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Lo que sucede en Destiny Islands por pessova

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Notas del fanfic:

 KINGDOM HEARTS. AKUROKU ;D

Notas del capitulo: Principalmente son los personajes de Kingdom Hearts, pero ha sido necesario recurrir a otros final fantasy para la completación del repertorio D:
 Sin mencionar que Zack no podía faltarme.

 Dedicado a Alejandra, vos sabes que esto es para vos baby xD

 Ah. Y sé que debería estar escribiendo Bonanza u_u pero debido a una falta de ideas (que son recibidas y agradecidas por adelantado) he comenzado a distraerme con esto.
PRÓLOGO

  Era la hora de la cena, la primera cena después del trabajo de la mudanza. Nadie quiso comer a las 7, y cenaron a las 8. Hacía calor, y ninguno sabía cuando vendrían a instalarles el aire acondicionado.
 Tres cabezas rubias, y una morena estaban repartidas en cada lado de la mesa cuadrada, en la nueva cocina. Disfrutaban de la deliciosa cena que había preparado la señora en silencio, guardando sus quejas acerca del calor y el poco apetito que tenían de comida caliente para ellos mismos.
 - Este lunes Sora vendrá a buscarlos – comentó la madre de los dos gemelos rubios que estaban sentados uno frente al otro. -, está emocionado porque irá con sus primos a la escuela. – sonrió.
 Los dos jóvenes, masticaron en silencio y cuando tragaron la comida murmuraron al unísono: - Qué bien. – un tanto carente de emoción.
 Ambos padres suspiraron e intercambiaron miradas de frustración. Este año que comenzaba, sería uno muy largo.
























