"El secuestro"
Capi 1: "El día de la venganza"
El día era soleado, las blanquecinas nubes jugueteaban armoniosamente, mientras los rayos solares iluminaban los frondosos árboles que ocupaban la espaciosa avenida mientras la gente caminaba apaciblemente bajo su sombra... nadie imaginaba la desgracia citadina que estaría punto de suceder... nadie, ni el mismísimo Shion...
Shion era una persona muy triste, pues era viudo... su esposa falleció al año después de contraer matrimonio, y ya no volvió a contraer nupcias... sólo se dedicó en cuerpo y alma al único familiar cercano que tenía: Su adorado hijo Mu.
Le complacía en todo lo que deseaba, pasando momentos inolvidables entre "madre-hijo". Pues han de saber, que en este mundo existen Hombres, mujeres y donceles... Shion era uno de ellos. Hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, el pequeño e indefenso Mu, creció, y se convirtió en un joven bellísimo y algo tímido...
En fin, todos pasamos por la adolescencia, y como todo adolescente quiere llamar la atención... ¡Necesita ropa a urgencia! Claro está, que al pedírselo su único y adorado hijo, Shion no pudo negarse.
Salieron de casa, caminando por los vastos jardines que daban un ambiente de vida a la residencia, saludando cordialmente al chofer, que los condujo a través de su limusina, hacia el centro comercial, al cual llegaron en un rato.
Mu era un caprichoso para comprar, típico de todo joven de su edad, iba de un sitio a otro, haciendo pasear de más a su "señor padre"... veía los pantalones, jeans, overoles, polos, zapatillas y varios accesorios juveniles... hasta que al final, decidió llevarse casi toda la tienda.
Terminando de arrasar con ese establecimiento, fueron a otra sección, y otra, y otra más... Así, en ese plan se encontraba Mu toda la mañana, hasta que se llevó casi toda la ropa que encontró en toda la galería comercial.
- Si fuera tan amable - habló amablemente Shion - me podría decir... ¿Cuál es el costo de todo esto?
- A ver... déjeme revisar... un momentito... ¡Ah! Son sólo unos seiscientos cuarenta y dos dólares con cincuenta centavos. - respondió casi al minuto, la señorita que se encargaba de la caja.
- Muy bien... pago con tarjeta... - respondió automáticamente el peli oliva.
- Aquí tiene su cambio... ¡Muchas gracias! ¡vuelva pronto! - dijo la joven empleada, exhibiendo una hermosa sonrisa.
Salieron de aquel establecimiento, y subieron al vehículo, el cual los esperaba con la puerta abierta, invitando a los dueños a subir... y comenzó la marcha...
- Este... Papi... no sé, me encantaría ir a otro lugar más... - balbuceó un poco tímido el muchacho peli lila.
- Humm... veamos... a donde quieres ir, mi pequeño... - respondió Shion, como si ya se esperaba esa petición.
- Aún no tengo idea... pero me encantaría ir a tomar un helado contigo... y luego decidiré a donde deseo ir... - reveló Mu.
- Bueno... si lo deseas así, no me inmuto - le indicó Shion.
Mientras tanto, a casi una distancia no muy lejana, pero discreta, un auto muy extraño los estaba siguiendo, y por ende, alguien los estaba vigilando.
Shion y su hijo bajaron del vehículo, ingresando a un centro de comida rápida, mientras alguien sonreía al ver la anatomía de ambos cuerpos a lo lejos...
- ¡Cuánto tiempo ha pasado, mi palomita...! - balbuceó con sorna, Dohko.
- ¿Es ese joven, Dohko?- preguntó un joven peli azul, con una voz cautivadora y temible a la vez.
- Humm... sí, ese es...- respondió casi en las nubes.
- Entonces... ¡Que esperamos! Tío... procedamos con el plan...
- ¡No! - respondió Dohko tajante - Dejémosle que disfrute sus últimos momentos de libertad...
- Pero... ¿Quieres que le haga algún daño?- interrogó desafiante - Verás, puede que le moche un dedito, una piernita, un chusito... o si lo deseas... puedo arrancarle un mechón de su hermosa cabellera lila...
- No Saga... - respondió Dohko, saliendo de sus ensoñaciones - No deseo que le hagas lesión alguna... sólo le apuntas en la sien... ¡Y listo! No se resistirá...
- Suena bien... - Saga sonríe maliciosamente - Aunque, creo que lo mejor sería darle un buen uso a ese cloroformo... lo puedo hacer sin ningún problema... ese jovencito se asustaría demasiado...
