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Desesperación por creepmeout

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Es una historia que les gustará mucho, especialmente por el Lemon. ¿Qué más esperan!?

Ansiedad, sentía una profunda ansiedad recorrer su cuerpo, y como no, aquello afectaba en su forma de ser. No era que no le gustara que Naruto tuviera misiones a largo plazo, ni mucho menos que estuviera un tiempo fuera de casa -después de todo, aquello le permitía poder tener sexo desenfrenado con la primera chica/o que apareciesera-, pero lamentablemente aquella sensación de querer ser profanado por el hermoso Kitsune que se asemejaba a un dios terminaba por corroerlo.

Había intentando buscar por todos los puticlubs de Konoha, había tenido sexo con la media villa incluidos hombres, mujeres y pequeños Genin, ¡Hasta había probado con el perro de Kiba!, sin embargo sabía lo que él, el único Uchiha sex apple, quería. Quería la enorme verga de su novio.

No era que fuera gigoló ni nada. Era una relación abierta. Pero Naruto tenía la mejor manera de hacerlo gemir su nombre como una colegiala desesperada y hormonal. Había comenzado a odiar las misiones largas de su novio.

Y allí estaba, recostado en la cama, tratando de reprimir sus deseos sexuales y es que esa noche se había tirado a Sakura con Ino a la vez, y aún así no podía satisfacerse. Tenía sus hermosos cabellos negros con reflejos azulados que lo hacían ver como un ángel, mientras que sus facciones perfiladas por la luna hacían que su nacarada piel adquiriera un brillo impropio, que sin embargo lo hacían lucir esplendoroso: Era un dios de seducción.

Caminó por el departamento que compartía con Naruto, aquella extraña fragancia que le producía entrar a su dormitorio le provocaba irremediablemente -y como los niños precoces- una excitación irreverente. La cama estaba deshecha, tal y cual como la dejo Naruto antes de partir después de su última despedida. La erección se hacía dolorosa, mientras que sus manos viajaban por su propio cuerpo: Se estaba excitando el solo.

El sólo hecho de imaginarse desnudo, gimiendo desbocado mientras Naruto lo embestía hacía que su miembro cobrara vida cada vez más erguido, más duro y grande: Sasuke se estaba excitando.

Tomó su duro y grande miembro de treinta y seis centímetros y comenzó a acariciarlo y darle palmazas para que se irguiera más rápido, quería más placer. Sus orbes negras se tornaron dilatadas debido al auto-placer infringido. Su respiración se volvió costosa, mientras que su pulcra piel se volvía atrayente y adictiva.

Sasuke y sus feromonas.

Él, como todo un Uchiha, sabía hacer todo bien -no por nada venía de un prestigioso clan-, tenía plenos conocimiento sexuales milenarios que venían de su clan. Aquellos pergaminos y vivencias familiares habían recorrido décadas de aprendizajes, y él no por ser menor no los podía conocer. El famoso templo Uchiha era un lugar repleto de las más fogosas y eróticas posiciones que podrían avecinarse, y no un lugar en le cual sólo ocurrían tragedias en el Clan.

El templo Uchiha era un Templo de placer.

Con sus finas y suaves manos, pero grandes, tomó su vigoroso pene para acariciar su prominente glande, pequeños gemidos suaves se escuchaban desde el interior. Caminó torpemente hacia su cama, mientras que el recuerdo de sus imágenes en diversas posiciones llegaba a su mente. Corroído por su propia sugestión, comenzó a marcar el paso de un anhelante y lujurioso vaivén de sus manos, veía como su propio glande quedaba al descubierto, mientras que con su otra mano disponible comenzaba a acariciar sus bolsas escrotales.

Sus gemidos se escuchaban rudos y atrayentes, mientras que sus mejillas se tenían de aquel color carmesí.

Tenía sus instintos carnales desbordados, ¡Quería sexo ya!, poco a poco su mano fue viajando hasta su propia entrada, mientras que más indecorosos gemidos llegaban a sus oídos: Sus propios gemidos. Sentía aquel deseo desenfrenado corroerle poco a poco todos sus instintos; su lengua mojaba con frenesís sus propios labios delgados y sensuales, mientras que agitaba y apretaba de manera brutal su propio miembro.

Coló dos de sus dedos de manera desesperada, y moviéndolos de manera frenética comenzó a agrandar su propia entrada. En cuclillas, en la cama de Naruto y él, estaba tratando de mitigar cualquier indicio de placer desesperado, ¡No quería que lo tomaran como Gigoló!, tenía un orgullo y respeto que cuidar. Hacer aquello era lo mejor. Pronto aquellos dos dedos se convirtieron en tres, sus paredes se oprimían por la brutal intromisión, pero era aquel extraño dolor que lo hacía adicto, era un vil masoquista.

Movía de manera desesperada sus dedos en su entrada, mientras que su propio miembro endurecido por el placer no eyaculaba, quería correrse dentro de sí. Era un maldito depravado, juntarse con Kakashi no le hacía bien.

Decidido a no esperar más, tomó su prominente miembro y lo dirigió hacia su entrada ya dilatada y lista para la intromisión, el sólo hecho de rozar su entrada lo volvía loco.

Con una tranquilidad pasmosa, debido a que quería hacerlo bien, colocó su glande en su entrada y lo adentró procurando hacerlo bien y de un sopetón incursionó en su entrada lo más que podía: Nunca olvidaría cómo se sintió.

¡Era el puto amo del sexo!, ¡Él era perfecto!, tan endemoniadamente perfecto que era capaz de darse placer sin necesitar a nadie más, y sin desmentir ni ocultarse nada, su grueso y vigoroso miembro le daba más placer que ningún otro, ninguna cavidad femenina ni masculina le podía otorgar la estrechez que tenía él, ningún otro miembro dentro suyo podría provocar lo que él mismo se sugestionaba, sonrió con placer y arrogancia al darse cuenta que no necesitaba a nadie más que él y su pene.

Y como si aquello fuera un catalizador para recordar lo que estaba haciendo, comenzó a sacar y meter con vehemencia su miembro.

Sentía su entrada más apretada que lo normal, su respiración era irregular mientras que pequeñas gotas de sudor producto de su ardua y placentera labor escurrían por su pecho. Su ano oprimía su miembro con fuerza, mientras que cada vez sentía que el clímax estaba cerca. Movía su verga con fuerza y brutalidad en su interior logrando hacerse daño, mientras que sus caderas se movían en el inquietante vaivén que hacían. Más gemidos, más fuerte, más rudo; todo aquello para llegar al lujurioso orgasmo. La noche hacía presencia de aquel acto libidinoso e estigmatizado, pero él era Uchiha Sasuke: Nada estaba prohibido para él.

Pronto sintió como le quitaban el aire, y sus pulmones se vaciaban de aquel componente en particular, sus paredes anales oprimían con fuerza parte de su miembro y sin esperarse en demasía se corrió en su cavidad. El producto del orgasmo provocaba que su miembro corriera más rápido por su entrada, al igual que paulatinamente perdía aquella dureza y vigorosidad que era habitual en él. Se dejó caer cansado, mientras que el amanecer llegaba a Konoha. Con sus últimos suspiros se quedó dormido, mientras que completamente desarreglado -dado que no se había quitado nada de lo necesarior- se dejo caer en los tiernos brazos de Morfeo.

Hoy llegaría Naruto y eso ya era otra historia.

Notas finales:

En memoria de Evelon...

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