1.  El bachillerato de Destiny Islands.

 Era lunes, un caluroso día de, - vaya – septiembre. El 10 de septiembre, y marcando el comienzo de un nuevo año escolar. Apenas brillaba el sol, con escasos rayos que cruzaban las nubes en el lejano este. El periódico no estaría esa mañana frente a la puerta, o al menos no hasta que fueran a convertirse en otra de las familias subscritas del vecindario. Tampoco encontrarían la leche, pero era una fortuna que su mamá ya hubiera ido a comprar un cartón en el supermercado.
 Cuando dieron las 8 en punto sonó la alarma con más de la mitad del volumen, mientras anunciaba alegremente que amanecían con 30 grados – como era costumbre -, se esperaba que el día fuera radiante, azul, y caliente. Y de esta manera comenzaron las noticias matutinas. En las que se podía apreciar que en aquellas islas aparentemente no ocurría nada.
 Roxas no se molestó en apagarla poco después de que comenzó a sonar. Se levantó renuentemente de la cama, mientras se sacudía la poca y ligera ropa que llevaba para tratar de refrescarse. Era increíble que de verdad hubiera conseguido dormir sin nada con que cubrirse, pero el calor era insoportable.
 Su primo, más la familia le habían asegurado que era algo a lo que uno llegaba a acostumbrarse, además todo local y casa de la isla estaba equipado con un tremendo aire acondicionado con el cual mantenerse fresco sin preocuparse por la onda de calor constante y el eterno verano de Destiny Islands, y ellos estaban convencidos de que sería así, pero le preocupaba la hora de Educación Física.
 Aprovechó que aún le quedaba una hora para estar listo y se dio una ducha de agua fría, lo más frío que su cuerpo pudiera soportar, pero cuando comenzaron a castañearle los dientes cerró la llave de agua y salió de la ducha.
 La mudanza después de todo si había traído varias ventajas consigo. Ahora él tenía su propio cuarto, con su propio baño, y no tendría que compartirlo con Ven. La casa era más grande que la de Twilight Town. Y, aunque extrañaría a sus amigos allá, cualquier día festivo podía tomar el ferry (que era un viaje de 1 hora) de vuelta a Twilight Town.
 Por primera vez en su vida, utilizaría uniforme, y buscó entre el desastre de ropa, que había sido su intento de desempacar, y lo encontró debajo de un montón de ropa de verano. Unos pantalones a cuadros azules y una corbata que le hacía juego, más una camisa blanca, nada fuera de lo normal. Se puso un par de gomas y medias tobilleras blancas y bajó a la cocina.
 Ven y su padre, ya estaban sentados alrededor de la mesa, comiendo del desayuno que había preparado su mamá. Tostadas francesas y huevos con tocino.
 - Buenos días. – saludó Roxas.
 Su madre y su padre subieron la vista, aunque Ven no lo hizo pero todos dijeron al mismo tiempo: – Buenos días.
- Sora no debe tardar en llegar – dijo su madre mientras le servía a Roxas un vaso de leche y le extendía su plato de desayuno. Los gemelos asintieron. – ¿Ya tienen listas sus cosas?
 - Si. – respondió Ven.
 Su padre tomó otro sorbo de su café negro. – Buena suerte, chicos.
 - Tú también – replicó Roxas – hoy comienzas en tu nuevo trabajo ¿No?
 Su papá asintió, complacido. – Entonces suerte a todos tres. – sonrió su mamá. - Yo iré hoy con su tía a que me enseñe la isla.
 - Hablando del rey de roma. – murmuró Ven cuando a través de las ventanas abiertas se vio y se escuchó un carro que se estacionaba afuera de la casa. Roxas se asomó a tiempo para ver a Sora bajándose del auto y verlo revolotear hasta que desapareció poco antes de la puerta. 
 Segundos después, sonó el timbre.
- Voy. – respondió su mamá. - ¡Sora! – exclamó, abriendo sus brazos para Sora que le dio un fuerte abrazo. Luego le dio un beso en la mejilla a su hermana que venía detrás de él.
 - Roxas y Ven están en la cocina, Sora.
 - Buenas. – murmuró Sora asomándose por el marco de la puerta. Le dio una palmada en la espalda a su tío tras saludarlo y dirigió su mirada a sus primos.
 - Juraría que estás más bronceado que lo normal. – señaló Ven mientras se levantaba para abrazar a Sora. Roxas le dio un puñetazo amistoso en el brazo, como siempre.
 - Es cuestión de tiempo para que ustedes se vean así. – sonrió Sora, emocionado. Ven y Roxas pasaron a su lado y fueron a saludar a su tía.
 - Creí que irían a pie… - dijo su tío.
 Sora asintió. – Si. Pero mamá vino a buscar a mi tía. – replicó, antes de voltear hacia el reloj digital del horno microondas. – Ya debemos ir saliendo.
 Ven pasó corriendo escaleras arriba, y cuando regresó, volvía con los bolsos de él y de su hermano.
 Su mamá les dio un beso en la frente a todos, y lo mismo hizo su tía. Su padre se despidió de todos dándoles un abrazo. – Buena suerte. – repitieron ambas madres.
 Los tres salieron caminando con tranquilidad.
 Sora pensó que debían apresurar el paso pero sus primos no estaban dispuestos a correr con el calor que hacía. Mientras más se acercaban, eran más los jóvenes de todos los tamaños que, se iban encontrado en el camino. Sora saludaba a la mayoría de ellos, introduciendo a los dos nuevos alumnos del bachillerato – el único. – de Destiny Islands.
 Eran tres edificios enormes. Cosa que no les sorprendió por que todos los jóvenes asistían al mismo bachillerato.
 Prácticamente ninguno se había dado cuenta de que pasaban frente a la casa de Riku hasta que éste se les unió en la caminata.
 - Hola. – saludó Riku, con calma. Roxas vio por el rabillo del ojo como su hermano ponía los ojos en blanco. El chico de pelo blanco no pareció inmutarse ante la indiferencia de ambos, y mantuvo una conversación casual con Sora.
 Roxas y Ven no volvieron a intercambiar palabra hasta que se encontraron con Kairi en la entrada de la escuela. Ella les abrazó la cintura a los gemelos y entraron así mientras conversaban sobre como estaban las cosas en Twilight Town.
 Sora los dejó en frente de la oficina del director, para que les otorgaran su horario, y número de aula.
 La secretaria que aguardaba en aquella sala, antes de la oficina del director se estaba recogiendo su cabello negro en un moño, en el momento en que ellos entraron.
 - Ah. Los recién mudados ¿No? – dijo mientras buscaba en la pila de papeles que tenía, algún archivo que debía contener su información de inscripción. – Ven y Roxas – ella hizo una pausa para verificar en el rostro de los gemelos que eran ellos en efecto y luego bajó de nuevo la vista. – primer año.
 Ambos asintieron.
 - Bien, aquí tienen su horario y… - vaciló mientras escudriñaba con la mirada todos los papeles sobre su escritorio. – un mapa de la escuela.
 Roxas juró escuchar como la secretaria murmuraba “lo necesitarán”, y no pudo estar más de acuerdo. Ven bajó la vista hacia el identificador de la secretaria y leyó “Rinoa” en él.
 - Em – intervino, después de doblar las hojas que le habían entregado. - ¿No tenemos que vernos con el director?
 Rinoa soltó una risita. – Será mejor que no los veamos entrando mucho ahí.
 Roxas puso los ojos en  blanco y jaló a su hermano por la muñeca de vuelta al pasillo.
 Sora había esperado afuera de la oficina, junto a Riku y a Kairi. – Riku prometió llevarnos a nuestras clases. – sonrió. – Aquí todos somos nuevos.
 
