole las rodillas. Mira ese colchón blando que tiene a sus pies pensando en lo bien que se estaría allí tumbado mirando al cielo.

Desecha esa idea de su mente. Si lo hiciera acabaría durmiéndose y seguro que soñaría con lo mismo que antes.

Le daba miedo que el sueño continuara, pensar en lo que vendría después del beso.

Camina entre la hierba sin poder sacarse de la cabeza ese sueño, sin poder dejar de sentir en los labios ese beso, que no se da cuenta de donde le habían llevado sus pies.

Cuando echa un vistazo a su alrededor se ve rodeado por la cosa que más teme en ese mundo: un campo lleno de flores, con sus insectos revoloteando entre ellas.

Y entre los insectos y demás bichos voladores estaba el que más miedo le daba, aquel que una simple picadura podía llevarle hasta la muerte si no actuaba con rapidez: la avispa.

Echa a correr lo más rápido que sus piernas se lo permiten. Reza para que no haya ninguna, está muy lejos del autobús y en el ha dejado su botiquín especial, aquel que le prepara su madre cada vez que se va de gira. En el siempre mete unas cuantas inyecciones de epinefrina por si alguna vez se encuentra en una situación como esta.

Sale del campo y respira un poco aliviado cuando vuelve a pisar solo hierba. Pero todavía se mantiene en alerta. Lo mejor es que regrese al autobús e intente dormir como los demás en ese caluroso dormitorio.

Intentar volver a soñar con su hermano.

No deja de sonreír mientras se va acercando al autobús, cuando de repente nota algo que hace que la sonrisa se borre de su cara.

Se lleva la mano al brazo donde ha notado el dolor de un pinchazo y baja la mirada para ver con miedo en los ojos el aguijón que una avispa ha dejado clavado en su piel tras haberle picado.

Se queda quieto en el sitio mientras comienza a jadear muy asustado. Tiene que ir corriendo al autobús, pedir auxilio. Despertar a su hermano para que le ayude, para que le salve la vida.

Comienza a correr lentamente sujetándose el brazo con una mano sin llegar a extraerse el aguijón por miedo a romper el saco que contiene el veneno y hacer que le penetre más en su cuerpo.

Las lágrimas bajan por sus mejillas mientras corre. No quiere morir así, de esa tonta manera. Sólo porque una avispa le picó por no quedarse dentro del autobús para no tener que pensar que en la litera de al lado estaba la persona que le había dado un tierno beso en sueños.

Quiere vivir, todavía es muy joven. Tiene que conseguirlo. Tiene que correr al lado de su hermano para hacer su sueño realidad.

Porque eso que ha soñado es lo que más quiere en la vida.

Que su hermano le bese con pasión. Que le declare su eterno amor.

Pero las fuerzas le flaquean. Siente que cada vez le cuesta mas respirar, que la vista se le nubla. Sabe que está sufriendo los primeros síntomas de un shock anafiláctico, que si no recibe pronto su medicina morirá allí tirado, en medio de la hierba, tan alta que en el momento en que cae en ella medio inconsciente queda cubierto por ella.

Se queda tumbado sobre la hierba, mirando al cielo mientras jadea intentando respirar.

Mira las nubes y en cada una de ellas aparece el rostro de su hermano.

Mira al sol y ve en él su cálida sonrisa.

Le devuelve la sonrisa con esfuerzo y grita su nombre para sus adentros.

-¡TOM!

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