- Ya sabes cuál es el plan... ¿cierto? - interrogó el moreno.
- Todo a la perfección... ningún problema... Dohko...
Shion y su hijo, caminaban por los pasillos del establecimiento... aproximándose a la tienda de helados, ambos sugirieron escoger los sabores incluidos en una deliciosa copa... habiéndolo hecho, se acomodaron en una de las mesas especialmente adaptadas para los comensales...
- Mu... ¿Cómo te sientes? Está bien ¿No? - cuestionó un interesado Shion.
- ¡Claro! - Respondió su primogénito - Este... ¿te puedo hacer una pregunta...?
- La que desees Hijo... - dijo Shion - Soy todo oídos.
- Muy bien... ahí va... Ah... Tú eres un doncel... ¿Cierto? - balbuceó cabizbajo Mu.
- ¡Eh! - exclamó sorprendido Shion - ¿Cómo lo sabes?
- Pues... el otro día, cuando vino el señor Afrodita Lyngstad a hacerte el chequeo mensual de salud, los escuché hablar, diciéndole que eras un doncel...- argumentó Mu.
- ¡Ah sí! Y que más escuchaste... pequeño chismoso...
- Mmm... "Cuide mucho a su pequeño Mu, ya que él también es un doncel, al igual que usted... " - Mu trató de imitar la voz del galeno - Eso dijo. Con una voz muy seria, el "docti"... y no creo que sea para tanto... O sea que, eso significa...
- Bueno, tienes derecho de saberlo... en realidad, se puede decir que soy tu madre... - dijo pausadamente Shion, mientras saboreaba de a pocos el cremoso helado que tenía enfrente.
- Y en fin... Ya que confirmé la verdad, sobre... "eso", te quisiera contar una inquietud... un sueño, para ser precisos... - Se adelantó Mu.
- Mmm... Dime... ¿Qué clase de sueño? - inquirió inquieto Shion, mientras mordía con suma sensualidad un trocito de cucurucho.
- Cómo explicártelo... Estaba solo... mu solo... de repente, de la nada, apareció un muchacho... mi corazón palpitaba con fuerza... me besó, y me decía frases inteligibles...- Se expresó Mu por fin, abochornado, pero prosiguió - Y me preguntaba... Cuándo llegaría mi primer amor...
- Mu, no trates de apresurar las cosas - respondió sabiamente el peli oliva - Eso llega por su cuenta.
- En fin... me gustaría preguntarte...cómo conociste a papa... y por qué nunca estuviste con él...
- ¿Perdón Mu? - tosió Shion, pues se atragantó con la cereza.
- Bueno, ¿Me podrías decir cómo te enamoraste por primera vez? - Como toda pregunta de joven curioso, Mu esperaba con ansias la respuesta de su "Mami".
- Es un tema del cual no me agrada platicar... - respondió con un leve rubor en las mejillas, gracias a la pregunta "indecente" de su hijo.
Terminaron su plática, y ambos ya estaban de salida, caminaron por la zona del aparcamiento, donde se suponía que el chofer los recogería y se los llevaría felizmente a casa, pero el auto estaba demasiado lejos como para evitar la desgracia que estaba por acontecer...
Un auto los interceptó, por pelo los matan..., del cual bajaron dos hombres sospechosos, y, sin el más mínimo gesto de piedad, uno se abrazo a Mu... y el otro iba detrás de Shion...
- ¡Rápido! ¡Rápido! ¡No te muevas muchacho! - le reprendió la voz.
- Déjame ir... ¡Suéltame! ... Pa' - chilló desesperado Mu.
- Mu... no... ¡Déjalo en paz! ¡Cerdo del demonio! - Vociferó un padre desesperado.
- Hola Shion - Una voz ronca hizo que se estremeciese - Feliz día de la venganza...
- Esa voz... ¿Dohko?... ¡Gah! - Un quejido de dolor emanó de sus labios... la culata de la pistola golpeó su cabeza, dejándolo tendido en el suelo.
- ¡Ah!... pa'... - gritó un Mu amedrentado.
- Cállate... ¡Huele esto! - el sensible olfato de Mu, percibió el aroma a narcótico, que lo dejó dormido en efecto.
El automóvil negro se puso en marcha, llevándose en su interior a un inconsciente peli lila, y tumbado afuera, a un padre, o mejor dicho, a "un madre" desolado si saber lo que sucederá con su hijo...
Continuará...