Resultó que Ven y Sora estaban en el aula 1 – D, y Roxas junto a Kairi en la 1 – B. Riku dejó a su primo con Ven primero, y tuvieron que recorrer unos cuantos pasillos más para encontrar la 1 – B. Ninguno de los dos se explicaba como el mayor se las arreglaba para encontrar su camino a la perfección en ese lugar tan grande. Kairi fue la única que encontró aquella duda lo suficientemente intrigante como para necesitar preguntar.
 - No es tan difícil. – repuso Riku con desanimo, tal y como Roxas esperaba. Kairi suspiró enviándole una mirada de disculpa a Roxas.
 - Bien, aquí es. – exclamó a pocos metros de una puerta abierta, donde en la parte superior se leía con total claridad 1-B. Kairi le agradeció, y se unió a Roxas para entrar en el aula. Su amiga reconoció a muchos de los alumnos del primer año, como compañeros de primaria.
 Roxas alcanzó a ser presentado ante una considerable cantidad de chicos y chicas. Desafortunadamente, ya no era capaz de recordar la tormenta de nombres nuevos. Pero ya tendría tiempo para aprender.
 Todos corrieron al pupitre más cercano al sonar la campana, para levantarse segundos después al ver al profesor entrar en la sala. Roxas pensó que se veía un tanto joven para ser un profesor, y si recordaba bien lo escrito en su horario, este sería el profesor de matemáticas.
 Era alto, y tenía una curiosa cicatriz que le atravesaba el rostro.
 - Buenos días. – exclamó con tranquilidad. Todos los alumnos tomaron un profundo respiro, y exhalaron al unísono. “Bueno días.”
 - Mi nombre, Squall Leonheart, y seré su profesor de matemáticas. – dijo tras escribir su nombre en la pizarra. – Con respecto a sus asientos, no queremos conflictos por ningún puesto. – advirtió con impaciencia, como si fuera algo que sin embargo le ocurría a menudo.- Por esta razón, los ubicaremos en orden de lista, o alfabéticamente, pueden decidir. – sonrió. Todos parecieron a gusto con la sugerencia hasta que recordaron que ya las listas estaban en orden alfabético. Las chicas hicieron un mohín, y los chicos murmuraron maldiciones entre dientes.
 - Bien, los quiero en orden. – repitió el profesor Leonheart. Todos asintieron y se apresuraron a averiguar su número de lista para sentarse.
 Al final, Roxas quedó relativamente cerca de Kairi, cosa que fue un alivio. Kairi lucía emocionada por sus compañeros de lado. Mientras que Roxas, a parte de su compañera la ventana, no estaba muy convencido del niño que había tocado a su derecha.
 Tras dictarles el programa para el primer semestre, comenzó con un repaso de las ya olvidadas fracciones y ecuaciones. Roxas se sorprendió de encontrarse en la misma situación que la mayoría del salón, sin embargo, se alegró de que aún recordara como sumar con decimales.
 El profesor Leonheart, parecía tener un don para saber quiénes harían el ridículo al pasar a la pizarra, o tenía previas referencias. Roxas no tuvo que levantarse de su asiento, para su fortuna.
 Los alumnos suspiraron aliviados al escuchar la campana, y esperaron sin mucha emoción para conocer a su próximo profesor.
 - Buenos días, chicos. – sonrió, una profesora, que, a Roxas también le resultó muy joven. – Me llamo Aerith Gainsborough, - un apellido singular, pensaron muchos. – y soy su profesora de lengua. – Recorrió el salón con la mirada, examinando los nuevos rostros pertenecientes a los niños a quien tendría que darles clases por los próximos tres años.
 - Veo que Squall ya los acomodó.
 La profesora Gainsborough, había sido una experiencia totalmente distinta a su primer profesor, ella, con esperanzas de conocerlos, los puso a todos a presentarse. Ella, no dictó ningún programa, y pasó su clase completa charlando con todos los chicos.
 - Espero que recuerden al menos los nombres de quienes se sientan a su lado. – exclamó con dulzura, poco antes de que terminara su clase. Todos la despidieron con una autentica sonrisa, mientras rezaban para que más profesores tuvieran el buen carácter de la señorita Gainsborough.
 A la hora del almuerzo, Roxas ya había visto cuatro clases, y quedaban dos por delante. Conoció al profesor de biología, Vexen, completamente a secas, que resultaba un poco intimidante, y su cara de cansancio era alarmante para algunos. Y a su profesor de historia, Lexaeus, un hombre de proporciones bestiales, y de rostro duro. Roxas indagó en la idea de si sería común en Destiny Islands llamar a los profesores por sus nombres, para la forma en que se habían presentado.
 Kairi y Roxas se sentaron junto con Sora, Ven y la recién presentada Selphie, más el chico que sentaba al lado de Roxas, llamado Tidus.
