-¡Ya despierten, Bill y Tom!- grita mi madre desde escaleras abajo
-Despierta, mi Bill- a mi lado, mi hermano mayor me habla al oído tiernamente, me da un ligero beso en los labios antes de que mi madre enfurecida entre a la habitación que él y yo compartimos
-¡Sí no despiertan en este preciso…! Tomy, querido, ya estas despierto, me encantaría que el flojo de tu hermano siguiera tu ejemplo. Bill ¡despierta te he dicho!
-No te preocupes, mamá yo me encargo de que esté listo
-Gracias, Tom, siempre tan lindo- mamá sale de la habitación diciendo maravillas de mi hermano y no la culpo, sí yo se que él es un ángel.
-Bill- me dice al oído- sí no despiertas no podremos estar juntos hoy, sí vuelves a faltar al ensayo, mamá se enojará mucho y no nos veremos en todo el día como ayer
¿Cómo no hacerle caso, con tan buenas razones de por medio?
-Ya me paro- le digo con cansancio- te amo, Tom
-Y yo a ti, Bill, pero vamos que se hace tarde
-¿Te bañas conmigo?
-Está bien, le avisaré a mamá que tomaremos el baño juntos, porque sí no llegaremos tarde al ensayo, ve a preparar el agua, no tardo
Entro al baño y abro la regadera, el agua estaba muy fría y me mojo el brazo y parte del pecho, haciéndome gritar muy fuerte. Escuche los estrepitosos pasos de mi hermano correr escaleras arriba y abrir la puerta de un azote, abalanzarse contra el siguiente obstáculo, la puerta del baño y…
-¿Qué te pasó?- me pregunta agitado y muy preocupado. Yo, pongo mi mejor cara de consternación y tristeza, además de un ligero lloriqueo.
-Me mojó el agua helada de la regadera- dije intentando causar la mayor ternura posible, bajando la cabeza y juntando mis manos al frente de mi pecho.
-sigues siendo solo un niño- me dice moviendo la cabeza negativamente, y quitándose una gran preocupación de los hombros, me sonríe y levanta mi cara entre sus manos- pero eres mi niño.
-¿Qué paso allá arriba?
-Nada, madre, Bill resbaló en la regadera, pero está bien solo fue un susto
-está bien, apúrense los dos, se está haciendo muy tarde
Ambos reímos por lo bajo mientras el baño se empezaba a llenar de vapor, mi momento favorito, porque solo estando muy cerca el uno del otro podíamos vernos y así obligaba a Tom a abrazarme para que me cuidara de realmente caer.
-hoy amaneciste con ganas de ser consentido ¿verdad?
-¿Cómo lo supiste, Tom?
-Llámalo intuición
Me dio un ligero beso en los labios, rodeando mi cintura, para prolongar el beso, con el empezaría a desabotonarme la camisa del pijama, para que al terminar yo hiciera lo mismo con la suya, lentamente bajaba el pantalón y con él los bóxers, dejando que resbalaran hasta llegar al piso. Me lleva hacia el agua que cae como cascada, ya tibia, como me gusta, se quita el pantalón y todo lo que me impida ver su hermoso cuerpo desnudo, se acerca a mí, y aunque a él no le gusta la temperatura del agua me aparta de ella para dejar que caiga en su espalda.
Me abraza por la espalda para que yo también me moje.
-Te quiero-
En ese momento su mano comienza a descender hasta mi cadera y más abajo, me atrapa en su mano, subiendo y bajando frenéticamente, gemidos de placer empiezan a brotar de mis labios y de los suyos también. Mis piernas pierden fuerza, es lo más maravilloso del mundo.
-Te quiero-
Ya no lo resisto, siento que voy a explotar, mi mente empieza a ponerse en blanco, él acaricia mi pecho con la mano libre, de ahí a la espalda y más abajo, en el preciso momento en el que termino en su mano, el introduce un dedo en mi orificio, causando aun más gozo, no me deja descansar ni un momento, saca y mete el dedo una y otra vez excitándome, abriéndose paso a un segundo dedo, con una combinación de dolor y placer.
-Te quiero-
Poco a poco saca los dedos; suave, tierno, empieza a meterse en mí, de nuevo esa sensación de dolor y placer me contagia el ansia de mi hermano de estar conmigo, así, juntos, más allá del sentimiento de hermandad.
-Te quiero-
Embiste, primero suave, después más fuerte, sus manos me abrazan, en ningún momento me dice que solo me quiera por el sexo, yo se que el me ama así como yo lo amo a él. Una vez más siento perder la fuerza en mis piernas, no se que se siente mejor, sí su abrazo o la consumación de nuestro deseo reprimido por días.
-Te quiero-
Este el momento en que le toca a él disfrutar lo que yo hace unos minutos cuando me reclamó como suyo con sus manos, y ahora lo hace no solo con el cuerpo sino con el alma. Escucho el ultimo gemido de su boca, a parte cumbre de nuestra excitación, vuelve a manipularme, al tiempo que termina, para yo imitarlo en su acción por segunda vez.
-Te quiero-
Te quiero y mil veces te quiero, eres el sol de mi día, la luna de mi noche oscura, el único pájaro que canta a mi ventana.
-Eres lo más valioso que tengo en la vida, Bill. Nunca te vayas de mi lado- su abrazo es lo único que me impide besarlo.
-Chicos, me voy al trabajo no puedo esperarlos más- el miedo se apodera de nosotros, nuestra madre está afuera ¿hace cuanto que ella está ahí?- por cierto, hoy no va a haber ensayo, se canceló por una tormenta de nieve, ya no se apuren tanto.
Ambos suspiramos al mismo tiempo
-Sí, madre- decimos al unísono
-Los quiero, chicos, hasta la tarde- se despide mamá
Volteo a ver a mi hermano, tan lúcido, tan hermoso ante mis ojos.
-Te amo, Bill- y otra vez me besa, sellando una promesa de nunca separarnos, no importa que, no importa nada.