 - ¿Dónde está Riku? – le preguntó Roxas a Ven, un tanto extrañado.
 - Este lugar no es normal. – susurró Ven alarmado. Su hermano ahogó una risa. – Tienen horarios y días distintos para quien come en la cafetería…
 - ¿Qué demonios significa eso Ven? – reclamó Roxas. Ven puso los ojos en blanco.
 - Los de segundo año y tercero, no comen a esta hora los lunes ni los miércoles, pero los de segundo año si comen a la misma hora que nosotros los martes y los viernes; los jueves comemos con los de tercer año, y los viernes aunque yo no veo cabida, ¡Comen todos los estudiantes juntos!
 - Eso es imposible. – repuso Roxas tras recorrer con la mirada las dimensiones de la cafetería. Su hermano agitó la cabeza. – Eso no importa. Es la forma de organizar el almuerzo; eso no es normal. – repitió.
 - Hey, Roxas. – llamó Sora. Roxas levantó su vista hacia su primo. – Cuidado con el profesor de educación física… es terrible. – Ven asintió con la cabeza.
 - Dicen que estuvo en la milicia… - añadió Ven. Al escuchar esto, Kairi extrajo con rapidez su horario de su mochila e hizo una mueca.
 - Tenías que invocarlo, Sora. – se lamentó ella. Ven soltó una risita.
 - Pero tienes que verlo. – interrumpió Selphie. – Parece, hermano mayor de ustedes dos, o algo así. – comentó, refiriéndose a los gemelos. Sora asintió, y Ven resopló, parecía haber escuchado eso más de tres veces.
 - Wakka me ha contado montones de historias sobre él. – señaló Tidus con suficiencia. Sora puso los ojos en blanco, parecía ser una costumbre. – Cloud.
 - Strife. – se apresuraron los tres compañeros del aula 1-D a corregirlo. Tidus soltó una carcajada. Selphie pareció molestarse.
 - Si lo llamas por su nombre te pondrá a darle 50 vueltas a la escuela. – le advirtió, antes de sacarle la lengua.
 - Lo sé, lo sé.
 Aprovecharon el repentino silencio para dedicarse a comer. Mientras disfrutaba del almuerzo que le había preparado su mamá, Roxas notó algo curioso.
 - Sora, pero de todos modos hay unos cuantos chicos mayores. – advirtió. Sora le sonrió.
 - Lo más probable es que estén escapados de clase, Roxas. – respondió con tranquilidad. Roxas volvió a la vista a los chicos más grandes, se veían desde lejos como unos auténticos vándalos o los infames “delincuentes juveniles.” Una gama de peinados peculiares y una gama de colores llamativos recorriendo la cafetería, sobre todo una que le llamó la atención. Era imposible pasarla por desapercibida. Roja, y de picos, parecían llamas.
 - ¿No está prohibido venir a la escuela así? – inquirió Roxas. Tidus volteó la vista buscando a que se refería el rubio, y dio con los chicos mayores casi de inmediatos, seguramente se había encontrado con aquellas flamas rojas.
 - Mientras te recojas el cabello para natación… supongo que no. – respondió Sora. Roxas imaginó que todo ese cabello no podía caber en el pequeño gorro talla única de natación. Era probable que tuviera razón.
 - Roxas, Tidus, mejor nos adelantamos. Riku está en clase… así que tendremos que encontrar el salón por nuestra cuenta.
 - ¿No veremos clase de educación física afuera? – preguntó Roxas.
 - Si yo fuera tú, ni se me cruzaría la idea de adelantármele al profesor Strife. – advirtió Selphie con tono lúgubre. Kairi los haló del brazo antes de que pudieran protestar, y en cuestión de segundos ya estaban en uno de los incontables pasillos. Kairi pidió indicaciones, al cabo de unos instantes de total desorientación, y los tuvo de vuelta en el aula 1-B en un santiamén.
 No había sonado la campana, pero otro profesor que no lucía mayor esperaba en el aula. Tenía una cabellera rubia y en picos, se veía fuerte y un poco intimidante. Fresco como un vegetal recién cultivado en la milicia, sin duda.
 Los fulminó con la mirada, analizándolos y luego volteó la vista al libro que tenía en la mano. Los tres aprovecharon para caminar con paso apresurado a sus pupitres y esperar a que sonara el timbre, sin atreverse a emitir sonido alguno.
 Rápidamente el salón se llenó del resto de los alumnos, y solo unos pocos llegaron después de la campana. Ya se las verían con el general Strife cuando los sacaran al campo.
 - Buenos días. Me llamo Cloud Strife, profesor Strife para ustedes. Y les daré Educación Física.
 Todos respiraron profundamente, y otros se agarraron de sus asientos.
Notas finales:

¿Cuantas vueltas tendrán que dar los que llegaron después de la campana?
 y ¿Qué deporte practicaran los del aula 1-B?

 ¿De que clase se escaparon los de tercer año? y es más ¿Quienes?

 No son preguntas intrigantes. Pero no ocurrió nada importante ;D


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